El Cádiz respira aliviado y vuelve a condenar al Valencia al barro

El Cádiz respira aliviado y vuelve a condenar al Valencia al barro

LaLiga Santander


Cádiz 2 Valencia 1

Actualizado

Dos goles de Escalante y Guardiola alejan a los gaditanos del descenso. El Valencia regaló la primer parte y ni pudo rengancharse tras el tanto de Samu Lino

Ledesma y Espino celebra la victoria que aleja al Cádiz del descenso.EFE

¿A sobrevivir se puede aprender? El Cádiz demuestra cada temporada que sí, que como un junco sabe menearse en medio de la tempestad con cierta soltura, sin sentir en lastre en las botas que le impide recuperar la rectitud después de la zozobra. Por eso fue mejor que el Valencia en la primera final que tenía esta temporada en el Nuevo Mirandilla. Buscó hurgar en la necesidad valenciana, le golpeó y se protegió lo suficiente como para que el equipo de Baraja volviera a verse en el barro.[Narración y estadísticas: 2-1]

“Nos jugábamos una puta final. O cortábamos ya esto o nos vamos a la mierda”. Hugo Duro resumió sin tapujos qué le pasa a este Valencia. Las dos victorias seguidas no fueron un aporte extra de energía para la gran batalla que sacaba del barro al vencedor. Ni lo leyeron los futbolistas ni el mensaje desde el banquillo fue rotundo. Mientras el Cádiz guerreó desde el primer momento, los valencianistas, sin Gayà, sin Cavani y sin Almeida en el once, decidieron esperar. Como si pudieran permitirse esperar a que el contrario se desvente, que pasen demasiadas cosas. Se apresuró a justificar Baraja que ése no fue su mensaje, que solo buscaba piernas frescas, pero sus jugadores no supieron interpretarlo. Quiso el entrenador proteger de lesión a tres imprescindibles y su decisión fue traducida como una renunciainicial a buscar las cosquillas al Cádiz, que solo tuvo que esperar el fallo. Porque este Valencia jibarizado siempre falla.

Lo hizo en el minuto 39 por no acordarse de que Luis Hernández no tiene brazos sino catapultas y de un saque de banda, con la pasividad de Cömert y Mamardashvili, Escalante logró el primer gol cómodamente. Al regreso del vestuario, la segunda desconexión: el Pacha Espino se escapó pegado a cal, se deshizo de Foulquier, sentó a Cömert en el área y sirvió el segundo tanto a Guardiola a bocajarro en el punto de penalti. El Valencia agrandaba su leyenda negra como equipo que más goles recibe al inicio de la segunda parte. “No podemos conceder, no podemos dar vida”, se lamentaba el entrenador, que aún tardó en deshacer una defensa tan poblada como débil.

Fue el propio Cádiz quien le dio vida al partido. Una cesión de Lucas Hernández complicó a Ledesma y, con pillería, Samu Lino le robó la pelota para, sin casi ángulo, recortar diferencias. El brasileño tuvo un destello de lucidez que no se repitió en el resto del encuentro.

Y es que, en ese momento, el Cádiz tembló y el Valencia no supo aprovecharse. De nuevo faltó acierto, contundencia y quizá hasta fe en que puede doblegar contrarios y salir del barro. Una vez más pesó la certeza de que no siempre se puede remontar. Probó de cabeza Diakhaby, respondió Bongonda, y el partido se abrió con un Valencia volcado en el área pero sin capacidad de hacer peligro, algo que ni la salida de Cavani arregló. El uruguayo sigue ausente. Las mejores ocasiones las tuvieron el canterano Diego López y el alocado Castillejo, aunque solo sirvieron para que Ledesma se luciera y desterrara el mal sabor de boca de su error.

Mientras el Cádiz se agarra a Primera con uñas y dientes, el Valencia vuelve a verse arrastrado al pedregal sin que ya ni desde el banquillo encuentren explicación.

kpd