Jesús Gallego: "Si Clemente y yo no nos pegamos fue sólo porque se metieron por medio los de seguridad"

Jesús Gallego: “Si Clemente y yo no nos pegamos fue sólo porque se metieron por medio los de seguridad”

Jesús Gallego (Jaraicejo, 1968) lo ha visto todo. Desde muy cerca. Soldado en la guerra entre la SER y García hasta casi llegar a las manos, parte del núcleo duro que se marchó a la COPE… sin ofrecerle acompañarlos, director de ‘Carrusel Deportivo’ de 2014 a 2016 de donde salió por no ceder ante la empresa, testigo directo de los altos y bajos de la tele y, ahora, feliz presentador de ‘Hora 25 Deportes’ y novelista debutante, con ‘Herencia’, sobre los tiempos agitados de la Transición.

"Es una cosa que tenía en la cabeza desde hace tiempo, pero no me había puesto. En el verano del 23 terminó mi etapa televisiva, me encontré con que tenía tiempo libre y decidí lanzarme. Estuve leyendo libros que me faltaban de Vargas Llosa, que es una referencia para mí, y Juan Gabriel Vásquez, que es la hostia, y decidí que tenía que escribir algo. Me ha salido una cosa que ni yo mismo esperaba, sinceramente", explica.

Música indie, política, libros… Siempre te has movido en zonas no demasiado transitadas por el periodismo deportivo.
Creo que sigue habiendo ciertos prejuicios dentro de la profesión. Recuerdo que había un estigma y decían de ti despectivamente: "Ese lee libros". Dentro de la fauna periodística cada uno tiene sus señas de identidad y no tienes porqué renunciar a ellas. Desgraciadamente, creo que las nuevas generaciones, tanto en el periodismo deportivo como en la sociedad, han leído menos libros que las nuestras. Hubo un momento muy bueno en que, siguiendo el ejemplo de Segurola, empezó a parecer gente que escribía muy bien de deportes. Ahora faltan figuras como esas, no las veo surgir. También es cierto que entonces a menudo se decía "parece Segurola" como insulto. Joder, a mí me dicen que parezco Segurola y doy palmas. Ahora las pantallas, internet y las redes sociales han provocado una involución donde se ha priorizado el titular llamativo, breve, conciso y, si puede ser, hiriente y esa figura del periodista más reflexivo, que se recrea en el lenguaje, ha ido desapareciendo. Ojalá vuelva porque es necesario.
Llevas ya ocho años haciendo ‘Hora 25 Deportes’. No sé si es lo que esperabas porque cuando te lo dieron, tras ‘Carrusel Deportivo’, parecía un paso atrás.
Cuando cogí este programa no tenía la sensación de que fuera un proyecto a largo plazo. Salí de ‘Carrusel’ porque no llegamos a un acuerdo económico y yo no quería seguir currando los fines de semana si no estaba a gusto. Me quemé bastante y esto lo vi como una pausa, iba a empezar a hacer tele otra vez con ‘El Golazo’ y me venía bien otro ritmo, pero con el tiempo me he ido sintiendo muy cómodo, tengo una relación guay con Aimar Bretos y estoy realmente bien en ese tramo horario y en ese formato de media hora de muchas noticias, pero dando también opinión.
¿Te lo tomaste como un castigo al principio?
Un castigo no, pero sí un retroceso. Los dos años que hice ‘Carrusel’ subió un 15% la audiencia del programa. La SER estaba encantada y quería que siguiera. Me hizo una oferta, pero yo no me sentí bien tratado entonces y no la acepté. ‘Carrusel’, ‘Tiempo de juego’ o como se llame en cada cadena es el programa más duro que hay en la radio y no está reconocido. Es infinitamente más duro que hacer un programa diario de hora y media o dos horas como ‘El Larguero’ porque estar ocho o nueve horas manteniendo esa intensidad es agotador y dificilísimo. Había días que salía fulminado del programa y, además, lo haces sábados y domingos, pierdes enteros los dos días en los que la gente hace la vida. Los cumpleaños, las barbacoas, las fiestas, las resacas, el amor, la vida familiar… Todo pasa el fin de semana y tú te lo pierdes. Yo estaba muy quemado vitalmente y necesitaba un respaldo de la empresa que no sentí. Ahora entiendo lo que sucedió: la SER estaba pendiente de que De la Morena se iba, dieron por hecho que yo seguía en ‘Carrusel’ y como estaban con el otro problema más gordo no prestaron mucha atención a lo mío.

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Y se estropeó todo.
Claro. Es comprensible a nivel empresarial, pero a nivel personal tú piensas en lo tuyo. Yo me estaba matando, los resultados eran buenos y nos enzarzamos en una negociación agria. No hubo un acuerdo y yo me acogí a una cláusula que puso la empresa cuando me dio ‘Carrusel’ por si los resultados eran malos. Decía que si en dos años no continuaba, volvía a mi anterior situación contractual y punto. Entonces eso es lo que hice.
¿Te arrepientes de no haber cedido?
Hubo un tiempo que tuve dudas de si me había equivocado y fue jodido porque todo el mundo interpretaba: "Hostias, se han cargado a Gallego". Estar explicando todo el rato que no era así, que no es porque fuera mal el programa, era un coñazo y te jodía un poco en el orgullo, pero con el tiempo me he dado cuenta de que para mí ha sido un crecimiento. He tenido otras experiencias porque hacer ese programa constriñe tu vida en todos los aspectos, mentalmente supone un esfuerzo tan brutal que no existe nada más.
¿Cómo puede llevar Paco González más de 30 años haciéndolo?
Porque es muy bueno y porque sólo ha hecho eso. El talento creativo de Paco González, que es enorme, lo ha dedicado exclusivamente a ese carrusel que se inventó en la SER, todo ha estado ahí y no ha podido crecer en nada más. Paco hubiera podido funcionar en la tele, en un programa de entrevistas, en cualquier otro formato, pero cuando estás metido en eso no puedes hacer nada más. No hay forma.
¿Siempre quisiste ser periodista deportivo o fue azar?
Fue casual. En el verano del 90, estaba en cuarto de carrera, me parece e hice las pruebas de la SER. Eran 70 preguntas tipo test de sociedad, política, internacional... A mí me gustaba el deporte y escuchaba a De la Morena, primero a las tres de la tarde y luego ya en ‘El Larguero', pero no quería hacer Deportes. Lo que sucedió es que me seleccionaron y me hizo una entrevista Luis Fernández, que era director de Informativos y luego sería presidente de RTVE. Me preguntó qué me gustaría hacer y yo le dije lo típico: el ‘Hoy por hoy’ de Iñaki Gabilondo, el ‘Hora 25’ de Carlos Llamas, los deportes... Ahí se le iluminó la cara porque se había ido una parte de la redacción a Canal+, Alfredo Relaño, Chus Galán, Carlos Martínez, Chus del Río… Había hueco y necesitaban gente. Y me preguntó otra cosa que te explica bien cómo veían entonces los Deportes en la SER.
¿Qué te preguntó?
Que si yo escuchaba los deportes de la SER y cuando le respondí que sí, que escuchaba ‘El Larguero', me dijo: "Pero qué vas a escuchar ‘El Larguero’, tú escuchas a García como todo el mundo". Flipé con que el director de Informativos de la SER me dijera eso. El caso es que me mandó a Deportes y esas circunstancias condicionaron mi vida completamente. Es acojonante. Evidentemente eso me ayudó a crecer porque había huecos. Si no, quién sabe, a lo mejor estás tres meses y a la calle.
Ese ambiente de redacción joven contribuyó a crear el grupo de amigos que fue durante muchos años Deportes de la SER.
Efectivamente. Una de las cosas que fue fundamental es que la diferencia de edad con Lama y Paco, que eran los líderes allí, no era tan grande. Ellos habían llegado muy pronto a ser top, pero tenían muy pocos años más que yo, así que había una coincidencia generacional que ayudó a que todo fuera fácil. Currábamos, hablábamos, salíamos y nos divertíamos. Ellos eran los cracks y nosotros estábamos llegando, pero éramos un grupo de amigos. Y encima surgió la guerra con García que nos unió aún más. Yo entré justo cuando sancionaron y apartaron de la radio a De la Morena porque contestó a García en antena y le llamó de todo. En su ausencia, ‘El Larguero’ lo hacía Paco y en aquella época me pasaba el día entero en la radio. Iba a la Ciudad Deportiva del Madrid por la mañana, enlazaba con SER Deportivos a mediodía, luego el programa de Lama por la tarde y acababa con ‘El Larguero’, Estaba todo el puto día en la radio y era feliz, pese a que luchar contra García era muy difícil y desagradable.
¿En qué sentido?
En que te la clavaba todo el rato. Quedabas con un tío que era protagonista porque habías tenido la suerte de llegar primero al sitio donde estaba, le habías dicho que le íbamos a llamar por la noche y había aceptado. Luego le presionaban, se echaba atrás y entraba con García. Eso te jodía muchísimo y la frustración generó una unión que nos hizo muy guerreros y muy luchadores. Aquello empezó a ser una guerra contra García, volvió De la Morena con su manera de ser y le plantó cara y fue creciendo hasta que, casi sin darnos cuenta, estábamos por encima. Fue un despliegue tremendo.
Se ha mitificado mucho aquella guerra, pero también hay voces críticas que dicen que fue muy negativa para el periodismo. ¿Cómo lo ves habiéndolo vivido desde dentro?
Creo que todo el mundo sobrepasó líneas que no se debían haber sobrepasado. Era una situación muy encrespada desde el inicio porque García era un personaje, no nos engañemos, que desde sus inicios había basado su éxito en que en España estaba él y sólo él. Hace poco, en un documental, cuenta cuando secuestraba a los protagonistas. Llegaban a Madrid, los cogía, los encerraba y se acabó. Era él y era su exclusiva.Cuando tienes eso enfrente, acabas utilizando las mismas armas para defenderte. En aquella época de reportero pasé muy malos ratos porque la presión y la competitividad no eran sanas. No me gustaría que las nuevas generaciones vivieran eso.
¿Tú también actuaste de manera inapropiada?
No. Siempre he tenido muy buena relación con los reporteros de García y me he llevado fenomenal con Pipi [Estrada] y el resto. Digamos que el enfrentamiento que había entre De la Morena y García, de insultarse el uno al otro, no podíamos permitir que llegara a donde estábamos nosotros, que era juntos en la banda y en los entrenamientos, porque eso hubiera derivado en cualquier cosa, incluso en agresiones. Yo siempre intenté asumir la derrota. Llega un momento en que hay que ceder y si has perdido, has perdido. Lo que me jodía era ganar y que me robaran por la puerta de detrás. Te sentías muy frustrado. Creo que aquella fue una etapa increíble de la radio española, con momentos muy emocionantes, pero ojalá no se vuelva a repetir porque muchos periodistas lo sufrieron y lo sufrimos.
La guerra principal derivaba en otras colaterales, como la de Javier Clemente. En su episodio más tenso, llegaste a las manos con él en la Eurocopa del 96.
La situación estaba muy caliente porque ‘El Larguero’ ya era líder y Clemente era un personaje entregado a García. Yo no podía con que en las ruedas de prensa previas a los partidos le preguntásemos por el planteamiento, nos dijera que no nos iba a dar la alineación a nosotros, que se la guardaba para los futbolistas y, por la noche, García dijera el once cada vez. Me encabronaba muchísimo y al día siguiente me dedicaba a calentar a los veteranos como Iñaki Cano, Manuel Esteban o Enrique Ortego . Les decía: "Clemente se ha meado en vosotros, luego estáis en los corrillos con él haciendo bromas, no os cuenta nada y se lo dice todo a García, os ha humillado…".. Les ponía la cabeza como un bombo porque yo contra eso me rebelaba. Y ese mal rollo explota en la Eurocopa.
¿Cómo y por qué?
El detonante fue que, los días antes de los partidos, la selección entrenaba a puerta cerrada en el campo del Leeds y yo, a través de un amigo, había conseguido ver los entrenamientos. Clemente llegaba, ensayaba con Alkorta en el centro del campo y yo lo veía. Entonces, por joderle, en la rueda de prensa le preguntaba directamente: "¿Por qué mañana va a jugar Alkorta en el medio?". Él se ponía negro y los jugadores también, porque pensaban que había uno que me filtraba. Eso fue creando una tensión hasta el último partido del grupo. Logramos pasar a la siguiente fase con el gol de Amor y yo estaba en la zona mixta entrevistándole cuando pasó Clemente, me dio una hostia en el micrófono y dijo delante de todos: "Amor, no hables con estos hijos de puta".Me soltó la mano y, claro, con la tensión le llamé cabrón, me fui a por él y se montó el número. Si no nos llegamos a pegar fue sólo porque se metieron por medio los guardias de seguridad.
Luego, Lama y Paco querían irse a por él.
Sí, sí, claro. Piensa que todo esto lo estaban escuchando porque estábamos en directo. Fue súper desagradable, no lo disfruté y me convertí en protagonista esos días sin querer serlo. Fue difícil porque luego los jugadores de la selección con los que yo tenía relación del Real Madrid, como Alkorta o Cañizares, me evitaban porque no querían problemas. Una situación muy jodida. Recuerdo que me llamaron de ‘Esta noche cruzamos el Mississippi’, que era un fenómeno de la hostia, querían mandarme una cámara y estuvieron una hora intentando convencerme, pero estaba hasta los huevos del tema y dije que no.
Jesús Gallego posa para la entrevista.

Jesús Gallego posa para la entrevista.Alberto Di Lolli

Y tras todas esas vicisitudes, llega 2010. El despido de Paco González de la SER y la separación. ¿Cómo lo recuerdas?
Todo empezó, el día de la final del Atleti en la Europa League, con algo que no entendimos ninguno. Por más que hubieran discutido, no tenía sentido que apartasen a Paco del programa porque se habla siempre mucho de ‘El Larguero’, pero el ‘Carrusel’ de Paco González era un fenómeno exactamente igual. Iba como como un tiro y, de pronto, estalla esto. El director de la SER quería que se hicieran unos programas de cara al público durante el Mundial y Paco, que se había ganado ya de sobra un estatus, dijo que él no los iba a hacer porque ese tipo de carruseles son un coñazo, que es cierto. Se calentó la cosa, hubo un enfrentamiento y apartaron a Paco de antena, que es como si Fernando Alonso un día decide que no hace unos entrenamientos y le quitan el coche. Fue un error, pero como nadie lo paró, fue creciendo, llegó el despido y todo lo que vino después ya es consecuencia de esa mala gestión inicial de la radio. Fue una puta locura.
Y en lo personal, ¿cómo viviste esas semanas?
Me comí un marrón importante porque le quitaron a Paco el ‘Carrusel’ de la última jornada de Liga, alguien tenía que hacerlo y el director de la SER me lo mandó a mí. Pedí consejo a Manolo [Lama], porque Paco estaba desconectado y era muy difícil hablar con él, y me dijo que no montásemos más lío y lo hiciera. Quedó bien, no por mí sino porque estaban Pepe Domingo y el resto del equipo y aquello funcionaba solo, y la radio me dijo que también querían que lo hiciera en el Mundial. La verdad es que no sabía qué hacer porque Paco o gente del grupo se lo podía tomar como una traición y yo no quería eso.
¿Qué hiciste?
Volver a preguntar a Manolo, con el que tenía una relación especial de haber viajado 15 años juntos, y además era el que estaba allí. Me dijo: "Pídeles una pasta, hazlo y ya está". Y fue lo que sucedió. No fue fácil porque el ambiente era raro, malo. Yo estaba centrado en hacerlo bien y que no se notaran la tristeza y la tensión, pero me daba cuenta de que había gente ya que estaba con la cabeza en otra parte. Los programas salieron bien, no hubo ningún problema, pero cuando terminó aquello todo el mundo había decidido quién se iba y quién se quedaba.
¿Tú también?
Bueno, es que yo no llegué a tener la opción de irme, ni siquiera negociamos, y la SER, por su parte, quiso que me quedara.
Pero para la temporada 2010-11 no te dieron el ‘Carrusel’ tras haberte comido el marrón inicial. ¿Por qué?
Durante el Mundial tuve reuniones con la dirección donde me decían que lo estaba haciendo muy bien, que iban a quedar huecos libres, que tenían que saber qué quería hacer yo… Pero yo les dije en todo momento que no iba a decidir hasta que acabase el torneo porque, esa es la verdad, también tenía en la cabeza que a lo mejor me iba a la COPE con Paco y Manolo, que me iban a hacer la oferta, con lo cual yo no estuve ahí hábil para asegurarme ‘Carrusel’.
Sinceramente, siempre pensé que sí te habían ofrecido irte con ellos.
No. No tuve ni la opción.
¿Sabes por qué no te lo ofrecieron?
No lo sé y me lo he preguntado, pero sus razones tendrían. Luego he trabajado muchos años con Manolo en la tele y ni siquiera se lo he preguntado porque es un tema que ya había pasado y tampoco iba a quemarme la sangre con ello.El caso es que no tuve una oferta para irme a la COPE y en la SER decidieron apostar por Javier Hoyos, con lo cual yo seguí haciendo mi programa y debí ser de los pocos que no sacó nada de todo el lío. Me sorprendió un poco, pero tampoco podía hacer más.
¿Con Paco González has vuelto a hablar?
Sí, tenemos trato. Indudablemente la relación ya no es la de antes, es normal. Con Manolo he mantenido la amistad porque me llamó para para ‘El Golazo’ y he estado con él cinco años aprendiendo y pasándomelo que te cagas. Con Paco mantengo contacto, nos mensajeamos de vez en cuando sobre asuntos personales y hay un cariño eterno porque he aprendido de quien he aprendido, pero la relación de amistad cómplice que teníamos en la SER se ha perdido.
Ahora no estás haciendo tele, ¿lo echas de menos?
Hombre, económicamente… [risas]. A cambio, me he puesto a escribir, que me llena muchísimo. Fíjate que yo no empecé en la tele en deportes, sino haciendo el programa de actualidad, ‘Te vas a enterar’, en Cuatro, en 2012. La verdad es que el formato iba muy bien, pero cometimos un error y es que el director mandó una cámara a un escrache en la casa de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, y se montó un pollo en Mediaset que ya vi que el programa estaba en peligro. Ese verano, cuando me fui de vacaciones, la productora me dijo que tenía la posibilidad de irme a ‘Deportes Cuatro’ y yo no quería, porque me encantaba ese programa, pero me dijeron que, viendo el panorama, mejor lo cogiera. Estuve un año haciendo el informativo por la tarde y estaba todo bien, pero entonces me convencieron de coger ‘Carrusel’ y lo dejé porque no podía compatibilizarlo.
Volverías, ya en 2016, a ‘El Golazo’.
Sí, la verdad es que esos años con Manolo fueron la hostia. Más allá de los datos de audiencia, que eran muy buenos, por lo que más cariño tengo a ese programa fue por el buen rollo, la sensación de que no había jefes, que todos éramos iguales, el ambiente familiar que era parecido al que de la primera época de la SER. Cuando me fui de ‘El Golazo’ lloré a lágrima viva.
¿Y por qué te fuiste?
Porque la oferta de Movistar era irrechazable, pero me follaron en un año [risas]. Me fichó un director, al año lo pasaron a otro departamento y trajeron uno nuevo que se cargó al que había fichado su antecesor. Un clásico. Nos reunimos y yo le daba opciones y le planteaba propuestas, más que nada porque había dejado otro curro por ellos y me largaban al año, hasta que al final me dijo textualmente que es que quería poner por mí a una chica joven y atractiva.
¿A quién pusieron?
A Lucía Villalón.
Pese a todo, eres razonablemente optimista con el estado del periodismo deportivo.
Sí. Tú eres muy crítico con el panorama, pero yo no tanto. En realidad creo que es el mismo periodismo deportivo de siempre, con un espectro muy amplio en el que hay cosas mejores y cosas peores. Lo único que es claramente peor es lo que se paga a los chavales, pero en cuanto a los contenidos sigue habiendo mucho entre lo que elegir. Lo que pasa es que los formatos de bufanda, a rebufo de ‘El Chiringuito’, han crecido bastante y hay menos reductos de ese periodismo más sosegado y más analítico. Yo echo mucho de menos a un tipo como Michael Robinson, ese fenómeno comunicador que tenía gracia sin ser bufandero, que informaba en serio sin ser aburrido, que era culto sin ser elitista. Era la figura perfecta. Pero ha entrado gente nueva, esos que algunos llaman panenkitas, y han explotado los podcasts… No sé, es un aire fresco que a mí me gusta. Yo disfruto con el panorama.
En realidad, estas renovaciones son cíclicas.
Claro. Hoy hay mucha gente esperando a Pedrerol como antes había mucha gente esperando a García. Hay un punto de envidia ahí hacia el que tiene éxito. Lo que me molesta es que desde Barcelona se nos equipare con ‘El Chiringuito’ a todos los que trabajamos en Madrid. Todos somos caverna y te hablan siempre en segunda persona del plural: "Vosotros decís que el Madrid todo lo hace bien". A ver, lo dirán unos sí y otros no. Si yo tengo que decir que el Madrid hace el ridículo no yendo al Balón de Oro, que es una cagada brutal y que han tirado el prestigio del club por los suelos, lo digo y me toca los cojones.
¿Cómo ves su denuncia de una campaña arbitral contra él?
No olvidemos que ha sucedido algo sustancial en los últimos años que es el caso Negreira. Eso ha sido muy duro, me ha cambiado la perspectiva y no puedo abstraerme por más que piense que Florentino y Real Madrid TV se pasan y deberían cortarlo. Bien, pero lo realmente grave es que el Barcelona pagó 17 años al vicepresidente de los árbitros y mientras eso esté sin castigo, todo lo demás es secundario.
Manu Sarabia denuncia el 'mobbing' de Clemente: ''Llevo 40 años sufriendo su acoso''

Manu Sarabia denuncia el ‘mobbing’ de Clemente: ”Llevo 40 años sufriendo su acoso”

Que un ex futbolista escriba un libro es algo atípico, que lo escriba a cuatro manos con su esposa es inaudito y que en esa obra denuncie el acoso laboral de un ex seleccionador nacional es impactante. Eso es lo que hace Manu Sarabia (Gallarta, 1957) en Chaval, ¿quieres venir al Athletic?, editado por Al Poste. El que fuera ídolo del equipo vasco en la década de los 80 alza la voz para acusar a Javier Clemente de mobbing.

El talentoso delantero, ganador de dos Ligas, una Copa del Rey y una Supercopa, sostiene que el técnico le discriminó e intentó que le traspasaran y se enemistara con sus compañeros. «Este libro es la historia de mis vivencias. El fútbol ha condicionado toda la vida. Tengo buena memoria para recordar partidos, goles, jugadas, no sólo las mías, sino las de otros. Mis compañeros me decían que todo eso debía contarlo en un libro y eso he hecho, en colaboración con mi esposa [Begoña Armesto], que es más inteligente y tiene más formación que yo», explica el ex jugador.

La Pantera Rosa, que cautivó al público por su técnica y dribbling, reconoce que lo más morboso del libro es el relato de su «affaire» con Javier Clemente. El técnico y el delantero se vieron envueltos en un conflicto (hubo una pugna de egos y de acusaciones de falta de profesionalidad), lo que provocó una fractura en la afición del Athletic: «Llevo sufriendo su acoso durante 40 años. Ha sido mucho tiempo de aguantar las cosas que él contaba, y hubo un momento en el que dijimos 'Ya basta'. No podía admitir que yo quedara para la historia como el responsable de la etapa más crispada del Athletic, cuando yo fue la víctima. Han sido 40 años en los que he sufrido ataques, insultos e infinidad de cosas. En 2017, mi mujer y yo decidimos contarlo».

El legado del abuelo

Sarabia asegura que ha tardado siete años en escribir el libro porque ese «affaire» provocó algunos frenazos y que el impulso definitivo fue ser abuelo: «Cuando eres aitate llegas a otro nivel. Yo tengo dos nietos, Luca, que vive en mi casa y que en enero hará tres años, nació el mismo día que yo [día 9], y Mikaela, que tiene un año y está en Andorra. Cuando eres abuelo piensas en el legado que dejarás; quieres ser una referencia para ellos, ser un ejemplo y educarles de la mejor manera. Hay momentos en los que piensas que ellos pueden hacerte preguntas basadas en falsedades y por eso decidí explicar lo que pasó».

Sarabia asegura que varios compañeros han intentado que hiciera las paces con Clemente, pero resultó imposible. «Su acoso no terminó cuando le destituyeron del Athletic [en 1986]. En el libro se explica cómo en años posteriores tuve que aguantar sus mentiras, contradicciones y manipulaciones. Llevo 40 sufriendo su acoso, esos detalles están relatados en el libro. Toda esa información, con artículos de prensa, opiniones, entrevistas, cintas de casetes, la teníamos guardada durante años. Todo está perfectamente argumentado y descrito».

En Chaval, ¿quieres venir al Athletic? también se refleja la pasión de Sarabia por un deporte que le atrapó por completo: «Desde que firmé mi primera ficha federativa, con 12 años, sólo pensaba en que llegara el domingo para jugar. Muchas veces, el futbol ha estado por encima de la familia. Me he sentido un privilegiado por hacer lo que me gustaba. Esa sensación de debutar con el Athletic y jugar con tus ídolos de chaval, como Fidel Uriarte, Txetxu Rojo e Iríbar, es muy difícil de superar. Las palabras se quedan cortas para describir ese instante».

«He tenido la suerte de participar en momentos muy importantes del Athletic, como ganar Liga, Copa y Supercopa. Inolvidables fueron el 12-1 a Maltay el día de mi homenaje. Todo eso no hubiera llegado sin mis padres y hermanos, que se sacrificaron por mí... Siempre he tenido dos objetivos: ayudar a mis compañeros a ganar y hacer lo más feliz posible a la gente que me rodeaba», añade el ex delantero.

Sarabia, que también fue subcampeón con España en la Eurocopa de 1984, está orgulloso de su carrera y ahora espera que su libro sea útil: «Lo peor de mi trayectoria fueron aquellos años convulsos. Ahora quiero zanjar toda la polémica. Cuando yo padecí ese acoso en el trabajo, en la primera mitad de los 80, no supe poner nombre a lo que me pasaba. Sólo lo aprendí cuando en los años de los 90 y en el 2000 se empezó a hablar de mobbing. He conversado con algún psicólogo, pero no soy un experto en lo que es el mobbing. Si lo que expongo sirve para ayudar a alguien que se vea reflejado en mí, habrá valido la pena escribir este libro», cierra el ex futbolista.

«Nunca le discriminé»

Javier Clemente, sin proponérselo, es el gran reclamo el libro de Sarabia. El técnico queda señalado, pero no acepta culpabilidades. «Nunca he tenido un problema con Sarabia. Él ha escrito eso y él sabrá por qué lo ha escrito. No es cierto que yo haya tenido un trato desfavorable hacia él. Dice que le hice mobbing en 1982 cuando entonces no existía ese término. Yo fui el primer entrenador que le puso de titular en el Athletic. Sólo no fue titular en el último mes que estuvo conmigo, porque yo consideraba que había otro que estaba mejor. Y eso se lo dije a él delante de todos sus compañeros. Él tenía una grandísima calidad y yo le daba descanso, le dosificada», dice en conversación telefónica con este periódico.

«Yo le vi bailando, celebrando los triunfos. Nunca noté que estuviera mal psicológicamente, yo para ese tipo de circunstancias soy muy sensible. Nunca le discriminé, si hubiera sido así, los capitanes del equipo me lo habrían dicho, porque ellos tenían libertad para decirme lo que consideraran oportuno», advierte el entrenador.

El Athletic tratará de gestionar la ansiedad para ganar ante el resiliente Mallorca su primera Copa en 40 años

Actualizado Viernes, 5 abril 2024 - 21:01

Cuarenta años y seis finales después, el Athletic busca de nuevo la Copa del Rey, un torneo al que ha intentado poner cerco en las últimas temporadas sin lograr el éxito que se le niega desde el 5 de mayo de 1984, cuando el equipo de Zubizarreta, Goikoetxea,Dani y compañía, dirigido por Javier Clemente, figura medular en los primeros ochenta, se impuso al Barcelona de Maradona y Schuster para lograr la vigesimotercera.

Tampoco en esta ocasión lo tendrá fácil. Detrás del decimoquinto clasificado de la Liga, sólo seis puntos por encima de los puestos de descenso, se esconde un Mallorca de lija, capaz de dejar atrás al Girona, la gran sensación del curso, y a la Real Sociedad, ganador del torneo en la edición de 2020. Con todo, en esta ocasión el conjunto que entrena Ernesto Valverde parece tener el título más a tiro que en las recientes balas perdidas. De las seis finales que se le escaparon, cuatro las disputó frente al Barcelona, una ante la Real y otra, ya muy lejana, en 1985, contra el Atlético de Madrid.

En su segunda temporada en esta tercera etapa al frente del equipo vizcaíno, Valverde dirige un grupo en continuo crecimiento, en el que, como ha comentado en más de una ocasión, muchos jugadores han dado un paso adelante. Como sucediera en 2022, cuando dejó en el camino al Real Madrid y al Barcelona antes de varar en semifinales con el Valencia, el Athletic se deshizo de nuevo de los azulgrana para liquidar después, ya a doble partido, al Atlético de Madrid, con quien litiga por una plaza en la próxima edición de la Liga de Campeones.

Avalancha de aficionados

El Athletic rock and roll prometido por Jon Uriarte cuando tomó la presidencia ha tardado una temporada en llegar, tras un curso de discreta transición, pero aquí está, acompañado por cerca de 70.000 seguidores, 30.000 de los cuales habrán de conformarse con seguir el encuentro desde la fan zone habilitada fuera de La Cartuja. En Sevilla sólo se ven banderas rojiblancas y seguidores bilbaínos ataviados con toda la parafernalia propia de estas ocasiones. Resulta difícil dar con algún hincha mallorquín, cuya representación se estima más de tres veces inferior.

Javier Aguirre se siente cómodo en el papel que le corresponde a su equipo, sin renunciar al que podría ser el mayor triunfo de su dilatada carrera en los banquillos. «Del Athletic me preocupa su velocidad; al espacio son letales. Te equivocas en una salida de balón y te matan. Son muy dinámicos y cualquiera te la puede liar. Es el equipo de primera división que más balones roba y que más daño hace cuando lo consigue», comenta. «No basta con la ilusión. Hay que hacer un partido casi perfecto».

Con la única probable baja de Yeray, lesionado en el último encuentro de Liga, en el Bernabéu, el Athletic tratará de marcar pronto para obligar a su adversario a ser más propositivo de lo que acostumbra. La victoria del Athletic por 4-0 en el último partido de Liga entre ambos equipos resulta excepcional en una secuencia reciente que arroja tres empates, dos de ellos a cero. Con el vértigo de los Williams y la inteligencia de Guruzeta, que suma 15 goles esta temporada, el Ahtletic, que destaca por el equilibrio en todas sus líneas, tratará de buscarle la vuelta al Mallorca. Ahora bien, deberá gestionar la ansiedad, el ferviente deseo de volver a surcar la gabarra después de cuatro décadas

En el plano institucional, será una final marcada por las turbulencias en la Federación Española de Fútbol. Tras la dimisión de Pedro Rocha y la convocatoria de elecciones para el 6 de mayo será Rafael del Amo, presidente de la junta gestora, quien se siente en el palco. Ahí estará Rafael Nadal, dos días después de anunciar que tampoco estará listo para reaparecer en el Masters 1000 de Montecarlo.

El hijo de Javi Clemente, el discreto preparador del Athletic que ''nunca se mete en líos''

El hijo de Javi Clemente, el discreto preparador del Athletic que ”nunca se mete en líos”

En la ikastola quería ser Iríbar, pero su aita le quitó la idea de la cabeza: «No tienes altura para ser portero, es mejor que juegues en otra posición». El niño probó de lateral y central con más voluntad que nivel. Xabier Clemente pronto asumió que no había heredado el talento futbolístico de su padre. El chaval decidió, con buen criterio, que era mejor dedicarse a los libros, pero sin olvidarse del balón. Lo suyo fue la preparación física y en eso ya es un símbolo de este Athletic que hoy busca la final de la Copa del Rey.

El hijo del emblemático seleccionador es una valiosa pieza en el organigrama técnico de Ernesto Valverde. Es el guía de la intendencia, el bálsamo de los leones heridos. Xabier (49 años, licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte) está integrado en el área de Readaptación del club de San Mamés. Su actividad consiste en trabajar y recuperar a los jugadores lesionados, los que no viajan y se quedan en Lezama. Una ocupación que precisa conocimientos técnicos, médicos y psicológicos. Iñaki Williams, Muniain, Raúl García, Yeray o De Marcos están muy agradecidos. Sin él, sus respectivos periodos de baja habrían sido más espinosos.

«Xabier es tranquilo, metódico y más listo que yo. Nunca se mete en líos», dice Javier Clemente, que atiende la llamada del periodista interesado en descubrir a un tipo que prefiere quedar en un segundo plano. «Xabier no habla con la prensa, no se busca problemas. Desde pequeño observó todo lo que yo he pasado. Él es muy bueno en un trabajo complicado, para hacer lo que él hace hay que tener buen humor», dice el entrenador que ganó las Ligas 1982-83 y 1983-84 con el Athletic.

Xabier conoce todos los secretos de Lezama. Creció y se formó donde su padre fue un ídolo. Estudió Químicas, se licenció en INEF, en Vitoria, y estuvo becado en el Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Fadura. En julio de 2002 ingresó en el club como preparador físico de cadetes y alevines. Desde entonces permanece en Lezama, con sólo el paréntesis de la temporada 2010-11, cuando su padre le reclamó como preparador físico de Camerún. «Le llevé conmigo porque necesitaba alguien de confianza y porque él ya tenía muchos conocimientos sobre preparación física», explica Javier Clemente, que no consiguió clasificar a Camerún para la Copa de África.

Xabier pronto se ganó el respeto de los jugadores y técnicos, que entendieron que no era un enchufado. Luis de la Fuente le requirió como preparador físico del Bilbao Athletic en 2009. «Supongo que algunas veces le habrá perjudicado ser el hijo de quien es, pero él ha sabido seguir su propio camino», recalca el aita Clemente. Desde 2007, Xabier trabajaba para el primer equipo. En aquel año se ocupaba de la preparación, entre otros, de Aduriz, Del Horno, Iraola, Etxebarría y Javi Martínez. Ha estado a las órdenes de entrenadores como Caparrós, Bielsa, Marcelino, Ziganda o Berizzo.

Valverde, que tras fichar por el Athletic se llevó a su propio preparador físico, José Antonio Pozanco, mantiene permanente contacto con Xabier para conocer el estado físico de sus jugadores. En las últimas semanas ha trabajo intensamente con Nico Williams para que hoy salga contra el Atlético de Madrid en plenitud de condiciones. En el departamento de Readaptación comparte mesa con Imanol Martín.

«En Lezama tienes que estar a las necesidades que aparezcan, una veces te ocupas del juvenil, otras del segundo equipo y otras del primero. Hay que amoldarse, y eso Xabier lo hace bien», señala Javi Clemente.

Xabier, que tiene dos hijos y vive en Lejona, huye de los focos y la notoriedad, sus apariciones públicas son mínimas, un par de breves entrevistas en ETB y ya está. Hace unos años en la televisión vasca decía que siempre será un hijo agradecido: «Toda mi infancia ha estado relacionada con el fútbol, viendo los entrenamientos de aita. Ir todos los fines de semana a Lezama era sagrado. Llevar este apellido es un orgullo. Que me reconozcan por mi aita es síntoma de que él ha hecho bien las cosas. Él nunca me ha quitado la ilusión por hacer algo, al contrario, me ha animado a seguir mi camino». También reconocía que ha sabido protegerse de los ataques generados por la herencia de su padre: «Es verdad que las críticas pueden afectar al entorno familiar. En el fútbol hay gente con muchas opiniones, pero nunca han conseguido sacarme de mis casillas».

Xabier Clemente, el hijo discreto y readaptador de leones.