El tributo de Arteta a Wenger y su llamada a Guardiola en la previa: "Si estoy aquí es gracias a él"

El tributo de Arteta a Wenger y su llamada a Guardiola en la previa: “Si estoy aquí es gracias a él”

El Arsenal no sólo cerró de forma concluyente su pase a las semifinales, sino que prolongó su formidable racha ante el Real Madrid, ante quien aún no ha perdido en la Champions. Tres victorias y un empate. El pequeño homenaje de Mikel Arteta a Arsene Wenger, que dio el primer paso con un 0-1 en febrero de 2006. La leyenda gunner cuenta ahora con un digno sucesor en Declan Rice, autor de un colosal partido. El mediocentro fue el símbolo de la fortaleza y el carácter de un equipo que iguala su mejor racha a domicilio en la Champions. La última vez que el Arsenal enlazó cuatro victorias europeas lejos de Londres fue precisamente con aquel golazo de Thierry Henry en el Bernabéu.

El último bofetón de Gabriel Martinelli al contragolpe definió la sexta derrota del Madrid en la Champions, el récord absoluto para los blancos, que hasta ayer contaban con las cinco de la campaña 2000-01. En cualquier caso, ni siquiera acierto postrero del brasileño pudo eclipsar el brillo de Rice. Infatigable en las ayudas a sus centrales, sólo falló uno de sus 27 pases (96%), participando en las mejores transiciones, ligeramente volcado en el perfil izquierdo. Su aplomo, en la acción del presunto penalti sobre Kylian Mbappé, terminó por convencer al VAR. Hubo doble recompensa para él, dado que el François Letexier le retiró la tarjeta amarilla y llegará limpio a las semifinales. "Soy un tipo honesto. A Mbappé y Lucas Vázquez les dije que no era penalti y que si admitiría le hubiese derribado, lo diría. Se tiró al suelo y estaba plenamente convencido de que lo anularía", ratificó el 41 en los micrófonos de TNT Sports.

La confianza de Rice guio a un Arsenal sin titubeos en Chamartín. Curiosamente, el único momento de zozobra llegó en el momento más propicio, con un penalti a favor donde las dudas de Martin Odegaard terminaron por afectar a Bukayo Saka. Después de nueve penaltis consecutivos convertidos, el internacional inglés erró ante Thibaut Courtois. Curiosamente se cumplían dos años exactos de su último fallo, ante Lukas Fabianski, durante el 2-2 en la visita al West Ham. Un revés para la estrella gunner, que luego pudo resarcirse con un clínica definición para el 0-1. En las últimas semanas, Saka en pleno proceso de renovación para ampliar un contrato que expira en 2027. Según recientes filtraciones, la última oferta asciende a 300.000 libras semanales, lo que le convertiría en el mejor pagado de la plantilla.

Aquel 0-0 ante Guardiola

De momento, ese privilegio corresponde a Kai Havertz y Gabriel Jesus, otros dos delanteros de un equipo que basa su fortaleza en la seguridad en torno a su área. Esta temporada, David Raya ha mantenido 18 veces el cero en su portería. Seis de ellas de Champions, donde sólo ha encajado siete goles en 12 partidos (0,58 de promedio). El pasado curso, Arteta causó notable asombro en la Premier tras un 0-0 frente al Manchester City. Escocido por sus resultados recientes en el Etihad, el Arsenal no tuvo el menor empacho aquel domingo en replegarse en torno a su guardameta. El espectáculo resultó soporífero, pero el técnico donostiarra no podía permitirse una novena derrota consecutiva en el feudo de su gran rival por el título.

Entonces, Pep Guardiola debió hacer frente a numerosas críticas por protegerse con tanto toque horizontal y por conformarse con un punto en mitad de la batalla con el Liverpool. En realidad, sus principios debían situarse en el lado contrario del espectro futbolístico. Arteta tomó buena nota de ellos a lo largo de las tres temporadas en las que ejerció como su primer ayudante (2016-2019). Hasta que tres días antes de la Navidad quiso aceptar una oferta del Arsenal.

Aquella propuesta podía interpretarse como un regalo envenenado. No sólo había que recuperar el pulso de un club en vía muerta tras el reciente fiasco de Unai Emery, sino de retomar la senda de Arsene Wenger. Cuando iba a cumplirse su primer año en el Emirates, apenas siete meses después de tocar la gloria con la FA Cup, el donostiarra vivió un momento crítico, con el equipo a cinco puntos del descenso tras sendas derrotas ante Everton y Burnley. A partir de entonces recondujo el rumbo para cerrar el curso con el título de la Copa de la Liga.

Arteta, satisfecho con sus futbolistas, en la zona técnica del Bernabéu.

Arteta, satisfecho con sus futbolistas, en la zona técnica del Bernabéu.AFP

Pese a los habituales comentarios en la prensa local, el vínculo entre Guardiola y Arteta se ha mantenido en algo más que la cordialidad. "Hablamos hace unos días y quería pedirle un consejo. Es importante aprender del mejor", reconoció horas antes del 3-0, su mejor momento en el Emirates. Incluso más especial que el 5-1 del pasado 2 de febrero ante el City, con una exhibición de juego ofensivo, certificado con goles de Myles Lewis-Skelly y Ethan Nwaneri, dos de sus talentos adolescentes. Por el momento, el balance sigue favorable para Guardiola, con ocho victorias en los 14 precedentes. Sin embargo, esta temporada Arteta también rubricó un 2-0 de prestigio ante el PSG de Luis Enrique. Precisamente su próximo adversario por el título.

Porque la última semifinal de Champions databa de 2009, cuando los gunners cayeron ante el Manchester United de Cristiano Ronaldo y Wayne Rooney por un global de 4-1. Ahora todo se presenta más equilibrado, vista la fortaleza del Arsenal, que sólo ha perdido uno de sus últimos 16 partidos a domicilio en todas las competiciones, con ocho victorias y siete empates. "Es una de las mejores noches de mi carrera, sin duda. Fue muy especial, ante un equipo que ha sido una inspiración para muchos de nosotros. Podemos estar muy orgullosos de pasar del modo en que lo hicimos", finalizó Arteta.

El PSG resiste en Birmingham colgado de Donnarumma

El PSG resiste en Birmingham colgado de Donnarumma

Lo que iba para baile, terminó entre sudores fríos. Un par de intervenciones, casi sobrenaturales, de Gianluigi Donnarumma salvaron al PSG de una debacle en Villa Park, donde antes de la media hora se había adelantado con dos goles. Estas son las curas de humildad de la Champions. El aprendizaje que todo aspirante, por muchas ínfulas que gaste, debe asumir. Sólo colgado de su portero, descomunal en un mano a mano ante Marco Asensio, el equipo de Luis Enrique pudo esquivar la prórroga. [Narración y estadísticas (3-2)]

Maldijo la afición de Birmingham la celeridad con la que se esfumaron los tres minutos de añadido decretados por Sánchez Martínez. No hubo recompensa al asedio inglés, truncado por un despeje bajo palos de Pacho ante la volea de Ian Maatsen. Si quiere competir con seriedad en las semifinales, el PSG no puede permitirse desvanecimientos así. Hasta la media hora había manejado el partido a su antojo. Cuando bajó un punto su nivel, el Aston Villa se lo llevó por delante. Todo el crédito para Unai Emery, que imploraba de rodillas a la fortuna esquiva.

El primer deber de su equipo era meter en temperatura a Villa Park, un escenario con 128 años de historia, sobre el que sigue impreso un lema: "Donde nuestros héroes son villanos". Por allí se cuentan historias de la Copa de Europa arrebatada al Bayern. Para excitar aquella magia, Emery necesitaba un par de incursiones tempranas con las que enardecer a la afición. Esas buenas intenciones se vinieron abajo en el minuto 10.

Vulnerables a la espalda

Fue un balón al espacio de Nuno Mendes hacia la cabalgada de Bradley Barcola por la izquierda. Demasiado espacio abierto ante Emiliano Martínez, cuyo mal despeje fue aprovechado por Achraf Hakimi. Un martillazo para el estadio. Más terrible aún que el fallo de la megafonía, que durante la ceremonia de presentación de los equipos hizo sonar el himno de la Europa League.

El castigo se suponía acorde al riesgo asumido por una defensa tan adelantada. Pretendía el Aston Villa imponer el músculo de Boubacar Kamara y Amadou Onana, a riesgo de mostrar una alarmante vulnerabilidad a la espalda de sus mediocentros. Con tanto campo por delante, los laterales del PSG desplegaban sus alas. Así que no fue casual que Mendes, antes de la media hora, ajustase con la zurda a la red un balón servido por Ousmane Dembélé.

El defensa portugués, autor del 3-1 en la ida, compendiaba todas las virtudes de este PSG, que cuando no domina con la posesión también penaliza los fallos del rival. Un equipo que sólo había perdido uno de sus últimos 30 partidos. Desde el pitido final en París, Luis Enrique venía avisando de sus intenciones para la vuelta. No maneja más alternativa que la victoria. Del mismo modo que no admite otra alternativa ante la presión que el balón jugado.

El remate de Nuno Mendes para el 0-2 en Villa Park.

El remate de Nuno Mendes para el 0-2 en Villa Park.AP

Cuando pisaba campo rival, Hakimi volvía a filtrarse entre sus centrocampistas para dar superiodad. Cuando Mendes buscaba la superioridad con Barcola, Vitinha retrocedía para tapar a su lateral zurdo. Los movimientos acompasados del PSG excedían con mucho la resistencia del Villa, que bastante hizo al encontrarse, traspasada la media hora, con un afortunado remate de Youri Tielemans tropezado en Pacho.

Con todo perdido, Emery empleó el descanso para reforzar la moral de sus muchachos. No hizo ni un solo cambio, pero el Villa pareció otro equipo, con un ritmo frenético, una agresividad distinta, una convicción casi suicida. Un disparo de John McGinn, rozado de nuevo por Pacho, galvanizó al príncipe de Gales en el palco. Dos minutos más tarde, Donnarumma salvó un gol cantado de Marcus Rashford. A la salida de ese saque de esquina, el ex delantero del United sirvió el 3-2 con un lacito a Ezri Konsa.

En las tribunas, la gente llegaba al delirio. Como cuando Dennis Mortimer alzó la Orejona al cielo de Rotterdam en 1982. Con Asensio y Maatsen ya en liza, la gente de Birmingham vio la prórroga en sus manos, pero Donnarumma se interpuso a tiempo.

Désiré Doué: lo que un nombre y un apellido dicen del nuevo ídolo adolescente del PSG

Désiré Doué: lo que un nombre y un apellido dicen del nuevo ídolo adolescente del PSG

Todo viene girando demasiado deprisa para Désiré Doué, autor de 12 goles y 12 asistencias para el PSG desde mediados de diciembre. El extremo, de 19 años, sigue empeñado en saltarse los plazos con insultante descaro. De hecho, sólo ha transcurrido un mes desde que transformó el penalti definitivo en Anfield, que otorgaba el pase a cuartos de la Champions. Dos semanas más tarde llegaría su debut con Francia, cuando tampoco titubeó para anotar desde los 11 metros, camino de la Final Four de la Nations League. El pasado miércoles, su contribución resultó también decisiva, con un golazo ante un Aston Villa que acababa de adelantarse en el Parque de los Príncipes. París, la ciudad que idolatró a Kylian Mbappé, Neymar y Leo Messi, se rinde ahora a su nueva estrella.

Durante la última semana, la camiseta de Doué ha sido la más vendida en la tienda oficial del club, por delante de las de Ousmane Dembélé y Khvicha Kvaratskhelia. La fiebre en torno a su fútbol versátil y vertiginoso ha aumentado de tal modo que Luis Enrique sufre en cada rueda de prensa para aplacar la euforia. «Los cumplidos están muy bien, pero hay que concentrarse en el trabajo. A comienzos de temporada recibió algunas críticas y ha logrado adaptarse. Aún le queda mucho camino por recorrer», dijo el asturiano antes de la eliminatoria ante el Liverpool.

Entre las jóvenes estrellas de la Champions, el brillo de Doué ya rivaliza con el de Lamine Yamal, dos años menor. Sin embargo, a diferencia del azulgrana, Doué ha mostrado una mayor polivalencia en los tres frentes del ataque. Desde el comienzo del curso, Luis Enrique le alternó como extremo derecho (38% de los minutos), extremo izquierdo (21%) y punta (9%). Incluso apostó por él como mediocentro ofensivo (28%) para reforzar sus llegadas por el carril central.

Apuesta de Luis Campos

«Es muy joven, regatea bien, es muy técnico, físico y defiende bien. Me gusta, pero quiero más de él», comentó el ex entrenador del Barça a comienzos de curso. Por entonces, su mejor baza atacante era Bradley Barcola. Entre agosto y diciembre, Doué apenas jugó de inicio tres partidos de Ligue 1 y uno de Champions. Sin embargo, algo cambió a final de año. Justo cuando Luis Campos decidió desprenderse definitivamente de Xavi Simons. Tras un par de cesiones al PSV y Red Bull Leipzig, el director deportivo del PSG traspasaba al holandés a cambio de 50 millones de euros. Exactamente el mismo precio que pagó en verano al Stade Rennes para hacerse con Doué.

Hoy, Barcola ya no encuentra sitio en el once del PSG y ve amenazado su estatus en la selección. El pasado 23 de marzo, Didier Deschamps dio paso a Doué durante la segunda parte ante Croacia, sacrificando a Barcola y pasando por alto que el novato había llegado con algo de retraso a la concentración en Clairefontaine. Estas incipientes indisciplinas se asemejan bastante a las de Neymar, su gran ídolo. Al igual que el brasileño, Doué suele plantarse ante los defensas, totalmente quieto antes de la finta. Y le gusta ese autopase de espaldas con el empeine o celebra un gol con idéntica pose, a modo de homenaje. Neymar, claro, nunca se implicó tanto en tareas defensivas.

Por citar otra diferencia, Désiré no cuenta aún con el oro olímpico de su ídolo, autor de un gol y el último penalti de la tanda ante Alemania en Río 2016. El pasado 9 de agosto, España tumbó a Francia en el Parque de los Príncipes gracias a un doblete de Sergio Camello. Aquel viernes, Doué lideró el ataque bleu durante la prórroga, aunque no pudo definir la última ocasión, justo antes del 3-5. Tras un espectacular caño ante Jon Pacheco, fue taponado por Adrián Bernabé y su disparo se perdió ligeramente desviado de los dominios de Arnau Tenas.

Doué festeja el 1-1 ante el Aston Villa en París.

Doué festeja el 1-1 ante el Aston Villa en París.AFP

Apenas una semana más tarde, el PSG presentaba a su nuevo futbolista y colmaba las arcas del Stade Rennes. Un nuevo hito para la mejor cantera del fútbol francés, que en los últimos años ya había hecho caja con Eduardo Camavinga (31 millones del Real Madrid), Mathys Tel (20 millones del Bayern) y el propio Dembélé (35 millones del Dortmund). El contrato firmado hasta 2029 debe considerarse un logro de Maho, su padre, que también ejerce como representante.

Esa vía paterna, procedente de Costa de Marfil, es la que ha elegido Guéle, su hermano, que juega de lateral derecho en el Estrasburgo y que se ha decantado por Los Elefantes, vigentes campeones de la Copa de África. Las raíces francesas, por parte de madre, deben interpretarse bajo el prisma de la semántica. Porque rara vez un nombre y un apellido dijeron tanto de un futbolista. Désiré, en la lengua de Montaigne, significa "deseado" y Doué, "talentoso".

Red Bull, al borde del ataque de nervios: reuniones de urgencia, bronca del agente de Verstappen y tres 'pit-stops' "inaceptables"

Red Bull, al borde del ataque de nervios: reuniones de urgencia, bronca del agente de Verstappen y tres ‘pit-stops’ “inaceptables”

A última hora del domingo en Bahrein, mientras sus operarios embalaban los bártulos rumbo a Jeddah, un par de escenas evidenciaron la atmósfera que se respira en Red Bull. Dentro del hospitality, Christian Horner, su team principal, improvisaba una reunión de alto voltaje con su plana mayor, encabezada por Pierre Waché, director técnico, Paul Monaghan, ingeniero jefe y Helmut Marko, asesor deportivo. Unos minutos antes, a la puerta del garaje, Marko, de 81 años, ya había tenido que soportar las quejas de Raymond Vermeulen, el representante de Max Verstappen, harto del pobre rendimiento del RB21.

La sexta plaza en Sakhir dejó muy con mal sabor de boca al vigente campeón, que había dominado a placer en 2023 y 2024 con sendas victorias desde la pole. El ritmo de su coche, nueve décimas más lento de promedio que McLaren y casi medio segundo peor que Ferrari y Mercedes, sólo pudo equipararse al de Alpine. De hecho, Verstappen tuvo que ceder ante el empuje de Esteban Ocon (Haas), Andrea Kimi Antonelli (Mercedes) y Lewis Hamilton (Ferrari), apurando hasta la última vuelta para superar a Pierre Gasly.

Para saber más

"Fue muy alarmante. Sabemos que no somos competitivos", lamentó Marko. Desde el viernes, Red Bull venía sufriendo diversos contratiempos con los frenos y con el equilibrio del RB21, que degradaba los neumáticos de un modo muy preocupante. "Esta carrera ha sacado a la luz algunos escollos que debemos solucionar rápidamente. Entendemos dónde están los problemas, pero introducir las soluciones llevará un poco más de tiempo", completó Horner.

El semáforo y una rueda atascada

Durante su primer encuentro con la prensa, en la zona mixta de Sakhir, Verstappen confesó que no tenía ganas de abordar estas cuestiones con sus superiores. El holandés parecía morderse la lengua al recordar algunos episodios de la carrera, como los pit-stops que frustraron cualquier intento de remontada. Una mancha en el expediente de Red Bull, célebre por la eficiencia de sus mecánicos.

Durante el primer paso por boxes, los mecánicos se retrasaron más de cuatro segundos al montar los neumáticos duros, mientras Mad Max esperaba, en vano, el cambio de la luz roja del semáforo. Unos minutos después, Yuki Tsunoda también sufrió en sus carnes una confusión similar, con la luz amarilla parpadeando junto a la roja. En la vuelta 26, Verstappen también tuvo que detenerse 6,2 segundos por culpa de la rueda derecha delantera, atascada en el momento más inoportuno. Marko calculó que estos errores costaron "dos posiciones" a su líder.

"Debemos recuperar lo antes posible el rendimiento. Si el coche no es el más rápido y tampoco funcionan las paradas en boxes... Es inaceptable", subrayó el asesor del equipo, con tono iracundo. "Todo lo que podía ir mal salió mal", ratificó Verstappen, fuera del top 5 por quinta vez en las 25 últimas carreras. Apenas siete días después de su triunfo en Suzuka, queda aún más evidencia que aquella gesta sólo debió atribuirse a una genialidad del tetracampeón. Y que el cambio de rumbo en Red Bull se antoja muy difícil a lo largo de 2025.

Los mecánicos de Red Bull, durante una de las paradas de Verstappen.

Los mecánicos de Red Bull, durante una de las paradas de Verstappen.AFP

Tampoco sobran los motivos de alegría para Tsunoda, pese a sumar sus primeros dos puntos como piloto de Red Bull. Desde el GP de Las Vegas 2024, sólo Verstappen había aumentado el casillero del equipo. A partir de ahora, los rumores sobre el futuro del tetracampeón se multiplicarán en el paddock. Pese a que su contrato expira en 2028, lo cierto es que durante las últimas semanas se viene especulando sobre un posible cambio de aires a partir de 2026, con Mercedes y Aston Martin como destinos más plausibles.

Tsunoda, Sainz y el error de la FIA

A la espera de unas previsibles actualizaciones aerodinámicas en Jeddah, Red Bull aún debe darse por satisfecha con su cierre de domingo en Sakhir, donde Tsunoda se libró la sanción tras un incidente con Carlos Sainz. "Fue una estupidez lo que me hizo", lamentó el madrileño por la radio, tras el fuerte impacto que seccionó uno de los pontones de su Williams. Luego, con algo más de calma, Sainz quiso repasar lo sucedido: "Si fuera Yuki y perdiera el coche en una batalla en pista, también entendería que no me castigaran. Hoy la moneda ha salido cruz, pero es lo que hay".

Mucho más cuestionable resultó lo sucedido con Sainz tras su sanción por sacar de la pista a Antonelli en la curva 10. Los comisarios le impusieron 10 segundos, que el piloto de Williams cumplió escrupulosamente durante su tercer pit-stop. Sin embargo, una hora después del final de la prueba, la FIA sorprendió con una notificación donde imponía a Carlos tres puestos de sanción en la próxima carrera, por no haber cumplido esos 10 segundos de castigo.

La confusión se prolongó durante casi tres cuartos de hora, hasta que el organismo regulador emitió un nuevo escrito, donde eximía a Sainz de cualquier penalización en Jeddah. Sólo cabe interpretar que los comisarios (Garry Connelly, Mathieu Remmerie, Vitantonio Liuzzi y Mazen Al Hilli) ni siquiera habían revisado las imágenes donde se veía al FW47 detenido en el pit-lane.

El drama de Fernando Alonso con el AMR25, el peor coche en Sakhir: "Es como si se estuviera muriendo en baja velocidad"

El drama de Fernando Alonso con el AMR25, el peor coche en Sakhir: “Es como si se estuviera muriendo en baja velocidad”

Los malos presagios se cumplieron, uno a uno, para Aston Martin en Sakhir, donde el AMR25 se confirmó como el coche más lento de la parrilla. Tanto en ritmo de carrera, cuando rodó a un promedio de 1:39.04, como en vuelta rápida, con un mejor crono de 1:37.906, el coche de Fernando Alonso y Lance Stroll perdió la batalla incluso ante Sauber, el equipo más débil del Mundial durante las dos últimas temporadas.

"Es como si el coche se estuviera muriendo en baja velocidad. Se trata de un problema conocido que ya sufrimos el año pasado, pero que ahora seguimos teniendo", analizó Alonso, sin recursos para luchar frente a Alpine, Haas y Racing Bulls. En un trazado donde imperan las curvas lentas y la tracción, el monoplaza verde ofreció un paupérrimo rendimiento.

Además, la estrategia de Aston Martin, con dos tandas largas con los neumáticos medios antes de rematar con los blandos, se fue al traste por culpa del safety car ordenado a 12 vueltas para la meta. "No creo que eso hubiese cambiado mucho", admitió Alonso, perdido en el pozo de la clasificación. El remate a un pésimo fin de semana en Sakhir, donde el viernes sufrió un problema con el volante durante la segunda sesión de entrenamientos libres y el sábado tuvo que afrontar su vuelta definitiva de Q2 con neumáticos usados porque los tres juegos de blandos ya los había agotado su equipo en la Q1.

"es un poco todo"

La reflexión resulta pues obligatoria en el equipo capitaneado por Andy Cowell, que también cometió un fallo a la hora de configurar la altura idónea en el coche de Stroll. "Ha sido un fin de semana difícil, esperábamos ser lentos con tantas zonas de baja velocidad, pero necesitamos mejorar el coche. No se trata sólo de la baja velocidad, sino que es un poco todo", analizó Alonso.

Después de cuatro carreras Fernando aún no ha sumado ni un solo punto en el Mundial. Una racha que recuerda sus peores momentos en McLaren. En 2015, tras perderse la cita inaugural en Australia, aún tuvo que esperar otras ocho carreras antes de amarrar el primer punto en Silverstone. Un año más tarde, después de su escalofriante accidente en Melbourne que le apartó del GP de Bahrein, aún pudo firmar una gran remontada en Sochi. Tras partir decimocuarto, cruzó sexto la bandera a cuadros. Aquellos ocho puntos se antojan ahora casi una fantasía.

"Haas, Williams y AlphaTauri [Racing Bulls] siempre están un poco por delante, así que rápidamente pasamos a ser el séptimo u octavo equipo. En esas posiciones no puedes sumar puntos a menos que tengas mucha suerte", reconoció Alonso, sin querer hacer más sangre con su situación actual. Porque en realidad, el AMR25 rodó en Sakhir 22 centésimas más lento que Sauber y 23 peor que Racing Bulls. Y la mejor vuelta del asturiano se quedó a 57 centésimas de Sauber y a 73 del filial de Red Bull.

Mano a mano con Sauber

Ahora sólo queda por ver si la debacle se repite este próximo fin de semana en el GP de Arabia Saudí, colofón al primer triplete del Mundial 2025. El Corniche Circuit, con sus vertiginosas curvas, a más de 300 km/h, debería suponer cierto alivio para Aston Martin. "En cinco días tenemos una nueva oportunidad de mejorar", concluyó el asturiano.

Sin embargo, las buenas intenciones sirven ya de poco en Aston Martin, que deberá batirse para esquivar el farolillo en las próximas citas. Ahora mismo, sólo Sauber parece a la altura de sus desdichas. A última hora del domingo, Nico Hulkenberg fue descalificado por una irregularidad en el fondo plano de su coche.

Piastri muestra sus cartas en Sakhir, con otro domingo aciago para Sainz y Alonso

Piastri muestra sus cartas en Sakhir, con otro domingo aciago para Sainz y Alonso

Nadie parece tenerle demasiado en cuenta, porque es un piloto poco acostumbrado a los excesos. Un chico de rostro pétreo, con aires de viejo prematuro. Sin embargo, Oscar Piastri bien podría este año subvertir las jerarquías en McLaren, porque es tan rápido como su compañero y parece mejor preparado para lidiar con la presión. En Bahrein, el australiano festejó su 50ª carrera en la F1 con una cómoda victoria, la segunda del año, por delante de George Russell y Lando Norris, que volvió a fallar cuando menos convenía.

En una carrera marcada por las precauciones y las dos paradas en boxes, Piastri se impuso con indiscutible autoridad, confirmando lo apuntado durante todo el fin de semana. Ni un solo titubeo desde la pole. Ni una opción para Russell, vulnerable en el tramo final por sus neumáticos blandos y por un error electrónico en cadena. "Cuando pulsé el botón de la radio saltó el DRS", denunció el líder de Mercedes, pero ni por esas supo aprovechar su oportunidad Norris. Había partido sexto y pareció conforme con la tercera plaza del podio.

Esos 15 puntos mantienen en el liderato del Mundial a Lando, que perdió la ocasión de aumentar su ventaja ante Max Verstappen. No había prestaciones en el Red Bull y el holandés tuvo que conformarse con la sexta plaza, tras rebasar en la última vuelta a Pierre Gasly. Tampoco hubo brotes verdes en el Ferrari de Charles Leclerc y Lewis Hamilton, cuarto y quinto con sus actualizaciones aerodinámicas. McLaren es un cohete y el resto han de conformarse con las sobras.

Clamoroso error en la salida

Quede constancia del abandono de Carlos Sainz a falta de 12 vueltas para la meta y del decimosexto puesto de Fernando Alonso, que ni siquiera pudo beneficiarse de los cinco segundos de sanción para Jack Doohan. Corren tiempos duros para los españoles, cada uno en su maraña de problemas. Mientras Alpine y Haas dan pasos adelante, Williams y Aston Martin retroceden.

Hubo mucho trajín en la salida por culpa de Norris. Su error al colocar el coche, casi medio metro adelantado en los tacos, fue castigado con cinco segundos por los comisarios. Al traste se iban así sus tres posiciones recuperadas, desde la sexta a la tercera. Mientras Piastri se lanzaba a fuego por delante, Russell superaba a Leclerc, que no podía poner en calor sus neumáticos.

Ferrari había apostado a contracorriente con las gomas medias, por lo que tras el primer pit-stop de sus rivales, sus dos coches tomaron la cabeza. La estrategia para el monegasco, bautizada como Plan Bravo, era tan cuestionable como la celeridad de los mecánicos de Red Bull, que fallaron con el semáforo para liberar a Verstappen. Con el compuesto duro, Mad Max tampoco encontraba agarre en las curvas. Fuera de ritmo competitivo, sin opciones de detener a Lewis Hamilton en la curva 11, su único objetivo era minimizar los daños.

La lucha entre Sainz y Antonelli, el domingo en Sakhir.

La lucha entre Sainz y Antonelli, el domingo en Sakhir.AFP

Superado el ecuador de carrera, Red Bull paró por segunda vez a su campeón y erró de nuevo, calamitosamente, al cambiar la rueda delantera derecha. Verstappen se reincorporaba último, dejando vía libre a McLaren, Mercedes y Ferrari. Por entonces, Leclerc había superado a Norris por el exterior de la curva 4 y Hamilton recuperaba el brío, dejando atrás a Jack Doohan, Andrea Kimi Antonelli y Esteban Ocon. Buena nota debía tomar Williams, porque Alpine y Haas le habían ganado el pulso en el muro.

Fuera de los puntos, Sainz apretaba el paso por detrás de Tsunoda. Debía asumir riesgos, así que no lo dudó al final de la recta de meta, con un bonito adelantamiento donde no pudo evitar el contacto con el Red Bull. Con restos de fibra de carbono, el director de carrera ordenó la salida del safety car, provocando el consabido reagrupamiento.

McLaren disponía de un juego de medios para sus dos coches, pero Russell tuvo que montar los blandos para las 24 vueltas restantes, mientras Ferrari colocaba los duros. Cuando aceleró de nuevo, Piastri dejó muestras de su autoridad. Jugaba en otra liga el líder, mientras sus perseguidores se fajaban por detrás. Norris adelantó por fuera ante Hamilton en la curva 2 y le conminaron a devolver la posición. "Este neumático es un asco", lamentó el británico, cuyas opciones se fueron poco a poco desvaneciendo.

Embestida de Tsunoda

La tercera plaza del podio, en buena lid, debía corresponder a Norris, con mejores recursos que Leclerc. Sin embargo, el británico, negado toda la noche, se pasó de frenada en su primera tentativa a final de recta. El blando funcionaba a Russell para sujetarse en la segunda plaza, mientras Piastri volaba en pos de la victoria. La igualdad de fuerzas no presuponía precisamente un espectáculo para el espectador, aunque bien mereció la pena el esfuerzo de Gasly, cerrando cualquier rendija ante Verstappen hasta el último giro.

Sainz, envuelto en sus cavilaciones, penaba por rascar algo cuando sufrió una embestida de Tsunoda en la curva 1. Con daños en el pontón derecho, el madrileño forzó demasiado frente a Antonelli, llevando fuera al rookie en la curva 10. Hubo 10 segundos de penalización para Carlos y Williams optó por lo más prudente: retirar su coche.

Aún más tétrico fue el domingo en Aston Martin, que ya sólo lucha con Sauber por no ser el peor coche de la parrilla. Mientras Lance Stroll sólo pudo superar en la meta al rookie Gabriel Bortoleto, Alonso se hartó de escuchar por radio que la degradación era más elevada de lo esperado y que sus frenos iban ya al límite. Un horror en toda regla.

Lewis Hamilton, enredado en sus crisis: el presunto sabotaje, las discusiones por radio y otro "deficiente" sábado en Sakhir

Lewis Hamilton, enredado en sus crisis: el presunto sabotaje, las discusiones por radio y otro “deficiente” sábado en Sakhir

Ni siquiera en un territorio como Bahrein, de sobra conocido, Lewis Hamilton logra enderezar el rumbo con Ferrari. Las malas sensaciones apuntadas desde el inicio del Mundial se confirmaron ayer en Sakhir, donde el heptacampeón firmó otra mediocre sesión clasificatoria, que le hará partir hoy desde la novena plaza de la parrilla. "No hay motivo alguno, pero no hice mi trabajo. Y es algo que sucede todos los sábados, sí", admitió.

En apenas mes y medio, el declive de Hamilton puede dibujarse a la luz de sus propias palabras. Durante la pretemporada dijo haber experimentado las "sensaciones más positivas desde hace mucho tiempo". Por entonces, Ferrari decía sentirse preparado para luchar con McLaren por los dos títulos en juego. Ayer, seis semanas después, Hamilton calificó su rendimiento como "deficiente". No sólo había cedido casi un segundo frente a la pole de Oscar Piastri (1:29.841), sino también seis décimas respecto a Charles Leclerc, su compañero de garaje.

Este fin de semana, Ferrari ha presentado en Sakhir su primer paquete de mejoras, que incluye un nuevo fondo plano, una novedosa geometría en el difusor y diversos cambios en el sistema de refrigeración. Las expectativas, por tanto, han vuelto a crecer en torno a Hamilton, que aún ostenta el récord de victorias en este circuito (2014, 2015, 2019, 2020, 2021). Sin embargo, su único y fugaz destello se produjo durante la Q1, al aprovechar un rebufo en la recta de meta. El resto, incluido una vuelta anulada por superar los límites de pista, debe enterrarse en el olvido.

El peor arranque desde 2009

"Lo siento mucho", balbuceó Sir Lewis a través de la radio, sin encontrar razones para explicar el error que le había relegado en la Q3. Si en dos de las tres clasificaciones previas ya había perdido la batalla ante un Racing Bulls -el filial de Red Bull que monta motores Ferrari- ayer Hamilton se vio superado por Pierre Gasly (Alpine) y Carlos Sainz, que al fin pudo ofrecer lo mejor de su repertorio al volante del Williams.

Según los datos que maneja la Scuderia, Hamilton no logra trasladar al asfalto el rendimiento que el coche apunta durante las simulaciones. Nada queda ya de aquel entusiasmo de finales de febrero, cuando desde Maranello llegó a filtrarse una progresión de un segundo por vuelta. Hamilton sufre demasiado ante el caprichoso comportamiento el SF-25. Ni logra domesticarlo, ni encuentra su equilibrio. Si excluimos los puntos de la sprint race de Shanghai, Ferrari ha firmado su peor arranque de un Mundial desde 2009.

Para enturbiar aún más el ambiente, Hamilton viene protagonizando airados enfrentamientos con su ingeniero de pista. Es cierto que Riccardo Adami, que ya trabajó con Sebastian Vettel y Sainz en garaje rojo, ha cometido un par de errores a la hora de transmitir los datos precisos. Pero Hamilton se lo ha afeado del modo más cruel. Bajo estas críticas hay quien interpreta una indisimulada nostalgia por Pete Bonnington, el ingeniero que guio sus pasos en Mercedes. Por no citar el caso de Angela Cullen, su preparadora física de máxima confianza, con la que había roto a finales de 2023 y con la que ha terminado reconciliándose.

De modo que Fred Vasseur, team principal de Ferrari, vive su momento más delicado desde que sustituyó a Mattia Binotto. Nadie puede ocultar ya la crisis. Ni siquiera Luca Cordero di Montezemolo, de regreso a un paddock tras casi 11 años de ausencia. En Sakhir, el ex presidente del Cavallino ha tenido que enfriar los ánimos tras los recientes comentarios de Hamilton sobre un presunto sabotaje. «Ha habido un déficit con respecto al otro lado del garaje por culpa de un elemento del coche. Algo funciona mal y me hace perder más de una décima por vuelta», deslizó tras su mala actuación en Suzuka.

Piastri da otra 'pole' a McLaren y Sainz recupera el paso en Bahrein

Piastri da otra ‘pole’ a McLaren y Sainz recupera el paso en Bahrein

Por una razón u otra, McLaren no logra redondear una actuación a la altura de su superioridad mecánica. En Bahrein, Oscar Piastri consiguió su segunda pole en cuatro carreras (1:29.841), con clara ventaja sobre George Russell y Charles Leclerc, mientras Lando Norris, a 42 centésimas de la cabeza, decepcionaba con su sexta posición. Demasiado lejos para un aspirante al título, que ahora deberá sujetar a Max Verstappen en la salida.

No hubo novedades en el escenario que hace poco más de un mes ya acogió los test de pretemporada. Desde la segunda sesión del viernes, Piastri venía apuntando mejores maneras que Norris. McLaren dominaba en las rectas de Sakhir, sin que nadie le incomodase. Sólo las bajas temperaturas de la noche otorgaban una baza a Mercedes, que suele optimizar su rendimiento con un asfalto en torno a los 30ºC.

Tampoco debe considerarse como sorpresa el descalabro de Norris, no sólo superado por Andrea Kimi Antonelli, cuarto con Mercedes, sino por de Pierre Gasly. En un fin de semana propicio, con Red Bull fuera de las quinielas para la victoria, Lando desperdició su bala, en la línea de lo ofrecido durante la segunda mitad del Mundial 2024.

La sorpresa de Alpine

Alguna tecla debieron de tocar en Alpine y no sólo con Gasly. A lo largo de toda la sesión, Jack Doohan pudo tutearse con los mejores. Para su desgracia, el novato quedó fuera de la Q3 por tan sólo 17 milésimas. Ese hueco fue optimizado por Carlos Sainz, que al fin se impuso a Alex Albon en una qualy. El octavo puesto del madrileño en la parrilla, por delante de Lewis Hamilton y Yuki Tsunoda debería representar el anticipo de un botín en forma de puntos.

Libraba Aston Martin una pelea con Haas para no ser el peor coche de la parrilla. Lance Stroll, penúltimo en la Q1, sólo pudo mejorar el tiempo de Ollie Bearman. Una puerta se abrió para Fernando Alonso tras el accidente de Esteban Ocon, que había destrozado la trasera de su monoplaza a la salida de la curva 2. Soplaba viento de cola a final de recta y Nico Hulkenberg ya tuvo que hacer equilibrios sobre los pianos para una pequeña gesta en la Q1 a bordo del Sauber (1:31.998).

Los malos presagios apuntados desde el viernes se terminaron confirmándose para el asturiano en la Q2, 65 centésimas más lento que el tiempo de corte establecido por Tsunoda. Aún pudo considerarse un alivio que los comisarios borraran el citado crono de Hulkenberg en la Q1, una decisión que hizo ganar un puesto a Alonso, finalmente decimotercero en la parrilla.

El PSG va muy en serio y regala otra gran noche de fútbol ante el Aston Villa

El PSG va muy en serio y regala otra gran noche de fútbol ante el Aston Villa

Ya pueden recriminar a Luis Enrique sus desahogos ante la prensa o ese dogmatismo, casi fanático, a la hora de llevar a cabo su idea. Lo que nadie debe negar, a tenor de los hechos, es que este PSG se comporta, en las buenas y en las malas, a imagen y semejanza de su técnico. Es un equipo de autor. Hubo evidencias durante la eliminatoria ante el Liverpool y tendremos más el próximo martes en Villa Park, donde defenderá, a su peculiar manera, la victoria de ayer en París. El PSG juega muy bien a esto y si no podemos considerarle máximo candidato al título es por su falta de contundencia en las áreas. [Narración y estadísticas (3-1)]

No se trataba sólo de ese insólito gesto de Khvicha Kvaratskhelia, que renunció a forzar un penalti clamoroso de Boubacar Kamara. Ni de la primera salida por alto de Gianluigi Donnarumma, a modo de espantapájaros. El PSG hacía todo casi tan bien como en Anfield, tirando de un ovillo interminable de pases, pero sin la puntada final.

Emiliano Martínez repelió un disparo de Ousmane Dembélé, Vitinha la puso por encima del larguero con todo a favor y Désiré Doue parecía algo obtuso en sus primeros acercamientos. El arranque parisino fue un continuo revoloteo en torno al área rival, con verticalidad, con innumerables recuperaciones merced a su impetuosa presión. Mucha fe, pero escasa puntería.

Penalizar el fallo

El Aston Villa hubo de esperar casi media hora para tejer su primera jugada en campo rival. No era la prioridad para Unai Emery, claro, que se protegía con una línea de cinco y las ayudas, fantásticamente sincronizadas de sus volantes. El Villa iba sobrado de paciencia para penalizar el fallo.

Un error en la salida, por ejemplo, de Nuno Mendes ante John McGinn. A partir de ahí bastaron cuatro toques para que Marcus Rashford encontrase la incorporación de Youri Tielemans, cuyo balón al espacio fue empujado a la red por Morgan Rogers. Nada mejor para entender la relevancia del momento que el festejo en el palco de Guillermo, príncipe de Gales.

El revés no iba a suponer merma alguna en la confianza del PSG, guiado por Doué y Kvaratskhelia, cuyas constantes permutas ponían a Emery con los nervios de punta. El francés, 19 años, niveló el marcador poco antes del descanso con un derechazo a la escuadra. A la vuelta de los vestuarios, el georgiano quiso dar réplica con otro golazo. Tras recibir a 30 metros de la portería, Kvaratskhelia trazó una diagonal diabólica para romper la cintura de Axel Disasi y largar un soberano disparo al ángulo.

Emiliano Martínez, desolado tras el 3-1 en París.

Emiliano Martínez, desolado tras el 3-1 en París.AFP

Con media hora por delante y un resultado adverso, Emery tenía que enfriar el asunto. Nada de ruborizarse por seguir cediendo metros y nada de ir contra su propia naturaleza. Porque nada significaba, por sí sola, la mera presencia Marco Asensio, su primer relevo en la vanguardia. El Villa se sentía feliz con una derrota por la mínima. Si el pasado otoño ya ganó al Bayern en su estadio, ¿por qué considerar un milagro otra victoria así?

Al PSG le anularon un gol por fuera de juego de Achraf Hakimi y sólo hubo de lamentar un susto, sustanciado en un remate de Rogers. El respeto mutuo, entre quien se daba por satisfecho por la victoria y quien se conformaba con su propio castigo, estalló por los aires en el tiempo extra. Dembélé filtró un balón perfecto para la subida de Nuno Mendes. La finta del lateral ante Ezri Konsa, que dejaría también por los suelos al guardameta, bien parece un pasaporte para semifinales.

Las pequeñas historias detrás del doblete de Declan Rice: así tumbó 'El Caballo' al Real Madrid

Las pequeñas historias detrás del doblete de Declan Rice: así tumbó ‘El Caballo’ al Real Madrid

En el momento en que tomó el balón, Declan Rice tuvo que escuchar indicaciones totalmente contradictorias. Martin Odegaard, capitán del Arsenal, le recomendaba un centro al segundo palo, mientras Bukayo Saka le conminaba a que disparase a portería. Desde la zona técnica, Nicolas Jover, responsable de estrategia del Arsenal, dibujaba con el brazo la parábola que debía describir el balón para superar la barrera. En ese instante crucial, Rice tomó una decisión: «Miré la posición del portero y me dije: "A por ello"».

«Martin había insistido en poner la pelota en busca de otro remate, pero me di cuenta de que ellos habían adelantado delasiado su línea defensiva como para picar el balón. Así que le dije a Bukayo: "No tiene sentido"», reveló Rice, el héroe gunner ante el Real Madrid. Hasta ese momento, tras 388 partidos con el West Ham y el Arsenal jamás pudo anotar de libre directo. «Había disparado demasiadas veces contra la barrera y otras se me ha había marchado por encima», rememoró desde la zona mixta.

La curva con la que Rice superó el muro, con el interior de su bota derecha, trajo a la memoria el gol de Roberto Carlos a Francia en la Copa Confederaciones. Aquel 3 de junio de 1997 en el Stade Gerland de Lyon, el lateral brasileño dejó petrificado a Fabien Barthez con un violentísimo disparo con el exterior de su pie izquierdo. Por uno de esos caprichos del fútbol, el actual embajador del Real Madrid vio en directo el 1-0 desde uno de los palcos del Emirates.

«¡Ni Superman saca ese balón!»

Apenas 12 minutos después, Rice dispuso de otra oportunidad similar tras una falta de Eduardo Camavinga sobre Saka. «Entonces ya tenía mucha confianza», admitió. La violencia de su disparo, el modo en que encontraría la escuadra de Thibaut Courtois, llevaron el delirio a las tribunas. «¿Viste dónde la puso? ¡Ni Superman saca ese balón!», exclamó Clarence Seedorf en la retransmisión inglesa de Amazon Prime Video.

Un par de jugadas antes, Rice también había podido anotar el 2-0 al aprovechar un rechace en el área que sólo Jude Bellingham pudo salvar bajo palos. En cualquier caso, el primer doblete de su carrera le valió para ser distinguido por la UEFA como Player of the Match. Pese a no participar demasiado en la elaboración (27/30 pases), sí se mostró muy efectivo en las zonas de mayor peligro para el Madrid, dado que 14 de esos toques fueron en el tercio final del ataque y nueve de ellos en el área de Thibaut Courtois.

Hasta ayer, nadie había anotado un doblete de libre directo en un duelo eliminatorio de la Champions. Sólo Hakim Ziyech, con el Galatasaray (2023); Neymar, con el PSG (2018); Cristiano Ronaldo, con el Real Madrid (2009) y Rivaldo, con el Barça (2009) lograron ese mismo hito durante un partido de la liguilla. En el Arsenal, el único precedente lo había establecido Nicolas Pépé en la Europa League de 2019.

El golpeo de Rice, en la acción del 1-0 ante el Real Madrid.

El golpeo de Rice, en la acción del 1-0 ante el Real Madrid.EFE

La exhibición de Rice sólo se vio truncada en el minuto 80, cuando tuvo que abandonar el césped, víctima de molestias en un pie, para dejar paso a Kieran Tierney. Según confirmó más tarde Mikel Arteta ni este problema ni el golpe sufrido por Saka parecen graves, por lo que ambos podrán disputar el miércoles el partido de vuelta en el Bernabéu.

El poderío físico de Rice (26 años, 188 centímetros) y su peculiar modo de correr le han valido en el vestuario del Arsenal un curioso apelativo. «Nunca tuve uno hasta que llegué aquí, pero ahora todos me llaman El Caballo», confesó hace unos meses, apuntando a Oleksandr Zinchenko como autor del mote. Cabe recordar que desde su llegada a la elite, Rice únicamente sólo ha sufrido una lesión, el pasado noviembre, por la fractura de un dedo.

116 millones por su traspaso

Hijo de emigrantes irlandeses, nacido a las afueras de Londres, Declan se formó durante siete temporadas en la cantera del Chelsea y en 2014 dio el salto al West Ham, donde se confirmaría como uno de los mejores centrocampistas de su generación. Con apenas 19 años disputó tres amistosos con Irlanda, pero apenas unos meses después Gareth Southgate le convenció para lucir el escudo de The Three Lions.

En 2023 conquistó la Conference League con el West Ham, poniendo punto final a una sequía de 42 años sin títulos en Upton Park. Su elegancia y tremendo despliegue cautivaron a Arteta, que precisaba de un socio para Thomas Partey en la medular. En julio de 2023, Rice se convirtió en el fichaje más caro en la historia del Arsenal, que pagó a los hammers 116 millones de euros por su traspaso.

En un principio, el técnico donostiarra pensó en él como pivote defensivo, pero a lo largo de esta temporada ha ido adelantando su posición. «Desde pequeño siempre he jugado mejor como número 6, pero ahora me siento muy libre actuando de 8. Llegar al área no es algo natural para mí, pero ahora me sirve de motivación para mejorar mis números goleadores». Hasta ayer había anotado cinco tantos en 42 partidos de Champions, Premier, FA Cup y Carabao Cup, pero estos dos goles ante el gran dominador de Europa cambiarán para siempre su carrera.