La conexión al piano de Tchouaméni y Camavinga: “Aprendimos en los ratos libres del Mundial”

La conexión al piano de Tchouaméni y Camavinga: "Aprendimos en los ratos libres del Mundial"

Aurélien Tchouaméni y Eduardo Camavinga son uña y carne dentro y fuera del campo. Los centrocampistas franceses del Real Madrid son los protagonistas de la última ‘jam session‘ de Mahou. En ella, se sientan al piano para versionar la canción ‘7 years’ de Lukas Graham y mostrar sus dotes artísticas. Un talento que empezaron a crear en común durante los ratos libres del Mundial de Qatar.

Aprendimos en la Copa del Mundo, teníamos mucho tiempo libre y queríamos buscar algo que hacer durante la competición. Ahora estamos mejorando”, explica Tchouaméni durante el vídeo compartido por la marca de cerveza. “‘Nuestro grupo se llamaría Tchouameninga“, responden entre risas preguntados por el ‘mote’ de su grupo, un nombre que les puso en sala de prensa, y sin quererlo, Carlo Ancelotti. Una mañana en Valdebebas, el técnico italiano se confundió al hablar de los dos futbolistas y creó un nombre que ahora no para de salir en el vestuario, donde vacilan a los franceses.

Además del fútbol, la música también une a los centrocampistas. “Aurélien escucha buena música, a veces le robo“, confiesa Camavinga, que es “el DJ del equipo“, asegura Tchouaméni. El ex del Rennes está muy influenciado por los brasileños Vinicius y Rodrygo, con los que ha estado de vacaciones en alguna ocasión.

“Escucha música de Brasil con Vini y Rodrygo”, cuenta Tchouaméni. “Y afrobeat, que es música que no podemos hacer aquí en el piano”, insiste Camavinga, que también admite escuchar al argentino Duki y mucho reggaeton. “Yo soy de J Balvin y Bad Bunny“, confiesa Aurélien.

La unión entre los dos es tan lógica como natural. Llegaron con un año de diferencia, uno como apuesta de futuro (Camavinga) y otro como sustituto de Casemiro (Tchouaméni), y han ido creciendo juntos, compartiendo momentos por la facilidad del idioma y siendo parte de la pandilla que han creado con Vinicius, Rodrygo o Bellingham. Y claro, aparecen los hobbies: “¡Yo también toco el piano!”, sonreía y recordaba Camavinga el pasado martes, en la rueda de prensa previa a la vuelta de octavos de Champions contra el Leipzig. Cuestionado sobre los talentos de Tchouaméni, Eduardo también sacaba pecho: «Yo puedo tocar el piano, puedo cantar, puedo hacer muchas cosas», admitía. «Y voy a aprender a tocar la guitarra», añadía, en referencia al hobby de Rodrygo Goes.

kpd