El equipo rojiblanco consigue su quinta victoria consecutiva en Liga y aprovecha el pinchazo del Madrid para situarse a tres puntos con un partido menos
Griezmann sonriendo con Correa y Riquelme de fondo.MIGUEL RIOPAAFP
En apenas cinco minutos se demostró que el Atlético de Madrid de esta temporada es un equipo con suerte. Corría el minuto 63 cuando Griezmann lideraba un contragolpe por el ala izquierda de Guaita con Morata a la derecha del portero. El francés, que vio al madrileño desmarcado, intentó centrarle, pero el balón terminó subiendo al marcador en la cuenta del Principito. “Era un centro. Quería centrar y por eso le pedí disculpas a Álvaro”, sonreía el jugador rojiblanco en la entrevista postpartido.
No lo hacía el portero del Celta, Vicente Guaita, que era la víctima de esta afortunada jugada para el Atlético de Madrid. “Le he preguntado a Griezmann. Yo veía que entraba solo Morata, y quería ayudar al equipo que llevaba mucho esfuerzo, pero cuando dejas el palo es lo que pasa”, comentaba el portero que salió tras la expulsión de su compañero Villar. “Todos esperábamos el centro y acabó en gol”, apuntaba también el entrenador rojiblanco, Diego Simeone.
Apenas dos minutos después, un disparo lejano parecía llegar fácil a las manos de Oblak. Sin embargo, el balón se le escurrió al portero rojiblanco que mientras se lo introducía con una pierna en su portería, lo terminaba deteniendo involuntariamente con la otra. Una carambola increíble ante un equipo que peca exactamente de lo contrario que los rojiblancos.
Precisamente, otro balón escurridizo le costó el partido al Celta y la expulsión a su portero titular. Villar aún debe de estar pensando en cómo se le escapó un sencillo centro de Hermoso y el cruce de cables de tirarse a las piernas de Morata para terminar, quizás un poco exageradamente, expulsado y con un penalti en contra. Luego lo transformaría Griezmann como el primer gol del marcador, pero el reto del Celta, que no había ganado al Atlético en los últimos diez enfrentamientos, era mayúsculo.
“Hasta el penalti ellos tenían la sensación de poder dañarnos. Nosotros perdíamos muchos balones en las transiciones. Sin embargo, tras el penalti y la expulsión, todo cambió”, concedía Simeone. “El partido cambia con la explusión y el penalti. Habría que analizar si el portero puede intervenir o no. Si está castigado en exceso”, lamentaba por su parte Benítez. Un entrenador con suerte y otro sin ella.
Griezmann MVP
Griezmann, además de suerte, tiene en sus botas la responsabilidad de canalizar el juego ofensivo del Atlético de Madrid. Contra el Celta, además, pudo también erigirse en finalizador y conseguir su primer hat trick desde 2018. Es el francés un jugador más completo cada año. Además, ha conseguido añadir goles en el inicio de esta temporada que le valen a su equipo para obtener su quinta victoria consecutiva en Liga y situarse a tres puntos del Real Madrid con un partido menos.
Con los tres tantos de esta noche ante el Celta, partido en el que obtuvo el premio MVP, se aúpa al segundo puesto del Pichichi de LaLiga con siete, solo uno por detrás del madridista Bellingham. También le permite adelantar a su compañero Morata en la escuadra rojiblanca, que tiene cinco. “Tenemos que cuidar a Griezmann”, decía el Cholo al finalizar el partido. Y la suerte, también la suerte.
"¿Se pretendía que le insultara y le agrediera en una retransmisión que estaba viendo el mundo entero?". Marta Durántez, la fiscal del caso del beso de Luis Rubiales a Jenni Hermoso que estos días está siendo juzgado en la Audiencia Nacional se hacía esa pregunta acerca de la pretendida respuesta que la futbolista debía haber tenido, según sus críticos, tras ser presuntamente violentada por el ex presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF). También se cuestionaba la representante del Ministerio Público lo que pasaba por la cabeza del propio Rubiales a la hora de realizar el gesto que fue visto por televisión a nivel global. "Pobrecita, ha fallado un penalti, la voy a consolar, la voy a agredir sexualmente", ironizó en su alegato de conclusiones finales sobre la causa.
Para la fiscal resulta claro y notorio que no hubo consentimiento y que la Federación "puso toda su maquinaria en marcha" para llamar "mentirosa" a Hermoso. "No hubo consentimiento, no hubo pregunta, no hubo respuesta", manifestó en su alegato final y añadió "¿Tiene que estar llorando por las esquinas?".
Por todo ello, Durántez cree que se produjeron unas coacciones que pueden ser "sibilinas", pero que siguen siendo coacciones y piensa que lo importante para los miembros de la federación, acusados por las presiones realizadas a Jenni Hermoso y a los que se solicita un año y medio de prisión, "era conseguir lo que querían a toda costa". A su juicio, que la futbolista restara importancia a lo ocurrido y que, por supuesto, no denunciase los hechos.
Lo hizo 10 días después de que se produjera aquella ya célebre entrega de medallas en la que España fue galardonada con la copa de campeona del mundo de fútbol femenino. "¿Les preocupaba mucho esta señora? Les preocupaba su chiringuito", se respondía la propia Durántez a la duda que se le planteaba sobre los motivos que llevaron a los acusados a comportarse como lo hicieron los días posteriores al beso de Rubiales.
La fiscal ratificó la petición de pena para el propio Rubiales de un año por la agresión sexual y 18 meses por las coacciones posteriores. Se extendió en su alegato casi dos horas para construir un relato de los hechos favorable a la versión de Jenni Hermoso. Una futbolista, según explicó la representante del ministerio Público, que ha sufrido las consecuencias tanto personales como económicas de unos hechos protagonizados por "una persona que está por encima suyo". "Estamos con una jugadora enfrentada a toda una federación de fútbol con un poder, que ya hemos visto, con un presidente, que no es que mandara mucho, mandaba todo", lanzó Durántez. La propia fiscal quiso terminar su alocución con una cita de Joan Manuel Serrat acerca de la verdad material que es la que, presuntamente, se debe encontrar en un juicio: "Nunca es triste la verdad lo que no tiene es remedio".
Otros testimonios
Antes de las preguntas que se hacía la fiscal pasaron por su propio interrogatorio todos los acusados por las coacciones. Comenzó el ex seleccionador, Jorge Vilda, y luego respondieron cuestiones sólo a sus defensas el ex director de la selección absoluta masculina Albert Luque y el ex director de marketing de la RFEF Rubén Rivera.
Vilda se presentó como amigo de Jenni desde hace 17 años y aseguró que que "jamás" habló con ella tras lo ocurrido en la celebración de las medallas. "Después del mundial no hemos vuelto a hablar y escuché que ella se sentía dolida porque no le había preguntado, igual le tenía que haber preguntado", lamentó el entrenador que, en esos momentos, estuvo más preocupado por el estado de salud de su hija, afectada de un problema médico en Australia. "No presencié ni nadie me dijo, nadie del staff, que se estaba sintiendo presionada", expresó el ex técnico.
Tanto Luque como Rivera negaron su participación en las coacciones esgrimiendo que el primero era amigo de la futbolista y que se presentó en el hotel de Ibiza "preocupado por ella", mientras que el segundo mantuvo que estuvo en todo momento realizando su trabajo sin órdenes de nadie. "No fui enviado, era mi trabajo estar allí", declaró.
Julián tenía apenas dos años cuando Rafa Varas le conoció. Llegó de la mano de su abuela materna junto a sus hermanos y, cuando pisó el campo del Club Atlético Calchín, corrió como loco a por un balón que era más grande que él y se puso a conducirlo de banda a banda. "Este nos va a salvar", le dijo el primer entrenador del argentino a la abuela. Más de 20 años después, nunca unas palabras sonaron tan acertadas.
La temporada pasada, Julián Álvarez (Calchín, Argentina, 25 años) ya había ganado un Mundial jugando junto a Messi, juntando así dos de sus sueños infantiles, y había vivido su mejor momento en el Manchester City a nivel individual, aunque se terminara escapando la Champions. Era el noveno jugador más utilizado de la plantilla, había marcado 19 goles y por fin era una pieza fundamental para Pep Guardiola. Pero, tras dos años en Manchester, Julián "necesitaba un cambio".
En las oficinas del Atlético daban por hecho que el fichaje de Sorloth dejaba casi cerrada la plantilla. Sin embargo, Fernando Hidalgo, el representante de Julián, llama a Miguel Ángel Gil. "Al chico le gustaría jugar en el Atlético", le dice. El siguiente paso es una conversación entre el Consejero Delegado rojiblanco y Ferrán Soriano, director ejecutivo del City. Ambos se conocen desde hace años, pero en el Metropolitano, de esa llamada telefónica, extraen una conclusión: el fichaje es imposible.
Ocurre que el agente del futbolista insiste, y entonces empieza una riada de llamadas. De Gil con el jugador, con su padre, de Simeone con el propio Julián... Y es esa llamada, la del Cholo (que estaba como loco ante la posibilidad del fichaje) al delantero la que reaviva la operación. Julián habla con Guardiola y le dice que quiere salir. El técnico da luz verde a ese adiós, aunque el primer precio que pone el City es desorbitado.
Sin embargo, como la opción ya era real, el Atlético empieza a echar cuentas. Recién aprobada (finales de junio) la ampliación de capital de 70 millones, en el club se volvieron "locos", según fuentes cercanas a esas negociaciones. Tras las inversiones en Le Normand (35 millones más variables), Gallagher (casi un intercambio por Joao Félix) y Sorloth (otros 35 millones más variables), Miguel Ángel Gil, durante un crucero, cierra la operación en 80 millones, que subirán otros 10 si se cumplen ciertos requisitos.
Hay quien, en el club, sintió mucho vértigo ante el fichaje, pues una inversión tan alta siempre es un riesgo, y aquí vuelve a lucir el nombre de Joao Félix. Sin embargo, estos primeros meses en el Atlético han disipado esas dudas. "Es buen chico. Introvertido, trabajador, discreto", definen a Julián en las oficinas. "Educado y humilde", añaden desde el vestuario. "Debe ser difícil llevarse mal con él", bromean las mismas fuentes.
Entre los trabajadores que rodean al primer equipo llama la atención esa personalidad del futbolista que, pese a viajar a todos los desplazamientos rodeado de un grupo de 11 personas (su novia, sus hermanos, las novias de los hermanos, padres, agentes, etc...), es capaz de aislarse y enseñarse como un profesional al que no cabe reproche alguno.
Y es que Julián Álvarez ha sido un hombre muy apegado a su familia desde pequeño. Los tres hermanos, Rafael, Agustín y el propio Julián se pasaban horas jugando al fútbol en una canchita muy próxima a su casa de Calchín. También iban juntos a los entrenamientos del equipo desde el Centro Educativo Rivera Indarte de esta población argentina de poco más de 2.000 habitantes. "A los tres o cuatro años ya vimos que era un nene diferente, tanto en lo físico como en lo técnico. Era especial", explica Rafa Varas, ese primer entrenador de Julián en el Atlético Calchín, a EL MUNDO.
Esos focos nunca deslumbraron al joven, que siempre se mantuvo humilde pese a su superioridad en el campo. "No recuerdo si con 9 o 10 años, le veo hacer un gol de rabona tras driblar a todo el equipo contrario. No lo festejó. Le aplaudió todo el estadio, incluso los padres de los rivales", recuerda Varas. Esa "varita" que dice su técnico que tenía, la vio también un ojeador argentino, Piero Foglia, que le consiguió una prueba en el Real Madrid con apenas 11 años. También les llamó el padre de Messi como intermediario del FC Barcelona: "Fue halagador, pero ya se había tomado el compromiso de viajar para la invitación del Madri"», explicó en una entrevista su padre.
Fueron apenas 20 días en España en los que el jugador argentino se calzó la camiseta del (hoy) eterno rival y con la que consiguió ganar un torneo de infantiles en Peralada (Girona). No obstante, la reglamentación impidió que los blancos pudieran hacerle un contrato a Julián, y él y su padre volvieron a Argentina. La Araña, apodo que le pusieron sus hermanos al ser imposible quitarle el balón, terminó en River, club del que siempre había sido hincha. River le puso el foco, el City, la lanzadera y con el Atlético ha despegado.
El argentino en un torneo infantil con el Real Madrid.IG
Su partido ante el Leverkusen dio la vuelta al mundo. Simeone le considera el relevo natural de Griezmann como estrella rojiblanca. En el vestuario secundan la ilusión del entrenador: "Lo vemos como todo el mundo, como un crack", afirman. De momento, lleva ya 16 goles y cuatro asistencias esta temporada y es el pichichi del equipo.
El clan argentino
La clave del encaje de Julián en el Metropolitano es el clan argentino, el mismo con el que fue campeón del Mundo en Qatar en 2022. Correa, De Paul y Molina (y Giuliano, que no estuvo en el Mundial) son la pandilla de Julián en España y los que le abrasaron a llamadas para que fichara por el Atlético. Con ellos se le vio en unas imágenes en una fiesta en Navidad, algo raro, porque Julián es un hombre tranquilo y que prefiere pasar el tiempo con su novia, Emilia Ferrero. Junto a ella y su perro Tarzán celebró recientemente sus 25 años.
La pareja se tuvo que mudar a otra urbanización del norte de Madrid después de que se descubriera que la primera casa que alquilaron en Boadilla del Monte era en la que se fotografió al Rey Emérito en actitud cariñosa junto a Bárbara Rey. Los paparazzis se apostaron en la puerta de un futbolista que siempre ha rehuido de los focos, aunque todos los del Metropolitano, y hoy también algunos del Bernabéu, le apunten a él.
La historia de la camioneta
Rafa Varas
Cuando llegó la pandemia no pude seguir trabajando en el fútbol así que tuve que buscar otro empleo. Me puse a vender alimentos a los supermercados a mi pueblo. Había pensado en vender mi coche porque se me había quedado pequeño para hacer el reparto y se lo estuve comentando a su padre. Doce horas después aparece una furgoneta en mi casa. "Te lo regala La Araña", me dijo su padre. Nos abrazamos y nos pusimos a llorar. Eso fue un sábado y como él estaba concentrado con su equipo no sabía si llamarle por si lo molestaba. A las 22.05 me envió un mensaje: "¿Te llegó el regalo?". Me puse a llorar otra vez. Esas cosas no pasan muy a menudo. El gesto no me sorprende conociéndole a él y a su familia. Él antes me había regalado una camiseta autografiada y ya estaba feliz.
Puede que no tengas objetivos, pero en tu casa siempre hay una cierta vergüenza que nunca se debe de perder. El Atlético lo tuvo presente contra la Real y lo volvió a tener contra el Betis. Le hizo cuatro tras un gran primer tiempo y tras aprovechar que los sevillanos tenían la cabeza en otros menesteres. En 10 días se juegan el primer título europeo de su historia y eso son palabras mayores. [Narración y estadísticas, 4-1]
Así, el primer disparo del encuentro fue de un Samu Lino extra motivado. Quiere el brasileño recuperar la versión que le hizo titular el curso pasado y que éste, por lesiones o por no aprovechar las oportunidades que le ha dado Simeone, no ha podido mostrar. Junto a él, el equipo al completo se mostró también más agresivo y mandón que en sus dos últimas salidas.
Pero hay un jugador que por calidad y por ganas nunca se le va a poder poner ni un pero a sus actuaciones. Julián Álvarez demostró en el minuto 10 que cada euro invertido en él ha sido una ganga. Quiso el argentino botar la fea falta que le hicieron a De Paul, algo más lejos de la corona del área, para dibujar una obra maestra. El balón marcó una parábola digna de compás para colarse en la escuadra de un Adrián que se estiró para mejorar el cuadro. Maravilloso.
El Atlético apabullaba a un Betis, que pareció dar por perdida la posibilidad de Champions desde la alineación. Pelegrini no quiere sorpresas en Polonia y reservó a sus dos primeros espadas: Isco y Antony de salida. Y el equipo lo notó tanto que en el minuto 20 el VAR les salvó de ir 2-0 por un fuera de juego de Sorloth. Quería el noruego si no repetir, volver a exhibir un poderío similar al mostrado ante la Real. La suerte y su corpachón le brindaron otra oportunidad poco después a pase de Julián, pero metió el pie demasiado abajo y su mano a mano ante Adrián se le fue alto.
Pero la tarde estaba más para Julián, o quería él que lo estuviera. El argentino decidió hacer un eslalon maradoniano a la media hora de encuentro que, si el palo no llega a interponerse, convierte el Metropolitano en un manicomio. El delantero fue superando jugadores verdiblancos como si fueran conos desde el ala derecha hasta llegar al área pequeña defendida por Adrián. Suspiró el veterano portero ante la ayuda de la madera.
Aunque luego respondió bien en dos acciones. Lo primero para desbaratar un remate de Sorloth a bocajarro tras una jugada al primer toque de varios futbolistas rojiblancos, lo segundo para adelantarse a Julián tras un gran pase en profundidad de De Paul. Están respondiendo bien los guardametas béticos a la alternancia que propone Pellegrini, y es raro.
De hecho, en el doble duelo que tuvo con Le Normand antes del descanso, tuvo una de cal y otra de arena. Si consiguió detener el primer cabezazo del central hispanofrancés, le fue imposible hacerlo con el segundo. Sólo estaba en el área pequeña el 24 rojiblanco y la alojó sin problemas en la red.
Respuesta inerme
El técnico verdiblanco sacó la artillería en la segunda mitad. Isco y Antony debían cambiar la imagen de un Betis superado por la energía rojiblanca en la primera. El equipo lo notó desde el silbato, atrapó la bola y el brasileño ya remató en los primeros tres minutos. Pero el Atlético no es un rival que desprecie el esfuerzo defensivo y las contras.
Al cumplirse el primer cuarto de hora del segundo tiempo, Cordero Vega tuvo que detener el encuentro por protocolo médico. Un aficionado tuvo que ser atendido en el fondo sur del estadio y esto produjo un parón de unos cinco minutos, que no desentonó la buena salida del Betis. De hecho, poco después de la reanudación, una preciosa jugada terminó con el empate verdiblanco con una media volea de Pablo Fornals a pase de Lo Celso.
Pero tardó poco en responder el de siempre. Lo hizo tras una preciosa jugada rojiblanca que terminó en las botas de Griezmann frente a Adrián. El francés, que siempre tiene una idea mejor, vio a Julián solo en área pequeña, y el argentino empujó el balón para su doblete. Ese tanto ya rindió al Betis y le puso mirando a Polonia. El Chelsea esperaba. Molina hizo el cuarto, aunque fue anulado, pero Correa sí acertó para conseguirlo ante un conjunto sevillano ya rendido. Quizás fuera el último del 10 con la rojiblanca. Otro que pudo despedirse de su afición fue Axel Witsel, el belga contó poco este año y tiene todas las papeletas para salir en verano. Despedida y Cierre