El PSG vence al Arsenal y buscará, a la segunda, su ansiada Champions

El PSG vence al Arsenal y buscará, a la segunda, su ansiada Champions

Era un duelo de segundas oportunidades, de buscar la gloria después de haberla rozado. Los parisinos no pudieron alcanzarla en aquella época de mascarillas y coronavirus y los británicos sucumbieron precisamente en este mismo estadio hace casi dos décadas a manos del germen del mejor Barça de la historia. Así que el PSG vio la puerta abierta y se coló para presentarse en la final ante el Inter. Lo hizo sin Mbappé, pero con un equipo solidario que demuestra que la Champions la tienen que atacar y defender once futbolistas. [Narración y estadísticas, 2-1]

Salió el Arsenal a encontrar pronto el tanto del empate en la eliminatoria, mandón y muy agresivo. No se habían cumplido los primeros 10 minutos y ya llevaba tres ocasiones claras de gol, una de Martinelli tras un saque de banda de Skelly a modo córner, otra de Rice, un cabezazo que se fue por poco tras un gran centro de Timber y la última un disparo desde fuera del área de Odegaard. En las dos últimas, la respuesta de Donnarumma fue más que sobresaliente. La mano abajo para despejar el disparo del noruego competirá con la de Sommer a Yamal por la mejor parada de esta Champions.

Los ingleses notaron la vuelta de Thomas Partey a su centro del campo. El jugador ghanés permitió a Rice volver a ocupar el carril interior, lo que daba más llegada al peligroso medio británico, y sus saques largos de banda generaban casi más peligro que un saque de esquina. También Odegaard pudo aparecer más en tres cuartos y comandar la presión alta que ordenó Arteta a sus hombres.

No encontraban los franceses el balón para desesperación de Luis Enrique. Kvaratskhelia no lo necesitaba. El primero que le llegó lo mandó al palo y encendió a la grada a la par que bajó un poco el ánimo de los gunners. De hecho, pese a que los ingleses quisieron mantener alta su presión, poco después un robo de Fabián dejó solos a Doué y Barcola para montar la contra. Quizás fue la juventud o la falta de picardía, pero la jugada terminó con un disparo inocente del que ejerció como nueve en ausencia del tocado Dembélé.

Poco después, el español decidió hacerlo por su cuenta y clavar un gol de bandera. El interior recogió un rechace de la defensa británica en el balcón del área, regateó a Martinelli con su control de pecho y la clavó con la zurda, imposible para Raya tras un roce con un defensa. Golpe que pudo ser doble si Barcola, un minuto después, hubiera conseguido culminar bien un nuevo contraataque del PSG. Le sobró un toque de balón.

El partido perdió efervescencia. El Arsenal, por miedo a recibir más castigo y el PSG, contento por haber duplicado su ventaja en una primera parte que comenzó como quien es vapuleado por una gran ola bajo el mar. Afortunadamente, sin heridas de gravedad, apenas un leve mareo.

El rugido de los Príncipes

La segunda mitad comenzó tranquila, como en un armisticio. Entonces salió a calentar Dembélé y rugió el Parque de los Príncipes. El PSG empezó más conectado al juego y a la eliminatoria. Resultaba metafórico ver a Kvaratskhelia perseguir a Saka en ayuda de Mendes, amonestado en el primer tiempo, y al equipo con más querencia por el esférico, como le gusta a su técnico.

Como en un espejo, en el minuto 65, fue Saka el que emuló la jugada de Kvaratskhelia para recortar hacia dentro y poner el balón en la escuadra. En esta ocasión no fue el palo el que evitó el tanto sino Donnarumma, inspiradisimo toda la noche, con otra mano inverosímil. Pero más inverosímil se antojó la remontada británica después de que el VAR llamara a Zwayer por una mano de Timber tras un disparo de Achraf. Penalti de los modernos, pero penalti. Sin embargo, Raya quiso dar un hálito de vida más a los suyos y detuvo el lanzamiento de Vitinha.

Último aliento

No lo quisieron tomar los británicos que se durmieron en una diagonal de Kvaratskhelia en la que el balón terminó en las botas de Achraf con un Partey blando en el duelo. El marroquí metió una comba imposible para Raya. Ese segundo tanto francés espoleó algo el orgullo inglés, que quiso anotar el tanto del honor poco después, obra de Saka tras una gran lucha de Trossard.

El partido se alocó, pero la ventaja francesa permitía a los de Luis Enrique reducir la ansiedad habitual de los últimos minutos. La final se tocaba con la punta de los dedos y los de Donnarumma la merecieron durante toda la eliminatoria. Espera el Inter, un equipo con más oficio y tres entorchados. Mal negocio.

El racismo, su 'debut' de lateral izquierdo y el dorsal 3: las pruebas de madurez de la estrella Bukayo Saka

El racismo, su ‘debut’ de lateral izquierdo y el dorsal 3: las pruebas de madurez de la estrella Bukayo Saka

Cuando Bukayo Saka (Londres, 2001) llegó al Arsenal tenía ocho años. El menudo jugador de origen nigeriano había mostrado tanto talento tras su aterrizaje que en el club les preocupó haberle asignado el dorsal número 3, correspondiente a un defensor, por si eso enfadaba a su familia o al futbolista. Obviamente, ese número no afectó al jugador, ya que una de las principales características del extremo gunner es su fortaleza mental, algo que ha mostrado en múltiples ocasiones.

La última, en la vuelta de los cuartos de final de la Champions League ante el Real Madrid. El delantero cogió el balón en el Bernabéu para intentar batir a Courtois desde el punto de penalti, pero el belga adivinó su lanzamiento a lo panenka. Lejos de condicionarle, el británico anotó en la segunda parte precisamente con un golpeo similar, aunque en esa ocasión con el balón en juego. "Tenía mucha confianza en que marcaría, el chip funcionó en el segundo tiempo", admitió riendo ante la televisión británica.

Pero hubo un instante más importante aún en la carrera del delantero, puesto que cuenta que su debut en la selección inglesa fue "uno de los mejores momentos de su vida como futbolista", fue aquel fallo en la tanda de penaltis en la que Inglaterra perdió la Eurocopa ante Italia. "En ese instante supe que recibiría insultos racistas", expresó el jugador que compartió esa triste suerte junto con sus compañeros Jadon Sancho y Marcus Rashford. "Puedo prometeros que no dejaré que ese momento negativo me rompa", apuntó el futbolista.

Saka no sólo no se rompió, y tenía apenas 19 años, sino que siguió creciendo dentro de su club y de la selección para mostrar el talento que siempre han visto sus entrenadores en Hale End, academia del Arsenal. "Mentiría si dijera que un jugador con 11,12 o 13 años va a ser una superestrella, pero con Bukayo, con 15, jugando en la selección y con nosotros y realizando grandes partidos ante grandes rivales empiezas a pensar: 'Este chico puede hacerlo'", expresó Luke Hobbs, uno de sus técnicos en categorías infantiles.

Destacan de él que es un chaval "nada arrogante" y muy sencillo. De hecho recuerdan en el Arsenal que los primeros tratos con su entorno fueron siempre a través de su padre, sin ningún agente de por medio, y que su progenitor nunca tuvo problemas con las decisiones que tomaron desde el club, como que hubiera partidos en sus inicios que los jugara como lateral izquierdo y no como delantero. "No hay problema, Luke, si juega con los mayores es una buena experiencia para él", respondía Yemi Saka al técnico.

Ataque y defensa

Precisamente, ese sacrificio defensivo es el que destacó Thierry Henry de su juego ante el Madrid, pasando por alto, no sin cierta sorna, que el joven delantero copiara su celebración tras marcar en el Bernabéu pidiendo silencio al público, como hiciera Raúl en el Camp Nou. Un sacrificio que también ha mostrado en la ida de semifinales ante el PSG. Especialmente en los primeros 15 minutos de juego, donde los franceses apabullaron a los británicos en el Emirates. "Sé que sólo cambiaron dos jugadores tras nuestro primer encuentro. Pero la cohesión que tienen, cómo mueven el balón... Eran mucho mejores y me impresionaron mucho. Creo que lo son, sí [el mejor equipo al que se han enfrentado este curso].

En la segunda parte cambió el dominio y no el marcador gracias a Donnarumma. El portero italiano desbarató todas las oportunidades del Arsenal y su defensa le protegió lo suficiente para marcharse con un buen botín al Parque de los Príncipes. Nuno Mendes fue el encargado de secar a Saka, la mayor peligro gunner. "Es un lateral top, muy rápido. Fue una gran batalla y me encantó librarla, tengo ganas ya de la de la semana que viene", valoró tras el duelo. Aún así, el británico completó cuatro de los 11 regates del equipo inglés, generó una ocasión y disparó una vez a puerta. La prensa francesa, aunque algo dividida, le calificó como la mejor baza de los británicos en la ida y la gran amenaza para la vuelta de esta noche.

Con un Arsenal mermado en ataque por las sensibles bajas de Gabriel Jesús y Kai Havertz, Saka, con la productiva colaboración de Mikel Merino, deberá dar un paso al frente si quiere meter al Arsenal en la final de Champions, escalón que no pisaba el equipo británico desde 2006. Su rival fue el FC Barcelona.

El Atlético y el Alavés firman una siesta en Mendizorroza

El Atlético y el Alavés firman una siesta en Mendizorroza

Sería la hora, sería el hambre, pero lo cierto es que el partido en Mendizorroza fue para masticarlo. La primera parte se pareció a un bocadillo de polvorones y la segunda tuvo algo más de picante, pero sin echar cohetes. Densidad, equipos juntos y pocas ocasiones. El mediocampo era una batalla entre guerrillas. Se contaron más duelos que disparos y la imaginación y las rupturas brillaron por su ausencia. Resultado: empate a cero. [Narración y estadísticas, 0-0]

Sólo De Paul y un sorprendentemente ágil Griezmann parecieron querer salirse de la norma. A través de conducciones y de algún que otro pase con más filo, intentaron romper la monotonía futbolera a la hora de la comida. Lo que pasa es que el argentino, en ocasiones, arriesgaba demasiado ante un conjunto babazorro muy mordedor. Y al Cholo le llevaban los demonios cuando el balón cambiaba de posesión más cerca de su portería que de la contraria.

El Alavés está en otra guerra. Una más importante a luchar por la segunda plaza y asegurar la Champions, algo ya casi hecho. Los babazorros pelean por mantener la categoría. La victoria ante la Real Sociedad fue un gran paso, el de depender de uno mismo y un empate ante el tercero de LaLiga puede valer oro al final.

En mitad del primer tiempo hubo una especie de tiempo muerto causado por un desvanecimiento sin consecuencias en la grada de Mendizorroza. Ambos técnicos aprovecharon para corregir cosas, siendo el Cholo, bastante más intenso en sus explicaciones que el Chacho Coudet. No porque el Atlético tuviera un título a mano, es simplemente como vive el fútbol el argentino.

No pareció cambiar mucho el ritmo del encuentro. El único que mostraba otra velocidad era Giuliano. Como siempre. No le hace falta al argentino volver a un equipo especial para él para motivarse a la hora de salir al césped. Allí vivió las dos caras del fútbol, la de las lesiones y la de convertirse en futbolista de Primera.

Sólo una roja en un lance entre Julián y Garcés provocó la emoción que no estaba brindando el fútbol. Fue una disputa en la que el argentino llegó tarde y terminó golpeando al defensor con los tacos de manera fortuita. Munuera desenfundó demasiado rápido y el VAR le tuvo que corregir para bajarle el color a la amonestación.

Y no fue una pérdida de De Paul, sino de Barrios, la que marcó la primera gran ocasión del partido en el inicio de la segunda parte. Antonio Blanco robó, corrió al espacio y asistió a Kike García al primer palo, pero Le Normand estuvo muy atento para obstaculizar al rejuvenecido delantero babazorro. Doce tantos este curso que están contribuyendo, y mucho, a la salvación del Glorioso, aunque el equipo lleva solo dos derrotas en los últimos ocho encuentros.

Justo antes del 60, como en él es habitual, Simeone movió el banquillo. Salió Sorloth para dar más presencia en ataque que un Griezmann que apareció más en la construcción que en el remate. También Lino, un puñal el curso pasado y éste un cuchillo de sierra, partidos incisivo, otros, intrascendente.

Descontrol final

Una diagonal del brasileño terminó con la primera gran ocasión rojiblanca. Fue en el minuto 63, aunque parezca mentira. El balón terminó en las botas de De Paul, que filtró a Julián y éste puso un pase al corazón del área pequeña que obligó a Guevara a despejar en uno de esos lances que tienen más probabilidades de acabar dentro que fuera.

Devolvió el golpe por el Alavés el de siempre. Kike García aprovechó una siesta de Le Normand y Molina, que había salido por Barrios, y les encontró el espacio a la espalda para meter la puntera y obligar a Oblak a meter una soberbia mano abajo. Y la tarde estaba de devoluciones porque un minuto después fue Sivera el que desbarató una doble ocasión rojiblanca con otra manopla de dibujos a un remate de Lenglet.

Los últimos minutos hubo algo más de descontrol que apunto estuvo de aprovechar Kike García por un lado y Correa por el otro. El vitoriano definió bien, pero respondió igual Oblak, mientras que el argentino se durmió y permitió llegar a Tenaglia. Una siesta es la que se echó seguro el espectador ante este duelo.

Santi Mouriño, un futbolista enamorado en lo personal y en lo profesional: "A mi mujer le gusta ver fútbol más que a mí"

Santi Mouriño, un futbolista enamorado en lo personal y en lo profesional: “A mi mujer le gusta ver fútbol más que a mí”

Fue un 13 de julio de 2023 cuando Santiago Mouriño (Montevideo, 2002) pisaba por primera vez una sala de prensa europea. Era un chaval desgarbado de 76 kilos y mucha timidez. "Tenía miedo de decir una cagada", revela entre risas el futbolista a EL MUNDO. Su novia, ahora mujer, Delfi, estaba entre el público y los periodistas esperaban entre los asientos del Metropolitano escuchar al chaval que debía continuar la saga de aguerridos centrales uruguayos en el equipo rojiblanco con Godín y Giménez como principales bastiones. "Ella me dijo que me vio muy nervioso", ríe de nuevo.

La llamada había llegado tras varios años en Nacional y uno en Racing, que le rescató de una lesión de menisco en la que le hizo clic la cabeza. En su caso no fue para desanimarse en su sueño de ser futbolista, sino todo lo contrario, aumentar el convencimiento de que ése era exactamente y su camino. Un camino para el que quemó todos sus puentes. "Dejar los estudios fue una decisión mía ya que vi que tenía oportunidades de llegar a Primera división. Obviamente, hoy mirando de otro lado salió bien, pero también pudo salir mal... cuando uno es más chico tiene otra cabeza", reflexiona.

Si alguna vez te lo dicen tus hijos, ¿cómo te lo tomarías?
Yo no los dejo (risas).

Así Santiago Mouriño dejaba Montevideo, con la ilusión y el miedo, dejaba a sus padres llorando en casa para coger el vuelo que le llevaría a Europa, el dorado para muchos futbolistas uruguayos. "Sabía que el fútbol europeo era muy difícil, que iba a un campeonato grande y que los jugadores se cuidan mucho más que en Sudamérica, que haciendo las cosas como allí, no te da, tienes que elevar el nivel", apostilla. Lo hacía, además, a un equipo que llevaba seis temporadas seguidas jugando Champions y, en una de ellas, ganando también la competición doméstica. "Que un equipo así se interese por ti y te quiera comprar, fue algo muy lindo y que voy a recordar siempre", rememora el defensor.

Entrenamiento del futbolista uruguayo.

Entrenamiento del futbolista uruguayo.Alavés

Pero el sueño no fue tan dulce. A los entrenamientos durísimos que le esperaban en los Ángeles de San Rafael siguió un mes de convivencia en un hotel donde a él y a su chica le comían las paredes. Y todo, además, con la certeza de que, pese a su ilusión, tendría que buscar minutos lejos del Metropolitano. "No me dolió, porque también yo tenía ganas de salir para jugar", explica Mouriño.

Entonces llegó lo que para el central fue "esa mili que dicen es muy necesaria" tras salir cedido al Zaragoza, donde se despidió encima marcando, y en una ciudad en la que dejó grandes amigos a los que visitó recientemente. Y luego le compró el Alavés, que le seguía desde su etapa en Uruguay, aunque el Atlético se guardó una opción de recompra. "No le reprocho nada al Cholo, al contrario, desde que llegué al club me trató igual que a todos y me ha enseñado muchas cosas", admite el futbolista.

Tras salir de Uruguay hacia un equipo que vivía en Champions y aspiraba a títulos a otro cuyos objetivos son mantenerse en Primera y jugar con esa presión. "Cuando juegas por el descenso, sabes que un error te condena, es un cúmulo de cosas juega mucho con la cabeza y que si no estás fuerte, te puede pasar factura", explica el futbolista. Afortunadamente, su último triunfo ante la Real Sociedad les hace depender de sí mismos, aunque las cosas podrían cambiar este sábado ante, precisamente, el Atlético de Madrid. "Van a buscar quedar los más arriba posible y no van a venir como si no se jugaran nada", apunta el defensa que, promete, no está pensando en volver a la disciplina rojiblanca aunque "sería lindo" sino puramente en salvarse con el Alavés.

El defensa camino de una concentración.

El defensa camino de una concentración.Alavés

De bajar volvería a una categoría "más aguerrida" como comprobó con el conjunto maño y en la que apenas hay tiempo para girarse porque es un fútbol más físico donde siempre "tienes a alguien encima" y donde pudo comprobar, de primera mano, donde la igualdad es tal que no es raro que el último gane al primero, "algo que no ocurre en Primera".

Lo cierto es que al futbolista uruguayo, ya de por sí disciplinado y con la cabeza bien amueblada, se toma muy en serio su profesión. Ha ganado seis kilos de músculo, se ha esmerado en mejorar táctica y técnicamente y hoy es uno de los bastiones del Chacho Coudet en la zaga del Alavés. Ha jugado completos ocho de los últimos nueve partidos de los babazorros y el noveno no pudo por acumulación de amarillas.

Cuando termine la Liga, Santiago Mouriño espera tener dos cosas que celebrar, la permanencia con el Glorioso y su aniversario de boda. Un año ya casado, con 22 se juró amor eterno, con la persona "que le aguanta todos los malos pensamientos", que lo dejço todo por él y con la que lleva cinco felices años juntos disfrutando y viendo fútbol, uruguayo o el que toque. "A mi mujer le gusta más ver el fútbol que a mí", cuenta el jugador entre risas.

Test rápido

Mouriño es una metralleta ante preguntas rápidas. Entre Messi y Kike García no duda en elegir a su compañero, aunque le cuesta más escoger el mate antes que las milanesas. Es un acérrimo jugador de Playstation antes que ver el móvil, que se le olvida constantemente. Preferiría tener un niño a una niña, porque ya tiene una sobrina y, aunque haya hecho sus pinitos en el baloncesto, el fútbol es su profesión, su sueño y su primera prioridad.

Los vikingos de una 'irreductible aldea' noruega que amenazan a un Tottenham con jugadores que cobran lo mismo que toda su plantilla

Los vikingos de una ‘irreductible aldea’ noruega que amenazan a un Tottenham con jugadores que cobran lo mismo que toda su plantilla

La ciudad ártica de Bodo tiene cosas increíbles. No se pone el sol durante un mes y medio en verano, tiene unas de las mejores auroras boreales de Noruega y su equipo, el Bodo/ Glimt, se ha colado entre los cuatro mejores de la Europa League. La primera vez que lo hace un conjunto noruego en la historia y con la complicación de que su liga para entre noviembre y marzo.

Esta hazaña, refrendada ante La Lazio y que intentarán continuar ante el Tottenham, la han conseguido, además, con un equipo 99% nórdico. Sólo hay un jugador en toda la plantilla, el portero Nikita Haikin, de nacionalidad rusa, pero nacido en Israel, que no pertenece a los países escandinavos. De los 27 futbolistas que pueden jugar en el primer equipo, cuatro son daneses y el resto, quitando el citado guardameta, son noruegos. Se puede decir que su logro es homemade (hecho en casa).

No tiene el Glimt grandes nombres, apenas tres jugadores: el delantero Kasper Hogh, el pivote Patrick Berg, que se fue al Lens y volvió, y el lateral derecho Frederick Sjovold, superan los cinco millones de euros en Transfermarkt. Pero su fuerza reside en el equipo que ha conseguido confeccionar Kjetil Knutsen, un técnico que suena para el Ajax, aunque haya analistas neerlandeses que le califiquen con desprecio como "un entrenador de hierba artificial" y que "que dirige a un equipo en algún lugar entre osos polares".

Pese a estas infundadas críticas, Knutsen, pedagogo de formación, se ha ganado con su trabajo en este equipo polar cualquier aspiración a un banquillo grande. Tras llegar al puesto de primer entrenador en 2018, antes había sido segundo de Aasmund Bjorkan desde 2014, consiguió llevar al recién ascendido Bodo/ Glimt al segundo puesto de la Eliteserien (la máxima categoría noruega) y fue nombrado técnico de la temporada. El curso siguiente no sólo la ganó sino que lo hizo con récord de puntos, 81, y de goles, 103, y sólo perdieron un encuentro. Desde entonces, le ha brindado otros tres títulos más al Glimt, algo inédito en la historia nacional para un club del norte.

Es tan inédito y complicado que el Glimt, que significa rayo o destello en noruego, es el único equipo de la región septentrional que ha logrado vencer a los clubes del todopoderoso sur. En 1975 consiguió ganar la Copa Nacional siendo un equipo de Segunda División, apenas tres años después de que se le permitiera a los conjuntos del norte aspirar a ascender a la primera categoría. En el 77 consiguió un meritorio segundo puesto en su primera temporada en la élite, aunque su verdadera explosión ha llegado este último lustro.

Así, la llegada de Knutsen y un giro en la filosofía del club, con mayor inversión en la cantera y un modelo de gestión conservador, comenzó a fraguar esta máquina engrasada alrededor de un agresivo 4-3-3 en el que todos atacan y defienden en bloque, apoyados en una presión alta para recuperar cuanto antes el balón.

Ese estilo de juego no sólo le ha llevado al éxito a nivel nacional sino que ya en Europa asombró a todos tras endosarle en Conference League a la Roma de José Mourinho un 6-1 en su estadio, el Aspmyra Stadion, en 2021. El recinto tiene capacidad para apenas 8.270 espectadores y su césped es artificial para poder soportar las temperaturas invernales en el Círculo Polar Ártico, de hasta -4º de media en los meses más fríos, y en los que el sol apenas sale durante dos horas. A día de hoy el club se plantea la construcción de un nuevo campo, pero con unas dimensiones no mucho mayores ya que la población de esta ciudad noruega oscila entre los 45.000 y los 50.000 habitantes.

Gran gestión

Ese planteamiento llega después de que el club haya conseguido multiplicar sus ingresos por 14 en los últimos siete años. A día de hoy cuenta con un presupuesto de poco más de 43 millones de euros que seguirán subiendo después de que los noruegos se hayan colado en estas semifinales de la Europa League en el que se enfrentan hoy al Tottenham Hotspur. Pese al último mal año del conjunto inglés a nivel financiero, el club británico dispone de unos ingresos que superan los 600 millones de euros.

La historia del Bodo/Glimt pues, es la fábula de David contra Goliat o, enfocada más a la región de la que proviene, el Ragnarok de la miotología nórdica. Es la victoria de Thor sobre la poderosa serpiente Jörmungandr, aunque luego el Dios noruego no pudiera sobrevivir a las heridas provocadas por el veneno que le salpicó de la muerte de la sierpe. Veremos si lo hace el Glimt ante el finalista de Champions de la temporada 2018/2019 en el que sólo Pedro Porro cobra más que toda la plantilla del Glimt, cuya masa salarial es de algo más de 7 millones de euros. Sería una victoria mitológica.

El PSG post Mbappé toma Londres y se muestra como aspirante a esta Champions

El PSG post Mbappé toma Londres y se muestra como aspirante a esta Champions

El PSG post Mbappé quiere esta Champios. Lo mostró tomando el Emirates. Primero apabullando y luego controlando. Muy serio el conjunto de Luis Enrique ante unos ingleses faltos de mordiente. Tenían muchas bajas, sí, pero su imagen estuvo mucho tiempo lejos de la que exhibió en los cuartos ante el Madrid. [Narración y estadísticas, 0-1]

Arteta daba vueltas sobre sí mismo, Odegard alzaba los brazos en señal de impotencia y, mientras, el PSG acumulaba 15 minutos de tormento sobre la portería de Raya con resultado de un gol, un posible penalti y varios acercamientos peligrosos. El inicio de las semifinales de la Champions mostraba lo que los franceses ya llevaban apuntando en este tramo final de la temporada: Son un equipo engrasado y que tiene claro a lo que juega.

Con un 70% de posesión en la primera media hora, los parisinos mostraban un gran gusto por la pelota, con la paciencia que mostraba aquella España de Luis Enrique, pero con mucho más colmillo. Mordían arriba para recuperar rápido y, si veían opción de finalización, iban a por ella sin dudar empujados por dos puñales en las alas como Doué y Kvaratskhelia. Si la jugada requería pausa, volvían hacia Donnarumma para construir desde su portero.

La salida la buscaban por banda pero, si no aparecía, se acercaba Dembélé para ofrecerla, como ocurrió en el primer tanto del encuentro. Una jugada de casi dos minutos de posesión que culminó el mosquito tras recibir de Kvaratskhelia un balón que él mismo le había cedido previamente. Declan Rice se equivocó saliendo a por el georgiano en lugar de seguir la línea del delantero francés, que está de dulce este curso con 33 tantos y 12 asistencias, aunque este último lo convirtiera con la espinilla y en el segundo tiempo se retirara lesionado.

Tardó casi media hora el Arsenal en ajustar y asustar. No mucho. Pero lo suficiente para recordar a los parisinos que el encuentro era en el Emirates. Pero el susto se lo llevaron poco después los ingleses, que pudieron irse al descanso con un 0-2 si Raya no hubiera sacado una mano milagrosa a un disparo de Doué a bocajarro. Tiene el PSG todos los registros del juego a nivel ofensivo ya sea desde la posesión o desde el contragolpe.

Metieron una marcha más los chicos de Arteta antes del descanso. Apretaron la salida de balón francesa y consiguieron acercarse con peligro a la portería de Donnarumma. Reclamaron un penalti sobre Merino que no fue, un centro que no llegó Martinelli por poco y un patadón de Raya de una falta lejana que a punto estuvo de convertirse en una ocasión tras pasearse el ulterior centro de Saka por el área del portero italiano.

Show de Donnarumma

Apareció precisamente el transalpino ante el delantero brasileño del Arsenal después de que Achraf se saliera de su posición y Neves se olvidara de su espalda. La mano dura, abajo, fue un deja vu de la realizada por Raya minutos antes. Hubiera sido un gran golpe anímico ya que la ocasión llegó un minuto antes del descanso. Lo pudiron dar un minuto después de volver de vestuarios, a la inglesa, golpe franco bien sacado por Rice y Merino, el nueve de este Arsenal, con un soberbio cabezazo, la introdujo en la red, pero lo hizo con medio cuerpo adelantado.

Este tanto anulado animó a los gunners que, conscientes de que debían sacar algo más positivo en casa, inclinaron el Emirates. Lo que pasa es que hoy comparecía el Donnarumma de las grandes noches y el italiano sacó otra mano milagrosa a un disparo de Trossard tras una elegante y potente cabalgada de Rice.

Arsenal, sin definición

Volvía el Arsenal a parecerse a aquel equipo mandón y compacto que se exhibió ante el Madrid. Se aprovechó de la desaparición de las alas parisinas y apabulló al mediocampo francés en inferioridad táctica y numérica ante la pujanza, especialmente, del verdugo de los blancos. No ayudó la lesión de Dembélé, de gran ayuda en la salida de la pelota y definición arriba.

Precisamente definición es lo que le faltó a los londinenses. Movían el balón muy lento y lo fiaban todo a las individualidades de Saka o Trossard. El PSG se mantenía a pie firme, haciendo dos contra uno en las bandas y saliendo con peligro cuando podía correr. En dos de esas salidas, de hecho, Barcolá y Ramos, que habían salido por Doué y Dembélé, desperdiciaron la oportunidad de hacer el segundo. La guerra culminará en París, pero la primera batalla es francesa.

Rüdiger, seis partidos de sanción, Lucas, dos y a Bellingham se le retira la tarjeta roja por los incidentes en la Copa del Rey

Rüdiger, seis partidos de sanción, Lucas, dos y a Bellingham se le retira la tarjeta roja por los incidentes en la Copa del Rey

El Juez Único de Competición ha resuelto respecto a las sanciones a aplicar a los futbolistas del Real Madrid que fueron expulsados en la final de la Copa del Rey que se disputó el pasado sábado entre los blancos y el FC Barcelona tras lanzar objetos y luego encararse con el árbitro del partido, Ricardo De Burgos Bengoetxea.

El juez ha decidido aplicar en su dictamen una sanción de seis partidos a Antonio Rüdiger, de dos al lateral del Real Madrid, Lucas Vázquez y, por contra, ha retirado la tarjeta al británico Jude Bellingham. Decisión que podrá ser recurrida por el club blanco.

En la resolución se recoge que el alemán infringió el artículo 101 del Código Disciplinario en el que se habla de "violencia leve hacia los árbitros" por el lanzamiento de "un objeto sin llegar a alcanzarme" desde el área técnica y por mostrar una "actitud agresiva" teniendo que ser sujetado por miembros del cuerpo técnico, según recogió De Burgos Bengoetxea en el acta del encuentro.

Como son más de cuatro encuentros, el central del Real Madrid los tiene que cumplir en cualquier competición doméstica, no sólo en la Copa del Rey, torneo en el que se produjo. No obstante, como restan sólo cinco jornadas de Liga, lo hará entre esta temporada y la que viene.

El club intentó alegar el arrepentimiento espontáneo que manifestó el jugador en sus redes sociales tras el duelo, pero el juez no lo consideró suficiente para reducir la sanción al futbolista, que aplicó en su grado medio. La pena recogida en el citado artículo 101 puede ser de entre cuatro y doce partidos.

En el caso de Lucas Vázquez, se la aplica el artículo 127 del Código Disciplinario, que habla de protestas a todos los miembros del estamento arbitral, y para el que se prescribe una sanción de uno a tres partidos y al que también se le ha aplicado una pena en su grado medio.

Bellingham, favorecido

Por contra, Jude Bellingham ha salido beneficiado de la decisión del Juez Único, toda vez que ha decidido eliminar la tarjeta roja que vio al finalizar el choque que el Real Madrid perdió contra el Barcelona con el gol de Koundé en la segunda parte de la prórroga.

El dictamen recoge que las pruebas videográficas muestran una realidad distinta a la relatada en el acta arbitral, que tiene presunción de veracidad en estos juicios. Apuntan que "ni hay proximidad al colegiado" ni se observa "una actitud agresiva" contra el mismo. Por todo ello se resuelve la retirada de la amonestación al inglés, que podrá estar ante el Celta en el Bernabéu en el próximo encuentro de Liga.

Luis Enrique y la revolución infantil del PSG tras la salida de Mbappé: Doué, Zaïre Emery y onces de menos de 22 años

Luis Enrique y la revolución infantil del PSG tras la salida de Mbappé: Doué, Zaïre Emery y onces de menos de 22 años

Hace poco menos de un año, Kylian Mbappé decía adiós al PSG en un vídeo. Acababan los galos de ser eliminados en semifinales de Champions League contra el Borussia Dortmund, y el siete no había tenido la mejor de sus actuaciones. Tras los vaivenes de la estrella francesa a lo largo de los años, a Luis Enrique le tocaba tomar un nuevo rumbo para la escuadra parisina. "Tenemos que aprender a jugar sin Kylian", dijo el técnico asturiano. Ese rumbo era muy diferente al de los últimos años y muy parecido al de otro exequipo de Lucho: el FC Barcelona.

A finales del año pasado el PSG inauguraba su nueva ciudad deportiva en Poissy, la corona del nuevo pilar que ya esbozaba el entrenador en el acto de presentación de ese espacio de 59 hectáreas y 16 campos de fútbol. "Es fundamental construir un equipo sólido desde la base. Queremos que los jugadores formados aquí lleguen al primer equipo y sean protagonistas", explicaba el técnico español y evidenciaba el cambio de modelo que iba a primar ahora en el PSG de los Messi, Neymar y Mbappé, fichajes con un gasto de casi 500 millones de euros.

No es que el equipo de Paris se cerrara a las estrellas, de hecho han fichado a Kvaratskhelia por 70 millones de euros, pero no se construiría la plantilla en torno a ellas sino en torno a una idea: juventud y cantera. Así, a los Zaïre Emery, Mayulu o Zague se incorporaron de fuera Doue, Pacho, Neves o Moscardó, jugadores de menos de 23 años con gran proyección de cara al futuro. Kvaratskhelia, por cierto, acaba de cumplir los 24. "Si queremos un equipo menos dependiente de estrellas y más equilibrado, necesitamos formar a nuestros propios líderes", apuntó el técnico en línea con la política de fichajes del club liderada por el portugués Luis Campos.

Más allá de incorporar talento joven, lo importante es conjuntarlo y alinearlo. Luis Enrique ha tardado un poco en dar con la tecla de este nuevo PSG. Los franceses, pese a su dominio en el campeonato doméstico, lo habitual de cada temporada, sudaron tinta china para poder colarse entre los 24 equipos de la segunda fase de la nueva Champions. A día de hoy, el equipo se proclamó campeón de la Ligue1 con seis jornadas de antelación, juega la final de la Copa de Francia el 24 de mayo ante el Reims y este martes afronta las semifinales de la Champions ante el Arsenal.

Precisamente ante los ingleses, el técnico asturiano alineó a uno de los onces más jóvenes de la competición. Con una media de 23,2 años, el conjunto francés perdió por dos goles a cero ante los gunners en la segunda jornada de la fase de grupos. Ese contratiempo no cambió la idea del club ni del cuerpo técnico que siguió confiando en apostar por esa idea y se mantuvo firme tanto en Europa como en los torneos domésticos.

Onces históricos

Luis Enrique ha alineado esta temporada los cinco onces más jóvenes de la historia del conjunto parisino. Ante el débil Saint Marcel, en la Copa de Francia, puso sobre el césped a once jugadores cuya media de edad no superaba los 22 años (21,9 concretamente). 22,5 de media en el partido de Liga ante Le Havre y 22,6, también en Ligue1, contra el Rennes. Todos los partidos de ese top3 terminaron con victoria de los parisinos.

Esa guardería de Luis Enrique tiene varios nombres propios. Si hablamos de la representación de la cantera, Warren Zaïre Emery es la principal estrella emergente. Lleva tres tantos y una asistencia el mediocentro francés y cada vez tiene más presencia en el conjunto que dirige Luis Enrique. "Warren es un ejemplo de lo que queremos construir. Tiene talento, compromiso y ADN del club. El futuro del PSG pasa por jugadores como él", elogió el técnico a su pupilo.

Zaïre Emery, en un partido de la liga francesa.

Zaïre Emery, en un partido de la liga francesa.Mohammed BadraEFE

Desiré Doué, el extremo proveniente del Rennes, es la otra sensación joven de la temporada. Con un incremento de su presencia en los onces del asturiano, Doué se ha convertido en una de las principales armas del ataque parisino. Desequilibrante y con gol, el delantero lleva 13 goles y 12 asistencias, lo que muestra su gran capacidad de decisión cuando se acerca a las inmediaciones del área rival.

En total son 13 los jugadores de 23 años o menos los que conforman este nuevo PSG, un 54% de la plantilla parisina. Luis Enrique tiene una guardería a su disposición para afrontar los grandes retos que aún le restan esta temporada. El principal, claro, colarse en la gran final que el año pasado se escapó en el último peldaño. Sería irónico que los franceses consiguieran este año el reto por el que Mbappé se mudó al Real Madrid. Su rival podría ser, precisamente, otro equipo que ha tomado el mismo camino tras la salida de Messi. Irónico.

El Atlético supera el primer trámite para mantener la tercera plaza

El Atlético supera el primer trámite para mantener la tercera plaza

Cuesta mucho afrontar un tramo de liga con objetivos mínimos. Con la cabeza lejos y el cuarto cerca. Lo resolvió el Atlético sin apuros ante un Rayo con una gran presentación, pero con una mandíbula de cristal. Todo lo hizo bien en ataque, todo lo hizo mal en defensa. Los rojiblancos, claro, no perdonan lo segundo. [Narración y estadísticas (3-0)]

Siempre está bien presentarte en el Metropolitano y amasar el balón el primer minuto de partido y tener a los rojiblancos persiguiendo sombras. El problema es cuando en el siguiente minuto, apenas en el segundo de duelo, dejas que el Atlético marque. Lo hizo Sorloth, un nueve especialista en goles saliendo desde el banquillo pero con actuaciones menos brillantes como titular. Convirtió una preciosa banana de Giuliano en la que Batalla pudo hacer más.

Pero el noruego estaba dispuesto a cambiar su suerte por lo civil o por lo criminal. No se habían cumplido 10 minutos cuando ya acumulaba dos ocasiones más: un cabezazo similar al del gol, pero asistido por Galán desde el otro costado y un pase en profundidad de Julián que el delantero persiguió al espacio y, esta vez sí, el cancerbero argentino respondió bien al disparo seco.

Diagonales libres

El Rayo se mostró como un equipo de dos caras en el estadio rojiblanco. Su salida de balón es de equipo grande y en fase ofensiva daba gusto verles ocupando los espacios. Fruto de ello llegó una preciosa y vertiginosa combinación a la media hora de juego que culminó Isi, pero se encontró con una soberbia mano de Oblak. El problema es que cuando perdía el balón no sólo le costaba recuperarlo, sino que se posicionaba mal dejando las diagonales libres para los atacantes rojiblancos. Un paraíso para Giuliano y Sorloth.

Volvió el noruego a percutir un centro de Galán en respuesta a la ocasión de Isi, pero su cabezazo se marchó fuera obstaculizado con mucha picardía por Ciss. El partido era un ida y vuelta maravilloso. Lo que se podía prever un duelo de vagancia entre dos equipos sin grandes objetivos fue una pachanga sin mucho rigor defensivo, pero una delicia para los 50.000 espectadores que se atrevieron a acudir un jueves a las 21.30 al Metropolitano. Un horario descabellado en primavera, pero habitual en verano. Afortunadamente, la noche fue más de lo segundo que de lo primero para una de las peores entradas del año en el feudo rojiblanco.

Volvió el Rayo a exhibir esa debilidad defensiva justo antes del descanso. Mal momento para hacerlo por lo anímico. En una jugada lenta, sin aparente peligro, rompió Gallagher por el centro del área para que el periscopio de De Paul encontrase al inglés, que puso la testa. Doblaban la distancia los rojiblancos para desesperación de Íñigo. El técnico rayista miraba al suelo esperando que en la segunda parte la mandíbula de su equipo no fuera tan floja.

Cabezazo de Sorloth ante Óscar Valentín.

Cabezazo de Sorloth ante Óscar Valentín.AFP

Quizás se animaran los vallecanos con el modo Superbowl que activó el Atlético en el descanso con la actuación de Beret con su mítica canción Si por mí fuera. Si por el Rayo fuera, la segunda parte sería de menos vistosidad y más contundencia para sus intereses. Y lo cierto es que no tuvieron suerte en el 51 porque Isi remató de cabeza solo ante Oblak, pero el remate fue al muñeco.

Griezmann, suplente

Mientras, Griezmann calentaba en la banda para entrar en la segunda parte. Segunda suplencia seguida de la leyenda rojiblanca en 138 duelos, algo que no ocurría desde el inicio de la temporada 2022/23 por las circunstancias contractuales con el Barça. Entró a la hora por Sorloth. Se había desinflado el noruego con el choque. Quizás es un hombre de periodos cortos.

Casi emboca el francés su el primer balón que tocaba tras una dejada de Julián y luego se durmió ante Batalla en otro buen pase del argentino. Quizás no un gol, pero para asistir siempre está el galo. Puso un pase en profundidad maravilloso para que La Araña no se marchase de vacío. Primer trámite con la Liga perdida resuelto. Este era importante porque la victoria del Athletic obligaba a sumar para asegurar la tercera plaza. Objetivos pequeños.

Pep Chavarría, el niño que nunca dudó que sería futbolista y el hombre que tiene momentos de bajón: "Antes las palabras depresión o ansiedad no existían"

Pep Chavarría, el niño que nunca dudó que sería futbolista y el hombre que tiene momentos de bajón: “Antes las palabras depresión o ansiedad no existían”

Pep Chavarría (Figueres, 1998) tarda en llegar a la entrevista con ELMUNDO. Tiene tratamiento y él es, ante todo y desde pequeño, un «profesional» consciente de la importancia de respetar la vida de futbolista. Una vida que siempre supo que tendría, pese a los sacrificios que conlleva.

Está muy en forma.
Hoy todos los futbolistas se cuidan al mínimo detalle porque es algo esencial, es su trabajo: alimentación, descanso, entrenamiento, preparadores físicos, fisios... Esa es la clave. Y yo desde pequeño he tenido esa disciplina de entrenar mucho y de cuidarme y lo agradezco.
¿Se entrena mucho fuera del club?
La mayoría tenemos algún entrenador personal para intentar llegar a la excelencia físicamente, pero mentalmente también, porque hay que trabajar todo. Yo lo hago.
¿Tiene coach?
Sí. Se nos pasan muchas cosas por la cabeza a lo largo de la temporada y la clave es no ser una montaña rusa, sino mantenerte estable. Ellos te hacen ver las cosas como son, tener los pies en el suelo. Cuando va muy bien no eres tan bueno y cuando va mal no eres tan malo. Se centran mucho en eso, en que tengas un equilibrio durante el curso.
¿Siempre ha sido fuerte mentalmente o ha tenido bajones?
Todos los futbolistas hemos tenido siempre algún bajón, por eso trabajo en ello. Aunque al final vas cogiendo experiencia a lo largo de los años y en esos momentos donde flaqueas un poco, tener esa ayuda siempre viene bien. Es imposible mantenerte toda la temporada al 100%.
Antes era más tabú, ¿no?
Sí, antes la palabra depresión o ansiedad no existían. Hoy las enfermedades mentales han aparecido en varios futbolistas. Se les tiene que dar mucha importancia porque creo que el 80% puede ser la cabeza y lo demás será el físico, la táctica, la técnica...
¿Cree injusto que les llamen privilegiados y no valoren eso que dice?
Es normal que lo piensen porque jugamos al fútbol y ganamos dinero, pero detrás hay muchos sacrificios. No quiere decir que no seamos privilegiados porque trabajamos de algo que nos apasiona y eso es el éxito.
El futbolista, en uno de los banquillos de Vallecas.

El futbolista, en uno de los banquillos de Vallecas.Elena Iribas

¿Preveía así su vida de futbolista?
Desde que tenía 17, 18 años, sabía que iba a ser futbolista profesional. Era mi plan A y sólo tenía un plan A. Sí que me la había imaginado así, con muchísimo trabajo, mucho sacrificio, pero nosotros amamos esto: levantarnos para ir al gimnasio, entrenar por la tarde, tratarte, cuidarte... una rutina que cuando te la quitan, la echas de menos. Me pasa en los parones. Yo estoy siempre conectado.
¿Ve mucho fútbol?
Me encanta, si puedo veo todos los partidos de Primera e incluso de Segunda, especialmente del Zaragoza, mi ex equipo. Lo disfruto y también lo uso para aprender.
¿Usted llegó a dudar?
En ningún momento, lo tenía claro. No salgo de un filial, ni de una cantera y... no sé. ¿Sabes cuando tienes un sentimiento dentro que dices voy a llegar? Pues me pasaba eso.
¿Es más o menos difícil llegar cuando se está en una cantera?
Cuando tenía 15 estuve en Girona y me acuerdo que había muchísimos compañeros que les quería al Barça, el Atlético... Si te soy sincero, de esa época creo que no llegó ni uno a jugar como profesional. Depende de muchas cosas. Son tantos los niños que juegan en el mundo y lo desean...
Uno de ellos Lamine y mire dónde está ahora, ¿es uno de los mejores?
Está, con 17 años, siendo de los mejores extremos del mundo. Hoy ves un montón de jugadores jóvenes que con 17-18 años juegan al fútbol que parece que no tienen ninguna presión, que están en la pista de su barrio, pero hace siete u ocho años eso era casi imposible, porque no se confiaba tanto en los jóvenes. Me alegro que ahora se confíe más en ellos.
El jugador sostiene un balón en el banquillo.

El jugador sostiene un balón en el banquillo.Elena Iribas

También es muy joven su técnico, ¿eso es bueno o es malo?
Se agradece que haya sido futbolista porque te entiende en muchos aspectos, él ha vivido lo que estamos viviendo. Nos ayuda y nos trata por igual. Él se hace imponer, pero transmite calma y serenidad.
¿Se ha planteado usted serlo?
Nunca se sabe, podría ser. Me gusta mucho ver fútbol, fijarme en lo táctico y bueno, quizá en un futuro.
¿Cómo manejaría el vestuario?
Con el coach ahí al lado porque si no, madre mía. (risas).
En el suyo no hay malos rollos, ¿verdad?
No, aquí no la verdad, yo creo que también porque llevan muchos años con un grupo que los jugadores han jugado muchas temporadas juntos, entonces los que vienen aprenden de ellos también, les inculcan los valores que tienen y esto pasa de jugador que está aquí ya contrastado y viene uno nuevo y así sucesivamente.
¿Qué es Vallecas para usted?
De los campos más especiales de Primera División. Tienes la gente a un metro, los escuchas, es un estadio donde hay mucha presión, te animan en cualquier momento, llueve y se quedan ahí ... Jugar en Vallecas yo siempre he dicho que mola mucho y es muy especial.

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