Un Mundial en el derbi italiano: jugadores de 25 países y cuatro continentes

Un Mundial en el derbi italiano: jugadores de 25 países y cuatro continentes

Milan-Nápoles (X/21.00 h.)

Actualizado

El campeón de Italia frente al aspirante, el siete veces campeón de Europa frente al que llega por primera vez a cuartos, el máximo goleador del torneo frente al que pasó de octavos con un gol en 180 minutos

Jugadores del Nápoles preparando el enfrentamiento ante el Milan.CESARE ABBATEEFE

El derbi italiano Milan-Nápoles de los cuartos de la Champions será de todo menos italiano. Al césped de San Siro saltarán 22 futbolistas, pero sus plantillas albergan 25 nacionalidades de cuatro continentes, que citadas por orden alfabético serían: Argelia, Argentina, Bélgica, Bosnia, Brasil, Camerún, Croacia, Dinamarca, Francia, Alemania, Georgia, Inglaterra, Italia, Kosovo, Macedonia del Norte, México, Nigeria, Noruega, Polonia, Portugal, Senegal, Suecia, Eslovaquia, España y Uruguay.

Para reparar la torre de Babel, la lengua oficial en los entrenamientos de Nápoles en Castel Volturno es el inglés. Y la cosa funciona porque además de preparar el partido ante el Milan, el club está centrado en la celebración del scudetto. A falta de nueve jornadas le sacan 16 puntos al segundo, y 22 a su rival de esta noche, que aún pelea por mantenerse en puestos de Champions. Hoy se enfrentan dos modelos, el del Nápoles, que llega como máximo goleador de la Champions, y el del Milán, que acaba de pasar a cuartos tras eliminar al Totthenham con un solo gol en 180 minutos.

Sin embargo, no toda la estadística está a favor del sur de Italia. De hecho casi ninguna. La eliminatoria enfrenta al vigente campeón del scudetto frente al aspirante. Al siete veces campeón de Europa contra el que por primera vez llega a cuartos. Y otro dato todavía peor, hace solo sólo diez días, en la 28 jornada de la Serie A, el Milán le metió un 0-4 en el Diego Armando Maradona.

El triunfo del fútbol italiano, metiendo a tres equipos en cuartos, algo que no ocurría desde la temporada 2004/05, en realidad es un triunfo de la globalización futbolística. Ambos han llegado hasta aquí fichando exótico y barato. Incluso rehabilitando a desahuciados del fútbol: niños de la guerra o reservistas que han pospuesto su jubilación. Si el Sevilla tiene a Monchi, el Nápoles tiene a Cristiano Giuntoli. Un tipo capaz de recibir la llamada de un fan del Nápoles desde China, recomendándole fichar al coreano Min-jae Kim, y hacerle hueco como extra comunitario vendiendo a Koulibaly. Kim costó 18 millones y hoy Transfermarkt lo valora en 50.

El Milan celebrando un gol el pasado 2 de abril en el Diego Armando Maradona.Redes Sociales

Pero lo más loco fue traerse por 15 millones de euros a Kavaratskjelia de la liga georgiana, a la que había huido tras la guerra de Ucrania. Un tipo que de niño quería ser como Guti y se pintaba con boli un 14 a la espalda en una camiseta blanca, ahora aspira al balón de oro.

Luego llegaron el portugués Mario Rui por 5,75 millones de euros, el polaco Zielinski por 16 o el macedonio Eljif Elmas por 16,2. Pero si algo sabe Giuntoli es ahorrar. Por eso consiguió que el Fulham inglés le cediera al camerunés Anguissa, el Sassuolo a Raspadori y el Verona al argentino Simeone.

Este último, como Oshimen, llega más que justos al partido contra el Milán. El niño de Lagos que vendía agua en las calles y buscaba botas en la basura, y al que la malaria le impidió triunfar en Alemania y Francia, ahora es una estrella en el Nápoles. Por eso hoy todas las esperanzas de los napolitanos se depositan en el Chucky Lozano, en quien se fijó Ancelotti solo porque comentaba el Mundial de 2018 para la televisión mexicana, y se lo llevó al Nápoles.

El entrenador del Madrid, deja de lado su breve paso el sur, y hoy estará con el Milán, con el que logró dos Champions como jugador y dos como entrenador. De hecho ya llamó a su ex compañero Paolo Maldini, director deportivo de los milanistas, para citarse en la final de Estambul, a dónde les llevaría el cuadro.

Tras Berlusconi, quien verá el partido ingresado en el hospital San Raffaele, el Milán pasó a manos del chino Li Yonghong, y luego a manos del fondo norteamericano Elliot, quien lo dejó en manos de Maldini.

Su primera medida fue bajar la masa salarial, y armar un equipo joven y poco experimentado. Puso a dirigirlo al parmesano Stefano Pioli, que no había ganado nada como entrenador, que encima venía del Inter, pero que se parecía a Ancelotti, por su carácter templado y dialogante. Y ahí crecieron jugadores como el español Theo Hernández, el portugués Rafael Leao, el anglocanadiense Fikayo Tomori, o el francocongolés Kalulu. Maldini incluso rescató al sueco Zlatan Ibrahimovic, quien ya disfrutaba de su retiro en la MSL, y que hoy a sus 41 años sigue en la élite europea e incluso ha regresado a la selección, para lograr el año pasado el scudetto tras once años de sequía.

kpd