El jugador de Osasuna Aimar Oroz tuvo un gesto de nobleza el pasado domingo en el partido contra el Celta disputado en El Sadar al pedir a Martínez Munuera que no expulsara a Alfon González, jugador rival que tuvo que abandonar el césped por una falta cometida sobre el navarro Jesús Areso.
Corría el minuto 86, con los navarros venciendo a los gallegos por 3-1, cuando Alfon hizo una dura entrada sobre Areso que motivó su expulsión con tarjeta roja.
Las cámaras de ‘El Día Después’ se centraron entonces en observar al detalle las reacciones de los protagonistas. “¡No lo ve, que no lo ve!”, le comentó el 10 rojillo al árbitro antes de incidir: “Arbi, que no lo ve, no puedes sacar roja, tío”.
El gesto, aplaudido en redes sociales por osasunistas y celtistas, fue reconocido por el club de Vigo en su cuenta de X.
“Rivales, pero también compañeros. Jugadores como Aimar Oroz hicieron que nos enamoráramos de este hermoso deporte. Honor, Osasuna“, publicó.
Además de su faceta futbolística, Oroz también es conocido por ser una persona discreta, que habitualmente pasa desapercibido en su vida privada. Su renovación hasta 2029 asienta su futuro en Pamplona para ser la pieza angular del proyecto que lidera Vicente Moreno tras la marcha de Jagoba Arrasate.
La buena racha del Barça en la Liga llegó a su final en El Sadar. Un Osasuna inasequible al desaliento supo sacarle partido al olfato goleador de Ante Budimir, autor de dos tantos, el segundo de ellos de penalti, a la calidad de un Bryan Zaragoza a quien se le dan muy bien jugar contra los azulgrana y que, además, marcó el 2-0, y a un zapatazo final de Abel Bretones para cortarle las alas al equipo de Hansi Flick. Pau Víctor, en su estreno como titular en el campeonato, y Lamine Yamal fueron los goleadores para un conjunto que escribió en Pamplona sus peores minutos en lo que llevamos de temporada. [Narración y estadísticas (4-2)]
Los azulgrana empezaron a condenarse a la derrota en la primera parte. Más allá de que Flick dejara en el banquillo a jugadores que habían sido clave como Raphinha, Íñigo Martínez o Lamine Yamal, lo cierto es que el Barça se vio desbordado a lo largo de la primera parte por un Osasuna dispuesto a dejarse la piel sobre el césped.
La actitud de los locales, además, se vio complementada por el buen hacer de un Bryan Zaragoza que el año pasado ya hizo estragos ante los barcelonistas vistiendo la camiseta del Granada en Los Cármenes. Suyo fue el centro con el que Budimir, ganándole la espalda a Pau Cubarsí, se encargó de abrir el marcador. Una acción notable que se vería seguida, 10 minutos más tarde, por una genialidad del malagueño para el 2-0.
Capacidad de destrucción
Tras una finta cargada a partes iguales de calidad y sutileza ante un Iñaki Peña al que encaró prácticamente solo tras una fabulosa asistencia de Pablo Ibáñez, sólo tuvo que empujar el balón a la red. De nada les sirvió a los azulgrana protestar una posible falta de Torró sobre Pau Víctor en el arranque de la jugada. Ni el árbitro, Cuadra Fernández, ni el VAR consideraron que la acción, por mucho que el centrocampista rojillo acabara pisando al joven delantero, fuera merecedora de castigo.
Pero, más allá de la falta de solidez en defensa, lo que más sorprendió de la primera parte del Barça fue su incapacidad para generar peligro genuino ante la portería contraria. Algo con lo que también tuvo mucho que ver, desde luego, el enorme desgaste en tareas destructivas que exhibió el equipo de Vicente Moreno a lo largo de unos 45 minutos en los que se vaciaron físicamente.
Tras el descanso, el Barça peleó por meterse en el partido acosando el área local. Pau Víctor, aprovechando la recuperación de Gerard Martín tras un mal saque de Sergio Herrera, tuvo toda la suerte que le faltó al meta osasunista para poner un 2-1 en el marcador que significaba su primer gol en la Liga y la mejor forma de celebrar su primera titularidad en el campeonato.
Tras el tanto, Flick movió el banquillo para dar entrada tanto a Lamine Yamal como a Raphinha y los rojillos pidieron penalti por un forcejeo entre Eric García y Pablo Ibáñez que ni el árbitro ni el VAR consideraron punible. Lo mismo sucedió con una entrada contundente de Jules Koundé sobre Budimir en la que el francés, todo sea dicho, tocó el balón. Y, también, con un contacto de Gerard Martín con Bryan Zaragoza.
La zurda de Lamine Yamal
Lewandowski, mientras, entre todas esas acciones, había rozado el gol en un disparo finamente bien salvado por un Herrera que se emplearía más tarde a fondo para salvar una internada de Ferran Torres. Budimir, tras un penalti de Sergi Domínguez, acabaría por cortar el arreón visitante desde los 11 metros. Un golpe definitivo para el líder, que aún debería sufrir un último sopapo. Bretones, en la recta final, largó una volea de zurdas que pilló desprevenido a Peña.
El Sadar enloquecía ante un resultado histórico, aunque aún tuvo que sufrir en los siete minutos del añadido. Todo por la inspiración de Lamine Yamal, que se inventó un golazo a la escuadra desde la media luna. Pese a los dos goles de margen, los nervios atenazaron a la defensa local, que tampoco supo detectar a Ferran Torres en el segundo palo. En ese cabezazo al palo derecho se extinguió definitivamente la noche para el Barça.
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LUIS NÚÑEZ-VILLAVEIRÁN
@LNvillaveiran
Actualizado Viernes,
29
septiembre
2023
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