Los nervios de Francia camino del cuadro de la muerte: “Interpretáis el fracaso como queréis”

Actualizado Martes, 25 junio 2024 - 22:29

«¿El cuadro de la muerte? A mí me gusta jugar ese tipo de partidos contra grandes equipos. Me da igual», contestaba ayer Eduardo Camavinga a este periódico en la zona mixta del Signal Iduna Park. A su lado, los periodistas franceses resoplaban pensando en su futuro más inmediato. En octavos esperan a Rumanía, Bélgica, Ucrania o Eslovaquia; en cuartos se podrían cruzar con Portugal y en semifinales con España o Alemania. El fútbol es así de caprichoso y castigó con dureza el fracaso de Francia ante Polonia, incapaz de ganar a un equipo eliminado y dejando en bandeja el liderato del grupo a la sorprendente Austria.

«Es un fracaso», repetían los compañeros galos que volvían de la sala de prensa. «¿Cómo no va a ser un fracaso?», insistían. Resulta que unos segundos antes, Didier Deschamps había analizado con calma el segundo puesto de su selección. Con demasiada calma, convirtiendo el entorno galo en un polvorín. «Vosotros interpretáis la palabra 'fracaso' como queréis», había contestado a los periodistas. «No estoy frustrado. Logramos nuestro primer objetivo, aunque no consiguiéramos el puesto que queríamos», insistía, ante la sorpresa generalizada en la sala. La Francia subcampeona del mundo superada por Austria.

«No estoy decepcionado, sinceramente. Hicimos lo que teníamos que hacer. Lo intentamos hasta el final. Estábamos en un grupo difícil. Somos segundos y Austria acabó primera. Una nueva competición comienza». Deschamps hiló una serie de tópicos catastróficos en el anális del encuentro, donde quedó contento por «la cantidad de ocasiones que hemos generado».

En su alineación hubo dos novedades. La entrada de Mbappé tras su golpe en la nariz y la salida de Griezmann. «Se está adaptando a la máscara, tiene la visión un poco limitada por ella», dijo sobre el nuevo delantero del Madrid. Sobre el rojiblanco fue más contundente: «¿Por qué fue suplente? Porque soy el entrenador. No tenéis que interpretar nada».

Al seleccionador galo le gusta ser irónico en sus respuestas. Casi rozando el vacile. La realidad es que es la primera vez desde que Deschamps es seleccionador que su equipo queda segundo en la fase de grupos. La última vez que el combinado galo no había liderado la fase antes de ir a octavos había sido en la Eurocopa de 2012, con Laurent Blanc en el banquillo.

En los pasillos de Dortmund, Camavinga, suplente ayer otra vez, admitía que «nos levantaremos». «Tenemos un gran equipo, está claro que no hemos estado del todo bien en estos partidos, pero lo más importante es que hemos asegurado la clasificación para la siguiente fase», reflexionó.

Francia se enfrentará ahora a su propia revancha en los octavos de final. En la Eurocopa de 2021 cayó en esa ronda ante Suiza, en penaltis, con Mbappé fallando el último, cuando era la gran favorita para levantar el título. En 2016 perdió en la final contra Portugal, en 2012 no pudo con España en cuartos de final, en 2008 ni siquiera superó la fase de grupos y en 2004 perdió en cuartos. Suma 24 años sin levantar la copa.

El fútbol europeo mira al Este y a los Balcanes: récord de selecciones en la Eurocopa, finales, torneos...

El fútbol europeo mira al Este y a los Balcanes: récord de selecciones en la Eurocopa, finales, torneos…

La Eurocopa es más Eurocopa que nunca este verano, siempre que entendamos el torneo como la máxima representación deportiva, pero también social, del continente. Un continente amplio que no sólo da la cara al Atlántico y al Mediterráneo, sino que mira de frente al Mar Negro y se expande más allá del Danubio. La Unión Europea ha pasado de seis a 27 países desde su creación y el Campeonato Europeo de fútbol lo disputan desde 2016 24 selecciones, el triple que las ocho que lo jugaban en 1984. Ese año, Rumanía representó a Europa del Este en el torneo. Fue la única de las ocho, el 12% del total. Ahora son ocho de las 24, el 33%.

La presencia de Eslovaquia, Georgia, Hungría, Polonia, República Checa, Rumanía, Ucrania y Turquía en esta edición es el resumen de las últimas décadas y de cómo Europa y su fútbol han crecido hacia el Este, aunque las diferencias sean todavía gigantes. Esto, junto a la participación de cuatro selecciones de los Balcanes (Albania, Croacia, Eslovenia y Serbia), habla de un torneo que pone el foco en países tradicionalmente escondidos a nivel futbolístico, más pendientes de conflictos internos o fronterizos que del balón.

La Eurocopa de 24 equipos llegó en 2016 por insistencia de Platini, expresidente de UEFA, y aunque sigue recibiendo críticas de los nostálgicos de aquellos torneos cortos con ocho grandes selecciones, la realidad es que el nivel de los países más débiles en Alemania está siendo extraordinario. Rumanía tiene la plantilla menos valiosa del torneo pero venció a Ucrania, compitió contra Bélgica y esta tarde se juega los octavos de final contra Eslovaquia. Su vestuario vale 92 millones de euros, la mitad que futbolistas como Bellingham, Mbappé o Foden, pero está brillando.

Lo mismo que Albania, la segunda menos valiosa, que ha perdido por la mínima ante Italia y España y ha empatado a Croacia. Eslovenia, Eslovaquia, Georgia, Hungría y República Checa completan la lista de plantillas con menos valor y todas pueden meterse todavía en octavos.

Los intereses de la UEFA en ampliar el número de equipos en la Eurocopa son evidentes, como los de la FIFA en los Mundiales. Más partidos en directo, más horas de televisión, más dinero y más Federaciones nacionales, cuyo voto cuenta igual que las grandes, contentas. Y aquí llega una de las claves.

El final de la URSS y de Yugoslavia ha tenido una influencia lógica y capital en la política europea pero también en el fútbol. Es simple. De repente, UEFA y FIFA se encontraron con más federaciones, más selecciones y más dinero a repartir. La ampliación era cuestión de tiempo. «Si mantienes la reducción en el número de equipos haces que el fútbol no evolucione en muchos países. Y mi deber como presidente de UEFA es que el fútbol se desarrolle en toda Europa», defendía Platini en 2011.

El ímpetu de la organización ha sido gigante. La UEFA fijó como sedes de la Euro de 2012 Polonia y Ucrania, la edición de 2021 llegó a Azerbaiyán, Hungría, Rusia, Rumanía y la de 2032 será compartida entre Italia y Turquía. Además, en los últimos años la final de la Champions ha aterrizado en Estambul o Kiev, la de la Europa League en Budapest, Bakú o Varsovia y la de la Conference League en Tirana o Praga.

Las instalaciones, eso sí, siguen siendo el principal problema. «Diría que es la mayor diferencia entre los países de Europa occidental y los del Este», admitía en una entrevista con este periódico Peter Gulacsi, portero de Hungría. Muchas de ellas quedaron en la ruina tras la caída de la URSS y Yugoslavia y han tardado años en ser reformadas. La llegada de competiciones oficiales de la UEFA es la excusa para darles un lavado de cara o construir nuevas. Es lo que hará en Albania y Serbia, que planean organizar de forma conjunta la Euro sub'21 de 2027. Todo mientras en Alemania sigue la tensión entre ellos, con insultos, amenazas, denuncias y sanciones deportivas y económicas.

De ese avance en las instalaciones y de la paz social dependerá, en parte, el siguiente salto competitivo de estas selecciones. El éxito de Croacia en la última década ha sido tan notable como único para los Balcanes y en los últimos 30 años sólo un país de Europa del Este, República Checa en 1996, ha jugado la final de la Eurocopa. Los checos, en 2004, y Rusia, en 2008, se quedaron en semifinales.

Europa del Este llama a la puerta de la Unión Europea, pero también de su fútbol.

Sorpresa: Francia no puede con Polonia y viaja al lado del cuadro de España, Alemania y Portugal

Sorpresa: Francia no puede con Polonia y viaja al lado del cuadro de España, Alemania y Portugal

Francia necesitaba ganar a una Polonia ya eliminada y sólo pudo empatar. Es la triste realidad de un equipo con miles de dudas, incapaz de superar a un rival inferior, ni siquiera con la vuelta de Mbappé ni con su gol de penalti. Firmó las tablas Lewandowksi, también de pena máxima, y los galos viajan ahora al lado del cuadro de España, Alemania y Portugal. Se medirán al segundo del E en octavos y a los lusos, si ambos ganan, en cuartos, dejando para semifinales, si llegan, a españoles o alemanes.

Deschamps sentó un fatigado Griezmann y dio entrada a un animado Mbappé, deseo de actuar después de su golpe en la nariz. Por un lado, el cuadro francés agradeció la aparición de su gran estrella, pero por otro hecho en falta las virtudes del rojiblanco a la hora de conectar al centro del campo con los delanteros. Francia, que había mejorado su juego durante buena parte del duelo contra Países Bajos, volvió a sufrir en el inicio ante Polonia.

Lenta e imprecisa en el pase, sólo alguna arrancada de Dembélé provocaba algún miedo en la defensa rival. En el 10, el extremo del PSG llegó a línea de fondo y puso un pase atrás que Theo Hernández remató de primeras para que Skorupski se luciera.

A la contra, Polonia triangulaba rápido y creaba situaciones de peligro, aunque no el suficiente para superar a Maignan. Urbanski tuvo un remate claro en el 17, pero el portero del Milán estuvo rápido.

Por la izquierda, Zalewski pasaba por encima de Koundé mientras llegaban noticias del otro partido del grupo. Gol de Austria para ponerse primera, Francia seguía segunda y necesitaba marcar. Dembélé, sólo delante del portero tras una contra liderada por Kanté, estrelló el balón en el portero.

Un parón para hidratarse sirvió a Mbappé para hablar con Deschamps y reactivar a sus compañeros. Francia, después de un pequeño susto tras un cabezazo de Lewandowski, cambió por completo. Centró sus esfuerzos en la banda izquierda, junto a Theo, Barcola y Mbappé, y Polonia lo pasó realmente mal en los últimos minutos de la primera parte.

Mbappé aprovechó su conexión con Barcola y tuvo dos ocasiones claras llegando a línea de fondo y plantándose delante de Skorupski, pero el portero desvió ambas a córner, amargándole la tarde y el liderato del grupo a Francia.

Tras el descanso, Polonia acusó el cansancio y lo poco que se disputaba en el duelo, y Francia creció en los espacios, con Mbappé intentando de todas las maneras marcar su primer gol en el torneo y encontrándose de nuevo con Skorupski.

En el 55, la jugada clave. Dembélé encaró a Kiwior en el lateral del área y éste le derribó dentro. Penalti claro y gol de Mbappé tras superar, por fin, a Skorupski definiendo al palo izquierdo del portero.

El 1-0 llegó justo después del 1-1 de Países Bajos ante Austria y justo antes del 1-2 de los centroeuropeos contra los de Koeman. Es decir, Francia se ponía primera de grupo y evitaba el lado del cuadro de España, Portugal y Alemania. Sólo tenía que aguantar.

Pero la tarde tenía mucho más preparado. Los de Deschamps perdonaron el 2-0 durante gran parte del segundo tiempo. Barcola, Griezmann, un pase de la muerte de Theo Hernández al que no llegó nadie, Mbappé sólo ante el portero y la envía a sus manos... Y Polonia cumplió el dicho, haciendo pagar a Francia sus errores y dándole la vuelta al grupo.

En el 75, Swiderski se internó en el área y cayó derribado. El colegiado Guido no señaló nada, pero el VAR le hizo acudir a la pantalla: penalti claro de Upamecano, que le dio una patada en el tobillo al polaco. Más drama en Dortmund, porque en ese mismo momento Depay marcaba para Países Bajos y empataba el duelo ante Austria, un caos.

Si Lewandowski marcaba el penalti, Francia pasaba a ser segunda de grupo. Maignan adivinó su intención, pero según el árbitro se adelantó, así que el delantero del Barça tuvo un segunda oportunidad. Ahora sí: gol. Y al minuto, gol de Austria, que se ponía líder mandando a Países Bajos al tercer puesto.

Francia parecía estar en shock y Polonia tuvo varios acercamientos peligrosos más, hasta que los galos reaccionaron y comenzaron su asedio final sobre la meta de Skorupski. Centros desesperados y disparos en mala posición para no conseguir nada. El lado del cuadro de España es ahora el lado de la muerte.

Las lágrimas de Modric y la teoría de la conspiración croata: “Llevo 5 años hablando de FIFA y UEFA…”

Actualizado Martes, 25 junio 2024 - 09:08

Y ahí estaba Luka Modric, con el premio a MVP del partido en una mano y las lágrimas llenando su rostro. La UEFA quiso homenajear su esfuerzo estregándole el premio a mejor jugador del duelo, pero fue un galardón trampa porque obligaba al croata a pasar por las entrevistas a pie de campo y la rueda de prensa, un suplicio para un futbolista que no quería hablar, sólo deseaba el silencio de rabia de su vestuario.

"El fútbol a veces es cruel y hoy se volvió a demostrar", admitió Modric, que falló un penalti pero se redimió en la jugada siempre para darle una vida extra a su país. "No merecíamos ese gol", dijo, sobre el empate de Zaccagni en el minuto 98. Un gol que provocó el delirio de la minoría italiana en el Red Bull Arena de Leipzig y el shock profundo de la afición croata que llenó las gradas y alentó a su selección como si estuvieran en Zagreb.

"No sé de dónde sacó el árbitro ocho minutos para añadir", se quejaba Modric, en un lamento que fue todavía más contundente en la voz de su entrenador, Zlatko Dalic. "Somos un país pequeño, una Federación pequeña. No se pueden dar ocho minuto de descuento. Eso influyó en el resultado", dijo ante la prensa, antes de deslizar una hipotética teoría de la conspiración. "No sé de dónde sacó el árbitro esos ocho minutos. Hace cinco años que hablo de cómo se comportan la UEFA y la FIFA, pero nadie me ha escuchado. No puede haber ocho minutos de descuento. ¿Cuántas faltas e interrupciones hubo para recuperar ocho minutos?", insistió, declarando que "me duele que nadie nos respete".

Croacia aguantó como pudo el arreón final de Italia, que con tres puntos tenía muchas posibilidades de pasar a octavos como una de las mejores terceras, aunque midiéndose con el líder de un grupo en la eliminatoria. El empate le mete como segunda y se enfrentará a Suiza en la primera ronda. Diferente situación.

En cuanto a los croatas, suman dos puntos y sólo les puede salvar un milagro. Necesitan que Inglaterra gane a Eslovenia por tres goles o más, que República Checa pierda con Turquía, que Georgia derrote a Portugal y que Serbia caiga con Dinamarca. Cuatro resultados. Misión casi imposible.

En los pasillos del Red Bull Arena de Leipzig sólo habló Borna Sosa, que no disputó ningún minuto pero se quedó charlando con los medios con los medios croatas. El resto, salvo Modric por sus obligaciones como MVP, pasó por la zona mixta con la cabeza agachada, la mirada perdida y sin ganas de saludar a nadie. Sólo Budimir, delantero de Osasuna, tuvo una mirada cariñosa con la prensa española. Nada más.

Al micrófono, Modric reconoció que era "un día triste para nosotros y para la selección croata". En la sala de prensa, el centrocampista del Real Madrid recibió el cariño de la prensa italiana: "Sólo quiero aprovechar este momento para agradecerte todo lo que has hecho por el fútbol, no te retires nunca", le dijo un compañero transalpino. "Me gustaría jugar siempre pero llegará un momento en el que tenga que colgar las botas. Seguiré jugando, pero no sé por cuánto tiempo", contestó el croata.

Antes había pasado por el micro de Televisión Española: "Tengo que sentarme a hablar con mi familia y ver qué decisión tomo. Amo Croacia, amo jugar con mi selección, pero no sé, no puedo decir nada todavía", explicó sobre su final en el combinado nacional.

Croacia suma un subcampeonato y dos terceros puestos en los Mundiales, pero en las Eurocopas nunca ha tenido éxito. Es la selección que más victorias ha dejado escapar en el descuento de los partidos (4), según Misterchip. Le marcó Albania en el 95 para empatar a dos en la segunda jornada y le anotó Italia en el 98 para dejarla al borde del precipicio. "Este resultado duele mucho y volverá a doler en los próximos días y en los próximos meses", finalizó Dalic.

Grillitsch, el ’10’ que soñaba con Rivaldo y lidera la revolución de Austria: “El que más me impresiona es Kroos”

Actualizado Martes, 25 junio 2024 - 00:32

En Neunkirchen, un pueblo austriaco de 12.000 habitantes cercano a la frontera con Hungría, nació el número 10 de una de las selecciones revelación de la Eurocopa. Florian Grillitsch lidera el centro del campo del Hoffenheim alemán y de Austria, guiada desde el banquillo por Ralf Rangnick, ideólogo de la factoría futbolística de Red Bull, y desde el vestuario por el lesionado David Alaba, capitán en la concentración. Grillitsch charla con EL MUNDO sobre el torneo, en el que han perdido por la mínima ante Francia y han pasado por encima de Polonia antes de medirse a Países Bajos. En su cabeza, su ídolo Rivaldo, su admiración por Kroos, el año de Xabi Alonso en la Bundesliga, su impresión de Bellingham en el Dortmund, la llegada de Flick al Barcelona...

Austria está sorprendiendo en esta Eurocopa.
Creo que hemos jugado bastante bien desde la fase de clasificación. Hemos mejorado mucho desde la llegada de Ralf. En el pasado también tuvimos buenos resultados, pero ahora estamos mostrando un fútbol realmente bueno. Por desgracia tenemos algunas lesiones como la de David (Alaba), nuestro mejor jugador, pero no tenemos nada que perder. No somos los favoritos, pero creo que no tenemos que escondernos.
Ahora que lo menciona, ¿qué significa Alaba para el vestuario?
Es el jugador más exitoso de la historia de Austria. Creo que nunca habrá un jugador mejor que él, con su calidad, que lo gane todo... No mucha gente ha ganado los tres grandes trofeos con dos equipos diferentes y él lo ha hecho con el Bayern y el Madrid. Lleva siendo profesional desde los 17 años, es nuestro capitán, nuestro líder, nuestro jugador más importante dentro y fuera del campo. Es muy, muy triste que esté lesionado, pero está con nosotros en el día a día. No entrena, pero nos da consejos y está ahí para lo que necesitamos, también para el cuerpo técnico.
Usted volvió este año al Hoffenheim después de unos meses difíciles, primero sin equipo y luego en el Ajax.
El año pasado no tuve un buen año, no jugué mucho. Pero ahora de vuelta en la Bundesliga he jugado bien, clasificamos para Europa y ha estado bien. Para mí ha sido importante para recuperar la confianza.
¿Cómo ha vivido el año del Leverkusen de Xabi Alonso, imbatido en liga?
Fue una locura. 51 partidos sin perder, nosotros estuvimos cerca de ganarles pero marcaron en el descuento (risas). Se lo han merecido, han jugado muy bien en ataque y en defensa y han mejorado mucho. No es suerte, es calidad de los jugadores y del entrenador.
Haaland, Bellingham... ¿Qué tiene la Bundesliga para que exploten tantos jóvenes?
Creo que muchos jóvenes tienen la oportunidad de jugar, mostrarse y dar el salto. Haaland, Bellingham... El siguiente será Wirtz. Hay buenas infraestructuras, buenos campos, estadios... Puede ser un gran trampolín para ir a grandes equipos. Lo más importante es creen en los jóvenes. En el caso de nuestro club, Maxi Beier ha metido muchos goles en su primera temporada y ahora le quieren clubes más grandes. Si eres un jugador joven, la liga está bien para mostrarte, incluso si eres un entrenador joven, mira Xabi.
¿Qué le pareció el salto de Bellingham?
Me sorprendió muchísimo cuando me enfrenté a él en la Bundesliga. Tenía 17 y 18 años, era como un líder, como si tuviera 30 años o algo así. Era una locura. Su toma de decisiones siempre era buena, como si tuviera mucha experiencia. Fue realmente impresionante. Era cuestión de tiempo que se uniera a un gran club.
¿Qué destacaría del fútbol alemán?
Diría que es un fútbol intenso, box to box, hay muchos 'soldados' alemanes en cada equipo, no se cansan, corren hasta el final... Pero la calidad ha mejorado mucho. Este año lo hemos visto con el Dortmund y el Leverkusen, los dos en las finales europeas. La diferencia con otras ligas es la intensidad. Todos le pueden ganar a todos, salvo al Leverkusen este año, claro (risas).
Hay muchos jugadores de la selección de Austria jugando en Alemania. ¿Por qué?
Por la cercanía, por el idioma... Es más fácil adaptarse. Pero también muchos clubes de Alemania miran hacia Austria para atraer futbolistas. A mí me buscaron con 16 años, tienen muchos ojeadores.
¿Quién es su ídolo?
Cuando era niño siempre fue Rivaldo. Luego Ronaldinho, claro, cuando llegó al Barcelona. No tengo un ídolo como tal, pero esos dos eran mis favoritos.
¿Le ha dicho Alaba que pruebe la Liga española?
Honestamente, me gusta mucho. Veo muchos partidos porque creo que encaja con mi estilo de juego. Me considero un jugador técnico cuya virtud es tener el balón. Es mi liga favorita para ver por televisión, la verdad.
¿Qué le parece la selección española?
Tiene muchos jugadores de mucha calidad, muchos de ellos jóvenes, y creo que es uno de los favoritos, por supuesto. Los equipos españoles siempre quieren la pelota y tienen calidad. Pueden marcar en cualquier momento.
¿Qué jugador actual le impresiona más?
Creo que como juega en mi posición, Toni Kroos. Lleva 15 años al máximo nivel, no ha tenido un partido malo en 15 años. Es increíble. Quizás no se ve lo importante que es para el equipo, pero cuando sabes algo de fútbol, sabes lo importante que es. El equilibrio que da, la capacidad que tiene para darle velocidad al juego o para pausarlo... Todo esto es clave, lo que ves y lo que no ves. He visto que se retira. Por una parte lo entiendo pero por otra no, está en su mejor momento, juega en el Madrid, gana casi todos los años la Champions... (Risas). No sé sus razones, pero es su decisión. Para mí fue un shock.
El nuevo entrenador del Barcelona es Hansi Flick, al que usted tuvo como director de fútbol en el Hoffenheim. ¿Qué le parece?
Hansi es una gran persona, muy amable. Hablabas con él y siempre trataba de cuidar a todo el mundo, que es algo importante, no sólo el tener una gran táctica futbolística. Tienes que tener de todo para formar un equipo y él lo tiene. Creo que ganó seis títulos en un año con el Bayern, así que ya ha demostrado lo que puede hacer en un club grande. Creo que encajará muy bien.

Las cábalas de Francia e Inglaterra: una goleada para alejar a Portugal y una victoria con que recuperar el respeto

Actualizado Martes, 25 junio 2024 - 00:24

Francia necesita hacerse un favor a sí misma y, de paso, hacerle otro a Portugal. Galos y lusos no se quieren enfrentar tan pronto, así que muchas miradas de la concentración portuguesa estarán hoy en el Signal Iduna Park de Dortmund, donde el cuadro de Deschamps se mide a Polonia, ya eliminada, buscando el liderato del Grupo D.

Las cuentas son claras. Ahora mismo, Países Bajos lidera el grupo con cuatro puntos, los mismos que Francia, tras el empate de la segunda jornada. Los de Koeman, eso sí, son líderes. Las dos selecciones tienen la misma diferencia de goles, pero los neerlandeses han metido un tanto más en el torneo.

En resumen, Francia necesita ganar a Polonia y que Países Bajos no sume los tres puntos contra Austria. Si esto último sucede, los galos tendrían que ganar por un gol más de diferencia que los 'oranje'. En caso de empatar también en esa estadística, habría que ir a las tarjetas amarillas, que ahora mismo también son las mismas: dos.

Sin opciones de octavos

La última cifra que desempataría la situación serían los puntos en la fase de clasificación de la Eurocopa, donde Francia superó a Países Bajos por cuatro puntos, por lo que el primer puesto sería suyo.

Sobre el duelo ante los polacos, parece que Kylian Mbappé podrá disputar sus primeros minutos tras el golpe sufrido en la nariz, siempre jugando con una máscara, y que Deschamps repetirá el equipo de la segunda jornada. Será un encuentro especial para Robert Lewandowski. El delantero del Barcelona no pudo disputar la primera jornada y fue suplente en la segunda, donde su selección cayó ante Austria. Ya sin opciones de pasar a octavos, el capitán de Polonia intentará estrenarse en el torneo y despedirse con un buen sabor de boca.

En el otro encuentro del grupo, Austria, que ya se lo hizo pasar muy mal a Francia, quiere exprimir ante Países Bajos sus opciones de estar en octavos. Un empate le haría sumar cuatro puntos y le daría el pase, aunque el rival no es el mejor para la tarea. Los de Koeman son conscientes de que necesitan ganar para ser primeros de grupo.

Encontrar fútbol y tranquilidad

También llega Inglaterra al final de la fase de grupos con urgencias. No sólo necesita sumar ante Eslovenia para asegurarse la primera plaza del grupo y un cruce más placentero sino disipar la desconfianza que ha generado su juego y calmar las críticas a la propuesta de Gareth Southgate, en la diana de medios, aficionados y hasta de ex jugadores. Necesita la selección ganarse el respeto con el que pisó Alemania hace sólo una semana con la vitola de favorita al triunfo.

En el primer partido ante Serbia apareció Jude Bellingham para encarrilarlo pese al colapso del segundo tiempo. A los Three Lions les faltó fútbol para pisar el área y algunos de sus principales futbolistas, como Phil Foden, acabaron ahogados en el puzle que armó el seleccionador.

Nada extraño si en la medular como escudero de Declan Rice aparece el lateral derecho del Liverpool, Alexander-Arnold, un invento de Southgate que ha generado un aluvión de críticas y que él mismo ha enmendado durante los partidos. Para este duelo podría cambiar y alinear a Conor Gallagher o incluso retrasar a Bellingham.

El seleccionador inglés, Gareth Southgate.

El seleccionador inglés, Gareth Southgate.A. DENNISAFP

La marejada no acaba ahí. Y es que la convocatoria del técnico pross se considera por medios y hasta por ex jugadores Gary Lineker y Alan Shearer como desequilibrada, con muchos jugadores jóvenes como Adam Wharton (20 años) o Kobbie Mainoo (19 años) y la falta de algunos perfiles más concretos que puedan contribuir a que todo el talento que se acumula en las botas de los jugadores ingleses acabe por aflorar en un terreno juego.

El foco también está en puntales como el capitán Harry Kane, a quién Lineker le ha pedido más exigencia y más contribución al juego de ataque, algo que no ha gustado al goleador del Bayern. «Inglaterra no ha ganado nada desde hace mucho, mucho tiempo. Muchos de esos jugadores también formaron parte de eso y saben lo duro que es. Yo nunca faltaría al respeto a ningún ex jugador. Lo único que les diría es que recuerden lo que es vestir esta camiseta», respondió. Un aviso de que no hay calma sin victoria clara.

Italia resucita con un gol agónico en el minuto 98 para sentenciar a Croacia

Italia resucita con un gol agónico en el minuto 98 para sentenciar a Croacia

Luka Modric es una leyenda, el fútbol un juego extraordinario y el destino caprichoso e impredecible. El veterano centrocampista, quién sabe si en su último gran torneo con Croacia, falló un penalti pero marcó en la siguiente jugada para mantener vivo a su país en la Eurocopa hasta el minuto 98, cuando Zaccagni, héroe italiano, anotó el empate que dio el pase a los transalpinos y eliminó a los balcánicos. Fue un duelo agónico, de pura supervivencia. [Narración y estadísticas (1-1)]

Dalic decidió jugarse la vida con su centro del campo de siempre, ese que ha llevado a su país a una final y un tercer puesto en dos Mundiales consecutivos: Brozovic, Kovacic y Modric. La generación dorada merecía protagonizar su último baile de la mano. Y lo hicieron.

Después de un arranque prometedor en el que dominaron la posesión y tuvieron algunos acercamientos en las botas de Sucic y Kramaric, los italianos vieron que no tenían por qué tener miedo, que el empate les podía valer pero que su fútbol daba para más. Barella y Jorginho, capos del Inter y el Arsenal, asumieron su papel y domaron la pelota y a su rival.

Los balcánicos, agónicos y precipitados, tuvieron el balón por momentos, pero estuvieron nerviosos y sin ideas. El conjunto de Spalletti, sin embargo, dejó muy en lo alto el valor del papel que ha hecho España en este grupo. Los italianos son un gran equipo al que sólo le falta un gran nueve, lo que históricamente siempre ha tenido.

Dominar, pero no correr

Retegui, atacante del Genoa, tuvo las mejores ocasiones del primer tiempo. No llegó a un par de centros de Di Lorenzo y en el 20 dirigió un cabezazo que rozó el palo izquierdo de Livakovic, avisando a una grada croata que no dejaba de cantar. Un minuto más tarde, Brozovic apareció milagroso para desviar su volea. Sufría mucho Croacia. En el 26, Livakovic sacó ante Bastoni la ocasión más clara del choque. Un cabezazo a un metro al que el guardameta respondió con agilidad.

Croacia superó el arreón y, consciente de sus limitaciones, volvió a bajar las pulsaciones del duelo. Con ese centro del campo no puede correr, necesita dominar. Y si no domina, puede caer.

La entrada de los jóvenes Sucic y Pasalic no le dio a Dalic lo que quería. Deseó sangre, pero tuvo apatía. No aparecieron entre líneas y Kramaric no tenía el cuerpo suficiente para pelear con los centrales transalpinos. El choque empezaba a pedir a Budimir o Petkovic, gigantes croatas. Todo mientras Livakovic volvía a evitar el primero, esta vez desde los pies de Pellegrini.

El disparo de Zaccagni que valió el 1-1 en Leipzig.

El disparo de Zaccagni que valió el 1-1 en Leipzig.EFE

El descanso confirmó los presagios de Dalic, que dio entrada a Budimir en lugar de Pasalic. El del Osasuna se situó como referente para dar una opción en largo y Kramaric volvió a la banda izquierda, su lugar natural. Ahí creció el cuadro balcánico y ahí nació el 1-0, fruto de un golpe del destino que sólo puede ofrecer el fútbol.

Gigante en cada pelea

En el 51, Kramaric, dentro del área, disparó a puerta y la mano de Frattesi desvió el balón. No lo vio Makkelie, pero sí el VAR. Un penalti clarísimo que Modric, en su batalla contra su propio final, quiso lanzar, asumiento la responsabilidad de toda su generación. Quién iba a ser. El croata buscó el lado izquierdo de Donnarumma, pero éste adivinó su idea y rechazó el lanzamiento. Locura italiana para seguir mirando a octavos de final. Pero el fútbol es increíble, imprevisible, y Modric, que podría estar hundido por la situación, se redimió para anotar el primer tanto del duelo en la siguiente jugada. Sucic puso un centro templado, Budimir remató, Donnarumma lo detuvo y el rechace lo envió a gol el centrocampista del Madrid.

El fútbol dio la vuelta en un segundo. De repente, Italia se quejaba y temblaba con balón y Croacia cantaba que seguía viva. Modric, MVP, se hizo grande, gigante en cada pelea por el balón, Brozovic ocupó espacios como si fuera 2018 y el equipo mordió, elevado por una afición que convirtió Leipzig en Zagreb.

Con el paso de los minutos, Italia se recompuso y fue consciente de su situación. Creció otra vez con el balón y asedió la portería de Livakovic en un tramo final catatónico. En Croacia, ya sin estrellas, sólo quedaron secundarios con oxígeno achicando balones. Parecían aguantar, pero una arrancada de un imperial Calafiori asistió a Zaccagni para que el de la Lazio anotara un golazo por la escuadra. Italia vivió, Croacia murió y depende ahora de una carambola milagrosa.

El Dinamo de Zagreb, zona cero croata en la última batalla de 'Los hijos de la guerra': "Jugar aquí es sagrado"

El Dinamo de Zagreb, zona cero croata en la última batalla de ‘Los hijos de la guerra’: “Jugar aquí es sagrado”

Esta noche, en el Red Bull Arena de Leipzig, a las nueve y contra Italia, los últimos 'Hijos de la Guerra' resolverán su suerte en esta Eurocopa. Será su batalla final, insistiendo en la misma analogía bélica que les ha acompañado durante la última década. La última trinchera de un grupo histórico cuyo corazón, su zona cero, nace en Zagreb, en el Estadio Maksimir, propiedad del Dinamo, su club, la academia en la que se ha construido gran parte del éxito de una selección única.

«Ahí todos quieren ser el 'nuevo' Modric», explica a este periódico Alen Halilovic, una de las últimas grandes promesas salidas de la cantera del club. Por ella o el primer equipo del Dinamo de Zagreb pasaron Suker, Boban, Prosineki y nueve jugadores más de la plantilla que casi toca el cielo en el Mundial del 98, donde cayeron en semifinales contra Francia.

El récord del Dinamo

Por la cantera o el primer equipo del Dinamo de Zagreb pasaron Modric, Mandzukic, Lovren, Brozovic, Kovacic, Kramaric y siete futbolistas más del vestuario que, otra vez, casi toca el cielo en el Mundial de 2018, perdiendo la final, cosas del destino, también ante Francia. En ese partido, el Dinamo batió el récord de jugadores de un mismo club en la pelea por la Copa del Mundo: 14 en total.

Y de nuevo, por la cantera o el primer equipo del Dinamo de Zagreb han pasado Majer, Gvardiol, Baturina y otros jóvenes que ahora, en Alemania, forman la columna vertebral de una selección que no quiere dejar caer a la generación que les ha guiado hasta aquí. En esta Eurocopa vuelven a ser 14 futbolistas criados en el conjunto de la capital croata o que alguna vez han vestido su camiseta.

Un éxito que no parece tener fin. El juvenil es un fijo en la Youth League cada temporada y el primer equipo ha vuelto a ganar la Primera División de Croacia superando al Rijeka y el Hajduk Split, sus principales rivales. Siempre con la ayuda de los éxitos de la selección. La presencia de la selección en la final de 2018 le dio más de dos millones de euros al Dinamo, que ve recompensado así su esfuerzo local en competiciones internacionales.

«Se entrena muchísimo en esa cantera. Yo me acuerdo cuando tenía 11 o 12 años y ya era como un jugador profesional. Cada día dos entrenamientos. No te da mucho tiempo para ir a la escuela, te aprietan, pero cuando tienes 17 años ya estás preparado», explica Halilovic.

La 6º cantera de Europa

Según el último estudio del Observatorio CIES, el Dinamo de Zagreb es el 10º equipo del mundo y el 6º de Europa en la clasificación de clubes que han formado a más jugadores en activo en el mundo. Sólo le superan Ajax, Benfica, Sporting Lisboa, Dinamo Kiev y Barça en el viejo continente y Defensor de Uruguay, Nacional de Uruguay, River Plate y Boca Juniors en el resto del planeta.

Acumula 74 jugadores, por 86 del Ajax, el que más, 77 del Barça, 67 del Real Madrid, 58 del PSG, 47 del Manchester United y 45 del Manchester City, por poner otros ejemplos de clubes punteros que le superan en presupuesto, instalaciones y número total de jóvenes futbolistas en sus canteras. Da igual. El conjunto croata realiza campus de verano por todo el mundo, desde Australia a Canadá, a 175 dólares eldía. Es lo que tiene el éxito mundial.

El de Croacia es un vestuario rejuvenecido, que mira menos a la guerra y más al siglo XXI, con menos experiencia y, veremos, quizás menos fútbol. Eso explica la realidad de su selección, superado por España en la primera jornada, incapaz de ganar a Albania en su segundo encuentro y necesitada de un triunfo ahora para pasar a octavos. Por el fútbol y por el orgullo patrio. «Jugar en esta selección es sagrado», repite Luka Modric en la zona mixta de la Eurocopa. Él lo sabe mejor que nadie.

A sus 38 años, que serán 39 en septiembre, nadie se atreve a pronosticar el final de su carrera con su país. Que no le extrañe a nadie volver a leer las frases de este artículo en el Mundial de 2026.

Modric, que continuará una temporada más en el Real Madrid, es el último cimiento de esos 'Hijos de la Guerra'. El capitán croata que escapó de las bombas, como tantos otros de sus compañeros. Ahí está también Domagoj Vida, central de 35 años que entró en la lista pero no cuenta para Dalic; y Perisic, también de 35, apurando sus últimos minutos con su país mientras juega en Split. Ellos son los veteranos, con Brozovic, Kovacic y Budimir a medio camino entre la vieja y la nueva generación. La batalla, de todos.

Martin Adam, el "vikingo húngaro" al que atacan por su peso: "La última Eurocopa la pasé bebiendo cerveza en mi casa"

Martin Adam, el “vikingo húngaro” al que atacan por su peso: “La última Eurocopa la pasé bebiendo cerveza en mi casa”

Martin Adam (Szeged, 1994) es uno de los personajes de la Eurocopa. El delantero de la selección de Hungría se ha convertido en protagonista de estos primeros días en Alemania tras los dos primeros partidos de su equipo. Y no por sus goles, sino por su físico. Mide casi dos metros (192 centímetros) y su peso ha provocado miles de comentarios en las redes sociales, donde han criticado, con demasiadas burlas, su aspecto. Una situación que «le afecta», según explican desde el combinado magiar.

Porque la realidad es que Adam no supera los 87 kilos. "Nací así, es mi cuerpo, no estoy gordo. No puedo cambiar la genética", respondió en la sala de prensa, a la que acudió no por voluntad propia, sino porque el departamento de comunicación de su selección consideró que debía hablar para callar a los críticos.

«Me han llegado varios memes y normalmente me río de ellos. Lo único que puedo decir es que este es mi cuerpo», reflexionaba, suspirando y claramente incómodo. Prefiere hablar de otra cosa.

"Es siempre lo mismo con él"

No se trata de una conversación nueva para Adam, pelirrojo de barba prominente, fuerte y con aspecto de guerrero «vikingo», apodo que le pusieron en su país hace años. Su aspecto diferente siempre ha llamado la atención. «Es siempre lo mismo con él», explican en la selección, molestos con las bromas.

«Hemos visto las burlas de los idiotas, que son muy valientes en el ordenador. No podemos controlar a esa gente, pero es inaceptable, irrespetuoso. Su cuerpo es así desde que nació», asegura un enfadado Marco Rossi, seleccionador de Hungría. «Espero que marque porque sería muy satisfactorio para él y para todos. Es un tipo sensacional», añade.

Adam ha llegado a la concentración de su selección desde Corea del Sur, donde juega en el Ulsan HD, campeón de la liga nacional las dos últimas temporadas. Allí es una estrella. «Me paran por la calle para pedirme autógrafos y yo alucino», admite él. Y claro, uno piensa que no debe haber muchos húngaros pelirrojos y con barba en Corea del Sur.

"Nunca he estado ni cerca de eso"

El atacante fichó por el cuadro asiático en el verano de 2022, después de ser el máximo goleador de la liga húngara. Siempre, eso sí, con el debate sobre su peso a su alrededor. «Mi peso no es un secreto, pero no quiero que se convierta en un tema de conversación en la prensa o entre los aficionados. Leo que peso cerca de 110 kilos y nunca he estado ni cerca de eso», admitió en una entrevista a un medio húngaro hace unas semanas.

«Siempre he sido un tipo grande, que es algo que me hace ganar muchas jugadas. Una vez perdí fuerza y peso y creo que era peor jugador, así que volví a ganar kilos. Ahora hago todo de forma más inteligente con la ayuda de un especialista», explicó, reconociendo honestamente que «la última Eurocopa la vi en mi casa bebiendo cerveza». Así de sincero.

En Alemania, Adam está debutando en un gran torneo con su país. Acumula 23 internacionalidades y tres goles, dos de ellos en la fase de clasificación para esta Eurocopa. Para Rossi es su delantero suplente, un fijo. Disputó 12 minutos en el debut contra Suiza y 16 frente a Alemania. Dos derrotas que han dejado a Hungría contra las cuerdas, con la única esperanza de vencer por varios goles a Escocia y colarse entre alguno de los mejores terceros.

Cuando termine esta edición, Adam volverá a su pueblo. No le gusta la gran ciudad, la detesta. Se crió en una casa de campo con sus padres en Forraskut, un pueblo en mitad de la nada al sur de Hungría, y allí vuelve siempre que puede. Se está construyendo una casa al lado de la de sus padres a la que pretende regresar cuando se retire junto a su mujer y sus dos hijos. «Yo me crié en una granja, prefiero eso para mis hijos, que vean crecer patatas, verduras...», cuenta. Siempre al lado de su pareja, Gitta, con la que sale desde el colegio.

Hoy buscará su primer gol para callar a los bromistas.

Griezmann perdona a Países Bajos y el VAR salva a una Francia sin Mbappé

Griezmann perdona a Países Bajos y el VAR salva a una Francia sin Mbappé

Francia perdonó a Países Bajos, el VAR le salvó, Mbappé ni siquiera calentó y los de Deschamps se meten ahora en un pequeño problema. El empate entre ambos deja el liderato del grupo D igualado, con los de Koeman por delante al haber anotado más goles. La última jornada, con los galos enfrentándose a Polonia y los neerlandeses a Austria decidirá los puestos, pero los franceses ya no dependen de sí mismos.

Ante la ausencia de Mbappé, Deschamps fue fiel a sus principios: la casa, por los cimientos. Cero riesgo. Rechazó la idea de incorporar a otro delantero y entregó su equipo al mejor futbolista que tenía a su disposición: Antoine Griezmann. Francia fue un equipo a su medida, con Tchouaméni entrando para llevar el timón y Kanté y Rabiot en los interiores. Al lado de la estrella rojiblanca, Dembélé y Thuram para generar espacios.

Y hay que decirlo: Francia jugó mejor. Griezmann flotó en la mediapunta y tuvo las mejores ocasiones, aunque no estuvo acertado en ninguna de sus definiciones. Pero el combinado galo reaccionó mejor a las rápidas transiciones de los de Koeman con tres centrocampistas puros, uno más que contra Austria, donde sufrieron demasiado para su nivel.

Países Bajos tiene virtudes para hacer daño a cualquier equipo de esta Eurocopa. Reijnders, Frimpong, Simons y Gakpo no tiemblan, no pausan, muerden. Y Depay, lejos de su mejor nivel, se ofrece como boya. Koeman no animar a una presión alta cuando alguno de sus hombres de ataque da la orden, van todos como soldados. Así llegaron sus mejores opciones.

A los 50 segundos, el delantero del Atlético buscó al hueco a Frimpong, éste le ganó la carrera a Theo Hernández y sólo la estirada de Maignan evitó el 1-0.

El partido no quiso respirar. En el 13, Griezmann tuvo la oportunidad más clara de la primera parte. Thuram encontró a Rabiot dentro del área con un taconazo, el portero Verbruggen dudó en la salida y el centrocampista prefirió ceder a Griezmann en lugar de rematar. Una decisión que sorprendió al propio Antoine, que con toda la portería para él no consiguió acertar a rematar.

En la siguiente jugada, Kanté asistió a Griezmann desde el lateral del área y el capitán galo definió de primeras, rozando el palo neerlandés. Dos ocasiones que un campeón no debe perdonar.

Países Bajos respondió al momento con una arrancada de Gakpo que sacó Maignan, a lo que Francia contestó con un buen desmarque de Marcus Thuram, que se plantó en el área pero remató desviado. El duelo era brillante para el espectador neutral, pero conociendo a un entrenador como Deschamps, necesitaba pausa. Y la iba a tener.

A partir de la media hora, el choque entró en el terreno táctico. Francia asumió la posesión y los de Koeman esperaron su oportunidad para robar y salir en transición. La idea de ambos quedó clara hasta el descanso. En un lado, Tchouaméni al mando y Griezmann flotando. Al otro, Simons y Gakpo aguardando el momento de correr. Todos tuvieron sus tímidos intentos, pero el descanso llegó para bajar las pulsaciones del ambiente.

Francia salió de vestuarios con otra idea. No sólo tuvo una posesión estéril como en la primera parte, sino que dominó e hizo daño, llegando continuamente a la portería de Verbruggen. Primero Rabiot, luego Thuram, después Tchouaméni... Todo mientras Mbappé seguía sentado en el banquillo y el resto de sus compañeros calentaba. El galo no estaba para jugar o el cuerpo técnico no quería arriesgar, pero la cuestión es que no saltó al césped.

El error de Griezmann y el VAR

En el 64, Griezmann repitió el error de la primera parte. Una buena combinación entre Dembélé y Thuram dentro del área terminó con el balón en Kanté, que de primeras asistió al rojiblanco a metro y medio de la línea neerlandesa. Y Griezmann, de nuevo de forma incomprensible, dejó escapar el 0-1 y mantuvo con vida a PaísesBajos. Remató débil y Verbruggen desvió a córner.

Los de Koeman parecían totalmente K.O., encajonados en la frontal de su área mientras despejaban los ataques franceses. Pero ya se sabe cómo es el fútbol. Si perdonas, pagas. En el 70, Maignan detuvo un disparo de Depay y el rechazo lo envió a las redes galas Simons. 1-0 que sería anulado por el VAR tras una larga revisión. Los colegiados vieron fuera de juego de Dumfries, que molestó a Maignan en su intento de parar el remate del futbolista del Leipzig.

El tramo final fue un asedio francés, conscientes de la situación del grupo. Mbappé se desesperaba pero sus compañeros no pudieron con Verbruggen. Pinchazo de Francia.