El Juzgado de Instrucción número 28 de Madrid sienta en el banquillo a los cuatro radicales que colgaron un muñeco de Vinícius en un puente antes de un partido entre el Real Madrid y el Atlético de Madrid en la Copa del Rey. El magistrado Jaime Serret ha acordado la apertura de juicio oral contra cuatro individuos a los que considera seguidores violentos conjunto rojiblanco por colocar una muñeca hinchable con una camiseta del jugador brasileño el pasado 26 de enero en un puente próximo a la ciudad deportiva del Real Madrid en Valdebebas. El muñeco de Vinícius iba acompañado por una pancarta que rezaba: “Madrid odia al Real”.
El instructor considera responsables a los acusados de un delito contra los derechos fundamentales y libertades públicas en su modalidad contra la dignidad en concurso con otro contra la integridad moral. Asimismo, les atribuye un delito de amenazas y fija para los implicados una fianza de 7.800 euros que deben depositar de inmediato al tiempo que les emplaza para que comparezcan en el juzgado el próximo 11 de enero.
La investigación de este episodio corrió a cargo de la Brigada Provincial de Información de la Policía Nacional, que arrestó a los responsables el pasado mes de mayo. Las detenciones se llevaron a cabo gracias a la geolocalización de sus teléfonos móviles, que les situaba en el lugar de los hechos la noche del 25 al 26 de enero.
El juez ha dejado claro a lo largo de la investigación que “la rivalidad o el odio de un sector de aficionados del Atlético de Madrid contra el Real Madrid se ha desbordado en este caso concreto hacia un acto claro de humillación racista contra un jugador“. Para ello los radicales buscaron “un jugador de raza negra entre la amplia plantilla de jugadores del Real Madrid”.
La Liga que preside Javier Tebas sostiene la acusación en esta causa junto a la Fiscalía. A última hora se ha personado también la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), que advierte también la comisión de un delito de odio.
Xabi Alonso tiene un compañero fiel en cada paso que da por The Gardens, el búnker del Real Madrid en West Palm Beach, a una hora de camino del Hard Rock Stadium donde esta noche el tolosarra debuta como entrenador del conjunto blanco ante el Al Hilal (21:00 horas). Ese compañero, esa sombra, es siempre un balón. La pelota ha sido su momento de reflexión durante sus primeros días al mando de la plantilla. Con ella, dando toques o pisándola, reflexiona su plan mientras sus jugadores se preparan para entrenar. «En su cabeza hay un dibujo y quiere que todos aprendan a dibujarlo», explican fuentes cercanas al vestuario.
En ese dibujo hay «mucha intensidad» y «mucha táctica», cuentan desde Miami. Alonso lo controla todo. Salta al césped de Florida y coloca los conos uno a uno, como si fuera un asistente más. Si en el caso de Carlo Ancelotti eran su hijo Davide y Francesco Mauri quienes organizaban las sesiones y llevaban la voz en los entrenamientos, ahora es el propio Xabi quien ordena y manda. Mide los pasos entre conos, coloca bien los balones y solo guarda silencio cuando Sebas Parrilla, su segundo, explica los ejercicios. A partir de ahí, es todo suyo.
Alonso es quien da el primer pase en los rondos, quien devuelve el balón a los jugadores en los ejercicios de grupo y quien actúa como pasador en el inicio de las jugadas de ataque. Quiere estar en primera línea para ser él quien convenza al jugador de que lo que está haciendo es lo correcto. «Que todos aprendan a dibujar exactamente lo que Xabi tiene en la cabeza».
En el sonido de Palm Beach se nota su intensidad. «Con calidad y rápido», «quiero calidad, calidad», «dale, dale, dale», repite en uno de los ejercicios, antes de ponerse él mismo a realizarlo con los jugadores. Es uno más en la sesión con balón y a pesar de llevar ocho años retirado aguanta el ritmo de pases de sus futbolistas.
Este modo de mandar y entrenar no es nuevo, ya lo hacía en el filial de la Real Sociedad y en el Bayer Leverkusen, al que transformó en campeón de la Bundesliga en apenas unos meses estando encima de cada ejercicio y de cada acción. Y los jugadores, claro, lo notan.
«Xabi es muy cercano e intenso. A los jugadores nos ayuda mucho que esté sobre nosotros», dice Fede Valverde en Palm Beach. A unos metros, Dean Huijsen, recién llegado al vestuario, repite el argumento: «Es un buen entrenador y nos está exigiendo mucho». El mensaje se contagia por toda la plantilla. «Genera ilusión, quiere un equipo que sepa a lo que juega», comenta Dani Ceballos sobre la hierba de Florida, donde hace públicos los comentarios de Modric al anunciarse el fichaje del nuevo técnico: «Luka me contaba que cuando compartía equipo con él era muy pesado a nivel de posicionamiento».
En el Four Seasons de Palm Beach, hotel del Madrid durante esta primera fase del Mundial de clubes, reina la ilusión: «Vemos a Xabi en el hotel que se sube por las paredes por empezar. Nos lo dice muy claro. Él tenía dudas de si era el momento pero ahora se ve muy capacitado y con ganas. Eso nos genera mucha ilusión. Estoy seguro que cuando empiece la Liga este equipo funcionará».
Por el césped también aparece Brahim Díaz, a punto de renovar su contrato y centrando también la reflexión de estos primeros días en que «los entrenamientos son muy intensos». «Es un entrenador joven pero con mucha experiencia», añade el andaluz.
Unas horas más tarde, Alonso compareció en su primera rueda de prensa previa a un partido como entrenador del Madrid. Lo hizo en el imponente Hard Rock Stadium y ante una sala de prensa con aforo completo.
Las únicas dudas en su once son la de Kylian Mbappé y la de Antonio Rüdiger. El francés se ausentó de la última sesión por fiebre y es seria duda para el encuentro ante. La humedad en el sur de Florida es altísima, se espera un 74% a la hora del partido (15:00) y las temperaturas superarán los 30 grados, con posibilidad de tormenta tropical. En el conjunto blanco no son demasiado optimistas con la presencia del galo. El alemán, por su parte, ha vuelto hace unos días tras lesionarse el menisco y el cuerpo técnico no le quiere forzar.
Gene Sarazen, en 1935, fue el primero que completó el Grand Slam tras vencer en el Masters. Ben Hogan, con 40 años, fue el más veterano en lograrlo tras su victoria en el Open Championship de 1953. Gary Player tenía 29 años cuando, en el US Open de 1965, se convirtió en el tercer jugador en conseguir esta gesta. Un año después, Jack Nicklaus lo logró en el Open Championship de 1966 con solo 26 años y Tiger Woods entró en la historia del golf en el año 2000 con su victoria en el Open Championship con apenas 24 años, el más joven en la historia.
La épica de lograr, en un deporte individual, triunfar en los eventos referenciales y más importantes esta reservado a un puñado de privilegiados. Hasta el domingo, en golf solo cinco jugadores en la historia de este deporte lo habían logrado, ninguno de ellos lo hizo en una misma temporada.
Rory cerró el domingo un capítulo más de la historia de este deporte, lo hizo con 35 años, aunque el norirlandés nunca hubiera pensado que el camino iba a ser tan complicado. Un total de 11 tentativas ha tenido desde julio de 2014, cuando logró su tercera victoria en un major. Hasta entonces, todo había ido a velocidad supersónica.
En 2011, gana su primer major, el US Open de Congressional, con 8 golpes de ventaja. Un año después, conquista el PGA Championship con otra cómoda renta de ocho impactos y, dos años más tarde, en 2014, gana el Open por delante de Sergio García y Ricky Fowler. Estas victorias le posicionan, con solo 24 años, como candidato a sumar su nombre a la exclusiva nómina de jugadores que han triunfado en los cuatro majors al menos una vez. Ese mismo año, además, volvería a ganar el PGA Championship, sumando su cuarta gran victoria.
Desde entonces, para Rory solo existía una obsesión: el Masters de Augusta. "Voy a ir a Augusta el año próximo con 25 años y la posibilidad de ganar el Grand Slam, ni siquiera yo pensé que fuera posible", dijo hace algo más de una década en la sala de prensa del Open en Royal Liverpool.
Lo que tampoco podría sospechar entonces Rory es que el camino iba a ser tan largo y tortuoso, y que terminaría obteniendo el objetivo en la undécima tentativa. "Empezaba a preguntarme si alguna vez llegaría mi momento. Creo que llevo los últimos diez años viniendo aquí con la presión del Grand Slam sobre mis hombros y tratando de lograrlo... Sí, ahora me pregunto de qué vamos a hablar todos de cara al Masters del próximo año. Pero me siento absolutamente honrado, emocionado y muy orgulloso de poder llamarme campeón del Masters", eran las palabras del nuevo y emocionado triunfador.
McIlroy junto a su familia con el trofeo.Getty
Todo parecía perfecto hace 14 años para que Rory, con solo 21 años, desbancara a Woods de la historia como el más rápido en lograrlo. Durante los tres primeros días de Masters, impuso su ley y llegó al domingo con una sólida renta de cuatro golpes de ventaja. Nadie dudaba de que aquel iba a ser un día histórico en Augusta. Su compañero de ronda entonces fue Ángel Cabrera, el mismo que tras pasar casi tres años en prisión, volvía al Masters este año y quiso acordarse de Rory. "Me encontré una nota en mi taquilla de Ángel Cabrera deseándome suerte antes de la ronda", desveló el domingo.
Cabrera fue testigo de excepción del sufrimiento aquel domingo de 2011, un calvario que comenzó con un triple bogey en el 10, bogey en el 11 y un doble más en el 12. Rory terminó su primera tentativa con 80 golpes y la más cruel lección de toda su carrera. El analista de la CBS, Peter Kostis, tuvo el mal trago de hacerle la primera entrevista tras la debacle. "Necesito un abrazo", recordó que Rory le dijo al oído antes de empezar. No era más que un chico de 21 años que admitía tener decorada las paredes de su habitación familiar en Hollywood (Irlanda) con pósters de Tiger Woods en el Masters de 1997.
Redención
Aquella fue la oportunidad más clara que a Rory se le presentó hasta el pasado domingo de ganar el Grand Slam. Desde entonces, desde el PGA Championship, su currículum de frustraciones ha ido creciendo. Se escapó el Open de 2022 en St. Andrews, fue segundo en el US Open de 2023 por detrás de Wyndham Clark, y el desenlace más dramático llegó en el US Open de Pinehurst en 2024, donde falló en los últimos tres hoyos dos putts de poco más de un metro para dejar escapar una nueva victoria.
"Sí, creo... yo diría que fueron catorce años en gestación, desde aquella vez en 2011 que salí con cuatro golpes de ventaja y sentía que podía lograrlo. Sí, había muchas emociones acumuladas que simplemente salieron en ese green del 18", ha explicado McIlroy. Emociones que se desbordaron con el abrazo a su hija Poppy después de haberse derrumbado sobre el green del 18 en el Augusta Nacional. "Un momento así hace que todos los años y todas las ocasiones en las que estuve cerca hayan valido la pena", sentenciaba Rory.
La ola de violencia en Sudamérica en nombre del fútbol sigue creciendo. Este domingo, una emboscada de radicales del Palmeiras contra un grupo de aficionados del Cruzeiro dejó un muerto y al menos trece heridos, informa Efe.
Los hechos ocurrieron la madrugada del domingo cerca del túnel de una autopista, a la altura del municipio de Mairiporã, en el interior del estado de São Paulo, según señaló la secretaría de Seguridad regional en un comunicado.
Según la investigación preliminar, los hinchas del Cruzeiro "sufrieron una emboscada por parte de fanáticos ultras del Palmeiras".
Fuentes de la Policía Federal de Carreteras informaron de que los agresores, supuestos miembros de la barra brava palmeirense Mancha Verde, "huyeron del lugar antes de la llegada de los agentes" y, hasta el momento, no hay ningún detenido.
La única víctima mortal del suceso es un aficionado del Cruzeiro de 30 años. Uno de los vehículos en los que viajaban los hinchas fue incendiado y otro acabó con las ventanas rotas, según medios locales.
Los radicales del Palmeiras venían de presenciar el empate 2-2 contra el Fortaleza, en el Allianz Parque de São Paulo, mientras que los del Cruzeiro regresaban de Curitiba, donde su equipo cayó goleado, por 3-0, frente al Athletico Paranaense, en la 31ª jornada del Campeonato Brasileño.
La Policía Civil, que ha abierto una investigación para esclarecer los motivos y las circunstancias de la pelea, cortó un carril de la carretera donde ocurrió la emboscada para realizar una pericia en busca de pruebas.
En el transcurso de los trabajos, encontraron "artefactos explosivos caseros" y "abrojos" para pinchar las ruedas de vehículos, también conocidos como "miguelitos".
Hace unos diez días ocurrió un episodio similar, cuando ultras del Santos emboscaron y atacaron con piedras un autobús con hinchas del Athletico Paranaense en su camino hacia la ciudad de São Paulo.