El Manchester City parte como favorito para revalidar título, mientras su técnico profundiza en la renovación de la plantilla.
Siete temporadas después, con la ansiada Champions ya en la sala de trofeos del Manchester City, Pep Guardiola ofreció ayer un vaticinio sobre el torneo que no sonaba hueco. “Este año será más fácil. Lo más difícil es ganar la primera vez”, aventuró el técnico español en la previa del debut de hoy ante el Estrella Roja. A diferencia de otros años, cuando rehuyó tozudamente de su rol de favorito, Guardiola parece esta vez conforme: “Es importante que los jugadores no se relajen. Para nuestro club ganar este título fue increíble, pero en perspectiva, ¿cuántos ganado una Champions? Muchos”. Ahora queda saber cómo podrá lograrlo. O, más bien, quién podrá impedirlo.
El desafío del City, que también aspira a convertirse en el primer club que conquista cuatro veces seguidas la Premier League, se ajusta a la dimensión de Guardiola, considerado desde hace más de una década como la referencia en los banquillos. En su mano queda persistir en el giro conservador que le llevó a alzar la copa en Estambul o desarrollar un nuevo modelo más acorde a su nueva plantilla, considerada algún escalón por debajo a la del curso pasado.
Tras el habitual dispendio veraniego, traducido en 242 millones por Josko Gvardiol, Matheus Nunes, Jérémy Doku y Mateo Kovacic, el City ha tratado de paliar las salidas de Riyad Mahrez, Ilkay Gündogan, Aymeric Laporte y Cole Palmer. Quien más expectación suscita, desde luego, es Gvardiol, un central zurdo tan expeditivo en el corte como lúcido a la hora de iniciar la jugada. A los 21 años parece llamado a un rol dominante en Europa. Sobre todo si Guardiola mantiene en la pizarra su Box System, con dos centrales y dos mediocentros, cerrando pasillos e incorporando a la medular a un defensa como John Stones.
Los planes sin De Bruyne
Quien no se discute en esa zona es Rodri, una figura mundial en la posición de ‘5’. Como Kalvin Phillips -a quien en diciembre acusó de sobrepeso- no parecía convencerle, Pep ha pensado en Nunes para ofrecer minutos de refresco. En partidos muy cerrados, las conducciones de Kovacic y la frescura de Doku como extremo deben ser diferenciales.
También los menos habituales en el once, como Phil Foden o Julián Álvarez, han de dar un paso al frente. Sobre todo tras la lesión de Kevin de Bruyne, de baja hasta 2024, un jugador a quien Guardiola catalogó de “irremplazable”. Pep ha llegado a probar con el argentino como sustituto, pero nadie como el belga, autor de 28 asistencias el curso pasado, para suministrar a Erling Haaland en el segundo palo. Pese a su elevadísimo ratio de pérdidas, De Bruyne siempre tuvo carta blanca para arriesgar en el último pase. Porque sólo la zurda de Bernardo Silva, que continúa pese a sus desvaríos estivales, puede aportar tanto a nivel creativo.
Con estas variantes, el City pretendrá imponer a partir de febrero su infernal ritmo competitivo. El que el año pasado le condujo al triplete tras dejar escapar sólo cinco empates y una derrota en sus últimos 28 partidos oficiales. Si Bayern o Real Madrid aspiran a algo, mejor que se apresuren.