Nueve misiles sobre Courtois, “falta de actitud” y un Alonso conforme: “Hay muchas formas de perder. La de hoy es muy diferente a la del Metropolitano”

Actualizado Miércoles, 5 noviembre 2025 - 02:20

Los datos eran los que eran. El Real Madrid de Xabi Alonso había ganado 13 de los 14 primeros encuentros de la temporada, 10 en Liga y tres en Champions League, y sólo había perdido contra el Atlético en el Metropolitano. El Liverpool, por su parte, había vencido en nueve, cayendo contra el Brentford, el Manchester United, el Chelsea, el Galatasaray y el Crystal Palace. Ese era el pasado de ambos, pero la realidad de Anfield cayó a plomo sobre el conjunto blanco. Los datos son los que son.

"Hay muchas formas de perder y la de hoy es muy diferente a la del Metropolitano", se apresuró a analizar Xabi Alonso, insistiendo en la igualdad del partido y pasando demasiado por alto la actuación extraordinaria de Thibaut Courtois, que con ocho paradas evitó una goleada mayor sobre su equipo, más parecida a los cinco goles encajados en el derbi madrileño.

En el Metropolitano, el Madrid recibió 13 remates totales, siete de ellos a puerta. En Anfield, los disparos de su rival se elevaron hasta los 17, nueve sobre los tres palos del belga. Es decir, en tierras británicas los blancos concedieron más oportunidades a su rival, incansable ante Courtois. El 1-0 fue corto con respecto al 5-2 del Atlético, pero las sensaciones fueron muy similares, confirmando la tercera derrota del Madrid de Alonso ante un equipo 'grande' desde que llegara al banquillo de Chamartín tras la sufrida en las semifinales del Mundial de clubes contra el PSG.

"No hemos tenido esa sensación (de falta de intensidad). Creo que hemos competido bien", aseguró el tolosarra en la sala de prensa de Anfield. "Ha sido un partido igualado, exigente, de ritmo alto, y nos ha faltado amenazar un poco más el área rival. Luego en la segunda parte han sido detalles, teníamos que estar en el partido y no conceder y hemos concedido muchas faltas, algún córner... Y ese gol les ha dado la ventaja. Es la primera fase y podremos recuperar puntos", analizó Alonso, que tendrá un par de días para valorar el duelo antes de enfrentarse al Rayo Vallecano en Vallecas el domingo.

Algo más duro con sus compañeros fue Fede Valverde, que se retiró del campo con molestias en el aductor derecho pero apareció en zona mixta para ejercer de capitán y portavoz delante de la prensa. "El gol que nos hacen a balón parado es falta de actitud a la hora de marcar. Tenemos que cambiarlo lo antes posible", criticó el uruguayo.

El Madrid repitió en Anfield las sensaciones del curso pasado, donde también cayó derrotado en la liguilla, aunque 2-0, en un partido en el que tampoco fue capaz de estar al nivel de su rival. "Con este escudo hay que salir a ganar. Perdemos por falta de actitud a la hora de marcar en el balón parado. Tenemos que prestar más atención. Es normal que ellos tengan ocasiones claras porque tienen buenos jugadores y un buen equipo. Hay que saber sufrir, saber defender y mejorar a la hora de atacar", explicó.

En los pasillos de Anfield estaba también Gareth Bale, que a unos metros de los protagonistas analizaba la actuación de las estrellas del Madrid en el partido y la necesidad de un delantero centro que fije a los centrales rivales. "Es frustrante y creo que se complican las cosas. A veces Vini y Mbappé sólo necesitan intentarlo y probar al defensor, porque son claramente más rápidos que nadie en el campo. Pero creo que tal vez no lo hacen porque no hay nadie más en el área esperando los centros. Tal vez se necesita ese número nueve de referencia".

En ese argumento, llamaron la atención los cambios de Alonso, que apostó por Rodrygo y Trent en la segunda parte y por Brahim en el descuento, dejando sin minutos a Gonzalo y Endrick, delanteros del equipo. "Busqué cambiar un poco las dinámicas y generar otras asociaciones en la banda derecha. Tenemos calidad en el banquillo para hacerlo, pero los detalles han caído de su parte", insistió Alonso en su argumentario.

El muro Giménez, la 'victoria' de los Mac Allister y el cuento del Metropolitano: "Había jugadores de ellos por todos lados"

El muro Giménez, la ‘victoria’ de los Mac Allister y el cuento del Metropolitano: “Había jugadores de ellos por todos lados”

Se le preguntaba a Simeone por los goles en la previa de Champions y en el post se le hacía casi por la hora. Porque a punto estuvo el cuento de la Cenicienta belga de terminar bien en el Metropolitano. "Sentimos decepción porque lo vimos cerca", comentó Schoof, jugador del Union Saint-Gilloise, al finalizar el encuentro y añadió que "la diferencia fue la calidad".

Y el coraje, como el de Giménez, que tuvo que salir por la lesión de Le Normand a mitad del primer tiempo y pudo conseguir otra portería a cero si Ruggeri no comete una falta en un lugar innecesario y si los jugadores belgas "no miden muchos más de 1,90", según confesó el uruguayo en zona mixta. Porque el central del Atlético admitió que su gol descontroló el partido de tal manera que, en los últimos minutos, el duelo pudo caer para cualquiera. "Había jugadores de ellos por todos lados", apuntó el defensor.

De hecho, el empate lo tuvo una de esas torres. Louis Patris, que roza esos 190 centímetros, dispuso de un cabezazo a metros de Oblak casi en el último minuto de encuentro. "Sólo quería que la pelota me cayera a mí porque estaba delante del arco", apuntó Kevin Mac Allister sobre esa oportunidad perdida.

Precisamente, fue su hermano el que marcó a 1.800 kilómetros de distancia ante el Real Madrid. "La familia está contenta, agradezco a mi madre que vino a este partido y seguro que estuvo pendiente del celular todo el tiempo", reveló el futbolista del Saint-Gilloise.

Un equipo que sorprendió a todos menos a Simeone. "Sabíamos que iba a ser un partido complejo", explicó el argentino sobre la 'Cenicienta' belga, que venía de perder en Champions por sendos 4-0 ante Inter y Newcastle. Y culpó a esa falta innecesaria la repentina rebelión de los belgas. "Con el 2-0 podíamos haber evitado esa falta. Sabíamos que podiamos sufrir a pelota parada porque tienen mucha altura", secundó el técnico a Giménez.

Elogios para todos

Terminado el encuentro, el entrenador valoró positivamente el esfuerzo de sus jugadores. Especialmente el de Giuliano, otra vez decisivo, y el de Pablo Barrios, que volvió de lesión, pero pareció completamente recuperado. "Tiene fuerza, trabajo, defiende y recupera pelotas, te las quita", explicó algunas de las virtudes del canterano.

Tampoco se quiso olvidar de Sorloth. El noruego ha sufrido un cambio tremendo tras la charla que tuvo con el míster en el entrenamiento de puertas abiertas previo al duelo en Sevilla ante el Betis. Ha cambiado la indolencia por el esfuerzo y eso es muy apreciado por su técnico. "Cuando el rompe a los espacios es muy potente, muy fuerte, lo ha hecho muy bien, me pone contento por él porque necesitamos su mejor versión", elogió a su pupilo.

Sufrimiento y recuerdo

Sufrimientos aparte, el Atlético necesita sumar de a tres para colarse en el top-8. Si ganara todo lo que le queda: Inter, PSV, Galatasaray y Bodo Glimt, podría igualar su puntaje de la temporada pasada, con el que fue quinto. De momento, y a falta de los partidos del miércoles, duerme decimocuarto.

Antes de comenzar la rueda de prensa, el Cholo quiso tener unas palabras de recuerdo para Daniel Willington, el entrenador que le hizo debutar con 17 años en Vélez Sarsfield. "Estaré agradecido para toda la vida", quiso homenajear el argentino a su mentor.

El Bayern también golpea en el Parque de los Príncipes, con un doblete y una roja para Luis Díaz

El Bayern también golpea en el Parque de los Príncipes, con un doblete y una roja para Luis Díaz

Actualizado Martes, 4 noviembre 2025 - 23:26

Sólo Antoine Griezmann, en 2021 frente al Liverpool, había reunido en un partido de Champions dos goles y una tarjeta roja, hasta que ayer Luis Díaz quiso emularle en el Parque de los Príncipes. El colombiano decantó con su doblete el triunfo del PSG antes de marcharse expulsado poco antes del descanso tras una dura entrada que lesionó a Achraf Hakimi en el tobillo izquierdo. [Narración y estadísticas (1-2)]

El protagonismo de Díaz, para bien y para mal, no debe eclipsar el formidable triunfo del equipo de Vincent Kompany, que esta temporada enlaza ya 13 victorias consecutivas. Los bávaros supieron defender con aplomo su ventaja, después de que Joao Neves apretara el marcador en el minuto 74. En ese tramo final destacó, como a lo largo de toda la noche, Dayot Upamecano.

Además de su segunda derrota de la temporada, el vigente campeón también tuvo que lamentar la lesión de Ousmane Dembélé. Poco antes de la media hora, el Balón de Oro pareció resentirse de sus problemas en el muslo derecho. Kang-in Lee, su sustituto, no anduvo especialmente inspirado, ni siquiera durante los minutos de superioridad numérica.

Mejor con Ramos

Abrumados por la intensidad física de los muniqueses, el PSG pagó caro su error en el minuto, cuando Díaz aprovechó un disparo de Michael Olise que Lucas Chevalier había rechazado. Traspasada la media hora, el ex del Liverpool se benefició de un grave despiste de Marquinhos para doblar la ventaja. El Bayern, con Harry Kane a los mandos, evidenciaba una superioridad abrumadora.

Quien sí dio otro aire al PSG fue Gonçalo Ramos como principal referencia ofensiva a partir del minuto 66, cuando relevó a Bradley Barcola. El delantero portugués atrajo la atención de los centrales y dio mayor sentido a la pizarra de Luis Enrique. Sin embargo, los minutos de asedio no lograron concretarse ante Manuel Neuer, autor de varias intervenciones de gran mérito, especialmente ante Warren Zaïre-Emery en el minuto 78.

Con este último revés, el PSG encadena cinco derrotas ante el gigante bávaro, su peor racha contra un rival en la Champions. Paradójicamente, su último tropiezo oficial se produjo durante el Mundial de clubes frente al conjunto parisino (2-0).

Otra caída de Xabi Alonso

Otra caída de Xabi Alonso

Actualizado Martes, 4 noviembre 2025 - 23:22

En realidad, el Real Madrid debió perder por una goleada en Anfield tan escandalosa como la del Metropolitano. Xabi Alonso no tiene ni las agallas, ni la inteligencia futbolística, ni el talante, ni el talento que necesita el equipo en estos momentos.

Caer por un solo gol fue casi una broma del destino. Los desastres del Metropolitano y de Liverpool marcarán su carrera para siempre.

Alonso fracasó con Camavinga, pero sobre todo con Vinicius, que hoy por hoy es un jugador intrascendente. No debería estar en el Madrid: ya no tiene categoría para ello. Alonso, sin embargo, le teme y fue incapaz de sentarlo. Esa debilidad se transmite al resto del equipo.

Lo de Mbappé es un caso clínico dentro de la clínica de Alonso. No apareció, no se involucró, no mostró hambre ni orgullo frente a la defensa del Liverpool. Se arrastró por Anfield como una vieja gloria.

Al descanso, el Madrid guardaba el 0-0 con la avaricia de un usurero. En realidad, debía ir perdiendo por cuatro goles. ¿Qué pasó? Pues que 'saint' Courtois volvió a ser el salvador, y el Liverpool se quedó como un niño al que le han quitado cuatro juguetes maravillosos.

Esta vez, el 'espía' de Alonso —Camavinga— no sabía qué hacer. Parecía un muñeco ante cada jugador arrollador del Liverpool. Y eso que el equipo inglés, técnicamente, ha bajado mucho. Da rabia pensar que el Madrid no tendrá en años una oportunidad tan clara para ganar en Anfield.

Van Dijk está como quien espera el retiro, y Salah, casi igual. Aun así, Carreras le hizo un marcaje que lo hundió anímica y espiritualmente. Junto con Valverde, fue de lo poco rescatable del Madrid.

La crisis de Vinicius

Lo más absurdo del planteamiento de Alonso fue insistir en que todos los balones de peligro pasaran por Vinicius: un desastre, como casi siempre. Mientras tanto, Mbappé se inhibía, se retorcía en su fama y esperaba, inmóvil, un centro imposible del brasileño.

No intentó una sola jugada individual. Mbappé lleva cuatro partidos besando la luna, pero la luz de su brillo natural está apagada. Y justo en los cuatro encuentros más importantes. Parece tener miedo a la responsabilidad de los grandes partidos. Algo pasa en el bosque enmarañado de su mente. Es una pena.

Menos mal que Bellingham protagonizó la única jugada de gol del Real Madrid y estuvo a la altura de una noche de Champions. En cambio, Huijsen estuvo flojo, casi tanto como Militao, y Arda Güler pareció un suplente de sí mismo.

El otro gran problema, el epicentro del desastre, es que en el Madrid no hay un líder actual. No hay un gran capitán que empuje al equipo. El único que manda es Florentino Pérez. Se acabó la era de los Ramos, los Cristiano o incluso los Modric. En Anfield, el Madrid traicionó su historia de equipo que pelea hasta el final.

Pareció un conjunto miedoso, sin garra, sin velocidad, como si creyera desde el inicio que no podía ganar el partido. Solo uno lo creyó: Courtois.

Los panes y los peces de Courtois no sacian el hambre de la Champions

Los panes y los peces de Courtois no sacian el hambre de la Champions

Los panes y los peces de Courtois no sacian el hambre que necesita esta Champions, en la que al Madrid no le bastan los milagros de su portero. Le dieron un título, en París, frente a un Liverpool mejor al que encontró en Anfield. Pero hablamos también de un Madrid mejor al que por ahora se reconstruye de la mano de Xabi Alonso. Caer en Anfield no es dramático, y menos después de haber ganado los tres primeros partidos de la primera fase del torneo. Lo preocupante es hacerlo sin mostrar apenas amenaza, dominado por un rival grande, pero en un momento de dudas. Después de perder ante el PSG en el Mundial de clubes y en el Metropolitano frente al Atlético en Liga, el Madrid de Xabi Alonso lo hace en Anfield con su portero en figura. Con la Juventus lejos de la primera línea, el Barça es por el momento su única pieza de caza mayor.

Las cuatro intervenciones de valor gol realizadas por Courtois auguraban que habría una quinta. Conviene no pedir ante el altar todos los días ni en todos los partidos. Frente a un Mac Allister a quemarropa ya no quedaban panes ni peces. El Liverpool se puso por delante porque era lo que decía el juego, inapelable, ambicioso, tenso en el caso de los ingleses, pero contemplativo y plano por parte de los madridistas.

Xabi Alonso optó por la exitosa fórmula del clásico, al incluir a Camavinga en el centro del campo. No funcionó, impreciso el francés y superado todo el equipo blanco por el ritmo de juego impuesto por el Liverpool. Apenas Carreras, frente a Salah, respondió en los duelos individuales. Fue de más a menos Vinicius, detenido por Bradley. Estuvo desaparecido demasiado tiempo Mbappé, sin conectar, y la generosidad de Bellingham no encontró socios. Suya fue la única ocasión real del Madrid, la única.

Nada pone en cuestión esta derrota más allá de constatar que el Madrid es ya apto para la velocidad de la Liga, líder con comodidad, pero todavía tiene que acelerar para alcanzar la que imponen los ilustres de la Champions. El intento de hacerlo tras el gol del Liverpool fue decepcionante, porque no generó peligro real y expuso más a Courtois. La tendencia de esos ilustres la marca un Bayern de récord, 16 de 16 victorias en la temporada tras vencer al PSG de Luis Enrique en el Parque de los Príncipes. Eso es caza mayor de verdad.

El Atlético vence con sufrimiento a una de las 'Cenicientas' de la Champions

El Atlético vence con sufrimiento a una de las ‘Cenicientas’ de la Champions

Es raro que los cuentos terminen mal. Al menos para las princesas. Pero, más allá de la moraleja que siempre dejan, la historia de la Cenicienta belga debía tener mal encaje en el Metropolitano. Un purgatorio. Sonaba raro que este equipo haya conseguido arrancar con victoria una competición en la que debutaba este año. Su status lógico, con una décima parte de presupuesto que muchos de los participantes en esta competición, es el de abultadas goleadas. El Atlético no quiso ser menos que Inter y Newcastle, pero no pudo. Ganaron y gracias. Sin ritmo y sin presión. [Narración y estadísticas, 2-1]

Los rojiblancos esperaron no como en la Cenicienta, sino como en Blancanieves, a que la manzana fuera cayendo de madura. Y eso que comenzó ciertamente envenenada porque los belgas tienen mejor pie de lo que se esperaba en el Metropolitano, Los primeros minutos fueron suyos para desesperación del Cholo, que quizás preveía resistencia, pero no iniciativa.

Sin embargo, la gravedad que provoca la caída de la manzana es, últimamente, Giuliano. El argentino aporta mucha más fuerzas G al juego del Atlético y también a este partido que empezó a ritmo cansino, como el del Sevilla del pasado sábado. Entonces, el extremo diestro decidió teletransportarse del medio campo al área y consiguió, además, frenar el tiempo en el área, cualidad que ha ido ganando con los partidos. En ese lapso temporal, cedió a Julián y éste, pese a su mal control, marcó.

Parecía que el tanto inclinaba un poco el campo. Y hacía falta, porque la primera parte fue un tostón. De hecho, a segundos para el final, Griezmann consiguió anotar un segundo tanto tras el rechace de un obús de Molina. El VAR cortó la celebración rojiblanca. Fuera de juego. Lástima, porque quizás la rebelión de la Cenicienta habría terminado allí.

Visto lo visto, el equipo de David Huberts funcionaba mejor en campo contrario que propio. Un riesgo en esta nueva Champions donde los goles son importantes para colarte en el top-8. Algo que el Atlético consiguió el año pasado con 18 puntos pero que en este, si quiere igualarlos, necesitará ganar todos los partidos que le quedan. Y este lo sudó demasiado, pese a la diferencia de plantilla.

Aún así, el medio funciona mejor con Barrios. Por eso salió el canterano pese a que venía de un pequeño tironcillo en Sevilla. De hecho, a Koke quizás se le viera un poco falto de velocidad para tapar al mediocampo belga y el 8 tuvo que multiplicarse tanto en ataque como en defensa. Griezmann, en cambio, sigue siendo uno de los más rápidos de pensamiento. El pase de 40 metros que le metió a Baena para abrir la segunda parte fue maravilloso, pero el almeriense falló en el control ante Scherpen.

Control sin ritmo

El control ya era rojiblanco, pero faltaba ritmo. Entró Sorloth y el Atlético tuvo más presencia ofensiva hasta el punto que en el primer balón que tocó pareció penalti, pero no lo apreció así Eskas. En la siguiente, en cambio, no quisieron los defensas belgas irse al suelo y el noruego aprovechó para ceder atrás. El balón terminó en Gallagher que no perdonó. Era una distancia importante y necesaria, porque apenas dos minutos antes Promise, que también había salido del banquillo, perdonó el empate.

Pero llegó el gol de los belgas en una acción absurda de Ruggeri, haciendo una falta donde no debía. El saque lo remató Sykes a la altura que los aviones sobrevuelan Barajas, aunque quizás Oblak debió hacer algo más. Los últimos minutos fueron de infarto, pero pudieron no serlo si Julián Álvarez hubiera anotado un mano a mano sólo y centrado ante Scherpen. En el descuento ellos fallaron un cabezazo solos ante Oblak. Ya cuando moría el partido, Llorente anotó el tercero para cerrar una victoria lógica pero trabajada. Moraleja del cuento: no te fíes ni de las Cenicientas.

El Madrid de Xabi también se golpea con Anfield y con su realidad europea

Actualizado Martes, 4 noviembre 2025 - 23:03

Anfield no recibe partidos. Los convoca. El You'll never walk alone repicó los tambores de guerra entre dos clásicos del fútbol europeo que mantienen sus batallas y heridas abiertas, como la de Trent o la final de París. Esta trinchera fue para el Liverpool, superior a un Madrid inconsistente, demasiado conservador y sin ideas, sostenido en la noche británica por un Courtois imperial y rematado por Mac Allister, el más bajito, de cabeza. El Madrid de Xabi Alonso, como el de Ancelotti hace unos meses, se cruzó con la realidad red. [Narración y estadísticas (1-0)]

Alonso fue 'clásico' en su alineación, recurriendo a los mismos once y al mismo esquema con el que el Madrid venció al Barcelona hace unos días, con Camavinga en la derecha del centro del campo y Valverde en el lateral. Un sistema para dominar desde el balón y el físico que sufrió para contener el impulso constante del Liverpool y de su grada. Desatados, como siempre de local en Europa y como exige la mística del lugar, el cuadro de Slot sacudió la noche blanca y tanteó a Courtois una y otra vez. El belga, gigante con capa y vuelo, evitó un resultado adverso antes del descanso.

Mac Allister tuvo la primera en el nueve tras un error de Huijsen, pero su disparó salió alto. Se asentó el Madrid sobre el verde una vez que paraba de llover, asumiendo la posesión y tratando de rebajar las revoluciones de la ciudad. Quizás demasiado, porque Anfield ruge si el ritmo se detiene. Levantados de sus asientos, los 'reds' pellizcaron a los suyos tras la primera ocasión de Mbappé y después de un mal disparo de Tchouaméni y el Liverpool reaccionó.

Un pie casi inimaginable

En el 27 tuvo la más clara. Wirtz aceleró por la derecha aprovechando un fallo de Huijsen en el despeje y cedió atrás para Szoboszlai, que de primeras soñaba con celebrar el 1-0, pero apareció Courtois con un pie salvador y casi inimaginable.

Alonso mandó a los suyos marcar hombre a hombre en defensa, pero se desesperó por el paso atrás de su equipo ante el empuje local. El Madrid cedió metros y el Liverpool le comió espacio, inclinando el duelo hacia la portería del belga.

En el 29, Kovacs señaló falta en la frontal por mano de Tchouaméni y el VAR le llamó para revisar un posible penalti. Parecía dentro del área, pero el colegiado determinó que el brazo estaba en posición natural. Se salvó el Madrid, pero enfureció Anfield. En el 36 y en el 42, Szoboszlai probó dos veces desde la misma posición, en el pico del área y con un disparo en diagonal, a Courtois, salvando el guardameta ambas acciones. Un muro constante.

Mbappé, con el balón, el martes en Anfield.

Mbappé, con el balón, el martes en Anfield.AFP

Antes del descanso, Bellingham realizó el primer tiro a puerta del Madrid tras un buen recorte sobre Konaté, pero Mamardashvili despejó su intento. Podría haber sido psicológico, un oxígeno para los blancos camino de vestuarios, pero el segundo tramo comenzó igual.

En apenas cinco minutos, Courtois realizó tres paradas extraordinarias para evitar el tanto red. Dos a Van Dijk y Ekitike después de sendos córners y otra a Szoboszlai, desesperado el húngaro, en una falta.

Mismo guion tras el descanso

El Madrid trató de librarse de la presión ambiental con balón, pero estuvo impreciso en las acciones más fáciles. Como fuera de contexto, lejos de sus mejores sensaciones, y sin posesión no había respiro. Mucho menos en Anfield. El estadio red sonríe en cada balón parado. Y en el 60 estalló de júbilo. Szoboszlai puso un balón medido al centro del área en una falta lateral y Mac Allister, libre de marca, batió de cabeza a Courtois. Al octavo intento británico sobre los tres palos de su guarida, el belga no pudo hacer nada.

Alonso reaccionó al gol con la entrada de Rodrygo por Camavinga. Quería incidir más en el carril derecho, donde apenas había aparecido nadie, pero el brasileño, sin ritmo y sin partidos, está lejos de aquel jugador que desactivaba las noches europeas del conjunto blanco. Tampoco brillaban Vinicius y Mbappé, aunque en el tramo final trataron de descubrirse con más miedo que ilusión. Al francés se le fue desviado un remate dentro del área en el 74 tras un pase atrás del brasileño en la única ocasión clara del Madrid en el hipotético asedio final.

No fue un asedio, ni siquiera un amago. El Madrid se golpeó de nuevo con la realidad europea y perdió su primer partido en la Liga de Campeones bajo el mando de Alonso, el segundo del curso.

Un Athletic en crisis y plagado de bajas visita al Newcastle

Un Athletic en crisis y plagado de bajas visita al Newcastle

La derrota en Anoeta nunca es cualquier derrota para el Athletic. Menos aún cuando se produce en el tiempo añadido (3-2) y deja al equipo de Ernesto Valverde en un estado algo más que incómodo. Decimoprimero en la Liga, a cuatro puntos de puestos de Liga Europa, ya a ocho de posiciones Champions, con cuatro puntos de los últimos 24 y dos tropiezos consecutivos, el penúltimo en San Mamés, frente al Getafe (0-1), el equipo vasco visita al Newcastle en la cuarta jornada de la máxima competición continental en busca de un crédito bastante endeble.

Tampoco en Europa le van bien las cosas al Athletic, que logró sus primeros puntos gracias a la victoria en la pasada jornada ante el Qarabag, no sin una cuota exagerada de sufrimiento a tenor del adversario que tenía enfrente.

Valverde, que termina contrato el 30 de junio y cuya continuidad ya se empieza a poner en duda para la próxima temporada, tiene serios problemas en una delantera que está lejos del rendimiento de la estimulante camada de centrocampistas. Además de con Lamine Yamal, la pubalgia también se ha cebado con Nico Williams, que este miércoles vuelve a ser baja.

Sólo ha disputado cinco de los once partidos de Liga y en tres ingresó desde el banquillo. En la Liga de Campeones únicamente estuvo en el encuentro ante el equipo armenio, con una actuación más que discreta. A la ausencia del delantero se une la de su hermano Iñaki, que continúa recuperándose de su lesión en el aductor derecho. Tampoco estarán Yuri , que sufre una sobrecarga, y Sancet, que tiene afectado el bíceps femoral izquierdo. Maroan Sannadi fue operado el lunes del menisco derecho y estará tres meses de baja.

Son muchos los problemas del Athletic, que espera a un rival decimotercero en la Premier pero octavos en la Liga de Campeones, gracias a sus victorias frente al Benfica (3-0) y el Union Saint-Gilloise (0-4). Los británicos también perdieron en su último encuentro en el torneo doméstico: 3-2 en el estadio del West Ham.

«Tienen buen juego de estrategia porque cuentan con cuatro o cinco futbolistas que pasan del 1,90. Pero no 1,90 raspado, no. Un 1,90 alto. Son difíciles de defender. Es difícil para los equipos de la Premier y lo será también para nosotros. Pero es más una cuestión de concentración», comentó ayer Valverde en conferencia de prensa, en alusión, entre otros, al central Dan Burn y al delantero Nick Woltemade, ambos de 1,98.

El técnico se sinceró tras la derrota frente al Getafe y comentó que por mucha ilusión que despierte la Champions entre los aficionados la prioridad del Athletic ha de ser la Liga.

Lewandowski pone a cero el cuentakilómetros: "La temporada, para mí, empieza ahora"

Lewandowski pone a cero el cuentakilómetros: “La temporada, para mí, empieza ahora”

Actualizado Martes, 4 noviembre 2025 - 21:50

El Barça está echando mucho de menos los goles de un Robert Lewandowski que asegura haber hecho borrón y cuenta nueva. Tras un arranque de temporada en el que sus números están muy lejos de los que firmó a estas alturas del curso pasado, el delantero polaco fue tajante en la rueda de prensa previa al duelo de este miércoles por la noche frente al Brujas en la Champions: "La temporada, para mí, empieza ahora".

A estas alturas de la campaña 2024-25, el punta sumaba un total de 17 goles en 14 partidos, 14 de ellos en 11 partidos de Liga y los otros tres en sendos partidos de la máxima competición continental. Ahora, en cambio, lleva únicamente cuatro, todos en la competición doméstica. Algo que, tal vez, tiene también mucho que ver con que su equipo sumara hace un año 37 goles a favor en Primera y ahora, en cambio, sume 28. A nivel europeo, por ahora, las cosas no son tan diferentes: 10 goles a favor hace un año por nueve en el presente curso.

Para el delantero, las dos lesiones que ha acumulado en el arranque de la temporada son la clave de ese bajón tan pronunciado en sus estadísticas. "Para mí, lo más importante es que físicamente estoy bien. La temporada, para mí, empieza ahora. Pienso en lo que puedo aportarle al equipo y, si hay muchos partidos, es importante estar a tope hasta el final. He tenido un par de lesiones en este arranque, pero he estado trabajando muy bien en estas últimas semanas y lo fundamental es jugar como un equipo. Si lo hacemos, somos muy peligrosos arriba", recalcó un Lewandowski al que se le notó especialmente motivado, por mucho que Hansi Flick se resistiera a desvelar si será o no titular.

"Es mejor no hablar de Lamine"

«Hablando de números, no sé si podré repetir lo del año pasado, me he perdido muchos partidos. Si estoy en el campo, en cuanto a la relación entre goles marcados y minutos jugados, puedo estar cerca. Si me siento bien y estoy al 100%, no tengo que cuestionarme muchas cosas», insistió el polaco, quien trató de restarle importancia al aparente bache a nivel de juego que el Barça habría estado acusando en los últimos tiempos. En su opinión, el gran número de ausencias acumuladas tiene mucho que ver con ello.

«Falta un poco de estabilidad, hemos tenido varios jugadores fuera del equipo por varias semanas, y hay un momento en que las cosas no van bien, es normal, y ahí es importante ganar los partidos sin mirar cómo. Luego, las cosas mejoran. No será fácil repetir lo que hicimos el curso pasado, cada temporada es más difícil que la anterior, pero nosotros queremos jugar y ganar siempre», sentenció un Lewandowski que quiso mostrarse especialmente protector con Lamine Yamal. «Hablo mucho con Lamine, pero ahora es mejor no hablar de él. Necesita calma, tiempo. Lo que debo hacer es hablar sobre mí y sobre el equipo en general, no sobre él en particular», zanjó.

¿Por qué Japón robó al Caribe su dominio del béisbol? "Lo que hacen sólo lo pueden hacer asiáticos por su disciplina"

¿Por qué Japón robó al Caribe su dominio del béisbol? “Lo que hacen sólo lo pueden hacer asiáticos por su disciplina”

Cuando estos días le piden al legendario David Ortiz que explique lo que piensa de Sohei Ohtani, dos veces seguidas MVP de la liga y ya para muchos el más grande beisbolista de todos los tiempos, a Big Papi se le encienden los ojos. Dice que nunca ha visto algo así, que es «un unicornio, una bestia», un «extraterrestre», algo sin precedentes. Un «tremendo tipazo, humilde, el mejor bateador del planeta y entre los 10 lanzadores más dominantes». Martínez sabe de lo que habla. Ha jugado contra los mejores de la historia y se ha ganado un puesto no solo entre ellos, sino entre los comentaristas televisivos.

Big Papi, como Pedro Martínez o Vladimir Guerrero (padre e hijo) representan mejor que nadie a todas esas generaciones de peloteros dominicanos, cubanos y venezolanos que han transformado las grandes ligas. Ahora en deportes como el baloncesto es normal que extranjeros, los Nikola Jokic, Luka Doncic o Victor Wembanyama compitan de tú a tú con los astros locales y los superen. En el béisbol la revolución llegó mucho antes. Pero lo de Ohtani es algo excepcional, único.

Batea como nadie, lanza como los elegidos, corre como los más rápidos, roba bases como los más pillos. Todo en uno. «Ohtani tiene la habilidad de controlar las dos posiciones. Por 700 millones, los Dodgers firmaron a dos jugadores en uno. Pero lo que él hace, sólo lo pueden hacer un asiático, por la disciplina de ellos. No pueden ser tan bueno sin esa disciplina», dice Big Papi. «La disciplina de este hombre lo es todo. Las rutinas de los jugadores son largas y complicadas, a mí no me daba tiempo y sólo era jugador de posición. Lo que él hace... de donde él viene, llega programado», insiste

El talento de Yamamoto

Los Ángeles Dodgers ganaron las Series Mundialel sábado pasado por segunda vez consecutiva, algo que nadie había logrado desde la era de los Yankees de finales del siglo pasado. Ohtani rompió récords, hizo cosas que nadie había hecho antes, pero el MVP de las finales no fue él, sino su compatriota Yoshinobu Yamamoto, que se subió al montículo del pitcher en la novena entrada del último partido, el lugar más solitario del planeta. Y lo hizo tras haber lanzado la noche anterior nada menos que 96 veces. Su brazo tenía que estar destrozado, los ligamentos al límite, pero Yamamoto, incluso lejos de su mejor momento, logró cerrar el partido.

Junto a ellos, celebró el trofeo el jovencísimo Roki Sasaki, la próxima generación. Primera vez que tres japoneses ganan un título de la MLB, pero probablemente no la última. Un deporte asociado siempre a EEUU, al Caribe, contempla ahora la eclosión de los asiáticos. Cuando se le pregunta a los expertos dicen que la progresiva japonización del juego es lógica. Que la pasión en Japón es extraordinaria. Que hay una liga muy competitiva, hay pasión, decenas de millones de fans y niños con guantes en sus casas, pero que tienen, sobre todo, «una cultura de la disciplina y la dedicación».

EDUARDO LIMAEFE

Hay estudios que han analizado cómo puede haber tantos buenos lanzadores japoneses. Explorando sus diferencias biomecánicas, cómo explotan más las piernas y caderas que los codos, lo que les permite recuperar más rápido entre partidos. O cómo su trabajo físico, más centrado en la elasticidad, la movilidad y el control del cuerpo entero (los vídeos de Yamamoto haciendo pino puente son espectaculares) que en las pesas. Nada importa más en los lanzadores que la longevidad y la recuperación, dada su exposición que suele conllevar el paso por quirófano.

Hasta 2.000 millones de dólares

Los jugadores, desde el campo, dicen en realidad que todo es cuestión de cabeza. De disciplina. De ser capaces de dominar las rutinas imposibles de un juego caótico. Se concentran, se aferran al plan y no dejan que las distracciones, los nervios, se interponga. Ohtani tiene a todo su país detrás, añadida a la presión del deporte profesional, o a los escándalos personales, después de que su amigo e intérprete fuera condenado por robarle millones de dólares aprovechando su buena fe. Y nada de eso, ni las lesiones, le han perturbado.

Han pasado 30 años desde que Hideo Nomo llegó por primera vez a Estados Unidos, precisamente con los Dodgers. Y han pasado 24 desde la irrupción de Ichiro Suzuki, que fue rookie del año y será el primer japonés del Hall de la Fama.

Mark J. TerrillAP

En la liga profesional estadounidense hay ahora mismo 12 jugadores nacidos en Japón. Sin contar siquiera a Yamamoto y Ohtani, estrellas como Seiya Suzuki, Kodai Senga, Tomoyuki Sugano, Yusei Kikuchi y Kenta Maeda tienen contratos que combinados rozan los 2.000 millones de dólares. Y la cantera parece inagotable. Hasta el manager de los Dodgers, Dave Roberts, nació en Okinawa, ya que su padre era militar allí.

Las virtudes de la escuela japonesa

Los estudiosos del juego dicen que una de las grandes diferencias entre americanos en general, del norte o del Caribe, y asiáticos es la paciencia. Y ésta es fruto de esa disciplina mencionada. El béisbol estadounidense es mucho más físico, con muchísimos más partidos, y más agresivo. Los bateadores intentan sacar del estadio todas las bolas, mientras que la escuela de pensamiento japonesa boga por cansas y desesperar al pitcher. Esperar todo lo que sea necesario.

Hiro KomaeAP

Japón lleva años esperando este momento. Son los grandes dominadores del béisbol internacional en las últimas décadas, incluyendo Juegos Olímpicos. Es el deporte nacional y nadie ha invertido más que ellos, fuera de EEUU. Los clubes japoneses disponen de los mismos dispositivos que los norteamericanos, y pueden captar y formar talento de una forma más sistemática. El béisbol es un deporte de momentos estelares y un país extranjero los está monopolizando.