Leo Margets: “En el póker el nivel de tontos es menor”

Leo Margets: "En el póker el nivel de tontos es menor"

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Lo que más le gusta a Leo Margets es hacer deporte y observar a los demás, radiografiarles el alma, pero también a sí misma. «No sé cuánto tiempo seguiré siendo atractiva como producto», diagnostica con frialdad. Nacida en Barcelona en 1983, parecía orientada hacia la economía y la dirección de empresas, hasta que empezó a sentirse fascinada por el comportamiento humano, descubrió el póker y vio que las mesas eran un ecosistema aún más fructífero y divertido. Es la única española con un brazalete de las Series Mundiales de Las Vegas. Esta entrevista tiene lugar Torrelodones, justo antes de un torneo.

Desde hace década y media, Margets es la reina del póker en España. Ha sido el rostro de todas las grandes salas que han operado en nuestro país y desde 2018 es miembro del equipo profesional de Winamax, en el que también destaca la presencia de Adrián Mateos, el español más laureado. Hombres hay muchos conocidos en el mundo del naipe, pero ella está más sola y no sabe si tiene sucesora o fecha de caducidad.

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«Acabo de comer con Adri y le contaba que soy muy consciente de mi perfil. Siempre he dicho que ser una chica me ha ayudado. Me considero superválida y una jugona, pero eso me ha abierto oportunidades con los patrocinios, por ejemplo. Adri es imperecedero, pero no sé cuánto tiempo seguiré siendo atractiva como producto, qué ocurrirá dentro de 10 años, cuando tenga 50. Me lo planteo, pero no me preocupa tanto. Si sigo teniendo hambre, seguiré dedicándome al póker. Tener patrocinio ayuda mucho, pero la verdadera cuestión es el hambre. No querría jugar por jugar».

¿Le sigue dedicando el mismo tiempo al estudio o a partir de cierta edad y nivel te dejas llevar?
Le dedico aún más, es al revés. En los últimos cuatro o cinco años es cuando más caña le he metido al póker, porque me doy cuenta de que hasta ahora siempre intentaba tener un plan B, pero todo eso es ruido de fondo. A mí me gusta mucho el póker, incluso la forma de entrenar. Cuando hago deporte es para rendir mejor en las mesas. Me gusta y me llena. Mientras sea así, seguiré metiendo la quinta en el póker.
Por otro lado, no ha dejado de diversificarte. Una de las cosas que le han hecho más conocida es su colaboración con Jordi Wilde.
Eso ha sido una especie de exposición masiva. Mi objetivo nunca ha sido tener reconocimiento, pero ha provocado que yo pase de ser una tía muy conocida en el mundo del póker a alcanzar a un público mucho más amplio.
También eres más reconocida por tu paso por ‘Supervivientes’ y ‘Traitors’.
Sin duda, el más guay fue el último. Lo gocé.
Los jugadores te conocían, pero ¿notas mayor aprecio del resto del público?
Sí, creo que la gente me percibe como lista y que el giro de guion encantó a todo el mundo. Esas exposiciones me han servido para sentirme mucho más querida, porque la gente me conoce más. Aunque también hay quien me ha visto como una diva y yo soy cero diva. Me conoces desde joven y nunca lo he sido.
Si nos vamos a esa Leo que empezaba, si pudiera jugar contra ella, ¿ganaría la partida?
¡La apalizo!
¿Es más importante lo que sabe ahora que la energía y la ilusión de la juventud?
Yo tengo algo muy bueno: con la presión me crezco. Curro mucho, pero he jugado en mesas en las que no soy la mejor técnicamente, porque si yo estudio tres horas al día, ellos estudian seis, pero al final el póker es mucho más. Hay una parte técnica y hay otra de ‘flow’ de la mesa, de ser consciente de cómo te perciben los demás. Eso es lo más importante. En una mesa, en un torneo, en casi todo, ser consciente de cómo te perciben los demás es casi lo más importante.
¿Y provoca que le vean de una manera errónea de forma deliberada?
Sí, pero la gente no es gilipollas, tampoco te puedes pasar de listo.

Leo Margets.MUNDO

La gente tampoco sabe qué fue más valioso, si clasificarte como la primera mujer del torneo principal de las Series Mundiales de 2009 o ganar un brazalete y ser la vencedora absoluta en 2021.
Me encanta la pregunta. A nivel personal, sin duda me quedo con el brazalete, pero ser The Last Woman Standing lo cambió todo, aunque ya tenía ganas de quitarme ese título, de ser campeona del mundo sin serlo. Ya sé que es muy largo decir que fui la última mujer o la 27 del campeonato del mundo, pero encima te dan una copa y yo me sentía como una impostora. Intentaba aclararlo siempre, pero al final también eres muy pesada cortando a la gente en los programas.
¿Por qué hay tan pocas mujeres en el mundo del naipe?
La industria ha puesto todo por su parte para atraer a esa mitad de la población. La única barrera es que a las mujeres les gusta menos el póker que a los hombres. Es cierto que algunas chicas pueden sentir que el ambiente es un poco hostil, pero también le puede pasar a cualquier persona que se inicia, porque en la mesa debes saber resistir la presión y aplicarla tú. Es una característica fundamental del póker. El riesgo también es algo que de forma más innata atrae más a los hombres, lo que no quita que haya mujeres a las que se nos da muy bien. A mí me preocuparía si no hubiera igualdad a la hora de poder acceder a la actividad.
Tontos hay en todas partes. ¿La media es igual en las mesas?
Yo creo que la media de tontos es menor. El póker te pone en tu sitio bastante, más aún en los torneos de alto nivel. La gente es muy inteligente, juzga menos en general y tiene más capacidad de pensamiento crítico.
¿Tuvo algún disgusto familiar por su profesión?
Al principio mis padres no la celebraban tanto, porque yo tenía un curro estable en una multinacional, en un buen puesto de marketing deportivo. Las personas que te quieren siempre intentan recomendarte la opción más segura, yo creo que erróneamente. No aceptar cambios a veces es muchísimo más arriesgado; eso también te lo enseña el póker. Luego, me fue bien desde el principio, me veían feliz y me apoyaron. Mis padres son superfans. A veces les digo en broma que si no me hubiera ido tan bien quizás su apoyo habría sido diferente.
Si echa la vista atrás, ¿cambiaría algo de su trayectoria?
Es muy fácil arrepentirse con la información que tienes ahora. Es una pregunta muy difícil, porque no sé dónde poner el límite. Yo creo que siempre he sido bastante buena tomadora de decisiones.
No todas serían buenas.
Me habría tomado el póker tan en serio como ahora desde el principio.
Sin ánimo de mortificarte, ¿alguna vez piensa que podría haber aprovechado su inteligencia y talento en actividades más “provechosas”?
Yo no he tenido la típica crisis existencial que sufren muchos jugadores. Hay otras maneras racionales de dignificar lo que haces. Tu vida tampoco está vacía, porque no es solo el trabajo. Yo nunca hablo de los sitios en los que dono pasta o las cosas con las que colaboro, pero hago bastantes y me llena. Luego, también soy egoísta, porque mientras mi trabajo me llene, a mí me satisface.
¿No le importa lo que piensan los demás?
Los que quiero me importan demasiado, pero no me importa lo que puedan pensar los que no quiero. Obviamente, sienta bien casi a nivel físico cuando te dicen un halago y sienta mal cuando te dicen algo malo, pero siempre con una gran distancia. Es gente que no te conoce, que proyecta una imagen. Los comentarios odiosos me afectan cero, o 0,1.
Durante años, era una de las pocas figuras del póker nacional que seguían en España. ¿Por qué al final se ha ido a Andorra?
Había intentado ir a Andorra hace años, pero mi pareja no podía trabajar fuera y decidí que me quedaba, porque me compensaba. Fue una decisión consciente, pero en abril me separé y necesitaba cambiar de aires. En Andorra hay una comunidad de póker muy grande y en ese momento vital me venía bien. Llegué emocionadísima, pero en la fase dos pensaba: ¿en serio? ¿qué hago aquí? Ahora estoy más asentada o en ese proceso, muy a gusto. Los viajes son lo peor.
¿Le han criticado mucho por lo de los impuestos?
Alguna persona. Si me hubiera ido a Suecia o a Inglaterra nadie diría nada. ¡Qué pesados! En Inglaterra igual también hablarían, desde el Brexit, pero yo en mi vida he pagado más impuestos que casi todos ellos. En general, me han llegado más ánimos. También es una manera de decir: “En España lo ponéis muy difícil”. Es desmotivante. Hay gente que prefiere no trabajar más porque ya no les sale rentable ganar más. España ya no es un contexto en el que apetezca aportar. Es un país que es la hostia, pero nuestro sector es distinto. Si hubiera una tributación normal, todo el mundo se quedaría, los que están en Inglaterra y en Andorra y en otros sitios.
¿Cuánto tiempo se imagina allí?
Para siempre, incluso. ¿Por qué no? La palabra siempre me agobia un poco, pero no es un enfoque diferente al que tenía en Barcelona. Estaré hasta que esté a gusto. No voy con la mentalidad de amasar pasta cinco años y luego volver. A ver lo que dura. Andorra es un poco claustrofóbica, física y socialmente. Tiene cosas muy buenas y me encanta la naturaleza, pero también me gusta ver caras nuevas. Es la sensación de tener que hablar en voz baja en los bares, pero tienes gente que vale mucho la pena y compensa.

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