El Madrid realiza el ejercicio de autoridad de un rey ante el Liverpool

El Madrid realiza el ejercicio de autoridad de un rey ante el Liverpool

Real Madrid 1 – Liverpool 0

Actualizado

El equipo de Ancelotti no pasa apuros ante los de Klopp, y certifica el pase a cuartos con un tanto de Benzema, quien regresaba de una lesión, a pase de Vincius

Karim Benzemá celebra el tanto ante el Liverpool.Rodrigo JiménezEFE

Aquí mando yo. El rey de la Champions se lo gritó a otro miembro de la heráldica europea, como un noble compungido por el miedo al pie de sus almenas. El Liverpool lo sintió hasta el punto de renunciar a la carga suicida de quienes luchan y mueren por el honor. El Madrid, por si acaso, ni siquiera le dejó pensar en ello, ganador también en esta vuelta de octavos con el gol de un caballero herido. Benzema no necesitó ser quien es para marcar, porque todos entendieron a quién y cómo han de representar. La Champions es su campo de batalla, en la que sólo dejó para el rival la nostalgia de su himno.

De los tres últimos choques con el Liverpool, la final de París y la ida en Anfield, esta vuelta en el Bernabéu fue la que el Madrid afrontó con mayor convicción desde el arranque, aunque el resultado nada tuviera que ver con la borrachera del 2-5 de la ida. Dominador en el juego y firme en los duelos, supo protegerse contra el pasar del tiempo que penalizaba al Liverpool a través de posesiones largas, y activarse para la contra en el espacio, que fue como llegó el gol. En las dos suertes, Kroos emergió de forma imperial, como un kaiser del centro del campo. Ancelotti colocó a su lado a Camavinga, en el lugar donde más gusta en las alturas, y el italiano sabe bien que es mejor estar en paz con el cielo. El francés, ciertamente, gusta y se gusta, con un despliegue físico poderoso, aunque todavía debe mejorar en el ajuste de los pases. Las equivocaciones en esa zona son pecado.

Contra el Liverpool los pecados suelen ser goles. Pero los chicos de Klopp no fueron esta vez los chicos del coro. No creyeron en su melodía. Estaba en lo cierto el alemán cuando dijo que en el Bernabéu sólo él creía en la remontada. El Liverpool es temible cuando actúa como esas bandas de rock que se lo dejan todo en el escenario. Necesita el frenesí, la utopía, como ha sido en otros momentos de su historia, los tres goles levantados en media parte en una final de Champions, precisamente ante Ancelotti, o contra el Barça de Messi en Anfield. En Madrid no partió con esa convicción y, en cambio, encontró mucha en su rival.

Vinicius Junior ayuda a levantarse a Mohamed Salah.Rodrigo JiménezEFE

Hubo pecados para empezar, pecados veniales, en este caso de Rüdiger, que no aprovechó el Liverpool. Salah dudó, pero pudo ceder a Darwin Núñez, que lanzó el primer disparo para encontrar en su lugar a Courtois. Klopp alineó a Diogo Jota junto a Gakpo como puntas, y a Darwin y Salah en las bandas. Mucha dinamita, pero que sirve de bien poco si no se enciende la mecha. El Liverpool lo hizo menos de lo esperado, como si quisiera evitar riesgos y encontrar sus opciones en balones verticales que siempre buscaban la espalda de Nacho para la carrera de Salah. El patito feo del Madrid, del que Klopp dijo que fue el mejor en Anfiled, tenía toda una papeleta en el lateral derecho, puesto que no sólo debía enfrentarse al egipcio, sino a las llegadas de Alexander-Arnold, uno de los carrileros con mejor profundidad y pie. Detener a Salah, el más activo, precisa generalmente de ayudas, algo que Nacho encontró en Rüdiger para impedir opciones claras al egipcio. De las que tuvieron Darwin Núñez y Gakpo, en la primera mitad, se encargó Courtois, especialmente en la segunda, un disparo durísimo.

El trabajo del belga fue incomparable, sin embargo, al de Alisson, que desesperó a Vinicius en una intervención propia de portero de balonmano. El brasileño mantuvo un interesante duelo con Alexander-Arnold, de lo mejor del Liverpool junto a su portero, aunque su prestación defensiva no iguala a su progresión ofensiva. Konaté acudió en su ayuda contra el estilete madridista. Alisson estuvo en su sitio frente a disparos de Modric y Kroos, y voló para desviar al larguero con las yemas guardadas en guantes un disparo de Camavinga. Era la respuesta a un Madrid muy productivo en lo ofensivo, pero al que le falta la puesta a punto de su arma de precisión. Se trata de Benzema. Regresaba tras una lesión y estuvo activo, premiado con el gol de la victoria tras recibir de un Vini afortunado, pero sin el ajuste que necesita su mejor versión. Para lo que le viene al Madrid, es clave que lo consiga.

Klopp, desesperado y amonestado, tenía que hacer algo. No es de los tipos que convierte la derrota en una tragedia, sabe relativizar hasta su profesión, pero le enerva que su equipo no sea identificable. Darwin y Jota abandonaron el campo para dejar su lugar a Firmino y Elliot, aunque sin frutos. El Madrid los encontró en forma de espacios, los suficientes para llegar a un gol merecido tras el ejercicio de autoridad de un rey al que aguarda, el domingo, un clásico bajo una atmósfera enrarecida.

kpd