Dos regalos poco alemanes, el pique del Cholo y 10 minutos de agobio: “Vamos a sufrir”
Resultó una insospechada noche de regalos, pasión y sufrimiento en el Metropolitano. Ni rastro de la supuesta fiabilidad alemana, como flanes desde el mismísimo amanecer los jugadores del Borussia. Casi tanto como el Atlético en el desenlace, el gol encajado, los balones al larguero y "la sensación de estar defendiendo" que dijo Griezmann. Aunque para prestaciones, las del Atlético de Simeone, no tan lejos de regresar a unas semifinales de Champions siete años después. Porque, pese a los traumas de las finales perdidas, de lo que pudo ser y no fue, pocos compiten como ellos cuando se juega sin red. Y menos en casa.
Fiel a su tradición, el Cholo volvió a salir triunfante de un duelo de eliminatorias Champions jugando en el Calderón o el Metropolitano, aunque el gol de Haller y los apuros estropearan un poco la cosa. Números de escándalo, de campeón sin trofeo: 17 noches, 11 triunfos y seis empates. Sólo encajó cinco goles en ese trayecto (en 12 de esos partidos dejó la portería a cero). Y no jugó contra cualquier en esta era en la que pisó dos finales: City, United, Liverpool, Bayern, Inter, Milan, Juventus, Real Madrid, Barça.... Ni uno solo pudo vencer en Madrid.
Hasta el minuto 80, el Atlético fue seriedad, fue contundencia, fue colmillo y fue, también, experiencia. Rascó y ganó cada duelo desde el amanecer, desde que tembló Maatsen para dejarle en bandeja un gol a De Paul que ni el argentino se creía: apenas tuvo que empujarla. También sonrojante fue el error de un veteranazo como Hummels un rato después, en el despeje de un saque de banda: esta vez Griezmann se la cedió a Samu Lino para el 2-0 que era un tesoro. Se movían los locales a dos velocidades más que el Dortmund y ni el temido Jadon Sancho suponía una amenaza. Entre otras cosas porque el encargado de cercarle era César Azpilicueta. Y el único jugador de la plantilla rojiblanca que sabe lo que es ganar una Champions (junto a Morata) -y también en levantar el trofeo que el Chelsea ganó al City en 2021-, fue el porqué de casi todas las buenas cosas que le sucedieron al Atlético.
El defensa navarro es un capitán sin brazalete. Lo que más se repite de él en las tribunas es «ha caído de pie» o «debió de llegar antes». Como un director de orquesta desde el costado izquierdo de la zaga, brazeaba, gritaba y dirigía a sus compañeros, ni un resquicio para el Borussia. Simeone ha apostado por él en el momento clave de la temporada, desplazando nada menos que al eterno Savic. De más a menos, lastrado por los problemas físicos, Azpilicueta -que acude de brillar y dar el pase de gol a Saúl en Villarreal-, se desempeñó con el sosiego del que lleva toda la vida ahí. Ya lo dijo Mourinho: «Un equipo con 11 Azpilicuetas podría ganar la Champions». Y hasta un guiño del destino para él. Porque el Atlético de Simeone sí que tiene un borró como local en las eliminatorias Champions. Perdió un partido, aunque no fue en Madrid. Ocurrió en 2021, en Bucarest (por la pandemia), contra el Chelsea... de César.
La noche de pasión en el Metropolitano tuvo de todo, aunque le sobraran los 10 últimos minutos trémulos al Atlético. Simeone, imparable como siempre, se llegó a encarar, empujones y cabeza con cabeza, con Sebastian Kehl, director deportivo de los alemanes. Y Lino, el otro gran nombre propio, tuvo el tercero en un remate al segundo palo en el 75. Muchos aciertos y dos errores el brasileño, ese y la amarilla que le impedirá jugar en la vuelta. "Siento un poco de frustración, porque es un partido muy importante. Voy a dejar mis energías positivas a los compañeros", dejó dicho en zona mixta.
"Hemos hecho 70 minutos con un control de partido importante. Y con ocasiones. La de Lino... el portero hace una parada increíble. Aunque pudimos haber empatado también, con esa de Brandt al larguero. Allí vamos a sufrir", reflexionó Simeone en sala de prensa.
La noche de pasión en el Metropolitano tuvo de todo, aunque le sobraran los 10 últimos minutos trémulos al Atlético. Simeone, imparable como siempre, se llegó a encarar, cabeza con cabeza, con Sebastian Kehl, director deportivo de los alemanes. Y Lino, el otro gran nombre propio, tuvo el tercero en un remate al segundo palo en el 75. Muchos aciertos y dos errores el brasileño, ese y la amarilla que le impedirá jugar en la vuelta.