El Celta de Benítez no hace daño al Valencia

El Celta de Benítez no hace daño al Valencia

0-0 en Mestalla

Actualizado

Partido áspero, sin apenas ocasiones, donde los gallegos dejaron la portería a cero por primera vez en la temporada.

Starfelt trata de frenar a Pepelu en Mestalla.EFE

A Rafa Benítez no le sentaba bien Mestalla desde que el 2024 dejó en las vitrinas dos Ligas y una Copa de la UEFA. Es idolatrado, recordado, ovacionado y se le añora en Mestalla, pero como si se tratara de una muestra de respeto a la historia y a la memoria, sus equipos no ganan en el viejo estadio de la Avenida de Suecia. No le iba a ayudar el Celta a romper esa estadística porque los gallegos ni siquiera marcan desde 2018. Sin embargo, en el peor momento, salieron reforzados. El Celta sumó un punto en un partido áspero ante un Valencia que se atascó porque el técnico madrileño supo torpedear el engranaje que ha diseñado Rubén Baraja. El discípulo no pudo con el maestro. [Narración y estadísticas (0-0)]

Benítez llegó en medio de una tormenta, con 20 partidos recibiendo goles, 13 en su etapa, algo desquiciante para la meticulosidad defensiva del entrenador. Con problemas en ataque y en la parte baja de la tabla. Sobrevolaba la sensación de que una derrota le dejaba sin vida. Baraja transita por un periodo de calma, pero sin ver desaparecer las nubes del horizonte. Ambos son leyenda en Mestalla por aquel Valencia irreverente y campeón que inició el siglo cubriéndose de una gloria que hoy se ve tras el velo de la nostalgia. De aquel club queda su parroquia y la fe que profesan quienes llenan el viejo estadio de la Avenida de Suecia aunque su equipo ya no dé grandes alegrías. Queda la resiliencia y la memoria que resistía en la grada y que echó raíces en el banquillo. El Valencia está germinando y del once ningún jugador tenía recuerdo consciente de aquellos títulos, pero sí Baraja, a quien le caló todo el discurso de un entrenador que le llevó a liderar a un equipo campeón.

El Celta de Benítez quiere, pero no puede o no le dejan. En Mestalla no se arrugó, sostuvo el primer empuje valencianista y generó las mejores ocasiones. Todas pasaron por Strand Larsen, bien vigilado por el joven Mosquera. El noruego, atento, buscó aprovecharse de un error de Mamardashvili en un saque en corto y cabeceó una falta lateral que puso en juego Iago Aspas. En el resto, el central canterano lo cegó.

Si el ataque gallego se volvía romo, al Valencia le costaba pisar el área. Ni Hugo Duro pudo fajarse de Unai Núñez y Starfelt, continuamente alertados por Benítez desde la banda, ni Diego López correr. Con Fran Pérez ayudando a Thierry para atar a Bamba, Gayà trató de asumir una responsabilidad a la que, con voluntad, se sumó Canós, a una marcha menos que el resto del equipo cayendo en las trampas de Kevin Vázquez.

No había orillas por donde progresar y el Celta tenía muy claro cómo cortocircuitar a su rival. Bien sabe Benítez que Pepelu y Javi Guerra catalizan y sobre ellos se volcaron De la Torre y Fran Beltrán.

Saludo entre Benítez y Baraja en la banda de Mestalla.EFE

No pudieron hacerse daño en la primera parte, pero Baraja empezó la segunda con una víctima. Gayà, con molestias, se quedó en el vestuario y el duelo volvió por donde anduvo: discutido, aunque poco vistoso y nada efectivo. Entonces empezó el duelo de los banquillos, la intención de los entrenadores por acercarse la victoria con armas desiguales.

Si Baraja acostó a Diego López a la banda e hizo hueco a Amallah, Benítez reestructuró su equipo, cómodo durante todo el partido. El objetivo era morder, incordiar a un Valencia que, conforme avanza el reloj, va perdiendo fuerza. Buscó la fuerza de Franco Cervi, el golpeo de Carles Pérez y el gol del griego Douvikas, en quien tiene fe. Con esa energía llegó la mejor ocasión en un barullo en el área de la que el pícaro Aspas, eclipsado hasta entonces, sacó un disparo que obligó a Mamardashvili a despejar. Aún le quedaban armas al Celta mientras el Valencia estrellaba se desquiciaba. Fran Pérez buscar y reclamar un penalti en lugar de una asistencia y Javi Guerra, la primera vez que se escapó, forzó una falta en la medialuna que estrelló en la barrera.

No conseguían sacudirse a un Celta plano pero muy serio, un equipo que empieza a dar destellos del sello Benítez.

kpd