Rafael Nadal, el hombre que trascendió al deporte

Rafael Nadal, el hombre que trascendió al deporte

A la hora de glosar la carrera de Rafel Nadal, que este jueves anunció su retirada del tenis el mes próximo en las Finales de Copa Davis, me resulta inevitable evocar nuestra primera conversación. Fue el 15 de agosto de 2004, tras dejar sobre la tierra de Sopot la huella prístina de una carrera difícilmente homologable, que registró, con el decimocuarto Roland Garros, el último de sus 92 títulos 18 años más tarde. En aquella charla, a través del teléfono, surgía la voz tenue de un muchacho que, como explicó en el vídeo testamentario de su adiós, estaba lejos de imaginar el viaje que iba a trazar en la historia del deporte.

No por esperada, desde que su cuerpo se negó a obedecer su apetito de insaciable competidor, deja de estremecer una noticia capaz de imponerse en las cabeceras de todos los diarios e informativos, de arrinconar por unas horas el impacto del fragor de las guerras y la tormenta política de su país. Se marcha uno de los más grandes deportistas de siempre, cuyos logros, entre los que se encuentran nada menos que 22 títulos de Grand Slam, cinco Copas Davis, 209 semanas como número 1, un oro olímpico individual y otro en dobles, trascienden el puro valor del éxito y estarán siempre unidos a la forma de lograrlos.

Para saber más

Porque la figura de Nadal está asociada a un espíritu incombustible, a ese never say die que le acompañó también en la vocación de un cierto espíritu nietzschiano por su afán de reescribir un eteno retorno. Fueron muchas las ocasiones con motivos suficientes para firmar la rendición, y desde muy pronto, con la temprana aparición, a los 19 años, de los problemas endémicos en el escafoides del pie izquierdo que amenazaron con cortar el seco el majestuoso vuelo de su raqueta.

Pero el jugador al que ya hace tiempo echamos de menos, resignados al azote contumaz de los percances físicos que sólo le han permitido disputar 19 partidos esta temporada y únicamente tres el pasado año, se reveló capaz de abrirse paso una y otra vez, de reivindicar su nombre frente al empuje de las nuevas generaciones y de mantenerlo vivo en esa pugna irrepetible con Roger Federer, que le precedió a la hora de dejar caer la hoja roja, hace ya dos cursos, y con Novak Djokovic, aún en danza, agotando las últimas reservas de su combustible.

Nunca el tenis disfrutó de tres protagonistas tan ilustres conviviendo en un mismo y largo período, prolongado durante casi cuatro lustros, algo que proyecta aún más lejos su legado. Nadal fue el primero en cuestionar la rapsodia de Federer, de discutir con sus propias armas su reinado. Lo hizo ya derrotándole por sorpresa en el Masters 1000 de Miami, en 2003, y llevándole al límite en la final de ese mismo torneo un año después, y proclamó en voz muy alta, meses más tarde, superándole en las semifinales de Roland Garros, en la antesala de la primera de sus copas de los mosqueteros, que este juego entraba en una nueva era.

Lin Cheon, una foto del Big Three, Djokovic, Federer y Nadal.

Lin Cheon, una foto del Big Three, Djokovic, Federer y Nadal.Lin CheongAP

Nadal y Federer caminaron de la mano, separados por la red pero juntos a la hora de enviar un mensaje de profundo calado en su exclusiva narrativa, que incorporaba, al lado del hermoso contraste de personalidades y estilos, los principios de una sana disputa puramente deportiva que alcanzó los 40 partidos. En ella se detuvieron escritores como David Foster Wallace, autor de El tenis como experiencia religiosa (Ramdom House), donde, sin disimular su fascinación por Federer, a quien dedicó el libro, recoge la capacidad de retroalimentación que siempre hubo entre ambos.

Resulta difícil contar la historia de Nadal sin la figura del estilista suizo, como fue inevitable acudir a su némesis a la hora de enfrentarse al también delicado ejercicio de despedir al ocho veces campeón de Wimbledon. También allí, precisamente allí, aconteció uno de los episodios medulares en la historia del zurdo, que es simultáneamente parte de la mejor historia del tenis. En una final, la de 2008, con la impronta de Alfred Hitchcock, sacudida por los azares de la climatología británica, interrumpida y dilatada hasta que la noche insinuó seriamente su aplazamiento, Nadal puso fin a la autocracia de Federer en su territorio sagrado y se convirtió en el primer español capaz de ganar el torneo en el cuadro masculino desde que lo hiciera Manolo Santana. Aquel partido fue considerado entonces como el mejor de siempre. Y diría que tal catalogación mantiene aún toda su vigencia.

Si Santana, a quien tampoco nunca terminaremos de decir adiós, puso al tenis español en el mapa, Nadal trascendió todas las categorías fronterizas. El chico que se inició bajo la estoica tutela de su tío Toni, cuyo nombre aparece en lustrosas versales en la construcción de todos sus logros, como un aparente especialista sobre tierra batida, devino en un profesional capaz de reinventarse para imponer su discurso en todas las superficies.

No sólo ganaría en dos ocasiones sobre el pasto del All England Club, sino que su constante deseo de aprendizaje y superación le llevarían también a tomar el poder en cuatro ocasiones en el Abierto de Estados Unidos y otras dos en el Abierto de Australia, la última de ellas, en 2022, en una plasmación catedralicia de su ardor y resiliencia, levantando un partido imposible a Daniil Medvedev cuando acababa de regresar de otro de sus largos períodos recluido en el arcén. Forma, junto a Donald Budge, Roy Emerson, Fred Perry, Rod Laver, Andre Agassi, Roger Federer y Novak Djokovic, la ilustre nómina de quienes han logrado inscribir su nombre como campeones de los cuatro grandes.

Amor por la Davis

Ese permanente viaje de ida y vuelta sólo ha sido posible gracias al amor y la pasión por aquello que aún seguirá haciendo hasta que ponga el definitivo cierre en Málaga, precisamente en la Copa Davis, en la competición que le alumbró como un entonces insospechado líder. Hace dos décadas, en Sevilla, frente al Estados Unidos liderado por Andy Roddick, con la valentía y complicidad del equipo de capitanes formado por José Perlas, Jordi Arrese y Juan Avendaño, Nadal transgredió el guion para llevar a España a la conquista de su segunda Ensaladera, aunando voluntades junto a Carlos Moyà, el hombre que tomó el relevo de Toni en su rincón.

Su carácter inspirador tuvo un efecto inmediato en nuestro tenis, al frente de jugadores tan importantes como David Ferrer, que será su último capitán, Feliciano López, Roberto Bautista, Fernando Verdasco o Pablo Carreño, todos ellos nutridos por cualidades de las que no sólo adolecía el tenis sino el deporte español en su globalidad. Sin Nadal sería difícil entender un fenómeno como el de Carlos Alcaraz, tan distinto en su manera de desenvolverse en la pista, tan parecido a la hora de interpretar la esencia del juego. Pronto vio en él a alguien armado para tomar su relevo, incluso antes de someterle en su primer enfrentamiento, en Madrid, el día que el murciano ingresó en la mayoría de edad.

Nadal tocó de lleno el corazón de los aficionados de todo el mundo como ahora, con su propia singularidad, lo hace Carlos Alcaraz. Pudimos disfrutarles juntos en los Juegos de París, después de que el mallorquín recibiese el emocionante homenaje de la ciudad y el recinto donde luce su efigie como uno de los portadores de la antorcha olímpica. Aún nos queda un postrero disfrute a partir del 19 de noviembre, con su hasta ahora negada alianza en la Copa Davis, escenario elegido por Nadal para su último baile, quien sabe si para clausurar el formidable relato con un desenlace tan brillante como aquel que le dio comienzo.

París, listo para el cambio generacional

París, listo para el cambio generacional

Actualizado Domingo, 26 mayo 2024 - 00:04

Nunca quise mirar los cuadros. "No me digáis nada", imploraba a mi equipo, sólo pendiente del primer partido. No quería hacerme muchas películas ni manejar hipótesis. Estaba en mi mundo, evitaba pasar tiempo en las redes sociales y navegar en internet para mantenerme a salvo. Mejor así. Miren sino. Rafael Nadal debutará ante Alexander Zverev en el que puede ser su último Roland Garros. Un duelo que supondrá de por sí un enorme desafío para el mej

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Roma: otro torneo sometido a los vaivenes de la tierra batida

Roma: otro torneo sometido a los vaivenes de la tierra batida

Ya entrada la noche de este lunes se despidió Holger Rune, décimo favorito y finalista del pasado año, víctima del argentino Sebastián Báez, en el Grand Stand Arena, segunda pista del Foro Itálico. En la Central aún sudaba Daniil Medvedev, el defensor de la copa, lesionado en Madrid y duda hasta el último momento, que necesitó dos horas y 50 minutos para deshacerse de Hamad Medjedovic. El Masters 1000 de Roma sigue la misma tendencia del torneo disputado en la Caja Mágica.

Con la derrota de Stefano Napolitano frente a Nicolas Jarry, la capital italiana perdió a su último representante local. Número 125 del mundo, el jugador de Biella se había abierto paso superando de forma consecutiva a sendos lucky loosers para ganar por primera vez en su carrera dos partidos en un torneo ATP. Napolitano tiene 29 años. Es el décimo en el escalafón de su país.

Alexandre Muller, el hombre que terminó en tercera ronda con Andrey Rublev, cuarto cabeza de serie y campeón en el reciente torneo de Madrid, había perdido su cinco partidos frente a jugadores del top 10 y los ocho disputados ante adversarios del top 20. Tiene 27 años. Es el decimoprimer tenista francés. Nunca había estado siquiera en los dieciseisavos en un torneo de esta categoría.

Eliminado en segunda ronda Novak Djokovic, primer favorito, hexacampeón del torneo y seis veces finalista, ausentes por lesión Jannik Sinner, número 2 del mundo, y Carlos Alcaraz, tercero de la lista, noqueado de entrada Casper Ruud, quinto preclasificado, campeón del Conde de Godó y finalista en Montecarlo, el torneo se quedó pronto también sin Rafael Nadal, diez veces ganador del título y finalista en una ocasión, que sólo sumó cuatro juegos ante Hubert Hurkacz. Por primera vez desde 2004, ni Djokovic ni Nadal estarán en cuartos de final.

Oportunidad de reivindicación

Hombres como Alexander Zverev, ganador del torneo en 2017 y finalista un curso después, cuando parecía que su raqueta iba a llegar más lejos de lo que hasta ahora, a sus 27 años, ha prosperado, o Stefanos Tsitsipas, finalista en 2022 y tricampeón en Montecarlo, que venció a Cameron Norrie y buscará los cuartos contra Alex de Miñaur, cuentan con una buena oportunidad de reivindicarse y lanzar su candidatura a Roland Garros.

Roma es tierra de oportunidades. Con el progresivo declinar de Nadal, gran dominador de la superficie durante varios lustros, y la extensión a dos semanas de los torneos de Madrid y el Foro Itálico, la arcilla ha pasado a ser un espacio volátil.

Ganador en el ATP de Auckland, en los albores de la temporada, del primer título de su carrera, Alejandro Tabilo, 26 años, 32º, disputará ante Karen Khachanov sus segundos octavos de final de un Masters 1000, después de perder en la pasada edición en Indian Wells ante Frances Tiafoe viniendo de la fase previa. El chileno fue el héroe del domingo, con su triunfo ante Djokovic. Zhizen Zhang, 57º, sólo había ganado un partido este curso sobre polvo de ladrillo hasta que llegó a Roma y venció consecutivamente a Adrian Mannarino y Ben Shelton, 12º favorito, para situarse por tercera vez en los octavos de un Masters 1000, donde se enfrentará con Thiago Monteiro.

Los cuatro grandes torneos previos a Roland Garros contarán con distintos campeones. Hace un año, Alcaraz se impuso en Barcelona y en Madrid, Rublev lo hizo en Montecarlo y Medvedev consiguió en Roma su primer título en arcilla. Djokovic, hoy taciturno y dubitativo, salió campeón en París.

Andrey Rublev, el hombre que derrotó a sus demonios interiores: "Es el título del que me siento más orgulloso"

Andrey Rublev, el hombre que derrotó a sus demonios interiores: “Es el título del que me siento más orgulloso”

Más templado de lo que acostumbra a lo largo de las dos semanas de competición, haciendo gala de una serenidad infrecuente en un tenista a menudo traicionado por su temperamento, Andrey Rublev consiguió en la Caja Mágica el segundo título más importante de su carrera. La victoria lograda ante Felix Auger-Aliassime (4-6, 7-5 y 7-5) devuelve al ruso, de 26 años, su cuota de protagonismo tras un período delicado.

El ruso, que llegó a la Caja Mágica con tres derrotas consecutivas en primera ronda, tocado por su descalificación en el ATP 500 de Doha por sus airadas protestas a una juez de línea, asciende dos puestos en el ránking y desde hoy es el sexto del mundo.

"Diría que es el título del que me siento más orgulloso a lo largo de mi carrera. Estaba casi muerto cada día. No dormía por las noches. Los últimos tres o cuatro días no dormí. Me aplicaron anestesia en un dedo, en el pie, porque estaban inflamados y sentía toda la presión en al apoyar el pie. Además, sigo enfermo. Lo he estado durante los últimos ocho o nueve días", reveló.

Un adolescente en la Copa Davis

Son ya 16 los trofeos que ha levantado el tenista entrenado por el español Fernando Vicente, ganador a principios de curso en el ATP 250 de Hong Kong. Rublev es un habitual en las rondas importante de los Grand Slam, con 10 presencias en cuartos de final. Desde que se diese a conocer en la eliminatoria de Copa Davis frente a España, en Vladivostok, cuando, con tan sólo 17 años, ganó el punto definitivo ante Pablo Andújar y condenó a nuestro país a los infiernos, fue ascendiendo poco a poco hacia los puestos nobles del ránking.

Siempre competitivo, sabe lo que es derrotar a Roger Federer, a quien superó en los octavos de final de Cincinnatti en 2019, a Novak Djokovic, al que ganó en la final de Belgrado de 2022, con 6-0 en el último set y a Rafael Nadal, a quien doblegó en las semifinales de Montecarlo en 2021.Tampoco Carlos Alcaraz, ya campeón del Abierto de Estados Unidos y de Wimbledon, pudo resistirse a su empuje y vio cómo ponía fin a casi tres años invicto en la Caja Mágica.

Ahora residente en Dubai, pasa largas temporadas en Barcelona, pero aún se resiste a expresarse en castellano ni en catalán, pese a que entiende bien ambos idiomas. «Si tuviera que dar clases con algún profesor, creo que explotaría mentalmente», confesaba en una entrevista concedida a este periódico.

Ante las ausencias de JannikSinner y Alcaraz y las dudas alrededor de Djokovic, asoma como uno de los candidatos a pelear por el título en Roma, que se inicia esta semana.

Rublev se sobrepone a la tenaz resistencia de Auger-Aliassime y gana en Madrid su segundo Masters 1000

Rublev se sobrepone a la tenaz resistencia de Auger-Aliassime y gana en Madrid su segundo Masters 1000

De menos a más en la que fue su sexta final de un torneo de esta categoría, Andrey Rublev conquistó en Madrid su segundo Masters 1000, tras el logrado el pasado año sobre la arcilla de Montecarlo. El ruso, que llegó a la Caja Mágica con cuatro derrotas consecutivas en primera ronda, tocado por su descalificación en el ATP 500 de Doha por sus airadas protestas a una juez de línea, confirmó el pronóstico y, habiendo dejado atrás a Carlos Alcaraz en cuartos, logró el decimosexto título de su trayectoria. Venció por 4-6, 7-5 y 6-4, en dos horas y 48 minutos. Asciende dos puestos en el ránking y desde este lunes será el sexto del mundo. Es el segundo ruso que gana en Madrid, después de Marat Safin, que lo hizo en 2004.

Bajo el techo retráctil de la Caja Mágica, debido a la tímida lluvia con la que se inició el partido, ante las 12.500 personas que llenaron el recinto pese a la ausencia de un jugador de la casa, Rublev vio cómo, en un final paradójico tal y como se había desarrollado el partido, su rival cometió una doble falta que le condenó a la derrota.

Ni siquiera los más arriesgados en los barruntos hubieran imaginado una final entre dos hombres que llegaban a Madrid plagados de dudas. Poco a poco fueron cayendo los principales candidatos al título, entre ellos el bicampeón Alcaraz, la más preciada pieza que se cobró el bravo tenista ruso.

El camino de su oponente en la final de este domingo fue más diáfano debido a las sucesivas retiradas de sus adversarios. Ganaba 6-1 y 1-0 cuando vio a Jakob Mensik mostrar bandera blanca en tercera ronda. No tuvo que disputar los cuartos por la baja de Jannik Sinner, que este sábado anunció que tampoco estará en Roma por culpa de sus problemas en la cadera derecha. Y se le marchó, con una dolencia en la parte baja de la espalda, Jiri Lehecka, a quien correspondió el papel de despedir a Rafael Nadal en el torneo del que es pentacampeón. Derrotó, eso sí, en octavos, a Casper Ruud, campeón en el Conde de Godó y finalista una semana antes en Montecarlo.

Mal comienzo

Rublev no disimulaba su asombro tras comenzar el partido con dos dobles faltas y ceder poco después su servicio en blanco. Tardó en despertar el ruso, que pronto volvió a entregar el saque. Mandaba Auger-Aliassime, que viajaba en carroza con el servicio y veía cerca la posibilidad de llevarse el set. Como se suponía, tal y como se presentó en la final, llegó la reacción de Rublev, que recuperó parte de la desventaja e hizo saber a su adversario que la tarea no le iba a resultar tan sencilla. Se llevó el set el canadiense, que había tenido su primera opción de cerrarlo al resto, pero estaba claro que había partido.

Auger-Aliassime se reivindicaba con el saque y prefería los intercambios cortos, en un encuentro jugado a cara descubierta, en el que ambos iban con todo en cada pelota. El segundo parcial caminaba hacia el desempate, un territorio que en principio le favorecía por la eficacia de su primer golpe. Sin embargo, le tembló algo la mano al canadiense cuando se aprestaba a igualar a seis y Rublev aprovechó su segunda pelota para hacerse con el parcial.

El tercer set fue un ejercicio de resistencia de Auger-Aliassime, que fue atendido en ambas piernas en cada descanso desde el quinto juego. Fue entonces cuando el partido alcanzó su máxima altura tenística y emocional, con un desenlace muy duro para el de Quebec, a las puertas del desempate. Sumó 14 saques directos, salvó ocho de 11 pelotas de rotura, pero acabó muriendo con una doble falta.

Swiatek gana su primer Masters de Madrid en una final histórica ante Sabalenka

Swiatek gana su primer Masters de Madrid en una final histórica ante Sabalenka

Actualizado Sábado, 4 mayo 2024 - 23:09

El torneo de Madrid dio una segunda oportunidad a Iga Swiatek y la jugadora polaca la aprovechó: en una repetición de la final del año pasado, cambió el sentido del resultado y se impuso a la bielorrusa Aryna Sabalenka por 7-5, 4-6 y 7-6 (7) en un partido memorable entre las dos mejores jugadoras del circuito.

Fue para ambas el choque más largo de sus dos semanas en la Caja Mágica: tres horas y once minutos sudadas punto a punto, con una exigencia física máxima. Llegaron con fuerzas hasta el final y decidieron el desenlance en el desempate del tercer set. Hasta entonces, nada de lo que pareció definitivo lo fue.

Swiatek ganó así el vigésimo título de su carrera, a los 22 años, y el tercero de este año, tras los de Doha y de Indian Wells. La nueva corona llega cuando cumple su semana 101 al frente de la clasificación mundial.

La jugadora de Varsovia pueda ya tachar su única gran tarea pendiente en los torneos de tierra, pues solo Madrid faltaba en una lista que ya incluía dos trofeos en Roma, dos en Stuttgart y tres en Roland Garros.

En el décimo enfrentamiento entre ambas, Swiatek y Sabalenka aún fueron capaces de sorprenderse. La polaca resistió el aluvión de potencia de su rival y esta fue capaz de tutearla en los intercambios y adivinar hacia dónde iba a trazar la línea.

Ganó Swiatek, pero pudo suceder lo contrario. Las diferencias entre ambas fueron mínimas, de matiz. Dos grandes jugadoras que pelearon hasta el límite y merecieron compartir la gloria. Swiatek lloró de alegría como en las grandes ocasiones.

Una sorpresa para empezar: Sabalenka cedió su primer servicio pese a meter casi todos los primeros saques. Pero lo recuperó de inmediato. Fueron unos primeros juegos de puntos rápidos, con errores de ambas. Si Sabalenka lanzaba saques a 195 km/h, Swiatek respondía con servicios a la T.

La polaca se sobrepuso a un 15-40 en el sexto juego, lo mismo que hizo su rival en el siguiente. Cada vez que una ganaba un pequeño terreno, la otra contestaba con una maniobra similar. La rotura de Swiatek llegó en el undécimo juego, propiciada por los errores de la bielorrusa pero sentenciada por la número uno con una derecha envenenada a la esquina.

El segundo set se convirtió en impredecible con dos roturas para cada lado en los cinco primeros juegos. Sabalenka ganó sus restantes saques con facilidad y dio el golpe en el 6-4. Era solo el segundo set que Swaiatek se dejaba en todo el torneo. El partido volvía a empezar cuando el reloj marcaba una hora y 52 minutos de juego.

No fue la bielorrusa la que empezó arriba el tercer set. La concentración de Swiatek, siempre a lo suyo ante cualquier circunstancia, empezó a hacer mella en Sabalenka, quejosa con sus propios errores. La polaca ofreció un manual de pases, de golpes de esquina a esquina, físicamente más entera que su rival, que llegó a la final con tres horas más de juego en las piernas.

Resiliencia de la polaca

Swiatek amagó dos veces con el 'break' en el tercer juego, sin llegar a convertirlo. De nuevo, respuesta de Sabalenka con la misma medicina, pero ella sí que se hizo con el saque de su oponente. El 3-1 habría sonado casi a definitivo en cualquier otro partido menos en este. Swiatek volvió a romper y se dirigió con prisa al banco para hidratarse.

Cada punto se celebró como una batalla ganada. Los errores se redujeron al mínimo: un saque, un par de intercambios y un paralelo sin respuesta posible. Ese fue el guion que ambas compartieron.

La noche caía sobre Madrid y las dos jugadoras seguían sobre la pista con todo por definir. El 5-5 llegó con un juego en blanco de Swiatek digno de verse repetido. El público, que no llenó la pista central, quería más y se volcó con Sabalenka, que se garantizó al menos el 'tie-break'.

Con la obligación de mantener su saque, la ganadora de cuatro Grand Slams lo pasó mal. Solo su temple le permitió salvar dos puntos de partido en contra, sin miedo de darle velocidad a la derecha. El desempate estaba servido mientras comenzaba la tercera hora de partido.

Los saques prevalecieron y hubo poco juego. El partido pareció encaminarse al final de la mano de una derecha de Sabalenka que se marchó larga. Pero salvó un punto de partido y lo mismo hizo luego Swiatek. Hasta que esta, por fin, logró la victoria con una devolución de su rival más allá del límite.

Entre la final del año pasado y la de este en Madrid, ambas solo habían jugado una vez, en las finales WTA, con triunfo de la polaca. La ganadora se lleva 1.000 puntos para el ránking y un premio en metálico de 963.225 dólares.

Rublev impone su ley ante Fritz y disputará su quinta final de un Masters 1000

Rublev impone su ley ante Fritz y disputará su quinta final de un Masters 1000

Eliminados Carlos Alcaraz y Rafael Nadal, ausente Novak Djokovic, baja por lesión antes de cuartos Jannik Sinner, retirado también por lesión Daniil Medvedev tras perder el primer set de la antepenúltima ronda frente a Jiri Lehecka, eliminado prematuramente Alexander Zverev, al igual que Casper Ruud y Stefanos Tsitsipas, los dos principales protagonistas en arcilla en lo que va de temporada, el Masters 1000 de Madrid se ha ido descapitalizando de los nombres más queridos o atractivos para el público.

Su primer finalista será Andrey Rublev, número ocho del mundo, que se impuso a Taylor Fritz, décimocuarto, por 6-4 y 6-3, en un partido sin apenas ritmo, con demasiados errores, de los que no generan entusiasmo. Fue el ruso quien más hizo por llevarse el triunfo, fiel a su estilo, con mayor pujanza y destreza. Una rotura en cada uno de los sets le proyectó hacia la que será quinta final de un Masters 1000, la primera en la Caja Mágica.

Protagonistas inesperados

Cuatro semifinalistas inesperados, entre ellos el vencedor, un tenista que llegó al torneo decaído, aún bajo los efectos de su descalificación en el ATP 500 de Dubai por comportamiento antideportivo, y que creció hasta detener a Alcaraz, campeón en las dos últimas ediciones, y provocarle su segunda derrota en las cuatro participaciones en el torneo, antes de plantarse en la final. Fritz tampoco posee un gran bagaje en torneos de esta categoría, pero en esta edición había hecho valer sus condiciones, no las más aptas sobre tierra pese a la reciente final en Múnich, auxiliado por la altura de la ciudad.

Ninguno de los dos consiguió tomar el mando en los primeros juegos. Después de sendos breaks de entrada, el partido discurría sin que ocurriesen demasiadas cosas. Fritz dominaba por 5-3 el cara a cara, pero había perdido el único duelo sobre arcilla, el pasado año, en semifinales de Montecarlo, una referencia de peso a la hora de esbozar un pronóstico. Hubo que esperar al décimo juego, con rotura en blanco del ruso, para que se decantase el primer set.

El segundo fue aún más sencillo para Rublev ante un rival que apenas presentó oposición. El moscovita, que se garantiza ascender del octavo al séptimo puesto, será sexto si se lleva el torneo. Campeón en Montecarlo el pasado año, se encuentra ante una magnífica oportunidad.

Sabalenka remonta ante Rybakina y defenderá el título contra Swiatek

Sabalenka remonta ante Rybakina y defenderá el título contra Swiatek

Después de una segunda semifinal dominada por la emotividad, serán Aryna Sabalenka e Iga Swiatek quienes repitan este sábado la final del pasado año en el WTA 1000 de Madrid. La bielorrusa, defensora del título, buscará así su tercer triunfo en la capital, e igualar el registro de Petra Kvitova, tras imponerse a Elena Rybakina por 1-6, 7-5 y 7-6 (5), en dos horas y 17 minutos. Antes, Swiatek, primera favorita, derrotó a Madison Keys por 6-1 y 6-3.

Las dos mejores jugadoras del circuito volverán a cruzarse así en la final más atractiva en la Caja Mágica. Sabalenka, campeona este año en el Abierto de Australia, estuvo al borde de la lona, cuando su rival falló una derecha franca a media pista que le hubiera situado con pelota de partido al servicio en el décimo juego del segundo parcial.

"No sé cómo logré resucitar en el segundo set. Será una gran batalla. Hemos jugado grandes partidos", comentó la vencedora respecto al encuentro contra la tenista polaca. Se han enfrentado en nueve ocasiones, con seis triunfos de Swiatek, que logró la victoria en el más reciente, en las semifinales de las WTA Finals.

Nadie gobierna en la tierra: "Demasiados torneos importantes, demasiado largos y demasiado juntos"

Nadie gobierna en la tierra: “Demasiados torneos importantes, demasiado largos y demasiado juntos”

Novak Djokovic, número 1 del mundo y tricampeón del Masters 1000 de Madrid, se dio de baja en esta edición, al igual que sucedió el pasado año. Hizo semifinales en Montecarlo, su único torneo sobre tierra hasta la fecha. Se le espera en Roma a partir del 9 de mayo. El italiano Jannik Sinner, número 2, decidió no disputar los cuartos de final frente a Felix Auger-Aliassime. Arrastra problemas en la cadera desde Montecarlo, donde también fue semifinalista. Está inscrito en Roma. Carlos Alcaraz, número 3, defensor del título y doble campeón en la Caja Mágica, perdió en cuartos ante Andrey Rublev, condicionado po r la lesión en el antebrazo que le impidió jugar en Montecarlo y Barcelona. También figura en la lista de Roma.

Los principales candidatos a ganar Roland Garros, que se jugará del 27 de mayo al 9 de junio, y al posible premio añadido de una medalla olímpica en el mismo escenario, del 26 de julio al 11 de agosto, se tientan la ropa, guardan fuerzas y reducen el rodaje en la superficie.

«Son torneos demasiado importantes, demasiado largos y demasiado juntos en el calendario», comenta a través del teléfono Marc Boada, fisioterapeuta de Maria Sakkari, número seis del mundo, y hasta hace pocas semanas de Grigor Dimitrov, décimo en el ránking y finalista del Masters 1000 de Miami. Djokovic cumplirá 37 años el día 22. Sinner tiene 22. Alcaraz entra en los 21 el próximo domingo. El serbio, que no ha ganado título alguno esta temporada, administra energías en el tramo final de su carrera. El italiano y el español arrastran la exigencia del curso: Sinner suma tres títulos en 2024, Alcaraz revalidó la corona en Indian Wells y fue cuartofinalista en el Abierto de Australia y en Miami.

«El calendario es cada vez más exigente y los jugadores que se preparan para ganar un Grand Slam tienen muy difícil jugar para ganar dos torneos importantes de dos semanas, como son ahora Madrid y Roma. Hay algunos top 10 que disputan estos torneos sólo como preparación, haciendo simultáneamente sesiones más largas de físico», agrega Boada.

El precedente de Nadal

Nadie gobierna la tierra como durante tres lustros Rafael Nadal, capaz de hacer cumbre en París tras dejar su huella en los torneos precedentes. El 14 veces campeón de Roland Garros, que el 3 de junio cumple 38 años, vive una situación excepcional. Sólo ha podido disputar nueve partidos en los últimos 18 meses debido a las lesiones y trata apresuradamente de afinar su puesta a punto para intentar aproximarse a un nuevo mordisco en su torneo favorito. Octavofinalista en Madrid, también disputará el torneo de Roma, donde tomará la decisión sobre su presencia en la gran cita de la arcilla.

Sólo dos de los 10 primeros cabezas de serie llegaron a este jueves en el torneo. Entre las víctimas más significativas se encuentra también Alexander Zverev, quinto en el ránking y bicampeón, sorprendido en octavos por Francisco Cerúndolo.

«La evolución general en todos los deportes es hacia un competidor más físico. Los tenistas son más altos, le pegan más fuerte y se someten a un mayor desgaste. La intensidad ha crecido mucho, de ahí que también los equipos sean más amplios, con especialistas en todos los ámbitos, también en el nutricional», prosigue Boada.

Desde que hace dos temporadas los torneos de Madrid y el pasado año el de Roma ampliaron su duración, el escenario ha cambiado. Ya no es factible aspirar a pelear por todo en todos los puntos de la tierra. Como hacía Nadal.

Medvedev, lesionado, abandona tras perder el primer set y Lehecka disputará las semifinales

Medvedev, lesionado, abandona tras perder el primer set y Lehecka disputará las semifinales

Jiri Lehecka disputará este sábado (20.00 h., Teledeporte y Movistar) en Madrid frente a Felix Auger-Aliassime su primera semifinal de un Masters 1000. El checo, 31º, 22 años, se había llevado el primer set por 6-4 ante Daniil Medvedev, tercer favorito, cuando su rival abandonó la pista lesionado. La otra plaza en la final se la jugarán Andrey Rublev y Taylor Fritz (16.00 h.). Al igual que le sucedió a Jannik Sinner, que ni siquiera pudo saltar a la pista en su encuentro de cuartos ante Auger-Aliassime debido a un problema en su cadera derecha, Medvedev tampoco pudo competir por problemas físicos. El público madrileño se quedó, así, sin poder disfrutar de ninguno de los dos encuentros de cuartos programados para este jueves.

Cuando tan sólo se habían disputado cinco juegos, el partido se detuvo para que Medvedev fuera atendido en la pierna derecha. El ruso abandonó la pista y regresó después de ocho minutos, perdió su servicio, dando muestras de no encontrarse en condiciones para competir. Salvó dos pelotas de break, ganó el juego y volvió a recibir cuidados, en la silla. Sólo le daría para acabar el set. De este modo, Alcaraz, que hubiera perdido el número tres del mundo en caso de victoria del ruso, lo mantendrá la próxima semana.

Medvedev tiene que defender dentro de poco más de una semana en Roma el título conquistado el pasado año, el único que ha ganado sobre tierra batida a lo largo de su carrera. Lehecka, el hombre que despidió a Nadal del torneo, consigue su tercera victoria en nueve partidos frente a integrantes del top5.