Por primera vez en la historia, el Barça pierde un clásico en Youtube. Lo de que el Madrid «roba y se queja», que le soltó Lamine Yamal en el canal de Youtube de la Kings League al popular influencer Ibai Llanos, parece que encendió a algunos jugadores. Que hay que ver cómo anda el Madrid, que se tiene que enchufar a un clásico por lo que diga un niño de 18 años. Entre los más enfadados andaba Carvajal, que ya tiene edad para «visitar el románico», que diría David Gistau, pero que rumbo a los cuarenta hace esfuerzos por estar en la onda, que es lo que aún decimos los que vamos rumbo a los 50.
Es verdad que si Lamine viera más partidos del Madrid, descubriría que roba menos de lo que piensa, o lo mismo que roban los equipos grandes. Y que si viera más Real Madrid TV descubriría que se quejan mucho más de lo que piensa. Es más, en el Madrid, por quejarse, se quejan hasta por decir que se quejan, escuchando la pitada que había cada vez que Lamine tocaba la pelota.
A mí no me preocupa que Lamine hable mal del Real Madrid, ni que juegue un mal partido o haga fiestas de cumpleaños con enanos. Lo que me parece inadmisible es que empiece a comportarse con la grada y con los rivales como si fuera Vinicius; quien por quejarse, se quejó del nivel de Lamine al propio Lamine en medio del partido, por si algún votante de France Football no se había dado cuenta.
Lo único bueno para el Barça fue el corrillo que montaron los jugadores del Real Madrid en el centro del campo al final del partido. El típico que haces en mayo, cuando sentencias la Liga contra un rival directo, pero que en otoño en el Bernabéu sólo se le permitía al Alcorcón si te eliminaban en la Copa. Piqué siempre decía que lo más grande que había conseguido en su carrera fue que el Real Madrid hiciera una Rúa por ganarles una Copa. El corrillo de los jugadores de Xabi Alonso invita a pensar que creen haber logrado algo muy grande, y eso es muy bueno para el Barça.
Lamine Yamal no tuvo precisamente su mejor tarde en el Santiago Bernabéu. Las afirmaciones lanzadas por el joven crack azulgrana en la Kings League con el Real Madrid como protagonista provocaron no solo que le pitaran cada vez que tocaba el balón, sino que la zaga madridista se empleara especialmente a fondo para evitar que desplegara una versión que, por ahora, parece estar aún muy lejos.
En lugar de encarar, optó una y otra vez por mover el balón, muchas veces en paralelo, y sus mejores aportaciones en ataque llegaron más por medio de balones filtrados que buscando el uno contra uno, una de sus grandes especialidades.
Vinicius, por ejemplo, no dudó en recordárselo dentro del propio terreno de juego una y otra vez. Y, en cuanto el árbitro pitó el final del encuentro, se sucedieron las tanganas. En la primera, la policía tuvo que interponerse incluso entre ambos banquillos. El lío siguió también dentro del terreno de juego, con el brasileño acusándole con gestos de haber hablado demasiado y el de Rocafonda invitando a Courtois a seguir hablando fuera del campo.
"Cuando el árbitro pitó el final, vi muchos jugadores del Madrid corriendo hacia Lamine. Es un poco exagerado, pero, si quieren hacerlo, tendrás que preguntarles a ellos por qué", señaló al término del duelo un Frenkie de Jong que trató de quitarle hierro a las palabras de su compañero.
"¿Lamine ha dicho que el Real Madrid roba? Directamente, no. Está ahí, en la Kings League, la gente habla, no oí que él dijera eso. Puedo entender que en el Madrid estén enfadados con eso, pero no lo veo como algo tan gordo", insistió el holandés, quien sí le lanzó un recado a Carvajal por afearle a su compañero sus posibles excesos verbales. "Pueden hablarlo también en privado. Hacer gestos en el campo es más de lo mismo, creas algo de lo que hablar. Si eres compañero de Lamine, lo conoces y crees que no tiene que hacer declaraciones, le puedes llamar", señaló el centrocampista azulgrana. "Creo que se ha exagerado mucho lo que dijo", sentenció.
Por uno u otro motivo, el de Rocafonda no fue esta vez el de las grandes tardes. Algo que Marcus Sorg, relevo del sancionado Hansi Flick en el banquillo azulgrana, no dudó en aceptar en la sala de prensa.
"Para Lamine no ha sido fácil. Hablamos al descanso de que lo necesitábamos en el uno contra uno, pero no tuvo muchas opciones ni en la primera ni en la segunda parte, lo defendieron muy bien. Lo intentó todo, pero la defensa trabajó muy bien y tenemos que aceptarlo", señaló el germano, quien concedió que, tal vez, su última lesión aún lastra su rendimiento. "Creo que aún le falta algo, viene de una lesión importante y necesita más partidos para estar a su nivel más alto, es normal. Hay que darle tiempo y ayudarle, pero también es normal que la defensa rival esté bien. Hay que trabajar con él y ayudarlo para que recupere su mejor versión en el campo. Es joven, debe mejorar y le ayudaremos para que lo haga", apostilló Sorg.
Ronald Araujo, por su parte, prefirió no entrar demasiado en todo lo sucedido alrededor del joven 10 azulgrana. "No voy a hablar de Lamine. Es un gran profesional, de los mejores del mundo y estamos orgullosos de tenerlo", apuntó el uruguayo. "Es mayor de edad y ya sabe qué tiene que hacer", se limitó a señalar el capitán del Barça.
Hace años que no veía una superioridad tan ostentosa de un imperial Madrid ante una especie de vasallo que fue el Barcelona. Sin fuste, sin valentía y dejándose ir durante muchos minutos frente a un voluptuoso ataque del Madrid, que no terminó de rematar.
El imperial Madrid es el nuevo líder del fútbol español, pero le falta categoría con el gol, el tino de un gran cazador. Pienso que Mbappé hizo un partido deplorable. No se puede fallar un penalti de esa manera, ante un meta mediocre como Szczesny, ni desperdiciar al menos cuatro ocasiones de gol de las que nunca falla. No sé lo que le pasó con la Juve, tampoco lo que le ha ocurrido con el Barcelona, que pudo destrozarlo, pero parece que le devoran las responsabilidadades de grandes partidos.
Es posible que la sala de los 'Negreiras' le robara un primer gol por fuera de juego del pelo de un piojo. En Las Rozas no nos ensañan nunca el punto de cuando sale la pelota del pase. Hacen lo que les de la gana.
Fue como el penalti absurdo que le hizo Lamine a Vinicius, que lo vio muy bien el árbitro, pero los del VAR no quisieron que el Barcelona tuviera que jugar con dos goles en contra. Es lo que se mececieron. Como ante Olympiakos, están acostumbrados a que los árbitros sean sus salvavidas.
Claro que este Barcelona del matagigantes Flick ya no funciona. Es una sombra de lo que fue el año pasado. Tuvo que ver la posición que adoptó un inmenso Camavinga. Jugó en la derecha para sujetar a De Jong y Pedri de una tacada. Buena jugada táctica de Alonso.
Pero lo peor fue lo de Lamine, que dice que no tiene miedo a nadie, pero en el Bernabeu hizo el ridículo. No se puede jugar con tanto miedo y tanto odio al Madrid.
Este año las palancas no funcionan al Barça, no ha hecho ningún fichaje y tiene jugadores viejos. Además, no puede jugar en el Nou Camp, se tiene que ir a Montjuïc mientras pierden millones y millones de euros, se salta todas las reglas de LaLiga y está atado a un caballo perdedor como es Tebas.
Vaya fracaso y escándalo a la americana ha configurado. Para fiarse de ellos cualquier empresa del mundo. Pero ahí esta Laporta, el mayor Fantômas del fútbol y todavía con aires de grandeza. Es tan esperpéntico como lo que está ocurriendo en España.
Tenía razón Vinicius en irse directo al vestuario cuando Xabi Alonso le descabalgó del partido. Él empezó a ganarlo con su determinación en la primera parte y él debía rematarlo ante un Barcelona descosido. Como hoy ningún rival había conseguido descentrarle ni un poco, decidió hacerlo su entrenador. Ni eso le privó de estar en ese final tanganero, mourinhista, perfecto, donde estaba todo el madridismo en la melé, por fin un poco orgulloso frente al rival que alguien intentó alguna vez hacer pasar por socio.
Lamine Yamal se fue citando a los rivales fuera. Dentro, su impacto más relevante en el partido fue un penalti que no valió porque el VAR rescató de las profundidades de la realización audiovisual una toma insólita, la peor de todas las posibles. También el VAR nos descubrió que la gastroenteritis del Mundial de Clubes dejó fino a Mbappé, pero no del todo. Aún le resiste un reducto de grasa en el tobillo, suficiente para invalidar el gol que marcó a pase, parece que conjunto, de Fermín López y Arda. El que le dio Bellingham sí valió, en el preciso momento en el que el partido ya empezaba a encarrilarse por el camino del Clásico del año pasado, cuando el Madrid amaneció para ganar 4-0 y se acostó con 0-4.
El madridista quizá muera sin ver una goleada histórica al Barcelona aunque todo se ponga a favor, como este domingo. Tenía que ser el mimado Güler, por tanto, quien regalase el empate. El turco, cuando dentro de diez años siga jugando ahí y ya no cometa esos errores, se lo tendrá que agradecer quizá a Vinicius por esa agresividad imparable que acabó en un centro con la izquierda -¡por fin!- y chupagol de Jude.
El partido era suyo hasta que Xabi decidió que no lo fuera. El entrenador quedó atrapado en ese acojone gravitacional que imaginaba el empate en cada pase horizontal del Barcelona. Recordada con más calma la segunda parte, y salvando una contra chupona, en realidad no hubo mucha amenaza más. Vini, buen analista, había pinchado a Yamal durante el partido diciéndole que «sólo daba pases hacia atrás».
Tres grandes noticias para lo que vendrá: Federico Valverde es tan bueno como Hakimi, a Bellingham no se le ha olvidado jugar al fútbol y el Real Madrid tiene a un 7 que ya le ha dado dos Champions y por el que merece la pena empujar en la melé.
Xabi Alonso pone su primera pica como entrenador del Madrid. No es una pica en Flandes, de las que tanto sabe el imperial Madrid, mucho más que real, no todavía. Pero una pica en un clásico no es una pica cualquiera. Una pica que es como una punción en el nervio ciático del Barcelona, porque no lo quiebra únicamente en el partido, también en el argumento, la 'línea maginot' de Hansi Flick, que ha cambiado la precisión por el corte de mangas, la butifarra. Mal asunto. Una pica que refuerza a este Xabi intervencionista, que cambia el sistema para incluir a Camavinga y retira a Vinicius, histérico e irrespetuoso en el cambio y en el desenlace, con la tangana entre banquillos. Una pica en la semana de la sobrada de Lamine Yamal con Ibai Llanos. Hay días para estar calladito, pero eso se aprende con los años. Una pica que amplía el liderato de un Madrid todavía en vías de desarrollo, pero con la pica de la autoridad bien fijada en el vestuario. Es un principio. [Narración y estadísticas (2-1)]
Un cuarto centrocampista fue la decisión de Xabi Alonso, al alinear a Camavinga junto a Tchouaméni, Bellingham y Güler. La maniobra, sin embargo, fue compatible con un hecho capital: mantener al turco en el centro, con todo el campo en panorámica. En el Metropolitano lo escoró a una banda, lo que implica un lado ciego, y eso penaliza las opciones del jugador que, hoy, posee más visión en la transición ofensiva del Madrid. Para otras cosas no es todo lo duro que el entrenador desearía, y la prueba es la pelota que le arrebató Pedri al borde del balcón de Courtois y que permitió al Barcelona, merced al remate de Fermín, volver al partido con lo mínimo tras el primer gol de Mbappé. Fue un espejismo, porque este Barça era como un muñeco de trapo zarandeado, roto su espinazo con ese primer tanto, y en el que pesan tanto las bajas, muchas, como las dudas.
Mbappé se benefició en el mismo lugar que no pudo hacerlo, desesperado, la pasada temporada. Ha cambiado el francés, veloz como el guepardo que mide los tiempos y salta en el momento justo, y preciso y seco en el remate. El penalti errado, mejor dicho, detenido por Szczesny, no quita una coma a lo anterior. Pero también ha cambiado el Barça, inseguro en lo que hace, lo que convierte su sistema en un caladero de goles para el contrario.
Xabi Alonso, durante el clásico.Sergio PérezEFE
Mucho antes pudo adelantarse el Madrid, por un error de Fermín que encontró en la misma línea a Mbappé, pero con un taco de la bota por delante. Una anulación justa del VAR, la segunda, pero tan ridícula como la norma. Cuando cualquier ley se lleva al extremo, acaba en el absurdo. Por fortuna, cambiará próximamente. La primera actuación del videoarbitraje, con acierto, fue para indicar a Soto Grado que revisara el penalti señalado sobre Vinicius. Después de dos decisiones contra el Madrid, bien señaladas, no le pidieron que revisara el segundo gol del Madrid, obra de Bellingham, en el que el codo de Huijsen toca en Cubarsí. Soto Grado estimó que formaba parte de la disputa. Sigan. La cuarta del VAR llegó por la imprudencia de Eric García, al levantar la mano mientras caía en el área. No tuvo trascendencia.
Si en el primer tanto del Madrid Bellingham encontró a Mbappé habilitado en la línea por Balde, en el segundo, con independencia de la polémica, se puso de manifiesto la falta de contundencia de la defensa azulgrana, un poema. Para entonces, poco antes del descanso, Szczesny ya había realizado tres grandes intervenciones, frente a Mbappé y Bellingham. Ninguna, sin embargo, como el penalti que detendría al francés para convertirse en el mejor jugador de los suyos. Hasta entonces, Courtois había encajado un tanto, pero sólo había tenido que hacer paraditas. Indicativo de quien estaba mejor sobre el terreno de juego. De ese modo fue hasta el final, con una última parada del polaco en una falta de Rodrygo.
Lamento de Lamine en el Bernabéu.AP
Los dos equipos buscaron en la presión alta su oportunidad y las encontraron, especialmente el Barça con su gol, pero con independencia de esa acción, un islote al que Fermín se subió como un náufrago, el resto de disputas y balones divididos fueron para los madridistas, sobre todo en el primer tiempo. Fue evidente entre Militao y Ferran Torres o Carreras y Lamine Yamal. El primero recordó sus buenos marcajes al azulgrana como jugador del Benfica. Sin Lewandowski ni Raphinha, lesionados, el equipo azulgrana necesitaba más de su jugador-franquicia, pero Lamine, en el clásico de sus polémicas palabras, fue menos.
Vinicius fue más, clave en la jugada del segundo tanto blanco, hasta que ofició su habitual autodestrucción cuando vio que era uno de los cambios elegidos por Xabi Alonso. El entrenador no le dirigió ni la mirada. Carvajal, Rodrygo y Brahim entraron en el campo, algo que no podía igualar el banquillo del Barça, un erial debido a las bajas.
Vinicius, agarrado junto al banquillo.Bernat ArmangueAP
La activación que buscó Lamine tras el descanso no sirvió para hacer la diferencia que se espera de un futbolista llamado a tantas cosas. Más activado se mostró Pedri, perdido en busca de socios hasta el extremo en cada jugada, hecho que le costó la expulsión. Quizás hay que hablar más del canario como el verdadero futbolista jerárquico del Barça, digan lo que digan los goles y se repartan como se repartan las pelotas doradas, como caramelos para niños caprichosos. En el Bernabéu hubo dos, que alternaron sus numeritos, antes, durante y después del primer clásico de Xabi Alonso en todos los sentidos. El Barça que dominó los cuatro clásicos en el último año de Ancelotti es, tras las caídas ante PSG y Atlético, su primera pieza de caza mayor.
El clásico tuvo de todo. Separados por dos puntos en la Liga, Real Madrid y Barcelona se midieron en una batalla de goles, revisiones arbitrales, mucha tensión y muchos enfados. El VAR actuó para corregir un penalti de Lamine Yamal sobre Vinicius y un golazo de Mbappé desde fuera del área, todo en una primera parte en la que se vivieron tres goles, dos de los blancos y uno de los azulgrana, y que casi vibró con otro del delantero galo, esta vez en clara posición antirreglamentaria. En la segunda, un paradón de Szczesny a una pena máxima de Mbappé y otro gol anulado, ahora a Bellingham, por fuera de juego de Brahim. Y por si fuera poco, Vinicius Júnior protagonizó el gran enfado de la noche cuando fue sustituido en el minuto 72 del encuentro. Repitió varios aspavientos, no saludó a Xabi Alonso y se fue directo a vestuarios con 2-1.
De la tragedia del Metropolitano, Alonso había admitido esta semana haber "corregido cosas". Por su alineación, situando a Camavinga en la derecha y a Güler en la base de la jugada y dando entrada a un equipo que esta vez sí mostró actitud y ganas de llevarse el clásico, descubrió los errores del derbi madrileño y su Madrid fue otro. Hubo más "rock and roll" de ese que prometió en Miami.
Y el rock and roll llevó a la polémica. En el minuto dos, penalti de Lamine Yamal, el más abucheado en la alineación culé y silbado cada vez que tocó el balón, a Vinicius Júnior. Soto Grado señaló pena máxima, pero el VAR, en su primera intervención de la tarde, le avisó de que era falta del brasileño.
"Corrupción en la Federación", coreó el Bernabéu. Diez minutos después, el cántico cambió a "Negreira, Negreira" cuando el VAR avisó a Soto Grado del fuera de juego de Mbappé antes de anotar un golazo de volea desde fuera del área. Las líneas mostradas en televisión descubrieron una posición ilegal por un centímetro, el exterior de la bota del galo.
El tanto de Mbappé en el minuto 21, esta vez legal, espoleó a un Madrid superior. El galo marcó su undécimo gol en Liga y sólo se ha quedado sin ver puerta en dos encuentros este año, ante el Mallorca y contra la Juventus. El empate de Fermín tras un error de Güler puso las tablas, pero los blancos volvieron a abrir brecha en el marcador con el segundo gol de Bellingham, el segundo consecutivo tras el anotado ante la Juve. Pudo sentenciar el Madrid, que anotó en el 45, pero hubo fuera de juego de Mbappé.
Tras el descanso reinó la presión y volvió a actuar pronto el VAR, que avisó a Soto Grado por una mano de Eric García en el área culé. El colegiado acudió a la pantalla y pitó una pena máxima que Mbappé erró ante Szczesny, volando el polaco hacia su escuadra derecha. Fue el primer penalti fallado por Mbappé desde el 24 de mayo ante la Real Sociedad y después de siete consecutivos marcados.
El enfado de Vinicius
El Madrid siguió con ocasiones para sentenciar, pero volvió a caer en un tanto anulado por fuera de juego, el tercero de la tarde, por una posición ilegal de Brahim antes del gol de Bellingham. Todo antes del minuto 72, momento de inflexión en el proyecto de Xabi Alonso. El tolosarra sustituyó a Vinicius Júnior con 2-1 y el brasileño se enfadó de manera extraordinaria. Preguntó "¿yo? ¿yo?" en varias ocasiones, realizó distintos aspavientos y se dirigió al banquillo gritando hacia Alonso, al que no dio la mano, y se fue directo a los vestuarios.
Un show televisado que llega justo cuando las conversaciones sobre su contrato están detenidas, a la espera de nuevas reuniones, con el acuerdo terminando en junio de 2027. Unos minutos después, el brasileño regresó de vestuarios y estuvo en el banquillo junto a sus compañeros y el cuerpo técnico para ver los últimos instantes de un clásico frenético que terminó con tangana.
Pelea al final
Después de la expulsión de Pedri ambos banquillos se enzarzaron en el área técnica y tuvieron que ser separados por la Policía, y al terminar el encuentro volvió a haber tangana en el centro del campo. Carvajal le hizo un gesto a Lamine Yamal, compañero de selección, con la mano, en relación a sus declaraciones y el delantero le retó a irse al vestuario. Después llegó Courtois, que se encaró con el joven azulgrana. Ahí se sumaron todos, incluido Vinicius, que terminó retándose también con Yamal en el túnel y repitiéndole "habla ahora". Ahí estuvieron también Raphinha, Rüdiger y Alaba, no convocados pero presentes en el área técnica.
El ciclismo no para. Tras el cierre de la temporada en ruta, aunque Isaac del Toro la ha prolongado en el Campeonato de México con sus 17º y 18º triunfos del año, se ha abierto la de ciclocross. Casi a la vez se ha presentado el Tour2026 e inaugurado el Mundial en pista. Y se siguen perfilando las plantillas para el siguiente curso, en el clásico trasiego de nombres y formaciones
El Movistar ha mostrado gran actividad en este último batiburrillo. Con el patrocinio asegurado hasta, al menos, 2029, se ha puesto en marcha para consolidarse en el pelotón y sentar algunas bases con vistas al futuro. Ha despedido a Fernando Gaviria, Gregor Mühlberger, Ruben Guerreiro, Antonio Pedrero, Will Barta y Davide Cimolai. Renovado a Nairo Quintana, Jefferson Cepeda, Nelson Oliveira, Orluis Aular, Jorge Arcas y Albert Torres. Y fichado a Raúl García Pierna, Roger Adrià, Juanpe López, Domen Novak y, sobre todo, en una operación relámpago, al joven belga (22 años) Cian Uijtdebroeks.
Procedente del Visma, ganador del Tour del Porvenir en 2022 y octavo en la Vuelta de 2023, está llamado a repartirse con Enric Mas el liderazgo en las grandes rondas. Permanecen con contrato en vigor, notoriamente, Iván Romeo, Pelayo Sánchez, Javier Romo, Pablo Castrillo y Carlos Canal. Sigue faltando una gran figura.
El plantel, concentrado junto al femenino estos días en el pamplonés Castillo de Gorraiz, queda fijado, salvo sorpresas de última hora, en 27 mimbres. A ellos se han unido en los "ejercicios espirituales" los mozalbetes del nuevo equipo de desarrollo, el Movistar Academy Team, formado por 12 ciclistas, seis de ellos españoles, de entre 17 y 21 años.
En el accionariado de Abarca Sports, la empresa que gestiona el equipo, entró en abril Quantum Pacific Engagement, un grupo inversor con propietario israelí y sede entre Londres y Singapur, con el 43% del capital. Tamaño porcentaje lo convierte prácticamente en copropietario. Hay más dinero en la caja de los telefónicos. Pero poco que ver con los rollizos presupuestos de las grandes escuadras. Con la inyección económica, el de Movistar permite crear ese equipo de formación y pensar en mejorar en 2026 las nueve victorias logradas en 2025. Magro botín. Colocaron al grupo en el decimotercer lugar entre los 18 de la máxima categoría.
El Movistar debería ser en ciclismo lo más parecido a la Selección española de fútbol. Pero se le han escapado nuestros mejores talentos madrugadores: Juan Ayuso, Carlos Rodríguez, Pablo Torres, Markel Beloki, Marcos Freire, Benjamín Noval... Cuestión de dinero, lisa y llanamente. Poderoso caballero... El Movistar tiene que ser más listo que los ricos, ya que no puede ser más rico que los listos. Ha de anticiparse a los potentados y pescar antes que ellos en el caladero nacional, que lo tiene más cerca que nadie. La creación del equipo de desarrollo va en esa dirección con los 17 años de Ibai Villate, los 18 de Markel Aranaz, Eric Igual y Javier Cubillas, y los 19 de Tomás Pombo y Roger Pareta.
A la vez que se reconstruye y rearma, el Movistar se reinventa.
El ciclista español Albert Torres Barceló ganó este sábado la medalla de oro en clase ómnium en el Mundial de Ciclismo de Pista UCI 2025 en Chile.
Torres en esta ocasión sumó 133 puntos y desbancó al belga Lindsay de Vylder, que luchó por revalidar su corona obtenida en Ballerup en 2024 y terminó con el bronce tras acumular 131 puntos.
"Ha sido un cierre inmejorable de temporada", dijo Torres en la entrevista tras ganar la medalla. El ciclista confesó que "realmente no sabía que había ganado" y que tenía sus dudas, pero que por suerte se lo confirmó su equipo tras finalizar la prueba.
Torres finalizó cuarto en el scratch con lo que sumó sus primeros 34 puntos, fue tercero en la carrera de tempo (36) y en la de eliminación (36), mientras que en la última por puntos logró consolidar su primer lugar.
El ciclista Albert Torrres Barceló mostando la medalla de oro en el Mundial ómnium en Chile.Osvaldo VillarroelEFE
El ciclista menorquín, de 35 años, multicampeón mundial y especialista en ómnium, es el único español que ha subido al podio en Santiago, a donde llegó como el ciclista de referencia de la delegación española y única posibilidad de medalla.
Torres ganó su última medalla de oro en esta prueba en 2017, cuando fue campeón europeo en Berlín y bronce en el Mundial en Hong Kong, pero en el campeonato mundial de 2023 en Glasgow fue plata.
También correrá en Madison este domingo, en la última jornada de la competencia, y su última participación en esta modalidad fue el oro en la Copa de Naciones en Konya (Turquía) en el mes de marzo.
Segundo puesto para Kuboki
El belga de Vylder luchó para alcanzar el segundo lugar en el scratch (38), luego terminó undécimo en tempo (20) y se recuperó llegando de primero en la de eliminación (40).
En el segundo lugar quedó el japonés Kazushige Kuboki con 131 unidades, quien había comenzado liderando el scratch (40), terminó segundo en la carrera de tempo (38) y cayó al noveno puesto en la de eliminación.
El alemán Moritz Augenstein, que tuvo un buen arranque tras las dos primeras pruebas del ómnium, finalizó quinto con 127 puntos, mientras que el danés Niklas Larsen finalizó cuarto con 130 unidades.
El mexicano Ricardo Peña fue el mejor latinoamericano ubicado en la decimonovena posición con 18 puntos. Entre los sudamericanos, el venezolano Clever Martínez sumó 15 unidades y cerró en el vigésimo lugar, en tanto que el chileno Jacob Decar acumuló 6 unidades y quedó en el puesto 22.
No hubo récord del mundo en el Medio Maratón de Valencia porque el viento y una ligera lluvia lo impidió, pero el etíope Yomif Kejelcha y la keniana Agnes Nietich volaron para llevarse la victoria, con tiempos de 58:02 y 1:03:08. Otra plusmarca hubiera endulzado esta prueba, aunque no era el objetivo. Así lo reconoció el mecenas, Juan Roig, cuya mirada está puesta en el 7 de diciembre con el Maratón. "Lo dejamos para el año que viene, y así no nos pisan el del maratón, que estamos en ello", bromeó el empresario, orgulloso de que cada año ambas prueban crezcan. "Ya se van creyendo que también en Valencia tenemos el mejor Medio Maratón del mundo", admitía.
No hubo plusmarca mundial, pero se celebró que el sueco Andreas Almgren estableció un nuevo récord de Europa cuando paró el cronómetro en un tiempo de 58:41, lo que supone batir en 32 segundos la que hasta ahora era la mejor marca continental de la distancia, los 59:13 del suizo Julien Wanders en 2019. El atleta nórdico tiene un idilio con Valencia, porque en enero también logró ser el atleta más rápido del mundo en un 10K.
Más allá de la satisfacción de Juan Roig por la carrera, la organización sí se había planteado atacar el récord del mundo que el mismo Kejelcha había logrado en Valencia hace un año con 57:30 y que, de manera oficial aún posee porque, aunque en febrero Kiplimo rebajó la marca a 56:42 en el Medio Maratón de Barcelona, la World Athletics no lo ha validado al estar en investigación si el coche que abría la carrera pudo hacer de 'liebre'.
Los ganadores, Ngetich y Kejlecha, junto al sueco Almgren, la alcaldesa de Valencia y Juan Roig.B.A.EFE
Las previsiones de Kejelcha empezaron a esfumarse en el kilómetro 15, cuando el viento comenzó a tenerlo en contra. Lo mismo le ocurrió a Agnes Nietich, que ni siquiera pudo mejorar su marca del pasado año.
El primer español que cruzó la meta fue Carlos Mayo (1:00:46), que pasó a Adel Mechaal, desfondado, en la recta final. En categoría femenina, la mejor española, también en una décima posición en la general, fue Carla Gallardo, que acabó la prueba en 1:09:14.
La prueba permitió al histórico atleta Martin Fiz completar a sus 62 años la sexta prueba de los '6 SuperHalfs' con un tiempo de una hora y dieciséis minutos.
Además de los 200 atletas de élite, más de 25.000 atletas populares participaron en esta Media Maratón Valencia, con un 44% de extranjeros con 138 nacionalidades distintas y que creció en participantes femeninas para superar el tercio.
Álex Márquez celebró el subcampeonato del mundo a lo grande. El menor de los Márquez, tras una salida en la que Pecco Bagnaia pareció más que dispuesto a repetir su victoria en la sprint race y tras un intercambio de adelantamientos con Pedro Acosta, supo esperar el momento oportuno para darle su particular zarpazo al italiano en los primeros compases de la segunda vuelta y encaramarse a un liderato que ya no abandonaría en toda la prueba. El murciano, mientras, se las arregló también para encontrar el momento perfecto para arrebatarle la segunda plaza a un dos veces campeón del mundo que tendría que retirarse finalmente por problemas mecánicos y que cedería así su momentáneo tercer puesto a un Joan Mir que remontó desde la séptima plaza de la parrilla de salida para completar un podio 100% español.
"Esto es lo que pasa cuando aprietas, empujas, das el 100%, nunca tiras la toalla... A veces haces entrevistas y no sabes qué decir, así que esos momentos hacen que esto sea realmente especial. Nunca nos hemos rendido y estamos más cerca del objetivo, que es apuntar más arriba", recalcó el piloto de Honda al término de la prueba. "He tenido mis momentos, Pecco ha ido súper agresivo al principio y yo estaba enfadado con el warm up, porque hemos tocado un par de cosas y estaba perdiendo mucho, así que he dicho 'si la jorobo, que sea por mí y vamos a competir'", confesó por su parte un Pedro Acosta que firmó su cuarto podio de la temporada. "A nivel de sensaciones, ha habido fines de semana mejores. Tuvimos dos caídas el viernes, pero hoy la estrategia ha sido inteligente y ganadora. He sido agresivo en el momento justo, porque sabía que por allí pasaba la carrera, el año pasado perdí por no adelantar a Enea al principio. Es una victoria importante y mis pensamientos están con los pilotos de Moto3. Ahora mismo tengo unas sensaciones extrañas en el estómago", sentenció por su parte Álex Márquez.
El vencedor del Gran Premio de Malasia de MotoGP quiso acordarse en su celebración de un incidente que marcó la jornada en Sepang. En la vuelta de formación de la carrera de Moto3, José Antonio Rueda, ya vencedor de la categoría, tuvo un fuerte golpe con el suizo Noah Dettwiler, quien estaba rodando muy lento cerca del piano, a raíz del cual ambos acabaron en el asfalto. Los dos pilotos fueron trasladados al hospital en helicóptero y, pese a que la información fue cayendo con cuentagotas, las primeras especulaciones señalaban que al menos el sevillano iba pasando satisfactoriamente las diferentes pruebas a las que le sometieron en el centro médico. A raíz del accidente, la carrera de Moto3 se disputó a 10 vueltas y la de Moto2 fue pospuesta hasta después del final de la prueba de MotoGP.
La que iba a ser en principio la última carrera del día no fue en este caso muy propicia para el resto de pilotos españoles. Álex Rins finalizó en la decimotercera posición y Augusto Fernández, que competía con una wild card de Yamaha fue decimoctavo, mientras que Fermín Aldeguer, Raú Fernández, vencedor en el Gran Premio de Australia, y Pol Espargaró, relevo del lesionado Mavercik Viñales, por su parte, no pudieron completarla a causa de sendas caídas.