Cuando un tipo como Toni Kroos, un jugador tallado en un iceberg, estalla de ese modo por un error del colegiado no trascendental, estamos ante un mal asunto. Los icebergs se desprenden o se derriten por el calentamiento global. El iceberg Kroos lo hace por el calentamiento arbitral, un bucle en el que se ha metido el Madrid, algo que nunca conviene a los que más calidad tienen, porque les resta energía. El talento diferencia; la discusión iguala. Luka Modric entró en el baile para decirle a su pareja de juego dónde y cómo se gana un partido, dónde y cómo se rompe un bucle. [Narración y estadísticas (1-0)]
La visita del Sevilla venía ya caliente por la denuncia del club andaluz de los vídeos del señalamiento que se han convertido en tradición en la televisión del Madrid. No todas las tradiciones son buenas. El turno era para Díaz de Mera y fue el propio colegiado el primero en sentir la ira del Bernabéu, al anular el primer gol local por una falta previa de Nacho tras la indicación del VAR Indicación retardada, pero correcta. No tuvo su día el hombre, que se tuvo que retirar a la banda, lesionado, al grito de «¡que pite Negreira!»
La crispación que dejó la acción no era la mejor para la creatividad necesaria frente a la defensa de cinco hombres diseñada por Quique, cuya barba de Simbad el Marino encaja con sus horas de navegación. Apretó sus dos primeras líneas para cerrar los espacios a las conducciones en un Madrid, ayer, de conductores: Vinicius, Rodrygo y Brahim. Más adelante, Isaac Romero y En-Nesyri para aprovechar los espacios. Pudieron hacerlo muy pronto, pero el marroquí lanzó incomprensiblemente fuera un centro de este canterano convertido en jugador franquicia para el Sevilla. Potente siempre por alto, a En-Nesyri no siempre le acompañan las piernas, en especial la derecha.
Desde la inferioridad
La disposición del Sevilla tenía peajes, como achicar demasiado el juego de Ocampos u Oliver Torres, pero sabe Quique que no está el Sevilla para tutear al Madrid en el Bernabéu. Jugar desde la inferioridad es un plan, no una traición. La estrategia le dio inicialmente frutos, únicamente rota por la genialidad de Modric en el desenlace, porque los intentos de Vinicius, persistente en la izquierda, no encontraban claridad posterior, salvo en el tanto anulado por la falta previa de Nacho a En-Nesyri. Tocó el defensa en la bota del marroquí, algo para lo que no hacía falta tanto suspense en la sala VOR.
A Ancelotti lo sacó de su temple habitual, por lo que el entrenador vio la tarjeta amarilla cuando Díaz de Mera se dirigía al monitor. Fue la única vez que un jugador del Madrid encontraba un espacio libre en el área sevillista en la primera parte. El lugar donde Sergio Ramos jugaba como un libre, bien arropado. Otra decisión inteligente de Quique. Quiere su jerarquía, su inteligencia táctica y su liderazgo, pero compensa su pérdida de velocidad en las anticipaciones. Al ex capitán del Madrid se le recibió con el confeti justo, y es que hay cicatrices que tardan en cerrarse. El Ramos que levantaba la grada del Bernabéu fue Topuria, el pegador de moda en estos tiempos en los que se pega y se protesta demasiado.
A las dificultades del Madrid en las aproximaciones puso Valverde la solución Tomahawk. El vuelo de Nyland estuvo a la altura de su disparo y a la de Lunin poco después para responder al remate de Romero. Paradas de ese tipo son razones para que te quieran, ahora que Courtois encara la última fase de su recuperación. Veremos. El que no lo verá es Kepa, un buen arquero que no ha conseguido encontrar su camino.
El Madrid consiguió acelerar el choque durante un tramo en el que Valverde, de nuevo, fue quien más cerca estuvo del gol. La pelota fue a la madera. Necesitaba más de los atacantes, de su capacidad para eliminar piezas y de su inventiva. Ancelotti no tenía en el banco esta vez la solución Joselu, el jugador que mejor ha sintonizado con el gol en los últimos partidos, partidos, claro, sin Bellingham.
El italiano llamó entonces a Modric y retiró a Nacho para situar a Tchouaméni como central. El paso adelante del croata es siempre un paso de calidad, alguien que, a sus años, muchos, sabe alejarse de la contaminación. El control orientado y el gol es la demostración que debe interpretar este Madrid desesperado sin razones para desesperarse. Es el consejo de Modric. Escuhen.