Un jugador de fútbol ha muerto y varios han resultado heridos este domingo en Perú tras ser alcanzados por un rayo durante un partido. Según informan los medios locales, el fallecido es el defensa José Hugo de la Cruz Meza. Además, el portero Juan Choca se encuentra grave, con quemaduras severas.
Se desconoce si el estado de salud de los otros jugadores que fueron alcanzados por el rayo.
La tragedia se produjo alrededor de las 16.00 horas (21.00 GMT) en el estadio de Coto Coto, en Chicha, situado en el departamento de Huancayo, donde jugaban bajo una tormenta dos equipos locales: Juventud Bellavista y Familia Chocca.
Un vídeo muestra el momento preciso de la caída del rayo sobre varios futbolistas que se desvanecen al mismo tiempo sobre el césped.
El rayo impactó segundos después de que se suspendiera el partido por la tormenta y cuando los jugadores se retiraban del campo.
Medios locales informaron que los heridos fueron trasladados de inmediato al hospital Carrión de Huancayo, donde los médicos certificaron el fallecimiento de José Hugo de la Cruz Meza al momento de su llegada.
César Ramos, gerente de la Defensa Civil del municipio dijo al diario local Correo que el rayo impactó en De la Cruz porque el jugador aparentemente tenía una pulsera metálica. “Eso ha sido como un imán”, dijo el funcionario.
No es la primera vez que un rayo impacta en un jugador en un campo de Perú. En la misma región de Junín un rayo impactó en 2014 sobre Joao Contreras, jugador de Sport Águila, cuyo equipo jugaba contra Fuerza Minera por la semifinal de un campeonato cuyo ganador asciende al fútbol de primera división. Contreras, entonces de 21 años, sobrevivió.
La evolución es total. El Real Madrid volvió a dar un paso de gigante en la transformación que está viviendo en Estados Unidos y fue un rodillo ante el Borussia Dortmund. Los blancos cuajaron un excelente inicio de partido para sentenciar a su rival en apenas 20 minutos, goles de Gonzalo (pichichi del torneo) y Fran García, y observar a lo lejos su cruce de semifinales contra el PSG de Luis Enrique, actual campeón de Europa. [Narración y estadísticas (3-2)]
Decía Xabi Alonso en su primera rueda de prensa en Valdebebas que quería que la gente viera al equipo «se sienta orgullosa». «Que transmitamos emociones, alegría, que digan 'ese es el equipo que me gusta, ese es mi Madrid'», fueron sus palabras.
Y en la primera parte del duelo del Metlife Stadium, el Madrid fue emocionante, alegre e imparable. Jugó sus mejores minutos del torneo, algo que va repitiendo y mejorando partido tras partido, entrenamiento tras entrenamiento, y dominó como hacía meses que no dominaba.
La pausa de Güler
En Nueva Jersey brillaron dos nombres por encima del resto. Los García. Gonzalo y Fran, autores de dos goles que confirmaron la superioridad madridista, construida en un nuevo cambio táctico de Xabi Alonso. El técnico, que había confiado en la defensa de tres centrales en los últimos dos duelos, recuperó a Tchouaméni como mediocentro, persiguiendo a Brandt, mediapunta estrella rival, y en defensa situó a Trent como tercer central y a Valverde en la derecha, pendiente del veloz Adeyemi.
El plan dejó impotente al Dortmund, que no encontró espacios en ataque y sufrió en defensa, maniatado por el control madridista en los pies de Güler, Tchouaméni y Bellingham, con Fran y Trent llegando a línea de fondo.
De las botas del turco salió el 1-0 en el minuto 10. Güler puso pausa en un ataque del Madrid, observó desde el pico izquierdo del área el desmarque de Gonzalo y clavó un centro medido que el canterano, tocado por una varita, remató a gol. Su cuarto tanto en el torneo en cinco partidos, empatando con Di María y Leonardo, ambos eliminados, en el liderato del pichichi del Mundial.
Fran García festeja el 2-0 ante el Dortmund.AFP
El Madrid mantuvo el ritmo en la presión y el acierto en las combinaciones, intercambiando posiciones en su centro del campo, moviéndose sin balón, encontrando espacios a la espalda de los laterales alemanes y buscando a Kobel sin parar.
En el 20, el Madrid buscó el gol desde la otra banda. Trianguló en el lado derecho como un rondo, esperando el momento para atacar el espacio hasta que Gonzalo vio el desmarque de Trent, el inglés puso un buen balón, horizontal y raso, dentro del área para la llegada de Fran García, que de primeras batió a Kobel.
El Dortmund se quedó en la lona. Bellingham pudo poner el 3-0 tras un contraataque en el que Vinicius dejó pasar el balón, pero su disparo, algo mordido, se fue desviado. El brasileño tuvo la suya después al aparecer en diagonal en un pase de Güler, pero su vaselina se fue alta.
Error en el despeje
Tras el descanso, el Madrid dio un pequeño paso atrás, pensando ya en cotas mayores, y el Dortmund creció algo en el juego desde la posesión, pero no intimidó a Courtois. El partido se disputó más en el centro del campo que en las áreas, manteniendo el Madrid un control de daños permanente y recibiendo el primer disparo a puerta, tímido, en el 61.
Alonso empezó a tomar decisiones con el PSG en la cabeza y retiró a Bellingham y Vinicius, apercibidos, dando entrada a Mbappé y Modric, pero el Dortmund, en un error de Rüdiger en el despeje cuando el duelo parecía decidido, recortó distancias con un tanto de Beier en el 92.
La tarde enloqueció. Mbappé anotó con un remate acrobático el 3-1, sentenciando el choque, pero en la siguiente jugada Huijsen, al agarrar a Guirassy, cometió un penalti innecesario y vio una roja que le hará perderse el cruce ante el PSG. El delantero anotó el 3-2 y el Dortmund pudo empatar en el último minuto, lo que hubiera forzado la prórroga. Ahí emergió Courtois, héroe otra vez, para salvar a los suyos con un paradón.
El terreno sigue ahí, en el 777 de Rutland Road, en Brooklyn, cerca del jardín botánico y de Prospect Park, rodeado de casas bajas y residenciales. A un lado está la escuela de Crown Heights, al otro una iglesia donde los domingos dan misas Góspel y el centro lo gobierna un césped gigante, con una grada lateral de ocho filas para familiares y amigos, que acompañan cada fin de semana a miles de adolescentes. Ahora sirve para que los niños de la zona practiquen béisbol, fútbol americano y fútbol, cada vez más popular en el país, pero hace casi 100 años, el 24 de septiembre de 1927, ese césped, llamado en el momento Hawthorn Field, albergó delante de 5.000 personas el cierre de la primera gira 'galáctica' del Real Madrid. Su rival fue el Galicia Sporting Club, liderado por emigrantes gallegos. El estreno blanco en Nueva York y en Estados Unidos.
Este sábado, el Madrid de Xabi Alonso jugará a 30 kilómetros del antiguo Hawthorn Field. Lo hará en el MetLife Stadium, al oeste, al otro lado de la Gran Manzana, a 20 minutos de Manhattan pero pasando ya la frontera con Nueva Jersey. Se alojará en el lujoso Four Seasons Downtown, pegado al World Trade Center, y disputará los cuartos de final del Mundial de clubes, última osadía del fútbol moderno, ante el Borussia Dortmund. Quiere conquistar el mundo.
Pero hace un siglo todo fue diferente para la expedición madridista. En 1927 todavía faltaban dos años para que arrancara la Liga española, el Madrid acababa de hacerse profesional un año antes y apenas era conocido fuera del país. Dio igual. Santiago Bernabéu, que puso fin a su carrera como jugador esa temporada, impulsó junto al entonces presidente Luis Urquijo un viaje por América que se convirtió en la primera gira transatlántica en la historia del Madrid. La conquista del mundo.
Expedición del Madrid en el viaje de 1927.
Salió del puerto de Barcelona en el buque Giulio Cesare a mediados de junio de 1927 y el 7 de julio jugó en Buenos Aires contra un combinado de la ciudad. Fue el primero de 15 partidos en seis países, pasando por Argentina, Uruguay, Perú, Cuba, México y Estados Unidos, donde sólo disputó uno, ya en septiembre, tres meses después de dejar España, ante el Galicia SC.
Un empresario judío, clave
Un debut neoyorquino que el Madrid le deberá siempre al empresario judío Nathan Agar, emigrado desde Inglaterra, hombre fuerte en aquellos años dorados del 'soccer' en Nueva York y dueño de los Brooklyn Wanderers, club en el que llegó a jugar Bela Guttmann y que en un primer momento iba a ser el rival del Madrid, opción finalmente descartada. Y es que el nivel futbolístico en la ciudad y en la Coste Este era altísimo, fruto de la inmigración, tenían varias ligas importantes, divididas en Americana e Internacional, y clubes repartidos más allá del Estado de Nueva York, llegando hasta Chicago y St Louis. Los Wanderers se habían enfrentado ya a clubes potentes de Austria o Uruguay, y Agar, dueño también del campo de Hawthorn Field y responsable de la visita madridista, cedió el duelo contra el Madrid al Galicia SC.
Jugadores del Madrid, durante el viaje por América en 1927.
El club, creado por gallegos unos años antes, se había hecho popular entre la comunidad hispana de Nueva York y especialmente en el área ahora conocida como 'Little Spain'. Y festejó la celebración del partido invitando a la expedición del Madrid a una cena en el antiguo y lujoso Hotel Pensylvannia, construido en 1919, el más grande del mundo en su momento, situado al lado del Madison Square Garden y derruido en 2023.
"Un equipo español empata con el Galicia en Brooklyn"
Ahí cenaron madrileños, con los fichajes de varios jugadores de otros clubes españoles sólo para la gira y con algunas ausencias por motivos familiares debido a la dificultad del viaje, y gallegos, en cuya plantilla también había futbolistas de otras nacionalidades. Al día siguiente, Real Madrid y Galicia SC empataron a uno en Hawthorn Field. Según una crónica aparecida en el New York Times al día siguiente, acudieron 5.000 aficionados, cifra lejana a los 46.000 del partido entre Brooklyn Wanderers y Hakoah Vienna de Checoslovaquia el año anterior (récord en EEUU hasta la llegada de Pelé). "Un equipo español empata con el Galicia en Brooklyn", títuló el periódico.
"El Galicia fue mejor en la primera mitad, pero los españoles encontraron su ritmo después y dieron una exhibición de fútbol. Félix Pérez, un delgado extremo, levantó los aplausos del público en varias ocasiones por su calidad", se escribió en el New York Times. En la grada estaba el cónsul español en la ciudad, también gallego, Rafael Casares y Gil, que ayudó al impulso del Centro Gallego de Nueva York.
"Jugamos casi en familia porque se hizo poca promoción del partido. El Galicia tenía de todo menos gallegos: checos, irlandeses, italianos... Estos son los reyes repartiendo patadas", aseguró, según los diarios de la época, Bernabéu al volver a España. La ficha dice que el Galicia tenía a José, Guerra, Vega, Rodríguez y Costa... Y también a Kuhr, Wall, Findlay, Ferguson y Schneider. Acabarían haciendo un tour y llegando hasta La Habana. En el Madrid, José María Peña, olímpico con España en 1924 y primer jugador en firmar un contrato profesional en la historia blanca; Lope Peña y Del Campo, que ganaron 3 campeonatos regionales con el club y estuvieron en el equipo que debutó años después en Liga, o Desiderio Esparza, que aguantó hasta 1933 y ganó dos Ligas. Un siglo después, el Madrid vuelve a Nueva York para asaltar el Mundial de clubes.
Los regatistas y sus cuerpos entregados al viento; todo levedad, deportistas finos como sus velas. ¿O no? Aparece Nacho Baltasar (Palma de Mallorca, 2004) y cambia el modelo: mide 1,83 metros, pesa 90 kilos de músculo y quiere ganar más, lo máximo posible. Hasta ahora los barcos olímpicos exigían a sus tripulantes que fueran ligeros para apenas tocar el agua y aprovechar las corrientes, pero algo ha cambiado en el mar. Se llama clase IQFoil y se estrenará en los Juegos de París 2024 con Baltasar, como representante español. Rompiendo la tradición de la vela, tanto él como el resto de aspirantes a medallas son grandes, fuertísimos, colosos.
¿Qué ha pasado?
Yo era un tirillas como todo el mundo que hace vela, pero cambié cuando la clase IQFoil entró en los Juegos. Pesaba 68 kilos así que imagina. En dos años he ganado 22 kilos. Por suerte, lo he gestionado bien, con la ayuda de profesionales y todo lo he transformado en músculo. Me noto distinto, sobre todo la cara, pero ya está. Tengo compañeros que lo han hecho de otra manera y lo han pasado peor. Hay quien se come medio bloque de mantequilla para desayunar, es asqueroso. Por eso algunos lo han acabado dejando.
¿Y usted qué come en el proceso?
Estoy de pasta hasta arriba, también arroz, huevo, pollo... Voy a hacer la compra semanal sólo para mí y me gasto 200 euros. En un día ingiero unas 6.000 calorías o más. Aunque lo más complicado es comer mucho durante los entrenamientos, unos 120 gramos de carbohidratos a la hora.
¿Por qué deben estar tan fuertes?
Los barcos IQFoil tienen una aleta que los levanta. Aunque peses 150 kilos arrastras la misma cantidad de agua que alguien de 50 kilos, el barco apenas lo nota, vas por el aire y coges muchísima velocidad, hasta 30 nudos. Tienes que tener mucha fuerza para mantener la vela tensa, lo más plana posible, y por eso los regatistas de esta clase son tan grandes.
Una madre campeona del mundo
La historia de Baltasar con la vela la explica su árbol genealógico. De Sa Rápita, un pueblo marinero cerca de Palma de Mallorca, antes de que naciera, su familia ya navegaba, competía e incluso ganaba. Su madre, Silvia Summers, fue campeona del mundo en 1989 en clase 420 junto a Nuria Bover y, de hecho, el trofeo de aquella conquista descansa ahora junto a sus trofeos. «Siempre la he admirado mucho. En casa no ha hablado mucho de su Mundial y las pocas veces que lo ha hecho es para decir que el mérito fue de Bover, la patrona. Pero me gusta mucho dejar mis copas al lado de las suyas», comenta el regatista que la semana pasada venció en el Trofeo Internacional Bahía de Cádiz ante favoritos a las medallas olímpicas, como el polaco Pawel Tarnowski.
Y todo aún con 19 años.
Ni yo me lo esperaba. Empecé a entrenar con el IQFoil hace menos de dos años y me ha llegado todo de repente, de un día para otro. Mi objetivo realmente era estar en los Juegos de Los Ángeles 2028. En septiembre, cuando me dieron la noticia de la clasificación para los Juegos de París, estaba en el coche y aún me quedaban 40 minutos para llegar a casa. Iba conduciendo y alucinando.
Antes hacía windsurf.
Sí, eso es. No recuerdo cuando navegué por mi primera vez, seguramente sería un bebé, pero sí recuerdo cuando debuté en el Optimist. Tenía cinco años. He tenido suerte de crecer en Sa Ràpita en un ambiente muy bonito, muy marinero, todos mis amigos están relacionados con el mar. Uno de ellos trajo el windsurf al club cuando en Mallorca tradicionalmente se utilizaba el 420 y el Laser. Me fue perfecto.
Ha tenido que dejar los estudios, eso sí.
Me apunté a INEF e intenté hacer el primer año, pero la vela te exige mucho, muchos viajes, muchas horas de entrenamiento. Al final llegó un momento que era una cosa o la otra. Y nunca había sido un muy buen estudiante.