El Valencia sigue dando pasos atrás y resucita al Girona

El Valencia sigue dando pasos atrás y resucita al Girona

El Valencia sigue siendo un espectro en los campos, sin identidad y transparente para los rivales que, aunque vivan angustiados, encuentran la manera de imponerse y hacerle daño en el marcador… y en el orgullo. Sin demasiado esfuerzo o, incluso, sin merecerlo. Eso fue lo que hizo el Girona, resucitar amparado en Gazzaniga y exprimiendo cada una de las ventajas que se encontró. Cuatro disparos entre los tres palos y dos goles, máxima efectividad del conjunto de Michel, que acabó con 10 en el campo. [Narración y estadísticas: 2-1]

En Montilivi, el equipo de Corberán volvió a tropezar en la misma piedra. Sin juego, sin patrón y sin tensión. Ni en jugada ni a balón parado. Como ante el Espanyol o el Oviedo. Solo durante diez minutos de la segunda mitad se vio algún brote verde, arrancado de cuajo y sin piedad. La cura que necesitaba el vestuario después de tanto arañazo acabó convertida en más sal en las heridas.

El técnico mandó mensajes, quizá demasiados para la necesidad que tenía el equipo de reconciliarse consigo mismo y con la propuesta que desde el banquillo se viene haciendo. Sentó a Javi Guerra, Gayà, Almeida y Hugo Duro, y mandó al campo a un tierno Thierry que pronto salió en la foto de los errores groseros, letales.

No tardó ni tres minutos el Girona en avisar de que quería curarse de un mal inicio de temporada que le mantenía en la cola de la tabla justo en este partido. Portu se coló entre Jesús Vázquez y Diakhaby, obligando al central a una carrera que le reventó el isquio y a Agirrezabala a atajar la pelota con un palmeo extraño. La lesión del guineano provocaba otro cambio con la salida de Copete en una línea donde solo Tárrega tiene el mando. Y no es infalible.

Despiste de Thierry

Al Valencia le penalizan cada uno de sus errores porque le falta jugar al fútbol. Ni Pepelu ni Santamaría ni Lucas Beltrán hilvanaban un pase que pudiera dejar en ventaja a Danjuma o encontrar a Diego López y Rioja en los costados. Era misión imposible y el Girona lo aprovechó. Una pelota en largo de Vitor Reis buscando a Asprilla a la espalda de Thierry. Con el portugués despistado, la encontró de manera literal, y el rebote lo cazó Vanat incorporándose al área con un derechazo a la escuadra. Dos disparos había tenido el Girona en 18 minutos y uno fue gol.

No fue hasta pasada la media hora cuando el Valencia empezó a reaccionar, tímidamente. Un disparo de Diego López tras un ataque comandado por Danjuma, otro de Jesús Vázquez desde la frontal a las manos de Gazzaniga y Agirrezabala apareciendo para evitar que Portu, otra vez por el pasillo entre Copete y Vázquez, se plantara en la línea de fondo.

Algo tenía que hacer el banquillo valencianista para espabilar, y fue mover las fichas del frente de ataque. Con Danjuma pegado a la orilla izquierda ganó presencia y hasta un disparo que rozó el larguero. Pero los errores se sucedían y Tárrega, obligado a ser quien sacaba la pelota, puso en apuros a su portero, antes de salir cual general de caballería, para forzar una falta en la frontal que Pepelu no pudo ajustar.

Reacción en la segunda parte

En el descanso, el Valencia se encomendó a Javi Guerra y despertó. Sus arrancadas buscando el área intimidaban, y de una de ellas, aunque a trompicones, nació un disparo de Diego López al travesaño. Avisó el asturiano y no tardó el golpear cuando Danjuma telegrafió un centro al primer palo que convirtió en el empate. La irrupción del centrocampista y la decisión de acostar a la banda al neerlandés hizo que el Valencia sometiera al Girona. Sufrió Gazzaniga para sacar un derechazo desde la frontal de Guerra con el que arrancaron seis minutos de locura.

El guardameta argentino vio cómo Tárrega le ponía en aprietos con una media volea, Thierry estrelló un zurdazo en el larguero y Copete a punto estuvo de sorprender con un testarazo. Pareció que el Valencia había encontrado el camino… pero no fue así. Salió el Girona del agobio para encontrarse con una falta que se sacudió Agirrezabala ante el primer remate de Vanat pero, mientras Thierry miraba, apareció Arnau con más colmillo. Otra vez al equipo le penalizaba la pelota parada, la falta de tensión y competitividad, como hizo Puado en el 90+6 en Cornellá y como imitó Ilic en Mestalla en el 86.

Competir era la única manera que tenía el Valencia de remontar, con Hugo Duro, Ramazani y la ventaja que le daba la expulsión de Iván Martín, por doble amarilla. No pudo rentabilizarla a pesar de un asedio muy improductivo.

kpd