El Dortmund se rehace en Lille para citarse con el Barça en cuartos de final

El Dortmund se rehace en Lille para citarse con el Barça en cuartos de final

La eliminatoria se puso brava en el Stade Pierre Mauroy, pero el Borussia Dortmund ofreció una respuesta a la altura. Ajeno al ruido y al clamoroso error inicial de su portero, el equipo de Nuri Sahin culminó en la segunda parte una remontada ante el Lille que le sitúa en cuartos, donde se medirá al Barcelona. [Narración y estadísticas (1-2)]

El vigente finalista de la Champions no hubiese necesitado siquiera el favor de Sandro Schärer, que estimó como penalti un leve forcejeo en el área entre Thomas Meunier y Serhou Guirassy. Corría el minuto 51 y la hinchada local aún se permitía ciertas euforias, a tenor del 1-0. Sin embargo, el ambiente iba a enfriarse súbitamente cuando el árbitro suizo obsequió al delantero guineano, que celebraba su 29º cumpleaños, con una pena máxima.

No habría opción para Guirassy, porque Emre Can quiso asumir los galones de capitán desde los 11 metros. Tampoco más adelante para aumentar su cuenta anotadora, con 10 goles en 12 partidos, un registro sólo superado por Raphinha. En el primer minuto del añadido, su fantástica volea, tras un control con el pecho, pasó silbando junto al palo derecho de Lucas Chevalier.

El entusiasmo de los jóvenes

En cualquier caso, en poco debe lamentarse el Dortmund, salvo por su atroz primera parte, marcada por la pereza y los despistes. El más grotesco protagonizado por Gregor Kobel, que en el minuto 5 dejó escapar entre sus piernas un tierno remate de Jonathan David. El canadiense, autor del gol de la victoria ante el Real Madrid, parecía cargar de razones al Lille, un grupo muy entusiasta y joven, con cuatro titulares por debajo de los 24 años.

Además, Benjamin André, el capitán de 34 años, empleó su veteranía para neutralizar el acercamiento más peligroso de los alemanes. Una cuádruple ocasión a la salida de un córner en el minuto 19. Aún debió emplear un rato más el Dortmund para afianzarse, bajo la batuta de Pascal Gross, uno de los seis nominados a mejor jugador del mes de febrero en la Bundesliga.

Tras el descanso, el empuje visitante terminó por desestabilizar el esquema de Bruno Génésio. En especial por la izquierda, donde Maximilian Beier hacía olvidar a Jamie Gittens, la joven promesa británica. A poco del 1-1, Kobel se redimió de su pifia con una buena mano ante el remate de Hakon Haraldsson, pero a partir de ahí el vendaval amarillo redujo al Lille a cenizas. Karim Adeyemi, con la zurda, se topó con el travesaño, Beier no supo cabecear un preciso envío de Guirassy, pero en la siguiente acción sí precisó con un remate al ángulo. Ese tipo de oleadas, llenas de vértigo, donde el Barça deberá extremar las precauciones.

El Barça saltó el Muro Amarillo

El Barça saltó el Muro Amarillo

Actualizado Miércoles, 11 diciembre 2024 - 23:37

En un partido eléctrico, el Barça logró un triunfo muy peculiar, que le va a llevar al podio de los octavos. El Borussia fue un incómodo enemigo, aunque nunca aprovechó sus ocasiones y se sostuvo por dos goles en fallos del rival.

Partido tan frenético nos proporcionó la inquietante duda del resultado, mientras se vivía una pasión incontrolable entre un Dortmund que era como un avispa a punto de picarte y un Barcelona que se ha convertido en un ma

Hazte Premium desde 1€ el primer mes

Aprovecha esta oferta por tiempo limitado y accede a todo el contenido web

Si lo prefieres
<!--

¿Ya eres Premium? Inicia sesión

--> <!--

Cancela cuando quieras

-->

Ferran Torres resuelve una noche trepidante en Dortmund

Actualizado Miércoles, 11 diciembre 2024 - 23:12

Hay momentos en que entender a Hansi Flick no es fácil. Encontrar explicación a por qué quita del campo de una tacada el talento de Dani Olmo, el colmillo de Raphinha y el oportunismo de Lewandowski no es fácil. Pero en Dortmund, cuando lo ganado parecía que se le escapaba como agua entre los dedos en una segunda parte desatada, al alemán le funcionó. En la locura, cuando el Borussia se aprovechaba de los pocos errores que cometieron los azulgrana, emergió Ferran Torres para amarrar tres puntos que casi certifican que el Barça estará en octavos. [Narración y estadísticas (2-3)]

No fue una cuestión tanto de suerte como de merecimiento. Mostró este Barça de doble cara la dominadora en el Signal Iduna Park, aunque a los alemanes les costara un minuto forzar el primer córner. Aún no habían engrasado los azulgrana el fuera de juego en el que atraparía una y otra vez a los alemanes. En escenarios gigantes como el dominado por el Muro Amarillo, apareció una vez más el equipo sólido que, por primera vez en la era Flick, también mostró una versión de control y paciencia para ir desajustando al rival poco a poco, sin tanto machetazo.

En esa trampa cayó el Dortmund, incapaz de arrebatarle la pelota, impreciso y salvando el pellejo por la imprecisión del Barça en el área. Dejaron conectar demasiado a Dani Olmo, Lamine Yamal y Raphinha y eso les hizo sufrir mucho durante los primeros 20 minutos.

Presión alta y efectiva

Probó Balde con un centro lateral al que no llegó Raphinha. Le dio réplica Lamine con otro que no cazó por milímetros el capitán brasileño y volvió a probar a Kobel con un disparo lejano. La presión del Barça era altísima y efectiva porque su rival apenas podía correr a su espalda y, cuando lo lograba, caía en clamorosos fueras de juego. Aún así tuvo latigazos para calentar a Iñaki Peña que, aunque la jugada estuviera invalidada, se lucía.

Se estaban gustando los azulgrana y parecía sólo cuestión de tiempo que llegara el gol. Lo falló Raphinha en una ocasión hilvanada entre Olmo y Lamine que envió rozando el palo. El Barça había dejado a un lado su verticalidad para amasar el partido ante un contrario muy ordenado en su área. Pese a la maraña de piernas amarillas, Lamine fue capaz de encontrar el espacio suficiente para armar un zurdazo que obligó a la mejor parada de Kobel. Ese susto hizo desperezarse al Borussia, que se estiraba con Duranville creando problemas a Balde y Gittens a Koundé, dos estiletes en las bandas que debían alimentar a Guirassy. Al guineano le amargó Peña al tapar un cabezazo picado bocajarro pegado al palo.

Todo el control en el que se había recostado el Barça saltó por los aires en la segunda mitad. Sahin echó mano de Yan Couto para intimidar y Guirassy consiguió batir la meta azulgrana, otra vez en fuera de juego. Aún no era aún su momento, era el de un jugador brasileño que lleva el brazalete de capitán tatuado. Raphinha siempre aparece al rescate para dar el picotazo letal. Fue una jugada casi del manual Flick: Pedri roba y protege, encuentra a Olmo que, con un control orientado, lanza al capitán a la carrera entre Can y Schlotterbeck para encarar y batir a Kobel.

Casadó y Ryerson pugnan por un balón.

Casadó y Ryerson pugnan por un balón.AP

La alegría azulgrana de ver en el marcador reflejado su dominio duró un suspiro. Lo que tardó en lanzar una contra el Dortmund y que Cubarsí, en un gesto infantil, derribara de un empujó a Guirassy en el área. No dudó el francés Letexier en pitar penalti que el propio guineano convirtió en el empate.

Fue entonces cuando Flick agitó el banquillo con Fermín y Ferran. También con De Jong, pero el holandés está opaco. Koundé se escapó hasta la línea de fondo y puso un centro en el punto de penalti que golpeó el andaluz ante Kobel. El suizo no embolsó la pelota y apareció Ferran para rebañarla. De nuevo el Barça tenía ventaja en el minuto 75. Y de nuevo no sabría protegerla. Desde el mismo saque de centro nació el empate cuando Gross esquivó la trampa del fuera de juego y le regaló el segundo gol a Guirassy.

No se cansó de remar este Barça y volvieron a asociarse los mejores para evitar que se escapara la proeza de ser el único equipo en asaltar el Signal Iduna Park en tres años, desde noviembre de 2021. Pedri, catalizador, buscó a chispa de Lamine y el joven astro, en otro partido de personalidad, dejó al valenciano franco para batir a Kobel. Bendita locura.

Schlotterbeck, el superviviente del doble desastre que se llevó por delante a Flick

Schlotterbeck, el superviviente del doble desastre que se llevó por delante a Flick

El 23 de noviembre de 2022 fue uno de los días más funestos en la historia del fútbol alemán, estremecido por una derrota ante Japón que precipitaría el adiós a la Copa del Mundo y supondría el primer clavo en el ataúd de Hansi Flick. Aquel 1-2 estuvo a punto de llevarse por delante la carrera de Nico Schlotterbeck, un prometedor defensa de 22 años a quien su seleccionador venía mimando desde las divisiones inferiores. Las críticas, despiadadas, se cebaron con el central, convertido hoy en jugador franquicia del Borussia Dortmund.

El seísmo originado en Doha tuvo su réplica el 9 de septiembre de 2023 cuando Japón propinó otro durísimo 1-4 del que ya nunca se repondría Flick, el primer técnico destituido en la historia de la Nationalmannschaft. Durante aquella noche lúgubre de Wolfsburgo, Schlotterbeck formó también como titular. Esta vez como lateral izquierdo. Su segunda debacle frente a Takuma Asano, autor del 1-3, que ya le había dejado en evidencia en el Khalifa International Stadium. "Se lo pusimos demasiado fácil, sobre todo en la forma en que encajamos. Especialmente el 1-2: no sé si alguna vez se ha marcado un gol más fácil en un Mundial", lamentó entonces Ilkay Gündogan.

El actual delantero del Mallorca había ridiculizado dos veces a uno de los mejores talentos de la cantera alemana. El mismo que cinco meses más tarde disputaría la final de la Champions ante el Real Madrid y que ahora se dispone a ampliar su vínculo con el Dortmund, asciendiendo, de paso, un par de escalones en el escalafón del vestuario. De tercer capitán, tras Emre Can y Julian Brandt, a próximo portador del brazalete.

Balones largos y buenas conducciones

Schlotterbeck piensa renunciar a contratos más jugosos siguiendo el consejo de Robert Schneider, el agente que ya guio los últimos años de Lothar Matthäus y Oliver Bierhoff. Zurdo de gran prestancia, destaca por su excelente manejo, especialmente en los balones largos. Durante la última Champions fue el segundo central con más pases que rompieron la línea rival (132), sólo por detrás de su compañero Mats Hummels (133). En la pasada Bundesliga lideró dos apartados estadísticos: posesiones ganadas (245) y metros conduciendo el balón (4.690), con amplia ventaja sobre Xavi Simmons, segundo con 3.890 metros.

"Tiene mucha confianza en sí mismo y sabe lo que hacer con el balón", dijo Flick en mayo de 2022, nada más convocarle por primera vez con la absoluta para un partido oficial. A los 22 años y seis meses, Nico debutaría en la segunda jornada de la Nations League ante Inglaterra (1-1). No se trataba de un amistoso cualquiera en Múnich, dado que aquella noche Flick ensayó por primera vez con una línea de tres centrales. Desde el primer minuto, Schlotterbeck evidenciaría su calidad en ataque como las carencias a la hora de guardar la espalda. Un pecado mortal para el actual técnico del Barça, que mecaniza cada movimiento en busca de la perfección defensiva.

"Implica muchos riesgos"

Con cartel de favorito, el líder de LaLiga visita hoy el Signal Iduna Park, guarida de un Borussia demasiado irregular en la Bundesliga, pero que ha sabido optimizar su superioridad ante Brujas, Celtic, Sturm Graz y Dinamo Zagreb. No hay demasiada fe con Nuri Sahin en el banquillo, pero tras la venta de Niclas Füllkrug al West Ham, la leal Südtribüne empieza a acostumbrarse a los goles de Jamie Gittens y Serhou Guirassy. Nada resulta sencillo tras el éxito del pasado curso y las despedidas a Marco Reus y Hummels. Ahora se precisa de un paso al frente de Schlotterbeck.

El viejo Westfalenstadion vibró el pasado 29 de junio con su ídolo, titular con Alemania en el cruce de octavos de la Eurocopa. Nico sustituía al sancionado Jonathan Tah y completó ante Dinamarca 90 minutos a la altura, con asistencia incluida para el 2-0 de Jamal Musiala. «Mi forma de jugar implica muchos riesgos. En los últimos tiempos he intentado minimizarlos, aunque he metido la pata dos o tres veces», admitió durante una entrevista con el Westdeutsche Allgemeine Zeitung. Schlotterbeck, por el que el Dortmund pagó 25 millones al Friburgo en 2022, bien vale hoy tanto riesgo.

La historia derrota al juego en el Bernabéu con un Vinicius imparable ante el Dortmund

La historia derrota al juego en el Bernabéu con un Vinicius imparable ante el Dortmund

El carro se transformó en cuadriga con el sonido seco del latigazo que el coliseo blanco espera, paciente, por mala que haya sido la noche. Es el latigazo del gol. Lo soltó Rüdiger, un tipo con aspecto de gladiador que llegó hace poco tiempo a la verde arena, pero contagiado ya de lo incomprensible. Lo incomprensible sucede en el Bernabéu. Lo incomprensible es lo que se preguntan los jugadores del Borussia Dortmund. Lo incomprensible lo personifica Vinicius, dueño de un hat trick que precede a su Balón de Oro. Noches como ésta lo explican.

La historia dice que cuando ese latigazo se escucha en esta grada, la victoria llega por la ley de la naturaleza, como el verano sucede a la primavera. A la historia, sin embargo, hay que acompañarla. El Madrid lo hizo con el alma y el Bernabéu, con la liturgia, para superar a un rival que había sido mejor con la pelota. Ahora queda acompañarla con el juego, aunque el juego, hoy, parezca algo que nada tiene que ver con el Madrid, con lo que acontece en el Bernabéu. También es fútbol.

Vinicius logró un empate que parecía imposible después del dominio incontestable del Dortmund, plasmado en dos goles de ventaja al descanso. En el segundo tiempo, el Madrid consiguió cinco, tres del brasileño en total, una de esas remontadas que quedan para el recuerdo, una más, aunque no tenga la trascendencia de otras. Queda mucho para los títulos. El final del brasileño, un demonio, resultó incontenible para un rival que no cayó jamás, que obligó a lo mejor a Courtois y que incluso hasta los últimos minutos pisó el área contraria. No pudo, sin embargo, con la escena, ni con Vinicius.

Mbappé frente a Vinicius

Mbappé observó la crecida de Vinicius como un subalterno. Fue importante en el centro del primer gol a Rüdiger, clave, y en el trámite del segundo, pero fue uno más. Más peso tuvo Modric, titular después de iluminar al Madrid en Vigo, porque Ancelotti necesita un auriga, aunque sea un viejo auriga, para poner a correr a los 'purasangre'.

El papel de Vinicius es el que debía corresponder a Mbappé, o eso debe pensar el francés. En ese duelo debe encontrar una motivación. Vinicius le dará todos los pases posibles, pero no le va a dar un metro en el pulso de ídolos y de egos cuando toque el oro. Será el lunes.

Mbappé apareció en el centro del área, un lugar donde no explota sus mejores condiciones, la carrera al espacio. La posición de delantero centro no le beneficia. Ancelotti no es el primer entrenador que lo sitúa en el área, ya lo hicieron Deschamps o Luis Enrique. La decisión es el resultado de la optimización de recursos, al dejar la banda izquierda a Vinicius, como el PSG o Francia sucedía con Barcola o Dembélé. Una volea en los primeros minutos, desviada por un defensa, fue de lo poco que el francés pudo encontrar en el primer periodo. Sus cualidades piden espacio para activar su físico, para explotar en la carrera, el desborde y el gol. Por supuesto que tiene calidad para hacerlo como delantero centro, pero es en el primer rol en el que es mortal pero no único, no con Vinicius. El área puede acercarle al gol, pero también le acerca a la prisión.

Ancelotti ha repetido que Mbappé y Vinicius tienen libertad para moverse en el frente de ataque. Frente al Dortmund no lo hicieron inicialmente, estáticos, lentos. Eso provocó que el Madrid jugará en exceso al pie, en lugar de hacerlo al espacio, hecho que facilitó el trabajo defensivo del Dortmund. Ryerson, en la derecha, lo hizo con una solvencia sorprendente, dado que suele ser la zona cero para un rival del Madrid, al tratarse de la banda por la que encara Vinicius y a la que cae Mbappé.

Inacción por falta de plan

A Vinicius y Mbappé les acompañaba Rodrygo, titular en el regreso de Ancelotti al 4-3-3, después de la mala experiencia, pese a la victoria, con los tres centrales en Vigo. Modric, clave en ese triunfo, volvía al once en un centro del campo, junto a Valverde y Bellingham. Ni Tchouaméni ni Camavinga. La experiencia no funcionó, con un dominio total de Nmecha, Sabitzer y Brandt durante la primera hora. Nmecha dio un curso de mediocentro y Brandt estuvo en todas partes. La razón no era únicamente su calidad, sino también la inacción del Madrid. Inacción por falta de plan, de ideas y, especialmente, de presión, agresividad y velocidad con la pelota. Sin presión alta, el Madrid replegaba frente a un rival que tocaba y tocaba hasta hacer eternas las posesiones.

Ese planteamiento no es el que corresponde al Madrid, pero, en cualquier caso, únicamente tiene sentido con una eficacia defensiva altísima. No la tiene el conjunto de Ancelotti y al Dortmund le costó poco, muy poco, demostrarlo. Llegó al área y encontró en las dudas de Lucas Vázquez una mina. Tras una de sus pérdidas, Gurassy cedió a Malen para abrir el marcador y, más tarde, el lateral no pudo anticiparse a Gittens en un centro.

Lucas Vázquez pudo resarcirse con su gol, tercero del Madrid, después del empate. El hueco dejado por el lesionado Carvajal no es cualquier cosa, porque aportaba mucho más que un lateral. De lo que sucedió después del latigazo de Rüdiger, con Vinicius desencadenado, sabe mucho Carvajal. De lo que pasó antes, hay que preguntar a Ancelotti. Mejor antes del clásico.

La venganza de Nuri Sahin: alumno de Klopp, máster en Harvard y el sueño del '5' del Madrid

La venganza de Nuri Sahin: alumno de Klopp, máster en Harvard y el sueño del ‘5’ del Madrid

Nuri Sahin (Lüdenscheid, 1988) sabe de herencias. Fue uno de los primeros en ponerse el '5' de Zidane en el Madrid cuando todavía nadie había sido capaz de portarlo durante varios años seguidos y este año ha asumido el banquillo del Borussia Dortmund, último finalista de la Champions. Después de Cannavaro y Gago, le tocó el '5' a él. Era 2011 y Mourinho le había elegido como centrocampista clave para el futuro del Madrid. Tenía 23 años y todo para triunfar, pero las lesiones lastraron su paso por un Bernabéu al que hoy regresa para clamar venganza: la suya personal y la del Dortmund, que hincó la rodilla en Wembley ante los blancos el pasado mes de junio.

Sahin fue el cerebro del éxito del cuadro alemán la pasada temporada. Llegó en diciembre para ser el asistente de Edin Terzic, pero su inclusión fue clave en el devenir de la campaña del cuadro alemán. Tanto que la directiva no dudó en darle el puesto cuando decidió terminar con la etapa de Terzic. No ha cambiado mucho el panorama en Dortmund, porque el conjunto minero lidera la Champions con dos goleadas en dos partidos: 0-3 al Brujas y 7-1 al Celtic.

Cuentan en Dortmund que a Sahin no le ha temblado el pulso y que lleva los galones de entrenador en la sangre. Habla cinco idiomas, clave en un vestuario multicultural, e incluso un master en Gestión Deportiva en la Universidad de Harvard, logros académicos que ha acompañado a su propia experiencia futbolística. La positiva y la negativa.

Porque la carrera de Sahin no se entiende sin el sufrimiento por las lesiones, circunstancia capital para que a los 36 años ya sea entrenador de máximo nivel. Después de su corto paso por el Madrid y tras fracasar también en el Liverpool, volvió a su casa, a Dortmund. Allí arrancó con buen pie pero en la tercera temporada volvió a sufrir una grave lesión de rodilla. Tenía 26 años y se acercó del todo al aprendizaje para los banquillos.

Una lesión, 'clave' en su aprendizaje

Tanto en Alemania como en España, Sahin era uno de esos jugadores con mente de entrenador. Solía apuntar ejercicios y discursos en una libreta y sus problemas físicos le llevaron a acelerar sus lecciones para ser técnico. «Con esa lesión empecé a disfrutar pensando en tácticas, sesiones de entrenamiento, reuniones, análisis de vídeo... Todas estas cosas relacionadas con el entrenamiento», admite. Se hizo cargo del equipo de su niñez, el Meinerzhagen, mientras se recuperaba de su lesión en el Dortmund, y comenzó a deslizar su interés en poner fin a su carrera. Dejó el Borussia y fichó por el Antalyaspor turco, y sólo necesitó un año y medio para que le ofrecieran dar el salto del campo al banquillo. Así lo hizo. 24 meses después, volvió a Dortmund.

Su buen hacer en Turquía llamó la atención del Dortmund, que a mitad de la pasada temporada le ofreció el puesto de asistente. Era un mensaje claro: querían que fuese su siguiente entrenador. Seis meses y una final de Champions más tarde, Sahin aterriza en el Bernabéu convertido en técnico.

Alumno de Klopp, admite que conversa de forma constante con él y que le pide consejos. Admira la presión de sus equipos y la motivación que fue capaz de darle a sus vestuarios. Ambos, técnico y futbolista, lograron juntos la histórica Bundesliga de 2011.