Un error de Reinildo y De Paul mató al Atlético en una de las pérdidas absurdas que prodigó en el medio campo, debido al reducido recorrido de Koke y el cansancio del argentino.
Ante esta eliminatoria de Champions, viene a la mente una antigua campaña de la DGT que tomaba una frase muy manida del refranero español: "Los errores se pagan". "Cada vez más", añadía aquel anuncio muy vigente en la eliminatoria del Atlético de Madrid. "Si hoy la diosa fortuna viniera de nuestro lado el resultado sería otro", lamentaba Diego Simeone en la rueda de prensa posterior a la dura derrota en Dortmund.
No llegaba el electrónico al minuto cinco cuando Morata comenzó una cabalgada absolutamente solo camino de la portería de Kobel. Ese tipo de ocasiones donde te da tiempo a pensar si te has dejado la luz del baño encendida en Madrid. Tanto elucubrar del madrileño terminó por hacerle marrar la ocasión tras una picadita inocente al portero suizo. Resoplaba desesperado Simeone.
No sería la única ya que Correa tendría otra en la segunda parte que hubiera puesto a los rojiblancos, de nuevo, por delante en la eliminatoria. Pero la del argentino se fue también lamiendo el palo. Otro resoplido. "Ellos han tenido la suerte de convertir dos goles más", contaba Ángel Correa al finalizar el encuentro.
"podríamos haber ganado 6-4"
Así, cuando Sabitzer hacía el cuarto, el que echaba al Atlético de la Champions League, la mente de los rojiblancos volvía a esas ocasiones marradas, pero también a las que se tuvieron en la ida. Aquel partido fue de tres a cero, si el Atlético hubiera tenido otra delantera. "En los dos partidos las mejores situaciones de gol fueron las nuestras", apuntaba Simeone.
Pero en el fútbol no se vive de ocasiones, sino de contundencia. Y esa es la que mostró el Borussia en todas las aproximaciones que hizo al área rojiblanca. "Ellos fueron contundentes, hicieron muchos goles. Si tuvieramos la misma contundencia podríamos haber ganado 6-4", detallaba el argentino.
Pero, pese a mencionar las estadísticas sobre lo complicado que es "ensayar la contundencia", al Cholo se le olvidó mencionar que los alemanes dispararon el doble de veces que los españoles, el triple de ellas a puerta. No fue solo una cuestión de acierto, también fueron matemáticas.
Simeone, el martes, en la zona técnica del BVB Stadion.EFE
No quiso Simeone mencionar el motivo del cambio de Morata al descanso, quizás el trabajo que le aporta el ariete le resultó insuficiente en un partido donde se necesitaban goles. Algo que sí aportó Correa tras su salida.
Pero lo cierto es que si Morata lleva mes y medio sin marcar un gol, Griezmann ha tenido claroscuros tras su vuelta de la lesión de tobillo. Lo que pasa es que la parroquia rojiblanca confiaba en que el francés diera su mejor versión ante uno de los partidos más importantes del equipo esta temporada y lo cierto es que fue completamente anulado por la defensa amarilla.
Si Mbappé y Haaland habían decepcionado en sus partidos de ida de cuartos, el delantero del PSG se ha redimido en la vuelta y el noruego tendrá una nueva oportunidad este miércoles. El 7 rojiblanco estrelló la suya ante el 'Muro Amarillo'.
Objetivo Champions
Vuelve el Atlético a decepcionar ante un reto que, a priori, parecía asequible dada la calidad de su plantilla y a lo exhibido en el Metropolitano. Pero los rojiblancos volvieron a mostrar su peor cara como visitante y alargaron su racha de tantos recibidos a 11 partidos seguidos. En esta ocasión fueron cuatro, una losa muy pesada si falta pólvora arriba. "Es un día duro del que tenemos aprender de estas situaciones porque en un futuro nos pueden servir", exresaba Koke al finalizar el duelo.
Ahora, el objetivo de la temporada se centrará en conseguir plaza para volver a intentarlo el año próximo. Sería el duodécimo consecutivo desde que llegó Simeone, un récord sólo al alcance de pocos grandes clubes europeos. Flaco consuelo en una noche aciaga para el club colchonero.
El Bernabéu es un buen lugar para la contemplación si se es espectador. Como mirar una catedral para los devotos, con un marcador que es como un fresco en movimiento. Como futbolista, sin embargo, es un mal asunto. El Atlético partió deliberadamente contemplativo, agrupado en su campo, a la espera de que no pasaran cosas. A Simeone le puede su naturaleza, tenga lo que tenga, y no es un reproche, ni es negativo. Es lo que es, y le ha ido de maravilla. En el Metropolitano, en cambio, deberá proponer más, porque la Champions lo exige; el Madrid, también. No le bastará su acting en la banda. Sin necesitar de una noche mágica, el rey de Europa cobra ventaja en unas circunstancias mucho más adversas, porque en el Bernabéu siempre pasan cosas si se deja crecer a los suyos, aunque las haga un suplente que no debería sentirse como tal. Es Brahim. La contemplación desde la hierba es un mal asunto. [Narración y estadísticas (2-1)]
Las primeras acontecieron esta vez muy rápido para conectar a Valverde y Rodrygo, que pudo con la velocidad de Javi Galán como si no se esforzara. El brasileño se desliza, sin desgaste, por donde otros pisan con clavos. El eslalon acabó en un gol pletórico, messianico.
Para saber más
Fue como el directo inesperado nada más sonar la campana del primer round que deja grogui al oponente. Ahí estaba la oportunidad del Madrid para romper la eliminatoria y obligar a Simeone a cambiar su hoja de ruta, que se plantó en el Bernabéu a jugar una eliminatoria, no un partido. Después de verse superado de semejante forma, como le ocurrió al lateral rojiblanco, un futbolista queda tocado emocionalmente. Rodrygo volvió a intentarlo, pero el defensa reaccionó con los tiempos justos, al límite del penalti. Giménez detuvo en la banda opuesta a Vinicius, menos preciso que su compatriota con un Mbappé de oyente. Rodrygo es el Patito feo del ataque, aunque Ancelotti es de la generación que conoce bien el cuento de Andersen.
Un equipo desgastado
Un gol no cambia, sin embargo, un plan, y el Atlético siguió a lo suyo, con la prioridad de dejar al Madrid sin espacio y refugiarse en largas posesiones que evitaran las pérdidas. Sin la pelota, cerraba los espacios entre las líneas; con ella, hacia el campo anchísimo. Ello hacía correr al Madrid, un equipo desgastado físicamente. Era parte del plan del argentino, que sabe de los buenos finales de los suyos. No lo tuvieron. Ello no daba, de momento, ocasiones al Atlético, que tuvo la primera en una llegada de Giuliano, cuyo centro, dirigido a Lino, fue interceptado por Valverde. El uruguayo estaba en el campo bajo riesgo, pero en dos acciones, el pase del gol y el corte del no gol, demostró por qué.
En un contexto en el que mandaban el respeto y las precauciones, con balones al pie y sin presión alta por parte de ninguno de los equipos, los goles sólo podían llegar gracias a acciones individuales. Rodrygo había encontrado el espacio por sorpresa, pero eso no iba a volver a suceder. La de Julián Álvarez fue individualísima. Después de un error de Camavinga, alzó su visión periférica desde el cuerno del área y lanzó un disparo teledirigido que salvó la envergadura de Courtois. Como burlar las alas de un cóndor.
La réplica la puso Brahim, nada más regresar del descanso, al sostenerse en el área gracias a su potente tren inferior y su bajo centro de gravedad, y salvar contarios para colocar el balón en el lugar imposible de Oblak. Una acción de alivio para el Madrid, porque Simeone ya había mandado aumentar el ritmo de los suyos al salir del vestuario. Al argentino le gusta jugar varios partidos dentro de un mismo partido, no digamos ya en una eliminatoria. La nueva ventaja del Madrid llegaba de la nada, como había ocurrido con el tanto de Julián Álvarez.
Julián Álvarez, ante Camavinga, en la acción del 1-1.AFP
Brahim y Julián tiene algo en común, y es haber llegado procedentes del Manchester City. Todo lo que deja Guardiola suele tener tara, pero con estos jugadores alguien se equivocó, por ponerlos poco o por abrirles la puerta. También en la Federación Española. Julián, la gran referencia de este Atlético, ya por encima de Griezmann, apunta en grande. Brahim, recambio del sancionado e intocable Bellingham, hace muchísimas cosas, y todas bien.
Oblak encajó el segundo gol, pero el Atlético encajó el temor, y más cuando Ancelotti echó mano de Modric, al que Simeone veía como titular, para sacar del campo a Camavinga. Brahim se lo recordó a gritos desde la banda tras su gol. Sabe el argentino lo que el croata puede hacer, por lo que llamó a Le Normand para pasar a jugar con línea de cinco y vació su centro del campo para poner a Correa y Sortloth, los jugadores de sus finales. Si había algo que jugar que fuera en las áreas, aunque estuvo más cerca de perder más que de ganar algo. Camino del Metropolitano, el Madrid lo hace más seguro de lo que estaba antes de saltar a su propio estadio. Simeone sabe que necesitará más.