Pagos al vicepresidente de los árbitros, infracciones financieras, plusvalías ficticias, falsos recortes salariales por el Covid y un penalti estratégico que acaba con el fichaje del infractor por el beneficiado.
13 de mayo de 2018. Última jornada de la liga portuguesa. Sporting de Portugal y Benfica están empatados a 78 puntos, y se juegan la segunda plaza que da acceso a la Liga de Campeones. Un botín de 43 millones de euros. Al descanso el Sporting no puede con el Marítimo (1-1), ni el Benfica en Da Luz con el Moreirense (0-0). Pero nada más arrancar la segunda parte, el jugador del Benfica Alex Grimaldo recibe un balón por la izquierda dentro del área, lanza un centro y el moreirense Alfa Semedo, ex canterano del Benfica, intercepta el balón descaradamente con la mano. Penalti, gol de Jonas, 1-0 y a la Champions. 46 días después, el Benfica recompra a Alfa Semedo al Moreirense por 2,5 millones de euros. La Policía Judicial ha investigado el penalti, y ahora la Fiscalía portuguesa cree que el Benfica amañó la clasificación por esos 2,5 millones de euros.
Con la Liga italiana sacudida por el caso Prisma, que ha supuesto la pérdida de 15 puntos a la Juventus por plusvalías ficticias de sus cuentas; la Premier por las 100 infracciones financieras del City saltándose la regulación de la UEFA; y la española con los pagos del Barça durante 17 años al vicepresidente de los árbitros, ahora es otra liga, la portuguesa, y otro grande, el Benfica, el salpicado por otra investigación que habría adulterado no sólo ese resultado, sino la competición durante años.
El penalti es sólo un apunte más del macroproceso abierto contra el Benfica desde hace cinco años, según informa CNN, precisamente por la dependencia económica que muchos clubes portugueses tienen del propio Benfica, a través de la cesión o recompra de sus jugadores.
Delitos fiscales y blanqueo
“No es admisible que la gente se imagine una cosa así, porque todo esto es transparente. Si se fue al Benfica es porque lo querían los técnicos del Benfica”, se defendió el presidente del Moreirense, Victor Magalhaes, en una entrevista al medio portugués Bola Branca. Sin embargo, a Semedo en su regreso sólo se le vio en 16 partidos, cinco de titular; y acabó cediéndolo en el mercado de invierno al Espanyol, donde aún se le vio muchísimo menos, antes de devolvérselo al Benfica, que al año siguiente lo mandó al Nottingham Forest.
El asunto se vuelve aún más sospechoso si tenemos en cuenta que el presidente del club, Luis Felipe Vieira, quien dejó el cargo en julio de 2021 tras 18 años, fue detenido junto a su hijo acusado de delitos fiscales y blanqueo por más de 100 millones de euros. Y más tarde fue acusado de sobornar con entradas de fútbol, invitaciones al palco presidencial y viajes al extranjero para ver partidos, al ya expulsado de la magistratura juez Rui Rangel, a cambio de favores en los tribunales.
Las consecuencias para el ahora mismo líder de la liga portuguesa, y que ganó 0-2 en Brujas su cruce en los octavos de la Champions, son aún impredecibles. Hace justo un año el club ya estuvo amenazado de descenso administrativo por haber pagado 1,9 millones al ex árbitro Bruno Paixao a través de la empresa Best of Bussiness a cambio de “un servicio de control de calidad”. Previamente el Benfica había contratado por esa misma cantidad a Best of Bussiness a cambio de “servicios de consultoría ficticios”.
En España, todavía está por resolver por qué el ex vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros recibió 6,6 millones de euros del Barça durante 17 años. Según el concepto de las facturas, por la “elaboración y envío de vídeos técnicos al club”. Según la Agencia Tributaria, ateniéndose a la declaración del propio Negreira, “el Barcelona quería asegurarse de que no se tomaban decisiones arbitrales en su contra, es decir, que todo fuera neutral”. El dato más llamativo de ese periodo: que durante dos temporadas y media al Barça no se le pitara ningún penalti en contra.
Aunque de acuerdo con la nueva ley del Deporte, el caso habría prescrito deportivamente, pero si la Fiscalía llegara a probar un delito de corrupción entre particulares, las condenas podrían tener consecuencias incluso sobre la persona jurídica, en este caso el Barcelona, incluyendo en caso extremo la suspensión de actividad.
La Juventus ya está degustando esta temporada las consecuencias del caso Prisma. En sólo dos meses se quedó fuera de la Champions, ha dimitido su presidente, ha sido sancionado con 15 puntos en la Serie A y sus acciones se han desplomado un 22%. El entrenador, Massimiliano Allegri anunció que, visto lo visto en el césped, el objetivo de su plantilla plagada de estrellas es no descender, pero ahora mismo han logrado remontar hasta la séptima plaza.
22 traspasos con plusvalías ficticias
El equipo italiano se encuentra en esta situación después de que la Fiscalía identificara hasta 22 traspasos con plusvalías ficticias. Y está empezando a revisar los falsos recortes salariales pactados con los futbolistas durante la pandemia, lo que podría provocar nuevas sanciones económicas y la pérdida de otros veinte puntos, lo que supondría mandarlos virtualmente a la Serie B.
En Inglaterra el futuro del City está ahora mismo en manos de una comisión independiente, que debe decidir el precio por no proporcionar información verazmente sobre salarios de jugadores y entrenador, ingresos y patrocinios, además de no cumplir el fair play financiero de la UEFA y la Premier.
Parece difícil que el City sea despojado de alguno de sus títulos, pero el descenso de categoría o la pérdida de puntos están sobre la mesa. De hecho otros clubes ingleses ya lo sufrieron por quebrantar las reglas financieras. Y aunque al final le levantaron la sanción, la UEFA llegó a sancionar al City en 2020 con dos años fuera de las competiciones europeas por irregularidades en los ingresos de sus patrocinadores.