Vicente Moreno, el entrenador de Primera que estuvo 15 días limpiando el barro de la dana: "No sabía si mis hijos se habían podido poner a salvo. Imagínate la agonía"

Vicente Moreno, el entrenador de Primera que estuvo 15 días limpiando el barro de la dana: “No sabía si mis hijos se habían podido poner a salvo. Imagínate la agonía”

Hace justo un año desde que el cielo descargó más de 700 litros por metro cuadrado en gran parte de Valencia y Castilla-La Mancha. Aquella terrible dana dejó 229 personas fallecidas y millones de euros en daños materiales, y a muchas otras personas afectadas a nivel físico y psicológico. Osasuna venía de ganar 0-2 en Anoeta, pero la semana de Vicente Moreno (Massanassa, 1974) no la marcaría el fútbol sino lo ocurrido en su tierra. A la que se fue 15 días en plena temporada con permiso del club rojillo.

¿Se esperaba aquello?
Inimaginable. Aunque habían pasado días y uno había visto imágenes... te puedo asegurar que hasta que no entras, no eres consciente de lo que realmente ha pasado, de la magnitud. Aquellos primeros días eran una cosa de locos.
¿Cómo fue el impacto visual?
Increíble. A una orilla del río parecía todo normal y en la otra, cuando pasamos, mi mujer y yo no podíamos ni articular palabra. Coches unos encima de otros, la carretera arrancada, la marca del agua a dos o tres metros en los edificios. Entiendo que se ha dado mucha importancia, cobertura y que ha afectado a todo el mundo, pero realmente no llegas a sentirlo de la misma manera si no lo ves.
¿Y qué sintió?
Impotencia. Ahora con el tiempo, entiendo que haya mucha gente que ha tenido problemas como la depresión, porque la sensación era que todos los días eran igual. O sea, tú te levantabas, te volvías a poner la ropa del día anterior y otra vez a sacar barro, a ayudar como podías y la sensación era de no avanzar, de volver a empezar cada día. Éramos hormiguitas. Había días que no tenías ganas de levantarte. Me acuerdo de las colas para poder comer y cosas que uno hoy no le da importancia, pero al acabar el día tenías que intentar ducharte y no tenías agua ni luz en casa.
Fue uno más.
Sí, como no puede ser de otra manera, con la fortuna de dedicarme a algo con el potencial de solucionar a nivel económico muchos de los problemas que has tenido. La diferencia es que mucha gente no puede y yo 15 días después salí de esa burbuja e intenté seguir con mi vida profesional. Pero me costó mucho.
El técnico ayudando durante la DANA en Masanasa.

El técnico ayudando durante la DANA en Masanasa.EM

El peor momento fue no poder hablar con sus hijos.
Jugábamos Copa al Rey en Chiclana, aunque el partido se terminó suspendiendo, y tener que hacer el viaje sin saber nada de ellos... Te puedes imaginar, te pones en lo peor. Por suerte vivo en un bajo en el casco antiguo con las habitaciones en una primera planta, entonces tenía la tranquilidad de que podían subir. Pero al no tener noticias, al escuchar tantas cosas, ya no sabía uno si se habían podido poner a salvo. Te puedes imaginar la agonía. Cuando por fin les vi pues les abracé y bueno, la tranquilidad. Aunque esas semanas estuvimos muy descolocados y ya después de 15 días te tienes que incorporar otra vez al fútbol.
De una burbuja a otra.
Imagínate, me fui directo al Bernabéu. Jugamos contra el Real Madrid y bueno, estuve en el partido, pero en la cabina de arriba. No me veía con fuerza para estar en el banquillo y la cabeza no la tenía en la parte profesional. Tuve que hacer un esfuerzo bastante grande porque tuve mis dudas incluso de si merecía la pena seguir con lo profesional. Luego, con el tiempo, hablando con mi mujer y viéndome en el día a día después de aquello, lo llevé muy por dentro. No lo comenté con nadie, pero estuve tocado a nivel anímico. Intenté seguir con mi vida, pero me costaba levantarme por la mañana.
¿Tuvo una minidepresión?
Sí, sin duda. Me cambió mucho el pensamiento en todo. Aunque uno intenta ser muy profesional y a veces incluso he puesto mi vida profesional por delante de la personal, creo que me pasó factura y seguramente lo bien que tiene que estar uno para poder ejercer esa profesión, pasé unos meses en los que no lo estuve, esa es la realidad.
Bien Osasuna, que le permitió ir.
Increíble, pero, y esto lo voy a decir por primera vez, estuve dudando de dejar mi cargo de entrenador en Osasuna y quedarme en casa con mi familia. Fue muy duro no estar en ese momento con mis hijos. Realmente lo pasé mal. Pero mi conciencia con mi profesión me hizo llevarlo por dentro y tirar para adelante. Sentía una obligación hacia la gente que se portó bien conmigo. En todo momento se pusieron a mi disposición el presidente, la dirección deportiva, la dirección general, empleados, jugadores... Estaré toda mi vida muy agradecido a la gente de Pamplona y de Osasuna.
El entrenador en una rueda de prensa en Qatar.

El entrenador en una rueda de prensa en Qatar.Al Wakrah

¿Cree ahora que quizás salió de Osasuna porque lo necesitaba?
La decisión seguramente va por ahí. Sin ninguna duda. Lo vivido en mi tierra te va marcando en lo sucesivo y aunque todas las decisiones son maduradas, tus vivencias te van haciendo pensar de forma distinta, darle más importancia o menos a ciertas cosas y querer vivir un tiempo de forma diferente.
Además de eso, ¿por qué se marchó a Qatar?
Es un poco todo, siempre hay un componente económico allá donde vayas, pero no es lo que me mueve. Y más ahora que ya llevas un recorrido y tienes una libertad que a lo mejor no tenías hace unos años. Quería venir aquí, de hecho tuve otras opciones pero quise venir aquí.

Miedos y futuro

¿Le da miedo que en Europa se olviden de usted?
Creo que escuché a Vicente del Bosque decir que muchas veces manifestamos que no tenemos miedos, y en absoluto. Los tenemos como cualquiera, y también dudas. El problema no es tenerlos, sino que te paralicen. Yo tengo los míos, pero a mí lo que hacen es empujarme, volverme más competitivo. En ese sentido no tengo ningún miedo.
¿Echa de menos su casa?
No he tenido tiempo de pensar, pero estoy bien aquí. Y ha sido una decisión que no era fácil, estar entrenando al máximo nivel en España y salir de una liga por la que se mataría todo el mundo.
¿Qué sensaciones ha tenido cuando ha vuelto a Valencia?
Ha mejorado todo notablemente, pero sigue habiendo heridas, es muy difícil borrar lo que pasó. Por ejemplo, el colegio al que fui de pequeño tuvieron que derribarlo y ahora se da clase en uno de los campos de fútbol. Con el paso de los años, las nuevas generaciones lo irán olvidando, pero esto ha sido una de las peores cosas que han pasado en España.
El Barça hace los deberes ante Osasuna y se afianza en el liderato

El Barça hace los deberes ante Osasuna y se afianza en el liderato

Actualizado Jueves, 27 marzo 2025 - 23:12

El Barça consiguió una cara victoria ante Osasuna. Ferran Torres, quien sigue atravesando un momento dulce, y Dani Olmo, de penalti, marcaron los dos goles de la primera parte, pero el de Terrassa se fue al suelo tras notar unas molestias musculares y las previsiones no parecen demasiado halagüeñas para una pronta recuperación. Justo cuando parecía estar afianzándose en los planes de Hansi Flick. Robert Lewandowski, tras una gran asistencia de Fermín, certeramente catapultado por Pablo Torre, se encargó de dictar sentencia cuando su rival amenazaba con más fuerza. [Narración y estadísticas (3-0)]

Ferran Torres no tardó en aprovechar la oportunidad para prolongar la buena relación con el gol que ha venido cultivando en los últimos tiempos. En poco más de 10 minutos, el Barça se puso por delante después de que el Tiburón aprovechara una buena asistencia de Alejandro Balde, perfectamente habilitado por Frenkie de Jong, para mandar el balón a la red. El tanto descolocó a un Osasuna voluntarioso pero que, sin Ante Budimir en el campo por decisión técnica, acabó por acercarse cada vez más a los dominios de Sergio Herrera. El guardameta pasó de villano a héroe en unos instantes solo para acabar recogiendo de nuevo el balón del fondo de su portería.

El arquero rojillo trabó a Olmo con su pierna derecha cuando el atacante, tras recoger un medido pase de Pedri, ya le había superado. Busquets Ferrer no dudó a la hora de señalar el punto de penalti, por mucho que Herrera protestara. El propio Olmo quiso encargarse de transformarlo, pero se encontró con una gran reacción del guardameta. El lanzamiento, no obstante, tuvo que repetirse. Moncayola había entrado en el área antes de tiempo y, a la postre, fue el que acabó por enviar el balón a saque de esquina. A la segunda, Olmo no perdonó.

Szczesny, imperturbable

La alegría por el 2-0 no tardaría tampoco demasiado en verse empañada por un contratiempo. Olmo sintió algo raro y se fue al suelo. La reacción de Flick, quien lanzó un improperio al aire tras el primer diagnóstico del doctor Pruna, no invita precisamente a abrigar buenas sensaciones. Sobre todo, en un momento en el que la temporada está entrando en su fase más decisiva.

Los azulgrana, inicialmente atenazados por esta desgracia, acabarían desperdiciando varias ocasiones. Los intentos de Lamine Yamal, con dos lanzamientos lejanos y de Ferran, con un servicio de falta directa que se estrelló en el travesaño, no encontraron el camino del gol frente a un rival que tuvo que mover tambièn su banquillo antes de tiempo.

En este caso, por unos problemas musculares de Iker Muñoz que acabaron por propiciar el ingreso de Rubén García. En tareas defensivas, eso sí, los barcelonistas siguieron mostrando sus mejores galas, con un Íñigo Martínez infranqueable y un Wojciech Szczesny imperturbable bajo los palos, que incluso se atrevió a regatear a un rival que trataba de complicarle.

Dani Olmo, en la acción del 2-0 en Montjuïc.

Dani Olmo, en la acción del 2-0 en Montjuïc.AFP

Tal vez para evitarse más problemas en el centro del campo, Flick, quien ya había dado entrada a Fermín por Olmo en la primera parte, apostó por sustituir a De Jong y darle minutos a Pablo Torre tras el descanso. El cántabro dejó buenos detalles, pero Osasuna, ya con Budimir en el campo, poco a poco se fue convenciendo de sus opciones.

Al Barça le tocó apretar los dientes durante un buen puñado de minutos y fajarse en tareas defensivas, con Eric García mostrando una y otra vez acierto pese a llevar una amarilla a cuestas desde finales del primer acto. Pero, en cuanto pudo salir a la contra de forma rápida, aprovechando los riesgos que tomaba su rival, Fermín, tras una carrera desbocada, acabó encontrando a Lewandowski para que el polaco, suplente de inicio, dictara la sentencia definitiva con el 3-0. El gol del pichichi azulgrana permitió solventar la primera papeleta de un mes repleto de partidos para los azulgrana.

El Real Madrid, entre el gol y la ira, pone en riesgo el liderato en El Sadar

El Real Madrid, entre el gol y la ira, pone en riesgo el liderato en El Sadar

Un Madrid entre el gol y la ira puede haberse dejado el liderato en El Sadar. El gol lo representa Mbappé, que crece y crece mientras intenta alejarse de lo tóxico. Difícil. La ira la personifican, esta vez, Bellingham y Ancelotti. El inglés, expulsado presuntamente por un insulto o menosprecio a Munuera Montero sin el balón de por medio; el italiano, amonestado, lejos de su temple en la banda, incluso contenido por su hijo Davide. El empate en inferioridad ante Osasuna no puede disociarse de una actuación del equipo arbitral deficiente, con un posible penalti no señalado a Vinicius, el corregido por el VAR en el área contraria, tras una acción de Camavinga, y la expulsión de Bellingham. La Liga se calienta, y no para bien. [Narración y estadísticas (1-1)]

Bellingham lo hace solito. Ya se le ha visto dirigirse airadamente a jugadores o colegiados en otros partidos. Debe corregir esa impronta. La situación de Ancelotti, en cambio, es más sintomática y significativa del estado de nervios en que vive el Madrid en la Liga, no en la Champions, donde no sospecha. Con razón o sin ella por los errores arbitrales, que los hubo en El Sadar, no es algo que le convenga, porque resta energía a quien tiene la mejor. La discusión iguala a los equipos. La calidad los diferencia.

Sin discutir, el Madrid no es que fuera superior, es que abrumó a Osasuna con un arranque autoritario, de tirano, mucho más que de líder. Eso no es fácil en El Sadar, un lugar con electricidad esté como esté Osasuna. La intensidad es la primera característica de su idiosincrasia. Con Modric y Camavinga en el centro del campo, el Madrid se hizo con el mando del partido, amenazante, rápido en el movimiento de la pelota. Vinicius protestó una mano en la primera jugada y falló lo más claro en la siguiente jugada. No se habían alcanzado aún los tres minutos. El Madrid era un ciclón.

Jugada residual

Vinicius fue objeto, poco después, de una entrada de Moncayola en el pico del área. El desplazamiento fue claro, pero ni Munuera Montero señaló penalti ni el VAR recomendó al colegiado que lo revisara. Extraño. Era, al menos, para verlo. La comparación de esa jugada con la que el VAR pidió al árbitro que fuera a ver al monitor por la acción de Camavinga, en una jugada residual, da argumentos al Madrid en sus protestas. La única justificación reglamentaria es que, al ser amonestado con la tarjeta amarilla, haya de señalarse el penalti. De nuevo, una pena máxima por acciones de interpretación. El Madrid la suma a la que recibió en el derbi, por el pisotón de Tchouaméni con el balón pasado, y a la no roja a Romero sobre Mbappé en Cornellà, con la carta del club de por medio.

El gol de Mbappé fue, pues, como un espejismo, en una de las pocas acciones limpias, libres de protestas, que tuvo el partido. Valverde, de nuevo como lateral, cazó un rechace y puso la directa. Pocas conducciones en la Liga son tan imparables. El uruguayo es como un expreso. Corrió, centró y Mbappé llegó a la anticipación al central para colocar el balón justo bajo el larguero. Tremendo el remate del francés, activo, medido en los espacios para evitar el fuera de juego. La progresión, parada y centro que había hecho poco antes para Vini demostraban que está afinado. Lástima que la ira pueda llevárselo por delante.

Courtois, tras la concesión del penalti por el VAR.

Courtois, tras la concesión del penalti por el VAR.AFP

La amarilla a Ancelotti y la expulsión de Bellingham cambiaron el decorado, por la inferioridad y la crispación. Osasuna comenzó a aparecer, con Bryan Zaragoza por la izquierda y las llegadas de Aimar Oroz, que provocó la primera intervención salvadora de Courtois, mano abajo con fuerza, la suficiente para que el balón saliera por encima del larguero. Una parada de valor gol. El regreso del descanso trajo la misma tendencia, apoyado el equipo navarro en su superioridad y con Asencio como anticuerpo. Crece el central de la cantera. A Osasuna le convenían los quilombos en el área madridista. El polémico penalti de Camavinga, VAR mediante, llegó en ese contexto. Courtois había vuelto a evitar el empate, pero en los 11 metros ante Budimir, nada pudo hacer.

La igualada era ya una amenaza para el líder, que empezó el choque con uno y dos puntos sobre Atlético y Barcelona, respectivamente. Una vez consumada, el Madrid debía volver al juego. Ya habría tiempo de protestas. Lo hizo el equipo de Ancelotti, con un Mbappé que apurada sus fuerzas hasta la extenuación y forzaba lo mejor de Herrera bajo palos, y un Vinicius en estado puro, determinado, sin sonrisas irónicas. No las tuvo hasta el final ni las tiene un Madrid encorajinado, entre el gol y la ira.

Vinicius revienta una tarde de calamidades ante Osasuna

Vinicius revienta una tarde de calamidades ante Osasuna

Después de tantas calamidades, el Madrid encontró un respiro ante Osasuna. Tres goles de Vinicius, tres, para que el Bernabéu le cantase lo que en otros estadios sonará a mofa. "¡Balón de Oro!" A quién le importa si el brasileño lo merece más que Rodri o si lo recibirá alguna vez en su vida. Lo mejor que le puede pasar al Madrid es contar largos años con su 7 en la camiseta. Hoy, en este otoño negro, Vinicius es nave nodriza, mascarón de proa, jugador franquicia. Incluso en un sábado marcado por el infortunio de las lesiones, sólo él hace lo que nunca le sale a Mbappé. [Narración y estadísticas (4-0)]

No había nada de festivo en el ambiente, sino más bien tonos fúnebres en el día de la patrona. Al homenaje a las víctimas por la DANA y al recuerdo de las debacles ante Barça y Milan hubo que sumar las lesiones de Rodrygo, Militao y Lucas Vázquez. Tras notar un desgarro en el muslo derecho, el delantero debió ceder su sitio a Brahim en el minuto 20. Si se le había escapado alguna lágrima, su desdicha pareció una broma tras escuchar los alaridos del central. A la media hora, Militao salía en camilla, con pánico generalizado en torno a su rodilla derecha.

Osasuna, quinto en la Liga con sólo una victoria menos que los blancos, se presumía un rival temible. En la actual dinámica, cualquier equipo con piernas frescas y extremos veloces puede destrozar la pizarra de Ancelotti. Así que a la media hora, con Brahim y Raúl Asencio ya sobre la hierba, la situación se antojaba ideal para los navarros. No habían inquietado a Lunin, pero tampoco sufrían en su área. El Madrid no sabía cómo nutrir a su delantera.

El regreso de Camavinga

Por desgarradora que parezca, la realidad no ha de ser enmascarada. Sin aquellos centrocampistas que marcaron una época en la Champions, los actuales ni siquiera se han ganado aún cierto estatus. Incluso Camavinga, el más capacitado para la posición de mediocentro, que regresaba a la titularidad tras su suplencia ante el Milan. El francés otorga otro ritmo y hoy parece el único capacitado para la exigencia física que requiere el puesto. Sin embargo, ni siquiera bajo su supervisión conseguía el Madrid cimentar un plan medianamente competitivo. Con la vuelta al 4-3-3, Bellingham y Valverde tampoco aportaban nada relevante en la creación.

Con Vicente Moreno cumpliendo su sanción desde uno de los palcos, Dani Pendín alentaba a sus muchachos desde el área técnica. Osasuna había desconectado a Vinicius y Mbappé. Durante la primera media hora, la mejor noticia para ambos fue su cifra de fueras de juego: cero. Entonces, cuando peor pintaba, Vinicius se sacó un as bajo la manga. Una maravilla de velocidad y precisión ante Sergio Herrera. Uno de esos goles por los que suspira Mbappé.

Militao, sobre la hierba, tras su lesión de rodilla.

Militao, sobre la hierba, tras su lesión de rodilla.AFP

La ventaja tuvo un efecto cicatrizante para el equipo y la afición. Cuando Asencio quiso aventurarse en campo rival, con el cuello erguido, hubo algún gesto de asombro. Y cuando colocó un envío de 50 metros para que Bellingham definiera el 2-0, retumbó el aplauso unánime. Rüdiger, Camavinga y Lucas acudieron prestos a abrazar al chico. El ánimo ya ni siquiera a decaer tras el infortunio del capitán. Se había lastimado en el aductor izquierdo, pero el coruñés quiso aguantar hasta el descanso. Ni aun así pudo darse una alegría Bryan Zaragoza, del que tanto se esperaba.

Los intentos de Mbappé

Ancelotti recompuso la línea dando entrada a Modric y con el remiendo de Valverde en el lateral. Ya nada ni nadie iba a importunar a Lunin. Ni una sola parada le exigió Osasuna, así que, cumplida la hora de juego, el ucraniano bajó un córner con autoridad y regaló un balón medido para el 3-0. No había modo, reglamentario o no, de sujetar a Vinicius. Mbappé había querido emularle con una soberbia arrancada ante Areso frenada a duras penas por Catena. Cuando el francés tomó el balón en la frontal para animarse con el libre directo, nadie esperaba un disparo tan enclenque. En la siguiente, tras dejar sentado a Aimar Oroz, volvió a trastabillarse ante Moncayola. Al francés le falta el remate y le sobra el regate.

Mientras el Bernabéu se rompía en aplausos con Camavinga, por el simple hecho de presionar tras una pérdida, Mbappé chutaba contra el lateral de la red. Diríase que Vinicius también suspiraba por hacerle feliz. O incluso los centrales de Osasuna, que regalaron una salida de balón para que Brahim dejase en bandeja el 4-0 al brasileño. En la acción siguiente tampoco supo el astro francés imponerse ante Boyomo. Consciente de su sus carencias, Ancelotti se negó a retirarle. Restaban 20 minutos para Güler, Endrick y el anhelado gol de Mbappé, pero ni por esas.

Cuando el fútbol no importa: Vicente Moreno deja el cubo y la pala de quitar fango para acudir sin ánimo al Bernabéu

Cuando el fútbol no importa: Vicente Moreno deja el cubo y la pala de quitar fango para acudir sin ánimo al Bernabéu

Regresa al banquillo del técnico que se puso las botas de goma y cogió una pala para quitar el barro de la casa de su familia en Massanassa, localidad en la que nació hace 50 años. El fútbol se ha convertido en algo secundario para Vicente Moreno. El desastre provocado por la DANA ha alterado las prioridades de un entrenador que se ha encarnado en símbolo de solidaridad y coraje. «Es muy duro no poder estar allí para los que tenemos hijos, familiares y amigos afectados por esta situación. Pero somos gente trabajadora y dura y, aunque parezca difícil, saldremos de ésta», exclamó el pasado día 1, poco antes de comunicar a Osasuna que se trasladaba a la zona cero de la destrucción y el horror.

Ante su emotivo y angustioso llamamiento, Osasuna no sólo le otorgó permiso para marcharse a Valencia, sino que le cedió una furgoneta llena de material que el propio entrenador condujo hasta Massanassa. El agobio no disminuyó hasta que llegó a su casa y pudo abrazar a sus dos hijos y ayudar a sus vecinos a apartar el lodo, retirar vehículos y reconstruir sus casas. Allí, durante una semana ha estado trabajando junto a cientos de voluntarios. También ha escuchado y consolado a las víctimas golpeadas por una riada infernal. Poco después de llegar a la Comunidad Valenciana, su cabeza se olvidó del balón y se centró en socorrer a los más necesitados. Sin embargo, ha mantenido contacto prácticamente diario con su staff en el conjunto navarro.

Dani Pendín, segundo entrenador del equipo, recalcó antes del inicio del Osasuna-Valladolid del pasado sábado que Moreno ha atravesado por una situación extrema: «Vicente está sufriendo mucho por su familia, por sus amigos y por lo que está pasando allí. Tiene ganas de estar allí y de ayudar. Está haciendo lo que puede. Lo conozco bien y está sufriendo mucho, se le ve en la cara».

«un chute de alegría y motivación»

Pendín tomó las riendas del equipo en el partido de la Copa del Rey disputado esta semana. En los últimos días estuvo muy pendiente de su jefe, pero sin agobiarle con cuestiones técnicas. «Él sabe todo lo que estamos haciendo. Ahora lo importante es que se centre en ayudar a su gente», dijo antes de medirse al Chiclana.

Vicente Moreno, que ayer estuvo al frente del entrenamiento de Osasuna realizado a puerta cerrada en las instalaciones de Tajonar, vuelve hoy con su equipo en el partido que le enfrenta al Real Madrid en el Bernabéu. El preparador ya ha comunicado a sus jugadores que al término del encuentro se volverá a su localidad natal para seguir trabajando con el cubo, el cepillo y la pala en la retirada del insoportable fango.

Ayer decidió no acudir a la rueda de prensa previa al partido. Su puesto lo ocupó Pendín, que aprovechó la ocasión para incidir en que la presencia de Moreno en el entrenamiento supuso una recarga de ánimo para el grupo: «Es evidente la alegría que tenemos. Estamos contentos porque Vicente está mejor. Es satisfactorio que haya venido porque es el líder del equipo. Esto es un chute de alegría y motivación».

El fútbol ha pasado a un segundo lugar para un entrenador que está realizando una notable temporada con Osasuna, que ocupa el quinto puesto de la clasificación de la liga. Suma 21 puntos, sólo tres menos que el Real Madrid. Moreno llegó al club pamplonica la pasada primavera tras la marcha de Jagoba Arrasate, un emblema en el club. En su currículo figuran pasos por el Xerez, Nástic, Mallorca, Almería y el Al-Shabab de Arabia Saudí.

«Vuelve cuando quieras»

El valenciano ha contado con el apoyo absoluto de Osasuna en esta última y convulsa semana. «Vuelve cuando quieras», le dijo la directiva del club. Su labor con los damnificados de la DANA ha despertado voluntades solidarias entre los seguidores del conjunto navarro. Así, Osasuna, inmediatamente después de conocerse la magnitud del desastre, contactó con el Ayuntamiento de Massanassa para ponerse a su disposición y colaborar en la reconstrucción de aquellas infraestructuras municipales más dañadas. El club aseguró que contará para ello con la colaboración de Kosner, su principal patrocinador, y de Saltoki, distribuidor en exclusiva de la marca, especializado en materiales de fontanería, electricidad y construcción y que dispone de varios centros en la Comunidad Valenciana. Ha sumado también el apoyo de otros patrocinadores, empresas colaboradoras, jugadores y empleados. Ya se ha enviado una tonelada y media de alimentos.

Osasuna cuenta en su plantilla con un numeroso grupo de jugadores procedentes de la Comunidad Valenciana, como Rubén García, Nacho Vidal, Lucas Torró y Moi Gómez; y otros con una gran vinculación como Aitor Fernández, Juan Cruz o Rubén Peña por haber jugado en equipos de esa Comunidad. El director deportivo de la entidad, Braulio Vázquez, tiene a gran parte de su familia en Valencia y también ha acudido a la zona inundada para ayudar a los damnificados.

El club ha abierto una cuenta bancaria en La Caixa a través de Fundación Osasuna para que todos los socios y aficionados de la entidad puedan colaborar en la ayuda. En esa cuenta, que se mantendrá abierta durante las próximas semanas, ya se han recaudado más de 250.00 euros. Todo es poco, eso lo sabe bien Moreno, para quien ahora el fútbol se ha convertido en algo secundario.