Fuego cruzado entre Sainz y Leclerc tras su toque en Montmeló: "Son demasiadas quejas"

Fuego cruzado entre Sainz y Leclerc tras su toque en Montmeló: “Son demasiadas quejas”

El cuarto puesto se le había escapado por 38 centésimas, así que Charles Leclerc no quería escuchar ningún consuelo de su ingeniero de pista. "Sé muy bien dónde lo perdí", contó por radio sobre su déficit ante George Russell. De ese modo tan velado, el monegasco hacía referencia al toque, rueda con rueda, de la primera vuelta ante Carlos Sainz. Un incidente que amenaza con quebrar la paz en Ferrari antes de las vacaciones.

La primera parada de este triplete europeo, que se completará en Spielberg y Silverstone, dejó con el gesto torcido a la Scuderia. Sus pilotos cruzaron la bandera a cuadros en idéntico orden al que tomaron la salida y Lando Norris arrebató a Leclerc la segunda plaza del Mundial. En cualquier caso, lo peor del domingo para la gente de Maranello fue el intercambio de reproches entre sus pilotos.

"Frenamos al mismo tiempo y luego hizo la curva como si yo no estuviese allí. Sufrí daños en la rueda delantera izquierda y también alguno en el alerón delantero", comenzó Leclerc. "Antes de la salida acordamos que gestionaríamos al máximo los neumáticos. Sobre todo en la curva 14, pero Carlos aprovechó esa oportunidad para adelantarme", añadió.

"No era el momento de atacar"

No conforme, el monegasco recrudeció las críticas contra el piloto con quien viene compartiendo garaje desde 2021. "No era el momento de atacar. Supongo que quería impresionar a sus aficionados, teniendo en cuenta el momento que vive", deslizó Leclerc, en referencia al próximo destino del madrileño, que aún no ha decidido entre Williams y Audi.

Camino de la báscula, antes de cumplir con el pertinente pesaje de la FIA, Leclerc y Sainz comenzaron a discutir sobre lo sucedido. Las preguntas de Charles exasperaron a Carlos. Y las explicaciones de Carlos no convencieron a Charles.

"No sé lo que le pasaba en la primera vuelta, pero no podía seguir detrás toda mi vida. Le adelanté porque estaba gestionando demasiado. Después pasé a Lewis [Hamilton] y casi lo logro con George [Russell] en el pit-stop. Creo que estaba haciendo lo que se requería", analizó el madrileño. Cuando le trasladaron las quejas de Leclerc, lanzó la mayor andanada. "No sé de lo que se queja esta vez, pero ya son demasiadas carreras en las que lo hace".

La cordura de Vasseur

En mitad de la tormenta, Fred Vasseur debió imponer algo de cordura. "Charles se queja de haber perdido cinco décimas o un segundo en ese instante, aunque no hemos podido constatar los daños de los que habla", detalló el team principal de Ferrari.

Consciente de la gravedad de las acusaciones, con su habitual dosis de realismo, Vasseur intentaba restar importancia a lo sucedido. "Hubo otros 10 momentos en la carrera donde Charles perdió un segundo. Fue un contacto leve. Cuando cedimos más tiempo fue tras las paradas. Saliendo detrás de otros coches, se nos fueron dos o tres segundos", añadió.

"Nos faltó una vuelta para cazar a Russell. Comenzamos quinto y sexto y acabamos en esa misma posición, así que la enseñanza para nosotros pasa por hacer un mejor trabajo durante la qualy del sábado", zanjó Vasseur.

Verstappen aprovecha las facilidades en Montmeló

Verstappen aprovecha las facilidades en Montmeló

McLaren ya cuenta con un coche tan veloz como Red Bull, pero Max Verstappen sigue haciendo la diferencia. No hay modo de acabar con su supremacía. Ni siquiera en Montmeló, donde redondeó una fantástica actuación para disgusto de Lando Norris. En los momentos críticos, el líder del Mundial atacó sin miramientos. Ya en cabeza, controló impertérrito. Fue su cuarta victoria en Barcelona, con la que iguala el récord de Lewis Hamilton -tercer clasificado- y Michael Schumacher.

Cada semana, Verstappen se lleva por delante algún registro, como estos 106 podios, a la altura ya de Alain Prost y Fernando Alonso. Tras siete victorias en 10 carreras, su ventaja se extiende ya a 69 puntos sobre Norris, visiblemente abatido en el podio. Poco puede consolarle su premio de mejor piloto del día o su bonus de la vuelta rápida (1:17.115). El británico, aun con sus fantásticas cualidades, aún no parece preparado para desafiar a Mad Max en la lucha por el título.

Tampoco hubo consuelo para Carlos Sainz y Fernando Alonso, relegados a la intrascendencia ante su público más incondicional. La sexta posición del madrileño a 31 segundos del vencedor, no habla precisamente bien de las evoluciones de Ferrari. El bicampeón mundial, por su parte, ni siquiera se vio en condiciones de pelear por los puntos. Acabó decimosegundo, el primero de los doblados, en una tarde saldada sin un solo abandono ni safety car.

1,9 segundos en el 'pit-stop'

Norris, autor de la pole, reaccionó unas décimas tarde y quiso paliar los daños enviando a Verstappen a la hierba. Por el exterior, Russell avanzaba sin oposición para salir de la primera curva en cabeza. No hubo castigo alguno por parte de los comisarios, aunque tampoco parecía necesitarlo Verstappen, que a la primera oportunidad abrió sus fauces para devorar al Mercedes.

En una carrera tan estratégica, el cuidado de los neumáticos se convierte casi en una obsesión. Y el momento idóneo para cada pit-stop resulta tan crucial como las propias prestaciones. George Russell rompió la baraja en la decimoquinta vuelta, pero un error con la pistola casi le cuesta la posición ante Sainz. Tres giros más tarde, Red Bull sí cumplió puntualmente con Verstappen (1,9 segundos).

Ferrari había dividido su plan, quizá para evitar más rifirrafes como el de la salida, cuando Charles Leclerc rozó la rueda trasera derecha de Sainz. Bryan Bozzi pidió por radio al monegasco que gestionara los blandos, con los que pudo aguantar 24 vueltas. Llegaría a liderar, claro, pero sin el milagro del safety car poco cambiaría para él. Mientras, Sainz se las vio ante Hamilton en un durísimo cuerpo a cuerpo que no iba a merecer investigación. "No entiendo por qué hay una normativa, porque no la seguimos", espetó el madrileño.

Gran batalla frente a Russell

Tampoco comprendía Leclerc por qué sus ingenieros se habían decantado por el Plan A. En verdad, las dificultades de Ferrari se ceñían al ritmo, inferior al de Mercedes y McLaren. Con el primer relevo de medios, Norris dio un recital. Tras desembarazarse de Sainz y Hamilton, su batalla frente a Russell en la vuelta 35 pudo considerarse, de largo, lo mejor del domingo.

Lando exprimía el potencial del MCL38, con el que redujo a la mitad la desventaja. "Estos neumáticos son inconsistentes", lamentaba Max, con sólo cuatro segundos de ventaja. Para ese segundo pit-stop, Sainz y Russell habían optado por el duro, mientras Verstappen y Norris recurrieron al blando. Aún había margen para soñar con el triunfo, pero McLaren lo dilapidó con una parada a paso de tortuga (3,6 segundos).

Cuando Lando se reincorporó a pista, a falta de 19 giros, perdía siete segundos, así que Verstappen sólo tuvo que controlar desde la distancia. Poco a poco, todo se había recolocado también en Mercedes y Ferrari. Russell, con los duros, cedió paso a Hamilton y Sainz hizo lo propio frente a Leclerc, que volaba con los blandos.

De salida, Alonso quedó malparado por un toque que le hizo perder la posición ante Sergio Pérez y Nico Hulkenberg. Pese a que supo regresar al asfalto desde el otro lado de los bolardos, Aston Martin no encontraba modo de enderezar el rumbo y el asturiano aún cayó otros dos puestos.

A ocho vueltas para la bandera a cuadros, ondearon las banderas azules para el asturiano, el octavo de la parrilla doblado por los líderes. Mientras Pierre Gasly y Esteban Ocon, octavo y décimo, constataban la mejoría de Alpine, Alonso rodaba a casi 20 segundos del Haas de Nico Hulkenberg. Dos puestos por detrás del bicampeón, Lance Stroll confirmaba el desplome de Aston Martin.

El futuro de Carlos Sainz y lo que va de un Kimi a otro Kimi

El futuro de Carlos Sainz y lo que va de un Kimi a otro Kimi

Andrea Kimi Antonelli, de 17 años, tiene encandilado a Toto Wolff, aunque durante sus 11 primeras carreras en la Fórmula 2 aún no haya subido siquiera al podio. Ayer mismo, el piloto italiano acabó décimo la sprint race en Montmeló, con una penalización posterior de seis posiciones por superar reiteradamente los límites de pista. Al jefe de Mercedes, sin embargo, poco parecen importarle estas nimiedades. Ahora que se van a cumplir 150 días del anuncio de Lewis Hamilton, rumbo a Ferrari, Wolff tiene claro que apostará por Antonelli en detrimento de Carlos Sainz. Casi cinco meses después de que el heptacampeón le usurpara su asiento en Ferrari, Carlos deshoja una margarita de sólo dos pétalos: Williams y Audi.

Desde febrero, Sainz se perfiló como la indiscutible joya del mercado, pero la fe de Red Bull en Sergio Pérez y la citada irrupción de Antonelli en Mercedes terminaron por debilitar sus opciones. Ni Audi ni Williams podrán ofrecerle en 2025 un coche con el que pelear por los podios. El equipo alemán aterrizará con un ambicioso y mutimillonario proyecto, mientras los británicos seguirán presumiendo de su motor Mercedes. Poca cosa, en cualquier caso, para Carlos, que sigue evaluando sus ofertas con extremo cuidado. No quiere dar un paso en falso. Aunque quizá lo mejor que puede deparar el futuro no quede precisamente lejos de Maranello.

En 2001, cuando Kimi Raikkonen debutó en el Mundial al volante de un Sauber, Sainz era un niño de siete años fascinado por los coches de su padre. Dos décadas después, cuando el finlandés anunció su adiós a la Fórmula 1 tras 350 grandes premios, Sainz tributó a Iceman uno de los agradecimientos más afectuosos del paddock. "Sin Kimi, la Fórmula 1 hubiese sido algo diferente durante los últimos 20 años. Hay que felicitarle por su gran carrera", valoró el madrileño.

"el corcho que destapa la botella"

Su singular carácter y su fulgurante velocidad eran las señas distintivas de un piloto que ni siquiera esbozó una amplia sonrisa tras conquistar el Mundial 2007. Al igual que Sainz, él condujo para Ferrari, McLaren y Renault -aunque bajo el nombre de Lotus, que había heredado la estructura francesa y pudo competir con motores del rombo entre 2011 y 2014. Esa trayectoria común en tres de las escuderías con más solera de la historia suponen otro punto de conexión entre Carlos y Kimi. Aunque no el más decisivo.

El ejemplo de Raikkonen podría servir de ayuda a Sainz para resolver su futuro. Una decisión muy, muy peliaguda y por ende, muy, muy postergada. De hecho, sus consecuencias no afectarán tan sólo a las partes interesadas, sino también al resto de pilotos. Según la feliz definición de Kevin Magnussen, la decisión de Sainz ejercerá como "el corcho que destapa la botella" de la silly season.

En 2009, poco antes de cerrar su tercera temporada en Ferrari, en la que sólo pudo acabar sexto en el Mundial, KImi se quedó sin sitio. El fichaje de Fernando Alonso le cerraba las puertas, Michael Schumacher ya había firmado con Mercedes y Jenson Button se marchaba a McLaren. No había un asiento a la altura de su talento. Así que, recién cumplida la treintena, optó por tomarse un respiro.

Cerrar sin portazos

Dos años sabáticos en los que alternó los rallies con la pesca, antes de regresar en 2012 como buque insignia de Lotus. A las órdenes de Eric Boullier, con unas expectativas acordes a la leyenda de la marca británica, Kimi apenas pudo celebrar dos victorias y 13 podios. Desde tiempo atrás venía rumiando su regreso a Maranello. Y la salida de Felipe Massa, tras ocho temporadas de rojo, solventaría las últimas reticencias.

Hay notorias similitudes entre los casos de Sainz y Raikkonen, pero el que debiera recordar Carlos es el citado regreso del finés a Ferrari. Porque no faltan razones para pensar que la aventura de Lewis Hamilton, la primera lejos de suelo británico, podría no durar demasiado. Su paciencia para afrontar una hipotética falta de competitividad del coche se antoja más que limitada. Y Sainz, casi una década más joven que el heptacampeón, no debe perder ojo.

A diferencia de Fernando Alonso, la familia Sainz siempre ha sabido despedirse. Cerrando al salir. Sin portazos. O dejando la cancela entreabierta. Sucedió en Toro Rosso, Renault o McLaren. Ferrari no será una excepción, así que las opciones de un regreso en 2027 no deberían considerarse a la ligera. Hoy, Sainz partirá sexto en Montmeló, justo por detrás de Charles Leclerc. El podio, otra semana más, se antoja una quimera para Alonso, undécimo en la parrilla. El héroe del sábado fue Lando Norris, autor de la segunda pole de su vida (1:11.383), con dos centésimas de margen sobre Max Verstappen.

Carlos Sainz se cuela en una pelea a tres bandas en Montmeló

Carlos Sainz se cuela en una pelea a tres bandas en Montmeló

Desde antes del comienzo del Mundial, Carlos Sainz se fijó el GP de España como una de sus prioridades. Una alegría para los 120.000 aficionados que abarrotarán el domingo las gradas de Montmeló supondría la mejor despedida con Ferrari. Y ese objetivo, por lo visto durante los dos entrenamientos libres, se antoja a la mano, porque el madrileño mostró el viernes una velocidad más que notable.

Mientras los incesantes comentarios sobre su futuro acaparan las conversaciones del paddock, Sainz acabó segundo en la sesión vespertina, a sólo 22 milésimas de Lewis Hamilton (1:13.264). Unas horas antes, sin recurrir al neumático blando, el ganador del GP de Australia ocupó la tercera plaza, a tres décimas de Lando Norris (1:14.228). Esa regularidad supone un síntoma más que alentador para un piloto como él, que acostumbra a plasmar desde primera hora sus buenas sensaciones al volante.

A la espera de cómo evolucionen las condiciones meteorológicas, con la amenaza de lluvia durante la mañana del domingo, las primeras conclusiones en Montmeló apuntan a una pugna muy apretada entre Red Bull, McLaren, Ferrari y Mercedes. Montmeló, el campo de pruebas más exigente del Mundial, examinará las actualizaciones de los favoritos.

La regularidad de Piastri

Por encima del resto, desde luego, habría que situar a Max Verstappen, vencedor de las dos últimas ediciones y con la moral alta tras su trabajado triunfo en Montreal. No obstante, el líder del Mundial se ha sentido bastante incómodo al volante del RB20 y durante la FP2 se quejó de subviraje: "Este coche no muerde". A su estela volverán a asomar Norris, líder por la mañana y a sólo 55 milésimas de Hamilton tras la pausa, y Oscar Piastri, cuya consistencia en las tandas largas ofrece pistas sobre la fortaleza de McLaren.

Mercedes, por su parte, pretende desbloquear el rendimiento de su W15, cuyo tremendo potencial ya quedó en evidencia hace dos semanas en Canadá. George Russell y Hamilton no montaron las gomas blandas por la mañana, pero su ritmo se antoja prometedor. Ahora queda por ver si los ingenieros de Toto Wolff dan con la tecla, porque la estrategia en Montmeló se antoja el factor clave.

El otro foco de interés apunta hacia la degradación de los neumáticos, especialmente en el delantero izquierdo. Ese parece el único asidero para Fernando Alonso, que ya ha avisado que la pelea por las posiciones de honor se antoja casi un imposible. A una vuelta, el objetivo real durante la qualy del sábado debería ser un hueco en la Q3. Durante la primera sesión, el asturiano acabó noveno, a 99 centésimas de la cabeza (1:15.222), mientras por la tarde ocupó la decimocuarta posición, a 82 centésimas de Hamilton (1:14.091).

El controvertido regreso de Flavio Briatore con Alpine y las sombras del ‘Crashgate’

Actualizado Viernes, 21 junio 2024 - 15:38

A los 74 años, casi 16 después ser sancionado de por vida, Flavio Briatore regresa a la competición en la Fórmula 1. El italiano ejercerá como asesor ejecutivo de Alpine, la escudería heredera de Renault, donde ya conquistó junto a Fernando Alonso dos títulos mundiales (2005, 2006). Una controvertida apuesta personal de Luca de Meo, CEO de Renault, dada la implicación de Briatore en el escándalo Crashgate.

Alpine, a través de un comunicado, confirmó que Briatore se centrará en la "búsqueda de talento", el "mercado de pilotos" y el asesoramiento sobre algunas "cuestiones estratégicas". Un papel de cierto rango en la estructura del antepenúltimo clasificado del Mundial de Constructores, sólo por delante de Williams y Sauber.

La polémica que suscita el nombramiento estriba en esas "cuestiones estratégicas" a las que hace referencia el escrito, ya que Briatore fue el artífice de lo sucedido en el GP de Singapur 2008. Durante aquella carrera, la primera nocturna de la historia de la F1, Briatore planeó y ordenó un accidente de Nelsinho Piquet para beneficiar las opciones de Alonso, vencedor final en la meta de Marina Bay.

De Meo, siempre al frente

Otro de los protagonistas de aquel episodio, uno de los más funestos del motorsport, fue Pat Symonds, castigado con cinco años por parte del Consejo Mundial del Motor. Cumplida esta sanción, el ingeniero británico también regresó al Gran Circo, donde pudo colaborar con Williams o Marussia y donde ahora va a formar parte en el nuevo proyecto de Michael Andretti. Por supuesto, esos movimientos de Symonds no despertaron los comentarios que se suceden ahora con Briatore, que regresa precisamente a la estructura que él mismo debió vender de forma apresurada en 2009.

A lo largo de los cuatro últimos años, De Meo ha asumido decisiones de mucho calado en Alpine. Desde el cambio de nombre del equipo, con el que pretendía potenciar la división de coches deportivos, a las contrataciones de ejecutivos como Laurent Rossi, Marcin Budkowski, Otmar Szafnauer o el actual team principal, Brumo Famin y el despido de Alain Prost como director no ejecutivo de la marca.

Demasiados rumores

A esos precedentes se suma ahora la apuesta por Briatore, la de mayor riesgo a nivel de imagen. Durante los últimos meses se vienen sucediendo los rumores sobre la posibilidad de que Alpine renuncie a su programa de motores y deje de fabricar en su sede de Viry-Chatillon. Mucho analistas interpretar esa transformación en un equipo cliente como un final anticipado de su histórico trayecto en el Gran Circo.

Asimismo, los comentarios en el paddock apuntan a una venta más o menos inminente del equipo, en la que Briatore podría asumir un papel protagonista. En cualquier caso, el horizonte a corto plazo tampoco se antoja nada halagüeño para Alpine. A los errores iniciales de diseño en el A290, que ha tenido que adelgazar casi 1 kg, se suma la feroz rivalidad interna entre Esteban Ocon y Pierre Gasly, protagonistas de un feo incidente durante el GP de Mónaco y un largo cruce de cruce de declaraciones durante el GP de Canadá.

La amenaza ultra y la preocupación por "más episodios esporádicos"

La amenaza ultra y la preocupación por “más episodios esporádicos”

Los primeros testimonios, recogidos el pasado domingo a pie de calle, apuntaban a otra batalla campal entre ingleses y serbios en el centro de Gelsenkirchen. Aún restaban unas horas de alerta máxima para la policía cuando volaron las sillas, llovieron las patadas y sangraron las cabezas. Sin embargo, esas apariencias no describían con exactitud la exacerbada violencia. Horas más tarde, las fuerzas de seguridad identificaron a un grupo de ultras macedonios, que portaban el águila bicéfala de la bandera de Albania, como responsables de los hechos. Los detenidos pertenecían al grupo Shvercerat, el más célebre del tercer club de Skopje, y se habían aliado con hooligans del Birmingham City para despedazar al enemigo común. Un ejemplo del intrincado mapa de la violencia en la Eurocopa, el torneo más peligroso desde 2016, el que hoy congrega en Hamburgo a los ultras de Croacia y Albania.

El partido en el Volksparkstadion reúne a dos de las selecciones con mayor poder de convocatoria. El pasado sábado, unos 50.000 croatas sin entrada siguieron la derrota ante España en los aledaños del Olímpico de Berlín. Y unas escenas similares se vivirían horas más tarde en Dortmund, hasta donde se acercaron multitud de albaneses. Muchos de ellos inmigrantes. Hijos de una diáspora tan masiva como la croata. La gran mayoría, gente pacífica y de bien. Sin embargo, ayer mismo, los más violentos de los Plisat, ultras del FC Pristina, ya se dejaron ver por Hamburgo con su indumentaria negra. Apurarán tantos litros de cerveza como los Bad Blue Boys, el terrorífico grupo del Dinamo de Zagreb. O los Torcida Split y Ultras Mostar, que el sábado desplegaron sus pancartas en Berlín. ¿Conviene, pues, prepararse para lo peor?

«Sería muy cuidadoso con no mezcar el fandom albanés y croata», asegura a EL MUNDO Dario Brentin, uno de los sociólogos que mejor ha abordado el vínculo entre fútbol, política e ideología en los Balcanes. «Claro que ambas tienen grupos prohibidos, por así decirlo. En el caso de Albania no sólo proceden de su propio país, sino de Macedonia del Norte y Kosovo. En el caso croata, por su parte, existen secciones formadas por un centenar de ultras que viajarán por su cuenta. Sin embargo, creo que terminará pesando más el papel de los aficionados más civilizados», añade el investigador de la Universidad de Graz (Austria).

«Comunidad imaginada»

El medio millón de albaneses que reside al otro lado del Rin anda enloquecido con su selección. El fenómeno dio comienzo en 2016, año de su primera participación en una Eurocopa, cuando 20.000 almas apagaron los compases de La Marsellesa en el Velodrome de Marsella. «La furia albanesa engloba a todos los ciudadanos en una "comunidad imaginada", tal vez la única admisible para el país. El único modo de hacer realidad la idea de una nación unificada», escribe la investigadora Rrezearta Reka Thaçi, en Furia Albanica: The Last Myth for the Preservation of Albanian National Identity (Mediterranean Journal of Social Sciences, 2016) El pasado marzo, durante un mero amistoso, 4.000 aficionados arroparon al equipo en la ciudad sueca de Solna.

Y hace sólo cuatro días, fecha del debut ante Italia, la facción Tifozat dejó su impronta tras una de las porterías del Westfalenstadion. Por ahí asomaban camisetas oscuras con un mapa albanés que abarca mucho más allá de las fronteras actuales. Fuera del recinto esgrimían alguna bandera con el lema FCKSRB (Fuck Serbia) o del Ejército de Liberación de Kosovo (UCK), aquel grupo paramilitar que a mediados de los 90 aún pretendía la independencia de Belgrado. Hace sólo unos meses, los Tifozat también se manifestaron frente a la sede de su propia Federación. Consideraban intolerable una candidatura conjunta con Serbia para organizar la Eurocopa sub'21 de 2027. Su odio hacia todo lo chetnik encaja en el ideario más radical de los croatas.

Las bengalas croatas, el sábado en el Olímpico de Berlín.

Las bengalas croatas, el sábado en el Olímpico de Berlín.AP

«Creo que existe una posibilidad real de confraternización espontánea y de algunos cánticos y discriminatorios hacia los serbios. Ya lo vimos durante la fase de clasificación para el Mundial 2018, cuando Croacia visitó Kosovo», desarrolla el autor de Sport in Socialist Yugoslavia (Routledge, 2018). No obstante, otro factor a pie de calle podría acarrear imprevisibles consecuencias. «En Croacia también existen niveles de racismo cotidiano hacia las personas de etnia albanesa», apunta Brentin, citando como origen los movimientos migratorios de los 60. «A los albaneses se les suele identificar con sectores como la joyería o los helados», relata el sociólogo. Del ideario nazi de Bad Blue Boys y de sus canciones en recuerdo del NDH-el Estado títere de Adolf Hitler durante la Segunda Guerra Mundial- y de la Ustacha -su brazo armado- quedan algo más que evidencias en pleno siglo XXI.

En cualquier caso, el clima cuasi bélico de esta Eurocopa debería mantener en vilo a todos los actores del fútbol. «No creo que se desate la violencia organizada de la edición de 2016, con los hinchas rusos como protagonistas, pero sí veo bastante probables más episodios esporádicos», vaticina Brentin. «Esto ya no es una Eurocopa multisede, como la de 2021. Alemania es un país con grandes infraestructuras, fácilmente accesible y razonablemente asequible. Simplemente por el hecho de que llegan más ultras me sorprendería que no hubiera nuevos problemas», finaliza.

Los goles de la disidencia contra el Gobierno de Georgia: "Algunos jugadores tuvieron que eliminar sus mensajes de apoyo"

Los goles de la disidencia contra el Gobierno de Georgia: “Algunos jugadores tuvieron que eliminar sus mensajes de apoyo”

El pasado 24 de marzo, poco después de que Nika Kvekveskiri anotase el penalti que metía a Georgia, por primera vez, en la fase final de una Eurocopa, las calles de Tiflis se tiñeron de una euforia que traspasaba lo futbolístico. Muchos ciudadanos, ajenos al balón, aprovecharon el momento para reivindicar un viejo anhelo: el de la integración en la Unión Europea.

Tres días más tarde, el patriarca de la Iglesia Ortodoxa animaba a los jugadores a "seguir haciendo feliz al país con más victorias". Un mensaje relevante, dado que la popularidad de Ilia II rivaliza con la de Giorgi Mamardashvili, portero del Valencia, o Khvicha Kvaratskhelia, extremo del Nápoles, las estrellas de la selección. Desde 1977, año de su entronización, su influencia sobre la sociedad y la vida política no sólo se mantiene intacta, sino que ha sobrevivido a una tentativa de envenenamiento con cianuro.

Para saber más

Georgia atraviesa una furibunda crisis política, agitada por la polarización y los discursos de odio. De ello dan prueba aquellas escenas de gozo por la Eurocopa, que pronto se transformaron, a lo largo de abril y mayo, en multitudinarias protestas contra Rusia, el gigante que ocupa militarmente, con 8.000 soldados, una quinta parte de su territorio. Siguiendo las directrices del Gobierno, la policía disolvió con tal violencia a los ciudadanos que una ola de indignación empezó a inundar el país. Hasta alcanzar al vestuario dirigido por Willy Sagnol.

"Hubo futbolistas que apoyaron esa causa, aunque debieron guardar silencio o eliminar sus publicaciones de apoyo en las redes sociales", cuenta a EL MUNDO el director de uno de uno de los periódicos más influyentes de Tiflis, con la condición de no revelar su identidad. "Algunos fueron acusados incluso de pertenecer a partidos políticos de la oposición. Aunque ningún jugador ha querido admitir presiones de la Federación, veo muy probable que se produjeran", prosigue.

El último informe de Amnistía Internacional confirma que el "procesamiento de opositores por motivos políticos", "la violencia contra las mujeres" y las "detenciones arbitrarias de civiles" resultan aún hoy moneda común en Georgia. El 8 de julio 2023, una fiesta del Orgullo Gay fue reventada por 2.000 militantes de ultraderecha, que destrozaron el escenario y prendieron fuego a los emblemas arcoíris. Los agentes de policía, según la citada ONG, "no hicieron nada para impedirlo".

Sagnol, seleccionador georgiano, con sus jugadores.

Sagnol, seleccionador georgiano, con sus jugadores.AFP

Como tampoco intervinieron, a mediados de 2017 en la sede de la Federación, cuando otro grupo de violentos clamaron contra Guram Kashia. El capitán de la selección había osado portar un brazalete con su club, el Vitesse holandés, en apoyo del colectivo LGBTQ. Hoy, Kashia liderará la línea de tres centrales ante Turquía, mientras en el banquillo del Westfalenstadion, a la espera de mostrar su olfato goleador, aguardará Budu Zivzivadze.

El futbolista del Karlsruher se ha erigido como uno de los estandartes de la disidencia. No sólo por aquel doblete ante Luxemburgo que despejaría el camino hacia la última eliminatoria frente a Grecia, sino por su frontal oposición al Gobierno. Zivzivadze no ha escatimado críticas a la Ley de Agentes Extranjeros. Un texto, ostensiblemente inspirado por el Kremlin, que coloca en la diana a cualquier empresa -de los medios de comunicación a las ONG- que presente un 20% de capital extranjero. Otro ejemplo de la deriva autoritaria de Sueño Georgiano, el partido gubernamental, el que intenta controlar cada resorte del poder. Incluido el balón.

Levan Kobiashvili, quien fuera ídolo del Schalke a comienzos de siglo, compatibiliza el cargo de presidente de la Federación con su acta de diputado, mientras Kakha Kaladze, campeón de dos Champions con el Milan, ejerce como alcalde de Tiflis. Pese a su escaso pudor para hostigar a los discrepantes, ambos encabezarán hoy la expedición en Dortmund. "Son los autores de todo el mal y de toda la inmundicia que pueda imaginarse", espetó Kaladze cuando le preguntaron sobre la influencia de la oposición en el equipo nacional.

Problemas sociales

Entretanto, el primer ministro, Irakli Kobajidze, no ha perdido la ocasión para reservar su cuota de protagonismo. "Cuando algo sucede por vez primera en 30 años significa que el esfuerzo de este Gobierno también ha supuesto una gran parte del éxito", adelantó el pasado 10 de abril. Según el último registro del Banco Mundial, correspondiente a 2019, Georgia es el séptimo país del mundo donde más fácil resulta hacer negocios, sólo unas décimas por detrás de Estados Unidos. Su sector turístico representa el 33,5% del PIB, casi el triple que en España o Italia. Sin embargo, aún sigue a años luz de Europa en cuanto a Índice de Desarrollo Humano, el coeficiente de la ONU que pondera la esperanza de vida, los niveles de educación o el consumo per capita.

Por no hablar de la libertad de prensa, donde en 2024 ya ha retrocedido 26 posiciones, según el informe anual de Reporteros Sin Fronteras. De ello bien saben en las redacciones de Tiflis. "Son tiempos duros. Desde que Vladimir Putin lanzó su guerra a gran escala contra Ucrania, mi país ha tomado una senda iliberal. La propaganda afecta a todos los niveles. Incluso al de la rivalidad con Turquía, el único país vecino que reconoce plenamente nuestra soberanía. A pesar de los prolongados intentos de Rusia de instigar la turcofobia, esos sentimientos son mínimos", concluye el citado informante georgiano.

La suerte de Andrei Ratiu, el "caballo descontrolado" que ganó el Gordo de Navidad

La suerte de Andrei Ratiu, el “caballo descontrolado” que ganó el Gordo de Navidad

Una de las posesiones más preciadas de Andrei Ratiu (Aiud, Rumanía, 1998) lleva la firma de Fito Cabrales. Se trata de una guitarra que Jorge Pulido, capitán del Huesca y fanático -como él- del rockero bilbaíno, le regaló a modo de despedida tras su etapa en El Alcoraz. Porque aquellas dos temporadas en Segunda División, tan explosivas, tan prometedoras, le iban a abrir las puertas de la selección rumana y el Rayo Vallecano. Sin embargo, su primer año con La Franja se ha saldado con apenas 16 partidos y el vago recuerdo de un soberano marcaje a Vinicius en el Bernabéu. Hoy, Ratiu debuta en la Eurocopa con el pelo teñido de azul y una melodía de Fito sobrevolando por Múnich: Un día, la suerte entró por mi ventana / Vino una noche, se fue una mañana / Quizás solamente me vino a enseñar / Que viene y va.

Según cuentan quienes mejor le conocen, Ratiu es un tipo tan tímido como perseverante. Uno de esos profesionales que aún cree en el valor del trabajo bien hecho. Sin embargo, los azares de la vida también le han reservado algunas sorpresas. Como la del otoño de 2021 cuando, a la vuelta de uno de sus primeros viajes con la selección, Andrei compró lotería en Madrid, su penúltima parada antes de tomar el tren rumbo a Huesca. Unas semanas después, aquel décimo resultó premiado con el Gordo de Navidad.

"Es un jugador hecho a sí mismo, que ha ido escalando a base de esfuerzo y de confiar en sus posibilidades. A veces ha creído más en sí mismo que quienes le rodeaban", cuenta Javi Calleja, el técnico que le hizo debutar con el primer equipo del Villarreal. Una noche de grave compromiso en Mestalla, donde los castellonenses se jugaban el pase a las semifinales de la Europa League. "Llegó muy, muy joven a nuestra cantera. Se había formado como extremo, aunque poco a poco fue retrasando su posición. Ya por entonces nos sorprendía por su capacidad para asociarse y llegar arriba, acabando las jugadas", revela a EL MUNDO el ex preparador amarillo.

Por encima de los 35 km/h

Ratiu, callado y laborioso, siempre cumplía con lo que esperaban de él. Sin embargo, necesitaba minutos lejos de La Cerámica. El Huesca, recién descendido, buscaba competencia para Julio Buffarini, recién fichado de Boca Juniors. De modo que Rubén García, su director deportivo, puso manos a la obra. "El lateral derecho ha sido uno de los puestos que más ha evolucionado en los últimos años. Todos han pasado a ser más atacantes que defensores. Fui un par de veces a ver a Andrei en directo y la sensación que me dio es que el campo se le quedaba pequeño. Era un caballo descontrolado, con una potencia bruta espectacular", relata García, en conversación con este periódico.

Según su testimonio y "salvando las distancias", en la línea de Achraf Hakimi o Trent Alexander Arnold. Durante aquel otoño de 2021, ya se había ganado el crédito del seleccionador Mirel Radoi y Edward Iordanescu, su sucesor en el cargo. Durante la última fase de clasificación para la Eurocopa, promedió 5,8 conducciones largas cada 90 minutos, la mayor cifra del torneo.

Con una velocidad punta superior a los 35 km/h, Andrei siempre se ha sentido mejor a campo abierto que a la hora de tomar decisiones en espacios reducidos. "Pisa área con mucha facilidad, pero aún debe mejorar esa pausa, sobre todo a la hora de centrar", abunda García. "Ha ido progresando a nivel táctico y defensivo, una de las facetas que más debía trabajar", completa Calleja. De esa consistencia, precisamente, andaba más bien sobrado Iván Balliu, que le cerraría el paso en Vallecas durante dos largos meses.

Frente a Mudryk

Hasta que el pasado 5 de noviembre, Ratiu debutó en Liga con la camiseta franjirroja ante uno de los extremos más desequilibrantes del panorama mundial. Aquel domingo, Vinicius acabaría desquiciado frente a un rival que acumuló cuatro tackles, dos despejes, 5/12 en duelos y una sola falta. La imagen de uno de sus retornos, acelerando durante casi 40 metros ante el brasileño -que había partido con leve ventaja- antes de cruzarse con limpieza y salir con el balón junto al banderín, le proporcionaron fama efímera. De ahí hasta final de curso, Ratiu únicamente jugó otras seis veces como titular.

Hoy, sí formará de inicio frente a Ucrania, donde intentará minimizar a Mykhaylo Mudryk. El '10' del Chelsea, diestro, parte desde el perfil zurdo para suministrar a Roman Yaremchuk y Viktor Tsygankov. De la fortaleza de Ratiu, escoltado por Radu Dragusin, el central del Tottenham, penden las opciones rumanas. Andrei ya ha adelantado a su círculo íntimo que mantendrá ese tinte capilar porque le viene dando suerte. Que viene y va.

La paradoja de Países Bajos: 15 futbolistas hijos de la inmigración entre el auge de la xenofobia

La paradoja de Países Bajos: 15 futbolistas hijos de la inmigración entre el auge de la xenofobia

El pasado 22 noviembre, el Partido de la Libertad (PVV) ganó las elecciones en los Países Bajos con un programa donde proponía «una política inmigratoria generalmente más restrictiva». «Queremos menos Islam y lo lograremos gracias a una menor inmigración no occidental y la introducción de un cese general del asilo». Más de 2,5 millones de neerlandeses apoyaron las ideas presentadas por Geert Wilders, líder del PVV, quien seis semanas más tarde filtró al diario The Times otra medida: «Las disculpas del Rey Guillermo Alejandro, a propósito de la esclavitud y las acciones policiales, serán retiradas». Esta retórica, a medio camino entre la xenofobia y la exaltación del pasado colonial, contrasta con la realidad de la selección que hoy debuta ante Polonia en Hamburgo.

Ronald Koeman se presenta en el Volksparkstadion con 15 futbolistas que no encajan precisamente en los esquemas de Wilders. Diez proceden de los territorios de ultramar y cinco son hijos o nietos de inmigrantes africanos. No sólo se trata del 62,5% de los convocados, sino de su columna vertebral. Las familias de Virgil van Dijk y Xavi Simons vienen de Surinam, mientras los ancestros de Jeremie Frimpong y Memphis Depay son originarios de Ghana. El pasado día 6, durante el amistoso ante Canadá en Rotterdam, el lateral del Leverkusen y el delantero del Atlético celebraron el 1-0 con la danza Adowa. «Por supuesto que representamos a Países Bajos, pero lo que hicimos es algo que está en nuestra sangre», comentó Depay sobre el ceremonial.

Según las cifras de 2022 de Statline, la base de datos con la que trabajan las autoridades de La Haya, el 25,2% de los 17,5 millones de ciudadanos neerlandeses son hijos o nietos de la inmigración. Por orden de importancia, destacan los 430.000 procedentes de Turquía, los 419.000 de Marruecos y los 360.000 de Surinam, el gran vivero de su selección. Lejos de aquella Naranja Mecánica de los Mundiales de 1974 y 1978, compuesta exclusivamente por blancos, la Oranje fue incorporando a ídolos como Ruud Gullit, Frank Rijkaard o Patrick Kluivert, con raíces en la ex colonia, que obtuvo su independencia en noviembre de 1975. O Clarence Seedorf, Aron Winter y Edgard Davids, nacidos en Paramaribo, la capital.

El doble caso de Dumfries

En la actual lista de Koeman, además de Van Dijk y Simons cabe mencionar a Georginio Wijnaldum, Donyell Malen, Ian Maatsen, Steven Bergwijn, Ryan Gravenberch y Denzel Dumfries. El caso del lateral del Inter resulta doblemente curioso, ya que su madre es de Surinam y su padre de Aruba, una de las Antillas Holandesas. De Curaçao, otra de esas islas caribeñas que aún forman parte del Reino, procede Lutsharel Geertruida, lateral del Feyenoord.

La diversidad del vestuario parece ajustarse a las evidencias de un censo de las que ni el propio Wilders puede escapar, ya que su abuela nació en Indonesia y su esposa, una inmigrante húngara, tiene raíces turcas. En cualquier caso, el líder ultraderechista ha sabido beneficiarse del odio hacia una población de origen inmigrante que a comienzos de siglo no llegaba a los 2,8 millones y hoy supera ya los 4,2. Josip Kesic y Jan Willem Duyvendak, los sociólogos que más a fondo han estudiado el fenómeno, concluyen sus investigaciones con una paradoja. «La hostilidad hacia los musulmanes y las personas cuyo fenotipo difiere del patrón de holandés blanco, es decir, aquellos que son vistos como extranjeros, podría resultar sorprendente, dada la reputación de los Países Bajos como un país progresista y tolerante».

De acuerdo con el último informe publicado por la Comisión Europea, el 82% de los neerlandeses (22 puntos más que la media comunitaria) considera que la discriminación por origen étnico está muy extendida en su país. Según las entrevistas de este Eurobarómetro, realizadas en abril y mayo de 2023, el 78% (17 puntos más que la media) considera que existe una discriminación muy generalizada por el mero color de la piel.

12 años después de Gdansk

El fútbol, lógicamente, no vive ajeno a la oleada racista. Y en el seno de la Oranje aún recuerdan aquel aborrecible episodio previo a la Eurocopa 2012, cuando sus jugadores escucharon gritos de «mono» durante un entrenamiento, abierto a 20.000 aficionados, en el Stadion Miejski de Gdansk. Hoy, la representación inmigrante dentro del vestuario se ha duplicado. De hecho, alcanza hasta Indonesia, aquel gigante insular de donde llegaron futbolistas de la talla de Sonny Silooy o Giovanni van Bronckhorst y que ahora vuelve a la actualidad gracias a Tijjani Reijnders.

El centrocampista del Milan, llamado a llenar el vacío dejado por Frenkie de Jong, celebró el 11 de mayo un gol contra el Cagliari señalando en su camiseta el melodioso apellido de su madre: Lekatompessy. Aunque ninguna búsqueda de los orígenes como la de Cody Gakpo, referencia goleadora el pasado Mundial de Qatar. En sus últimas vacaciones, el delantero del Liverpool viajó a Togo, la diminuta nación de su padre, para tareas humanitarias. «Es importante devolverles todo lo que pueda». La nómina africana de Koeman se completa con Nathan Aké, hijo de marfileño, y Brian Brobbey, con ancestros en Ghana.

Otro récord de longevidad para Fernando Alonso y la feroz autocrítica de Lewis Hamilton: "Una de mis peores carreras"

Otro récord de longevidad para Fernando Alonso y la feroz autocrítica de Lewis Hamilton: “Una de mis peores carreras”

Aston Martin pudo disfrutar las horas posteriores al GP de Canadá con mayor tranquilidad que sus rivales. No sólo por los 14 puntos embolsados en Montreal -más que en el global de las tres anteriores carreras- sino porque sus pilotos se libraron de la cita ante los comisarios. Mientras Oscar Piastri, George Russell, Sergio Pérez o Yuki Tsunoda declaraban por diversos motivos -incluido el delirante retraso del japonés en la ceremonia de los himnos- Fernando Alonso y Lance Stroll abandonaban el Circuito Gilles Villeneuve con la sensación del trabajo bien hecho.

La sexta plaza del español y la séptima del canadiense confirmaron las buenas sensaciones del sábado, cuando Fernando sólo rodó dos décimas más lento que la pole. Tras las debacles de Imola y Mónaco, el AMR24 volvió a comportarse como el quinto coche de la parrilla. "Hemos salvado el día y podemos estar contentos", valoró Alonso, conforme con su papel sobre una pista que parecía favorecer al AMR24. "Las 70 vueltas han sido diferentes, con condiciones cambiantes. Una carrera estresante, difícil de ejecutar, porque teníamos dos metros de trazada y si ponías una rueda fuera de la línea seca, todo se complicaba", analizó.

Ese sexto puesto bajo la bandera a cuadros le iba a permitir, asimismo, superar otro registro de Michael Schumacher: el de mayor tiempo entre la primera y la última carrera en los puntos. Hasta ayer, El Kaiser registraba 21 años, dos meses y 17 días entre sus primeros puntos (GP de Italia 1991) y los últimos (GP de Brasil 2012). Desde ahora, Alonso suma dos semanas más que el legendario líder de Ferrari: 21 años, tres meses y dos días entre aquel lejano GP Australia 2003 y este GP de Canadá.

"Que quede claro"

El domingo de Fernando en Montreal iba a fraguarse ante Lewis Hamilton, el otro heptacampeón. "Iba mucho más rápido y merecía quedar delante. Pero al menos no me adelantó en la pista, sino en los boxes. Que quede claro", bromeó el doble ganador de las 24 Horas de Le Mans. Esos 4,3 segundos cedidos en el pit-stop resultarían letales frente al británico.

Durante el primer tramo de carrera, antes del primer safety car, el ritmo de Mercedes era medio segundo más rápido que el de Aston Martin. De hecho, Hamilton dispuso de opciones para pelear frente a Max Verstappen o Lando Norris, gracias a sus mejoras aerodinámicas, en el alerón delantero y el suelo del W15. "Este fin de semana el coche era capaz de ganar. Por eso no tengo precisamente buenas sensaciones", admitió el británico.

"Desde el viernes tuve una actuación realmente pobre", añadió Sir Lewis, en los micrófonos de Sky F1. "Ha sido una de mis peores carreras. Simplemente cometí muchos errores", subrayó, con un tono extremadamente autocrítico. El pulso final ante Russell, por la última plaza del podio, tampoco iba a resolverse a su favor. Pese a los pasos adelante en las fábricas de Brackley y Brixworth, Hamilton no endereza el rumbo ante su compañero de garaje, que le supera tanto en las sesiones clasificatorias (8-1) como los domingos (7-2).

Dentro de dos semanas, la llegada a Barcelona supondrá otro examen para Mercedes y Aston Martin. Un exigente campo de pruebas con el que dar comienzo al extenuante triplete europeo, completado por el GP de Austria y el GP de Gran Bretaña. "Necesitamos seguir desbloqueando más ritmo para desafiar a nuestros rivales", adelantó Mike Krack.

El team principal de la escudería de Silverstone pudo congratularse también por el buen papel de Stroll. Esa séptima posición suponía su mejor actuación tras seis carreras en casa. Minutos después de la bandera a cuadros, el ídolo local salió hacia el muro para recibir el calor de los aficionados. Una rutina durante la mayoría de citas del calendario, pero que en Canadá podría costar cara a los organizadores.

La invasión de la pista no iba a pasar desapercibida para los comisarios, que llamaron a capítulo a Octane Racing Group, el promotor de la prueba. La FIA, después de lo sucedido el año pasado en Interlagos y Albert Park, no quiere que se repitan más escenas de peligro que pongan en riesgo la seguridad de los pilotos.