El golazo de Raúl en el minuto 27 parecía complicar la noche para el Rayo Vallecano. Quedaba por ver si habría ocasión para el esperado debut de James Rodríguez, que había concitado un enorme entusiasmo entre los aficionados. Los gritos coreando su nombre elevaron sus decibelios en el descanso, cuando salió a calentar junto al resto de los suplentes, entre ellos el veterano Isi Palazón.
Habían pasado cuatro años y dos meses desde su último partido con el Real Madrid. A sus 33 años, el centrocampista colombiano llega al Rayo revitalizado tras ser elegido mejor jugador de la Copa América y dejar un notable partido ante Argentina en la fase de clasificación para el Mundial, en el que marcó un tanto y sirvió otro.
Si el tanto de Raúl fue espectacular, ni mucho menos desmereció el de Mumim recién iniciada la segunda mitad. Su violento disparo con la izquierda sorprendió al guardameta osasunista Sergio Herrera. Frutos y Palazón fueron las primeras alternativas de Iñigo Pérez. Unai López saldría unos minutos después. Vallecas aún debería aguardar por James.
Ratiu adelantó a los locales en el minuto 67, ayudado por el rebote del balón en un defensa del conjunto navarro. Prologado por mucho más que un murmullo en la grada, James saltó al campo en el 86, acompañado de Guardiola. Fueron un total de 10 minutos, con los seis de añadido, los que tuvo el colombiano para tocar algunos balones, cada uno de ellos coreado por sus seguidores. Seguramente el domingo, con la visita del Atlético de Madrid, la hinchada, que aún vio el 3-1 de Unai López en la feliz culminación de un contragolpe, tendrá más tiempo para disfrutar de James.
Cambiar para engordar la caja y espantar a los enemigos. La Champions estrena hoy un enrevesado sistema de competición que exprime un calendario que ya alcanza límites máximos de saturación. Después de la disputa con los impulsores de la Superliga, Aleksander Ceferin modificó el formato para proporcionar más ingresos de los clubes. Terminó con la fase de grupos (32 equipos) y se inventó una liga con 36 escuadras. Con ello habrá dos jornadas más de competición, lo que supone más dinero por derechos de emisión, venta de entradas y reparto de premios por la consecución de puntos.
Arranca hoy una atípica liga con desarrollo enmarañado. Los equipos sólo disputan ocho partidos, cuatro en su propio feudo y cuatro fuera ante rivales, sin enfrentamientos de ida y vuelta. Los primeros ocho clasificados se meten directamente en una fase eliminatoria como la utilizada en los últimos cursos. Los equipos situados entre los puestos 9º y el 24º disputan un play-off a doble partido para asegurarse el pase a los octavos de final. Los que terminen por debajo del 25º quedan eliminados, sin acceso a la Europa League. Desde octavos, la Champions sigue el formato tradicional de eliminatorias que conducen hasta la final, que se disputará 31 de mayo en el Allianz Arena de Múnich.
El Real Madrid, que defiende título, es el primer equipo español que abre brecha, al recibir al Stuttgart (21.00 horas). El debutante Girona se estrena mañana ante el PSG en París. El Atlético y el Barcelona saltan a escena el jueves, ante el Leipzig y el Mónaco, respectivamente.
«Basada en el mérito deportivo»
Ceferin, ante la presión de crear una competición alternativa, movió ficha y justificó su iniciativa como una evolución natural. «Hay una razón por la que el fútbol europeo es uno de los deportes más exitosos y populares del mundo: nunca se detiene. Desde que la competición inaugural, conocida como la Copa de Europa, comenzó en 1955, la UEFA ha evolucionado y adaptado continuamente la UEFA Champions League para mantener el ritmo de los cambios más amplios en el juego», explica el organismo continental.
«La UEFA ha demostrado que estamos comprometidos con el respeto a los valores fundamentales del deporte y con la defensa del principio clave de las competiciones abiertas, con una clasificación basada en el mérito deportivo», ha recalcado Ceferin.
Este nuevo formato proporciona a los clubes suculentos ingresos. La nueva Champions reparte 2.437 millones de euros (500 más que antes). Por participar, cada club percibe 18,6 millones. Por cada victoria se otorga un premio de 2,1 millones y 700.000 por empate. El primero de la liga recibe 9,9 millones de euros; el segundo, 9,6; el tercero 9,3; el cuarto, 9 ... y así hasta los 275.000 euros del último clasificado.
Más de 100 millones para el campeón
Los que accedan para octavos reciben 11 millones; los de cuartos, 12,5; los de semifinales, 15; los finalistas, 18,5 y el ganador, 6,5 y cuatro más por clasificarse para la Supercopa. El campeón de la Champions podría embolsarse más de 100 millones.
Más dinero a repartir a costa de la salud de los jugadores, como ayer señaló Carlo Ancelotti en la víspera del Real Madrid-Stuttgart: «Tenemos un calendario demasiado exigente. Ahora llega una nueva Champions que no se sabe cómo va a salir. Puede que sea más entretenida que el año pasado pero el dato es que, de momento, tenemos dos partidos más. Si los organismos que deciden esto no empiezan a pensar que los jugadores se lesionan porque juegan demasiado, tenemos un problema».
«Pido que se paren a pensar en reducir el número de partidos para tener competiciones que sean más atractivas», añadió el preparador italiano.
Es un tema en el que nadie entra. Un tema que ha ocupado portadas de periódicos y abierto tertulias televisivas durante los casi 15 días que duró el parón de selecciones. Y es un tema del que no se puede escapar un Valencia que, además, vive una situación deportiva muy complicada. La sombra de Rafa Mir se ha instalado en un equipo ché que no levanta cabeza.
"No nos tiene por qué afectar lo extradeportivo. Hemos estado muy desacertados. Lo normal es perder con una inercia tan negativa que llevamos y tenemos que intentar que este tipo de cosas no nos afecten", expresaba el entrenador valencianista Rubén Baraja en la rueda de prensa posterior al encuentro en el Metropolitano.
Lo cierto es que los primeros 25 minutos, el Valencia no existió sobre el campo. Perdió la posesión 83% a 17% ante un Atlético de Madrid que tampoco tuvo que esforzarse para hurgar en la herida de un equipo de luto. Es el peor inicio de la historia del conjunto ché con un punto de 15 posibles.
De hecho, Samu Lino, ex valencianista y con amigos aún dentro del vestuario, esquivó la pregunta sobre las circunstancias extradeportivas del equipo ché y les deseó lo mejor a partir de esta jornada en la que se enfrentaron ante ellos.
Vive el Atlético la otra cara de la moneda. La de la inercia positiva que se disparó en aquella carrera de Correa para ganar el partido en San Mamés y que se prolonga hasta hoy con otros 50 metros a máxima velocidad de Riquelme para que Julián Álvarez hiciera su primer gol como rojiblanco.
"La manera que lo festejaron los compañeros y gritaron su gol habla de la importancia que tenia", comenzó Diego Simeone sobre el rendimiento que sabía que terminaría dando su compatriota. "No estoy dentro de Julián, pero si me pongo en su lugar que vive del gol, del entusiasmo de los goles, y apareció donde siempre aparece", añadió.
Estrenos goleadores
El protagonista compareció en el postpartido para mostrar la enorme alegría que le supuso estrenarse como rojiblanco. Un gol en 237 minutos repartidos en cinco partidos. "El gol sirve para la confianza y para el equipo. Es una alegría enorme que es lo que quería desde el primer momento", explicó el delantero argentino que vio como muchos compañeros festejaban su tanto haciendo el característico gesto de La Araña.
Otro que estaba de estreno era el inglés Connor Gallagher, un futbolista que ha caído de pie en el conjunto de Simeone. "Es trabajador, tiene calidad, llegada de segunda línea, recupera pelotas y no deja de dar el máximo a veces mejor y otras no. Ha venido con mucha ilusión y necesitamos ese tipo de futbolistas", alababa el argentino a su pupilo tras marcar el primer tanto del encuentro.
Todo marcha bien en el Atlético, que empata a todo con el Real Madrid en el podio de LaLiga EA Sports. Ahora afronta el equipo la Champions con una plantilla que, a juicio de Samu Lino, está más equilibrada que otros años. "No podemos esconder que tenemos una plantilla más completa y espero que todos nos den muchos frutos", comentaba el brasileño.
Hablamos de la competición más exigente y en la que el Atlético y los atléticos se quedaron con la sensación de que pudieron hacer más. Será otro equipo alemán el que esté en frente, aunque en esta ocasión será el Leipzig, equipo con el que perdieron en los cuartos de final de la pandemia.
Semanas negras se han vivido en Valencia con el escándalo Rafa Mir. Un caso que ha sacudido todos los cimientos de un club que con ese color se presentaba en el Metropolitano. Nunca ha ganado el equipo ché en la nueva casa atlética, de hecho lleva 13 años sin hacerlo, a la que se presentaba como colista. Quería el Atlético ponerle los últimos clavos en el ataúd. Y lo hizo gracias a los tantos de un inglés, un francés, y un argentino, como si fuera el inicio de un chiste y no de un velatorio. [Narración y Estadísticas, 3-0]
Empezaron los rojiblancos con un dominio tal que el Valencia no sabía ni de qué color era el balón. En los primeros 25 minutos, la posesión era 83% ante 17%. Sólo faltaba la contundencia a la que tanto apela Simeone. ¿Y qué hay más contundente que un sicario? El problema es que Sorloth, el hombre al que bautizó así el Cholo, empezó enchufado, pero con la pólvora mojada.
Cinco remates en 25 minutos, una barbaridad lo que se nota la presencia del nueve en el ataque rojiblanco. No se justificaba su suplencia en ningún partido salvo que su sustituto esté más acertado, y Julián Álvarez quiso sumarse al debate con un gol en el último minuto de partido. Sangrantes fueron los fallos del noruego en una doble ocasión que se generó el mismo yendo a un mal pase del central a Mamardashvili.
Se intuía que el mercado del Atlético de Madrid este verano había sido bueno, pero es que todos los fichajes estaban respondiendo salvo La Araña, en el club nunca dudaron de que lo haría pronto. La sobriedad de Le Normand, la omnipresencia ofensiva de Sorloth y la garra de Gallagher están enamorando a la parroquia colchonera... y a su entrenador, que no les está sometiendo a la clásica 'mili' que solían vivir las nuevas incorporaciones al club, antes, del Manzanares.
El inglés, además, decidió sumar el gol a su faceta como pegamento del equipo. Una característica que no le es ajena en su carrera. Definió un majestuoso pase de De Paul entre líneas, como si se viera habitualmente por esas latitudes. O algo cambiaba o al Valencia le esperaba un martirio. La primera parte fue un monólogo tal, que Oblak podría haber seguido con sus problemas físicos y el Atlético no hubiera echado en falta su ausencia.
El Valencia era un equipo sin alma, muy alejado de lo fue la temporada pasada. Aquel 4-4-2 dinámico que destacaba el Cholo no está funcionando este año y la presión de la clasificación, no ayuda a las probaturas y pesa en las piernas de los jóvenes. No en vano, tienen un once bastante imberbe ante un Atlético más maduro y con más poso y, pese a que salieron de la caseta con otra intención, los rojiblancos no les dejaron revivir.
De hecho, Griezmann, con apenas ocho minutos de juego de la segunda parte, les dio la puntilla tras recoger un remate de Lino que se quedó corto en una siesta de la defensa valencianista. La cuesta para el Valencia se empinaba no sólo en la etapa sino también en el torneo. Un punto en cinco partidos es una clara señal de que el equipo va a terminar luchando por un objetivo, la salvación, que no le es ajeno en los últimos años, pero en el que no se suelen desenvolver bien los equipos históricos.
Cambios ofensivos
Y el Cholo, que olió sangre, decidió retrasar a Griezmann para sacar a Julián y a Correa, para los que muchas veces alzan la voz por los cambios defensivos del entrenador argentino. Poco después sacó a Riquelme, para seguir apostando por la velocidad por un Lino que ya empezaba a dar muestras de cansancio.
Tuvo suerte el Valencia de que los rojiblancos no entendieron o no quisieron entender el mensaje del entrenador y, pese a la voluntad ofensiva, el equipo pareció firmar un armisticio para no hurgar en la herida de la escuadra de Baraja. Nadie se reveló contra la firma. Hasta que Julián Álvarez puso la bota a una carrera de Riquelme para gozo de entrenador y parroquia rojiblancas, que le esperaban con gusto.
Comienza bien el Atlético este maratón de seis partidos en poco más de 15 días tras el parón. Una delicia para romper las cabezas de los entrenadores. El jueves, además, debuta en Champions ante el Leipzig. Toda moral es poca, mejor dejar el luto a otros.
Los problemas se acumulan en tiempos difíciles. El Valencia es colista de la Liga con un punto de 12 posibles y una diferencia negativa de cuatro goles. El equipo se reforzó este verano con Luis Rioja, Dimitrievski y Varela y los cedidos Barrenetxea, Caufriez, Dani Gómez y Rafa Mir. Este último hizo saltar las alarmas no sólo en la planta noble, también en el vestuario. La imagen del club se ha visto muy perjudicada como ha expresado el capitán ché, Pepelu, recientemente: «Es una falta de respeto al club y a la afición que no se puede consentir», declaró. También el entrenador, Rubén Baraja ha sido duro y le ha apartado por dos partidos.
El duelo que hoy le espera al Valencia es de altura. Hablamos de la visita de al Atlético de Madrid en el Metropolitano. Ese sería el primero de los partidos que se perdería Rafa Mir. El problema viene por las ausencias de otros delanteros valencianistas. Así, Baraja podría presentarse en Madrid sin ningún ariete. Y es que Hugo Duro estará en torno a un mes de baja por una lesión en el sóleo de su pierna derecha y Dani Gómez tiene la nariz rota, aunque quizás podría forzar su regreso con una máscara al estilo Mbappé. Si juega lo hará diezmado de condiciones.
El Valencia suma tres goles en la liga, dos Hugo Duro y uno de Diego López. Y no se puede decir que el equipo no llegue a portería contraria: Acumula 43 tiros al marco rival y ocupa el duodécimo lugar en el campeonato. Su problema es la efectividad, sólo un 7% de sus disparos fructifican.
El Atlético, por su parte, no sólo dispara más que el Valencia, es el cuarto que más lo hace con 54 (ranking que lidera el Real Madrid, con 77) sino que es más efectivo que el conjunto ché, un 11% de sus disparos terminan en gol. Así, los rojiblancos suman seis tantos, lo que les sitúa en el sexto puesto frente al duodécimo de los valencianistas.
Y es que los colchoneros han tirado la casa por la ventana este verano con la incorporación de dos delanteros top como Alexander Sorloth y, sobre todo, Julián Álvarez, que se suman a la ya gran aportación de Griezmann, máximo goleador de la historia rojiblanca, con 182 tantos, y de Ángel Correa, héroe de la última jornada ante el Athletic.
La ofensiva rojiblanca, en cuanto a nombres, quizás sea una de las más potentes de la historia del club. Ha habido grandes duplas en la historia rojiblanca estilo Diego Forlán y Kun Agüero o Diego Costa y David Villa, pero quizás nunca haya acumulado el Atlético tanta pólvora arriba como en esta época con cuatro delanteros internacionales.
Falta la 'Araña'
En esta temporada ya han marcado tres de los cuatro arietes rojiblancos, sólo Julián Álvarez no ha conseguido perforar la portería rival, pero en el club hay una gran confianza en que una vez consiga ver puerta, prolongue su racha y se convierta en un ídolo del estadio Metropolitano. No en vano, el argentino es el quinto jugador del Atlético con más disparos a puerta, tres, empatado con Griezmann. Sorloth y Samu Lino son líderes, con siete.
Es el Valencia un rival propicio para el Atlético desde la llegada de Diego Simeone, pese a que el entrenador manifestara que le encantaba cómo jugaba el conjunto de Baraja. Los colchoneros sólo han perdido dos partidos frentes al Valencia en los últimos 10 años. Eso sí, uno de ellos fue el 3-0 de Mestalla de la temporada 2023/24. Entonces, el argentino dijo que aquel fue uno de los peores partidos de la campaña pasada. La última victoria valencianista como visitante fue en 2011, la delantera rojiblanca la formaban Diego Forlán y Kun Agüero.
La Fiscalía Provincial de Madrid ha presentado una denuncia contra los insultos racistas que recibió Nico Williams durante el encuentro que el Athletic de Bilbao disputó contra el Atlético de Madrid en el Metropolitano el pasado 27 de abril.
El Ministerio Público considera en su escrito que los gritos que un espectador profirió contra el jugador cuando se disponía a realizar un saque de esquina tiene un "evidente desprecio al color negro de la piel de éste", y los escenificó, además, con gestos de menosprecio de carácter racista.
Según recoge el escrito, se trataron de sonidos "uh, uh, uh, uh", que reflejan una onomatopeya que imita el sonido emitido por los monos, "que, como es público y notorio, ha sido proferido en diversas ocasiones por grupos de aficionados de distintos países para ofender públicamente a deportistas por el color de su piel".
El organismo entiende que los gritos proferidos contra el futbolista podrían ser constitutivos de un delito de lesión a la dignidad. Según el artículo 510 del Código Penal las penas son de uno a cuatro años de prisión y multa de seis a 12 meses para quienes "públicamente fomenten, promuevan o inciten directa o indirectamente al odio sobre un individuo o grupo por su pertenencia al mismo por razones de raza, sexo, religión, origen, identidad sexual o ideología" y de seis meses a dos años y multa de seis a doce meses "a quienes lesionen la dignidad de las personas mediante acciones que entrañen humillación, menosprecio o descrédito de alguno de los grupos que debe estar basado en una característica común de sus miembros, como su raza".
El futbolista, tras el encuentro afirmó: "He escuchado sonidos de mono, han sido pocos, gente tonta hay en todas partes y no pasa nada. Espero que esto vaya pasando poco a poco, al final estamos haciendo una lucha interna y externa contra esto y es lo que hay".
El responsable, socio de la grada de animación del Atlético de Madrid, ya fue suspendido cautelarmente por el club por esos hechos en aplicación de su normativa interna al considerarlo una falta muy grave.
La Policía identificó a ese socio como un miembro veterano del Frente Atlético, el grupo ultra que se sienta en la grada de animación del fondo sur del estadio Metropolitano.
El club fue sancionado por el Comité de Competición con el cierre de dos partidos de este sector del estadio por estos hechos y una multa de 20.000 euros.
No obstante, el Comité de Apelación de la Real Federación Española de Fútbol aceptó el recurso del Atlético de Madrid por su activa colaboración, la identificación del responsable y el hecho de que fuera un incidente aislado. Todo ello permitió afirmar que concurrió la máxima diligencia posible por parte del Club.
Correa se ha disfrazado de agitador y le sienta bien. Hay jugadores que apenas necesitan toca la pelota un par de veces para tumbar a un rival. Es un don y el argentino lo tiene. En San Mamés apareció en el minuto 88 para desatascar al Atlético y, con una carrera en el añadido, plantarse ante Agirrezabala y meterle a su equipo los tres puntos en el bolsillo. [Narración y estadísticas]
Eso buscaba Simeone y eso le dio el goleador, relegado al banquillo de inicio, con la inestimable ayuda del atrevido Giuliano y la capacidad de Sorloth no sólo para rematar sino también para intimidar y asistir. Así lo hizo anticipándose a Lekue en la pelea por una pelota que Nico envió al centro del campo y lanzando a la carrera a Correa hacia la portería para resolver un duelo con pocas ocasiones. De hecho, le sobró toda la primera parte.
Bajo una intensa lluvia, ninguno de los dos equipos encontraron la forma de hacerse daño. Ni un disparo entre los tres palos. El Athletic se plantó muy serio para que al equipo de Simeone le costara carburar. Llorente, una de sus armas, iba a tener que controlar a Nico y su contribución en ataque mermó. Pero el partido no estaba ahí. Valverde sabía que su centro del campo tenía que morder a Koke y a Barrios, cortocircuitar cualquier opción de que encontraran a Griezmann porque el francés iba a ser el encargado de alimentar a Julián Álvarez. Si la pelota la manejaban Reinildo, Giménez o Le Normand, todo se les iba a complicar.
Aún así, tuvieron algún susto. En el minuto 12 se lo dio el goleador argentino, que no pudo armar un disparo cruzado y le salió manso sin crear problemas a Agirrezabala. No estaba incómodo el Atlético, pero no se sacudía de la telaraña que tejieron los vascos, que tardaron en acercarse a Juan Musso, debutante en la portería porque Oblak se cayó de la convocatoria por problemas estomacales.
La estirada de los leones no consiguió traducirse en ocasiones y fue de nuevo el Atlético quiso poner pausa, mover la pelota y tratar de desordenar a su rival. Así fue como Lino encontró en la frontal a Gallagher, quebró a Prados muy fácil y soltó un derechazo que no encontró portería. No tuvo continuidad este arreón atlético y el duelo no despertó.
La alarma sonó en el vestuario y, cesado el aguacero, apareció el fútbol. Aumentó el ritmo y la tensión, algo en lo que el Athletic manejó mejor. Tanto que se encontraron los hermanos Williams para lograr un gol que fue anulado por fuera de juego. Ander Herrera había visto a Iñaki en la banda derecha y él, de primeras, buscó a Nico para que la empujara en el segundo palo, pero estaba ligeramente adelantado. Quiso responder el Atlético y la ocasión la creó un Griezmann, más presente, con un centro raso que se paseó por el área pequeña de Agirrezabala sin que llegara a rebañarlo Samu Lino.
Refrescó Valverde su once para entrar en el toma y daca que se avecinaba. Se envalentonaron sus hombres y Sancet soltó un latigazo desde la medialuna que provocó el lucimiento de Musso.
Cabeceó Simeone y echó mano a todo lo que tenía, empezando por Sorloth, Riquelme y De Paul y acabando por su hijo Giuliano. No puede especular el argentino con los quilates que tiene en la plantilla y, de ese atrevimiento, a la fuerza o por convencimiento, nació la victoria.
Una liga. 36 equipos. Ocho jornadas entre septiembre y enero. Ocho rivales diferentes. Cuatro partidos en casa. Cuatro fuera. La Champions League estrenó hoy en Mónaco su nuevo formato, que vivió el sorteo de su fase principal, una liga de 36 equipos en la que participan cuatro españoles: Real Madrid, FC Barcelona, Atlético de Madrid y Girona. Los cuatro conocen ya sus ocho rivales en la liguilla.
El Madrid recibirá en casa al Borussia Dortmund, al Milan, al Salzburgo y al Stuttgart, y visitará los campos de Liverpool, Atalanta, Lille y Brest. Es decir, el Bernabéu reeditará la última final de la Champions ante el conjunto alemán y Anfield volverá a vivir un duelo entre 'reds' y madridistas, como en los octavos de final de la 22-23. Además, los de Ancelotti harán un mix entre Italia y Francia. Ya conocen a Atalanta y Milan, a los que se han enfrentado en los últimos cursos, y descubrirán el nivel de Lille y Brest, gran sorpresa del campeonato francés. El Stuttgart alemán y el y el Salzburgo austríaco, de la filial de Red Bull, aterrizarán en Chamartín.
En cuanto al Barcelona, disputará sus cuatro encuentros como local ante el Bayern, Atalanta, Young Boys y Brest. Y volará a los estadios del Dortmund, Benfica, Estrella Roja y Mónaco. Es decir, podrá intentar vengarse de las derrotas contra el Bayern en las últimas ocasiones en las que se han enfrentado y su segundo peor rival será el Borussia, actual finalista. Atalanta y Benfica son de la clase media europea y el Young Boys, el Brest, el Estrella Roja y el Mónaco deberían ser presa sencilla para los azulgrana.
Los de Simeone, por su parte, se medirán a Leipzig, Leverkusen, Lille y Slovan Bratislava en el Metropolitano. Y a PSG, Benfica, Salzburgo y Sparta Praga lejos de sus fronteras. Un sorteo que le hace recibir a dos equipos alemanes peligrosos, como el Leipzig y el Bayer de Xabi Alonso, y que le hace volar a París para enfrentarse al PSG de Luis Enrique.
Por último, el Girona de Míchel ha sido el español peor parado. Recibirá en Montilivi a Liverpool y Arsenal, dos de los grandes de la Premier, al Feyenoord y al Slovan Bratislava. Y tendrá que coger un avión para acudir al territorio de PSG, Milan, PSV y Sturm Graz.
Los rivales de los favoritos
Sobre los favoritos, estos son los rivales del Manchester City: Inter, Brujas, Feyenoord y Sparta Praga en casa; PSG, Juventus, Sporting Portugal y Slovan Bratislava fuera.
El Bayern: PSG, Benfica, Zagreb, Slovan Bratislava en casa; Barcelona, Shakhtar, Feyenoord y Aston Villa fuera.
El Liverpool: Madrid, Leverkusen, Lille y Bolonia en casa; Leipzig, Milan, PSV y Girona fuera.
El PSG: Manchester City, Atlético, PSV y Girona en casa; Bayern, Arsenal, Salzburgo y Stuttgart fuera.
El Arsenal: PSG, Shakhtar, Dinamo Zagreb, Mónaco en casa; Inter, Atalanta, Sporting Portugal y Girona fuera.
El Inter: Leipzig, Arsenal, Estrella Roja y Mónaco en casa; City, Leverkusen, Young Boys y Sparta Praga fuera.
El sistema de competición
Los ocho mejores pasan directamente a octavos de final y del 9º al 24º disputarán una eliminatoria de playoff para estar entre los 16 mejores. A partir de ahí, octavos, cuartos, semifinales y la gran final, el 31 de mayo en el Allianz Arena de Múnich.
En esta primera gran fase se disputarán 144 encuentros, 18 por jornada, y éstas ya tienen fecha, aunque el día y hora de cada duelo se conocerá el sábado. 1ª jornada: 17/18/19 de septiembre. 2ª jornada: 1/2 de octubre. 3ª jornada: 22/23 de octubre. 4ª jornada: 5/6 de noviembre. 5ª jornada: 26/27 de noviembre. 6ª jornada: 10/11 de diciembre. 7ª jornada: 21/22 de diciembre. 8ª jornada: 29 de enero. Siempre en dos turnos horarios: 18:45 y 21:00.
El sorteo de los emparejamientos de la liga, que ha contado con la presencia de Cristiano Ronaldo y Gianluigi Buffon ha sido una mezcla entre manual y digital. Se han retirado las bolas de cada equipo de una urna, como siempre, y luego un software electrónico ha sido el encargado de asignarle ocho rivales para la primera fase, siempre teniendo en cuenta los cuatro bombos, divididos los equipos por sus logros en Europa durante las últimas cinco temporadas.
Los ingresos de la Champions alcanzarán los 2.470 millones, 500 más que antes. Por participar, los equipos cobrarán 19 millones cada uno, por resultados 950 en total y por 'market pool' 850 (depende del número de equipos del país que alcance las rondas finales, cada club se lleva más o menos).
El puesto en la fase de liga será importante, con unos ingresos que variarán entre los 700.000 euros y los 10 millones. Y según se superen rondas, el bolsillo recibirá 11 (octavos), 12,5 (cuartos), 15 (semifinales), 18,5 (la final) y 25 por ser campeón.
Un detalle sobre la previa del sorteo: durante el vídeo de presentación, Zlatan Ibrahimovic le dice a Aleksander Ceferin, presidente de la UEFA, que el formato es como una "Superliga". "Silencio, eso nunca va a pasar", contesta el máximo mandatario de la competición en el corto. Un recado contundente al proyecto liderado por el Real Madrid y el Barcelona.
Se enredó el Atlético en sus propios pies. Fue capaz de acelerar el duelo ante el Espanyol, de tenerlo en su mano y dejar que languideciera hasta temer que se escapara el punto del tibio empate. Tuvo de delante un rival tan serio como poco incisivo, que aún no ha marcado un gol pero que fue creciendo a medida que los minutos le acercaban a la supervivencia.
Se pintó el partido al inicio como un paseo de los locales, que no parecían notar la ausencia en el once de los tres jugadores más determinantes en los primeros partidos: Llorente, Barrios y Griezmann. Con un Espanyol que parecía estar aún en fase de adaptación a la categoría, Simeone experimentó con la opción que encandila al Metropolitano, rendido a Julián Álvarez y a Sorloth. Todo rojiblanco sueña con que esa pareja se complemente porque será sinónimo de gloria. Para que eso ocurra, hay que alimentarla, y tanto Riquelme como De Paul se tomaron muy en serio la misión.
En el minuto 6, fue Riquelme quien asistió a la Araña para que forzara el paradón de Joan García, salvador de su equipo en la primera parte. Pese a que a Lino le tocó volver a retrasarse en la banda izquierda, aún tuvo fue fuelle para mandar al poste un balón que le sirvió De Paul. El argentino, que arrancó la temporada algo indolente, no sintió la presión de la medular perica y se manejó con tanta soltura que sacó un surtido de asistencias, especialmente para los testarazos de Sorloth. Pero también para buscar a Julián, que tuvo otra buena oportunidad de hacer su primer gol de rojiblanco en un córner que peinó Le Normand y quedó para empujarlo en el segundo palo. Estaban dominando a su rival y se habían instalado en el área enloqueciendo a una defensa que se veía asediada con centro laterales y pases filtrados buscando la amenaza de un gigante noruego y la pillería de un argentino.
Sin embargo, como si en la pausa de hidratación hubieran tomado una poción mágica, el Espanyol despertó. Pedía su técnico, Manolo Jiménez, que complicaran más la vida a Koke y De Paul, y el primero que lo hizo fue Puado que mandó por encima del larguero la mejor ocasión. Se estaba dibujando otro partido al que el Atlético no se adaptó. Había perdido verticalidad y el peligro. Aun así, antes del descanso, Julián Álvarez peleó un balón en la banda derecha para entregárselo a De Paul y que se lo sirviera, cómo no, al noruego. Pero apareció, una vez más, el meta catalán.
Tan poco le gustó a Simeone la primera mitad que enmendó su alineación: se acabó el descanso para Llorente, porque necesitaba su aceleración tanto como a Griezmann entre líneas y a Barrios de pulmón. En la primera jugada de la reanudación, por los tres pasó la pelota y acabó en un remate de Sorloth. La maquinaria parecía volver a funcionar.
Sin embargo, esta vez el Espanyol ya le había cogido el pulso y, como mandaba su entrenador, encontró la forma de exigir a los cerebros del Atlético. El primero en fallar fue De Paul, a quien Veliz le robó el balón para buscar a Puado que, de tacón, la dejó pasar para el remate fallido de Aguado. Ya se iban acercando y eso volvió a inquietar.
Por eso los rojiblancos presionaron cuando el VAR revisó una jugada embarullada que acabó con la pelota en el fondo de la red rebañada por Riquelme... en fuera de juego. No conseguía el Atlético desatascar el marcador y el Espanyol lo percibió. Por eso, optó por refrescarse para entrar en el toma y daca que pedía el duelo.
Tuvo el gol Barrios, lo buscó Griezmann, con poca lucidez, pero la mejor ocasión la tuvieron los pericos en las botas del marroquí Cheddira en un mano a mano con Jan Oblak. La inquietud de la parroquia rojiblanca se agigantó cuando Simeone agitó de nuevo el once, mandó a Sorloth a la ducha, y se encomendó a la chispa de Llorente y el mando de Barrios, que le dejó Griezmann solo ante Joan García para... fallar. Murió el Atlético en el área, pero no fue capaz de acertar.
Olvídense de la Liga de Campeones tal y como la conocían. Esta tarde empieza una nueva Copa de Europa. Digan adiós a esas fases de grupos con cuatro equipos enfrentándose a ida y vuelta durante seis jornadas. Nunca más. Este jueves, en un sorteo que se celebra en Mónaco a las seis de la tarde y que por primera vez utilizará un ordenador y no las clásicas 'manos inocentes', la máxima competición del fútbol europeo estrena un nuevo formato para responder a los nuevos tiempos y al runrún de otros proyectos como la Superliga: 36 clubes (cuatro más que antes) encuadrados en una única liga camino de los octavos de final. Pero hay más.
Esos 36 conjuntos no se medirán todos contra todos porque sería inviable dentro del actual calendario, ya exprimido, así que la UEFA ha creado un sistema único en el que cada equipo disputará ocho partidos contra ocho rivales diferentes. Cuatro en casa y cuatro fuera. Todo por sorteo.
La organización presidida por Ceferin dividirá a los 36 clubes en cuatro bombos de nueve clubes cada uno, y cada equipo se cruzará con dos rivales de cada bombo.
La liga, por tanto, durará ocho jornadas, dos más que la antigua fase de grupos, y terminará en el mes de enero. Los puntos son los mismos: tres por victoria y uno por empate. Al acabar las ocho jornadas, los ocho primeros clasificados conseguirán el billete directo a los octavos de final, mientras que los posicionados entre el noveno y el 24º puesto disputarán un play-off para seguir en la competición. Los ocho que ganen esas eliminatorias se cruzarán con los ocho primeros de la liga.
En marzo llegarán los octavos, en abril los cuartos y en mayo las semifinales y la gran final, que se celebrará el 31 de mayo en el Allianz Arena de Múnich.
Para la UEFA, este cambio de formato hacia una liga hace la competición «más equilibrada, con equipos enfrentándose a rivales de su mismo nivel y haciendo el torneo más impredecible», como explica en la presentación del sorteo.
Real Madrid y Barcelona están en el bombo 1 junto a Manchester City, Bayern, PSG, Liverpool, Inter, Dortmund y Leipzig, por lo que se medirán, en casa o fuera, contra dos conjuntos de esa lista, siempre con el condicionante de que no se pueden enfrentar clubes del mismo país.
El Atlético de Madrid, por su parte, ha quedado relegado al bombo 2, una vez que la UEFA ha tenido en cuenta las actuaciones de los equipos en las últimas cinco temporadas continentales. Junto a los de Simeone, Leverkusen, Atalanta, Juventus, Benfica, Arsenal, Brujas, Milan y Shakhtar.
En el 3 hay equipos como el Feyenoord, el PSV o el Celtic, clásicos de los últimos años, y en el bombo 4 algunas revelaciones de la temporada pasada, como el Girona, último equipo español, o el Aston Villa de Unai Emery, sorpresa de la última Premier League. «La ampliación a 36 equipos conlleva más interés del aficionado, más oportunidades para todos en el formato liga, más variedad de oponentes y más países representados», señala la UEFA, que amplía también el dinero a repartir, también como respuesta a los intentos de la Superliga de convencer a los clubes continentales.
Más ingresos
Los ingresos de la Champions alcanzarán los 2.470 millones, 500 más que antes. Por participar, los equipos cobrarán 19 millones cada uno, por resultados 950 en total y por 'market pool' 850 (depende del número de equipos del país que alcance las rondas finales, cada club se lleva más o menos).
El puesto en la fase de liga será importante, con unos ingresos que variarán entre los 700.000 euros y los 10 millones. Y según se superen rondas, el bolsillo recibirá 11 (octavos), 12,5 (cuartos), 15 (semifinales), 18,5 (la final) y 25 por ser campeón.
Una nueva edición muy distinta a las anteriores que será un antes y un después en el fútbol europeo.