Sevilla 1 Betis 1
El equipo de Pellegrini fue superior y se adelantó en el marcador, pero no fue capaz de sentenciar
Un disparo lejano de Rakitic dio el empate al Sevilla (1-1) frente a un Betis que jugó mejor pero que no pudo convertir su dominio en goles. «Directiva, dimisión» fue el cántico de despedida del Ramón Sánchez-Pizjuán tras el pitido final.
Isco, de cabeza, y Guido Rodríguez, probaron a Dmitrovic en los tres primeros minutos de partido. Respondió con altura el Sevilla, con Rakitic pisando el área rival y Lucas Ocampos peleando todos los balones. El partido arrancaba intenso, limpio e igualado. Con una belleza inesperada y farragosa.
Isco pidió los focos y su talento fue desnivelando el choque. Los de Diego Alonso, por no hacer mudanza en su costumbre, eran incapaces de terminar las jugadas. Nunca tanta presión generó tan poco peligro. Fran Vieites, el portero del filial que partía como titular tras las lesiones de Claudio Bravo y Rui Silva, apenas manchó los guantes en la primera mitad.
En-Nesyri naufragaba en el área rival y Óliver Torres no daba cordura a lo que sólo era verticalidad ensimismada. El Betis, mucho más práctico, sí coqueteo con el gol. En el 34, un pase mágico de Isco a Miranda congeló el Sánchez-Pizjuán. El lateral llegó a tiempo y disparó raso, pero Dmitrovic sacó un pie providencial en el último instante.
El descanso llegó con el equipo verdiblanco más organizado y armónico. Marc Roca y Guido Rodríguez daban solidez y Ayoze e Isco aportaban lo impredecible. Mientras tanto, Diego Alonso agitaba los brazos en la banda y miraba el césped como quien ve en la televisión una película de David Lynch: Atentísimo, casi fascinado, pero sin entender nada lo que sucedía allí dentro. El Sevilla agradeció el refrigerio.
La defensa del Sevilla
Los nervionenses se mostraron más enérgicos en los primeros compases de la segunda mitad, pero Ayoze apaciguó pronto el entusiasmo mandando un balón al palo. Unos minutos después, de nuevo el canario inquietó a la hinchada blanquirroja. Caracoleó en la mejilla del área y terminó disparando con potencia. Dmitrovic, bien posicionado, repelió el tiro. A falta de orfebrería, Gudelj intentaba contener a los visitantes con disparos lejanos e inofensivos. El encuentro estaba donde Pellegrini quería.
Lukebakio sustituyó a Torres. Abde y Abner entraron por Diao y Miranda. Los anfitriones querían animar el juego, los invitados sólo acunarlo, mantener la cadencia, hacerlo definitivamente suyo. Pero fue Dmitrovic quien facilitó el camino de la victoria a los verdiblancos. En el minuto 71, Isco centró al área pequeña. Dmitrovic salió a por el balón mal, atribulado, con un puño, con blandura, y dejó el balón muerto a los pies de Ayoze, que lo tuvo fácil para hacer el gol.
A falta de arquitectura, el Sevilla encontró a Rakitic. Enrabietado, domó un balón a las afueras del área y disparó con convicción y orgullo. El balón se acercaba a la red y se alejaba de Vieites, cuya estirada fue insuficiente. El croata celebró el tanto airado, con un alivio feroz. El empate, que fue instantáneo, resucitó a la grada.
El Sevilla se cerró bien y el Betis ya no tuvo músculo para más. El empate valía a los de fuera y, visto el partido, era premio suficiente para los de casa. La satisfacción de Pelligrini hacia palidecer el desempeño de un Alonso que sigue sin ganar en Liga con el Sevilla.