La curiosa paradoja de la selección: un grupo de “buenas personas” que hacen cosas “extraordinarias”

«Son unos jugadores con una dimensión histórica, pero sobre todo son buenas personas». La frase, pronunciada por Luis de la Fuente en la sala de prensa del estadio donde España arrasó a Georgia el sábado, tiene su miga. Porque viene referida a un grupo de futbolistas que está haciendo cosas realmente extraordinarias. Veamos.
En el verano de 2023, este grupo, que venía de perder su último partido oficial, ganó a Italia en semifinales y a Croacia en los penaltis de la final para alzar su primera Liga de Naciones. En el verano de 2024, ganó a Croacia, Italia, Albania, Georgia, Alemania, Francia e Inglaterra para levantar su tercera Eurocopa. En el verano de 2025, ganó a Francia y sólo hincó la rodilla contra Portugal en los penaltis de la Liga de Naciones. Ahora, lleva cinco partidos de clasificación para el Mundial del próximo año, con cinco victorias, 19 goles a favor y ninguno en contra. Suma 30 partidos oficiales sin perder, superando a la gran España de 2008-2012, y está a un duelo de igualar a Italia, la selección que, en toda la historia, ha estado más tiempo sin perder.
Pues bien, todo ello lo ha conseguido un grupo de futbolistas la mayoría de los cuales podrían caminar por la calle principal de cualquier ciudad de España sin ser reconocidos.
Porque cualquiera que les vea en su día a día se dará cuenta de que, en la inmensa mayoría de los casos, no responden al estereotipo de futbolista de 2025. Repasemos el once titular de ayer: Unai Simón, Pedro Porro, Cubarsí, Laporte, Cucurella, Zubimendi, Fabián, Merino, Ferran Torres, Alex Baena y Oyarzabal. El más llamativo, quizá, por los tatuajes, sería Baena, pero el resto, aunque algunos los tienen, no sobresalen en un grupo por nada. Ni por ellos (por los tatuajes), ni por el peinado, ni por la ropa especialmente estridente. Ni un pelo de colores, muy pocos pendientes... Es verdad que no estaban Lamine Yamal y Nico Williams, que suben la media de este tipo de cosas cuando están. Son jóvenes.
«Iniesta no tiene tatuajes, ni piercings, ni lleva el pelo pintado... Pero es el mejor», dijo hace muchos años Pep Guardiola sobre el entonces jugador, y algo así piensa hoy Luis de la Fuente. «Es un lujo trabajar con este grupo de futbolistas, que siempre quieren más, siempre quieren mejorar», suele decir el seleccionador, encantado con esa normalidad que transmite su equipo. De hecho, el ambiente dentro de la concentración es prioritario para el cuerpo técnico. Y hay jugadores que han dejado de venir (o que, al menos, se ha tenido en cuenta su comportamiento) por su desdempeño de puertas para dentro. Es el caso de Ceballos, llamado una única vez en esta etapa. En esa concentración, tuvo un incidente con Gavi tras un clásico y eso le ha penalizado desde entonces más allá de que su rendimiento deportivo haya sido también irregular.
El Mundial del próximo verano va a ser especialmente largo. Pensando en llegar las últimas rondas, la concentración difícilmente bajará de 40 días. Ahí, ese interés por mantener el buen ambiente pesará en la decisión de Luis de la Fuente. Antes el seleccionador, que llegó ayer al frente de la expedición a Sevilla a la hora de la cena, deberá tomar otras decisiones. Por ejemplo, quién jugará mañana en La Cartuja ante Turquía. Es un partido intrascendente (no es realista pensar en un 0-7, única vía para no estar en el Mundial). Quienes le conocen intuyen que van a jugar los titulares, si es que tal distinción existe en este grupo. El récord de Italia está ahí.






























