Uno de los grandes engaños del sistema es, en cuanto nos va decentemente, hacernos creer que somos ricos. Luego, conoces a un rico de verdad. Te ves en esa terraza más grande que tu casa, subes a ese coche que convierte a tu SUV japonés en un pigmeo o descubres que lo que tú llamas menú degustación, él lo llama menú del día y la ilusión se desvanece. Ricos son cuatro, el resto sobrevivimos. El Atleti lo descubrió en Londres.
Andrea Berta, director deportivo de los rojiblancos hasta el curso pasado, se encarga ahora de fichar para el Arsenal y ha pasado de comprar en el súper del barrio a hacerlo en el gourmet de El Corte Inglés. Del fuet (delicia infravalorada si se come a mordiscos, he de decir) al lomo ibérico. De inicio, Arteta puso sobre el campo tres novedades de este verano a 70 millones la pieza (Zubimendi, Eze y Gyokeres). Eso es gastar y no lo que el sistema nacional (madridista) se pasó todo agosto intentando vender: que el Atleti estaba gastando como Richard Pryor en El gran despilfarro (repasen los clásicos, amigos).
De los magnificados fichajes del Atleti, el más caro, Baena, costó 40 kilos y el segundo, Hancko (26), demostró en cada desencaje de cadera que le provocó Saka que por ese precio, en el fútbol actual, compras futbolistas competentes, no diferenciales. Bajo ningún concepto es un club humilde, pero está lejos de ser el millonario que se ha querido vender. Estas cosas hay que explicarlas a la hora de analizar lo que pasa sobre el campo.
Y lo que pasó en el Emirates, pese a la debacle final, fue que los de Simeone, guiados por su futbolista, este sí, diferencial (un Julián Álvarez fantástico), hicieron una hora de partido estupenda, pero el Arsenal fue en todo un poquito mejor. Lo suficiente. Lo que sólo pueden pagar unos pocos. Lo que define los partidos a este nivel.
Un poquito más fuerte, más profundo, más rápido, más hábil, más variado, más intenso, más influyente para que el árbitro pitase la falta inexistente del 1-0 y desmontó al Atleti… Y un poquito en todo y todo el rato, es mucho. Tanto como para atropellar a un rival fuerte que planta cara. Esa es la diferencia actual entre la Liga y la Premier y no hay partido trucho en Miami que lo solvente.
El Arsenal es un candidato a ganar la Champions. El Atleti es un animador. Jugando ambos bien, goleó el primero. El fútbol es mucho más lógico de lo que creemos.







