Strade Bianche
El británico, siguiendo la estrategia habitual del esloveno, atacó a 50 kilómetros de la meta y eliminó al favorito Van der Poel
La Strade Bianche, parábola de la vida misma. Nada es lineal. Toda la trayectoria está repleta de altos y bajos. Un trayecto dibujado de trazos blancos y oscuros. La clásica moderna está salpicada de tramos de asfalto, de tierra, de piedras, de grava, de ascensos, de bajadas. La plaza medieval, en forma de abanico, de Siena como apertura y sello de una carrera atractiva como pocas. Un escenario idóneo para la exhibición de tipos polivalentes, como Thomas Pidcock. El británico, formado en el barro, rinde en plenitud en pruebas repletas de obstáculos, como esta cita de la Toscana. El corredor de Ineos se inspiró en Tadej Pogacar (ganador de la prueba en 2022) y atacó a 50 kilómetros de la meta para sorprender y derrotar a Mathieu van der Poel, que partía como gran favorito.
Pidcock, estrella del ciclocross (campeón del mundo en 2022 y subcampeón en 2020) y siempre a la sombra de los destellos de Wout Van Aert y Van de Poel, se anotó su triunfo más relevante en la temporada de las clásicas merced a un gran ejercicio de confianza y valentía. Sin Pogacar, que ha preferido preparar la París-Niza que arranca este domingo y en la que pugnará con Jonas Vingegaard, y sin Van Aert, que se ha reservado para la Tirreno-Adriático, se jugó todos su crédito con una ofensiva de larga distancia que desconcertó a sus enemigos. Con una renta que apenas superó el minuto supo administrar inteligentemente sus energías para presentarse sin excesivos agobios en la rampa adoquinada de Santa Caterina y en la Piazza del Campo. Allí aventajó en 19 segundos a Madouas y a Bennot. Pello Bilbao fue séptimo.
La Strade Bianche, con sólo 17 ediciones, ha ingresado en la nómina de las clásicas más atractivas. Con sus 184 kilómetros de longitud y sus 11 sectores de sterrato, con un total de 63 kilómetros de tierra compacta, es un examen durísimo, con constantes cambios de escenografía. Un terreno de emboscadas para tipos duros, como Ivan Romeo (19 años), que en su primer año de profesional, tuvo el coraje de meterse en la primera escapada de la jornada. A falta de 150 kilómetros para la meta, el contrarrelojista del Movistar se marchó junto al italiano De Marchi y al noruego Brystrom. Pelotón estirado en un nube de polvo, con enganchones y caídas, como la sufrida por Carlos Rodríguez oFormolo.
A 52 kilómetros de meta, Romeo cedió. Ese fue el instante en el que Thomas Pidcock desafió a Van der Poel y se marchó junto a los italianos Alberto Bettiol y Andrea Bagioli e. Respondió el Van der Poel a falta de 40 kilómetros, pero pronto desistió. Bilbao, Bennot, Valter, Formolo, Madouas, Simmons, Mohoric, y Costa se aliaron en la caza del británico.
Apuesta valiente de Pidcock, como los corredores más osados, para adornar su palmarés en el que figuran, entre otros avales, una etapa en la Vuelta al Algarve de esta temporada, etapa en el Tour de Francia de 2022, la Flecha Brabanzona de 2021, el segundo puesto en la Amstel Gold Race de 2021 y una tercera plaza en la A Através de Flandes de 2022.