El Madrid recibe un nuevo pulmón y derrota al Athletic en San Mamés

El Madrid recibe un nuevo pulmón y derrota al Athletic en San Mamés

LaLiga Santander


Athletic 0 – Real Madrid 2

Actualizado

Con un gran Ceballos desde el inicio y Asensio en un rol distinto, sujeta a un intenso y excelente rival. Marcan Benzema y Kroos

Karim Benzema celebrando el primer gol del Real Madrid en San Mamés.Luis TejidoEFE

Abierto en canal estaba el Madrid como un malherido en la camilla de urgencias. En esa situación son vitales las decisiones. En el estadio de la Cerámica, las de Ancelotti fueron dar minutos y galones a Ceballos, alguien que había pasado por el Madrid como se pasa un domingo de sol por la Castellana. Hazard todavía sigue en Atocha. Junto al centrocampista, entró Asensio y fue como si ese Madrid moribundo recibiera un pulmón. San Mamés, escenario de partido grande, certificó que el trasplante funcionaba para llegar con vida a los pies de Benzema y Kroos. La calidad sin oxígeno muere.

En dos lugares marcados en rojo, ha espantado el Madrid a la crisis con una apelación a la historia y otra a la sensatez, y de ese modo sobrevivir en Copa y Liga. Por muy jerárquico que sea Ancelotti, no se puede vivir de espaldas al banquillo. Ceballos entró con mal pie con Zidane y, cesión mediante, no lo había conseguido arreglar con el italiano. Pero nadie duda de que el andaluz tiene buen pie. No es la primera vez que ese tipo de jugador, más proclive a las posesiones largas, tiene problemas de adaptación al Madrid, al que su ADN le pide vértigo. Es posible que la motivación del andaluz en el pasado no fuera la necesaria, pero poner cruces a la calidad es de necios.

Ahora es distinto. En el último tramo en Villarreal y en San Mamés, Ceballos resultó fundamental, en un centro del campo sin ningún miembro del trío de reyes. Lejos ya Casemiro, se quedaron en el banquillo Kroos y Modric. Camavinga y Valverde fueron sus acompañantes. Mejor el francés un paso atrás, donde toma bien las medidas. Un experimento de riesgo en un lugar siempre de mucha exigencia por la intensidad del Athletic y la velocidad en las transiciones que concluyen los hermanos Williams. Nico amenazaba continuamente, como en un lanzamiento que estuvo a centímetros del gol.

El Athletic siempre empuja en el inicio de cada tiempo. El rugido de una grada fiel como pocas predispone. Paredes, uno de los jugadores incorporados por Ernesto Valverde, es otra de las interesantes apariciones de Lezama, como el consolidado Zárraga. Dos remates acercaron al primero a Courtois, especialmente en jugadas a balón parado. El Athletic llegaba, pero le faltaba algo más de la imaginación de Sancet en el trámite.

La amenaza no sacó al Madrid de su lugar, consciente de dónde estaba y de qué quería. Empezaba del mismo modo que concluyó en Villarreal, tenso, con Nacho en el lateral. El duelo respondió a lo que esperaba; sus jugadores, también.

Vinicius dio el primer arranque para igualar el choque por una banda en la que se encontraba con De Marcos, un hueso. No es fácil sortear al veterano del Athletic, un ejemplo para los que llegan. La acción fue como un aviso para que el Madrid inclinara el juego ofensivo a la izquierda, aunque duró poco. Lo mejor llegaría desde el perfil opuesto. Nacho no es como Carvajal. Es un defensa más posicional, con menos recorrido ofensivo, pero entendió muy bien los cambios de orientación de Ceballos para dar apoyo en las llegadas. Esta vez tuvo más ayuda de la habitual por parte de Asensio, con una actitud defensiva, en los repliegues, pocas veces vista en el balear. Bueno si pretende cambiar de una vez ese existir irregular, de instantes, que ha tenido en el Madrid. Le aguarda la renovación o la salida. Cuando dejó su lugar a Modric, en el último tramo del partido, recibió un gesto de complicidad del entrenador.

El partido, con un Athletic volcado y amenazante, necesitaba otra cosa. No la encontró, pese a la salida de un cuarto centrocampista, y acabó apurado, demasiado cerca de su portero, pero en pie mientras protegía su botín. Kroos dio, asimismo, el relevo a un exhausto Ceballos para dejar la sentencia con un golpeo tan elegante y mortal como el que había logrado Benzema.

Asensio fue el receptor de un centro templado de Valverde, precisamente desde la derecha. El balón bajó llovido en la segunda jugada y Benzema marcó de espaldas y de volea, un prodigio. Sin estar en su momento más fino, siempre hay un instante en que encuentra los pinceles. La renta, escasa, permitió al Madrid mantenerse, aunque con apuros en el desenlace, en el que Ernesto Valverde buscó más picante con la salida de Muniaín y Raúl García.

Zárraga y Nico Williams estuvieron cerca del gol. La única vez que la pelota tocó la red del Madrid fue tras un fuera de juego previo y una mano santa de Courtois, aunque no fuera necesaria, frente a un rival que cedió la victoria pero nada más. Tan sólo le faltó el pie de Benzema o Kroos.

kpd