La ‘matrioshka’ es la muñeca tradicional rusa, aunque su origen pudo estar en juguetes similares creados en Japón, que habrían sido adquiridos por comerciantes rusos a finales del siglo XIX. Una muñeca sucede a otra cuando se abren, por lo que la ‘matrioshka’ se ha convertido en una metáfora en madera de la sucesión, con modelos aplicados incluso a la caricaturización de la política que durante tantos años podía costar una vida en el Gulag, desde
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Se marcha Kroos, como antes lo hicieron Cristiano, Raúl, Casillas, Sergio Ramos, Benzema o tiempo atrás Di Stéfano, aunque ninguno con la paz interior del alemán, y ahí continúan otros, sonrientes mientras juguetean con la pelota en mitad de un templo, como niños bajo el retablo antes de misa, porque convierten cada final en un domingo cualquiera. Han conseguido dominar a la liturgia en lugar de sentirse apocados por su trascendencia. No hay voluntad de Dios, sino únicamente su propia voluntad, porque estamos ante esta religión sin Dios que es el fútbol. Ni el responso imaginario ni la música de la Champions les atenaza, ya que son la Champions en carne y hueso. También en espíritu. La carne es mortal; el espíritu, jamás.
La final de Wembley es la número 18 del Madrid, de las que ha ganado 14, a la espera del desenlace ante el Borussia Dortmund. Lo ha hecho de forma heterodoxa, en épocas diferentes y con modelos distintos, aunque pasara 32 años en blanco. Existe, sin embargo, un paralelismo en la concentración de las seis primeras, levantadas en el margen de 11 años, entre 1955 y 1966, y las cinco del último decenio, que pueden convertirse también en seis en Londres. Los presidencialistas Santiago Bernabéu y Florentino Pérez son los ideólogos de ambos periodos de éxito, pero mientras la primera época tuvo un liderazgo unívoco en el campo en la figura de Di Stéfano, la segunda ha sobrevivido a la marcha de los grandes jugadores para colocar al Madrid por encima de los nombres, como predicaba el argentino.
ANTES DE MBAPPÉ
Son los futbolistas los que se impregnan de su relato, no al revés, un intangible que los hace gigantes. Mbappé llegará en su busca. A su desplante, hace dos años, respondió el Madrid con el título en su ciudad, París. Tras su último fracaso, puede añadir el de Londres. El francés lo tiene todo, fama y dinero, a sus 25 años. Todo menos el Grial sin el que se sentirá incompleto. Por eso llegará a un Madrid sin Kroos, pero renovado y proyectado hacia el futuro, que volverá a citarse en una final.
Desde todos los ángulos, el equipo de Carlo Ancelotti parte como favorito, sea la historia; el recorrido en esta Champions, invicto; el balance goleador en el torneo (26 para los blancos por 17 de los alemanes); la jerarquía de sus jugadores o la experiencia de su técnico 'Mr. Champions' del banquillo, con cuatro títulos.
LA RECONSTRUCCIÓN DEL DORTMUND
El Dortmund es un equipo bien estructurado, motivado y liberado de presión, que ha sabido, asimismo, reconstruirse pese a las últimas salidas de Haaland y Bellingham. Ahora es más coral y ofrece un periodo de reinserción a Jadon Sancho. Hummels es el eslabón con el gran Dortmund de Klopp, puro pop, que mereció ganar la Champions, en 2015, y perdió ante el Bayern. El título que conquistaron en 1997 con una versión de menos brillo llevó a un defensa, Sammer, al Balón de Oro.
Desde el reconocimiento al trabajo de Edin Terzic, la realidad es que los peores adversarios del Madrid son la estadística y los que anidan dentro de sí mismo. A la estadística que habla de ocho Champions consecutivas, desde la 'Séptima', es mejor no mirarla, porque alienta, pero la ley de la probabilidad dice que cuánto más ganas, más amenazante es la llegada de la derrota.
Pese a encontrarnos ante el Madrid más estable y equilibrado tácticamente de los últimos tiempos, el equipo de Ancelotti ha ofrecido algunos tramos de desconexión también en esta Champions, como en los octavos contra el Leipzig, o ha tardado en activarse. En una final y frente a un equipo que saca mucho partido a esos lapsus, como hizo en en la vuelta ante el Atlético o en París, podría deparar dificultades inesperadas. Ancelotti necesita a un equipo sólido y dominador para no jugar el partido que quiera el Dortmund, pero también paciente, porque nadie disputa los desenlaces como el Madrid. Kroos para lo primero; Vinicius para lo segundo.
VINICIUS Y COURTOIS
Goleador en París, hace dos años, Vinicius está en su momento más decisivo, como ha demostrado en esta Champions, en especial frente al Bayern. Es el jugador al que invoca una final, además de sentirse invocado en el camino del Balón de Oro y frente a la llegada de Mbappé. No se llega donde quiere llegar sin ego. Ancelotti lo sabe y lo acepta, y el Madrid también, pero sin olvidar el peso de los 'antidivos' en el camino hacia Wembley, desde Lunin a Nacho o Joselu.
El ucraniano, afectado por una oportuna gripe, cedió ante la ley de la gravedad que es capaz de invertir Courtois. Una vez bajo los palos, no hay clemencia posible. Hace dos años, fue un héroe en París ante las baterías del Liverpool. Entonces dijo el belga que estaba en el lado bueno de la historia, después de haber sufrido al Madrid en Lisboa. No hay lados buenos y malos para quienes se entregan. Es el lado inmortal de la victoria el que ocupa el Madrid, porque gane o pierda en Wembley, volverá.
A este a Sergio Ramos que sube cuestas a la carrera en mitad de la noche, observado por una incrédula Pilar Rubio, sólo le falta la piedra, la piedra de Sísifo que vuelve a caer por la misma cuesta, inexorable, una y otra vez, como inexorable es el paso del tiempo. En esa lucha se encuentra este dios del estadio, que talla su cuerpo como si fuera un retablo barroco, con la misma minuciosidad de siempre, pero en una realidad muy distinta. Una realidad que se niega a aceptar, del mismo modo que prefiere no escuchar a quienes le ponen frente al espejo. A los 38 años, no quiere la limosna de la gloria, quiere la gloria entera, el paraíso perdido.
Las lesiones en la defensa del Madrid, una plaga bíblica, han invocado su nombre, del mismo modo que lo ha hecho el futbolista y quienes le asesoran en materia de comunicación con los oportunos vídeos de sus entrenamientos en redes sociales. En el Bernabéu no ha habido movimientos. Ni los habrá. La llamada de Florentino Pérez era la llamada más deseada por Ramos. El presidente no pretende variar, salvo sorpresa, la política de evitar el mercado de invierno. No suele salir bien. La última vez, con Kepa, fue el postrero ejemplo. El presidente, además, no perdona. La salida del jugador del Madrid, que exigía una renovación más prolongada, se produjo entre malas caras durante la forzada ceremonia del adiós, como una boda entre montescos y capuletos.
Sergio Ramos, en una imagen de sus redes sociales.E.M.
Para el jugador era la oportunidad de un final de cuento, por lo que ha llegado a decir que al Madrid iría gratis. El regreso al Sevilla, de hecho, tenía mucho de emocional y reparador, por una cifra menor a la de su caché entonces. Ante la tesitura de continuar, algo que podría haber hecho, ya resultaba poco. Todas las ofertas que le han llegado con posterioridad también lo eran, en su opinión, pese a que algunas personas de confianza le intentan convencer de que, a los 38 años, es imposible obtener ingresos mayores a los dos millones de euros por temporada. Del Madrid se fue con 12,5 millones netos.
Besiktas o Fenerbahce, en el fútbol turco; San Diego, en Estados Unidos, o hasta el Como italiano, a cuyo mando está Cesc Fàbregas, con el que compartió la trilogía de la selección, mostraron su interés en vano. Ni siquiera en Arabia estaban dispuestos a pagar lo mismo que a Nacho o Laporte, pese a los contactos establecidos, incluso con el Al Qadsiah de Míchel. Nacho tiene cuatro años menos; Laporte, ocho.
René Ramos, hermano y agente de Sergio, ha gestionado con acierto su carrera y ha sido receptor de muchas de esas ofertas, aunque desde hace un tiempo, realmente, el jugador se gestiona a sí mismo, mientras René ha dimensionado su agencia y su condición profesional al margen de su hermano. Son familia y siguen juntos, pero no a todas partes.
El dinero no es la razón
«No es únicamente el dinero. Es el destino, el proyecto deportivo, el tiempo, la oferta...», afirman desde el entorno del futbolista, donde no todos le dicen lo que quiere escuchar. La experiencia en el PSG, familiarmente, no fue buena. Sergio mira lo que ganan Messi o Busquets en el Inter Miami y responde. Pero Messi es único, como Cristiano, y Busquets, dos años más joven. La pasada temporada, el ex azulgrana cobró siete millones de dólares, algo excepcional en la MSL. Jordi Alba percibe 1,5.
A pesar del dinero gastado en la cría de caballos y obras de arte o alguna inversión inmobiliaria, sugerida por familiares cercanos, que no salió como se esperaba, la cantidad a ganar no es la razón de las negativas, ya que Sergio posee un patrimonio, la mayor parte invertido, cercano a los 100 millones de euros que puede hacer líquido cuando lo desee. Bien aconsejado y asesorado, fue uno de los futbolistas de su generación con menos conflictos con Hacienda. La mayoría de los campeones del mundo, en cambio, hicieron frente a duros procesos bajo la amenaza del delito fiscal.
El jugador no habla de la retirada, ni se ha puesto plazos. Mantiene sus entrenamientos personalizados con Bernardo Pérez, 'Berni', preparador personal al que conoció en Sevilla y con el que ha trabajado siempre a lo largo de su carrera. Sergio introdujo a Berni en el Madrid durante la etapa de Zidane en el banquillo y lo puso en contacto con otros jugadores, como Karim Benzema. El francés cambió su físico y alcanzó entonces la cima de su carrera. Los entrenamientos que realiza actualmente con Sergio son estajanovistas, muy duros, desde el punto de vista físico. Las incógnitas nacen de su falta de partidos.
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La rumba latina de Los Yakis
Al margen de la dedicación a los caballos, Sergio también ha incrementado su actividad en el mundo de la música, algo que se ha planteado hacer de forma más profesional una vez se retire del fútbol. Al margen de los cameos que ya ha realizado en el pasado, podría vincularse como promotor. El 'showbusiness', en general, le atrae, como demostró en su acompañamiento al último combate de Ilia Topuria.
Próximo al grupo Los Yakis, formado por tres hermanos, que fusiona el flamenco con los ritmos latinos, el jugador participó en el vídeo de uno de sus éxitos, No me contradigas. Es justo lo que Sergio les dice a quienes le advierten del inexorable paso del tiempo.