El conjunto blanco, único español en las eliminatorias, conocerá su rival el próximo lunes 7 de noviembre. El Benfica ganó 1-6 al Haifa y acabó primero de grupo por delante del PSG gracias a los goles fuera de casa.
Terminada la fase de grupos, la Champions League se prepara para su batalla más grande: las eliminatorias. La máxima competición continental volverá en el mes de febrero con la ronda de octavos de final, en la que los 16 mejores equipos de Europa pelearán por estar más cerca de levantar la ‘orejona’.
El sorteo de los enfrentamientos se celebrará el próximo lunes 7 de noviembre a las 12:00 horas en la Casa del Fútbol Europeo de Nyon (Suiza), y a él los equipos llegarán divididos en dos: por un lado, los primeros de grupo, que formarán el Bombo 1, mientras que el Bombo 2 será para los que quedaron en segunda posición.
De esta manera, el Bombo 1 lo componen Napoli (ITA), Oporto (POR), Bayern (ALE), Tottenham (ING), Chelsea (ING), Real Madrid (ESP), Manchester City (ING) y Benfica (POR).
Por su parte, desde el Bombo 2 participarán Liverpool (ING), Brujas (BEL), Inter (ITA), Eintracht Frankfurt (ALE), Milan (ITA), Leipzig (ALE), Dortmund (ALE) y PSG (FRA)
Ningún equipo podrá enfrentarse a un club de su mismo grupo o a un equipo de su mismo país, por lo que única condición con la que llega el Real Madrid al sorteo es que no podrá cruzarse con el RB Leipzig. Por lo demás, vía libre contra cualquiera, siendo el Liverpool y el PSG los rivales más complicados. Los franceses cayeron a la segunda plaza de su grupo en el último minuto del último partido y ‘gracias’ al 1-6 que el Benfica le endosó al Maccabi Haifa. Con ese resultado, los portugueses superaron a los galos en goles fuera de casa y se pusieron por delante en la clasificación. Estaban empatados a todo: puntos, goles anotados y encajados, duelos entre ellos (1-1 en ambos partidos)…
Los partidos de ida de los octavos de final se disputarán los días 14, 15, 21 y 22 de febrero y los de vuelta el 7, 8, 14 y 15 de marzo de 2023.
Han sido 10 días complicados para Carlo Ancelotti. Quizás sus últimos días. Bueno, en realidad está siendo un año "extraño" para él, como lo definen desde Valdebebas los que mejor le conocen. Elevado a los altares del madridismo tras la Liga, la Copa de Europa ganada en Wembley y la Intercontinental, que le situaron como el técnico más laureado de la historia del Real Madrid, durante la Supercopa de Europa en Varsovia y especialmente en el empate en Mallorca en la primera jornada de Liga, allá por el 14 de agosto, ya notó que algo en el vestuario no fluía como hacía un par de meses. Ahora llega a La Cartuja con el miedo del adiós en el cuerpo, la esperanza de seguir en la lejanía del horizonte y la crítica sobre sus hombros.
Una derrota le condena definitivamente y una victoria le da un billete extra en esa "felicidad absoluta", cuentan, que es para él entrenar al Madrid y, no menos importante, vivir en la capital. Y es que Carlo, por mucho que hablen de una oferta de Brasil que desde 2023 no ha vuelto a recibir, no se quiere ir de España.
El fracaso contra el Arsenal, más por las sensaciones que por el resultado, le refugió en su familia, especialmente en su mujer, Mariann, y su hija, Katia, cuyo cumpleaños celebró la semana pasada. La familia es su casa y su trabajo. Ahí están Davide, su hijo y asistente, o Mino, marido de su hija y nutricionista. También Francesco Mauri, hijo de Giovanni, preparador de Carletto durante años, y tercera voz del banquillo por detrás de Davide. Todo queda en familia y en el círculo más cercano. Y, así lo admiten, algunas de las conversaciones más importantes sobre el trabajo surgen en la mesa familiar. A veces el fútbol y la presión son así de inevitables.
Florentino y las diferencias con 2015
Han sido días distintos a los de la primavera de 2015, cuando después de perder ante la Juventus en semifinales de Champions y concluir el año de vacío supo que su etapa en el Bernabéu había terminado. Su relación con Florentino no era del todo buena y cortar por lo sano era la mejor opción para todos. Ahora es diferente. Los títulos de los últimos años, la edad y la experiencia han unido más que nunca a presidente y entrenador y Ancelotti ha encontrado en Pérez conversaciones de ánimo y apoyo, más allá de la lógica autocrítica de esta temporada.
El máximo mandatario del Madrid renovó el contrato del italiano en diciembre de 2023 justo después del "no" del técnico a Brasil, que se acercó por mediación de Kaká. Florentino le dio hasta 2026. La confianza era total. Tras eso llegó el doblete del año pasado y las complicaciones de este.
Es probable que Florentino decida dar por finiquitada la etapa de Carletto, pero se irá con todos los honores y unido para siempre al club, no en guerra ni por la puerta de atrás.
Ancelotti, con Güler, el miércoles en Getafe.AP
Y por esa unión con el presidente y por la forma de ser del transalpino se entiende la bandera blanca de Ancelotti durante gran parte de la temporada. El fiasco continental terminó por confirmar los tres puntos clave que el entrenador ha ido reflexionando durante toda la temporada con su círculo más cercano.
El primero, los peligros de tener "la barriga llena" de títulos. Un aspecto marcado por las pocas vacaciones de verano entre la Eurocopa y la Copa América y el regreso a los entrenamientos para la Supercopa de Europa, apenas unos días para los internacionales. No hubo descanso y descubrió un vestuario al que mentalmente le podía costar recuperarse.
El segundo, la preparación física. Las lesiones sufridas por el equipo han estado condicionadas por ese corto parón veraniego o por la mala suerte. Antonio Pintus es el responsable de la preparación del vestuario y la enfermería no se ha vaciado en todo el curso.
No levantar la voz
Por último, y ligado también a las lesiones, las dudas en la planificación de la plantilla por las que Ancelotti decidió no levantar la voz. "Nunca ha entrado en una guerra mediática con ningún club, y ahora menos", explican en Valdebebas, donde le ven más "serio" y "triste" de lo normal. En verano asumió la dificultad de perder a Kroos y encajar a Mbappé manteniendo a Rodrygo, pieza clave para el proyecto a medio y largo plazo del club, que rechazó el interés del Manchester City. Quién podía decir "no" a tratar de construir un ataque con esos nombres.
Pero con el tiempo, las lesiones de Carvajal y Militao desequilibraron todavía más a la plantilla dentro y fuera del campo. La baja de Dani, voz de peso en el vestuario, se notó en el césped y en la actitud de muchos futbolistas. Y la negativa del Madrid a reforzar la rotación en invierno tampoco encontró elrechazo público de Ancelotti, fiel a la confianza que le había mostrado a Florentino tras la renovación.
En esa confianza, y en una victoria en La Cartuja, pone sus esperanzas Carletto. Sabe que Brasil estará siempre ahí, también algún club de Inglaterra, pero su primera opción es Madrid y el Madrid.
"¿Alguien me puede dar un link bueno para ver el Madrid?". En agosto de 2012, Joselu Mato (Stuttgart, 1990) pedía a través de su cuenta de Twitter un enlace pirata para poder ver un partido del Madrid. El Hoffenheim acababa de pagar 6 millones de euros por él al conjunto blanco tras haber destacado en el Castilla y no tenía forma, legal, de animar a su equipo desde Alemania. Diez años después, en 2022, el delantero, en ese momento en el Espanyol, acudió con su padre a la final de la Champions en París. Dos más tarde, en 2024, el hombre que buscaba partidos en internet y que se cogió un vuelo para asistir como público a la Decimocuarta es el héroe del madridismo ante el Bayern.
"Eso es sentimiento. Eso es ser madridista. El destino me lo tenía preparado", admitió el atacante en zona mixta, donde fue el gran protagonista. "En 2022 fui como un aficionado más, fui a apoyar a Carvajal y al Madrid porque era importante en mi casa también. Así que estuve muy feliz por él y por el club. Ahora estoy yo en la siguiente final, me ha tocado... Feliz por mí y la plantilla", resumía, todavía con la respiración acelerada por una noche de éxtasis.
Joselu tardó 163 segundos en marcar los goles que enviaron al Madrid a Wembley. Dos minutos y 43 segundos. Un rechace de un disparo de Vinicius y una asistencia de Rüdiger. "Valen igual en 163 segundos, ¿no?", bromeó. "Uno se hace futbolista para vivir esto y también para vivir todo lo que viví en mi pasado. El trabajo me ha traído hasta aquí".
Dos zarpazos de un delantero de 34 años cedido por el Espanyol, un equipo que ahora mismo está en Segunda División. Un préstamo que le costó 500.000 euros al conjunto blanco y que fue la única manera, junto al cambio de posición de Bellingham, que encontró la directiva de sustituir a Benzema mientras esperaba a Mbappé.
Joselu dejó en la cuneta al Bayern de Harry Kane, el nueve de la temporada y el hombre que también sonó para ser el recambio de Benzema. Al final el Madrid decidió aguardar a Mbappé, que llegará este verano junto a Endrick, y optó por pagar medio millón de euros al Espanyol para contar una temporada con Joselu. Unos meses después, la final de la Champions no ha podido salir más barata. "Hay gente que dudaría a principio de temporada, pero con el trabajo y la confianza del míster y los compañeros... El trabajo da sus frutos", declaró el futbolista, que a lo largo de su carrera ha pasado por 10 equipos y tres Ligas. Celta, Real Madrid, Deportivo, Alavés y Espanyol en LaLiga, Hoffenheim, Eintracht y Hannover en la Bundesliga y Stoke y Newcastle en la Premier.
Ahora el conjunto blanco debe decidir qué hacer con la opción de compra sobre el futbolista gallego. Puede pagar 1,5 millones para que siga en la plantilla y parece que lo hará, aprovechándose de un perfil que no existe en la plantilla. El hueco con Mbappé, Vinicius, Rodrygo y Endrick será pequeño, pero ninguno aporta lo que es capaz de dar Joselu. "Joselu es el reflejo de lo que es esta plantilla. Todo compromiso, todo trabajo", le elogiaba Carlo Ancelotti.
El técnico italiano ha confiado de manera constante en el ariete, a veces como titular por la lesión de Vinicius y otras como solución de emergencia en el tramo final de los partidos. Y Joselu ha respondido. Acumula 9 goles y 2 asistencias en Liga, 2 en Copa, uno en la Supercopa de España y 5 en la Champions. 17 goles. "Ancelotti nos dijo antes del partido que hay partidos que se ganan con el corazón. Me abracé con él y lo que nos dijimos queda entre él y yo. Ha confiado en mí y solo tengo palabras de agradecimiento".
Su llegada no fue del todo fácil y ni siquiera él confiaba demasiado en volver al Madrid. "Yo estoy muy feliz en el Espanyol y esa etapa ya pasó. Al final tengo que mirar por mí aquí y luchar por nuestros objetivos", contestó en abril de 2023 preguntado por el interés de los blancos. Se equivocó, porque el descenso de su equipo activó una cláusula que fue 'calderilla' para el Madrid. Unos meses después regresaría a la que había sido su casa y no ha parado de hacer goles: uno cada 112 minutos.