LaLiga Santander
El brasileño, por el que el conjunto blanco pagó 30 millones, no termina de explotar en Montilivi.
Reinier sigue siendo una gran incógnita. Tres años después de su fichaje por el Real Madrid, el centrocampista brasileño no acaba de reencontrarse con su mejor versión. En el Girona, además, se ha visto lastrado por toda una retahíla de lesiones. En la presente temporada, sólo ha podido disputar 11 partidos con el conjunto gerundense y únicamente ha sido titular en tres de ellos, a pesar de que su técnico, Míchel, no se cansa de asegurar que tiene mucha confianza en sus posibilidades. Su juego, no obstante, no está aún a la altura de lo que exhibió en aquel Flamengo capaz de conquistar el Campeonato Carioca y la Copa Libertadores en 2019 y que llevó a la entidad que preside Florentino Pérez a pagar 30 millones para hacerse con sus servicios.
Su periplo por Europa, hasta el momento, no está siendo precisamente positivo. Durante su cesión por dos temporadas al Borussia Dortmund, una apuesta del club blanco para que Reinier pudiera coger ritmo al no tener sitio en los esquemas del primer equipo, ya no tuvo demasiadas oportunidades. En la temporada 2020-21 únicamente jugó 14 partidos en la Bundesliga. En la siguiente, la cifra se redujo a 13. Los alemanes, tremendamente descontentos con él, incluso llegaron a plantearse devolverlo al club blanco seis meses antes de que finalizara su cesión. Aunque finalmente decidieron conservarlo en la plantilla, su participación apenas podría calificarse de meramente testimonial.
Míchel, a pesar de todo, lo recibió con los brazos bien abiertos en cuanto se hizo oficial su préstamo al Girona. El brasileño fue titular en la cuarta, la quinta y la sexta jornada e, incluso, marcó un gol decisivo para darle la victoria a su equipo ante el Valladolid. Pero justo cuando parecía que iba a afianzarse en el equipo, llegó una primera lesión muscular que le obligó a permanecer en el dique seco entre el 1 y el 22 de octubre. Ocho días después, en el transcurso del partido precisamente contra el Real Madrid en el Santiago Bernabéu, volvió a sufrir problemas musculares que, en este caso, coincidieron con el parón por el Mundial. Y, cuando parecía que al fin iban a caer en el olvido, el propio club gerundense anunciaría el 20 de diciembre del año pasado que el jugador iba a estar seis semanas más ausente de los terrenos de juego por una lesión en el tendón del bíceps femoral de su pierna derecha.
Una vez recuperado, su técnico prefirió darle minutos casi con cuentagotas. De hecho, incluso decidió dejarlo en el banquillo en los partidos jugados en casa frente al Almería y el Atlético. Ante el Espanyol tenía previsto darle algunos minutos, pero el jugador fue expulsado por espetarle «eres malísimo» a uno de los asistentes de Ortiz Arias mientras calentaba.
Un desliz que le llevó a perderse los últimos partidos contra el Barça y el Elche por sanción. Contra el Valladolid, en cambio, sí pudo acumular minutos: la lesión muscular de Aleix García, que deberá estar cuatro semanas de baja, le permitió saltar al terreno de juego cuando apenas se habían jugado los primeros 12 minutos de un duelo de recuerdo nefasto para los visitantes. A los cinco minutos, Toni Villa ya había tenido que dejar el césped por una lesión en el ligamento cruzado anterior y en el ligamento colateral externo de su rodilla derecha.
«Todos los equipos sufren lesiones. No me preocupa, pero estamos tristes porque la baja de Toni es de larga duración y grave», señaló un Míchel que deslizó, además, una para nada sorprendente confesión, dados los vínculos del Manchester City con el Girona y su buena relación con los hermanos Guardiola. «La eliminatoria entre el Real Madrid y el City está muy igualada, es una final anticipada. Tengo una gran relación con Pep y con Pere y me gustaría que el Manchester jugara la final. Si el Madrid la juega no me parecerá mal, pero quiero que la juegue el City», sentenció el técnico. Esta tarde, duelo ante el Madrid.