¿Qué sería del Madrid sin Mbappé? Pues. Un guiñapo, un muñeco, un equipo, sin equipo. Es una barbaridad que al Madrid le puedan meter tres goles, un equipo que en España sólo sería un Segunda División.
Alonso tiene la defensa que que no tiene defensa. No están los titulares. Ni el portero. Aun así, un Real Madrid debe tener un esquema, un sistema para salvar las circunstancias. Pero no tiene nada, sólo pompas de jabón. Aunque no tenga los titulares.
No es justo que ni los cuatro goles de Mbappé de ese fenómeno llamado Mbappé, no sean suficientes para golear a un Olympiacos, que roza el rídículo en Europa. Y que el Madrid acabara pidiendo la hora en los angustiosos minutos finales.
No entiendo a un desesperado y desquiciado Alonso ante un equipo tan simple. Jamás entiendo sus cambios y como destroza a su equipo en las segundas parte. No se acuerda que es el entrenador del Real Madrid.
Lanza al inútil Ceballos, que es un desastre y sólo es un incordio. Para mí es como un agente doble, con órdenes de otro equipo para destrozar al Madrid. Y sólo quería Alonso calmar el partido ante un rival de broma. De locos.
Y en pleno desaste de Xabi Alonso quita a Asencio y mete a Tchouaméni en la defensa, con lo que destroza el centro del campo y lo suple nada menos que por Brahim. Ese cambio es sólo una barbaridad de un entrenador al borde del abismo.
Un equipo como el Madrid no puede pedir la hora ante un mediocre adversario. Es como si imaginativamente, Alonso quisiera anular los cuatro goles de Mbappé, que no es sólo es el héroe. Es un mago como Houdini.
El genio hizo un triplete en siete minutos. Una goleada de locos. Algo de un dios que juega con él.Y mete un cuarto que es como si hiciera besar al cielo. Una locura. Como decir Olympiacos 3 – Mbappé 4. No ha existido otra historia.
Creo que Xabi está con la marca de la sospecha en todo lo que hace. Le apoya la Casa Blanca sólo diplomáticamente, cuando todos sabemos que al todopoderoso no le gusta. Y lo ha sentenciado.
Se salva por Mbappé, pero eso no puede ser cada partido. Cuando desaparezca Houdini, Alonso va a la calle. Tiene demasiados problemas en la mente, demasiadas balas fallidas. No sabe qué hacer con el Madrid y es como si no supiera todavía qué banquillo ocupa.
Y me dirán que sigue ganando, que está entre los ocho primeros de la Champions. Pero no es el Real Madrid. Es auténticamente el Real Mbappé








