El defensa, con un gol en propia puerta al tratar de despejar una asistencia de Lamine Yamal, otorga al Barça una más que sufrida victoria
Los hilos del destino son intrincados. Antes de que el balón empezara a rodar en el Barça-Sevilla, se viralizaron unas imágenes en las que Lamine Yamal salía al Camp Nou de la mano de Sergio Ramos en un clásico de 2016 en el que los azulgrana homenajearon a un Cruyff recientemente fallecido. El ex madridista, tras un toque de cabeza del joven delantero azulgrana con el que quería asistir a otro joven, Fermín, para que marcara a placer, sería, a la postre, el que anotaría, en propia meta, el gol que acabaría por darles la victoria a los azulgrana. De nada les sirvió a los de Mendilibar apostar por tratar de rascar algo positivo desde una defensa extremadamente firme y física. El fuego amigo, en este caso, les tomó completamente por sorpresa.
La tensión, con todo, se centró en el arranque del encuentro en un palco en el que no hubo la habitual representación de la directiva rival. El Sevilla ya había anunciado horas antes que suspendía los actos protocolarios previos y que nadie del club haría acto de presencia por las últimas novedades del caso Negreira, en las que se incluye una imputación por supuesto delito de cohecho que le llevó a exponer su “total indignación y repulsa por las prácticas realizadas por los ex dirigentes del Barcelona imputados por el caso Negreira, prácticas que supuestamente constituyen delito para el Juzgado de Instrucción número 1 de Barcelona, según recoge el auto difundido en los medios”.
El Barça, por su parte, lamentó lo que calificó como “un ataque injustificado” y dio por rotas las relaciones entre ambos clubes. “El denominado caso Negreira no puede servir de excusa para tales actuaciones ya que el procedimiento judicial se encuentra en una fase de instrucción muy prematura y el posicionamiento del Sevilla claramente prejuzga unos hechos que, en ningún caso, y en ninguna de sus preliminares e hipotéticas tipificaciones, están acreditados”, apuntó la entidad, que quiso recalcar además que la decisión judicial “no modifica en absoluto la situación fáctica y jurídica del Barcelona en el procedimiento; resulta jurídicamente muy discutible; no se convierte en una actividad probatoria fundamentada y será debidamente recurrida por el club”.
El gol de Ramos
Sobre el césped, el Barça tuvo que picar mucha piedra ante un Sevilla muy bien plantado sobre el terreno de juego y que, como el Celta o el Mallorca, también supo esperar sus opciones de crear peligro a la contra. Tanto unos como otros, no obstante, tuvieron opciones claras para abrir el marcador antes del descanso. Joao Félix, por ejemplo, vio cómo el balón se acercaba peligrosamente a la línea de gol, sin rebasarla, tras estrellar en primera instancia su disparo en el travesaño. Y a Fermín, relevo del lesionado Raphinha, sólo le faltó un poco más de potencia en su zurda para batir a Nyland. En la otra portería, Ter Stegen tuvo que esforzarse para frustrar un derechazo de Rakitic y un remate forzado de Lukébakio, mientras que Gavi salvó un disparo que parecía haber batido ya al germano.
Tras el descanso, el Barça dio un paso más hacia adelante en ataque, obligando al Sevilla a defenderse cada vez más y más cerca de su portero. Tanto, que al final acabó por lograr premio. Sergio Ramos, al tratar de evitar que Lamine Yamal asistiera a Fermín, acabó por enviar el balón al fondo de su propia portería, para regocijo de los incondicionales azulgrana, que no dudaron en pitarlo cada vez que tocaba el balón por su pasado madridista. Los visitantes, lejos de amedrentarse, trataron de sobreponerse a su mal fario y obligaron a trabajar de lo lindo a los zagueros azulgrana para que los tres puntos, finalmente, aunque no sin algo de suspense, se quedaran finalmente en casa.