Si hay un Gran Premio de MotoGP que sea especialmente propicio para Marc Márquez, ese es el de Las Américas. En las 10 ediciones anteriores, teniendo en cuenta que la de 2020 no pudo disputarse a causa del estallido de la pandemia, el piloto de Cervera sumó siete victorias, seis de ellas consecutivas. Un dominio que se vio roto en primera instancia, en 2019, por Álex Rins, al manillar de una Suzuki. El año pasado ganó con una Honda. En 2022, Enea Bastianini, con una Ducati, la marca que se ha erigido en la gran dominadora de los circuitos en los últimos años, inscribió su nombre al pequeño grupo de vencedores en Austin.
En la clasificación del sábado, Máquez fue tercero, sólo superado por Marevick Viñales y Pedro Acosta. El cuarto fue Pecco Bagnaia. Jorge Martín saldrá sexto.
Honda, a pesar de los problemas que ha venido evidenciando a lo largo de las últimas temporadas, encontró el curso pasado un breve oasis en un circuito en el que, junto con Marc Márquez, mandó con mano de hierro. La marca japonesa suma ocho triunfos en el Gran Premio de Las Américas. El seis veces campeón del mundo de MotoGP, en su primer año con Ducati, desea, seguro, reverdecer antiguos laureles y lograr que Austin se convierta en su gran rampa de lanzamiento. Las sensaciones de Marc Márquez, hasta el momento, y a pesar del incidente que protagonizó con Bagnaia en Portimao, están siendo muy positivas. Ahora, de lo que se trata es de refrendarlas.
«Hemos sufrido en el primer entrenamiento libre, hemos tenido que entender muy bien lo que realmente necesitaba con esta moto. El Gran Premio, prácticamente, ha empezado en esa segunda salida de la práctica, donde nos hemos entendido bien con el técnico. Él ha entendido bien lo que necesitaba y, a partir de ahí, me he empezado a sentir mucho más cómodo», señaló el piloto español, que no ha dudado a la hora de deslizar los gratísimos recuerdos que guarda de este circuito. «Es una pista particular, una pista en la que en los años previos, sobre todo cuando ganaba, sabía exactamente lo que necesitaba con la Honda», destacó un Marc Márquez a quien, por momentos, parece haberle ganado un poco la nostalgia.
«Es una pista en la que la Honda iba muy bien. Se me daba muy bien a mí. No todo es malo en una moto y no todo es bueno en otra. Sabía los puntos en los que sufriría un poquito más, por la memoria que tenía del circuito, pero, poco a poco, me he ido acostumbrando a parar, a hacer unas trazadas un poco diferentes a lo que tenía en la cabeza y me he ido acercando a los tres o cuatro pilotos más rápidos», reflexionó.
«Con esta moto el tiempo se hace de una manera diferente. El primer sector es mi peor sector, pero sé por qué. Veremos si logro ser rápido. Lo que más me está costando es la última parte de la frenada», desveló antes de la sesión clasificatoria de la jornada del sábado.
Quien llegó pisando muy fuerte desde el primer momento, cómo no, es Jorge Martín, que se ha plantado en el Gran Premio de Las Américas como líder del Mundial. El madrileño, de hecho, incluso batió el récord de velocidad del circuito en las sesiones de entrenamiento libres en un circuito que no le dejó precisamente el mejor de los recuerdos el año pasado. Entonces, fue tercero en la sprint race, por detrás de Bagnaia y Álex Rins, a la postre vencedor el domingo, pero, en el Gran Premio, se fue al suelo en los primeros compases de la carrera en un choque en el que también se vio afectado Álex Márquez.
El piloto de San Sebastián de los Reyes, a buen seguro, buscará que esta vez la prueba tenga un desenlace completamente diferente. Llegar también como líder al Gran Premio de España, dentro de un par de semanas, puede depender de ello.