En el fútbol existe una suerte de maldición casi ancestral: si un delantero se enfrenta a un ex equipo, hay muchos números de que acabe viendo puerta. Y eso, precisamente, es lo que hizo Robert Lewandowski ante el Borussia Dortmund. Y no solo una, sino dos veces. El delantero polaco no tuvo piedad del conjunto con el que se estrenó en la Bundesliga en la temporada 2010-11, el mismo con el que, en la ida de una semifinales de la Champions ante el Real Madrid, fue capaz de marcar todo un repóquer de goles. Y les ha hecho 29 nada menos que en 28 partidos. El curso pasado, muchos apostaban por dar por acabada su etapa como barcelonista. Y este, en cambio, ha renacido por completo de sus aparentes cenizas.
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Sus números anotadores esta temporada son absolutamente brillantes. A estas alturas del curso, acumula 40 tantos en todas las competiciones, está únicamente a uno de conseguir el número 100 con la camiseta azulgrana y lidera la tabla del Pichichi en la Liga con 25 goles, dos más que los que ha transformado hasta el momento el madridista Kylian Mbappé.
“Estoy muy contento con mis cifras, ya llevo 99 goles con el Barça, pero también pienso en ayudar al equipo además de marcar. Es verdad que un delantero debe tener siempre el gol en la cabeza, pero, si jugamos bien como equipo, para mí es más fácil”, relató el polaco en Movistar tras el duelo. “En Dortmund tenemos que hacerlo igual o mejor”, recalcó, aunque, eso sí, se resiste a la hora de dar ya por hecho el pase de los suyos a semifinales.
“Ahora mismo no pensamos en las semifinales, aún falta otro partido más por jugar. Siempre tenemos que tratar de jugar nuestro fútbol y también lo vamos a hacer en Dortmund. Vamos allí a ganar, ese es nuestro objetivo, pero es verdad que estamos muy contentos. En la segunda parte jugamos muy bien”, apuntó un Lewandowski que insistió en poner en todo momento al equipo por encima de todo.
“Jugamos como un equipo, eso es lo más importante. Que marquemos Lamine, Raphinha o yo, es lo de menos. Lo hacemos por el Barça. Si jugamos bien juntos y estamos bien, también fuera del campo, este equipo tiene mucho potencial, pero aún tenemos cuatro pasos más por delante”, sentenció.
Polémica
Los goles del polaco fueron absolutamente determinantes, pero quien se encargó de abrir la lata fue un Raphinha que se empeña en demostrar sobradamente que la Champions es su competición fetiche.
Su reencuentro con el gol en Europa no pasará seguramente a la historia por su bella factura. El brasileño, a medio camino entre el instinto para evitar que otra opción se marchara al limbo, después de que los primeros intentos de Lamine Yamal y Lewandowski chocaran con un inspirado Kobel, y la voracidad por seguir sumando tantos a su casillero, se lanzó al suelo para rebañar un remate de Cubarsí que parecía destinado a acabar irremisiblemente de todas maneras en el fondo de la red.
Con su tanto, el duodécimo en esta Champions, Raphinha se puso a dos de igualar al máximo anotador azulgrana en la máxima competición europea en una sola temporada. Una marca que, cómo no, le pertenece a Leo Messi. El argentino consiguió convertir 14 goles en la temporada 2011-12, en un periplo en el que brilla con luz propia el repóquer de goles transformado ante otro equipo alemán, el Bayer Leverkusen, en una vuelta de octavos de final que se saldó con triunfo barcelonista por 7-1. El periplo de los barcelonistas, con todo, no tendría un final feliz: acabaron cayendo frente al Chelsea en unas semifinales en las que el argentino envió un penalti al travesaño.