Vinicius ha devorado a Xabi Alonso

Vinicius ha devorado a Xabi Alonso

El gran problema del Real Madrid es que Florentino Pérez —o la propia Casa Blanca— han permitido que un espectáculo bochornoso como el de Vinicius haya devorado a Xabi Alonso. Y, de paso, también a la estructura táctica inicial del entrenador.

Un Rayo Vallecano, casi muerto de cansancio pero con garra, frenético y eléctrico, fue capaz de descomponer a un Real Madrid que ya ni siquiera puede contar con Mbappé, también deprimido por el affaire Vinicius.

El culpable, en parte, es el propio Xabi Alonso por su falta de valentía y de personalidad. Su primera debilidad fue negarse a dirigir al Madrid en el Mundialito porque no conocía aún a su nuevo equipo. El club le respondió: "Estás con el equipo en junio o no vas a firmar".

La segunda debilidad llegó cuando pidió encarecidamente un centrocampista —Zubimendi—, que además quería jugar en el Madrid, pero el club no aceptó su criterio.

Y la puntilla, la gota que colmó el vaso, fue cuando Florentino, "su defensor del balón playa", ni siquiera quiso apoyar a Alonso cuando el brasileño se negó a pedirle perdón a su entrenador. Eso fue mefistofélico. Y me temo que, en la Casa Blanca, Xabi Alonso ya es un condenado al fracaso.

El momento de Mbappé

Francamente, me dio vergüenza la primera parte que jugó el equipo de Xabi Alonso: un Real Madrid deprimido, sin garra, sin personalidad. Con una falta de liderazgo extremadamente nociva.

Es lo de siempre. Tratan de desplazar el balón, pero tardan al menos tres segundos: la velocidad del juego recuerda a la de la época de Ancelotti. Nadie se atreve a tomar las riendas de un equipo que se dice líder, pero que ni siquiera tiene velocidad en los metros finales, los decisivos. ¿Por qué quien manda en ataque es Vinicius?

Empiezo a pensar que Mbappé ya está harto de Vinicius. Lo del brasileño es un escándalo de mediocridad, de ridiculez. Lo hace todo mal y sólo piensa en sí mismo, porque sus células grises —tan disminuidas— todavía le hacen creer que él es el Real Madrid, la estrella rutilante, cuando en realidad ya no es más que un espejismo. Nunca resuelve nada.

Del poder que ha acumulado Vinicius se ha empezado a dar cuenta Mbappé, lo que se convierte en un enorme problema para el entrenador, que está muy lejos de controlar la situación.

A Alonso le han carcomido toda su personalidad. Antes dominaba el balón y sabía recuperar situaciones de gol, pero todo eso se ha ido al infierno: en el Metropolitano, en Liverpool y ahora en Vallecas. Ya no es el mismo desde que Vinicius protestó, dejó en ridículo a su entrenador y comprobó que la directiva —sobre todo Florentino— lo mantenía como intocable.

Desde entonces, el francés se inhibe: "Que lo haga todo Vini". Y eso es lo peor que puede pasar entre una persona inteligente y un jugador con problemas en la cabeza: todo se vuelve irracional.

Ahora Alonso sabe que Vinicius es intocable. No puede sustituirlo por ningún otro jugador y está en manos de sus caprichos. Ya ni se atreve a quitarle un solo minuto. Conviene recordar que los cuatro últimos partidos de Mbappé han sido terriblemente mediocres.

El mejor show de esta Liga

El mejor show de esta Liga

Nadie puede ya dudar del liderazgo del Real Madrid en esta Liga. Juega con brillantez, con una superioridad escandalosa y, además, en los tres partidos en casa con Juve, Barça y Valencia realizó exhibiciones. El mejor show de esta Liga.

Hace ya años que el Real Madrid no se exhibía con una exhuberancia tan increíble. Con una superioridad que casi dejaba el papel del Valencia en grotesco. Un club que con Peter Lim o sin él, es un equipo que se va hacia al fondo del mar de la segunda división sin remisión.

El Madrid de la presión juega de maravilla con jugadores al espacio. Qué pena que el segundo tiempo fuera un poco bodrio, porque los blancos jugaban a la mitad de la velocidad. Lo mejor fue sin duda el soberbio gol de Carreras, que recordaba de algunn forma, aunque sea en minúscula, al gran Roberto Carlos.

Por fin parece que Xabi Alonso es el entrenador que puede devolver al Real Madrid a la autopista de los éxitos. Domina los partidos con una frescura insultante y ha recuperado a Bellingham de manera espectacular .

El inglés ya puede ser ya la segunda gran estrella del equipo blanco tras el demonio Mbappé. Desde luego, Vinicius, no. Cada día las células grises del brasileño le funcionan peor. No hizo nada o casi nada brillante en el primer tiempo. Y encima tiene la impertinencia y la desfachatez de quitarle un penalti a la cuenta de récord de Mbappé.

En este caso, el gran culpable es Alonso. Todavía le tiene miedo a Vini. Si se dieron cuenta lo mandó al banquillo junto a Mbappé, como si lo comparara con el francés por calidad cuando ya no es ni la cuarta parte de lo que fue. Jamás debió permitir que Vini tirara el penalti, cuando es el especialista más mediocre de los que conocemos. No mete uno. Imagínense que el resultado estuviera apretado y esta lumbrera se carga el partido.

La cúpula de la Casa Blanca tiene mucha culpa de que Vinicius trate de hacer lo que le dé la gana. Que el Madrid hiciera el ridículo y que no fuera a recoger el "balón de playa" de Vini, fue un ridículo mundial. Es el nudo gordiano de lo que ocurre en la actualidad. Y encima se aprovecha de la generosidad de Mbappé. Me parece un crímen futbolístico.

También tengo la impresión de que alguien da dinero para que juegue Mastantuono. Un petardo, cojo de la pierna derecha y que es incapaz de hacer algo relevante. No hubo más que fijarse en que en tan solo una jugada de Endrick le dejaba en ridículo al argentino. Y Brahim en la grada. Son imposiciones a Xabi Alonso, de las que no parece evadirse.

Ahora los shows se deben ver lejos del Bernabeu. Para empezar, el Liverpool, un equipo en crisis que el Madrid puede agravar.

Al imperial Real Madrid le faltó más gol

Al imperial Real Madrid le faltó más gol

Hace años que no veía una superioridad tan ostentosa de un imperial Madrid ante una especie de vasallo que fue el Barcelona. Sin fuste, sin valentía y dejándose ir durante muchos minutos frente a un voluptuoso ataque del Madrid, que no terminó de rematar.

El imperial Madrid es el nuevo líder del fútbol español, pero le falta categoría con el gol, el tino de un gran cazador. Pienso que Mbappé hizo un partido deplorable. No se puede fallar un penalti de esa manera, ante un meta mediocre como Szczesny, ni desperdiciar al menos cuatro ocasiones de gol de las que nunca falla. No sé lo que le pasó con la Juve, tampoco lo que le ha ocurrido con el Barcelona, que pudo destrozarlo, pero parece que le devoran las responsabilidadades de grandes partidos.

Es posible que la sala de los 'Negreiras' le robara un primer gol por fuera de juego del pelo de un piojo. En Las Rozas no nos ensañan nunca el punto de cuando sale la pelota del pase. Hacen lo que les de la gana.

Fue como el penalti absurdo que le hizo Lamine a Vinicius, que lo vio muy bien el árbitro, pero los del VAR no quisieron que el Barcelona tuviera que jugar con dos goles en contra. Es lo que se mececieron. Como ante Olympiakos, están acostumbrados a que los árbitros sean sus salvavidas.

Claro que este Barcelona del matagigantes Flick ya no funciona. Es una sombra de lo que fue el año pasado. Tuvo que ver la posición que adoptó un inmenso Camavinga. Jugó en la derecha para sujetar a De Jong y Pedri de una tacada. Buena jugada táctica de Alonso.

Pero lo peor fue lo de Lamine, que dice que no tiene miedo a nadie, pero en el Bernabeu hizo el ridículo. No se puede jugar con tanto miedo y tanto odio al Madrid.

Este año las palancas no funcionan al Barça, no ha hecho ningún fichaje y tiene jugadores viejos. Además, no puede jugar en el Nou Camp, se tiene que ir a Montjuïc mientras pierden millones y millones de euros, se salta todas las reglas de LaLiga y está atado a un caballo perdedor como es Tebas.

Vaya fracaso y escándalo a la americana ha configurado. Para fiarse de ellos cualquier empresa del mundo. Pero ahí esta Laporta, el mayor Fantômas del fútbol y todavía con aires de grandeza. Es tan esperpéntico como lo que está ocurriendo en España.

Vinicius se cargó a dos y salvó a su equipo

Actualizado Domingo, 19 octubre 2025 - 23:20

El gol de Mbappé, como siempre, le salvó el cuello, como es habitual, al mediocre Xabi Alonso. Además, con la ayuda clara de Vinicius, que provocó dos expulsiones en el Getafe. Aún así, miren si tácticamente Alonso es un peligro que el Getafe, con dos menos, pudo empatar el partido si no es por Courtois.

Es tan malo el Madrid de Alonso, dada la calidad de sus jugadores, que jugando más de 10 minutos con dos más no creó ni una situación de gol. Jugaba andando y con la soga del ahorcado siempre por terror a lo azul. No sé, pero el Madrid huele mal.

De inicio, otra alineación increíblemente desequilibrada, un despropósito de Alonso, que en la actualidad, desde la goleada en el Metropolitano, esta con más dudas que nunca. Conozco ya a bastantes que no creen en el técnico blanco y que será casi un milagro que el Madrid gane un raquítico título.

Para empezar, qué hacía Alaba en el equipo. Es un ex-.jugador, lento, parsimonioso, absolutamente vulnerable. Por hacer un equipo suplente muy bueno, lanza a Camavinga al desastre, porque no es ni centrocampista ni es nada, inutilizado además tácticamente por un Bellingham que ya no debe jugar en el Madrid. Añádase que Carreras se ha convertido en una indigestión por la banda.

Por si fuera poco, gracias a la presión de José Angel Sánchez y de su amigo, el "que cae bien Solari", se empeñan en Mastantuono, un petardo de jugador, que se cae, no hace más que perder balones y es mediocre. Además, está cojo, la pierna derecha es de adorno. Que lo cedan o que lo vendan. Es un crimen que, mientras tanto, esté Brahim de suplente.

Por si fuera poco, a Rodrygo no le salió absolutamente nada y la conexión con Mbappé fue insignificante. Cómo puede cometer Alonso el pecado mortal de dejar fuera a Arda Güler, que es el que hace que Mbappé sea un goleador superlativo.

Son muchos pecados mortales del técnico blanco con un Getafe que, simplemente, no te deja jugar, que tiene un terreno de juego pequeño y que de todo lo que propuso el donostiarra, no le salió nada.

Toda una historia histriónica, al borde de la desesperación, porque los nuevos concursantes del donostiarra son la Juve y el Barcelona. En estos dos partidos, sabremos si Alonso se come el pavo de la Navidad.

El Madrid salvó al amarillo

El Madrid salvó al amarillo

Al Madrid le dio suerte el amarillo. Al revés, solucionó un partido en principio complicado, por la aparición, por fin, de Vinicius, que incluso jugó todo el partido. Y marcó dos goles.

Mbappé no fue la estrella del partido. Incluso le regalo el penalti a Vini para que casi lo fallara, pues está imposibilitado para tirar un penalti. Y Mbappé, que casi nunca estuvo en posición estelar, se fue con su gol habitual, gracias a la generosidad de Brahim, que no juega nunca por culpa de la orden de que juegue Mastantuono, que hoy en día es peor jugador.

Parece que la presencia constante de Mastantuono es casi una obligación de la Casa Blanca. Pero el argentino no está para jugar. Y está más verde que el trigo verde.

Por otra parte, Alonso todavía crea muchas dudas de su continuidad. En un momento clave irrumpió con Belligham y Camavinga y quitó a Arda Güler y a Ceballos, que son creadores de juego. Metió Alonso a su equipo en un lío por "bien queda". Incluso el inglés sólo tuvo la obsesión de marcar, el equipo le importaba un pito. Lo peor es que Bellingham ya no es es necesario en el Madrid.

Xabi Alonso fue más o menos salomónico con Valverde, que jugo de lateral, pero como un semi carrilero, algo que tampoco le ayuda, porque el capitán del Madrid ni siquiera pudo ejercer de corredor de la banda derecha. Le cortaba el paso el impertinente Mastantuono, que es como un grano en el pie madridista.

Valverde, lo quiera o no, mejoró mucho con respecto a cuando jugaba de creativo. Es el mejor lateral derecho del Madrid. Ni Arnold ni mucho menos Carvajal. Hoy día Valverde lucirá como lateral. Su largas galopadas incita a que triunfe y cada día sea más imprescindible.

Mbappé le puso un gol cantado a Mastantuno, que desperdició puerilmente. Hay un inmenso error en el fútbol actual, que practican todos los que disparan a puerta. En lugar de machacar y disparar con el empeine, se empeñan con chutar con el exterior del pie. Le ha pasado en otras ocasiones. Cuando se toca con el exterior, el balón entonces siempre sale más flojo y cualquiera aparece para rechazar el disparo.

Marcelino, en principio, tuvo más miedo que vergüenza. Casi puso todo el equipo delante del portero. Cuando se se dieron cuenta los amarillos de que el Madrid ataca posicionalmente muy lentamente y , por tanto, no hace ni una sola ocasión de gol, Thomas se echó hacia adelante para que se le fuera arriba el equipo.

Y, casi se ponen por delante, pero Courtuois apareció milagrosamente. Hasta un golazo de Mikautadze puso en peligro al Madrid, porque con Bellingham y Camavinga, el Madrid jugaba sin centro creador ni defensivo: un equipo absolutamente partido.

Le va a venir bien el parón a Xabi Alonso para paliar el soberano ridículo que hizo en el Metropolitano. Ningún madridista lo olvidará jamás . Con este trago positivo con el Villarreal es como si hubiera ganado una armisticio, pero nadie esta seguro de Alonso.

El poder del campeón de Europa

El poder del campeón de Europa

El campeón de Europa fue mejor que el Barcelona. En el segundo tiempo, incluso, machacó física y técnicamente al Barça. Lamine Yamal no existió y los azulgrana no tenían fuerza para hacer ningún tipo de jugada de gol. Terminaron pidiendo la hora.

Este es el poder del PSG, a pesar de que jugó sin Dembelé. El Barcelona tenía muy pesadas sus piernas y gradualmente se fue acurrucando en su área, hasta que Hakimi hizo su perversidad habitual y le dio el gol de la victoria a Ramos, que sólo tuvo que fusilar.

Siempre se ha dudado de las fuerzas del Barça en los segundos tiempos. Desde hace tiempo empieza a sufrir en los treinta minutos finales. ¿Por qué? De Jong es rudo, pero le pesan los años y a Pedri le mata su cuerpo. Con esa velocidad y esa presión, el canario cayó agotado.

En los treinta primeros minutos se vio el más espectacular de los partidos.El mejor show europeo. Un ritmo vertiginoso y voraz. Sólo con unos quince metros de espacio para jugar en principio, dada la fiereza de las presiones de ambos.

¿Quien hacía mejor la presión? Fueron turnándose. Primero el Barcelona fue más inteligente con los espacios. Sobre los treinta minutos, el gas barcelonista se había gastado y el PSG tomó el relevo. La estrategia del Barça decayó ante la fuerza vital de Nuno Mendes. Fue un vendaval imparable y hasta le dio un gol al joven Mayulu.

Lamine Yamal es un fenómeno, pero no pudo con Mendes, que se comió al barcelonista. El fenómeno es maravilloso en ataque, pero tiene el defecto que le falta el gol siempre, es más un malabarista que un asesino del área.

Bajan las acciones para esa candidatura eterna de Laporta para ganar la Champions. Desde luego, el Barça es peor equipo que el PSG. Flick no puede contener a grandes equipos con tanta sangre joven en su equipo, que no soportan la crueldad de los líderes de Europa.

Gonzalo y... muchas gracias

Gonzalo y… muchas gracias

Un solitario gol de Gonzalo dio un pírrico triunfo a un Real Madrid rácano y sin mucha calidad de juego. El de la cantera, que Ancelotti despreciaba, aparece cuando hay que marcar, que es lo que vale dinero en el fútbol: lo demás son bóreas cantoras.

Sí, el Madrid Xabi Alonso corre mucho, trata de presionar agudamente, a veces mal, porque sigue sin ensayar pero, si hablamos de calidad, brilla por su ausencia. Sólo Arda Güler parece una estrella, pero es un desperdicio porque juega demasiado atrás. Lo pones quince metros adelante y tendría una marca mortal para el enemigo. No es Xabi Alonso, en definitiva, ni Rodri.

Pero nadie quiere traerle a Xabi un Alonso que marque la diferencia de calidad en el campo y que tenga una regla y cartabón para regular el tempo, organizarlo y hacer crecer al pobre juego del Madrid.

La plantilla es insólita, desproporcionada, estúpidamente mal organizada. Faltan dos defensas, sobre todo para suplir a Rüdiger, que esta más lento que una carreta del Oeste. Fran García corre como un poseso, pero no tiene calidad.

Ha tratado Alonso que Valverde ocupe todo el campo de derecha a izquierda. Es demasiado. Y, además, no solucionará el problema, porque no hay jugadores creativos. Al final, Alonso tiene que aparecer con el vetusto Modric, que casi creó un grave problema, y el soso Ceballos. No es solución.

Pero, ¿hasta qué punto estará dispuesto el oráculo a fichar lo que Alonso ansía? No se sabe. Haber traído a Alexander-Arnold es un enorme error. Sólo centra, jamás trata de profundizar. Parece un juguete roto. Y si fichan a Carreras será otra mala solución.

Y es que con sólo ganar por un gol de diferencia a la Juventus, que está en plena redención, quieren hacer que parezca una heroicidad. No deja de ser una llovizna en medio de la canícula que se le avecina al Madrid. La afición necesita total optimismo como si esperara el maná tras el desastre de la pasada temporada.

Estoy de acuerdo que no se puede ganar siempre, pero había que haber hecho más, algún que otro gol ante una Juventus que tan sólo defendió como un gato viejo y sin ilusión siquiera por el contragolpe.

En fin, creo en Xabi Alonso, de momento, por lo menos hace correr a unos jugadores que antes no lo hacían. Trata de imponer un nuevo sentido táctico al Madrid, pero le faltan futbolistas. La Casa Blanca lo sabe, mucho más Alonso, pero lo no se le puede dejar como un Quijote de un equipo que le falte calidad en al menos media docena de jugadores.

La venenosa herencia de Xabi Alonso

La venenosa herencia de Xabi Alonso

Un Madrid desamparado, sin estilo ni perspectivas, casi pierde un partido con un equipo de Arabia Saudí que este año ni ganó su liga. Y tuvieron que fichar a Simone Inzaghi para ajustar cuentas. Pero en tan sólo cuatro días de entrenamientos, casi tantos como los de Xabi Alonso, poco podían cambiar en sus envenenadas herencias.

Supongo que la decisión de tirar un penalti la tomó el propio Fede Valverde. No creo que se le ocurriera a Alonso. No es un especialista y nunca lo será. Con esa victoria pírrica hubiera podido dibujar un cuadro madridista menos mediocre. Pero ni por esas.

Quiero contar que ni loco Alonso quería iniciarse con este maldito Mundial. Pero le dijeron que o lo aceptaba o no le fichaban. A Xabi le faltó personalidad para rebelarse. Esa es la verdad.

Prefería iniciarse con una herencia envenenada. Sí, porque el síndrome Ancelotti en el Madrid todavía es impactante y poderoso. Acabar el partido con Lucas Vázquez y Modric era aceptar la pobredumbe del viejo estigma.

Pero Xabi no sabía lo que hacer. Ficharon a Alexander-Arnold sin preguntárselo. El Trent de ahora ni me gusta ni me me gustará nunca. Lo quitó por Lucas Vázquez, algo inaudito.

Xabi se volvía loco en la primera parte, porque el Madrid jugaba con centrocampistas que no crean y encima con un Bellingham que ya nadie conoce. Una idiotez de Asencio incluso le costó el empate y, otra vez, el fuerte estigma de Ancelotti hacía que Tchouaméni fuera central, que al final es su puesto en el Madrid.

Lo primero que tiene que fichar el Madrid, si no quiere ahogar a su nuevo entrenador es dejarle richar un Xabi. Y al menos tres creadores de juego en el centro del campo. De otra forma, ¿para qué han fichado a Aloso? Es absurdo.

Pero hasta la fecha no le han dejado ni siquiera elegir un jugador como si el oráculo de Florentino fuera eterno. El Madrid debe cambiar la estructura defensiva y creativa en intensidad o será un desastre y Xabi no durará ni lo que Rafa Benítez.

El equipo actual es un engendro y sin Mbappé el retrato es aún más deprimente. Y todo eso lo veremos para más desgracias blancas, porque con Gonzalo y Arda Güler, los malditos de Ancelotti, no se puede arreglar todo.

El final de un sueño maravilloso

El final de un sueño maravilloso

Tuvo que ser Morata, el gran capitán del equipo, el que hiciera de diablo. España no sólo perdía otro título en su feria imperial, también perdía su imbatibilidad. Todo junto: ¿final de un sueño maravilloso? No lo sé, pero ni contra Francia ni contra Portugal, la selección española fue ese excelso equipo increíble, con un juego especial y majestuoso.

Bueno, no se puede ganar siempre, pero quizá la pérdida de este título signifique que habría que darle otra vuelta de tuerca a la deferencia de De la Fuente, a veces, persiguiendo demonios y con un rictus de no tener un carisma especial.

En todos estos gloriosos tiempos de la era Luis de la Fuente, Portugal ha sido la selección que más perjudicó al juego de los campeones. En ningún otro partido hemos visto un mediano Lamine Yamal, sin tirar, sin irse de la sombra de ese fenómeno que es Nuno Mendes, que hizo un gol y dio el otro a Cristiano Ronaldo. Lamine ni siquiera tuvo ganas de tratar de librarse de Mendes.

Tampoco Nico Williams fue especialmente vital, salvo en el primer tiempo, con ese lateral tan mediocre que no tuvo más remedio Roberto Martínez de sustituirlo por Semedo. Desde ese momento, el extremo del Athletic se fundió en rojo. Que fuera el mayor peligro en el primer tiempo fue porque Roberto Martínez se equivocó en empeñarse con Conceiçao, que fue borrado por las buenas o por las malas por el implacable Cucurella, pitado durante todo el partido.

Es curioso cómo baja hasta la desesperación la selección en el segundo tiempo, como ya pasó el otro día con Francia. Todo fue peor, como en el anterior caso, cuando desapareció Pedri y le dio la opción a Isco, que no es lo mismo y recorre muchos menos metros. No se sabe la razón de por qué el seleccionador utiliza tan poco Baena. No tiene la dinámica de los jugadores que hacen los rondos, pero es un jugador muy directo.

De La Fuente hizo bien en quitar a Lamine Yamal. Toda la primera fase de la prórroga fue de Portugal, hasta tal punto que amedrentaba al equipo campeón. No sucedió lo mismo en la segunda parte, aunque Zubimendi, que fue un héroe, ya estaba más cansado. Hasta Morata tuvo su oportunidad, pero el partido era muy cobarde. Uno y otro equipo preferían arrugarse y jugársela todo en los penaltis. Y eso fue lo que ocurrió.

No fue un gran partido. Sólo tuvo pasión, inquietud y fue demasiado cerebral. Mucho miedo. Todo fue igualado, excesivamente conservador. Y Portugal está más acostumbrado al embrollo, más que la felicidad del juego español.

Mbappé, solo ante el Barça

Mbappé, solo ante el Barça

Un increíble y maravilloso Mbappé no pudo solo contra el Barça. La descomposición final de Ancellotti raspó el bochorno. Fue por su desacertada alineación ante un Barça, que precisamente no llega a este final como un gran triunfador. Hasta había provocado cierta histeria general.

El equipo de Flick terminó pidiendo la hora. Casi muerto físicamente, no supo lograr un tanto en el segundo tiempo y se escurrió entre la mediocridad orquestal de su ridículo sistema defensivo, que es una hemorragia total de fallos y de un desorden grotesco.

El final incluso pudo ser madridista. Y es que, aunque resulte un disparate, pudo ganar en los últimos minutos ante un Barcelona acogotado, mezquino y con la memoria del día de San Siro para terminar el choque en manos del rival.

Pero con Ancelotti son demasiados los errores. ¿Cuántas veces hemos denunciado que Lucas Vázquez no puede jugar de nada? Se empeña trágicamente el italiano, porque quiere demostrar a la Casa Blanca que se equivocaron al no fichar a nadie en defensa.

Y eso es verdad. Nadie dirá ahora que este descuartizado equipo puede ganar el esperpento del Mundialito. Máxime cuando hizo un ridículo partido en defensa, con Vázquez, que regaló dos goles, y uno más de un torpe y acabado Ceballos.

El Madrid sólo jugó con Mbappé, contra todo el venerado Barcelona. Pudo hacer hasta cinco goles. Es asombrosa su peligrosidad, su tino ante el gol. Parecía que jugaba un sólo jugador contra todo el mundo azulgrana. Impresionante.

Él no es es defensa, no puede hacer nada con la desfachatez de retaguardia y con un Bellingham absolutamente perdido en la niebla, un Fran Garcia que no da la talla y un combinado perverso de brasileños de Ancelotti.

La salida de Ancelotti es tardía. Alguien tiene que decirle a Florentino que los jugadores reniegan cuando saben que el técnico no va a seguir. Pecado mortal que no lo hubiera despedido con aquel cuatro a cero al comienzo de la temporada, con un Barcelona que lo ridiculizó hasta ser un pelele.

Nadie puede creer ahora que Xabi Alonso, con estos jugadores, haga un milagro en Miami. Más le vale a la Casa Blanca que piense que es un equipo al que le sobran nada menos que Vinicius, Rodrygo y Bellingham, entre los famosos

Yo los podría a la venta. Tienen mercado y son un disparate más, como el actual fútbol de Brasil. Bellingham parece un fantasma que juega de espaldas. Claro que Arda Güler estuvo mal. Si es que lo hizo jugar de lateral derecho para socorrer al mediocre Lucas Váquez. Incluso no le dejó jugar en el centro del campo.

Este nuevo episodio de un Madrid burlesco, lo desacredita hasta la infamia. Hay que limpiar la plantilla y se van a necesitar cientos de millones. Para ayudar a un Mbappé desamparado por la mitad del equipo. Es absolutamente indecente lo que le han hecho al francés