En 15 minutos y 27 segundos, España levantó una diferencia de seis goles para sacar un empate con sabor a victoria en el Unity Arena de Baerum. La aparición de Gonzalo Pérez de Vargas, determinante bajo palos, sumada al acierto desde el extremo de Ferran Solé, autor de siete goles sin fallo en el lanzamiento, obraron la magia para remontar desde el 23-17 adverso (min. 44) hasta el 29-29 con el que los Hispanos cerraron la primera fase del Mundial.
La fe en la remontada y el coraje de una selección que le supo sacar partido al riesgo de atacar de siete para romper el coráceo muro escandinavo supone además un golpe de efecto con vistas a la segunda fase, por mucho que la diferencia de goles los lleve a ocupar el segundo puesto del Grupo F.
Suecia, con Albin Lagergren inspiradísimo en ataque (nueve goles, 82% de acierto) y Hampus Wanne letal desde los siete metros, se marchó al descanso con una amplia ventaja (16-11). En la recta final de la primera parte, tras una cierta descoordinación defensiva y un exceso de precipitación en labores ofensivas, los Hispanos se las arreglaron para meterse en el partido.
Deportividad de Pérez de Vargas
Tras un intercambio de golpes inicial, los escandinavos habían cosechado un parcial demoledor de 11-4 que les permitió una máxima diferencia de siete tantos, mientras Andreas Palicka (11 paradas) frustraba una y otra vez los intentos de los españoles por recortar distancias.
Los mejores minutos de Pérez de Vargas, capaz de evitar que Wanne viera la roja tras un tiro de siete metros que se estrellaron en su brazo antes de darle en la cabeza, serían a su vez determinantes para lograr que España, pese a todas las adversidades, se permitiera soñar con la campanada.
Aparición de los Dujshebaev
El hecho de que las opciones de ponerse estrechar el marcador a solo un tanto se escaparan una y otra vez cuando parecían tenerlas en sus manos no logró mellar ni un ápice la determinación del grupo de Jordi Ribera. El ataque de siete con pase final al extremo alimentaba las esperanzas. Dos goles de Ian Tarrafeta hicieron pasar del 28-26 al 28-28. Sin embargo, una exclusión a falta de 34 segundos, con acción de siete metros convertida por Niclas Ekberg lo ponía aún más difícil.
En ese medio minuto postrero aparecieron los hermanos Dujshebaev. Alex, con un formidable gol en posición forzada y Dani evitando el intento desesperado de contragol de Felix Möller. Una resolución épica como recompensa a esta exhibición de los Hispanos.
Florentino Pérez conquista su particular 'Séptima', palabra que tiene un significado refundacional para el Madrid, pues fue la séptima Copa de Europa, ya conocida como Champions, la que abrió, en 1998, la era moderna del campeonísimo europeo, consolidada posteriormente por el crecimiento deportivo, económico y patrimonial liderado por su presidente. Hasta la 'Séptima', el legado del Madrid era el legado de Santiago Bernabéu y Alfredo Di Stéfano, presidente y jugador que cambiaron la historia del equipo de Chamartín y también la historia del fútbol. Con la levantada en Wembley, Florentino supera en un título a Bernabéu, un personaje con el que tiene similitudes, en especial por la visión universalista del Madrid y el propio fútbol, pero también diferencias, sobre todo en su condición personal y profesional. Bernabéu atrajo al Madrid a los mejores futbolistas del momento, pero jamás permitió que cuestionaran el principio de autoridad del club. Florentino siguió esa senda en su segunda etapa, después de huir de los galácticos a los que había consentido. Con ellos sumó una Champions, la 'Novena', la del gol de Zidane. Cuando regresó y actuó con Raúl, Casillas, Cristiano o Sergio Ramos como Bernabéu había hecho con el propio Di Stéfano, ganó otras seis.
Euforia en Cibeles por la victoria del Real Madrid: "He venido a España para ver la final de la Champions"
Bernabéu fue presidente entre 1947 y 1978, 35 años en los que rescató a un club muy golpeado durante la Guerra Civil y lo llevó a la cima mundial, al ser uno de los precursores de la creación de la Copa de Europa, cuya primera edición de disputó en 1956. Florentino ha lanzado el desafío de la Superliga, aunque enfrentado al 'establishment' del fútbol. Bernabéu lo impuso desde dentro, con la mediación del periódico 'L'Equipe'. La oposición, de hecho, estaba en su propia casa, ya que el Régimen franquista era contrario a la creación de la competición, al entender que era una forma de tender puentes con las democracias que habían condenado a la dictadura española. Cuando Bernabéu y Raimundo Saporta viajaron a París para poner en marcha el proyecto, no llamaron al Pardo para comunicarlo hasta que estuvieron en el aeropuerto de Barajas.
Para saber más
LA RELACIÓN CON EL RÉGIMEN
Bernabéu, pese a haber combatido en el bando nacional, no era franquista, sino monárquico, partidario de Don Juan, el padre del Rey Emérito. Una visita a la familia real en el exilio, en Lausana, levantó suspicacias en la época. Saporta, el diplomático al lado del «líder moral», como recuerda a Bernabéu Vicente del Bosque, consiguió que las relaciones del Madrid fueran más allá de las cotas que imponía el Régimen, como demostró con un encuentro en Caracas con Josep Tarradellas, al que presentó en una cena a la plantilla como el ex presidente de la Generalitat en el exilio. Los favores del franquismo al Madrid forman parte del relato de sus adversarios, particularmente el Barcelona, más que de la realidad.
Una prueba de ello es la negativa a la petición del presidente del Madrid de recalificar los terrenos del Bernabéu para construir un nuevo estadio, beneficio que sí obtuvieron el Barcelona y el Atlético, entre otros, con los antiguos estadios de Les Corts o el Metropolitano.
EL CRECIMIENTO PATRIMONIAL
El crecimiento patrimonial del Madrid es otra de las similitudes entre Bernabéu y Florentino. Nada más llegar a la presidencia, el primero fue consciente de que era necesario construir un nuevo estadio y abandonar el viejo campo de Chamartín, convencido de que el fútbol sería el nuevo fenómeno de masas de nuestro tiempo. En 1947 era ya una realidad. La llegada de Di Stéfano, en la temporada 1953/54 y la creación de la Copa de Europa, un año más tarde, dieron la razón a su instinto. Las Copas de Europa llegaron sin interrupción, al ganar las cinco primeras ediciones, tiempo en el que Bernabéu seguía una de las máximas de Florentino en su primera etapa: «Hay que cebar la bomba». Tras Di Stéfano, llegaron Kopa, Santamaría y Puskas, de forma sucesiva, del mismo modo que Florentino incorporaría a Figo, Zidane, Ronaldo o Beckham. Los galácticos, sin embargo, sólo ganaron una Champions. Florentino no era, entonces, el hombre de mano dura que sería después.
LAS CIUDADES DEPORTIVAS
Con las cinco primeras Copas de Europa en las vitrinas, Bernabéu decidió poner en marcha otros proyecto: la construcción de la Ciudad Deportiva. Pensaba el presidente en la formación de futbolistas pero también en el valor que esos terrenos, entonces al norte de Madrid, tendrían en el futuro. Acertó. Levantada en 1960, dos años después el Régimen prohibía el fichaje de extranjeros, hecho que suponía un torpedo al modelo universalista de Bernabéu, pero el Madrid ya había empezado a producir jugadores en la 'Fábrica'. La sexta Copa de Europa, en 1966, es uno de sus frutos, ya que el once que ganó al Partizán estaba formado únicamente por españoles. Era el Madrid 'yé-yé', con un puñado de futbolistas formados en su cantera, como Serena, Grosso, De Felipe o Velázquez.
La venta de esos terrenos fue clave en la reconstrucción que inició Florentino a su llegada, en 2000, al tiempo que ponía en marcha una nueva en Valdebebas, una de las mejores instalaciones de Europa. De alguna forma, conseguía en democracia lo que a Bernabéu le negaron bajo la dictadura en el caso del estadio. La condición de prohombre de la economía, como presidente de ACS, una de las constructoras más grandes del mundo, le permitía una valiosa influencia. Es difícil que a su antecesor, Lorenzo Sanz, le hubieran concedido la recalificación.
El Bernabéu festeja la decimoquinta
Florentino también manejó la idea de trasladar el estadio a Valdebebas en su etapa iniciática, pero finalmente ha acabado por llevar al futuro el recinto que construyó el presidente que le da nombre, y el futuro es mucho más que fútbol para tormento de los vecinos.
En la condición profesional y personal radica una de las grandes diferencias entre Bernabéu, que siempre vivió en la austeridad, y Florentino, entre los más ricos de España, aunque no haga ostentación de ello. También en el pasado como futbolista del primero. El presidencialismo tiene muchos estilos, más o menos próximo a la afición, pero la realidad es que el socio del Madrid se siente a gusto con la fórmula, sobre todo si la Champions es su consecuencia.
"Es el día de la marmota", escribía Paquito Navarro en sus redes sociales. Una de las caras más conocidas del pádel español reaccionaba así a la última guerra de su deporte. Por un lado, el pádel crece como casi ningún otro juego en nuestro país, en Europa y en diferentes partes del mundo, y por otro esa evolución camina de la mano de la controversia desde hace ya varios años. Primero con la batalla entre World Padel Tour, histórico circuito, y Premier Padel, la organización catarí liderada por Nasser Al-Khelaifi que ha terminado haciéndose con el pádel mundial bajo la promesa (y la creencia de jugadores y técnicos) de bañar en oro este deporte. Y ahora, apenas unos meses después de la llegada de Qatar, con el plante de los mejores jugadores del mundo a dos torneos (Gijón y Cancún) en mitad de una serie de reivindicaciones que han paralizado el circuito como nunca había sucedido.
Los jugadores, liderados por la Asociación de Jugadores de Pádel (PPA), decidieron no acudir hace unos días al torneo de Gijón, un evento que en el circuito es un P2, es decir, tercer nivel por detrás de los 'Major' y los P1. Y esto es importante para entender el porqué del momento de las reivindicaciones. En unos días se celebrará el torneo de Cancún, también un P2, y ahí, salvo Juan Lebrón y Franco Stupaczuk, los mejores jugadores del mundo tampoco estarán.
Las estrellas como Agustín Tapia y Artullo Coello o Ale Galán y Federico Chingotto (parejas número 1 y 2 del mundo), y también aquellos que están algo más abajo en el ranking, volverán a jugar en el P1 de Miami. ¿Por qué? Consideran que por contrato están obligados, aunque sus demandas no estén satisfechas en ese momento, y las marcas, que patrocinan a jugadores y torneos, presionan para que el espectáculo vuelva. Incluso se ha producido una llamada entre Ale Galán y Al-Khelaifi para intentar reconducir la situación.
Premier Padel, mientras, les acusa de "boicotear" los torneos, de "autodestruirse" y les advierte con posibles multas millonarias porque, según la organización, esos torneos P2 también son obligatorios para los primeros del ránking. Y aquí viene el inicio de la guerra. El contrato de 25 años firmado entre Premier y los jugadores en 2022, cuando la batalla entre el circuito de Qatar y World Padel Tour era gigante.
"Es el primer contrato que se firma con Premier Pádel y en teoría era transitorio porque tiene muchas lagunas", ha explicado esta tarde Jose Diestro, miembro de la Junta de la PPA. "Estábamos con una demanda de 25 millones encima (por parte de World Padel Tour) y se firmó deprisa y corriendo", ha asegurado, deslizando que "hay un nuevo contrato entre manos que está bloqueado y que sería la llave para todo esto".
En ese contrato, según el abogado de la PPA, "se dice que hay que jugar un mínimo de torneos, en otra página que todos y en otra algunos. Son cláusulas de libre interpretación". Pero el abogado de Premier Pádel, Roberto Álvarez, del despacho Cuatrecasas, declaró en Marca que "en ninguna cláusula se establece diferencia entre Majors, P1 y P2 y existe la obligación de jugar los torneos organizados por Premier Padel sin distinguir categoría".
Fuentes de ambas partes confirman a este periódico que llevan meses valorando añadir modificaciones y firmar un nuevo contrato, pero desde la Asociación de Jugadores se denuncia un "incumplimiento sistemático de compromiso" y que "el modelo actual es insostenible", como ha recalcado hoy Álex Ruiz, presidente del PPA.
Las peticiones de los jugadores
Pero, ¿qué piden los jugadores? Reclaman la reducción del número de torneos, que ahora mismo es de 20 y según ellos debería ser de 16. Esas cuatro semanas libres son claves para los deportistas tanto a nivel físico como económico. Descansarían de la competición y, a la vez, tendrían tiempo para acudir a exhibiciones que, en algunos casos, les reportan más dinero que los torneos.
Por otro lado, según explico Diestro, quieren "el cambio en el sistema de puntos". Ahora mismo hay bastante revuelo en el circuito porque por debajo de los torneos de Premier (Major, P1 y P2) están los torneos de la Federación Internacional de Padel (FIP), donde una victoria da incluso más puntos que llegar al cuadro final de un P2. "Pedimos cosas deportivas, no pedimos dinero. Queremos tener una regulación clara, saber con tiempo el tipo de cuadro, la cantidad de puntos y el premio de un torneo y que no cambien a poco de empezar. No pedimos dinero a nadie", aseguró Martín Di Nenno (número 6 del mundo).
Además del calendario y los puntos, los jugadores reclaman "un convenio entre la PPA y la Federación, seguridad jurídica ante cambios y ponerse al día con temas fiscales del acuerdo de 2022". "En definitiva, ser parte real del proyecto", terminó Diestro.