GP de Bélgica
El líder del Mundial firma una gran pole (1:46.168), pese a su sanción de cinco puestos por cambiar la caja de cambios. El asturiano, noveno, no logra acercarse a Ferrari y McLaren.
La lluvia había desvanecido el hedor de las bengalas en la recta de Kemmel antes de que el sol terminase secando el carril bueno de la trazada. Era una tarde de sábado típica en Spa, con constantes alternativas en cabeza, hasta que le vino en gana a Max Verstappen. El líder del Mundial dejó hacer, jugueteando una y otra vez con sus rivales, hasta que en el momento de la verdad apareció como un alienígena. Con su 1:46.168 aventajó en algo más de ocho décimas a Charles Leclerc y Sergio Pérez. Fue su octava pole del curso, aunque arrastre una sanción previa de cinco puestos por cambiar la caja de cambios. Igual da.
Recogió su trofeo del día Mad Max y sonrió ante las cámaras, para que en Red Bull no se ofendiesen demasiado ante la bronca que había dedicado a sus ingenieros. “Siento haber despotricado de esa manera”, se excusó. No parecía de recibo que el próximo campeón se irritase de ese modo, dado su absoluto dominio de la situación, casi obsceno en el segundo sector. La configuración de su RB18, con mayor carga aerodinámica que Ferrari, dejó en nada las opciones de Leclerc, que sólo tuvo opciones mientras abría su DRS.
Pérez, con idénticos medios, ni siquiera pudo asomar la nariz y bastante hizo con contener a Lewis Hamilton y Carlos Sainz, autor de la pole el año pasado. El madrileño brillaba en el primer y último sector, aunque cedía más de medio segundo en el intermedio. Al menos, no recibió la sanción por apurar hasta los límites de pista en su último intento de la Q3 y acabó en un meritorio quinto lugar. Tampoco hubo modo de que Fernando Alonso, noveno, recuperase el tono con su Aston Martin.
10 minutos de retraso
Con este 1.47.843, el asturiano se aleja a 1,6 segundos de la cabeza. O a cinco décimas del primer McLaren, que deberían ser su verdadera referencia, tras la magnífica inercia de Oscar Piastri y Lando Norris desde Silverstone. Como se preveía, el AMR23 tampoco encuentra el ritmo de los mejores en estas vertiginosas curvas de las Ardenas.
La FIA, extremadamente cuidadosa, retrasó 10 minutos el inicio. Las condiciones del asfalto no debían de ser tan delicadas cuando nadie montó el neumático de mojado extremo. Aun con el intermedio, Norris ya se las vio y deseó con una excursión por la grava en la curva 15. Mientras, hubo lío con la obstaculización de Verstappen ante Alex Albon en la curva 18, que podría haberle acarreado otros tres puestos de penalización. El próximo campeón, no obstante, fue absuelto por los comisarios.
Aunque asomaba un tímido sol entre los árboles, nadie podia permitirse una distracción. Leclerc, habitualmente incómodo entre el frío y la humedad, debió apurar su último intento para salir del pozo. Y lo hizo marcando el mejor crono de la Q1. También Alonso pasó sus más y sus menos antes de colarse entre los mejores.
Décimo en la Q2
El agua se evaporaba y la trazada parecía casi seca en curvas como Pohuon. Parecía inminente la aparición de los primeros slicks y Alfa Romeo fue el primero que se animaría con Valtteri Bottas. Pero ese ejemplo resultó prematuro. Aún habría que apurar hasta el extremo para la exponencial mejora de los tiempos. Y no hubo quien no catara el sabor de la angustia.
Ese carrusel de emociones en el cierre de la Q2 mereció por sí solo el precio de la entrada. Porque no se salvó ni el mismísimo Verstappen, que afearía a sus ingenieros la mala planificación con las baterías. Mientras Piastri lideraba la tabla, Mad Max únicamente pudo pasar como décimo. Y aún debió dar las gracias a Pierre Gasly y Kevin Magnussen por su último intento errado. Otro sábado aciago para Alpine, que ya había perdido a Esteban Ocon, por culpa de un toque que causó desperfectos en su alerón delantero.
