París proclama al delantero del Madrid como mejor jugador del mundo y a Courtois como 7º y mejor portero. Cuatro del Madrid en el Top-10, con Vinicius 8º y Modric 9º. Gavi, mejor joven, Lewandowski, mejor goleador.
“Para mí es una recompensa darte este trofeo… Karim Benzema“. Se ajustó las gafas doradas y el botón del traje con el que homenajeó a su ídolo, el rapero Tupac Shakur, y caminó directo hacia el escenario del Teatro del Châtelet, situado a unos metros del Sena y de Notre-Dame. Y ahí, a las 21:56 de la noche, en pleno corazón de París, la capital de un país con el que un día tuvo que darse un tiempo, fue erigido Balón de Oro, rey del fútbol mundial, por su «hermano mayor» Zinedine Zidane. Un trofeo que premia su temporada 2021-2022, coronada con su cuarta Liga española, su quinta Champions League, en ambas máximo goleador (27 y 15 tantos), y su primera Nations League. Justicia al curso del Madrid, con cuatro futbolistas en el Top-10: Courtois fue 7º y Trofeo Yashin, Vinicius 8º y Modric 9º.
«Es un sueño de niño. Crecí con eso en la cabeza. He tenido buenos modelos en mi vida, como Zidane y Ronaldo, y me he esforzado mucho», aseguró sobre el escenario, junto a su madre Malika («siempre he creído en él»), su padre Hafid y su hijo Ibrahim. Benzema se acordó también de Florentino, «mi gran presidente, que es como de mi familia,», en un premio que definió como «el Balón de Oro del pueblo». «Hubo un periodo en el que no estaba en la selección, pero no bajé los brazos y trabajé. Ha sido muy difícil, especialmente a nivel mental».
Pero a pesar de los títulos colectivos acumulados en su vitrina personal, desde hace un par de años para Benzema todo ha sucedido por primera vez. Después de una década en la sombra, haciendo mejores a sus compañeros y celebrando sus éxitos, ahora es él quien sonríe, quien da un paso hacia adelante y sale en la foto principal. Hay una imagen de 2015, por ejemplo, en la que Cristiano Ronaldo ofrece el Balón de Oro al Santiago Bernabéu acompañado por Toni Kroos, Sergio Ramos y James Rodríguez, premiados todos por la UEFA. Y unos metros atrás, con una sonrisa en la cara mirando hacia ellos, estaba el galo aplaudiendo. «Le diría al niño Karim que siga jugando al fútbol, que tenga sus sueños y que siempre salga con una sonrisa a jugar. Que juegue y no piense en nada, que disfrute».
Nominado diez veces al Balón de Oro y otras diez al Mejor Once de la FIFA, Karim ha esperado (y han esperado) a 2020 para ascender al olimpo del balón. MVP de LaLiga en 2020, Mejor jugador de la Liga de Campeones en 2022, Jugador del Año de la UEFA en 2022, Equipo ideal de la Liga de Campeones en 2021 y 2022, MVP de la final de la Liga de Naciones en 2021…
“Es el más grande, un hermano mayor”
Su corona, por delante de Mané y De Bruyne, supone la 12ª para un futbolista del Madrid, que iguala a un Barcelona que celebró el Premio Kopa a Gavi (mejor joven) y el Premio Gerd Müller (mejor goleador) a Lewandowski. Benzema es el octavo jugador que gana el trofeo como madridista: Di Stéfano levantó dos en 1957 y 1959, Raymond Kopa en 1958, Luis Figo en el 2000, Ronaldo Nazario en 2002, Fabio Cannavaro en 2006, Cristiano Ronaldo en 2013, 2014, 2016, 2017 y Luka Modric en 2018.
Clasificación del Balón de Oro
1. Karim Benzema
2. Sadio Mané
3. Kevin De Bruyne
4. Robert Lewandowski
5. Mohammed Salah
6. Kylian Mbappé
7. Thibaut Courtois
8. Vinicius Júnior
9. Luka Modric
10. Erling Haaland
En Benzema, todo coincide con la marcha de Cristiano a la Juventus (verano de 2018) y la llegada de Karim a la treintena, cima de su plenitud física y mental. En un Madrid de entreguerras que también se quedó sin Sergio Ramos y sin Marcelo, al francés le tocó liderar dentro y fuera del campo a un equipo que venía de ganar tres Champions consecutivas. Capitán en el césped, referencia hacia el gol, jerarca del vestuario y “hermano mayor“, dicen en Valdebebas, para muchos jóvenes: “Siempre está pendiente de los más pequeños del grupo, es el jefe, el capitán“, admiten los más cercanos a la plantilla.
Del infierno al cielo
La primera semana del pasado mes de agosto, aprovechando unos días libres antes de iniciar la nueva temporada, Benzema se fue hasta Bron, el barrio de Lyon que le vio crecer, se sentó en el balcón de su antigua casa y se tomó un café en el mismo sitio al que en 2009 viajó Florentino Pérez para convencerle de que fichara por el Madrid y no por el Barcelona. En el horizonte, el skyline de los suburbios del distrito 69 donde aprendió a jugar al fútbol. En su mente, la quinta Liga de Campeones y el Balón de Oro que hoy, unas semanas más tarde y 500 kilómetros al norte de su hogar, ha recogido. “Siempre he tenido este trofeo en mi cabeza. Lo que ha cambiado es la ambición. Cuando tenía 21 años no tenía la misma ambición que hoy.
El niño al que llamaban ‘Coco‘ y “soñaba con la pelota dorada” se ha convertido en el capitán Karim caminando por todos los baches y curando todas las heridas que se le pueden imaginar a una estrella del deporte mundial: la presión de su fichaje por el Madrid a los 21 años, el precio de la fama, las dudas por su rendimiento, los ligues, los errores (como el caso Valbuena), su ausencia en la selección francesa, la evolución dentro de un equipo histórico, la subida a los cielos, el brazalete del Madrid, el trono del fútbol mundial…
Cualquier carrera deportiva tiene su propio punto de inflexión y el de Karim llegó en 2014 y 2016. El primero fue después de la final de Lisboa, cuando Florentino se negó a escuchar a aquellos que pedían la salida del francés. En el Teatro Chatelet, el presidente era uno de los más felices. “Sé que está muy feliz por mí. Siempre ha estado en mi barco, me repetía que un día iba a ganar el Balón de Oro”. El segundo vino de la mano de Zidane y ha sido clave para que ahora, seis años después, sea elegido mejor jugador del mundo. ‘Zizou’, “hermano mayor” de Karim, le aconsejó que prestara más atención a su físico, que buscara preparadores de elite y que se olvidara de todo lo demás. “He pasado momentos difíciles cuando no estaba en la selección, cuando estaba sólo en Valdebebas porque mis compañeros se iban con su selección. Esos fueron los momentos más difíciles y Zidane me repetía que estuviera tranquilo”, explicó. Y Benzema, ya padre de familia, se centró, olvidó las piedras en el camino y se dio a los osteópatas, las terapias con ventosa, la acupuntura, el boxeo, la dieta, la religión… Y encontró la paz. Y el oro.