El Atlético despierta al final y golea a un Sevilla inofensivo

El Atlético despierta al final y golea a un Sevilla inofensivo

En la hora de las siestas, dos equipos no quisieron despertar a los españoles en una costumbre sagrada hasta que apareció el jugador que no entiende de cabezaditas. Giuliano es como un coche de radiocontrol que pasa de cero a 100 en un instante. De la que despertó el argentino, se terminó la tranquilidad, aunque ya fuera ganando el Atlético por un penalti provocado por un fallo de Nianzou. Suyo fue el pase de gol a Almada y dio otro a Griezmann que no concretó, aunque anotara el francés dos minutos después para cerrar la goleada. [Narración y estadísticas, 3-0]

El duelo había empezado con una alineación arriesgada, en busca del toque perdido con la lesión de Barrios. Se la jugó el Cholo con Álex Baena como acompañante de Koke en el medio y el almeriense se lo tomó muy a pecho. Meritorias su carreras para tapar a Peque entrenado por el carril del 10. También verle basculando de banda a banda e intentando tapar huecos en fase defensiva. Pero faltaba algo.

Faltaba ése último pase que sólo un tipo como el de Roquetas puede dar en el Atlético de Madrid. Esa visión de Griezmann, que empezó en el banquillo y sería su recambio, se ha trasladado al 10 rojiblanco. Así, con el transcurrir de los minutos, se podía ver el tema de la manta que nunca cubre los pies y la cabeza a la vez. Pero, muy avanzado un atípico primer tiempo en el Metropolitano, donde la posesión fue del visitante y no del local, apareció la magia del centrocampista rojiblanco donde suele mostrarse.

El primer toque de varita fue un pase en profundidad desde la frontal a Sorloth que el noruego estrelló en el pecho de Vlachodimos. El segundo fue cinco minutos después y el destinatario fue el mismo. En esta ocasión, el ariete cedió de pecho a Nico para que el argentino reventara la base del palo. Ése es el Baena que quería el respetable, el que vale la entrada. Las habilidades del almeriense en campo rival no son ni parecidas a las de campo propio.

Salvados los últimos diez minutos, el primer tiempo fue bastante plomizo. El control correspondió al Sevilla. Puso más presión y control de pelota el conjunto de Almeyda que el del Cholo, pero no tuvo ninguna profundidad. No se le contaron paradas a Oblak y apenas cuatro disparos fuera, pero siempre lejanos y desde posiciones poco ventajosas salvo el de Vargas, casi al final. Poco antes, el guardameta sevillista sí tuvo que esforzarse cuando Sorloth peinó un balón para Nico que el argentino no logró acertar.

Nico remata ante Vlachodimos.

Nico remata ante Vlachodimos.FERNANDO VILLAREFE

Malas noticias para el Atlético es que Julián Álvarez apenas hubiera tocado el balón los primeros 45 minutos. Aunque las estrellas ya sabemos que aparecen cuando quieren, y cuando lo hacen, suelen modificar partidos. De hecho, ha tenido muy buenos encuentros por detrás del punta este curso. De hecho, tuvo un cabezazo recién iniciada la segunda parte con un gran centro de Sorloth. Respondió con otro similar poco después Isaac Romero. La igualdad se mantuvo a la salida de los vestuarios.

Despertar final

A la hora de partido, el diagnóstico era muerte por aburrimiento. Incluso el público estaba apagado hasta que Nianzou decidió despejar a Giménez y se encendieron las masas. Hernández Maeso necesitó del VAR, pero una vez en la pantalla no dudó tras ver el tatuaje que le hizo al uruguayo el sevillista. Julián Álvarez no perdonó, como habitualmente y Simeone respondió quitando a Sorloth por Almada y a Nico por Gallagher. Más control y menos vértigo.

Ese mensaje lo aceptó el Sevilla y al minuto ya respondió con un disparo de Gudelj que mandó Oblak a córner. Un espejismo. De hecho, ese pasito adelante, ese espacio atrás, lo quiso aprovechar un jugador que nunca duerme. Giuliano no acepta siestas, robo, diagonal, pase atrás y gol de Almada. Es increíble la capacidad del argentino para revolucionar partidos dormidos.

Con los suyos despiertos, el partido ya fue una cuesta abajo en la que Griezmann, que había salido por Baena, no quiso concretar otra asistencia de Giuliano, que le había dejado sólo ante Vlachodimos. Sin embargo, no perdonaría poco después el francés. Quiso el siete sumarse a la fiesta con un disparo cruzado tras una contra con el Sevilla ya volcado. Qué bien viene un hombre que nunca duerme.

El Sevilla pasa por encima del Barça en el Pizjuán

El Sevilla pasa por encima del Barça en el Pizjuán

Actualizado Domingo, 5 octubre 2025 - 18:40

El Sevilla pasó por encima a un Barça superado en todos los frentes. Alexis Sánchez, tras un penalti muy protestado por los azulgrana, Isaac Romero, con una acción precedida por una robo de balón a Koundé que el francés reclamó como falta, Carmona y Adams sentenciaron a un conjunto azulgrana poco o nada reconocible, resignado a devolver el liderato al Real Madrid. Un domingo de fiesta en el Sánchez Pizjuán, donde el Sevilla sólo había ganado uno de sus 12 útimos partidos previos. [Narración y estadísticas (4-1)]

En ataque, con la excepción de Rashford, el Barça se mostró incapaz de batir a un Odisseas Vlachodimos que, incluso, vio cómo Robert Lewandowski desaprovechaba desde los 11 metros la opción de poner el que habría sido el momentáneo 2-2. En defensa, mientras, se las vieron y desearon para frenar las internadas de los sevillistas, muy agresivos a la hora de ir al choque a lo largo y ancho del duelo. El guion, que superó seguramente lo previsto por Matías Almeyda, acabó por deparar un triunfo que los locales añoraban desde hacía 10 años.

El Sevilla se fue al descanso con una ventaja por 2-1 que podría haber sido incluso más ancha, por mucho que los azulgrana pudieran sentirse perjudicados por cómo llegaron esos tantos. El primero lo marcó Alexis Sánchez, de penalti, después de que el colegiado corrigiera su valoración sobre una acción entre Araujo e Isaac Romero que inicialmente había considerado como no punible a instancias del VAR.

Falta de mordiente

El segundo lo anotó el propio Romero, tras una recuperación en la que Koundé reclamó falta y que tanto el trencilla como el videoarbitraje no consideraron como tal a falta de poco más de 20 minutos para el final del primer tiempo. Entre medias, los locales podrían haberse marchado aún con más claridad en el marcador. Ante la falta de mordiente azulgrana en ataque y de intensidad a nivel defensivo, la poca puntería, en unas ocasiones, y las buenas intervenciones de Szczesny, especialmente tras un gran remate de Mendy, se encargaron de evitar que las distancias fueran aún más largas.

Y eso les costaría caro. Rashford, tras una buena asistencia de un Pedri incomodísimo a lo largo de toda la primera parte ante los pegajosos marcajes, se encargó de marcar el 2-1 en la prolongación de los primeros 45 minutos e inauguró así su cuenta anotadora en la Liga tras haberse estrenado ya en la Champions.

Visto lo visto, Flick buscó cambiar el devenir del duelo dando entrada a Balde y Eric por Gerard Martín y Araujo para empezar la segunda parte. Y lo cierto es que los azulgrana empezaron a ganar más duelos con un rival que, pese a todo, siguió insistiendo en sus llegadas al área barcelonista e incluso pidió penalti por una posible mano de Balde no considerado como tal ni por el árbitro ni por el VAR.

Akor Adams festeja el 4-1, el domingo en el Sánchez-Pizjuán.

Akor Adams festeja el 4-1, el domingo en el Sánchez-Pizjuán.EFE

Tal insistencia descentró el libro de ruta de un Barça que, pasados los apuros iniciales, encontró la forma de darles respuesta. Primero, con un Pedri que puso a prueba la seguridad de Odisseas Vlachodimos. Acto seguido, con un remate de cabeza de Eric tras el córner bien resuelto por el meta greco germano. La mejor opción la tendría Lewandowski, tras un penalti de Januzaj sobre Balde que el polaco, con su estilo desesperante tanto para propios como para extraños, mandó fuera.

Buscó Lewandowski resarcirse poco después con una buena asistencia para Roony Bardghji que el delantero sueco, con todo a favor para anotar su primer tanto oficial como jugador del Barça, culminó con un disparo que murió mansamente en las manos de Vlachodimos. El sueco también trató de redimirse cuando el partido moría, pero su disparo sería bien bloqueado por el arquero local en una acción que, de hecho, sería la antesala de la sentencia sevillista.

Carmona, en una salida a la contra, se encargó de marcar el definitivo 3-1 con un disparo cruzado que, pese al intento de Szczesny por desviarla con la punta de los dedos, acabó besando la red. Y Adams, en la prolongación, remató la faena con el 4-1 desatando el delirio de la grada de un Sánchez-Pizjuán muy poco acostumbrado en los últimos tiempos a hacerse con los tres puntos en casa.

Los secretos del 'laboratorio' de Sergio Ramos, un "purasangre" en México: sesiones voluntarias, cámara hiperbárica, luz roja...

Los secretos del ‘laboratorio’ de Sergio Ramos, un “purasangre” en México: sesiones voluntarias, cámara hiperbárica, luz roja…

Debutó un 22 de febrero después de nueve meses sin competir y con apenas unos días de puesta a punto en México, pero Rayados le entregó el brazalete y casi la ciudad entera a Sergio Ramos, número 93 en la espalda y en varios tatuajes a lo largo y ancho de su cuerpo, y el defensa se convirtió en referente del club desde el minuto uno. Martín Demichelis, por entonces entrenador del equipo, le había llamado hacía unos meses para River Plate, pero Ramos desestimó la oferta buscando el destino correcto. Lo encontró en Monterrey, la segunda ciudad más grande de México, y en el equipo que hoy debuta en el Mundial de clubes ante el Inter de Milán. Rival de Champions y competición fetiche para Ramos, que ganó cuatro de los antiguos Mundialitos vestido de blanco, metido ahora en su laboratorio personal el último año para aguantar el día a día del fútbol a sus 39 años.

Desde ese 22 de febrero han pasado muchas cosas en Rayados, donde Ramos comparte vestuario con viejos conocidos como Sergio Canales, Oliver Torres y Lucas Ocampos. Demichelis ya no es el entrenador, ahora manda Domènec Torrent, técnico catalán que fue durante años asistente de Pep Guardiola en el Barcelona y en el Manchester City. «No me sirve lo que he hecho anteriormente yo ni lo que ha hecho Sergio Ramos. Empezamos desde cero. Pero es un jugador top a nivel mundial. Me he enfrentado muchas veces a él y todo el mundo sabe que es un líder, un jugador profesional, que aprieta, en el buen sentido, a sus compañeros», explicó en su presentación el entrenador. «Vamos a ver», respondió el propio Ramos, cauto, cuando le preguntaron.

El equipo no ha cuajado una buena temporada, eliminado en octavos de la Copa de Campeones de la CONCACAF y lejos de los mejores en el Apertura y Clausura nacional, pero Ramos ha rendido. Ha marcado cuatro goles y no ha soltado el brazalete, que llevará también esta noche en el Rose Bowl de Pasadena, y hasta recibió una tarjeta roja. Cuestión de tradiciones.

«Ese ejemplo contagia»

Su secreto lleva de vuelta a su gran pasión: los caballos. «Es un purasangre», le definen en Monterrey, donde hace unos días se presentó de imprevisto y de forma voluntaria para entrenar antes del Mundial de clubes. La decisión sorprendió en las instalaciones de El Barrial, pero el de Camas quería tener sesiones personalizadas de entrenamiento antes del día marcado por el club para que la plantilla volviera de vacaciones. «Ese ejemplo contagia», dicen en el equipo.

Desde que dejó el Sevilla al final del curso 2023-24, ha entrenado como si estuviera en un equipo, con sesiones de mañana y tarde en gimnasio y con balón. Sin descanso, esperando la mejor oportunidad e invirtiendo miles de euros en personas y herramientas que le ayuden a mantener su puesta a punto: tratamiento con fisioterapeutas, baños de contraste entre frío y calor, baño turco, sauna, cámara hiperbárica... Cosas que ha repetido día tras día en sus épocas en Madrid, París y Sevilla. Incluso ha añadido la famosa luz roja que ha puesto de moda Marcos Llorente, una técnica terapéutica que se utiliza para estimular las células y promover una mayor regeneración de los tejidos.

Ramos, que ya lo ha ganado todo, todavía no observa el final de su carrera y quiere estirar lo máximo posible su etapa futbolística, pero Monterrey ha sido el primer riesgo para él, después de decisiones lógicas como firmar por el Real Madrid, irse luego a París y volver después a Sevilla para reconciliarse con el Sánchez Pizjuán. El caso de México, animado por el Mundial de clubes, por la cultura y el estilo de vida, ha sido su primera decisión incómoda.

Extremar la seguridad

«Tengo la suerte de haber estado muchos años en Madrid, después en París y en Sevilla, y era un paso importante, un cambio muy gigante en mi vida. Y me gustan los retos y conquistar nuevas cosas», dijo nada más llegar a Rayados.

Pero de momento es feliz. Su familia no se ha establecido en el país por las dificultades del año escolar, aunque ha ido a visitarle en varias ocasiones. Vive en una zona residencial con mucha seguridad, lógico en una ciudad de ese calibre que obliga a casi todo el mundo con cierto nivel económico a circular en coche blindado. Está cerca de la ciudad deportiva, evita pasear, algo que tampoco podía hacer en Madrid o París, y cuando va al campo como espectador le rodean varios miembros de seguridad, porque no hay un pasillo privado para acceder al palco y la gente le rodea para hablarle, pedirle fotos o simplemente tocarle.

«Sergio es un caso único, de laboratorio. Mantiene una fisiología pocas veces vista. Su masa muscular, su fuerza, su intensidad y rapidez son de primer nivel, pero destaco su ambición y su carácter competitivo», dijo sobre él Demichelis. Al llegar a Los Ángeles, Ramos concedió una entrevista a la FIFA en la que aseguró que quiere acabar sus últimos años de fútbol «ganando». «El equipo tiene facilidad para jugar este tipo de competiciones y a mi gen competitivo le gusta», explicó, siempre como capitán. «Los líderes los deciden los grupos, pero por mi carácter siempre tuve esa facilidad para tirar del carro cuando el equipo lo necesita, para aconsejar también por mi experiencia. Me siento bien con ello», finalizó. Inter de Milán, River Plate y Urawa Red Diamonds le esperan en el Mundial de clubes.

Un gol de García Pascual atenúa la grave crisis del Sevilla y le deja cerca de la permanencia

Un gol de García Pascual atenúa la grave crisis del Sevilla y le deja cerca de la permanencia

Actualizado Martes, 13 mayo 2025 - 23:35

En el descanso se habían revitalizado en la grada los gritos contra el presidente y el director deportivo. Al regreso de Vigo, donde el Sevilla perdió 3-2 ante el Celta, los jugadores durmieron en la ciudad deportiva debido a la amenaza de los ultras. La atmósfera en el Sánchez Pizjuán era de extraordinaria tensión después de que la amenaza de perder la categoría se hubiese hecho real. La llegada de Joaquín Caparrós no había frenado la caída: dos puntos de 12 posibles antes de la visita de la Unión Deportiva Las Palmas en la noche de este martes.

Los nervios dominaron a ambos conjuntos en la primera parte. Los canarios llegaban a Sevilla en una situación dramática, obligados a todo para no quedar casi sentenciados. Tras la derrota, si el Alavés vence al Valencia este miércoles, serán equipo de segunda división. El tanto salvador de los locales lo marcó de cabeza García Pascual en el minuto 58, tras un golpe franco lanzado por Suso que prolongó Agoumé de cabeza para que el goleador se elevase por encima de la defensa y enviase el balón a la red.

En el minuto 77 el árbitro anuló un gol a McBurnie por falta previa de Cardona sobre el guardameta Nyland, una decisión muy protestada por los jugadores de Las Palmas y su técnico, Diego Martínez.

Desenlace angustioso

El tramo final del encuentro se vivió con angustia entre los aficionados, que olvidaron por unos instantes la reprobación a la directiva por un fervoroso apoyo a su equipo. Los visitantes atacaban de manera desesperada. El Sevilla esperaba terminar de resolver el partido al contragolpe. Caparrós transitaba por la banda, con la lógica inquietud.

Fueron 12 minutos de prolongación. Sandro tuvo oportunidad de lograr la igualada con un lanzamiento de falta. Supo sufrir el Sevilla, que si el Villarreal gana al Leganés se asegurará continuar en primera después de una temporada muy convulsa que acabará dejando cicatrices. Tras la celebración, resurgieron los gritos de "¡Junior vete ya!", pidiendo la renuncia del presidente.

El reestreno de Caparrós en el Sevilla se queda en un discreto empate ante el Alavés

El reestreno de Caparrós en el Sevilla se queda en un discreto empate ante el Alavés

Actualizado Domingo, 20 abril 2025 - 21:04

Empezaron bien las cosas para el Sevilla en el reestreno de Joaquín Caparrós, que abrió su cuarta etapa en Nervión con el equipo sumido en una profunda crisis deportiva e institucional. El cabezazo de Peque en el minuto once, tras un magnífico centro de Agoumé desde la derecha, puso en ventaja al equipo local, al que se vio desde el inicio con un fútbol más directo, diferente al que postulaba Javier García Pimienta. Después de cuatro derrotas consecutivas y con la hinchada de uñas, el club buscó auxilio en un hombre de consenso que, además de espantar los fantasmas del descenso lograse atemperar la atmósfera en la grada.

Todo marchaba razonablemente bien en el Sevilla hasta que Kike García, tradicional azote de los andaluces, a los que ya ha marcado seis goles, apareció en el área para batir a Nyland en una acción que puso en evidencia a la zaga justo antes del descanso y supuso el 1-1 definitivo.

«No hemos jugado bien al fútbol Es difícil hacer frente al Alavés, pues juntan bien todas sus líneas. Nos hemos puesto por delante, que era complicado, pero nos ha faltado fluidez. Nos han metido un gol que no se puede encajar. Faltó comunicación, hay que hablar, abortar el juego y manejar los tiempos», lamentó Caparrós ante las cámaras de Dazn. El técnico de Utrera puso en valor haber sumado un punto, pero en sus palabras prevaleció la autocrítica. «Demasiado juego directo. Nos ha faltado combinar un poquito más. Hay calidad para ello. También tenemos que estar un poquito más juntos».

El Alavés dominó durante la segunda mitad, pero no logró ganar un partido que le hubiera sacado de los puestos de descenso. Tampoco faltó autocrítica en Kike García, que anotó su duodécimo tanto en el campeonato. «En la segunda parte deberíamos haber sido más verticales. Hemos podido sumar de tres. Tenemos que dar un paso adelante en Mendi [Mendizorroza] y dejar de tener dudas». El técnico, Eduardo Coudet, reiteró la necesidad de hacerse fuertes en casa.

La tregua de Caparrós y los siete duelos que marcan el futuro del Sevilla

La tregua de Caparrós y los siete duelos que marcan el futuro del Sevilla

El Sevilla no ha fichado un entrenador, ha fichado un armisticio. José María del Nido Carrasco dijo el 9 de abril: "Es momento de estar cerca del entrenador". Cuatro días después, Francisco Javier García-Pimienta era despedido. En el corazón de Nervión, por donde el pasado Miércoles Santo procesionaron San Bernardo y La Sed, donde la devoción se entrelaza con la identidad de una ciudad, el Sevilla Fútbol Club atraviesa su propia semana de pasión.

Para saber más

Cuatro derrotas consecutivas -Athletic, Betis, Atlético y Valencia- han dejado al equipo en la 14ª posición y a 7 puntos del descenso. El cambio de entrenador ha sido más que una decisión deportiva, es el reflejo de una grieta emocional entre la afición y la entidad. Por eso, en un clima de tensión, en una enmienda a la totalidad por parte del sevillismo a la gestión del club, la directiva ha recurrido a una figura emblemática: Joaquín de Jesús Caparrós Camino (Utrera, Sevilla; 1955), que asume, por cuarta vez, el mando del equipo, con la esperanza no sólo de mejorar el rendimiento en el campo, sino también de reverdecer la marchita emotividad del equipo nervionense.

Caparrós, a sus 69 años, regresa con la misma ilusión de sus inicios, o así se expresa, apelando a los afectos, a la pertenencia y al coraje. En su presentación, destacó la importancia de la unidad y el orgullo de portar ese escudo: "Nosotros llevamos el nombre de la ciudad, que quede bien claro". Su retorno, y así se lo ha tomado el técnico, va mucho más allá de las estrategias y de la táctica, es un intento casi desesperado de buscar la paz. La gestión económica y deportiva es opaca, está llena de preguntas sin responder y buena parte de la afición, que no es nueva en esto y ha visto de todo, ya sabe que un mando convulso, que una administración chapucera, puede llevar a su equipo a Segunda.

Hay una desconexión palpable entre la afición y la directiva, evidenciada por los cánticos y protestas en los últimos partidos. La elección de Caparrós pretende ser un bálsamo para estas tensiones, apelando a la nostalgia y al respeto que la afición le profesa. Su experiencia y conocimiento del club serán claves para reconectar con la esencia sevillista. Además, su fútbol es pragmático, físico y directo, lejos de las probaturas romas de García Pimienta. La plantilla necesitaba sensatez y claridad. Sacudirse la presión. Empezar de nuevo.

En este contexto, el desafío de Caparrós no es fácil. Con siete partidos por delante, el primero hoy frente al Deportivo Alavés, el objetivo es asegurar la permanencia y, más importante aún, reconstruir la confianza de un bloque derruido. Su liderazgo se basa en la cercanía y la recuperación de la estima. En los entrenamientos pide "música", ritmo, fluidez, espontaneidad. Un guiño a los orígenes. El fútbol de siempre como refugio y sentimentalidad.

En el análisis de la crisis que atraviesa el Sevilla FC, es imposible ignorar la gestión de Víctor Orta al frente de la dirección deportiva. Desde su llegada, las decisiones en materia de fichajes, especialmente en la delantera, han sido objeto de críticas y han contribuido a la situación actual del equipo.

Ninguno de los nueves incorporados por Orta en sus dos temporadas ha logrado marcar en LaLiga. Mariano Díaz, Alejo Véliz, Kelechi Iheanacho y Akor Adams han sido delanteros transparentes, acumulando minutos sin aportar goles. Mariano disputó 260 minutos sin anotar, Véliz apenas jugó 31 minutos, Iheanacho ha sido un fracaso y Adams, lesionado desde que llegó, tampoco ha contribuido al marcador.

Esta falta de acierto en los fichajes ofensivos ha dejado al equipo sin una referencia clara en ataque, especialmente tras la salida de Youssef En-Nesyri. La responsabilidad de liderar la delantera ha recaído en Isaac Romero, quien, a pesar de su esfuerzo y de su brega, no ha logrado llenar el vacío dejado por sus predecesores.

La planificación deportiva ha sido cuestionada aún más esta temporada, por la escasa participación de los nuevos fichajes en el once titular. Más allá del criterio de García Pimienta, muchos futbolistas no estaban a la altura de lo exigido en el Sevilla. De este curso, sólo Lucien Agoumé ha tenido una presencia significativa. Lukebakio, que es el futbolista que sustenta al equipo, es el único éxito que se le reconoce a la actual dirección del club.

Otro retorno

El retorno de Joaquín Caparrós marcará una nueva, y breve, etapa al frente del Sevilla FC. Su historia comenzó en el año 2000 con el equipo en Segunda División y atravesando serios apuros financieros. Bajo la batuta del técnico de Utrera se logró el ascenso a la élite del fútbol español y el Sevilla se consolidó en Europa. Aquellos cinco años al mando fueron su mejor época como míster, aunque su carrera posterior lo llevaría a destinos tan diversos como Deportivo de la Coruña, Athletic Club, Neuchâtel, Mallorca, Levante, Al-Ahli o la selección de Armenia, jamás consiguió lo que consiguió en Nervión.

La primera resurrección sevillista a cargo de Caparrós se produjo en 2018, tras el despido de Vincenzo Montella. Su sprint final permitió al Sevilla terminar séptimo y asegurar plaza continental. Al año siguiente aceptó el cargo de director deportivo, pero en los despachos nunca se sintió demasiado cómodo. En una mala temporada, y tras la destitución de Pablo Machín, Caparrós volvió a dirigir desde el área técnica los once partidos que quedaban por disputarse. El equipo acabó sexto.

Caparrós vuelve a las pantallas. La luz de Batman se ilumina de nuevo en la noche sevillana. Su primera gran tarea será intentar calmar los ánimos con victorias y cauterizar las heridas abiertas entre el corazón del sevillismo y los encargados de gestionar ese patrimonio. Que el césped sea más importante que las oficinas. Y que el futuro del club se decida con el balón parado y llegado, por fin, el verano.

Joaquín Caparrós vuelve al Sevilla "con la misma energía" que el primer día

Joaquín Caparrós vuelve al Sevilla “con la misma energía” que el primer día

Actualizado Lunes, 14 abril 2025 - 16:53

Joaquín Caparrós declaró, en su presentación como entrenador del Sevilla, al que llega tras la destitución de Xavi García Pimienta, que se encuentra "feliz y con la misma energía e ilusión" ante esta cuarta etapa en el banquillo sevillista que cuando llegó "por primera vez en el año 2000 con Roberto Alés y Monchi".

"Vengo a mi casa, que es el Sevilla Fútbol Club. Hay una magnífica plantilla y sólo pido que el componente de fortuna que tiene este juego le sonría al equipo. Todos tenemos un denominador común, que es el escudo de Sevilla. Es el momento para que estemos todos unidos", afirmó Caparrós en la sala de prensa del Sánchez-Pizjuán, en la que estuvo acompañado por el presidente, José María del Nido Carrasco, y del director deportivo, Víctor Orta.

El técnico utrerano defendió su "filosofía del partido a partido" para destacar que "en el templo que es el Ramón Sánchez-Pizjuán, todo el mundo debe estar unido", el próximo domingo, "para sumar tres puntos importantes" frente al Alavés "que van a traer la tranquilidad. Los futbolistas necesitan eso".

Caparrós pidió a sus jugadores "ponerlo todo para enganchar a la afición" contra un "Alavés que va a venir con el culito apretado y seguro que va a complicar mucho las cosas", pero confió en la "buena plantilla que se ha configurado".

"Hay que mirar a los ojos a los futbolistas y decirles que si todo el mundo da el mil por mil, se van a sumar muchos puntos", dijo el preparador andaluz, que afirmó tener "un gran concepto de (Xavier) García Pimienta", recién destituido, y destacó que el Sevilla es "un gran club que lleva el nombre de la ciudad".

"Es un club reconocido en todo el mundo que debe ser capaz de volver a competir", añadió el veterano entrenador, quien precisó que no se proyecta al futuro porque "cuando pasen estos siete partidos, se podrá hablar de cualquier circunstancia".

Caparrós reivindicó su "capacidad y energía" para dirigir en la élite a sus 69 años, ya que "la sociedad vive un momento en el que lo nuevo es lo importante y no se mide ni la experiencia ni el conocimiento. Se está desaprovechando mucho talento de gente mayor" que, como él, se considera "mejor entrenador que hace veinte años".

Del Nido Carrasco, por su parte, quiso "destacar la predisposición de Joaquín Caparrós para venir, no ha dudado en ningún momento", lo que "merece un agradecimiento. Tiene experiencia más que sobrada en el banquillo y aúna todas las cualidades para impulsar el proyecto".

Víctor Orta, aseguró que el nuevo entrenador del Sevilla "tiene un conocimiento milimétrico de la plantilla y su experiencia va a hacer ganar al equipo", que necesitaba un impulso porque "nadie en este club sobrevive a una racha de cuatro derrotas seguidas".

Orta indicó que se siente "cómodo" con la visión que tiene Caparrós del fútbol, puesto que es un deporte en el que "se puede llegar al resultado de muchas maneras" y como su "ideología es ganar", sólo espera hacerlo en el "partido del Alavés, clave para salir de esta mala racha".

El Valencia agarra la salvación y hace tambalearse al Sevilla

Actualizado Viernes, 11 abril 2025 - 23:16

Casi nadie veía al Valencia en Segunda División, pero Mestalla sí sentía que estaba en peligro y le protegía aun a costa de sufrir y apretar los puños cada partido sin rechistar. Por eso vencer al Sevilla no era solo batir un muro de 2.729 días sin tumbarlos en casa, era respirar, agarrar una salvación que ya se ve a nueve puntos y que permite disfrutar. El Valencia prolonga la sonrisa que le ha provocado la llegada de Corberán y hace tambalearse a los hispalenses, que podrían prescindir de García Pimienta buscado un arreón final que no les complique el año. [Narración y estadísticas: 1-0]

Fue en el añadido de la primera parte cuando, pese a un inoportuno resbalón y desde el suelo, Javi Guerra rebañó el balón para ponerlo ajustado al palo largo de un Nyland que ni imaginaba ese recurso. No rebuscó el VAR una posible falta al inicio de la jugada y se ponía en ventaja el Valencia justo antes de irse al vestuario. Corberán tenía trabajo porque si el equipo había llegado vivo era gracias al perdón del rival.

El Valencia no fue reconocible en la primera media hora porque García Pimienta, necesitado, buscó al forma de hacerle daño enviado a sus hombres a presionar la salida de pelota valencianista. Espesos para encontrar una solución a esa telaraña que empezaban a tejer Isaac Romero, Peque y Lukebakio, fueron perdiendo balones demasiado cerca del área. Probó primero Sambi con un disparo que atajó Mamardashvili y después Sow, que estrelló su latigazo en la espalda de Mosquera.

Empezaba a sentir el Valencia que el duelo se le atragantaba, que el Sevilla dominaba. Lo entendió Foulquier, que trató de estirarse en la orilla derecha por donde Kike Salas martirizó a Rioja, que se encontró un muro cada vez que intentaba irse. Justo cuando pareció que se aclimataban, el Sevilla armó una contra que obligó a Gayà a lanzarse a los pies de Peque para evitar su remate en el punto de penalti. Sánchez Martínez pitó el penalti, pero el VAR revisó que el capitán despejó el balón. Ni ese susto a los 16 minutos espabiló lo suficiente a los jugadores, pero sí a Mestalla que empezó a exigir más, aunque lo que encontró fue otra ocasión de Lukebakio.

Era muy fácil para el Sevilla plantarse en el área. Solo tenía que esperar las pérdidas del Valencia cuando a sus centrales se les apagaba la luz buscando cómo arrancar la jugada. Es el empeño de Corberán, que no ordenó buscar con balones en largo a Sadiq ni para aliviar el sufrimiento. Era García Pimienta quien veía a su equipo ordenado pero con falta de fortuna. La encontró con un gol de córner de Sambi que anuló el colegiado porque la pelota salió el campo. Sobrevivían los valencianistas esperando encontrar su mejor versión.

Aún tuvieron otro susto cuando Lukebakio lanzado a la contra le ganó la carrera a Tárrega y encaró a un dubitativo Mamardashvili que llegó a tiempo de rectificar. Demasiado estaban concediendo los locales, pero el duelo se iba abriendo poquito a poco. Un centro de Diego López lo remató al larguero Badé y el rechazo lo estrelló Gayà en el cuerpo de Nyland.

Aún tuvo el Sevilla la ocasión de ponerse por delante en otra cabalgada de Isaac Romero y Lukebakio que el delantero pifió en el golpeo cuando se quedaba solo ante el guardameta georgiano. Entonces, con el tiempo cumplido, apareció Javi Guerra.

En la segunda mitad, poco cambió. Otra vez el brillante centrocampista de Gilet emergió para enviar un derechazo al larguero en una jugada que comenzó Rioja para un centro a Sadiq que prefirió regalársela de cara a Guerra. Quedaba mucho trabajo por hacer porque en el toma y taca entró el Sevilla. Era pasmosa la facilidad con la que podía armar disparos en la frontal, aunque otra vez a Sambi le amargara Mamardahsvili.

Miró Corberán al banquillo y buscó artillería. La tenía con Hugo Duro y con Rafa Mir, tanto que el madrileño estrelló en el palo el primer balón que tocó, aunque en fuera de juego. Después le privó del gol de Nyland con una gran parada a un testarazo picado. El rechazo lo volvió a salvar el noruego desde el suelo y Diego López no pudo colocarla.

El Valencia crecía, pero el marcador era corto y el Sevilla estaba en partido. García Pimienta, con el futuro en el alambre, echó mano de la energía de Juanlu, Saúl o Ejuke y tuvo Kike Salas la ocasión en un latigazo que tocó en Tárrega y casi sorprende al guardameta valencianista. El duelo era de ida y vuelta, pero ahora los valencianistas no tiemblan, no son vulnerables y tiene como baluarte una grada entregada que festejó como nunca haber dejado de sufrir.

El Atlético no deja de creer y aprovecha el tropezón de los titanes

El Atlético no deja de creer y aprovecha el tropezón de los titanes

Vienes de un marzo negro, de una depresión de resultados preocupante y atisbas el domingo con los periódicos informando de un tropiezo de los colosos. Estás lejos, pero quién sabe... Es imposible, pero y si... Tienes que ganar todo y ellos perder bastante, pero quizás...

Toda época oscura tiene final. Tras semanas de lluvia, siempre sale el sol. La luz es Barrios. Hay que sentir para seguir creyendo. Y el canterano lo hizo, y con él, el Atlético, que remontó el gol de Agoumé con un tanto de penalti del de siempre y la fe del número 8. [Narración y estadísticas, 1-2]

Quiere creer y soñar el Sevilla. Poco importan las dos últimas y dolorosas derrotas, que su temporada en casa sea floja, por decirlo educadamente, y que la planificación deportiva sea cuestionada día sí, día también, por la grada del Pizjuán. De hecho, uno de sus fichajes más cuestionados, Lucien Agoumé, quiso transmutarse en Toni Kroos, ahora que estamos en cuaresma, y cuando despertaba el partido metió un putt con el interior desde el borde del área para batir a Oblak. Quedaba un mundo, pero la declaración de intenciones no era mala.

El Atlético, por su parte, empezó vago, con una presión desordenada y un bloque medio, como sin saber si morder o esperar. Un sueño para un Sevilla que tiene una identidad extraña este año, más largo que compacto y con querencia por el juego directo. Jugadas de cuatro pases y gracias. En una de esas, Ejuke desbordó a Molina para ponerla en el corazón del área pequeña, Oblak y Le Normand salvaron el segundo antes de los primeros 20 minutos.

Entonces llegó uno de los errores, habituales este curso, que impiden que el Sevilla aspire a mayores hazañas. Un balón que no iba a ningún lado en el área, Badé decidió perseguirlo como un búfalo hasta que arrolló a Gallagher. Penalti incuestionable y esta vez, pese a la historia interminable del doble toque, lo pateó Julián y lo introdujo en la portería de Nyland. El partido empezaba de nuevo con media hora menos.

Julián celebra su tanto.

Julián celebra su tanto.Jose Manuel VidalEFE

Sevilla y Atlético son espejos en esta fase de la temporada. Jugando a destellos, acodados en sus mejores jugadores y con poco control del juego. Uno de esos destellos lo protagonizó Lukebakio, la estrella sevillista, la única esta temporada, puso un pase medido a Akor que lo estrelló ante un atento Oblak. Lo dicho, poco fútbol y muchas oportunidades. Las defensas, especialmente la rojiblanca, apáticas. Aunque Badé, a veces, no sabía qué portería guardaba.

Simeone apremió a sus pupilos que terminaron apretando al final de la primera parte. Tras 45 minutos en tercera, decidieron jugar en sexta los cinco del descuento. A estas alturas de liga ya no te puedes permitir tirar una parte a la basura y menos tras la mala experiencia ante el Espanyol. Aún así, si Gallagher hubiera resuelto mejor una contra tres para uno, el Atlético se habría ido uno arriba en el marcador. Inmerecido, sí, pero a falta de ocho jornadas hay que ganar por lo civil o por lo criminal.

Sacó Simeone a Molina en el descanso, cuya primera parte no iba a pasar a la historia, y la segunda comenzó parecida al inicio del encuentro, intensidad sevillista y ocasión de Akor, bien resuelta por Lenglet y luego otra de Kike Salas. Ambas provocadas por errores de Griezmann en salida. Cada vez se explican menos los minutos que el Cholo concede al francés. Una cosa es respetar la historia, que la tiene e inmejorable, y otra que sea intocable en un maratón de partidos ya complicado para un veinteañero, imposible para un veterano.

Oblak recoge objetos del césped.

Oblak recoge objetos del césped.Jose Manuel VidalEFE

Lo retiró en el minuto 55 por Sorloth y también saltó al terreno de juego Koke, ausente el último mes. El equipo creció en intensidad, pero el partido se interrumpió por una protesta contra la directiva por parte de la grada Gol Norte. Soto Grado detuvo la contienda cinco minutos tras la caída de decenas de objetos.

Lanzamiento de objetos

Tardó un tiempo el Atlético en recalentarse tras el parón y aprovechó la electricidad de Riquelme, que salió por un invisible Giuliano, para volver a empujar hacia la portería de Nyland. Precisamente, podría haber desnivelado el marcador el canterano rojiblanco si Gallagher hubiera puesto bien el pase atrás. Estaba solo en el punto de penalti. El Cholo vio el momento y quiso prolongarlo con Lemar, más toque y profundidad que el inglés al que sustituyó, pero casi lo lamenta después de que Badé, tras un córner, por poco adelantara a un Sevilla que ya se centraba más en aguantar que en atacar.

El Atlético, pese al cansancio, pese a la depresión, nunca dejó de creer y tuvo que ser un canterano, el que tiene marcado el escudo en el pecho, el que aprovechó el tropiezo de los titanes en el descuento. Barrios puso la izquierda tras un gran eslalon y Nyland solo pudo mejorar la foto. A tres del Real Madrid y a siete del Barça, Imposible... o casi.

El Betis se lleva un derbi de pasión

El Betis se lleva un derbi de pasión

El Betis se llevó el derbi de la pasión. Previo a la Semana Santa, días grandes en la ciudad, los verdiblancos superaron al Sevilla en el duelo liguero del Villamarín por primera vez en el torneo doméstico desde septiembre de 2018. Vargas adelantó a los de García Pimienta al inicio del choque, pero Cardoso y Cucho, de la mano de un Isco magistral, le dieron la vuelta al duelo justo antes del descanso.

El principio del 'gran derbi' tuvo de todo. Incluso en el calentamiento, cuando hubo un encontronazo entre los recogepelotas locales y miembros del cuerpo técnico sevillista. Nadie quería regalar nada ni guardar un gramo de tensión.

Jesús Rodríguez, canterano verdiblanco, hizo suyo el inicio, siendo la chispa de los de Pellegrini. Pero fue Vargas, al filo del cuarto de hora, el que encontró premio en una jugada aislada de los visitantes.

Badé buscó en largo a Lukebakio, el belga aguantó a la llegada del suizo y éste, vertical y sin pensarlo, batió a Adrián. El tanto hizo buena la solidez defensiva del Sevilla, pero empujó la rabia del Betis, con más fútbol y talento ofensivo que su rival.

Ahí creció y se hizo gigante Isco Alarcón, como siempre. Bajó a la base de la jugada y se movió con libertad por la mediapunta, generando las mejores ocasiones de su equipo. En una de ellas, el de Málaga organizó el ataque de un lado a otro del campo, la pelota terminó en la derecha, en los pies de Sabaly, que centró para la llegada de Johnny Cardoso, que voleó al empate.

Lo mereció el Betis, que dominó el fútbol del derbi. Un derbi que a partir de ahí volvió a lo que es un derbi: tensión, faltas, encontronazos, algo de fútbol, alguna amarilla, algún amago de tangana...

Justo antes del descanso, Isco se inventó el 2-1. Jesús le encontró a unos metros de la media luna del área y el ex del Madrid tocó de primeras al Cucho para dejarle sólo dentro del área. El atacante metió la puntera y superó a Nyland para provocar el delirio en la grada.

El intermedio calmó las ideas y convirtió el choque en un duelo de energías. El Betis pausó el juego buscando la superioridad de Antony y Jesús ante los defensores de sus bandas, y García Pimienta le intentó cambiar la cara a su centro del campo para no sufrir tanto sin balón y recuperar antes la posesión.

Los locales aguantaron toda la segunda parte, 45 minutos que fueron más de pelea en el centro del campo que de fútbol, para llevarse el encuentro. Antony y Cardoso pudieron ampliar la renta y el Sevilla se acercó con más corazón que cabeza, con un intento lejano de Gudelj y poco más. Le faltó talento y el derbi fue verdiblanco.