La ucraniana, que había dejado en la estacada a Venus Williams, a Victotria Azarenka y a Iga Swiatek, fue incapaz de completar su racha ganadora pese al apoyo incondicional del público
La tenista ucraniana Svitolinadurante su semifinal frente a Marketa Vondrousova este jueves en Wimbledon.GLYN KIRKAFP
La ucraniana Elina Svitolina no pudo culminar su sueño de disputar la final de Wimbledon y cayó con sorprendente facilidad en dos sets (3-6, 3-6) ante la checa Markéta Vondrousova. Svitolina, que había dejado en la estacada a Venus Williams, a Victotria Azarenka y a la número uno mundial Iga Swiatek, fue incapaz de completar su racha ganadora pese al apoyo incondicional del público.
Vondrousova impuso desde los primeros lances su ritmo y no dejó encontrar su lugar en la pias a la ucraniana, que estuvo a su merced durante gran parte del partido. Svitolina logró una tímida reacción en las postrimerías del segundo set, con 0-4 en contra y tras la anotación de seis juegos seguidos por parte de la checa.
Por primera vez, la ucraniana logró romperle el servicio a su rival, en los únicos momentos en que pareció tambalearse en la pista central. Con el marcador 3-4, todo apuntaba a un final más apretado, pero Vondrousova recuperó la compostura con el saque a su favor y volvió a mover a placer a Svitolina con una variedad de golpes contra los que su rival nunca encontró respuesta.
La ucraniana no pudo dar muestras de esa capacidad de resiliencia demostrada desde que pisó Wimbledon con sus 28 años, siendo madre recientemente y con la motivación extra de pelear por un triunfo para su país en guerra. “En el fondo creo que la guerra y la maternidad me han hecho más fuerte”, había llegado a decir, tras plantarse en la semifinal con la fama de “matagigantes”.
Para Vondrousova, de 24 años, es su primer final en Wimbledon, que disputará ante la ganadora del partido entre la tunecina Ons Jabeur y la bielorrusa Aryna Sabalenka, que ambiciona conquistar el cetro de la número uno mundial.
Quizás la frase más célebre de George Best, uno de los mejores futbolistas británicos de todos los tiempos sea: "Gasté mucho dinero en coches, mujeres y alcohol. El resto lo malgasté". Como leitmotiv para adolescentes, puede resultar muy graciosa, pero cuando ya se peinan canas o se tiene una familia detrás, es muy peligrosa. "No mueran como yo", fue su mensaje de despedida postrado en la cama de un hospital. Tenía 59 años.
Best, conocido como el Quinto Beatle, fue un magnífico y fugaz futbolista cuya calidad y fortuna se perdió por el alcohol. Algo parecido a lo que le pasó a otro genio británico como Paul Gascoigne, que actualmente vive en casa de su representante, Katie Davies, tras haber terminado arruinado por sus adicciones. Ambos, y otros muchos jugadores, han dilapidado auténticos dinerales cuando han colgado las botas. ¿Cómo puede ser?
No se disponen de cifras de futbolistas que terminan en bancarrota tras abandonar el deporte. La única investigación conocida es la realizada por la asociación Xpro en Reino Unido en la que hablan de que tres de cinco, que ganaron de media 33.000 euros a la semana, terminan declarándose en bancarrota cinco años después de retirarse, pero es un estudio de hace una década.
"Tendemos a pensar que son muchos los deportistas de élite que se arruinan, pero el porcentaje es el mismo que cualquier otro negocio". Ignacio Chinarro, director Económico-Financiero en la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) explica a EL MUNDO que, al ser figuras públicas, parece que son más los deportistas que, tras terminar su carrera, acaban con problemas económicos.
Cafú, en su época de futbolista.
El caso más reciente es el de uno de los mejores laterales derechos de la historia, el mítico Cafú. El brasileño tiene que subastar su vivienda, la segunda propiedad en menos de un año, por las deudas que le acechan después de que su agencia de representación se fuera a pique en 2019. Se calcula que el futbolista debe hacer frente a acreedores que le reclaman más de 3,5 millones de euros.
Cafú desarrolló gran parte de su carrera en Italia entre la Roma y el Milan. Ganó dos ligas y una Champions League, entre otros trofeos y se retiró con 38 años. "La ruina de un futbolista es el conjunto de varias malas decisiones", cuenta Chinarro sobre una carrera que "genera mucho dinero en poco tiempo y que luego hay que intentar que dure", apostilla. Los problemas financieros le han llegado al brasileño con 53 años, apenas 15 después de su retirada.
Factores
Las claves de los problemas financieros de los futbolistas pasan por la edad en la que generan sus ingresos, normalmente entre los 20 y los 30 y tantos, por el entorno que les rodea y, tras la retirada, por el descenso drástico de ingresos que se produce.
Desde el sindicato AFE, en colaboración con Tressis, ofrecen formación a los deportistas y asesoramiento financiero al que recurren desde jóvenes que empiezan hasta jugadores que ya han colgado las botas. "Nos llegan de todas las edades y para obtener estrategias profesionalizadas, nunca es pronto. Cuanto antes empieces, más lejos vas a llegar", apunta Javier Arizmendi, ex futbolista de Mallorca y Deportivo de la Coruña y hoy asesor financiero en Tressis.
Arizmendi sabe que la vida del futbolista es una "burbuja" en el periodo de actividad y de la que es muy difícil salir. "Adquieres un nivel de vida en los años de fútbol al que no te gusta renunciar. Puede ser costoso de digerir, ya que se cierran ingresos y el grifo de gastos sigue abierto. También se pueden dar inversiones fallidas...", apostilla.
Al referirse a inversiones fallidas, el asesor financiero de Tressis es consciente de que los futbolistas suelen ser una fuente de ingresos a la que recurren familiares y amistades con todo tipo de negocios. "Si no tienes dinero nadie te pide para invertir, pero si tienes te llaman de todas partes para hacerlo y hay que hacerlo bien", apunta Chinarro.
Ronaldinho, en un partido benéfico.Elvis GonzálezEFE
Ronaldinho fue uno de los mejores jugadores brasileños de la historia, con un prime muy corto para la calidad que tenía, pero que le dio para jugar en grandes clubes como el PSG, el Barcelona o el Milan antes de volver a Brasil e incluso pasar por México y la India. No obstante, eso no le ha dado para mantener el alto nivel de vida y tampoco para evitar problemas financieros.
Recientemente, el diario The Sun publicó que la Hacienda brasileña intentó cobrar unas deudas del jugador y que sólo encontraron seis dólares en sus cuentas. Por lo que, siempre según el tabloide, tuvieron que embargarle dos propiedades. "Tener un buen entorno favorece que esas cosas no ocurran, aunque no tienes que haber sido un cafre para arruinarte", comenta Javier Arizmendi.
Así, los expertos aconsejan a los futbolistas que no sólo se preocupen de la preparación física o la alimentación durante sus carreras y también contraten asesoría financiera para poder estirar lo que generan durante su periodo activo. "Es un ciclo de ingresos muy atípico y hay que saber optimizarlo", concluye Arizmendi.
Tiene cara de niño y sonrisa de adolescente, pero Marc Bartra (Sant Jaume dels Domenys, 1991) acaba de cumplir 34 años. Es un veterano, aunque él todavía se ve joven. Lidera la defensa del Betis después de superar varias lesiones que le apartaron 10 meses del césped el curso pasado y admite haber madurado tras una carrera que comenzó en La Masía, tocó el éxito en el primer equipo del Barça, probó suerte en Alemania y continuó en el Villamarín alzando la Copa del Rey. El central reflexiona sobre las lesiones y la salud mental antes de recibir al Real Madrid.
El Betis parece mejor tras los fichajes de invierno, Antony, el Cucho, el regreso de Isco, el suyo...
Creo que han sido varias cosas. Evidentemente la llegada de Antony y del Cucho y la evolución de Jesús nos hace tener gente desequilibrante y que marca diferencias... Eso hace que suba la competencia en el equipo y que todos estemos alerta, y que los que salgan en las segundas partes también puedan marcar diferencias. Y luego creo que tácticamente hemos hecho una buena autocrítica, un buen trabajo interno para mejorar cosas que estábamos dejando de hacer. Todo eso ha hecho que estemos mucho mejor.
El curso pasado estuvo casi 10 meses fuera por una lesión en el tendón de Aquiles y esta temporada se ha perdido ocho por un tema muscular. Ahora tiene continuidad, supongo que es clave a nivel mental.
Totalmente. A nivel físico después de tanto tiempo fuera ha sido mucho mejor de lo esperado, pero luego tienes que demostrar que puedes tener esta continuidad. En ese sentido había hablado con el míster para ir entrando poco a poco en los primeros meses y ahora ya me estoy encontrando bien, con confianza, saber que es un momento importante del año y sentirme con jerarquía y liderazgo dentro del equipo.
¿Cuándo considera que dio el paso de liderar al grupo? ¿Cómo fue?
Creo que el año de la Copa (2021-22) di un paso adelante. Y luego al volver de Turquía (2023) me di cuenta que había muchos jugadores de esa época que ya no estaban, que quedábamos tres o cuatro, y el míster me pidió ese liderazgo. Me siento muy a gusto en ese sentido. Siento que hay jugadores jóvenes y que tengo que tener ese peso. El otro día bromeaba con Jesús Rodríguez [canterano del Betis] porque cuando yo debuté en 2010, él tenía tres años. No sabía si alegrarme o no porque no me siento mayor (risas), siento que me quedan muchos años.
¿Cuánto le ha ayudado esa madurez en la lesión?
Mi objetivo era volver, pero no volver por volver, sino mejor. Es mi mentalidad. Me ha venido en una edad madura, en la que tengo mucho tiempo para mí, para cuidarme, para ser más profesional... Ha sido un momento de más responsabilidad y más madurez. Al final una lesión es muy solitaria, es algo que tienes que sacar tú y sacar fuerzas de donde sea, de donde no hay, y te hace crecer como persona, como profesional y como compañero. Y creo que ese esfuerzo por volver el equipo lo ve y al final, sinceramente, incluso agradezco que me haya pasado. Nunca pensé que diría esto, pero lo agradezco porque me ha hecho ser mejor en todos los aspectos.
¿Es una soledad positiva?
Sí. Al final nosotros jugamos al fútbol desde pequeños, esa pasión se creó ahí, y de repente una lesión hace que no puedas estar con el balón, que no puedas estar con tus compañeros, conectar con ellos, que es lo que nos mantiene vivos, lo que a mí siempre me ha mantenido vivo, y por salud no puedes. Entonces eso hace que cuando vuelves lo valoras todavía más. Es una sensación brutal el volver, porque no han sido meses perdidos, al revés, han sido ganados en muchos aspectos. Ha sido un parón para coger carrerilla y empezar a hacer buenas temporadas.
Trabaja con un coach. ¿Cuánto y en qué le ha ayudado en el proceso?
Llevo con él 17 años, desde los 17. Una clave es que te hace centrarte en el presente, en el día a día, porque no puedes estar lamentándote por el pasado, por lo que pudo ser, ni en el futuro porque no sabes si te vas a recuperar o no, ni cuándo, ni si lo harás... Entonces te hace centrarte en el presente, en la importancia de alimentarte bien, de hacer los ejercicios correctamente sin pensar en otras cosas, porque a veces si no haces bien el ejercicio es contraproducente. Ese día a día me ha llevado a coger una gran regularidad, me siento más regular, y esa regularidad me ha mantenido en el presente. Eso lo trabajo constantemente.
Sale de la cantera del Barça, debuta muy joven en el primer equipo, tiene éxito, se va a la Bundesliga, luego al Betis... ¿Cómo ha gestionado todos estos cambios?
Ha sido un continuo aprendizaje y una constante adaptación. Adaptarse o morir. Desde los 10 a los 24 estuve en el Barça, con un estilo de juego muy académico, muy especial, y de hecho a muchos jugadores que salen de ahí luego les cuesta ser importantes en otros equipos por eso. En ese aspecto siempre he querido tener una adaptación muy rápida y por eso con 24 años, en el Dortmund, empecé a trabajar con mi analista futbolístico. En la Bundesliga me hizo adaptarme muy rápido a jugar con tres centrales, que nunca lo había hecho, y luego en el Betis. Es un continuo trabajo mental, físico y de todo. Y mi analista, Joan Vila, es una de las personas que más me ha ayudado a nivel individual.
¿Cómo es eso, le ayuda a entender los diferentes estilos de juego?
Sí, porque yo en el Barça jugaba en un 4-3-3 como central derecho, y de repente vas a Alemania, con Tuchel, y te toca jugar en un 5-3-2 e incluso como central izquierdo en línea de tres. Cambia totalmente. Tienes que adaptarte rápido y mejorar, porque en la elite no tienes tiempo que perder. Es complicado. Muchos entrenadores te tratan como si ya lo supieras todo y no es así. Sigues aprendiendo. Creo que con Pellegrini, con 26 años, di un paso adelante en el aspecto defensivo, de liderar desde atrás, algo que no había hecho y creo que he evolucionado mucho en ese sentido.
Hábleme de su Tribu, como les llama. Su círculo más cercano.
Son las personas que quiero cerca. Nosotros vivimos una vida que es muy diferente y estar en contacto con mis amigos del pueblo, saber sus preocupaciones y sus cosas me hace darme cuenta de lo privilegiados que somos, y por otro lado de todo lo que sacrificamos por el fútbol. Porque ellos tienen más tiempo para sus seres queridos. Te hace estar con los pies en el suelo.