El fiscal avala prorrogar el caso Negreira al ver "infundadas" las sospechas de la defensa

El fiscal avala prorrogar el caso Negreira al ver “infundadas” las sospechas de la defensa

Actualizado Lunes, 12 mayo 2025 - 13:28

La Fiscalía ha avalado la decisión de la jueza de prorrogar el caso Negreira y ha rechazado la pretensión planteada por una de las defensas, a la que se adhirió el FC Barcelona, de que quedase sin efecto, al ver "infundadas" sus "sospechas" de que se acordó fuera de plazo.

Así lo sostiene la Fiscalía Anticorrupción en un escrito, al que ha tenido acceso EFE, dirigido a la Audiencia de Barcelona para apoyar la decisión de la titular del juzgado de instrucción 1 de Barcelona, Alejandra Gil, que el pasado 26 de febrero prorrogó otro medio año la investigación del caso Negreira, sobre los pagos del FC Barcelona al ex vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros (CTA) José María Enríquez Negreira.

La Fiscalía y la acusación ejercida por el Real Madrid pidieron a la jueza que prorrogara el caso, medida que la magistrada adoptó en una resolución fechada el 26 de febrero pasado -el plazo expiraba al acabar el mes-, al entender que el procedimiento podía "dilatarse" porque no habían declarado los investigados.

Miguel Capuz, abogado del ex director de Deportes del Barça Albert Soler, presentó un recurso ante la Audiencia de Barcelona, al que se ha adherido la defensa del FC Barcelona, para exigir que se revocase la prórroga argumentando que en la anterior no se practicó diligencia alguna y que no estaba justificado que se prolongara.

En su escrito, la Fiscalía Anticorrupción sostiene que no existe "motivo racional alguno" para sostener las "sospechas infundadas" de la defensa de que el auto se pudo haber acordado fuera de plazo, ya que el letrado de la administración de justicia acreditó que el archivo se generó el mismo día que se firmó, el 26 de febrero.

Además, sobre la "falta de motivación" de la prórroga que invocaba la defensa, la Fiscalía remarca que la declaración de los investigados -que por motivos de agenda se ha fijado ahora para el próximo 18 de septiembre, fuera de los seis meses del alargue que acordó en febrero-, puede propiciar la práctica de nuevas diligencias.

La Fiscalía también argumenta que, pese a que antes de la prórroga no se había citado a los principales investigados, entre ellos a los expresidentes del FC Barcelona Sandro Rosell y Josep Maria Bartomeu, ello no invalida que se alargue la instrucción porque es una diligencia que debe ser asumida "esencialmente como una manifestación o un medio idóneo de defensa".

Es más, la Fiscalía resalta que el Tribunal Supremo ha validado interrogatorios a los investigados practicados fuera de plazo, por lo que con "más motivo" se debe aceptar si "como es el caso", se acordó dentro del plazo de una de las prórrogas acordadas.

En este caso, seis investigados por los pagos del FC Barcelona a Negreira -su pareja y su hijo, los expresidentes Rosell y Bartomeu, y dos exejecutivos del club- han sido citados a declarar el próximo 18 de septiembre, fuera de última prórroga acordada en febrero, que expira el 1 de ese mes.

Este retraso en las declaraciones de los investigados puede dar munición a la defensa en su ofensiva ante la Audiencia de Barcelona para provocar la nulidad del caso con el argumento de que la instrucción se ha prorrogado injustificadamente.

La anulación de las últimas prórrogas del caso Negreira, una cuestión sobre la que próximamente se tendrá que posicionar la Audiencia de Barcelona, amenazarían la instrucción de la causa, que se inició hace ya más de dos años, porque no podría enviarse a juicio sin que los investigados hayan prestado declaración.

Hasta el momento, el único de los investigados que ha comparecido en la causa es Enríquez Negreira, quien se limitó a comunicar al juez que se acogía a su derecho a no declarar, tras intentar sin éxito quedar al margen de la causa alegando que sufre demencia.

Otra tragedia del Barça en la Champions

Otra tragedia del Barça en la Champions

Actualizado Miércoles, 7 mayo 2025 - 00:20

Siempre que parece que el Barcelona acaricia el título europeo, el más importante del mundo, pasa algo que provoca una tragedia. Y es que la Champions es otra cosa. Negreira nunca lo hubiera pitado. Y muchas cosas más que el Barcelona protestaba porque no sentía como siempre los apoyos arbitrales. La Champions no depende de Medina Cantalejo.

No se puede ganar un título cuando recibes siete goles en una eliminatoria. Además, de mediocre, es imposible. Ya puede jugar de cine el Barcelona de Flick. Puede hacer una presión maravillosa y jugar muy adelantado, pero la defensa es un coladero, comandada por un pésimo Iñigo y aún peor Araújo.

Se dice que Lamine Yamal es el nuevo Leo Messi. Es un disparate de comparación. Lamine tiene una única jugada: quebrar hacia adentro y chutar con su zurda. Pero por mucho que nos parezca algo bellísimo es que no mete un gol ni al arco iris. Y Messi era una máquina goleadora. ¿Acaso se ha olvidado?

Qué difícil es competir en la Champions. El Barcelona machacó con un juego sensacional, que es un prodigio estratégico de Flick, cuando se veía perdido con dos tantos en contra. Logró ridiculizar al Inter hasta convertirlo en un guiñapo. Con lo que nunca contó es que el Inter es malévolo, aprieta cuando le conviene y los minutos finales los jugó primorosamente, mientras Lamine era sólo un quizá.

Y el Inter logró el 3-3. Curiosamente el mismo resultado de Barcelona. Los gurús decían que era un partidazo. Discrepo. Fue un correcalles, con fallos tácticos y defensivos de última generación. No es normal acabar con un resultado negativo de 4-3. Y prórroga. El Inter había parecido que estaba muerto, pero acabar con un equipo italiano en la Champions es muy difícil. Es el fútbol competitivo, incómodo y perverso.

Ser finalista de la Champions es un viejo anhelo que parece imposible con la política de Joan Laporta. Acabó en fracaso en Milán. No fue suficiente. El Barcelona volvió a fallar con un gen que sólo es positivo en el fútbol español.

Así que el domingo ya veremos si el Barça mata definitivamente al Madrid. Cuanto menos puede haber dudas porque caer contra el Inter es un síntoma de que el líder ha perdido el vértigo del inicio del campeonato, cuando era imbatible. Ahora es un equipo cansado por estrés y en línea descendente.

El Real Madrid toma el pelo a sus aficionados conspiranoicos: historia de un paripé

El Real Madrid toma el pelo a sus aficionados conspiranoicos: historia de un paripé

El Barcelona pagó al vicepresidente de los árbitros durante años y eso apesta. Correcto. El caso está siendo investigado por la justicia y seguido por todos los medios de comunicación del país. También correcto. Cuando el sector conspiranoico del madridismo justifica su paranoia diciendo que ellos son los únicos a los que les importa el caso Negreira y continúan denunciándolo, miente. Y no pasa nada. Tienen motivos para estar indignados y al hincha no se le pueden exigir mesura y cabeza. Si el fútbol es salvaje y sentimental, como decía Javier Marías, hay que asumir que un tuitero sea irracional y roce el desvarío en defensa de sus colores.

Un club, una institución gigantesca, ya es otra cosa.

Lo vivido alrededor de una fantástica final de Copa fue tragicómico. Trágico si eres de esos románticos que aún cree que este juego tiene salvación, que la pelota no se mancha como sentenció Maradona, que su transformación en circo de tres pistas es solucionable. Cómico, si disfrutas del enemigo poniéndose en ridículo para el mundo entero.

La víspera, con el Madrid ejerciendo de abusón que se hace el ofendido cuando sus víctimas denuncian, fue un gran día para el show. El final del partido, con un montón de chiquillos vestidos de blanco desquiciados con un árbitro que les había favorecido en sus únicas decisiones polémicas (el penalti a Ferran y la posible roja a Lucas Vázquez), fue la demostración de que la sobreactuación acaba afectando al vestuario. Menos a Rudiger, que venía así de fábrica.

Lo importante es que el Real Madrid es consciente de que todo es paripé. Lo hace como estrategia, para tirar alpiste a su grey desbocada, llenar horas de tertulias y fingir que apoya una indignación popular que ni siente ni respalda con sus decisiones empresariales. Florentino sabe que el Real Madrid es una enorme multinacional que no puede andar perdiendo el tiempo en veleidades humanas.

Si la hinchada quiere furia, monta unos vídeos, pide al servicio de habitaciones en vez de ir a la cena oficial y filtra una amenaza que nadie se cree de no jugar la final, pero a la hora de la verdad apoya al enemigo, ese mismo Laporta que pagó a Negreira, para inscribir a Dani Olmo (vital en este tramo decisivo de Liga en un gracioso acto de injusticia poética), o le abre puertas que le ayuden a, palanca a palanca, salir del pozo económico. El cabreo del Madrid, como club, con lo de Negreira es cosmético. Prefiere un Barça fuerte que uno preso.

La realidad es que está vacilando a sus aficionados más radicales, pero ahí siguen ellos, gritando a las nubes.

Suspenden la declaración de Rosell y Bartomeu como imputados por el caso Negreira

Suspenden la declaración de Rosell y Bartomeu como imputados por el caso Negreira

Actualizado Martes, 15 abril 2025 - 16:26

La jueza que investiga los pagos del FC Barcelona al exvicepresidente del Comité Técnico de Árbitros (CTA) José María Enríquez Negreira ha suspendido la declaración como investigados que había fijado para los días 17 y 30 de junio a los expresidentes del club Sandro Rosell y Josep Maria Bartomeu.

Así lo ha acordado la titular del juzgado de instrucción número 1 de Barcelona, Alejandra Gil, en una providencia, a la que ha tenido acceso EFE, en el que atiende la petición de uno de los investigados de suspender las declaraciones previstas para esos días porque su abogado tenía otros señalamientos fijados con anterioridad.

Una vez se ha acreditado que existían estos señalamientos previos, la jueza del caso Negreira ha suspendido las declaraciones que había fijado para los días 17 y 30 de junio, entre ellas las de Rosell y Bartomeu, y emplaza a todas las partes para que le indiquen los días en que no tienen citas judiciales en los meses de mayo, junio, julio y septiembre para acordar las nuevas fechas.

Hasta el momento, el único de los investigados que ha comparecido en la causa es Enríquez Negreira, quien se limitó a comunicar al juez que se acogía a su derecho a no declarar, tras intentar sin éxito quedar al margen de la causa alegando que sufre demencia.

En concreto, la providencia de la jueza deja sin efecto las comparecencias fijadas para el próximo 17 de junio de Josep Maria Bartomeu y Ana Paula Rufas, pareja de Enríquez Negreira.

Asimismo, también se han suspendido los interrogatorios del 30 de junio al expresidente del Barça Sandro Rosell y Javier Enríquez, hijo del exvicepresidente del CTA, así como las del exdirector de deportes profesionales del Barça Albert Soler y el exdirector ejecutivo del club Òscar Grau.

En la causa se investiga si los pagos del Barcelona al exárbitro y a su hijo -cerca de 7 millones de euros entre 2001 y 2018- pudieron obedecer a una retribución "ilegítima" a árbitros de fútbol, en el marco de una posible corrupción "sistémica" en el seno del CTA cuando Negreira era vicepresidente de este organismo.

La juez cita a los ex presidentes del Barça Rosell y Bartomeu por el 'caso Negreira'

La juez cita a los ex presidentes del Barça Rosell y Bartomeu por el ‘caso Negreira’

El Juzgado de Instrucción 13 de Barcelona ha citado a declarar como investigados a los ex presidentes del FC Barcelona Sandro Rosell y Josep Maria Bartomeu el próximo mes de junio. La juez Alejandra Gil les emplaza junto a la mujer del ex número dos de los árbitros, Ana Paula Rufas, y los ex directivos Albert Soler y Óscar Grau los días 17 y 30 del citado mes. Asimismo, la instructora ha acordado ampliar seis meses más la investigación del caso en el que se rastrea el pago de más de ocho millones de euros al ex vicepresidente del Comité Técnico Arbitral, José María Enríquez Negreira, por parte del Barça a cambio de asesorías ficticias.

Para saber más

Para saber más

Hasta el momento, el único de los investigados que ha comparecido en la causa es Enríquez Negreira, quien se limitó a comunicar al juez que se acogía a su derecho a no declarar, tras intentar sin éxito quedar al margen de la causa alegando que sufre demencia.

El magistrado Joaquín Aguirre, que investigó el caso hasta su jubilación el pasado mes de enero, acordó en junio de 2024 citar a declarar al resto de imputados, pero abandonó el juzgado sin fijar fecha para los interrogatorios.

La magistrada Alejandra Gil, que desde el mes pasado sucede a Aguirre al frente del juzgado de instrucción número 1 de Barcelona, ha señalado para el próximo 30 de junio las declaraciones de Sandro Rosell y de Javier Enríquez, hijo del exvicepresidente del CTA, así como las del exdirector de deportes profesionales del Barcelona Albert Soler y el exdirector ejecutivo del club Óscar Grau.

Para el próximo 17 de junio están citados a declarar ante la jueza Josep Maria Bartomeu y Ana Paula Rufas, pareja de Enríquez Negreira.

Nuevas diligencias

En su auto, la magistrada acuerda prorrogar por otro medio año la investigación del caso Negreira, como habían pedido tanto la Fiscalía como la acusación ejercida por LaLiga, al entender que el procedimiento puede "dilatarse" porque no han sido practicadas las declaraciones de los investigados, diligencia obligatoria antes de enviar el caso a juicio.

Además, razona la magistrada, de las declaraciones de los imputados se puede desprender la necesidad de practicar nuevas diligencias, como el "rastreo del dinero" o interrogatorios a testigos que puedan corroborar su versión sobre los hechos.

Precisamente, el próximo viernes se cumplen dos años de instrucción del caso Negreira, abierta a raíz de una denuncia de la Fiscalía por los delitos de corrupción entre particulares en el ámbito deportivo, administración desleal y falsedad en documento mercantil.

En la causa se investiga si los pagos del Barcelona al exárbitro y a su hijo -cerca de 7 millones de euros entre 2001 y 2018- pudieron obedecer a una retribución "ilegítima" a árbitros de fútbol, en el marco de una posible corrupción "sistémica" en el seno del CTA cuando Negreira era vicepresidente de este organismo.

Sid Lowe: "No hay nada que explique España y los españoles mejor que el fútbol"

Sid Lowe: “No hay nada que explique España y los españoles mejor que el fútbol”

"Soy una gran mentira. Todo el mundo me trata como a un guiri y me pide la perspectiva británica, pero llevo 25 años en España. Me llaman de una radio para que hable 10 minutos del Manchester United antes de jugar contra la Real Sociedad y les tengo que explicar que de lo que puedo hablar 10 minutos es de la Real", bromea en perfecto castellano Sid Lowe (Londres, 1976). Entró vía Lorca, se enamoró de Oviedo y se instaló en Madrid, pero sigue siendo más inglés que la buena música aunque vista una camiseta de los suecos The Hives. Es corresponsal y columnista de The Guardian, especialista en fútbol español de ESPN y espectador sensato de este circo nuestro que le fascina.

Pese a esos 25 años, tu cultura futbolística y periodística es británica.
Eso sí. A nivel periodístico es curioso porque vivo un poco a caballo entre las dos cosas. Nunca trabajé en Inglaterra, toda mi carrera la he hecho desde aquí, pero mientras tú creciste escuchando a García o a De la Morena, yo veía ‘Match of the day’ en la BBC. Ahí sí hay una diferencia clara. Luego hay otro tema y es que mi formación es de historiador, no de periodista. Yo hice una tesis doctoral sobre la Guerra Civil española, no pensaba que iba a acabar escribiendo del Madrid y del Barça, pero el fútbol siempre fue lo que más me movilizaba. Mi hermana me regaló un libro de artículos de fútbol cuando cumplí 18 años, y en la dedicatoria decía: "Deja ya de la tontería esa de la Historia, todos sabemos que vas a terminar escribiendo de fútbol".
Te conocía mejor que tú mismo.
Sí, pero… Esto va a sonar muy prepotente pero déjame decirlo y luego ya reculo, tengo la pretensión de que no estoy escribiendo del fútbol español, estoy escribiendo de España. No quiero hacer una crónica de un partido o una pieza deportiva sobre Fulanito, quiero contar historias que van más allá porque no hay nada que explique mejor España y los españoles que el fútbol. Es la muestra más popular de cómo es la gente. Cada equipo tiene una identidad diferente, una manera de afrontar los partidos, una conexión con su afición muy característica. Me parece que el fútbol español tiene una enorme riqueza en ese sentido que vosotros dais por hecha, pero es muy llamativa cuando has crecido en otra cultura futbolística. Ese sentido de pertenencia enorme me parece muy importante y es lo que lo que hace que el fútbol español tenga tanto interés para mí.

Para saber más

¿No existe ese sentido de pertenencia en el fútbol inglés?
Es diferente, aquí hay un matiz político y social que allí rara vez se da. Por ejemplo, para explicar el derbi de Sevilla siempre se habla de cuál es el equipo de la clase trabajadora y cuál el de la clase media-alta. Si esto lo llevas a una ciudad británica con dos equipos, a nadie allí se le ocurre decir que este equipo es más de barrio o más de izquierdas o más de derechas. No suele tener ese matiz excepto, obviamente, en Glasgow con Rangers y Celtic, que tienen identidades sociales, religiosas y culturales absolutamente polarizadas, pero es un caso aparte. Ese punto ideológico del fútbol español no existe casi en el inglés y para mí es bueno... En realidad, no sé si es bueno, porque conlleva muchas dificultades y enfrentamientos, pero desde luego es interesante.
Es interesante y, en general, bastante falso. Por ejemplo, desde el Atleti se lleva llamando facha al Madrid toda la vida cuando su historia y su masa social tienden también a la derecha.
Es cierto, pero es que los mitos y las leyendas tienen importancia incluso cuando son mentira, porque la gente compra ese relato y el relato tiene importancia a la hora de analizar cualquier fenómeno, hasta siendo falso. Además, muy pocas veces el relato es falso del todo, siempre tiene algún matiz. Recuerdo que Jorge Valdano apadrinó un libro de escritores madridistas de izquierdas básicamente para demostrar que existen y, en el fondo, esa sensación de resistencia lo que hace es reforzar el relato en lugar de negarlo.
Otra cosa en la que hay diferencia entre Inglaterra y España es en que allí el pueblo no ha entregado el fútbol, sigue viéndose como el deporte de la clase obrera.
Hay más resistencia al fútbol negocio. Se mostró en la reacción de las aficiones contra la Superliga y cómo los clubes ingleses recularon de inmediato y se ve en el rechazo social a la llegada de mucho capital extranjero a la Premier. Realmente no tiene tanta importancia que sea extranjero como la idea de que es una especie de invasión y vienen los millonarios a quitarnos el fútbol, que es nuestro. Y en la mayoría de estadios de Inglaterra hay un fuerte desprecio hacia la Prawn Sandwich Brigade.
¿Cómo?
La brigada de los bocadillos de gambas o lo que en español serían los piperos. Eso viene de una frase de Roy Keane cuando se quejó de que Old Trafford se había llenado de gente que sólo iba a la zona VIP a comer sus bocadillos de gambas en vez de animar. Si te digo la verdad, no creo que haya nadie en Inglaterra, por muy rico que esté, que haya comido un bocadillo de gambas en su puta vida, pero la expresión quedó y funciona. Expresa un poco esa frustración que hablábamos ante cómo el fútbol se aleja de nuestra idea de lo que debería ser. En Inglaterra sucede con el aspecto de clase, en España el fetiche es el sufrimiento.
Como atlético, me interesa esto.
Claro, porque el Atleti es el que más ha construido su relato y su identidad sobre este fetiche pese a ser un club enorme, con una masa social tremenda, que ha ganado muchas cosas y ahora mismo es de los mejores del mundo. Pero siempre está ese puntito de orgullo por ser el más leal a tu equipo. En España, el mejor aficionado es el tío que se ha tragado 17.000 partidos de su equipo y no le ha visto ganar nada. Hay un halo romántico en el sufrimiento y la derrota muy característico del fútbol español. Ganar os parece de horteras y hasta el Barça cae en eso a menudo. El único que no lo hace es el Madrid porque gana casi siempre, pero si no lo hiciera, su relato sería otro. Está en vuestra cultura.
¿Qué es lo que más te cuesta explicar al lector inglés del fútbol español?
Hay una cosa que al principio me trastocaba, y ahora a veces es hasta una ventaja, que es la necesidad en algunos momentos de partir de la idea de que no saben nada. A veces tengo que explicar cosas muy básicas de idiosincrasias, rivalidades o antecedentes, pero últimamente he descubierto que puedo jugar con esto a mi favor porque hay frases que en español son tópicos pero si las traduces de forma literal al inglés suenan de maravilla. Hay futbolistas que en español sólo sueltan frases hechas y traducidos son jodidos poetas [risas].
¿Tenemos mitificado el fútbol británico como una cosa más pura y más limpia?
Un poquito. Esa gente que sigue pensando en Inglaterra como un sitio donde los futbolistas no se tiran a la piscina, los árbitros no pitan mal y nadie pierde tiempo, tendría que pasarse un fin de semana viendo la Premier e iba a cambiar de idea. Pero es verdad que hay un punto de falta de deportividad que, incluso con el tiempo que llevo en España, sigue sorprendiéndome. ¿Joder, cómo puede ser que aguantemos esto? Creo que Mourinho fue el primer entrenador que vi en España denunciar la cultura de los piscinazos como algo malo, y eso no quita que su equipo también lo hiciera, pero provocó un debate. Un debate viciado y un poco falso, porque le convenía, pero está bien que se hable de eso.
¿Cómo entró España tan a lo bestia en tu vida?
La primera vez que vine a España fue en el instituto, mediante un intercambio de estudiantes de Londres con uno de Lorca. Lo primero que conocí de España fue Lorca y me encantó. Hace poco viajé allí a ver el debut de Iñaki Williams con la selección de Ghana y fui al piso donde viví a ver si encontraba la familia, pero no hubo suerte. Llegué sin hablar nada de español y a las dos semanas tenía la sensación de entenderme con todo el mundo. La gente era encantadora, me hice muy amigo de los tres hermanos de mi casa y mantuvimos contacto. Volví para la Semana Santa del año siguiente y flipé. Es una cosa maravillosa, espectacular, todos son azules o blancos. Iba más en serio que el fútbol eso. Me encantó y decidí estudiar en la universidad Historia y Filología Española.
¿En Inglaterra?
Sí, en Sheffield, pero me interesaba cada vez más la historia contemporánea española. Empecé con la Transición, luego el régimen de Franco, la guerra civil, sus causas, etc. Así que terminé haciendo un máster y una tesis doctoral sobre el tema. Seguramente sé más de la historia española que de la británica. La mujer de mi hermano es finlandesa, está ahora con los exámenes para obtener la nacionalidad inglesa, me manda las preguntas y no tengo ni puta idea. Es bastante más inglesa que yo [risas]. El caso es que el tercer curso de Filología se hacía en España y ese es el año que pasé en Oviedo. Ahí ya se me metió la idea de venir a vivir y, luego, durante el máster y la tesis venía constantemente a Madrid a la Biblioteca Nacional y la hemeroteca de Conde Duque. En 2001 ya estuve casi todo el año aquí y de vez en cuando escribía alguna cosa de fútbol por diversión.
¿Ahí diste el salto al periodismo?
Eso arranca porque un amigo mío de la universidad, soy una vergüenza y un enchufado de la hostia, trabajaba en ‘The Guardian’ en el momento en que decide montar una estructura de fútbol europeo. No tenían a nadie en España, mi amigo sabía que volví de Oviedo dándole la paliza con que el fútbol español es lo mejor del mundo y que sabía escribir y me recomendó. Me propusieron estar un par de semanas a prueba escribiendo una columna los lunes sobre el fútbol español y hasta hoy. La vida me ha querido en muchos momentos porque ha sido pura casualidad, soy un tío con una suerte de la leche. Una vez pasó eso, al acabar la tesis ya me instalé aquí. La primera entrevista que hago es a Sergio Kresic, entrenador del Mallorca, y luego les iba vendiendo piezas cada vez que un equipo inglés jugaba con un español: Miguel Ángel Nadal, Fran, Donato...
Ahora hay una moda un poco cateta en los clubes de la Liga que es no dar entrevistas a los medios españoles, pero sí a los internacionales.
Depende del club, porque en algunos es imposible para todos, pero sí es verdad que a veces les parece que mola más. Si te sirve de consuelo, hace poco vino un amigo de The Times, que tiene más nombre que The Guardian, y se lo dieron todo a él [risas].
Sid Lowe posa un espejo, el fetiche del fotógrafo.

Sid Lowe posa un espejo, el fetiche del fotógrafo.Sergio Enríquez-Nistal

Quien de verdad te cambia la vida es David Beckham.
Claro, la suerte quiso que en 2003 fichara por el Madrid y explotó todo. Ahí aprendí a ser periodista porque hasta entonces yo escribía, pero no había estado, digamos, en la pelea. De Inglaterra llegaron periodistas de verdad y aprendí de su mano. Fue un máster de la hostia.
Fuiste su traductor en las ruedas de prensa.
Sí, y de Michael Owen y del gran Thomas Gravesen. Fue pura casualidad también porque Beckham llega con un ayudante australiano de madre española que estaba para protegerle y hacerle todos los recados. Él tradujo su primera rueda de prensa y a David no le hizo mucha gracia porque él daba una respuesta de dos minutos y el tío traducía: "Sí" [risas]. Como yo le seguía a todos lados y tanto él como el Madrid ya me conocían, me lo propusieron porque además tenía muy buena relación con McManaman y había hecho ya, de manera improvisada, de traductor de Valdano para los periodistas ingleses cuando cerraron el fichaje. ¡Traducir a Valdano, eh! Eso sí es saltar a la piscina.
Así que de golpe te viste al lado del inglés más famoso del mundo.
Flipante. Un tipo súper educado, muy majo. Hace mucho tiempo que no lo veo, pero un amigo coincidió con él en un acto hace poco y lo primero que hizo fue preguntar qué tal estaba yo. Joder, es un detallazo. Conmigo se portó muy bien siempre, pero obviamente no deja de ser el jodido David Beckham, un suceso andante. Nuestra relación fue sólo profesional.
Da igual, el que de verdad importa aquí es Gravesen, el mito, la leyenda.
Bah, el mejor. Durante un tiempo, un amigo y yo jugábamos en un equipo de fútbol siete que iba con pantalón blanco y un día nos escuchó hablar de que teníamos que comprarlos. Sin decir nada, entró al vestuario y salió con dos pantalones del Madrid. Jugamos toda la temporada con los pantalones de Gravesen. Fue una pena lo poco que duró aquí con lo que nos reímos. Él me decía que creía que el Madrid se había equivocado al ficharle porque en el Everton jugaba Lee Carsley, que también era mediocentro y calvo, y él decía que encajaba mucho mejor en el Madrid: "Ese era el bueno, no yo, se confundieron de calvo" [risas].
No hemos hablado de cómo, en 2012, fuiste fundamental para salvar al Oviedo de la desaparición mediante una campaña para que se compraran acciones que fue un suceso.
Esa es otra mentira. Yo andaba por ahí cuando un grupo de héroes, que es lo que es la gente que estaba en el Oviedo en aquel momento, tenían un último tiro para salvar al club y dieron en el blanco. Yo eché una mano en lo que pude, que no era tanto, pero es alucinante porque cada vez que voy a Oviedo la gente me adora. Es superincómodo, porque me siento un farsante y a la vez es superbonito. El Oviedo está a un año de llegar al Centenario y, sinceramente, no pensábamos que llegaría. Y eso es literal. Es la afición la que salva al Oviedo porque, a la hora de la verdad, el fútbol siempre es de la gente.
Pasemos al periodismo deportivo. Aquí siempre andamos en una lucha de estilos que, tengo la sensación, no existe en Inglaterra.
No, ese estilo similar a ‘El Chiringuito’ no existe. Es una cuestión cultural y no quiero que se tome como una crítica sino como una realidad social. En Gran Bretaña este periodismo deportivo donde todo el mundo es de un equipo y lo demuestra no existe. Digamos que no nos identificamos a través de nuestro equipo a la hora de ser profesionales. Cuando llegué a España, esto tampoco sucedía tanto como ahora, pero las raíces ya existían. De todos modos, en Inglaterra los aficionados también tienen la sensación de que X periodista está en contra de su club, eso va a existir siempre, la diferencia es que lo sospecha, pero no lo sabe.
A cambio, allí casi todos los presentadores estrella son ex futbolistas y no periodistas. Gary Lineker es el ejemplo más claro.
Sí, pero es porque la dinámica de los programas es otra, mucho más centrada en lo futbolístico que en todo lo que le rodea de fichajes, polémicas, opiniones... Entonces, ahí encaja como un guante un futbolista con capacidad para comunicar. Yo mataría porque hubiese un ‘Match of the Day’ español.
Para eso necesitas también un Lineker español.
Y para ese formato, hablando de fútbol con rigor y humor, los hay seguro. Pones un Álvaro Benito, por ejemplo, y seguro que funciona. No sé, al final y no sólo por amistad, echo mucho de menos ‘El Día Después’ de Michael [Robinson]. En realidad, le echo de menos a él todos los días. Siempre decía que en su programa no existía el fuera de juego, que lo importante no es hablar del error de un árbitro sino del simbolismo y del significado social de fútbol porque es algo que nos pertenece a todos y no a los cinco o seis que creen que son sus dueños.
¿Crees que es una batalla perdida, que ya todo el mainstream van a ser tertulias de polémica y grito?
Lo de la tertulia del grito viene porque es relativamente fácil de hacer y funciona a nivel de audiencia, aunque yo tengo mis dudas. Se suele decir que ofrecemos esto porque la gente lo consume y sospecho que es al revés, la gente lo consume porque es lo que ofrecemos y no hay otra cosa. En cualquier caso, está claro que a mucha gente le gusta y no pasa nada. De hecho, creo que ‘El Chiringuito' es el blanco fácil de todos los ataques y se es injusto con ellos. Cuando voy a partidos raros a los que no va casi nadie, siempre está allí ‘El Chiringuito’. En ese sentido hacen un periodismo que nadie más hace y trabajan más que nadie.
¿Tú lo ves?
No, porque es tardísimo, pero no porque tenga un prejuicio. Puede no gustarnos el envoltorio, pero el programa está trabajado, dan noticias y muchos de ellos tienen una capacidad de comunicación muy alta. Sí que es verdad que hay mucho payaso en el sentido literal, que no en el peyorativo, porque es un circo y hay que hacer show, pero yo veo los clips en redes sociales. Lo único que les reprocho es que, alguna vez que me ha pillado en un hotel después de un partido y lo he puesto, acabo con la sensación de haber tirado media hora esperando una cosa que no llega y digo: "Joder, venga, cuéntalo ya y deja de tocarme los huevos, tío" [risas].
¿Cómo ve un inglés el cristo arbitral que vivimos?
Con matices. Creo que no tenemos una crisis de arbitraje, creo que la crisis somos nosotros, lo que lo que hay alrededor del arbitraje, tanto los periodistas como los aficionados. Eso no quita que haya cagadas arbitrales, pero el ruido es excesivo como pasa casi siempre que está el Real Madrid en medio. En todo caso hay que reconocer una cosa: el Madrid se siente el más perjudicado por el tema Negreira y eso es algo que no está resuelto. Los pagos existieron y esa es una realidad que mancha todo. Urge que se aclare.
Otra leyenda del fútbol inglés es que se respeta a los árbitros, ¿verdadero o falso?
Nos metemos con el árbitro, pero no tanto. Allí se discute una hora y no toda la semana. Esa celeridad con la que aquí se ve un complot no existe, aunque este año los aficionados del Arsenal han empezado a meterse un poco en ese bucle. Es normal que un aficionado se acuerde de todo lo que va en contra y no se acuerde de nada de lo que va a favor, pero los clubes, los protagonistas y los medios deberíamos no caer en eso. Aunque el rumbo que ha tomado el Madrid, que no lo justifico, tiene su aquel no por cómo le arbitran sino por lo que se ha sabido. Yo lo que sí pediría con el caso Negreira es paciencia porque estamos en un proceso legal y es lento. Veremos cómo se resuelve.
A ver, ¿decir "fuck off" a un árbitro es roja o no es roja?
Me he descojonado con todo esto de la expulsión de Bellingham, de repente toda España era Shakespeare, pero cogiendo cada uno la lección del libro que le interesaba. Mira, si en la Premier le dices a un árbitro a la cara "fuck off" te echa a la calle. Eso como norma general, lo que no quita que haya ejemplos de árbitros más tolerantes. Yo, por ejemplo, no hubiese echado a Jude porque a mí los tacos me parecen fucking maravillosos. Cuando estudias un idioma tendría que haber una asignatura de palabrotas porque es la mejor manera de demostrar que de verdad has captado el idioma.
Pues estamos.
De puta madre.

Fabio Capello: “La arrogancia de Guardiola le ha costado varias Champions”

Actualizado Jueves, 6 marzo 2025 - 21:28

Fabio Capello (1946) pasea por el hotel Palace de Madrid como si fuera su casa. Los empleados le saludan, él ejerce de guía por sus pasillos y el agua con gas le espera en la mesa de la sala Matahari (yo no elijo los nombres) antes de que se siente a charlar con EL MUNDO. La leyenda italiana está en la ciudad como embajador de los premios Laureus, cuya gala se celebrará el 21 de abril en el Palacio de Cibeles con gran presencia española entre los nominados (selección masculina de fútbol, Real Madrid, Aitana Bonmatí, Lamine Yamal, Carlos Alcaraz…).

El ex entrenador de Milan y Real Madrid, entre otros, cita a Nelson Mandela para explicar su vinculación con los Laureus ("Como él, creo firmemente que el deporte tiene el poder de cambiar el mundo") y demuestra su amor polideportivo comentando el último partido de voleibol que ha visto y recordando sus tiempos como fotógrafo submarino "cuando era joven, ya no tengo ni fuerzas ni tiempo", explica, casi resignado. Desde su retirada de los banquillos, en 2018, es comentarista estrella de la tele italiana y da charlas a empresas. "Me llaman de todos sitios", refunfuña con media sonrisa.

Siendo un hombre culto y con fama de bon vivant, ¿no le apetecía desengancharse del fútbol y dedicar su jubilación a cualquier otra cosa?
El problema es que el fútbol me viene natural aunque no quiera. Intento hacer cosas diferentes. Viajar, estar con gente, leer mucha Historia... Antes sólo tenía tiempo en verano para disfrutar de todo esto y ahora tengo algo más, pero tampoco mucho. Al final, eres lo que eres y yo soy un futbolista y un entrenador. No puedo evitarlo.
Un entrenador que, tras recoger el testigo de Sacchi y ganar la Champions con el Milan, dirigió al Real Madrid dos veces y en ambas ocasiones ganó la Liga (96-97 y 06-07) y duró sólo un año. ¿Cómo se explica esto?
Cada una fue diferente. La primera vez, ganamos el título y me llamó Berlusconi para pedirme que volviera a Milán. Se lo debía por la oportunidad y la confianza que me había dado al principio de mi carrera como entrenador. Por eso regresé. Se lo expliqué al presidente, Lorenzo Sanz, me entendió y así empaté las cosas con Berlusconi. La segunda vez, volví a ganar la Liga pero el club se había precipitado. En un momento de muchas dificultades que pasamos a mitad de temporada, ficharon ya a otro entrenador para el año siguiente (Bernd Schuster) y aunque luego remontamos y fuimos campeones, me echaron. La verdad es que no tenía buena relación con el presi, Ramón Calderón, y fue bastante bonito ganar esa Liga y demostrar que no sabía mucho de fútbol. El Madrid llevaba tres años sin ganar un título y decide despedir al que les da la Liga…
El trasfondo ambas veces fue que usted era un técnico defensivo y estricto en un estadio que pedía fútbol de ataque y unos vestuarios llenos de estrellas con una actitud, digamos, laxa.
Hay mucho tópico con eso de los estilos. Yo jugaba para ganar. Punto. Y ganaba. La cosa más importante para mí, la primera palabra que siempre salía de mi boca al llegar a un vestuario, no era defensa ni ataque, era respeto. El respeto por encima de todo. Todos tenemos problemas, todos podemos quejarnos, pero el respeto hacia la gente que trabaja en el club, hacia el staff y hacia el compañero es la base de todo. No quería retrasos, no quería malos gestos, no quería sobrepeso. A partir de ahí, para mí sólo existen el campo y el entrenamiento. Me da igual tu nombre. Este estilo lo cogí de Helenio Herrera, que siempre decía que se juega como se entrena. Pero a partir de ahí, cuando se duchaban y se iban a casa, cada uno era libre de hacer la vida que quisiera.
Su primer Madrid era el de la Quinta del Ferrari. Mijatovic y Suker nunca han ocultado que les gustaba salir con frecuencia.
Sí, pero luego entrenaban muy bien. Mi primera pelea con ellos fue porque les quité la botella de vino de las comidas. Protestaron, negociamos y me pidieron por favor que al menos les dejara tomar una caña antes de cenar. A eso les dije que sí [risas]. Pero la más gorda fue cuando vino un directivo y me dio el nombre de tres jugadores que habían salido por la noche.
¿Quiénes?
No te lo voy a decir y te explico por qué. Estábamos en un momento clave, recuperando puntos al Barça y me cogí un gran cabreo. Al día siguiente reúno a todo el equipo antes del entrenamiento y empiezo a echarles la bronca: "Aquí hay jugadores que no son deportistas serios, os gusta demasiado la noche, os da igual ganar y esto no puede ser porque es una falta de respeto al resto. Tú, tú y tú no podéis seguir con nosotros". Y en esas sale Fernando Hierro y dice: "Míster, déjelo, estuvimos todos". Me mató, sólo le pude decir: "Serás hijo de puta". Y a entrenar como si nada hubiera pasado [risas].
¿Es cierto que Raúl se quejó de que Mijatovic y Suker no le pasaban?
No sólo es cierto que se quejó, es cierto que no se la daban. Al principio le dije que eso era una tontería, pero después de cuatro o cinco partidos fijándome vi que era descarado. Llamé a Pedja y Davor y me lo negaron todo, pero les puse el vídeo: "Venid para acá. Mira, mira, mira, mira, mira, mira. Todos esos pases claro no se los habéis dado". "No le hemos visto", me decían. ¿Ninguna? Les exigí que no volviera a pasar y a los tres partidos ya estaban otra vez igual. Esta vez ya me puse serio y les dije que si pasaba una sola vez más, uno de los dos se iba al banquillo. Sólo así pararon.
El ex entrenador italiano, en el hotel Palace de Madrid.

El ex entrenador italiano, en el hotel Palace de Madrid.

Ese verano vuelve al Milan y el Madrid gana la Séptima la temporada siguiente. ¿No le dio rabia?
No, porque hice lo que debía, pero parte de esa Champions es mérito mío porque ese Madrid llevaba tres años sin ganar nada cuando yo llegué y construimos un equipo nuevo y campeón con chavales, como Víctor [Sánchez del Amo] o Álvaro [Benito], hasta su lesión, y buenos fichajes. Porque no era un Madrid con tanto dinero como ahora y teníamos que acertar mucho. El fichaje que lo cambia todo es el de Roberto Carlos al Inter, que todavía no entiendo cómo pasó.
¿Por qué?
Acababa de fichar por el Madrid, aún estaba en Milán, me llama un representante y me dice: "Fabio, el Inter vende a Roberto Carlos". Respondí: "No es verdad, nadie es tan tonto". Y me insiste: "Te lo prometo y cuesta 500 millones de pesetas". Yo no me lo podía creer, es que ni siquiera era caro. Le dije que sólo me lo creía si me mandaba un fax con los papeles del Inter escritos y firmados. Eran las cuatro de la tarde y a las ocho me llegó el fax a casa. De verdad pensaba que era una broma. Llamé de inmediato a Lorenzo Sanz y le dije que viniera en el primer vuelo, porque como se supiera que lo vendían a ese precio iba a ser la guerra. A las 11 de la mañana del día siguiente estaba todo firmado. Fue el fichaje más rápido de la historia, pero es que una oportunidad así te cambia el destino. A veces el fútbol es incomprensible… porque está lleno de gente que no lo entiende.
Su segunda etapa fue la famosa Liga del clavo ardiendo, el Tamudazo y los goles decisivos de Reyes.
Aquello fue, de verdad, una remontada única e histórica en la que superamos muchos problemas.
Era el ocaso de los Galácticos, una idea de equipo que chocaba con usted.
No, no, ya ni Galácticos ni nada. Zidane y Figo ya no estaban. Roberto Carlos ya estaba acabando y tuvimos el problema de Beckham. Había firmado ya para irse a Los Ángeles y en el Madrid eso no había gustado nada porque le habían ofrecido renovar, así que Calderón y Mijatovic me pidieron que no volviera a jugar. Al principio obedecí, pero después de diez días viendo que Beckham entrenaba, entrenaba y entrenaba como el que más pese a estar apartado, dije: "Hasta aquí. Es un jugador de Madrid y va a jugar". No sentó muy bien en el club, pero me dio igual. Era lo justo.
Y estaba Ronaldo.
El mejor jugador al que he entrenado. Lo eché.
¿Cómo se despide a uno de los más grandes de la Historia?
Soy yo. Él estaba gordo, no quería bajar de peso y le gustaba demasiado la vida alegre. Además, lo peor no era eso, era que arrastraba a esa vida a los compañeros de equipo y me acababa creando un problema aún más grave. Le di la opción de adelgazar y comportarse, no quiso, fuera. No hay más. Pero igual que te cuento esto, te digo que Ronaldo, sin las lesiones y cuidándose, hubiera sido el número uno de la Historia, al nivel de Messi y Maradona. Por un lado no pudo y por otro no quiso. Hay futbolistas que son así. ¿Recuerdas a Guti?
Claro.
Un talento increíble, podía haber sido lo que le diera la gana. Yo hablaba con él todo el rato: "¿Por qué no te sacrificas un poco, llevas un tiempo una vida ordenada y con 36 años, cuando lo hayas hecho todo, ya te dedicas a disfrutar?". Y él me respondía: "Míster, hay que pasarlo bien ahora que luego es tarde". No hubo manera de convencerle. Y era talento puro porque mira la carrera que hizo sin poner interés. Por jugadores como Ronaldo o Guti me gusta destacar siempre lo importantísimo que ha sido Raúl en el Madrid. Cuando el equipo estaba durmiendo, él se ponía a correr, a presionar y los despertaba a todos. No tenía el talento puro de los otros, pero era tan inteligente y tan ambicioso que daba lo mismo. Ese es el futbolista que yo quiero.
El que lidia ahora con las estrellas del Madrid es su alumno Carlo Ancelotti.
Pero lo lleva de maravilla. Es el mejor del mundo en eso. Carlo ha sido inteligente como jugador y ahora es inteligentísimo como entrenador. Entrenar al Madrid no es fácil y a un Madrid con muchas estrellas es aún más difícil, pero él lo hace, como decís aquí, de puta madre. A veces la gente que no sabe de fútbol le desprecia, pero los que sabemos lo tenemos muy claro. Sabe cuándo necesita hablar alto y cuándo de cachondeo. Esa es la inteligencia que le ha permitido triunfar en todos los sitios. Como jugador, él se retira conmigo, en el Milan, y le ofrezco incorporarse de inmediato a mi equipo, pero ya tenía un compromiso con Arrigo [Sacchi] para ser su ayudante en la selección italiana. Como verás, los dos entrenadores que mejor le conocíamos ya sabíamos el gran técnico que iba a ser.
¿Será capaz de encontrar la fórmula para que Mbappé y Vinicius den su máximo nivel a la vez?
Seguro. Los grandes futbolistas siempre pueden jugar juntos… [Capello medita unos segundos]. Bueno, igual eso es un tópico. Cuando tuve en el Madrid a Van Nistelrooy y Ronaldo pensé: "Estos dos me meten goles, los pongo juntos y ya se arreglarán". Fueron titulares tres partidos y perdimos los tres. Así que los grandes futbolistas pueden jugar juntos menos Van Nistelrooy y Ronaldo [risas]. Ahora Mbappé se ha adaptado y ya no va a bajar el nivel porque es así de bueno. Vini tiene que lograr que no le afecte todo el ruido que hay a su alrededor. En lo del racismo tiene más razón que un santo, pero se descentra con mucha facilidad con cosas deportivas: los rivales, la grada, los gestos… Tiene mucho carácter y eso es bueno si sabe enfocarlo sólo al juego porque el talento le sobra.
Sin embargo, usted defendió el Balón de Oro a Rodri.
Sí, creo que fue el justo ganador: la Premier, la Eurocopa... Todo el mundo ha visto que es el director de orquesta de cada equipo en el que juega, que sin él todo funciona peor. ¿No estás viendo al City ahora?
Sí, claro. Usted nunca ha sido muy guardiolista, ¿está disfrutando esta caída?
[Risas] No, no, para nada. Además yo valoró mucho a Guardiola como entrenador, ha hecho cosas maravillosas. Yo he vivido tres revoluciones en el fútbol, una cada 20 años o así: el Ajax de Cruyff, el Milan de Sacchi y el Barça de Guardiola. No tengo ningún problema en decirlo.
El embajador de los Premios Laureus posa para la entrevista.

El embajador de los Premios Laureus posa para la entrevista.

Entiendo, pues, que el choque es más personal que futbolístico, ya discutieron cuando coincidieron como entrenador y jugador en la Roma.
No discutimos nada. El vino a decirme cómo tenía que hacer mi trabajo y yo le respondí: "Ponte a correr y luego hablas". Es que andaba por el campo y yo no iba a sacarle antes que gente que tenía muchas cosas mejor que él. Sin más. Ahí se acabó el debate. ¿sabes lo que no me gusta de Guardiola? Su arrogancia. La Champions que ganó con el City fue la única en la que no intentó nada raro en los partidos decisivos. Pero todos los demás años, en Manchester y en Múnich, en los días clave siempre quería ser el protagonista. Cambiaba cosas y hacía inventos para poder decir: "No ganan los jugadores, gano yo". Y esa arrogancia le ha costado varias Champions. Yo lo respeto, pero eso lo veo claro. Además, aunque eso ya no es culpa suya, ha hecho un daño tremendo al fútbol.
¿Por qué?
Porque todo el mundo se ha pasado 10 años intentando copiarle. Eso se ha cargado el fútbol italiano, que ha perdido su naturaleza. Yo decía: "¡Parad ya, no tenéis los jugadores de Guardiola!". Además se impuso la idea absurda de que jugar bien sólo era eso. Toque, toque, toque, toque, toque, toque, toque, toque... ¡Ahora en el fútbol italiano el portero juega el balón! Un desastre y además un aburrimiento que ha espantado a mucha gente del fútbol, les basta con ver los highlights. ¿Para qué vas a ver 90 minutos de pases y pases horizontales sin lucha, sin carreras…? Por suerte el fútbol está cambiando. Lo ha cambiado, la primera, España al ganar la Eurocopa con dos extremos y jugando rápido.
Supongo que está al día de la que hay montada en España con los árbitros.
En España, en Italia, en Francia… Donde menos en Inglaterra, por cultura, y ya empiezan a caer en esto también.
¿Cómo valora que el Real Madrid diga que existe una campaña arbitral en su contra?
Yo no creo en esas cosas. Al Madrid, como a todos, un día le perjudican y otro le favorecen y no es algo premeditado. Lo que pasa es que si hablamos de lo que ha pasado con los árbitros y el Barcelona, es normal que la gente sospeche porque todo lo demás son sólo teorías, pero que el Barcelona pagó al vicepresidente de los árbitros está demostrado.
Sus dos etapas en el Madrid coincidieron con esos pagos a Negreira. ¿Alguna vez sospechó?
No, ¿cómo iba a pensar algo así? Ni se me pasaba por la cabeza que alguien pudiera hacer eso.
Bueno, usted vivió un caso similar en Italia, el Calciopoli, en el que varios equipos fueron sancionados por manipular las designaciones arbitrales. La más castigada fue la Juventus que usted dirigía, a la que descendieron a segunda y le quitaron dos ligas.
Eso fue… [Resopla] Ganamos el título porque teníamos un equipazo, no necesitábamos ayudas ni teníamos ni idea de lo que podía estar haciendo la directiva. De todos modos, las sanciones fueron poco serias, porque se demostró que eran todos los clubes grandes de Italia y a unos nos castigaron mucho más que a otros. Lo del descenso, sin se hizo que se pague, lo injusto fue que nos quitaran los scudettos porque fueron legítimos. En la final de ese Mundial 2006, Italia-Francia, había nueve jugadores de la Juventus. Éramos los mejores.
¿Le sorprende que no haya habido castigo deportivo al Barça?
Sí, me sorprende mucho que no haya pasado nada. La justicia normal va lento, vale, ¿pero para qué está la justicia deportiva? Es un caso muy grave y no se entiende que el Barcelona pueda salir de algo así sin ninguna sanción, me da igual los años que hayan pasado, que tampoco son tantos.
Jesús Gallego: "Si Clemente y yo no nos pegamos fue sólo porque se metieron por medio los de seguridad"

Jesús Gallego: “Si Clemente y yo no nos pegamos fue sólo porque se metieron por medio los de seguridad”

Jesús Gallego (Jaraicejo, 1968) lo ha visto todo. Desde muy cerca. Soldado en la guerra entre la SER y García hasta casi llegar a las manos, parte del núcleo duro que se marchó a la COPE… sin ofrecerle acompañarlos, director de ‘Carrusel Deportivo’ de 2014 a 2016 de donde salió por no ceder ante la empresa, testigo directo de los altos y bajos de la tele y, ahora, feliz presentador de ‘Hora 25 Deportes’ y novelista debutante, con ‘Herencia’, sobre los tiempos agitados de la Transición.

"Es una cosa que tenía en la cabeza desde hace tiempo, pero no me había puesto. En el verano del 23 terminó mi etapa televisiva, me encontré con que tenía tiempo libre y decidí lanzarme. Estuve leyendo libros que me faltaban de Vargas Llosa, que es una referencia para mí, y Juan Gabriel Vásquez, que es la hostia, y decidí que tenía que escribir algo. Me ha salido una cosa que ni yo mismo esperaba, sinceramente", explica.

Música indie, política, libros… Siempre te has movido en zonas no demasiado transitadas por el periodismo deportivo.
Creo que sigue habiendo ciertos prejuicios dentro de la profesión. Recuerdo que había un estigma y decían de ti despectivamente: "Ese lee libros". Dentro de la fauna periodística cada uno tiene sus señas de identidad y no tienes porqué renunciar a ellas. Desgraciadamente, creo que las nuevas generaciones, tanto en el periodismo deportivo como en la sociedad, han leído menos libros que las nuestras. Hubo un momento muy bueno en que, siguiendo el ejemplo de Segurola, empezó a parecer gente que escribía muy bien de deportes. Ahora faltan figuras como esas, no las veo surgir. También es cierto que entonces a menudo se decía "parece Segurola" como insulto. Joder, a mí me dicen que parezco Segurola y doy palmas. Ahora las pantallas, internet y las redes sociales han provocado una involución donde se ha priorizado el titular llamativo, breve, conciso y, si puede ser, hiriente y esa figura del periodista más reflexivo, que se recrea en el lenguaje, ha ido desapareciendo. Ojalá vuelva porque es necesario.
Llevas ya ocho años haciendo ‘Hora 25 Deportes’. No sé si es lo que esperabas porque cuando te lo dieron, tras ‘Carrusel Deportivo’, parecía un paso atrás.
Cuando cogí este programa no tenía la sensación de que fuera un proyecto a largo plazo. Salí de ‘Carrusel’ porque no llegamos a un acuerdo económico y yo no quería seguir currando los fines de semana si no estaba a gusto. Me quemé bastante y esto lo vi como una pausa, iba a empezar a hacer tele otra vez con ‘El Golazo’ y me venía bien otro ritmo, pero con el tiempo me he ido sintiendo muy cómodo, tengo una relación guay con Aimar Bretos y estoy realmente bien en ese tramo horario y en ese formato de media hora de muchas noticias, pero dando también opinión.
¿Te lo tomaste como un castigo al principio?
Un castigo no, pero sí un retroceso. Los dos años que hice ‘Carrusel’ subió un 15% la audiencia del programa. La SER estaba encantada y quería que siguiera. Me hizo una oferta, pero yo no me sentí bien tratado entonces y no la acepté. ‘Carrusel’, ‘Tiempo de juego’ o como se llame en cada cadena es el programa más duro que hay en la radio y no está reconocido. Es infinitamente más duro que hacer un programa diario de hora y media o dos horas como ‘El Larguero’ porque estar ocho o nueve horas manteniendo esa intensidad es agotador y dificilísimo. Había días que salía fulminado del programa y, además, lo haces sábados y domingos, pierdes enteros los dos días en los que la gente hace la vida. Los cumpleaños, las barbacoas, las fiestas, las resacas, el amor, la vida familiar… Todo pasa el fin de semana y tú te lo pierdes. Yo estaba muy quemado vitalmente y necesitaba un respaldo de la empresa que no sentí. Ahora entiendo lo que sucedió: la SER estaba pendiente de que De la Morena se iba, dieron por hecho que yo seguía en ‘Carrusel’ y como estaban con el otro problema más gordo no prestaron mucha atención a lo mío.

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Y se estropeó todo.
Claro. Es comprensible a nivel empresarial, pero a nivel personal tú piensas en lo tuyo. Yo me estaba matando, los resultados eran buenos y nos enzarzamos en una negociación agria. No hubo un acuerdo y yo me acogí a una cláusula que puso la empresa cuando me dio ‘Carrusel’ por si los resultados eran malos. Decía que si en dos años no continuaba, volvía a mi anterior situación contractual y punto. Entonces eso es lo que hice.
¿Te arrepientes de no haber cedido?
Hubo un tiempo que tuve dudas de si me había equivocado y fue jodido porque todo el mundo interpretaba: "Hostias, se han cargado a Gallego". Estar explicando todo el rato que no era así, que no es porque fuera mal el programa, era un coñazo y te jodía un poco en el orgullo, pero con el tiempo me he dado cuenta de que para mí ha sido un crecimiento. He tenido otras experiencias porque hacer ese programa constriñe tu vida en todos los aspectos, mentalmente supone un esfuerzo tan brutal que no existe nada más.
¿Cómo puede llevar Paco González más de 30 años haciéndolo?
Porque es muy bueno y porque sólo ha hecho eso. El talento creativo de Paco González, que es enorme, lo ha dedicado exclusivamente a ese carrusel que se inventó en la SER, todo ha estado ahí y no ha podido crecer en nada más. Paco hubiera podido funcionar en la tele, en un programa de entrevistas, en cualquier otro formato, pero cuando estás metido en eso no puedes hacer nada más. No hay forma.
¿Siempre quisiste ser periodista deportivo o fue azar?
Fue casual. En el verano del 90, estaba en cuarto de carrera, me parece e hice las pruebas de la SER. Eran 70 preguntas tipo test de sociedad, política, internacional... A mí me gustaba el deporte y escuchaba a De la Morena, primero a las tres de la tarde y luego ya en ‘El Larguero', pero no quería hacer Deportes. Lo que sucedió es que me seleccionaron y me hizo una entrevista Luis Fernández, que era director de Informativos y luego sería presidente de RTVE. Me preguntó qué me gustaría hacer y yo le dije lo típico: el ‘Hoy por hoy’ de Iñaki Gabilondo, el ‘Hora 25’ de Carlos Llamas, los deportes... Ahí se le iluminó la cara porque se había ido una parte de la redacción a Canal+, Alfredo Relaño, Chus Galán, Carlos Martínez, Chus del Río… Había hueco y necesitaban gente. Y me preguntó otra cosa que te explica bien cómo veían entonces los Deportes en la SER.
¿Qué te preguntó?
Que si yo escuchaba los deportes de la SER y cuando le respondí que sí, que escuchaba ‘El Larguero', me dijo: "Pero qué vas a escuchar ‘El Larguero’, tú escuchas a García como todo el mundo". Flipé con que el director de Informativos de la SER me dijera eso. El caso es que me mandó a Deportes y esas circunstancias condicionaron mi vida completamente. Es acojonante. Evidentemente eso me ayudó a crecer porque había huecos. Si no, quién sabe, a lo mejor estás tres meses y a la calle.
Ese ambiente de redacción joven contribuyó a crear el grupo de amigos que fue durante muchos años Deportes de la SER.
Efectivamente. Una de las cosas que fue fundamental es que la diferencia de edad con Lama y Paco, que eran los líderes allí, no era tan grande. Ellos habían llegado muy pronto a ser top, pero tenían muy pocos años más que yo, así que había una coincidencia generacional que ayudó a que todo fuera fácil. Currábamos, hablábamos, salíamos y nos divertíamos. Ellos eran los cracks y nosotros estábamos llegando, pero éramos un grupo de amigos. Y encima surgió la guerra con García que nos unió aún más. Yo entré justo cuando sancionaron y apartaron de la radio a De la Morena porque contestó a García en antena y le llamó de todo. En su ausencia, ‘El Larguero’ lo hacía Paco y en aquella época me pasaba el día entero en la radio. Iba a la Ciudad Deportiva del Madrid por la mañana, enlazaba con SER Deportivos a mediodía, luego el programa de Lama por la tarde y acababa con ‘El Larguero’, Estaba todo el puto día en la radio y era feliz, pese a que luchar contra García era muy difícil y desagradable.
¿En qué sentido?
En que te la clavaba todo el rato. Quedabas con un tío que era protagonista porque habías tenido la suerte de llegar primero al sitio donde estaba, le habías dicho que le íbamos a llamar por la noche y había aceptado. Luego le presionaban, se echaba atrás y entraba con García. Eso te jodía muchísimo y la frustración generó una unión que nos hizo muy guerreros y muy luchadores. Aquello empezó a ser una guerra contra García, volvió De la Morena con su manera de ser y le plantó cara y fue creciendo hasta que, casi sin darnos cuenta, estábamos por encima. Fue un despliegue tremendo.
Se ha mitificado mucho aquella guerra, pero también hay voces críticas que dicen que fue muy negativa para el periodismo. ¿Cómo lo ves habiéndolo vivido desde dentro?
Creo que todo el mundo sobrepasó líneas que no se debían haber sobrepasado. Era una situación muy encrespada desde el inicio porque García era un personaje, no nos engañemos, que desde sus inicios había basado su éxito en que en España estaba él y sólo él. Hace poco, en un documental, cuenta cuando secuestraba a los protagonistas. Llegaban a Madrid, los cogía, los encerraba y se acabó. Era él y era su exclusiva.Cuando tienes eso enfrente, acabas utilizando las mismas armas para defenderte. En aquella época de reportero pasé muy malos ratos porque la presión y la competitividad no eran sanas. No me gustaría que las nuevas generaciones vivieran eso.
¿Tú también actuaste de manera inapropiada?
No. Siempre he tenido muy buena relación con los reporteros de García y me he llevado fenomenal con Pipi [Estrada] y el resto. Digamos que el enfrentamiento que había entre De la Morena y García, de insultarse el uno al otro, no podíamos permitir que llegara a donde estábamos nosotros, que era juntos en la banda y en los entrenamientos, porque eso hubiera derivado en cualquier cosa, incluso en agresiones. Yo siempre intenté asumir la derrota. Llega un momento en que hay que ceder y si has perdido, has perdido. Lo que me jodía era ganar y que me robaran por la puerta de detrás. Te sentías muy frustrado. Creo que aquella fue una etapa increíble de la radio española, con momentos muy emocionantes, pero ojalá no se vuelva a repetir porque muchos periodistas lo sufrieron y lo sufrimos.
La guerra principal derivaba en otras colaterales, como la de Javier Clemente. En su episodio más tenso, llegaste a las manos con él en la Eurocopa del 96.
La situación estaba muy caliente porque ‘El Larguero’ ya era líder y Clemente era un personaje entregado a García. Yo no podía con que en las ruedas de prensa previas a los partidos le preguntásemos por el planteamiento, nos dijera que no nos iba a dar la alineación a nosotros, que se la guardaba para los futbolistas y, por la noche, García dijera el once cada vez. Me encabronaba muchísimo y al día siguiente me dedicaba a calentar a los veteranos como Iñaki Cano, Manuel Esteban o Enrique Ortego . Les decía: "Clemente se ha meado en vosotros, luego estáis en los corrillos con él haciendo bromas, no os cuenta nada y se lo dice todo a García, os ha humillado…".. Les ponía la cabeza como un bombo porque yo contra eso me rebelaba. Y ese mal rollo explota en la Eurocopa.
¿Cómo y por qué?
El detonante fue que, los días antes de los partidos, la selección entrenaba a puerta cerrada en el campo del Leeds y yo, a través de un amigo, había conseguido ver los entrenamientos. Clemente llegaba, ensayaba con Alkorta en el centro del campo y yo lo veía. Entonces, por joderle, en la rueda de prensa le preguntaba directamente: "¿Por qué mañana va a jugar Alkorta en el medio?". Él se ponía negro y los jugadores también, porque pensaban que había uno que me filtraba. Eso fue creando una tensión hasta el último partido del grupo. Logramos pasar a la siguiente fase con el gol de Amor y yo estaba en la zona mixta entrevistándole cuando pasó Clemente, me dio una hostia en el micrófono y dijo delante de todos: "Amor, no hables con estos hijos de puta".Me soltó la mano y, claro, con la tensión le llamé cabrón, me fui a por él y se montó el número. Si no nos llegamos a pegar fue sólo porque se metieron por medio los guardias de seguridad.
Luego, Lama y Paco querían irse a por él.
Sí, sí, claro. Piensa que todo esto lo estaban escuchando porque estábamos en directo. Fue súper desagradable, no lo disfruté y me convertí en protagonista esos días sin querer serlo. Fue difícil porque luego los jugadores de la selección con los que yo tenía relación del Real Madrid, como Alkorta o Cañizares, me evitaban porque no querían problemas. Una situación muy jodida. Recuerdo que me llamaron de ‘Esta noche cruzamos el Mississippi’, que era un fenómeno de la hostia, querían mandarme una cámara y estuvieron una hora intentando convencerme, pero estaba hasta los huevos del tema y dije que no.
Jesús Gallego posa para la entrevista.

Jesús Gallego posa para la entrevista.Alberto Di Lolli

Y tras todas esas vicisitudes, llega 2010. El despido de Paco González de la SER y la separación. ¿Cómo lo recuerdas?
Todo empezó, el día de la final del Atleti en la Europa League, con algo que no entendimos ninguno. Por más que hubieran discutido, no tenía sentido que apartasen a Paco del programa porque se habla siempre mucho de ‘El Larguero’, pero el ‘Carrusel’ de Paco González era un fenómeno exactamente igual. Iba como como un tiro y, de pronto, estalla esto. El director de la SER quería que se hicieran unos programas de cara al público durante el Mundial y Paco, que se había ganado ya de sobra un estatus, dijo que él no los iba a hacer porque ese tipo de carruseles son un coñazo, que es cierto. Se calentó la cosa, hubo un enfrentamiento y apartaron a Paco de antena, que es como si Fernando Alonso un día decide que no hace unos entrenamientos y le quitan el coche. Fue un error, pero como nadie lo paró, fue creciendo, llegó el despido y todo lo que vino después ya es consecuencia de esa mala gestión inicial de la radio. Fue una puta locura.
Y en lo personal, ¿cómo viviste esas semanas?
Me comí un marrón importante porque le quitaron a Paco el ‘Carrusel’ de la última jornada de Liga, alguien tenía que hacerlo y el director de la SER me lo mandó a mí. Pedí consejo a Manolo [Lama], porque Paco estaba desconectado y era muy difícil hablar con él, y me dijo que no montásemos más lío y lo hiciera. Quedó bien, no por mí sino porque estaban Pepe Domingo y el resto del equipo y aquello funcionaba solo, y la radio me dijo que también querían que lo hiciera en el Mundial. La verdad es que no sabía qué hacer porque Paco o gente del grupo se lo podía tomar como una traición y yo no quería eso.
¿Qué hiciste?
Volver a preguntar a Manolo, con el que tenía una relación especial de haber viajado 15 años juntos, y además era el que estaba allí. Me dijo: "Pídeles una pasta, hazlo y ya está". Y fue lo que sucedió. No fue fácil porque el ambiente era raro, malo. Yo estaba centrado en hacerlo bien y que no se notaran la tristeza y la tensión, pero me daba cuenta de que había gente ya que estaba con la cabeza en otra parte. Los programas salieron bien, no hubo ningún problema, pero cuando terminó aquello todo el mundo había decidido quién se iba y quién se quedaba.
¿Tú también?
Bueno, es que yo no llegué a tener la opción de irme, ni siquiera negociamos, y la SER, por su parte, quiso que me quedara.
Pero para la temporada 2010-11 no te dieron el ‘Carrusel’ tras haberte comido el marrón inicial. ¿Por qué?
Durante el Mundial tuve reuniones con la dirección donde me decían que lo estaba haciendo muy bien, que iban a quedar huecos libres, que tenían que saber qué quería hacer yo… Pero yo les dije en todo momento que no iba a decidir hasta que acabase el torneo porque, esa es la verdad, también tenía en la cabeza que a lo mejor me iba a la COPE con Paco y Manolo, que me iban a hacer la oferta, con lo cual yo no estuve ahí hábil para asegurarme ‘Carrusel’.
Sinceramente, siempre pensé que sí te habían ofrecido irte con ellos.
No. No tuve ni la opción.
¿Sabes por qué no te lo ofrecieron?
No lo sé y me lo he preguntado, pero sus razones tendrían. Luego he trabajado muchos años con Manolo en la tele y ni siquiera se lo he preguntado porque es un tema que ya había pasado y tampoco iba a quemarme la sangre con ello.El caso es que no tuve una oferta para irme a la COPE y en la SER decidieron apostar por Javier Hoyos, con lo cual yo seguí haciendo mi programa y debí ser de los pocos que no sacó nada de todo el lío. Me sorprendió un poco, pero tampoco podía hacer más.
¿Con Paco González has vuelto a hablar?
Sí, tenemos trato. Indudablemente la relación ya no es la de antes, es normal. Con Manolo he mantenido la amistad porque me llamó para para ‘El Golazo’ y he estado con él cinco años aprendiendo y pasándomelo que te cagas. Con Paco mantengo contacto, nos mensajeamos de vez en cuando sobre asuntos personales y hay un cariño eterno porque he aprendido de quien he aprendido, pero la relación de amistad cómplice que teníamos en la SER se ha perdido.
Ahora no estás haciendo tele, ¿lo echas de menos?
Hombre, económicamente… [risas]. A cambio, me he puesto a escribir, que me llena muchísimo. Fíjate que yo no empecé en la tele en deportes, sino haciendo el programa de actualidad, ‘Te vas a enterar’, en Cuatro, en 2012. La verdad es que el formato iba muy bien, pero cometimos un error y es que el director mandó una cámara a un escrache en la casa de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, y se montó un pollo en Mediaset que ya vi que el programa estaba en peligro. Ese verano, cuando me fui de vacaciones, la productora me dijo que tenía la posibilidad de irme a ‘Deportes Cuatro’ y yo no quería, porque me encantaba ese programa, pero me dijeron que, viendo el panorama, mejor lo cogiera. Estuve un año haciendo el informativo por la tarde y estaba todo bien, pero entonces me convencieron de coger ‘Carrusel’ y lo dejé porque no podía compatibilizarlo.
Volverías, ya en 2016, a ‘El Golazo’.
Sí, la verdad es que esos años con Manolo fueron la hostia. Más allá de los datos de audiencia, que eran muy buenos, por lo que más cariño tengo a ese programa fue por el buen rollo, la sensación de que no había jefes, que todos éramos iguales, el ambiente familiar que era parecido al que de la primera época de la SER. Cuando me fui de ‘El Golazo’ lloré a lágrima viva.
¿Y por qué te fuiste?
Porque la oferta de Movistar era irrechazable, pero me follaron en un año [risas]. Me fichó un director, al año lo pasaron a otro departamento y trajeron uno nuevo que se cargó al que había fichado su antecesor. Un clásico. Nos reunimos y yo le daba opciones y le planteaba propuestas, más que nada porque había dejado otro curro por ellos y me largaban al año, hasta que al final me dijo textualmente que es que quería poner por mí a una chica joven y atractiva.
¿A quién pusieron?
A Lucía Villalón.
Pese a todo, eres razonablemente optimista con el estado del periodismo deportivo.
Sí. Tú eres muy crítico con el panorama, pero yo no tanto. En realidad creo que es el mismo periodismo deportivo de siempre, con un espectro muy amplio en el que hay cosas mejores y cosas peores. Lo único que es claramente peor es lo que se paga a los chavales, pero en cuanto a los contenidos sigue habiendo mucho entre lo que elegir. Lo que pasa es que los formatos de bufanda, a rebufo de ‘El Chiringuito’, han crecido bastante y hay menos reductos de ese periodismo más sosegado y más analítico. Yo echo mucho de menos a un tipo como Michael Robinson, ese fenómeno comunicador que tenía gracia sin ser bufandero, que informaba en serio sin ser aburrido, que era culto sin ser elitista. Era la figura perfecta. Pero ha entrado gente nueva, esos que algunos llaman panenkitas, y han explotado los podcasts… No sé, es un aire fresco que a mí me gusta. Yo disfruto con el panorama.
En realidad, estas renovaciones son cíclicas.
Claro. Hoy hay mucha gente esperando a Pedrerol como antes había mucha gente esperando a García. Hay un punto de envidia ahí hacia el que tiene éxito. Lo que me molesta es que desde Barcelona se nos equipare con ‘El Chiringuito’ a todos los que trabajamos en Madrid. Todos somos caverna y te hablan siempre en segunda persona del plural: "Vosotros decís que el Madrid todo lo hace bien". A ver, lo dirán unos sí y otros no. Si yo tengo que decir que el Madrid hace el ridículo no yendo al Balón de Oro, que es una cagada brutal y que han tirado el prestigio del club por los suelos, lo digo y me toca los cojones.
¿Cómo ves su denuncia de una campaña arbitral contra él?
No olvidemos que ha sucedido algo sustancial en los últimos años que es el caso Negreira. Eso ha sido muy duro, me ha cambiado la perspectiva y no puedo abstraerme por más que piense que Florentino y Real Madrid TV se pasan y deberían cortarlo. Bien, pero lo realmente grave es que el Barcelona pagó 17 años al vicepresidente de los árbitros y mientras eso esté sin castigo, todo lo demás es secundario.
Una cumbre europea en Budapest tratará de frenar los problemas del arbitraje: "Hay mucha tensión"

Una cumbre europea en Budapest tratará de frenar los problemas del arbitraje: “Hay mucha tensión”

En 1968, los principales diarios deportivos de España resumieron la final de la Copa del Generalísimo entre el Real Madrid y el Barcelona con un titular: «¡Rigo, campeón!». Se referían al árbitro Antonio Rigo, colegiado del partido, al que acusaban de haber fallado en el encuentro a favor del conjunto culé, ganador del trofeo. Hoy, más de medio siglo después, los árbitros se mantienen en el ojo de un huracán de tensión constante en el que también participan clubes, medios e instituciones. El Caso Negreira puso bajo sospecha a gran parte del estamento, multiplicando la crispación, que además tiene como telón de fondo la guerra entre el Madrid y el CTA. La carta del conjunto blanco a la RFEF y al Gobierno tras el arbitraje en Cornellá dinamitó la ya endeble, y escasa, calma tensa que pudiera haber. Eso, el Caso Negreira, es la particularidad española, pero la situación es tensa también lejos de nuestras fronteras. Y aquí el nexo de unión se llama VAR.

En México, el Chivas, uno de los equipos grandes de la liga, pidió los audios del VAR al Comité de Árbitros acusándoles de manipulación. ¿Les suena? En Italia, el Milan, como el Madrid, ha enviado una carta al Comité quejándose por los arbitrajes. «Así el fútbol es un caos», dijo Gasperini, técnico del Atalanta, sobre el VAR. «Ya basta», reclamó Cesc Fábregas, entrenador del Como. En Turquía, el rival del Galatasaray se fue del campo tras recibir un gol de penalti. En Inglaterra, el Nottingham Forest acusó al colegiado de su encuentro ante el Luton de ser aficionado rival. En Portugal hubo un enfado mayúsculo por la actuación del colegiado durante el Benfica-Barça. En Suiza, el Sion denunció al VAR ante el TAS por su no utilización durante las semifinales de Copa. En Bélgica, el Anderlecht-Genk se tuvo que repetir por un error del VAR, que «aplicó normas de forma incorrecta». La lista es infinita.

Ese «caos», como lo resume Gasperini, ha llevado a los Comités de Árbitros de las cinco grandes ligas europeas a programar una reunión de presidentes el próximo mes de abril en Budapest, según pudo confirmar este periódico. «Hay mal rollo y tensión en todos los países», admiten fuentes cercanas a los árbitros. Tienen dos frentes: por un lado, las constantes críticas de los clubes y cómo hacer frente a ellas. Por otro, los propios problemas del VAR, su utilización y su gobierno. Esto último está a debate en cada liga, sea el formato que sea, con la misma conclusión: está mal.

Una reflexión que también se tenía en los sesenta, cuando los clubes elegían a sus tres árbitros favoritos para que les dirigieran durante el curso. Pero claro, había algunos, como Rigo, que tenían trabajo todas las semanas. En los ochenta lo dejaron en manos del presidente del Comité, pero esa decisión unipersonal duró poco. Sorpresa, a nadie le parecía bien. Ahora tenemos una comisión con un representante de la RFEF, otro de la Liga y otro «de consenso». Y ya saben el resultado: polémica.

El gobierno arbitral en Europa

En Inglaterra y Alemania, el Comité de Árbitros es un ente autónomo, cada uno a su manera, caso distinto al de Italia, España y Francia, donde depende de las Federaciones nacionales. ¿Es uno mejor que otro? ¿Funciona mejor determinado mecanismo? Por las guerras y quejas que hay en cada competición, parece que no. Javier Tebas, presidente de LaLiga, prefiere el modelo inglés, en la misma línea, curiosamente, que el Real Madrid, que insiste en dotar de transparencia al estamento arbitral. Louzán, que tiene el poder de elegir al presidente del Comité, prefiere no modificar el sistema y sí cambiar al jefe de los árbitros, con Medina Cantalejo en el disparadero de cara a final de temporada.

«Transparencia» es la palabra mágica en todo esto. La primera que sale en cada país cuando se debate sobre los árbitros. Pero, ¿en qué se concretaría? En España, cuyos árbitros han estado concentrados estos días mientras la Federación cerraba la investigación sobre las empresas de Munuera Montero, resuelta ayer con la exoneración del colegiado, pues no existe conflicto de intereses a ojos del Comité de Cumplimiento Normativo, todos piden transparencia.

Ascensos y descensos

Quieren, los clubes y los propios colegiados, que se hagan públicos los informes y los criterios para los ascensos y descensos, la gran gallina de los huevos de oro en nuestro fútbol. Una plaza entre los 20 árbitros de LaLiga otorga un sueldo de más de 300.000 euros al año, un billete de lotería que cada temporada cae en el bolsillo de unos pocos y cuya decisión, ahora mismo y según fuentes del colectivo a las que ha podido acercarse EL MUNDO, crea, palabras textuales, «desconfianza».

Negreira era la persona clave en ascensos y descensos en su época y los requisitos, informes y razones para las decisiones actuales siguen sin estar claras. Los árbitros, en privado, piden que todo se haga público y que sea una decisión más estadística que personal. Y los clubes claman a su antojo. El Madrid ha subido la velocidad de su crítica desde el Caso Negreira y estalla públicamente ante cada error en su contra. El resto, un día deslizan junto a LaLiga, en esa guerra eterna entre Tebas y Florentino, una sanción al Madrid por criticar a los colegiados y al otro hacen un comunicado quejándose. Mientras, se ha creado una 'Comisión de la reforma del sistema arbitral' en la que han salido elegidos como representantes de los clubes el Sevilla, el Betis (ambos por delante en votos del Rayo y el Madrid), el Granada y el Albacete.

Y luego tenemos el VAR, nexo conector de las críticas, herramienta que venía a arreglarlo todo, a actuar sólo en errores flagrantes y que ha terminado transformando el arbitraje. Ya no decide el juez de campo, sino que éste tiene una espada sobre su cabeza que constantemente analiza sus posibles errores. En público agradecen la «ayuda», dicen los árbitros cuando hablan, pero en privado, sin nombres, porque nadie quiere exponerse, existe «miedo a fallar» en el césped y, a veces, una actitud «demasiado intervencionista» desde la sala VOR.

El juez rechaza desimputar a la mujer de Negreira: "Sólo ha justificado 140.000 euros de los 3 millones que ingresó en sus cuentas"

El juez rechaza desimputar a la mujer de Negreira: “Sólo ha justificado 140.000 euros de los 3 millones que ingresó en sus cuentas”

El juez que instruye el 'caso Negreira' rechaza desimputar a la mujer del ex número dos de los árbitros españoles porque, a su juicio, sólo ha conseguido justificar "140.000 euros" de los "tres millones" que ingresó en sus cuentas bancarias durante los últimos años.

El titular del Juzgado de Instrucción número uno de Barcelona sostiene que Ana Paula Rufas ha dispuesto de al menos "12 cuentas bancarias en las que es titular recurrente" y en las que "aparecen ingresos de tres millones que se retiran con posterioridad, dejándose las cuentas sin saldo alguno". "Es evidente que es una cantidad muy superior a los 140.000 euros aproximados justificados", arguye.

Cabe recordar que la Guardia Civil denunció el pasado mes de agosto que Rufas había llevado a cabo las referidas operaciones "sospechosas" en sus depósitos bancarios y apuntó a que podrían ocultar nuevos pagos a su marido, José María Enríquez Negreira, vicepresidente del Comité Técnico Arbitral (CTA) durante décadas.

Para saber más

No en vano, Negreira se encuentra investigado por recibir 8 millones de euros del FC Barcelona por asesorías arbitrales ficticias durante un periodo de 20 años, motivo por el cual el instructor le atribuye entre otros un delito de corrupción deportiva.

La esposa de Negreira presentó recientemente justificantes de algunas de las operaciones señaladas por la Guardia Civil en su informe y documentó que corresponden a la venta de unas fincas en Huesca propiedad de su familia. Sin embargo, tanto la Fiscalía Anticorrupción como ahora el juez consideran insuficiente su defensa y Rufas mantendrá la condición de investigada en la causa, en la que además de su marido también se investiga a los ex presidentes del Barça Sandro Rosell y Josep Maria Bartomeu.