El nuevo Sevilla de Jorge Sampaoli ya ilusiona

El nuevo Sevilla de Jorge Sampaoli ya ilusiona

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El empate en casa del Borussia Dortmund (1-1) adelanta la mejoría del equipo

Sampaoli, este martes en Dortmund.SASCHA STEINBACHEFE

El sevillismo recupera la ilusión. El 1-1 frente al Borussia Dortmund en Champions League confirma la mejoría del equipo, que compite con fiereza y recupera a futbolistas desahuciados.

El Sevilla de Jorge Sampaoli es un viernes por la noche, el Sevilla de Julen Lopetegui era un lunes por la mañana. Los dos tienen sus cosas buenas y sus cosas malas. El exceso de júbilo descentra y el exceso de mesura, amarga. Empezó marcando el Sevilla en el Signal Iduna Park. Rakitic botó una falta lejana y Nianzou cabeceó en el área. Potente y picado, imposible para Kobel, que se lanzó en balde. Mucho más que un gol: una forzosa rebeldía.

Los de Terzic estaban incómodos. A Ozcan y Bellingham les costaba respirar con el 3-4-3 de los sevillistas; muy móvil, muy intenso, muy lúdico. Que el fútbol es un fenómeno anímico se encarnizaba en Marcao. Lázaro Marcao. Qué resurrección la suya. Estaba en cada jugada, en cada cruce, con una seguridad y una jerarquía sorprendentes para un futbolista sin apenas ritmo. Acuña y Navas en los laterales, Lamela con espacio, Gudelj ubicuo y más seguro alejado de su propia área. Había orden en el caos y un entusiasmo que casi hacía olvidar el juego melancólico de un Sevilla que, aún con timidez, sonreía.

Sampaoli, como todos los entrenadores, será juzgado por sus resultados; pero es innegable que sus equipos son divertidos como una cama elástica. También igual de imprevisibles.

El empate alemán

Empató el Borussia Dortmund en el minuto 35. Meunier centró al corazón del área. Bellingham remató forzado y Nianzou desvió el balón lejos de las manoplas de Bono. El gol hundió brevemente a los visitantes, que atravesaron sus peores instantes de la primera mitad. El cansancio apaciguó el nervio y el equipo se replegó esperando el descanso.

Tras el vestuario, lo ya visto. Un Sevilla que presionaba, que hostigaba, que encontraba huecos, y un equipo negriamarillo algo atenazado, demasiado pendiente de Adeyemi y Bellingham. Con Modeste inapetente en punta. Entraron Januzaj e Isco por Suso y En-Nesyri. El marroquí, de nuevo, mortecino. Eran minutos para los nervionenses, a los que sólo les faltaba mordiente en el área. En el 66, tras un córner, Lamela remató solo en el área pequeña, pero su frágil disparo fue interceptado por el portero, que achicó bien.

Los cambios de los alemanes, Reyna y Hazard, nivelaron el encuentro. El equipo de Sampaoli se deshilachó. Sin una referencia en punta, el balón se fatigaba en las zonas templadas del campo. Un cabezazo de Hummels tras un saque de esquina llevó la inquietud a las gradas blanquirrojas. Quedaban diez minutos larguísimos en el infierno amarillo, pero los de Sampaoli aguantaron con entereza. Nianzou y Marcao se vaciaron en la retaguardia. En tiempos de sed, hasta los empates sacian.

kpd