Ryan Mallett, ex ‘quarterback’ de New England Patriots, murió este martes ahogado en Miami, anunció su antiguo equipo.
Instagram/TomBrady
“Los New England Patriots están profundamente entristecidos al enterarse del repentino e inesperado fallecimiento del ex mariscal de campo Ryan Mallett“, lamentó el equipo que es dirigido por el entrenador Bill Belichick.
El ex jugador fue trasladado a un hospital de Florida desde la playa en donde sufrió el incidente, pero fue declarado muerto a su llegada.
Mallett llegó a la NFL seleccionado por los Pats en la tercera ronda del Draft 2011, equipo en el que fue suplente de Tom Brady hasta la temporada 2013.
“Nuestros pensamientos están con la familia Mallett, sus ex compañeros de equipo y todos los que están de luto por su pérdida”, agregó el mensaje compartido por la directiva de New England.
Para la temporada 2014 el pasador nacido en Batesville, Arkansas, fue enviado a los Houston Texans, equipo en el que coincidió con el ala defensiva Justin James Watt, quien fue de los primeros ex compañeros que lamentó su partida.
“Noticias horribles para leer sobre Ryan Mallett. Se fue demasiado pronto. Descansa en paz, hermano”, escribió JJ Watt en sus redes sociales. “Hemos perdido a un gran hombre”, escribió el propio Brady en su Instagram.
Ryan Mallett terminó su carrera con los Baltimore Ravens en el 2017, equipo con el que se le recuerda por su gran actuación en la dramática victoria por 20-17 sobre los Pittsburgh Steelers, el acérrimo rival de Ravens, en la semana 16 de la temporada 2015.
A lo largo de siete años en la NFL, Mallett disputó 21 partidos. Como titular dejó marca de tres ganados y cinco perdidos. Acumuló 1.835 yardas por pase, nueve pases de anotación y sufrió 10 intercepciones.
Después de su retiro el ex estrella de los Arkansas Razorbacks del fútbol colegial se convirtió en entrenador. Su primer trabajo lo obtuvo en el 2020 como coach asistente en la White Hall High School, equipo del que fue nombrado entrenador en jefe para la campaña 2022.
Luis de la Fuente está tranquilo. Sabe que, pase lo que pase esta noche, no le podrán acusar de nada. España ha sido, hasta la fecha, el mejor equipo de la Eurocopa, y caer con Francia esta noche (21.00 horas), finalista en los dos últimos Mundiales, con el mejor jugador del mundo en sus filas, entra dentro de lo posible. Pero Luis de la Fuente, detrás de esa sonrisa y esos 63 años y esa educación y ese llamar a los periodistas por su nombre y esa amabilidad... detrás de todo eso, en fin, hay un animal competitivo que no da por bueno caer con dignidad en Múnich.
Por eso estos días, en la tranquilidad el hotel Der Öschberghof, ha estado incidiendo en un mensaje: "Más grupo que nunca". Como proponían D'Artagnan y los Tres Mosqueteros: "¡Uno para todos y todos para uno!". Mejor escrito, y en este caso: "¡Uno contra todos y todos contra uno!" Porque, por mucho que los protagonistas lo nieguen -lo hicieron Deschamps, Rabiot, Rodrigo y el propio De la Fuente-, y al margen de lo difícil que es marcar un gol a los bleus, la semifinal de esta noche es el colectivo español contra la aparición, o no, de un genio. Francia lleva tres goles a favor, dos en propia puerta y uno de penalti, el único que ha marcado Mbappé. España lleva 11, y además repartidos en ocho futbolistas: Morata, Carvajal, Ferran Torres, Rodrigo, Nico, Merino, Fabián (2) y Olmo (2). Lo coral contra lo único, lo colectivo contra una bestia de la naturaleza.
El seleccionador siempre dice que sus jugadores son los mejores, y que su equipo es el mejor. Que eso le deja en posición de competir para ganar. Ganar. La palabra que le obsesiona. De esa competitividad dan fe los datos. En su carrera como seleccionador, desde que llegó a Las Rozas en 2013, ha llegado al penúltimo escalón de todos los grandes eventos en los que ha participado (siete). Comenzó en el Europeo sub'19 de 2013, en Lituania, donde cayó, su primera vez de dos, ante Francia. Luego vendría el sub'19 de Grecia, en 2015. Se enfrentó de nuevo a Francia (la Francia de Coman, Dembélé, Pavard y Thuram, que hoy sobreviven). De España, nueve años después andan por aquí Unai Simón, Merino y Rodri. Cabría contar los Juegos del Mediterráneo en 2018, donde en la semifinal ganó (2-1) a Marruecos.
El seleccionador, Luis de la Fuente.EFE
Subiendo escalones, llegó el Europeo sub'21 de 2019 en Italia. ¡De nuevo Francia! España arrolló (4-1) con Fabián (Balón de Oro del torneo), Unai, Merino, Oyarzabal y Dani Olmo. Dos años más tarde, en el Europeo sub'21 de 2021, De la Fuente contabiliza su segunda semifinal perdida, ante Portugal (0-1), con Zubimendi y Cucurella en aquella plantilla. Luego, los Juegos Olímpicos de ese mismo año, donde se impuso a Japón en la prórroga con Unai, Cucurella, Zubimendi, Merino, Olmo, Oyarzabal y Pedri. A Fabián y a Ferran no les dejaron sus equipos, Nápoles y City respectivamente.
Por último, la Liga de Naciones del año pasado, 2-1 ante Italia, con 14 jugadores que repiten en esta Eurocopa: Unai, Raya, Carvajal, Laporte, Le Normand, Navas, Rodrigo, Fabián, Zubimendi, Merino, Morata, Olmo, Joselu y Nico Williams. Como se puede observar, ha ido horneando en estos nueve años la base del grupo que está hoy aquí.
"Es mérito de la calidad humana y deportiva de los jugadores. Lo que pasa que yo les conozco mucho. Yo elijo a estos porque sé que no me van a fallar. Estoy orgulloso de este grupo de jugadores que quieren siempre competir por ser un poco mejores", decía De la Fuente en Stuttgart, tras eliminar a Alemania. "Me ha dado una alegría extra", insistió, porque "me he acordado de cuando ganamos el europeo en Grecia con Merino, Unai... Luego el europeo sub'21 con Fabián, Dani Olmo... es un orgullo, llevamos casi 10 años juntos. No fallan, quieren seguir ganando y eso nos hace muy competitivos", cerró.
Dani Olmo y Cucurella, en el entrenamiento.EFE
"Es el mismo de siempre, lo más importante es el ambiente que crea en el grupo. Él ha conseguido que tengamos una conexión muy especial", explica Cucurella, uno de sus fetiches. De la Fuente acude casi todos los días a entrenar en bicicleta, atendió a las radios, a todas las nacionales, el domingo por la tarde, como era costumbre hasta Del Bosque. Así las cosas, el mensaje, desde la experiencia de jugar siempre semifinales, desde la consciencia de que la baja de Carvajal es importantísima, ha sido el mismo: "Ahora, más que nunca, tenemos que ser una familia". Porque eso, la unión, el grupo, el colectivo, lo de todos, es lo mejor que puede oponer España a la presencia de una estrella en el otro lado.
Kylian Mbappé no está en su prime, como dicen los chavales. Pero es el mejor jugador del mundo. Con máscara o sin ella. No ha lucido todavía en el torneo, y es difícil que un tipo como él se vaya sin, al menos, un buen partido. Ahí estará Jesús Navas, con sus 38 años, como primer dique de contención cuando caiga por su lado. "Tenemos toda la confianza en él", dijo ayer De la Fuente, que no hará experimentos porque nunca los hizo en las otras siete semifinales que dirigió: cinco victorias y dos derrotas. Hoy toca otra.
El torneo de Wimbledon está lleno de tradiciones como buen campeonato británico pero para la edición de 2025, los organizadores han decidido acabar con una de las más longevas (147 años de tradición), los jueces de línea, según informa EFE.
En las 18 pistas competitivas del All England Club se utilizará en 2025 el sistema automático de canto de líneas (ELC, por sus siglas en inglés), lo que supondrá la eliminación de unos 300 jueces de línea que operaban en el torneo, según informó este miércoles el diario británico 'The Times'.
Este sistema electrónico se ha usado con regularidad desde el US Open en 2020, durante la pandemia de la covid, y la ATP lo va a utilizar en todos los torneos de este circuito a partir del año que viene.
Además, esta evolución del ojo de halcón provocará que se eliminen los 'challenges' de los que disponían los tenistas -tres por set- ya que cada pelota será cantada en un espacio de una décima de segundo desde que bote en la pista. Esto no tendrá incidencia en los jueces de silla, que seguirán en su puesto.
Con este movimiento, ya son tres los Grand Slams que utilizan el ELC, US Open, Abierto de Australia y Wimbledon, y solo se queda fuera Roland Garros, ya que la tierra batida, al quedarse la marca de la pelota, se ha desmarcado por el momento de la tecnología. EFE