Ons Jabeur, la tenista que no gana por la guerra en Gaza: "¿Qué sentido tiene jugar al tenis si muere gente inocente?"

Ons Jabeur, la tenista que no gana por la guerra en Gaza: “¿Qué sentido tiene jugar al tenis si muere gente inocente?”

«Estoy feliz por mi victoria, pero no puedo estar feliz del todo. La situación del mundo no me lo permite. Me siento como...», y Ons Jabeur rompió a llorar. Ocurrió en las WTA Finals de 2023, apenas unos días después del inicio del actual conflicto bélico en Gaza, cuando la tunecina anunció que donaba sus premios «a los palestinos». En aquel momento Jabeur era la sexta del ranking WTA y venía de ser finalista en Wimbledon; justo después pasó medio año sin encadenar dos victorias hasta caer a su actual puesto 39 de la lista mundial. La madrugada de este martes debuta en el Open de Australia ante la ucraniana Anhelina Kalínina en busca de recuperar su tenis y de superar una crisis de juego que parece insuperable. ¿Por qué? Porque la guerra continúa.

«Lo que está pasando en el mundo me ha afectado más de lo que esperaba. Intento mantenerme alejada de los medios porque cada vez que veo un vídeo es horrible, es horrible», confesaba ya en Melbourne en una entrevista a The Guardian donde añadía: «Estoy tratando de separar las cosas, aunque es muy difícil hacerlo. ¿Qué sentido tiene jugar al tenis si muere gente inocente en Gaza y en Ucrania?».

El ascenso hasta el estrellato

Jabeur ganó Roland Garros junior en 2011 y entró en el Top 100 de la WTA en 2017, pero se presentó ante el gran público en 2022 con una racha asombrosa. Con un juego heterodoxo, creativo, distinto, ganó el Mutua Madrid Open y llegó a las finales de Roma, Wimbledon y US Open. Era la primera africana que conseguía semejantes logros, por lo que de inmediato se convirtió en una ídolo para muchos. En aquellos meses, más con el adiós de Serena Williams, Jabeur era la tenista más reclamada, tanto para los medios de comunicación como para los aficionados, que la paraban para hacerse selfies y más selfies a la salida de cada entrenamiento.

Empujada al tenis por su madre, Ridha, que veía en el deporte la mejor manera de progresar, en sus inicios le faltó financiación para sus entrenamientos y viajes, pero en los últimos años varias empresas de países musulmanes, como Qatar Airways o la saudí Kayanee, se han volcado en su carrera. Hoy sigue siendo una referente, recientemente nombrada embajadora del Programa Mundial de Alimentos (PMA), pero los resultados son muy distintos.

Un plan perfecto roto

«Trato de recordarme por qué empecé a jugar al tenis. La cancha debería ser mi lugar feliz y, si no es así, entonces probablemente algo va realmente mal», aseguraba estos días Jabeur que aceptaba que ha habido otros problemas más allá de los bombardeos en Gaza. El año pasado sufrió molestias en la rodilla y en el hombro, pero no quiso parar y eso acabó traduciéndose en derrotas. Además, la desdicha en la final de Wimbledon de 2023 era y sigue siendo una losa.

Después de su eclosión en 2022, la tunecina planteó aquel encuentro por el título ante la checa Marketa Vondrousova en la pista central del All England Club como la cima de su carrera y aquello no acabó bien. Jabeur llegó a declarar que si ganaba se retiraría durante una temporada para ser madre, confesó que ya lo había hablado con su pareja, el ex esgrimista tunecino Karim Kamoun, y la derrota por 6-4 y 6-4 rompió todos sus planes.

«Fue muy difícil porque conecté el partido con ser madre y construir una familia. Ese planteamiento añadió un extra de tristeza a la derrota», admitió meses después, cuando aseguró que seguiría jugando sin parones hasta ganar un Grand Slam. Luego llegaría el conflicto en Gaza y una ráfaga imparable de derrotas. «¿Cómo podemos vivir en un mundo así? ¿Qué está pasando? Para mí, nada tiene sentido. Todo es realmente horrible», proclamaba.

Alcaraz se estrena en Australia con victoria ante Shevchenko entre pruebas en su tenis

Alcaraz se estrena en Australia con victoria ante Shevchenko entre pruebas en su tenis

Carlos Alcaraz deja de sonreír, de repente todo le sale mal, y parece que el cielo caerá sobre su cabeza o, como mínimo, que será eliminado. Cuando eso pasa, el análisis siempre es el mismo: ha desconectado, se ha despistado. Tan joven, tan explosivo, tan genial, todavía le cuesta estar dos, tres o cuatro horas a su máximo nivel. Pero, en realidad, algunos de sus malos ratos guardan otras razones. Este lunes, en su debut en el Open de Australia ante el kazajo Aleksandr Shevchenko se pudo ver el mejor ejemplo. Venció por 6-1, 7-5 y 6-1 con suficiencia, en apenas una hora y 55 minutos, pero en el segundo set tuvo una crisis que casi le cuesta un sobreesfuerzo, incluso un problema más grave.

En un abrir y cerrar de ojos su tenis desapareció, sus piernas se frenaron, se multiplicaron los errores y Shevchenko le ganó cuatro juegos consecutivos. ¿Qué pasó? Una doble falta. Después de todo un invierno experimentando con su saque, su primer error le llevó a unos minutos de preocupación, de centrarse en su golpe, hasta de bloqueo y eso le afectó en el marcador.

Hasta ese instante había sido un ciclón sobre la pista Margaret Court, muy fresco, muy rápido, muy agresivo -especialmente en el resto-, muy contundente, pero ahí llegaron las dudas. Hasta sumó un par de dobles faltas más. Fue un cuarto de hora para el olvido. Y, para su suerte, ahí se quedó. Cuando Shevchenko sacaba para llevarse el periodo (3-5 arriba), el español recuperó la compostura y se abalanzó sobre el triunfo.

Una derecha más potente

Hasta el miércoles, cuando se enfrentará en segunda ronda al japonés Yoshihito Nishioka, Alcaraz tendrá tiempo para analizar lo ocurrido en ese bajón y, en general, para estudiar los virtudes y defectos de su nuevo servicio. Ante Shevchenko aún no se observaron grandes avances.

Si bien su gesto parecía menos forzado, más natural, y por eso quizá menos lesivo, la velocidad de su golpeo no aumentó y su acierto quedó lejos de lo esperado. En ese segundo set incluso estuvo por debajo del 50% de primeros saques, un dato a mejorar. Después de su primer partido del año, le sobra tiempo para hacerlo, aún inmerso en el laboratorio junto a su entrenador, Juan Carlos Ferrero.

Porque si su servicio dejó interrogantes, no lo hizo su derecha. Más allá de sus genialidades habituales con las voleas y con las dejadas, Alcaraz sumó más potencia a su drive como el resultado del trabajo físico realizado en pretemporada -su camiseta sin mangas probaba un mayor desarrollo muscular- y del aumento de peso en su raqueta Babolat. En el horizonte, este Grand Slam, esta temporada, toda su carrera, está Jannik Sinner y para vencerle necesita armarse de más. Lo está haciendo, aunque la adaptación a algunos cambios pueda costar un tiempo.

Nico Almagro: "En la pista era volcánico, a veces hacía cosas que molestaban a Nadal"

Nico Almagro: “En la pista era volcánico, a veces hacía cosas que molestaban a Nadal”

Aún no ha cumplido los 40 años y Nicolás Almagro, que llegó a estar entre los 10 primeros del ranking ATP, ya recuerda su vida de tenista como algo lejano. Su rodilla izquierda, siempre delicada, le obligó a retirarse en 2019 y le hizo estar «un tiempo» sin ver ni un solo partido. «Pero luego volvió el gusanillo y...», cuenta en conversación con EL MUNDO y lo que sigue es su conversión en comentarista, ya fijo en Eurosport y Max, que retransmitirá al completo el Open de Australia que empezó este domingo. «Me gusta mucho comentar, es divertido. Cuando jugaba ya pensaba que podía ser mi futuro porque siempre he comunicado de manera muy directa», asegura.

¿Fueron difíciles los meses posteriores a la retirada?
No mucho. Necesité una desintoxicación para alejarme un poquito, pero mi cuerpo ya pedía auxilio. Podría haber intentado seguir, pero tenía que volverme a operar de rodilla, la rehabilitación iba a ser complicada, y quería dejarlo en la pista. Me ayudó que acababa de ser padre, quizá por eso no fue traumático.
En su último torneo, el Open de Murcia de 2019, ganó un partido un niño llamado Carlos Alcaraz, que apenas tenía 15 años.
A esa edad ya se veía que marcaría una época. Fue una sorpresa que creciera tan rápido, pero ya se le veía un talento increíble. Su entrenador de entonces, Kiko [Navarro] fue compañero mío de generación, un buen amigo, y siempre me decía que había un chaval que hacía cosas distintas. También le ayudaba que se pasaba muchas horas en el club, jugando con la raqueta, desarrollando esa creatividad suya. De niño Carlitos ya tenía esa aura, esa estrella.
¿Es favorito en Australia?
Su primera semana será clave por los cambios que ha hecho en pretemporada, pero si consigue pasarla con buenas sensaciones, será muy difícil ganarle. Por su juego y su físico, hay que estar muy fino para ganarle a en cinco sets. Sólo veo a dos tenistas capaces de hacerlo.
¿Sinner y Zverev?
No, Sinner y Djokovic. A Zverev no lo pongo a ese nivel porque todavía no ha ganado un Grand Slam. Está un escalón por debajo. Sinner es el vigente campeón y Djokovic volverá a estar ahí. El año pasado se quedó vacío después del oro en los Juegos Olímpicos, pero ahora estoy seguro que tiene un objetivo. Aunque no sé cuál puede ser. Quizá sumar otro Grand Slam o llegar a los 100 torneos ATP ganados.
¿Ha cambiado el tenis?
Cada vez es más físico y menos técnico. En mi tiempo ya había grandes sacadores, Isner o Karlovic, pero en general no llegábamos a las velocidades actuales. Ahora parece que todo importa menos. Pienso en Giovanni Mpetschi-Perricard, que mete los segundos saques a 215 km/h.
¿Le convenció el adiós de Rafa Nadal?
Me esperaba más del acto, pero se retiró haciendo lo que quería, que era competir. Salió a dar el 100% y no pudo sacar el partido adelante. Fue el mejor deportista español de la historia, un tenista que cambió el juego, el mejor en tierra batida que jamás veremos. Que se retirara de la manera en la que se retiró, pues, bueno, qué le vamos a hacer.
Al final no ganará Roland Garros hasta los 65 años.
(Risas) Pero estuvo cerca. Aquello lo solté en un momento de agobio en París y quedó grabado, pero lo podía haber dicho cualquiera. En Roland Garros, Rafa te desesperaba, no sabías qué hacer para ganar un par de juegos. No volveremos a ver a un tenista ganar 14 veces allí.
En el Godó de 2014 le derrotó en cuartos y él se marchó cabreado.
Quizá por mi carácter, más volcánico, a veces hacía cosas que podían molestarle un poco, pero no pasaban de ahí. Teníamos y tenemos una relación muy sana. Éramos compañeros en la Copa Davis y compartimos aficiones, el Real Madrid o el golf.
En el Open de Australia llegó una vez a cuartos, en 2013, y allí se topó con David Ferrer. Menuda generación española le tocó.
La verdad es que sí. Contra David tuve muchas oportunidades para ganar y sólo lo conseguí una vez. Recuerdo aquel partido en Melbourne, estuve dos sets arriba y saqué tres veces para meterme en semis, pero no pudo ser. David era mucho más sólido y siempre le daba la vuelta a los partidos.
Los secretos de Alcaraz para golpear más fuerte en Australia: cinco gramos de plomo en la raqueta y una canasta pequeña

Los secretos de Alcaraz para golpear más fuerte en Australia: cinco gramos de plomo en la raqueta y una canasta pequeña

Es diciembre en Murcia, pero qué es el frío. En una de las cuatro nuevas pistas rápidas del Club de Campo, Carlos Alcaraz y Juan Carlos Ferrero, ambos en manga corta, hacen pruebas y pruebas. De un raquetero a rebosar salen raquetas que parecen exactamente iguales y cuya diferencia sólo es apreciable para el ojo experto: en el marco interior de algunas, hay distribuidas una o varias cintas de plomo pequeñísimas repartidas por diferentes posiciones. Alcaraz escoge una, pega fuerte con su derecha, comenta sus sensaciones con su entrenador, cambia de unidad y vuelve a darle. Al final ambos acuerdan que en su Babolat Pure Aero 98, un modelo que hasta ahora usaba de serie, le añadirán una única cinta de plomo de cinco gramos en la parte inferior de la cabeza. ¿Para qué?

«Es física. Si le añades más peso a la raqueta, la bola saldrá a más velocidad. A más masa, más potencia. Ahora con el mismo movimiento, Alcaraz podrá generar más potencia», asegura Xavi Segura, encordador de la selección española de la Copa Davis o de Rafa Nadal, que advierte el culmen de la evolución de Alcaraz como pegador.

Clive BrunskillGETTY

En el Open de Australia que arrancó este domingo y donde debuta este lunes ante el kazajo Alexander Shevchenko (no antes de las 9.00 horas, Eurosport y Max), el español estrenará arma para responder en pistas duras a tenistas contundentes como Jannik Sinner o Alexander Zverev y así poder ganar en el Grand Slam que abre la temporada, el único que se le resiste. La idea es que sus golpes sean más agresivos, con especial atención al resto y, sobre todo, al saque.

Una difícil adaptación en el Grand Slam

«Sacará más puntos gratis con este nuevo peso de su raqueta y el riesgo es pequeño. Al principio notará que la bola le sale un poco más, pero tiene calidad para adaptarse rápido al cambio», añade Segura. El año pasado, Alcaraz ganó el 85,5% de los juegos disputados al servicio, un porcentaje lejos del 90,2% de triunfos de Zverev y del 91,4% de Sinner. De hecho, en número de aces por partido, el español no estuvo ni entre los 50 mejores del mundo, quedándose en 4,7 de media. Su tenis nunca se ha centrado en el saque, ni debe centrarse, pero cualquier desventaja decide partidos, más en determinadas superficies.

«Hoy en día las pretemporadas apenas duran dos o tres semanas, así que imagino que era un cambio que su equipo valoraba desde hace tiempo. Aunque parezca una cosa pequeña, no ha habido tiempo para probarlo así que la primera semana en Melbourne será muy importante para Carlos. También hay que ver cómo le funcionan los cambios técnicos», explica el ex jugador Nico Almagro, hoy comentarista de Eurosport y Max, que ofrecerá todos los partidos del torneo, en referencia también a la novedad en el servicio del número tres del ranking.

FERRERO TENNIS ACADEMY

Cuando empezó a brillar en el circuito ATP en 2021, Alcaraz adoptó un saque con paradas que el año pasado ya transformó para realizar una sola parada y que este invierno ha vuelto a cambiar para no hacer parada alguna. Entre el Club de Campo de Murcia y la Ferrero Academy de Villena, Alcaraz realizó ejercicio de todo tipo para elevar más su gesto y hacerlo más dinámico. Un día incluso, Samuel López, el ex entrenador de Pablo Carreño, que este año acompañará a Ferrero en la mayoría de torneos, utilizó una canasta pequeña de baloncesto atada a un palo para ayudar a Alcaraz a lanzar la bola más arriba de manera controlada.

Dominicana y Nueva York en invierno

De momento, en los dos encuentros disputados este curso, dos amistosos en Australia ante los locales Alex De Miñaur -derrota por 5-7, 6-4, 5-10- y Alexei Popyrin -victoria por 6-3 y 6-4- las novedades se notaron para lo bueno y para lo malo. Alcaraz conectó saques muy rápidos y derechas durísimas y a la vez acumuló más errores de los habituales. En todo caso fueron dos exhibiciones con todo lo que eso implica. Sólo a partir de su debut en el Shevchenko se podrá valorar el éxito del nuevo peso en su raqueta y de su nuevo servicio, con una cita clave: los cuartos de final.

Después de caer en esa ronda en Melbourne el año pasado ante Zverev, el azar le propuso al español el peor rival hipotético posible, Novak Djokovic, por lo que deberá llegar al inicio de la segunda semana en plenitud. Luego llegaría de nuevo Zverev en semifinales y no se encontraría a Sinner hasta una supuesta final. De momento, los miembros del nuevo Big 2, no se han medido en ningún partido por el título de Grand Slam, quizá ocurra el próximo domingo 26.

DAVID GRAYAFP

«Soy un chico muy ambicioso y quiero más. Australia es lo que quiero tatuarme, aunque a mi padre no le guste mucho. Ser campeón en Melbourne es mi principal objetivo para la temporada<, proclamaba Alcaraz días atrás, aún en España, después de una pretemporada de disfrute, sin sobresaltos. Al caer eliminado de las Finales de la Copa Davis de Málaga, con retirada de Rafa Nadal incluida, se marchó de vacaciones con unos amigos a Punta Cana, en República Dominicana, donde llegó a dar una clase a unos niños en el Oscar de La Renta Tennis Center, y luego realizó un pequeño tour por Estados Unidos, entre el ocio y el trabajo.

Mientras gozaba de planes como asistir a un partido de los New York Knicks en el Madison Square Garden o a una carrera de la NASCAR, completó exhibiciones ante los yankees Ben Shelton y Frances Tiafoe con más comedia que tenis. Luego ya se instaló entre Murcia y Valencia, donde pasó las Navidades -y jugó el típico partidillo de fútbol de la Ferrero Tennis Academy vestido de Boca Juniors- y empezó a entrenar los cambios para este año. Más peso en la raqueta y menos paradas en su saque para estrenarse en Australia.

Nick Kyrgios continúa siendo un caso: "Necesita los me gusta, necesita las interacciones"

Nick Kyrgios continúa siendo un caso: “Necesita los me gusta, necesita las interacciones”

Quizá serán 10, 15, 20 o incluso quizá se acercarán a 50 o 100 seguidores. El caso es que el próximo lunes a las 14.00 horas, el Open de Australia ha convocado a todos los aficionados que crean que se parecen a Nick Kyrgios a un concurso de imitadores. Antes de la jornada, los valientes se colocarán en el centro de la mismísima pista central del Melbourne Park y el público decidirá el ganador. ¿El premio? En realidad, ninguno. La gracia está en ser parte de la broma, aunque habrá un peluquero que peinará a los candidatos como lo hace el tenista australiano.

«¿Por qué? Menuda pérdida de tiempo». «Nadie quiere parecerse a ese payaso». «Qué locura, vais en la mala dirección». «¿De verdad?¿Después de todo lo que ha hecho? Eso quiere decir que el Open de Australia apoya su actitud». El pasado lunes, en cuanto el Grand Slam, anunció el concurso, sus cuentas en Instagram, TikTok, Facebook y por supuesto X se llenaron de comentarios negativos: la idea no le gustó a nadie. Los 'look-alike Contest' están de moda y funcionan para animar al público, pero sigue sin haber tenista más controvertido que Kyrgios. Su conversión en un personaje para todos los públicos realmente no ha funcionado.

Inactivo desde el verano de 2023, el australiano, cuya cima fue el número 13 del ranking ATP y aquella final de Wimbledon ante Novak Djokovic, dedicó toda la temporada pasada a labrarse una imagen distinta fuera de las pistas. Genial con una raqueta en las manos, también había protagonizado mil polémicas como tenista -escupitajos a la grada, insultos a jueces y rivales e incluso una masturbación simulada-, pero se estaba reciclando como un preciado comentarista de televisión.

El chiste sobre Kalinskaya

Su talento le permitía leer los partidos con precisión y su locuacidad, explicarlos como pocos. En el pasado Open de Australia trabajó para Eurosport -llegó a hacer entrevistas en la pista-, en Wimbledon para la BBC y en el US Open, para ESPN.

Con sólo 29 años y mientras se recuperaba de sus lesiones de muñeca y rodilla, Kyrgios se estaba convirtiendo en una estrella televisiva hasta que se descubrió el positivo de Jannik Sinner. Como muchos otros, el australiano fue muy crítico con el número uno del mundo y con la gestión del caso realizada por la ATP, pero eso no fue lo que le perjudicó.

Alastair GrantAP

Sus opiniones se mezclaron con un chiste sobre Anna Kalinskaya, ex novia del propio Kyrgios y actual pareja de Sinner, y en las últimas semanas se han convertido en un acoso constante. Por ejemplo, hace unos días Cruz Hewitt, hijo de Lleyton Hewitt, completó un entrenamiento en Melbourne junto a Sinner y Kyrgios llenó su Instagram de comentarios desagradables. "Pensaba que éramos amigos", le soltó al chaval de apenas 16 años entre emojis de jeringuillas.

La guerra con Roddick

Por ello, Kyrgios, que como comentarista estaba ganando adeptos, ha regresado a la polémica. De censor a censurado. A la espera de saber si podrá disputar este Open de Australia, para el que está clasificado con ranking protegido pese a las molestias que aún arrastra, el pasado martes fue el protagonista del último episodio del podcast del ex número uno del mundo Andy Roddick. Kyrgios había insinuado que el propio Roddick se dopó porque éste defendió a Sinner y su respuesta fue inequívoca.

"Nick necesita los me gusta, necesita las interacciones. Ahora mismo es un influencer de tenis. Vive por y para los me gusta, por y para la sección de comentarios. Se siente guay, claro. Es uno de los tenistas más talentosos que he visto en mi vida, pero es un hipócrita cuando juzga a la gente", apuntó Roddick que no dudó en recordar que años atrás Kyrgios se declaró culpable de agredir a una ex novia, Chiara Passari: "Es alguien que se ha declarado culpable de agredir sexualmente a tu novia, y quiere que la gente entienda su contexto, diciendo que estaba en un mal momento, que tomaba drogas. Siempre será el tipo que se declaró culpable de agredir a una mujer".

El próximo lunes a las 14.00 horas, quizá 10 o quizá 100 seguidores se acercarán al concurso de imitadores de Kyrgios, pero seguirá siendo el tenista más controvertido del mundo.

Las polémicas inspecciones del Dakar que descalificaron a Sainz, Sanz y Loeb: "Los comisarios deberían ser más flexibles"

Las polémicas inspecciones del Dakar que descalificaron a Sainz, Sanz y Loeb: “Los comisarios deberían ser más flexibles”

En el desierto de Arabia, Laia Sanz y su copiloto, Maurizio Gerini, se pasaron la madrugada del pasado sábado al domingo haciendo reparaciones en su Century CR6, remendando el chasis, arreglando piezas, para seguir adelante en el Dakar. En la primera etapa se habían topado con una piedra y habían recorrido 70 kilómetros sin navegación ni marchas, pero consiguieron llegar al campamento. En principio, estaban salvados. Con chapa y pintura podían continuar en el rally. Pero antes de que empezara la segunda etapa apareció un comisario de la Federación Internacional de Automovilismo (FIA) y les envió para casa.

La barra de seguridad de su coche tenía una desviación de dos milímetros y eso, según la normativa del raid, suponía la descalificación. «Sufrimos mucho para poder reparar el coche, llegamos a la salida y nos quedamos fuera por dos milímetros. Obviamente duele», proclamó Sanz que, al mismo tiempo, asumió su adiós en pos de la seguridad: «En caso de vuelco no hubiera pasado también, pero también entiendo que la FIA no quiera asumir responsabilidades. Es un marrón».

La expulsión de Sanz en la primera etapa parecía el colmo de la desdicha, tan pronto que era, tan inflexiva la normativa, pero en realidad era sólo el inicio de una tendencia que ha marcado este Dakar. Carlos Sainz en la segunda etapa y Sebastian Loeb en la tercera, también fueron descalificados por daños en sus vehículos, lo que ha generado un debate en la carrera. ¿Aventura o seguridad?

Sainz abre el debate

Sin cambios específicos en la normativa, en la presente edición la FIA ha aumentado los controles para evitar que haya coches dañados por el desierto. El resultado: tres figuras del Dakar, eliminados de entrada. Después de lo ocurrido, algunos pilotos aseguraban que ahora vigilan más en los tramos rocosos para evitar golpes y desde las marcas se proclama que el año próximo no volverá a pasar la mismo: o la FIA modifica el reglamento o se harán estructuras más rígidas para que no haya abolladuras.

«Es un debate que debe abrirse», reclamaba Sainz después de ser eliminado de un Dakar en el que defendía el título. En su caso, un accidente en la primera jornada de la etapa 48 Horas provocó un «sutil» problema en la jaula antivuelcos de su Ford Raptor y los comisarios consideraron que así no podían correr. La normativa estipula que un fabricante puede reparar ese elemento y Ford aseguraba que podía hacerlo, pero la FIA no lo permitió.

Christophe EnaAP

«El equipo decía que era muy sencillo de arreglar, pero la FIA no ha querido tomar ningún riesgo. Debería haber sido más flexible, más teniendo la garantía de una marca como Ford. Hay que encontrar el equilibrio. Si miras el coche apenas se ve que la barra está doblada», comentó Sainz, que no valoró presentar una reclamación para seguir compitiendo. El margen de tiempo era inexistente y la FIA raramente rectifica en una de sus decisiones, más si tienen relación con la seguridad.

La lucha de Dacia

De hecho, Dacia, la marca de Loeb, apeló su descalificación y al mismo tiempo aceptó su retirada. Como Ford, consideraba que podía reparar los problemas del Sandrider y así lo expresó a la FIA, pero el piloto no pudo tomar a tiempo la salida de la siguiente etapa. Su reclamación era simbólica, más que otra cosa.

«Los cálculos para verificar el estado de la jaula de seguridad concluyen que aunque una sección está deformada, no afecta a la rigidez de la estructura y, por tanto, no afecta a la seguridad del vehículo», comunicaba la empresa francesa, que como medida especial pedía que Loeb se pudiera reincorporar a la prueba sin opción de luchar por la general, pero sí de vencer en las siguientes etapas. El Dakar cuenta en el nuevo Campeonato del mundo de rally-raid y allí Loeb sí podría luchar por el título. En todo caso, regrese o no el francés, la polémica seguirá viva en el desierto de Arabia.

Àlex Pintado, el sucesor de la tradición en los 1.500 metros: "Sentí alivio cuando se canceló el fútbol por la pandemia"

Àlex Pintado, el sucesor de la tradición en los 1.500 metros: “Sentí alivio cuando se canceló el fútbol por la pandemia”

La mirada arriba: con 18 años ya mide 1,92 metros y parece que serán más, tan fino como es, tanto todavía por crecer. La mirada arriba, como aparece en la foto de la meta de los 1.500 metros del pasado Mundial sub-20, donde logró un bronce histórico, pues sólo Fermín Cacho en 1988 se había colgado una medalla en esa categoría. La mirada arriba: los ojos al cielo que le espera, a las carreras con los mejores atletas del planeta en Europeos, Mundiales y Juegos Olímpicos. Apunten su nombre, Àlex Pintado (Terrassa, 2006), el sucesor de la herencia del mediofondo español, porque corre, corre muy rápido y hace algo todavía mejor: piensa.

"Si te digo la verdad, creo que lo he conseguido hasta ahora no sirve de nada. Mi objetivo es entrenar como profesional, competir como profesional, y estas categorías sólo son un entretenimiento en el camino", proclama y no le falta razón. En efecto, hasta ahora sus logros sólo se pueden considerar avisos, pero qué avisos. Si el año pasado la caída a los infiernos de Mo Katir fue una decepción para el atletismo español, el ascenso de Pintado fue un consuelo.

El desencanto con el fútbol

¿Por qué corres?
Desde pequeño me gustaba, de hecho estuve apuntado a atletismo, pero hacíamos de todo, correr, lanzar, saltar y a mí sólo me gustaba correr. Los días que tenía que saltar me aburría. Así que lo dejé y jugaba a fútbol. Era extremo en el Cercle Sabadellès y era rápido, pero cuando llegó el confinamiento me di cuenta de que realmente no me gustaba. Se cancelaron los partidos por el coronavirus y para mí fue un alivio, no fue una decepción. Descubrí que no era lo mío, que jugaba por jugar y mis padres me dijeron que podía dejarlo, pero que tenía que hacer algún deporte. Y por eso volví al atletismo.

En realidad, Pintado estaba llamado a ser corredor, aunque estuviese muchos años persiguiendo un balón. Su padre, Ricard Pintado, fue un fondista que subió al podio en los 5.000 metros de un Campeonato de España, y su madre Toñi Aznar llegó a ser internacional en los 800 metros de un Iberoamericano. En 2020, en cuanto pisó un tartán, los entrenadores alucinaron con su larguísima zancada. Es más, si no ganó una medalla internacional hasta el año pasado fue porque su cuerpo no le dejó.

En su primera temporada como atleta fue subcampeón de España sub-16, pero en la segunda le empezó a doler y a doler y a doler la rodilla. Había crecido mucho, pero algunas articulaciones todavía no se habían enterado y le apareció un bulto que le martirizaba si corría. Le dijeron que era la enfermedad de Osgood-Schlatter y que la única solución era descansar. "Me lo tomé muy bien. Me explicaron que era una lesión por el crecimiento y que con el tiempo iba a pasar. Estuve casi parado un año, pero no fue un trauma", recuerda Pintado que desde que se recuperó ya no ha parado.

Telecomunicaciones y New Balance

Desde las pistas de Santa Coloma de Gramenet, a las órdenes de octogenario DomingoLópez -que ya entrenó a su padre-, fue dando pasos hasta esa carrera en el Mundial sub-20 del año pasado en la que sólo le superaron el etíope Abdisa Fayisa, que también compitió en los Juegos Olímpicos de París 2024, y el australiano Cameron Myers, actual plusmarquista mundial sub-18 de los 1.500 metros. Este 2025 su objetivo es el oro en el Europeo sub-20 como ya conquistaron Mateo Cañellas, Reyes Estévez y David Bustos, aunque le gustaría "asomar la cabeza" con los mayores en algún meeting o en el Campeonato de España.

¿Qué hará con los estudios?
He empezado un doble grado de Ingeniería Informática y Telecomunicaciones en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), pero la idea es centrarme en entrenar bien. Nunca he pensado en dejar de estudiar, pero creo que puedo tomarme en serio el atletismo durante unos años y ver hasta dónde llego.

Pintado ha firmado como profesional con New Balance y con ello tiene unos años asegurados, aunque también más presión. Además, la historia dice que Cacho fue campeón olímpico en Barcelona 1992 sólo cuatro años después de ser medallista en un Mundial sub-20 y no hay nadie que no le nombre ese precedente al joven. "Me lo tomo con calma. Realmente sé que es muy difícil competir en unos Juegos Olímpicos o en un Mundial. Sigo trabajando, sigo igual, aunque me digan cosas. Una medalla sub-20 da motivación, pero ya está", finaliza con una tranquilidad que invita aún más al optimismo. Àlex Pintado, apunten su nombre.

Carlos Sainz, el nuevo 'Monsieur Dakar' y su plan físico para reinar más allá de los 60 años: "Prefiero sufrir en casa que en el desierto"

Carlos Sainz, el nuevo ‘Monsieur Dakar’ y su plan físico para reinar más allá de los 60 años: “Prefiero sufrir en casa que en el desierto”

Recuerda Carlos Sainz que en uno de sus primeros Dakar vivió una escena cómica. Al acabar una etapa, un grupo de periodistas extranjeros se le abalanzó para preguntarle por los motivos que le habían llevado a discutir con su copiloto, Lucas Cruz, y a dejarle tirado en mitad del desierto. El piloto español alucinó: "¡¿Cómo?!¡¿Yo?!". La jornada había transcurrido con total normalidad, no había existido ni media palabra de reproche dentro de su coche y, es más, Cruz estaba a su lado, también atónito, con su misma cara de incredulidad. Todo había sido un malentendido.

Un competidor de nombre parecido, el portugués Carlos Sousa, sí se peleó con su copiloto Andy Schulz en mitad de una tormenta de arena y en el vivac del rally, entre la habitual falta de información, todo se confundió. La historia no es más que una anécdota, pero esconde una realidad. Con sus dos títulos del Mundial de rallies, Sainz llegó al Dakar en 2006 con un nombre por confirmar en el mundillo del off-road; hoy, casi 20 años después, nadie le confundiría. De hecho, esta edición más que nunca, el español es el rey del raid más duro del mundo.

Por primera vez desde 1994, el francés Stephane Peterhansel, 'Monsieur Dakar', 14 veces ganador -seis en motos y ocho en coches-, no estará en la salida y su ascendente en la prueba lo recogen Sainz y Nasser Al-Attiyah, dos veteranísimos campeones que estrenan marca. El qatarí correrá con Dacia y el español, con Ford. El año pasado ya se convirtió en el primer piloto en levantar el trofeo en forma de touareg con cuatro marcas distintas -Volkswagen (2010), Peugeot (2018), Mini (2020) y Audi (2024)-; si también lo consigue con Ford su récord será insuperable.

Una larga historia con Ford

"El primer año en el Dakar lo importante es que el coche sea fiable. Lógicamente queremos que sea competitivo, intentar pelear por la victoria, pero lo más importante es que aguante", analiza Sainz, con una historia especial con la empresa estadounidense. Hace 40 años, en 1984, antes incluso de decantarse por los rallies, Sainz ya corrió el campeonato de España de turismos con un Ford Escort del que guarda un gran recuerdo. Luego ganaría con la marca dos Campeonatos de España de rallies e incluso debutaría con la misma en el Mundial. "Este año se daban todas las circunstancias para empezar este reto tan bonito", proclama Sainz, como siempre motivadísimo.

"Estoy lo suficientemente loco como para querer seguir corriendo. Mi pasión por las carreras sigue intacta. Quien me conozca detectará enseguida cuando pierda las ganas, pero por ahora sigo teniendo muchas. La motivación es fundamental y al crono le da igual si tienes 20 años, 50 o 60. Yo soy el primero que me exijo mucho y el día que no vaya rápido no iré al Dakar", avanza el cinco veces ganador, que a los 62 años asegura sentirse "como a los cuarenta".

De la mano del preparador físico Iván Rodríguez y con la ayuda de otros profesionales, como la nutricionista Gemma Bes, Sainz mantiene una rutina muy exigente, que pasa por largas salidas en bicicleta y continuas sesiones de fuerza, además de ejercicios específicos para el Dakar. En su casa tiene una sauna y allí suele instalar una bicicleta estática donde simula el esfuerzo propio del raid y el calor del desierto de Arabia Saudí. Hay días que se superan los 50 grados dentro del coche; un infierno. "Obviamente, con la edad, he tenido que adaptar mis entrenamientos, pero trabajo con un equipo que me conoce muy bien. La verdad es que trabajo más la forma física que cuando era joven. Prefiero sufrir en casa antes que sufrir en el Dakar", apunta Sainz ante una edición incierta.

El nuevo desafío del Dakar

En su intención de rebajar la velocidad e incrementar la aventura, el Dakar sigue incorporando obstáculos para los participantes, desafíos, trampas. Con salida este viernes en Bisha, al sur de Arabia Saudí, y llegada el próximo 17 de enero en Shubaytah, los inscritos recorrerán más de 7.000 kilómetros repartidos en 12 etapas y vivirán la exigencia desde el principio. Después de la segunda jornada no tendrán asistencia ni podrán dormir en un vivac y así tendrán que encarar el siguiente tramo. La organización les dará seis litros de agua, un saco de dormir, una esterilla y comida para la cena y con eso deberán apañárselas.

La idea es recuperar el espíritu del Dakar africano, aunque con veteranos como Sainz será difícil ver sorpresas. En ediciones anteriores se han planteado retos parecidos y los pilotos más experimentados casi siempre han sabido resolverlos. "Con este nuevo proyecto estoy contento. He disfrutado, hemos hecho algunos tests. Será importante resolver bien esa etapa de 48 horas, estoy motivado", finaliza Sainz, el nuevo 'Monsieur Dakar'.

Carlos Soria y su plan para subir al Manaslu 50 años después de su primera visita: "Es alucinante, vive como un monje shaolin"

Carlos Soria y su plan para subir al Manaslu 50 años después de su primera visita: “Es alucinante, vive como un monje shaolin”

Recuerda Carlos Soria su sorpresa cuando en la primavera de 2004 llegó al campo base del K2, posiblemente la montaña más difícil de escalar del planeta, y se encontró allí un plató de cine. Italia celebraba el 50 aniversario de su primera ascensión a un ochomil, la realizada por Achille Compagnoni y Lino Lacedelli en 1954, y lo hacía con una película con actores conocidos y financiación pública de la RAI. «Tenían millones de presupuesto y un montón de medios», cuenta el alpinista que lamenta que en España no exista un proyecto parecido.

El 2025 que está a punto de empezar se cumplen 50 años de la primera ascensión a un ochomil de dos españoles, Jerónimo López y Gerardo Blázquez, que en 1975 hollaron el Manaslu (8.163 metros) y no hay un film previsto, ni intérprete contratados, ni mucho menos dinero para rodar una de historia basada en hechos reales. Pero, eso sí, está Carlos Soria. «A los italianos en el K2 les faltaba alguien que realmente hubiera estado en la primera ascensión 50 años atrás», rememora y eso es lo que él puede aportar. ¿Para qué se necesitan actores y efectos especiales si se puede grabar como vuelve a subir el propio Soria?

Esa es la idea: la primavera que viene, Soria, que tiene 85 años y ya participó en la expedición de López y Blázquez -aunque no llegó a la cima-, quiere volver al Manaslu para poner en valor el hito que consiguieron cinco décadas atrás.

"Si estoy bien, tiro para arriba"

«El proyecto nació hace un año a partir del impulso de Carlos. Yo sabía que la ascensión al Manaslu de 1975 había pasado desapercibida porque fue un año de muchos cambios en España y aquí entonces apenas se valoraba el montañismo. Con mi productora pensé en hacer un documental, le propuse una entrevista a Carlos y se me ocurrió decirle que podríamos intentar ir al campo base para grabarla allí. Me respondió: 'Si voy al campo base del Manaslu y estoy bien, yo tiro para arriba'. Y, bueno, a partir de ahí empezamos a trabajar», relata Alberto Flechoso, responsable de Atrevida Films, vicepresidente de la Real Sociedad Española De Alpinismo (RSEA) Peñalara y ahora impulsor de la expedición Manaslu, 50 años después, que de momento está a medias.

Para cubrir el presupuesto, que ronda los 190.000 euros e incluye la contratación de los sherpas de la prestigiosa compañía Seven Summit Treks se necesitan unos patrocinadores que todavía no han llegado. La Comunidad de Madrid aporta una ayuda de cerca de 20.000 euros, pero aún falta. «Esperamos que después de la Navidad se active todo», alienta Flechoso. Los números están por hacer, pero si es por Soria fuerza no faltará.

«Me encuentro cada día mejor, muy ilusionado con la vuelta al Manaslu. Tener proyectos es mi manera de vivir», comenta el alpinista, en forma pese al accidente sufrido el año pasado. En mayo de 2023, en otro intento de ascender al Dhaulagiri, un guía sherpa cayó, arrastró a Soria con él y le fracturó la tibia de la pierna derecha. Estaban a 7.700 metros y en el largo y peligroso descenso al campo II, casi pierde la vida. Luego, de vuelta a España, tuvo que operarse, pasar dos meses en la cama y cruzar por una lenta rehabilitación hasta que a finales de año volvió a la bicicleta, a la escalada, a su montañismo de toda la vida.

La prueba en el Pico Lenin

Quienes le ven entrenar a diario en el rocódromo Sputnik de Las Rozas o en los senderos de La Pedriza en la Sierra de Guadarrama aseguran que la recuperación es total. «Vive como si estuviera en un campo de altura, como si fuera un monje shaolin. Se levanta a las cinco de la mañana, hace sus ejercicios de fuerza, a las siete ya está en el rocódromo... Es una cosa fuera de lo normal. Cuando no esté, se le estudiará», concluye Flechoso que hace unos meses pudo comprobar en primera persona el estado físico de Soria.

Como preparación para el Manaslu, ambos se fueron hace unos meses al Pico Lenin, de 7.134 metros, en Kirguistán y sólo una violenta tormenta impidió que el entrenamiento acabará en la cumbre. «Carlos se quería probar en altura y quedó claro que está en forma. A mí me impresionó muchísimo. Por la calle, lo ves andando y la gente lo adelanta, pero en altitud no para, es alucinante. Tiene unas cualidades únicas. Cuando pasábamos delante de montañeros mucho más joven lo miraban y flipaban: '¿Pero este señor mayor quién es?'», cuenta Flechoso que, si el dinero alcanza, formará parte del equipo que vaya al Manaslu junto a Soria, otros alpinistas como Luis Miguel Soriano, Sito Carcavilla, Pedro Mateo y Jorge Palacios, el presidente del RSEA Peñalara, Javier Garrido, y la corredora de montaña Belén Rodríguez que buscará cumplir con su propio objetivo.

Socia del mismo RSEA Peñalara, ambiciona establecer el primer récord femenino de ascenso y descenso a cumbre desde el campo base, que está a unos 4.850 metros. La plusmarca masculina, en posesión del estadounidense Tyler Andrews, está en menos de 10 horas, un tiempo asombroso. Si todo va bien, en una subida clásica se invierte como mínimo el doble de horas.

Sama, donde es "hijo adoptivo"

El plan de todo el equipo pasa por volar al Nepal a mediados de marzo, realizar la aclimatación a la altitud en el valle del Khumbu, a casi 4.000 metros de altitud, y plantarse en abril en el campo base en busca de una oportunidad para ascender. Ese previo previo antes de atacar al Manaslu permitiría a Soria volver a visitar Sama, un pequeña aldea donde ya es «como un hijo adoptivo». Su primera visita fue en 1973, en la primera expedición española a la montaña nepalí, volvió en 1975, nuevamente en 1999 y más tarde en dos ocasiones en 2010, cuando pisó la cima por primera vez.

«Recuerdo que en 2010 les ofrecimos llevar lápices y material escolar para los niños y nos dijeron que les hacía falta 70 colchones y 70 edredones. Pues allí que fuimos con todo eso. Gracias a la ayuda de mucha gente conseguimos llevárselo», recapitula Soria, que esta vez quiere llevar material para la digitalización de los edificios públicos del lugar, como la escuela

La ilusión por el regreso a Manaslu aplaza así el final de la carrera por los 14 ochomiles de Soria, al que sólo le faltan dos. Le queda el Shisha Pangma, pero sobre todo le queda el Dhaulagiri. Allí fue en 1988 cuando todavía trabajaba como tapicero y todavía no había sumano ningún 'ochomil', en 2001; en 2006; cuando falleció su compañero Pepe Garcés en una grave caída; en 2011; en 2012; en 2016, en 2017 dos veces, en primavera y en otoño; en 2018, en 2019; en 2021, justo después de la reapertura tras la pandemia; y en 2023, cuando sufrió el accidente.

En total 12 intentos sin éxito en la que ya se ha convertido en su montaña fetiche, para lo bueno y para lo malo. «Lo importante ahora es ir al Manaslu, poder ir. Estoy seguro que lo conseguiremos, me hace muchísima ilusión», finaliza Soria, de camino a homenajear, si alcanza el presupuesto, a la primera expedición española que holló la cumbre de un ochomil, hará ya 50 años.

La lucha de Marc Roma por volver a andar con un exoesqueleto: “Me anima poder ver el mundo de pie”

Actualizado Viernes, 27 diciembre 2024 - 22:46

"Las motos me siguen gustando, no lo puedo negar. Me subí a mi primera moto cuando tenía tres años, toda la vida he estado en este mundillo y lo sigo disfrutando cuando voy a ver correr a mis amigos. La verdad es que me viene el recuerdo del accidente cuando voy a un circuito, supongo que es inevitable, pero no me ha hecho odiar las motos".

Marc Roma tiene 16 años y está aprendiendo a andar de nuevo. Muchos días, incluso el día de Navidad, cuando invita a EL MUNDO a una sesión, entra en la Fundación Step by Step de L'Hospitalet de Llobregat, se viste con un exoesqueleto y junto a su fisioterapeuta, Joan Romero, se pone manos a la obra. Ahora un paso, ahora otro; primero lento, luego más rápido. Puede hacer giros e incluso, según explica, ya ha probado un prototipo que supera escaleras y rampas. El futuro es esperanzador, realmente esperanzador, pero de momento el esfuerzo es máximo. Colocarse el esqueleto cuesta -tiene velcros y cierres de rueda-, ponerse de pie cuesta, mover una pierna cuesta, mover la otra cuesta...

David RamírezAraba

Romero debe ponerse detrás para sostenerle y para ajustar la máquina a su ritmo a través de la computadora que lleva en la espalda, que no es más que un móvil con una aplicación específica. El aparato en algún momento se atasca y hay que llamar a la asistencia de la empresa española ABLE Human Notion, una start-up nacida de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC). Con el tiempo, Roma podrá ser independiente, caminar solo, pero tanto él como el exoesqueleto todavía están aprendiendo.

"Llevo unas 10 o 12 sesiones. Cuando tuve el accidente estuve tres meses ingresado en el Instituto Guttmann y en uno de los últimos días ya lo probé. Luego he estado viniendo aquí. Me anima mucho volver a ver el mundo de pie, volver a hacer los movimientos de caminar, aunque todavía me queda. Además es muy importante, para los músculos, para los huesos. De momento este exoesqueleto es médico y cuesta unos 80.000 euros, pero están desarrollando uno para uso doméstico que costará unos 30.000 euros. Confío en que en unos años podré tener uno en casa".

El día del accidente

El 11 de mayo, Marc Roma, hijo de Nani Roma y Rosa Romero, corredores del Dakar de toda la vida, sufrió una caída cuando competía en el Europeo de motocross en el Circuito Municipal Jorge Prado de Lugo. Como cualquier piloto ya había lamentado incidentes, pero ninguno tan grave: pese a la asistencia de su mecánico y de su madre, se quedó tumbado en la tierra, no se podía mover. Había sufrido una lesión en las vértebras T3-T4, una paraplejía que hoy le impide moverse de cintura para abajo. Hoy derrocha energía, pero reconoce que no siempre fue así.

¿Cómo fueron esos primeros días?
Lo pasé un poco mal, me costaba estar contento, encontrar la motivación. Supongo que es lo normal ante algo así. No podía evitar pensar qué hubiese pasado si hubiera reaccionado de otra manera, si no hubiese corrido esa prueba, incluso si no me gustasen las motos. Pero al final te das cuenta de que es lo que hay, que no se puede cambiar la realidad. Tiraré adelante y pelearé todo lo que pueda.

La adaptación a la nueva vida

La familia Roma Romero vive en una casa de payés en medio del campo en Santa Maria de Merlès, un pueblo de apenas 175 habitantes entre Berga y Vic, en la Cataluña central. No es el mejor entorno para moverse con una silla de ruedas, pero Marc Roma lo ha conseguido. Gracias al ascensor construido en la masía y a algunas pequeñas adaptaciones en el interior de la vivienda, el joven puede hacer vida normal, incluso tiene un pequeño gimnasio para trabajar a fondo en su rehabilitación.

David RamírezAraba

Estudiante de primero de Bachillerato en el Instituto Castell Del Quer de Prats de Lluçanés, incluso ha encontrado un hobby: una handbike, una bicicleta adaptada que se mueve con las manos. Ya no puede subirse a una moto, pero sigue adorando la velocidad. De hecho, asegura que, a partir del 3 de enero, no se perderá ni una etapa del Dakar que correrá su padre, Nani, campeón en motos (2004) y coches (2014) que hace un par de años superó un cáncer de vejiga.

"El accidente no me ha cambiado mucho la vida, la verdad. No sabía qué estudiar y sigo sin saberlo, la verdad. En casa me siento totalmente independiente, mis padres se pueden ir fuera unos días y no pasa nada. Y con mis amigos hago la misma vida que antes. No hablamos de lo que ha pasado. Y si voy a casa de alguno y hay 20 escaleras pues me cogen entre todos y para arriba. Me ha pasado lo que me ha pasado, pero no me siento triste porque no estoy solo. Tengo mucho apoyo de mi familia y de mis amigos".