El presidente del Torino y de RCS MediaGroup rechaza el proyecto de la Superliga: “Es una idea del Antiguo Régimen, que lucha contra el monopolio de la UEFA y la FIFA con fórmulas elitistas”
Ha llegado el momento de opinar sobre la Superliga tras la sentencia del Tribunal Europeo. Urbano Cairo, propietario del Torino y presidente y consejero delegado de RCS MediaGroup (propietaria de la compañía editora de EL MUNDO y Marca, que también edita el Corriere della Sera), expresa una fuerte y motivada oposición al proyecto de Superliga sacado de nuevo del cajón. “Como hombre de deporte, que cree y respeta los valores de la competición y la competencia, reitero mi juicio negativo sobre una competición en la que es evidente que se está perdiendo el sentido profundo del deporte en sí mismo“.
Cairo justifica su pensamiento: “Quien consigue escalar peldaños en cualquier competición, nacional en este caso, para alcanzar las primeras posiciones en un campeonato, su esfuerzo no sólo es reconocido, sino recompensado con protagonismo europeo. Me parece profundamente injusto que haya posiciones predeterminadas”.
Una reflexión que abandona por un momento el fútbol y adquiere una dimensión empresarial: no puede ser de otro modo tratándose de uno de los principales editores del mundo, líder en Italia. “Vivimos en un mundo económico liberalista, que nos gusta. En este mundo nos enfrentamos todos los días y si hubiera existido este derecho divino (tan apreciado por los organizadores de la Superliga), el Corriere della Sera tendría que haber sido editado por un empresario ya presente en el pasado, o por una de esas 4-5 familias que ya poseían el periódico y yo nunca habría llegado a ser su director”, reflexiona.
Para Cairo, el planteamiento de la Superliga “es contrario a la idea de mérito, que debe regir la acción empresarial, no sólo en Italia, sino también a escala europea, capaz de crear puestos de trabajo”. “Percibo una atmósfera de Antiguo Régimen, de oligarquía, me recuerda a la nobleza del siglo XVIII, contraria a las reglas democráticas. Entonces se produjo la Revolución Francesa. Quién sabe, me pregunto, a lo mejor Florentino Pérez no es consciente de que en los últimos 240 años ha pasado algo en el mundo…”, añade.
Sobre la sentencia del Tribunal Europeo sobre la Superliga, Cairo asegura que no quiere juzgar el trabajo de los jueces. “No quiero hacerlo. Pero hay una contradicción que hay que aclarar. Ustedes afirman que hay que luchar contra el monopolio de la UEFA y la FIFA, y luego aprueban un proyecto como la Superliga que anula toda competición, todo mérito deportivo. Se da un pase a una élite, con posiciones preestablecidas, mientras se sacrifica la competición. Va en contra del progreso económico: los que tienen ideas, ideas ganadoras, no son valorados, incluso son excluidos. Me parece la mortificación de la libre empresa, de los valores del deporte, inconcebible”, sentencia.
Sobre todo si ocurre a nivel deportivo, donde las ideas, la acción y la competición lo son todo. Las consecuencias de un proyecto elitista como la Superliga para las ligas nacionales son graves. “Celebro la clara cerrazón del gobierno inglés y de los equipos de la Premier. Hay una actitud similar en Alemania, España (la postura de Tebas es ejemplar) e incluso en Italia la oposición a la Superliga está bien representada tanto a nivel institucional como de clubes (aunque se empiecen a notar algunos chirridos aquí y allá). Las repercusiones negativas son evidentes”, explica Cairo, “en las ligas nacionales de las grandes ligas europeas”, concluye.